Fisichella: La importancia de la defensa de la vida
Hoy se ha hecho público el nombramiento de mons. Rino Fisichella, Rector de la Pontificia Universidad Lateranense, como Presidente de la Pontificia Academia para la Vida. Resulta obvio que, para el Papa, la defensa de la vida constituye un tema central en el programa de su pontificado. Las referencias a la vida en la enseñanza de Benedicto XVI son continuas, profundas y marcadas, podríamos decir, por un signo de urgencia. Y ha escogido a un buen teólogo, capellán del Parlamento italiano, que, con este motivo, deja de ser obispo auxiliar de Roma, al ser elevado a la dignidad arzobispal.
El alcalde de Roma, Gianni Alemanno, felicitaba al nuevo arzobispo, señalando que cada cual debería estar cada vez más comprometido en la gran obra de civilización que es la defensa de la vida en todos sus estadios, desde el inicio hasta su fin natural. Un desafío, la defensa de la vida, que interpela al mundo de la política y al mundo de la ciencia.
Mons. Fisichella sustituye en este cargo a Mons. Elio Sgreccia, un notable experto en Bioética, aunque sin la proyección pública y el “tirón mediático” de Fisichella. Conocido como teólogo a nivel internacional – su campo es la Teología Fundamental; campo cultivado, entre otros, por el Cardenal Dulles, el arzobispo Doré o, en España, Mons. González Montes - , es un hombre de Iglesia muy presente en la vida y en el debate cultural de Italia. No teme “dar razón de la fe”. Y lo hace en los libros y ante las pantallas de la televisión. Sin acobardarse ante nada ni ante nadie.
Acompañó espiritualmente a Oriana Fallaci, fue el catequista de Magdi Cristiano Allam, y – como nos decía en sus clases – “un teólogo dedicado a la Teología Fundamental no debe temer ser un poco polémico”.
La Pontificia Academia para la Vida, creada por el Papa Juan Pablo II, tiene el objetivo de estudiar los problemas que conciernen a la promoción y a la defensa de la vida humana; promover iniciativas que tiendan a crear una cultura de la vida e informar, a la Iglesia y a la sociedad, sobre los principales resultados de sus actividades de estudio e investigación.
Se hablaba de Mons. Fisichella para la Congregación de la Fe. Si de algo podemos estar seguros es de que impulsará la importante misión de la Pontificia Academia para la Vida y hará que esta institución sea, todavía más, un referente obligado en el debate cultural, social y hasta político. Buena elección, la del Papa. Y buen campo de trabajo pastoral para quien, sin duda, ocupará responsabilidades aun más elevadas.
Guillermo Juan Morado.
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