InfoCatólica / La Puerta de Damasco / Categoría: General

20.03.17

Disparar la audiencia: La Santa Misa en la 2 y Podemos

Dicen, los que saben de estas cosas, que la audiencia del programa que retransmite la Santa Misa en la segunda cadena de la TVE se ha “disparado”; esto es, que ha subido de forma repentina y llamativa en estas últimas dos semanas.

Está muy bien que haya sido así. Los ciudadanos, la sociedad civil, hemos de recordar continuamente a los políticos – a nuestros representantes y no, primeramente, a nuestros jefes – que ellos están a nuestro servicio. Ellos no son los ingenieros que han de determinar cómo hemos de comportarnos cada uno de nosotros, sino nuestros servidores, nuestros “diputados”, aquellos que, literalmente, nos representan o deberían de hacerlo.

En la televisión “pública” – que no es, sin más, la que pueden ver todos, ya que hay televisiones que pueden ver todos sin pagar por hacerlo-, sino que es, específicamente, la televisión que se financia a cargo de todos, a cargo de nuestros impuestos, cabe, de sobra, que se retransmita la Santa Misa. Ya que muchos ciudadanos pagan los impuestos estando convencidos de que la punta fina del respeto a los derechos humanos es el respeto a la libertad religiosa. Y esos mismos ciudadanos subvencionan que, sin que nos pregunten, se retransmita un evento deportivo o cinematográfico o del tipo que sea.

Y da igual que los que paguen, de hecho, esos impuestos, sigan la Misa en la 2 o no. Eso es lo de menos. Yo mismo pago los impuestos y no sigo la Misa en la 2, ni en otras cadenas, porque en un domingo a esas horas, no estoy para ver por las teles las retransmisiones de la Santa Misa, sino para celebrarla yo en mi parroquia.

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15.03.17

Lecturas: A. Menduiña Santomé, “El camino de la Palabra, entre escucha y rechazo. Siginificado y función de las citas de Isaías en la obra lucana”

http://www.verbodivino.es/portada/4682/el-camino-de-la-palabra,-entre-escucha-y-rechazo.jpgLa Asociación Bíblica Española ha publicado, en la colección “tesis” de la editorial Verbo Divino, la obra de Antonio Menduiña Santomé titulada “El camino de la Palabra, entre escucha y rechazo. Significado y función de las citas de Isaías en la obra lucana”, Estella (Navarra) 2017, 315 páginas, ISBN 978-84-9073-283-0.

El autor, Antonio Menduiña, es el director del Instituto Teológico de Vigo, donde enseña diversas materias bíblicas y teológicas. Es doctor en Teología – en la especialidad de Teología Bíblica – por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Este libro que reseño es, como resulta obvio por lo que he dicho hasta ahora, la publicación de su tesis doctoral.

Para mí se da la circunstancia añadida de que ha sido uno de mis alumnos en el Instituto Teológico de Vigo. Y que un alumno, o más de uno, lleguen a doctorarse, es mi mayor recompensa. No digo que se hayan doctorado, algunos que fueron alumnos, por el hecho de haber sido mis alumnos. No. Deben su doctorado a su esfuerzo. Pero, para quien ha sido su profesor, es la mayor satisfacción. No puedo pensar en nada mejor que alguno de mis alumnos llegue tan lejos como pueda llegar en el campo del saber.

El libro del Dr. Menduiña es importante porque aborda un tema que, a cualquier persona que se dedique la Teología, le preocupa: La unidad de la Sagrada Escritura; en concreto, la unidad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento y, asimismo, porque pone de manifiesto que el “camino de la Palabra”- en definitiva, la obra de Jesucristo – no es unidimensional, sino que se mueve entre la escucha y el rechazo.

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1.03.17

Por vosotros y por muchos

El próximo día 4 de marzo, en la Misa vespertina del primer Domingo de Cuaresma, entrará en vigor, en nuestro país, la nueva versión española correspondiente a la tercera edición oficial del Misal Romano.

El cambio más llamativo hace referencia a una diferente traducción de las palabras latinas de la consagración del cáliz. Lo que en el Misal latino era “pro vobis et pro multis” se convirtió, en su día, en una traducción que era más bien una interpretación, en “por vosotros y por todos”.

Se estimó, más recientemente, que esa traducción – “por vosotros y por todos” – no era ni la mejor traducción, ni siquiera la más compartida – o unánime - interpretación. Y no por razones espúreas, sino por deseo de ser fieles a las palabras de Jesús - en la institución de la Eucaristía- , a los relatos neotestamentarios e, incluso, a las referencias veterotestamentarias. Y por ello la Iglesia dejó de optar por el “por vosotros y por todos” para preferir la expresión más literal: “por vosotros y por muchos”.

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6.02.17

Sumar, en lugar de restar, de multiplicar o de dividir

Quizá, si sumásemos más, nos iría mejor. Sumar es reunir varias cantidades en una sola. Hoy, al menos en España y, en general, en Europa, los católicos deberíamos sumar. Primeramente en lo cuantitativo: Cuantos más fieles participen en la Santa Misa, mejor. Lo ideal sería que nos reuniésemos todos, o los más posibles, en la celebración más próxima de la Santa Misa que esté a nuestro alcance.

Restar es algo malo. Un planteamiento excesivamente individualista de la práctica de la fe no es correcto. No somos, los católicos, guerreros que combaten por cuenta propia y que buscan, de modo aislado, la fuerza que Dios nos da. Somos, más bien, miembros de un Cuerpo que es más fuerte en la medida en que está más unido a Jesucristo. Y estar más unido a Él significa estar más unidos entre nosotros.

No tiene ningún sentido la multiplicación de las celebraciones de la Santa Misa en el entorno de unas parroquias próximas. No tiene sentido la división del número de fieles que participan en cada celebración (si para 400 fieles se ofrecen 40 celebraciones, probablemente haya diez fieles en cada celebración, y eso – se mire como se mire – no es normal).

Hay que sumar. La mentalidad ha de ser: “Yo, participando en la Santa Misa, he de ayudar a que la participación de los otros y a que la celebración, en sí, sea más significativa”.

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2.02.17

Dios ha hablado, y su palabra no es en vano

Los seres humanos, muchas veces, hablamos por hablar, sin que lo que decimos tenga mucho contenido o apoyo. De Dios no podemos pensar lo mismo: Él habla, sí, pero nunca en vano. Toda la teología y toda la fe se fundamentan en este hecho razonable: Dios ha hablado, se ha comunicado con nosotros en Jesucristo.

Nada que tenga que ver con Jesucristo, centro de la revelación, es en vano. Sería un error muy grave considerar que lo que la revelación divina – testificada en la Escritura, leída en la Tradición e interpretada autorizadamente por el Magisterio - nos dice sobre María, la Madre de Jesús, es secundario.

En María “todo es relativo a Cristo”: “En la Virgen María todo es referido a Cristo y todo depende de Él: en vistas a Él, Dios Padre la eligió desde toda la eternidad como Madre toda santa y la adornó con dones del Espíritu Santo que no fueron concedidos a ningún otro” ( Pablo VI, Marialis cultus, 25).

Las madres tienden a defender a sus hijos – y, en buena lógica, los hijos a sus madres -. La verdad sobre María es un escudo protector que ayuda a los creyentes a preservar la verdad sobre Cristo. Dios, al revelarse, al acercarse a nosotros, no ha dejado de ser Dios, ni los misterios – las realidades concernientes a lo divino – han dejado de ser misterios. Pero esos misterios se han aproximado a nosotros para que pudiésemos, nosotros, acercarnos eficazmente a Dios. “Si Él no se revela, nosotros no llegamos hasta Él”, dijo en París el papa Benedicto XVI el 12-9-2008, en un “Discurso al mundo de la cultura”.

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