La lechuza y la comadreja

La lechuza de Minerva, diosa de la sabiduría, solo vuela al anochecer. Se parece a la filosofía, que solo puede comprender y explicar la realidad “a posteriori”, cuando una época histórica ha llegado a su fin. Sin embargo, el símbolo de la contemporaneidad ya no parece ser la lechuza de Minerva, que necesita tiempo para reflexionar, sino una singular comadreja disecada, que se muestra en el Museo de Historia Natural de Rotterdam, con el pelaje quemado y las patas carbonizadas. Esta comadreja se electrocutó en noviembre de 2016 al trepar por la valla de una subestación del Gran Colisionador de Hadrones del Centro Europeo para la Investigación Nuclear(CERN) de Ginebra.

Poco después, comenzó a circular por la red la teoría de que los experimentos del CERN habían provocado el desplazamiento del mundo a una realidad alternativa. Se trata, quizá, de una expresión más del llamado “efecto Mandela”, un fenómeno que se produce cuando grandes grupos de personas creen que algo ha sucedido no obstante las pruebas demuestren lo contrario. Muchos creyeran que Mandela murió en la cárcel, cuando no fue así. La comadreja del CERN revela no cómo son las cosas en realidad, sino cómo perciben el mundo nuestros contemporáneos.

El teólogo italiano Paolo Benanti, en su ensayo “La Era Digital. Teoría del cambio de época: persona, familia y sociedad” (Ediciones Encuentro, Madrid 2024) pretende reconstruir cómo y por qué es necesario analizar, con el vuelo de la lechuza, los primeros veinte años de nuestro siglo para entender por qué la comadreja es el símbolo de la contemporaneidad.

Se ha dado un cambio de época, sostiene el autor, porque se ha agotado un modelo cultural y porque ha aparecido una nueva forma de explicar la realidad y lo humano. Se produjo, entre finales del siglo XIX y la primera mitad del XX, el fin de un modelo establecido de racionalidad científica. Se pueden señalar algunos hitos de este final: la relatividad de Einstein, la teoría cuántica, el principio de incertidumbre de Heisenberg, el principio de complementariedad de Bohr… El nuevo modelo sustituyó el determinismo por el probabilismo y reconoció el carácter problemático y limitado del conocimiento científico. También el ser humano empezó a dudar sobre sí mismo hasta el punto de que resulta legítima la pregunta sobre qué queda del hombre y de su mundo: ¿acaso algo más que la inquietud y la sensación de incertidumbre?

La Era Digital designa una nueva época, una nueva cultura que llenó el vacío dejado por la anterior, una nueva forma cultural masiva y global: la cultura pop. Es un mundo artificioso, en el que irrumpe la realidad sintética. La época del chicle y de la química sintética que ha permitido desarrollar los aditivos alimentarios. Lo sintético llega a la vida, relegando al campo de las antigüedades el binomio natural-artificial. La comunicación se hace digital; es decir, toda la información se representa con números y se trabaja sobre ella manipulando números, cifras. Lo digital se opone a lo analógico, a lo no numerable. Todo este proceso, la nueva disponibilidad de una enorme cantidad de datos, combinada con las herramientas estadísticas para procesarlos, ofrece una forma totalmente nueva de entender el mundo, en el que la correlación sustituye a la causalidad. De entender el mundo y, por consiguiente, también al hombre, a la persona, a la familia y a la sociedad.

Que un poco de la sabiduría de Minerva nos acompañe en la lectura de este interesante ensayo y nos preserve de terminar electrocutados como la desdichada comadreja.

Guillermo Juan-Morado.

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