En el día de San Telmo: Los santos brotan de la fuente más preciosa
San Juan nos dice en su evangelio que, del costado traspasado de Cristo en la cruz, “salió sangre y agua”. Se trata, escribe Joseph Ratzinger, de una fuente “mucho más preciosa que todas las que haya habido nunca en la tierra”. Es la fuente de la pura entrega: Jesús se vacía fluyendo por entero para los demás. De ahí mana el bautismo y la eucaristía; de ahí nace la Iglesia; de ahí se nutren los santos.
Celebrar la fiesta de San Telmo es celebrar que la Pascua, el paso perfecto de Jesús, nos atañe a cada uno de nosotros personalmente. Con su gracia, con la fuerza de su entrega que se hace presente en los sacramentos, también nosotros podemos transitar desde una vida aburrida, cerrada en el propio yo y en sus caprichos, a la vida verdadera que nace de la donación a Dios y a los otros: “quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará”.
Pérdida y ganancia, cruz y gloria, muerte y vida. El drama pascual envuelve la existencia del bienaventurado Pedro González y se encarna, este drama, en su vivencia concreta, en el tiempo y en el espacio, en los avatares del siglo XIII y en las tierras de Frómista, de Palencia, del Sur de España, de Santiago de Compostela, de Portugal… y en la ciudad de Tui, que presenció su definitivo “tránsito” – pascua – de este mundo al cielo.
San Telmo, reproduciendo en la humildad de su vida la forma de Jesús, que es la caridad, dio mucho fruto. Su ejemplo y su intercesión cruzaron los océanos y las fronteras. De predicador local pasó a ser un testigo universal del Evangelio, sin límites geográficos ni cronológicos.
La existencia de un culto inmemorial a san Telmo es un hecho indiscutible y su devoción se halla presente en todas partes; especialmente entre los hombres del mar. La confirmación oficial del culto a fray Pedro González la dio el papa Benedicto XIV el 13 de diciembre de 1741. El papa Pío IX declaró y confirmó a san Telmo como patrono principal de la Diócesis de Tui el 12 de diciembre de 1867.
“Entrad por la puerta estrecha”, dice Jesús. Esa puerta es la cruz, entrando por la cual se reúne la historia y atravesando la cual la historia se dirige en cada caso hacia la resurrección. San Telmo supo entrar por esa “puerta” y, contemplándolo a él, esa puerta resulta, también para nosotros, más transitable.
¡Feliz fiesta de san Telmo!
Guillermo Juan Morado.
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