El cardenal Thuan, alegría y esperanza

El cardenal vietnamita Nguyen Van Thuan (Phu Cam 1928-Roma 2002) es una de las personalidades más atractivas de la Iglesia Católica de nuestra época. Su trayectoria vital está entretejida con la compleja historia de Vietnam. En 1954 tiene lugar la división de Vietnam y su tío Diem, que sería asesinado en 1963, es nombrado presidente de Vietnam del Sur. En abril de 1975, Thuan es nombrado arzobispo coadjutor de Saigón, poco antes de la entrada de los comunistas en esa ciudad. Sin jamás ser sometido a un juicio formal, Thuan es enviado a prisión el 15 de agosto de 1975 y permanece cautivo hasta noviembre de 1988.

De los trece años pasados en prisión, nueve los vivió en aislamiento. Cuando, en 1967, fue ordenado obispo de Nha Trang escogió como lema “Gaudium et spes”, “alegría y esperanza”, palabras que encabezan la constitución pastoral del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia en el mundo actual. Ante una realidad ineludible, como la prisión injusta, se puede optar, como lo hizo Thuan, por vivir el momento presente colmándolo de amor. En un poema expresa esa idea: “Mi vida está integrada/ por millones de segundos y de minutos./ Vivo con perfección cada minuto/ y la vida será santa”. Muchas veces experimentó tratos humillantes por parte de los carceleros y estuvo tentado de dejarse vencer por el odio, pero con perseverancia, valentía y oración pudo adquirir las cualidades del bambú, que se pliega con facilidad, pero no se rompe. En uno de los momentos peores recibe una luz de Dios: “Mi deseo era ver a Dios, pero no lo puedo ver. Es a través de mi enemigo, convertido en amigo, como debo verlo”.

Durante una etapa de aislamiento en Hanoi, en los cuarteles de la policía secreta, escribe: “Un proverbio vietnamita dice: ‘Un día en la cárcel vale mil otoños fuera’. Hay días en que, agotado por el cansancio y la enfermedad, no he podido recitar ni una sola oración”. Para vigilarlo mejor, decidieron asignarle dos guardias en su celda, uno de día y otro de noche. Uno de los ellos, Pham Van Cong, estuvo a su lado durante los dos últimos años de encarcelamiento. El modo de ser de Thuan lo impresionó profundamente: “Más tarde pensé: Jesucristo debe de existir, porque si no, no habría personas como el arzobispo”, testimonia. Nguyen Hoai Duc, funcionario en el Ministerio del Interior, pidió permiso a su jefe de departamento para perfeccionar sus conocimientos de francés con el obispo preso. La amabilidad de Thuan lo cambió profundamente. Pocos meses después del fallecimiento del cardenal Thuan, Duc fue bautizado y comulgó por primera vez en la Vigilia Pascual de 2003.

En el libro, de reciente publicación, “Tras los pasos del cardenal Nguyen Van Thuan”, escrito por Élisabeth Nguyen Thi Thu Hong y por Stefaan Lecleir (Madrid 2023), se recoge el testimonio inédito de su hermana menor, Élisabeth, sobre la vida de Thuan. La primera parte de la obra resume la vida y el mensaje del cardenal, cuyo proceso de beatificación está ya iniciado. En la segunda parte, se explica cuál fue su entorno familiar y en la tercera se proporcionan datos históricos que permiten entender el contexto en el que se desarrolló la biografía de Thuan.

El cardenal Thuan propuso las “bienaventuranzas del político”. No está de más recordarlas: “Bienaventurado el político que tiene una alta consideración y una profunda conciencia de su papel. Bienaventurado el político cuya persona refleja credibilidad. Bienaventurado el político que trabaja por el bien común y no por su propio interés. Bienaventurado el político que permanece fielmente coherente. Bienaventurado el político que realiza la unidad. Bienaventurado el político que está comprometido en llevar a cabo un cambio radical. Bienaventurado el político que sabe escuchar. Bienaventurado el político que no tiene miedo”.

Guillermo JUAN-MORADO.

 Publicado en Atlántico Diario.

Élisabet Nguyen Thi Thu Hong/ Stefaan Lecleir, Tras los pasos del cardenal Nguyen Van Thuan. Testimonio inédito de su hermana, Ciudad Nueva, Madrid 2023, 350 páginas, 22 euros. ISBN 978-84-9715-564-9.