Joaquín Navarro-Valls, Mis años con Juan Pablo II. Notas personales
Joaquín NAVARRO-VALLS, Mis años con Juan Pablo II. Notas personales, Espasa, Barcelona 2023, 635 p., 29.40 euros.
Joaquín Navarro-Valls (1936-2017), médico y periodista, fue Presidente de la Asociación de la Prensa Extranjera en Italia en 1983 y 1984. Así le conoció Juan Pablo II, quien le pidió asesoramiento para mejorar la comunicación de la Santa Sede y, poco después, le nombró director de la Oficina de Prensa. Fue portavoz papal del 1984 al 2005, con Juan Pablo II, y del 2005 al 2006, con Benedicto XVI.
Un recorrido por el índice del libro nos permite conocer su estructura. Comienza con una “Presentación. Pequeña historia de unas notas”, a cargo de Diego Contreras, de la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Santa Cruz, a la que sigue un “Breve perfil biográfico” de Navarro-Valls. Después vienen los 50 capítulos que recogen los diferentes acontecimientos que han quedado plasmados en estas notas, desde “Un giro inesperado (1984-1986)”, en el que el autor narra cómo tuvo lugar su nombramiento como director de la Sala Stampa hasta “He sido un privilegiado (2005-2006)”, en el que hace un balance final de su experiencia en este puesto. El epílogo del libro, “A su manera”, está escrito por su hermano Rafael Navarro-Valls. Cierra el volumen un amplio apartado de notas y un índice onomástico.
El ya mencionado Diego Contreras expone en su presentación algunas claves de esta obra, que contiene “anotaciones rápidas tomadas casi siempre al hilo de los acontecimientos” que abarcaron los años en los que Navarro-Valls fue portavoz del papa (cf. p. 9). No obstante, hay fechas relevantes que carecen de anotaciones; seguramente explicable, esta carencia, por el volumen y ritmo de trabajo del portavoz. Navarro-Valls veía como un “imperativo moral” la tarea de dar a conocer mejor el perfil humano de Juan Pablo II, verdadero protagonista de este libro. La Facultad de Comunicación de la Universidad de la Santa Cruz asumió la tarea de ordenar esas notas y de prepararlas para la publicación.
Los 50 capítulos siguen un orden cronológico. Algunos tienen un tema común. Por ejemplo, el cuarto, “Una visita al Kremlin (1988)”, que cuenta el viaje de la delegación enviada por el papa a Moscú, del 8 al 13 de junio de 1988, para celebrar el Milenio del comienzo del cristianismo en Rusia. O el capítulo 13, “Gorbachov en el Vaticano (1989)”, que recoge las impresiones causadas en el autor por el encuentro del mandatario soviético con el papa. Por su parte, el capítulo 38, “Cuba (1997-1998)”, está dedicado a la preparación del viaje del papa a Cuba y a la estancia del santo padre en la isla del 21 al 26 de enero de 1998. El capítulo 39, “Tragedia en la noche (1998)”, aborda el asesinato del comandante de la Guardia Suiza y de su esposa y el posterior suicidio del guardia Cédric Tornay. 12 capítulos narran los días de vacaciones veraniegas con el papa en las montañas; períodos en los que el contacto con el pontífice era mucho más espontáneo y cercano. Las grandes preocupaciones del papa, los acontecimientos del mundo, la labor pastoral de gobierno de la Iglesia… y, no en último término, la enfermedad de Juan Pablo II, con los diversos ingresos en el Gemelli, tienen su tratamiento en estas memorias. Particularmente estremecedor es el relato de la última Semana Santa del pontífice (20-27 de marzo de 2005), así como la narración de su muerte.
Navarro-Valls consideraba imprescindible para su trabajo disponer de acceso directo al papa, consciente del vínculo estrecho que une el gobierno y la comunicación. Un propósito no siempre fácil de lograr y que se alcanzaba, normalmente, por vías informales: en las comidas, en las cenas, en los viajes veraniegos, contando con la colaboración del secretario del papa, Stanislaw Dziwisz. Navarro-Valls intentó transcribir del modo más exacto posible las respuestas del papa a las preguntas que se le formulaban, permitiendo así al lector un acceso bastante inmediato a muchas de ellas.
Sobresalen en este libro los rasgos del perfil humano de san Juan Pablo II: su sentido del humor, su abandono en las manos de Dios, su voluntad de poner de su parte todo lo humanamente posible. Asimismo, se destaca su talla humana y espiritual: no hablaba nunca mal de nadie, sabía escuchar como si no tuviese otra cosa que hacer, y confiaba filialmente en la eficacia de la oración. Es también evidente en la lectura de estas notas, que se publicarán años después de la muerte de su autor, el afecto y la admiración que este profesaba al pontífice.
En el capítulo 50, “He sido un privilegiado (2005-2006)”, Navarro-Valls habla de su colaboración con Benedicto XVI, de la presentación de su renuncia como director de la Sala Stampa, así como del viaje del nuevo papa a Polonia (25-28 de mayo de 2006). De cara al discurso que Benedicto XVI iba a pronunciar en Auschwitz, Navarro-Valls le sugirió que incluyese en el texto la palabra “Shoah”. El papa, con gran humildad, aceptó inmediatamente la indicación, causando esta actitud honda impresión en el portavoz.
El último párrafo de este capítulo resume, a modo de balance, la experiencia de todos esos años: “Con Juan Pablo II – en los más de veinte años anteriores – se había establecido una colaboración de confianza, de informalidad, de rapidez, que pasaba por encima de las lentitudes crónicas de la Curia. Con él todo era más fácil, incluso en las ocasiones en que, por la naturaleza los temas, las cosas eran de por sí difíciles. El acceso directo y continuo a su persona me permitía tener el pulso de las cosas y, por lo tanto, poder adaptar lo que se comunicaba en la Sala Stampa a la verdadera realidad de lo que sucedía. Reconozco que esto no es lo normal. He sido un privilegiado. Pero sobre todo soy un privilegiado porque he podido ver de cerca a un hombre santo” (p. 588).
Un libro, por consiguiente, de muy recomendable lectura como testimonio de la vida de un gran pontífice santo, de una época de la historia de la Iglesia y del mundo, y de un oficio, el de director de comunicación, de gran transcendencia en la relación de la Iglesia con la sociedad en su conjunto.
Guillermo JUAN-MORADO.
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