El sello

Me han dicho que la oficina de la Santa Sede - o del Estado Vaticano, que no es lo mismo, pero como si lo fuere-  encargada de estos menesteres, de sacar a la luz sellos, ha aprobado uno en el que, con una iconografía muy semejante a lo que entendemos por el Calvario - Cristo en la Cruz, al lado de María y de San Juan - va a publicar un sello postal con un Crucificado en el centro, con un fondo que sería la ciudad de Wittenberg, y con dos personajes, a un lado y a otro de la Cruz.

No se trata de La Virgen y de San Juan, ni de los dos ladrones, sino de Lutero, arrodillado, portando en sus manos la Biblia, y de Melanchton sosteniendo la “Confesión de Ausburgo".

Me ha llevado un tiempo creer que esto era posible, o que era verdad. Es muy comprensible desear que, en un mundo descreído y necesitado de justicia, los cristianos hagamos causa común. Es muy comprensible desear que los cristianos - protestantes y católicos - nos unamos en la defensa de la existencia de Dios, de la condición de seres creados por Él, y que defendamos, todos, la vigencia de los mandamientos.

La imagen del supuesto sello del Vaticano no me parece ni siquiera creíble. Estamos todos en España doloridos por la experiencia absurda de Cataluña. ¿Ustedes se imaginan un sello de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre con la bandera de España en el centro y a un lado y a otro, a los que han liderado el separatismo en esa Comunidad? Yo no. Y pensaría, si esa edición de sellos la financiase el Estado español, que algo fallaba. Algo muy esencial. Tanto como el sentido común.

Lo del sello vaticano-luterano es, en comparación, mucho más grave. Porque lo de los Estados y las patrias es cosa de hombres. Lo de la fe, viene de Dios.

No quiero pensar mal del Vaticano. Pero ya va siendo hora de que el Vaticano sea mucho más respetuoso con los católicos. Ya no digo más, pero al menos eso, respetuoso. Que no nos tomen el pelo. Que no se rían de nosotros.

No hace mucho, el sello vaticano garantizaba algo. Hoy, por desgracia, ya no. Parece garantizar un retablillo que es una mofa. Un Lutero-Mater Dolorosa que predispone en contra al más templado.

¡Ya está bien! ¡No nos merecemos tanto! ¡Paren ya!

También el que está más arriba debe de respetar a los que estamos abajo.

Debería, al menos, debería.

 

Guillermo Juan Morado.

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