El Seminario de Dublín: ¿Hasta dónde vamos a llegar?

He leído en Infocatólica: “Plaga de homosexualidad promiscua en el seminario de Dublín”. Obviamente, Infocatólica no se ha inventado la noticia, sino que se remite a la agencia Efe.Y leo la noticia y me entran muchísimas dudas. Dice, la noticia, que la Archidiócesis suspenderá temporalmente el ingreso de nuevos estudiantes, ante la sospecha de que se ha extendido, en ese Seminario, una cultura “gay”.

Y yo me pregunto: ¿Qué es eso de suspender temporalmente el ingreso de nuevos estudiantes? ¿Es una cuarentena? ¿Merece el honor de los nuevos estudiantes el que se pase por encima de los actuales estudiantes?

Que manden a los nuevos estudiantes a Roma, está muy bien. ¿Pero, los que ya están en el Seminario de Irlanda, merecen ser señalados públicamente como personas “dudosas” en el ámbito moral?

Yo me imagino que, los alumnos del Seminario de Irlanda, puestos bajo sospecha, se irán. Vamos, no les queda otra opción. Por mucha vocación que tengan, no les cabe otra opción. Se irán.

Tendrán que irse. Son, hagan lo que hagan, sospechosos.

Es una vergüenza esta puesta en cuestión de todo el mundo, alumnos y profesores. Si hay sospechas, fundadas, no valen los anónimos: contraten a un detective. Pero sembrar la sospecha del todo por la parte, es muy mezquino.

¿Las acusaciones anónimas? Por sentido común, ni se atienden. Jamás he pensado que se pueda tomar en serio un anónimo. Si las acusaciones son “anónimas”, Sr. Arzobispo, no les haga ni caso.

Y, si ha de hacerles caso, no a los anónimos, sino a los que firman con nombre y apellidos, tómese su tiempo..

Yo no puedo creer que el Seminario Mayor de Irlanda sea Sodoma y Gomorra. Si no defienden a los curas, ni a los seminaristas, se quedarán sin unos y sin otros. Eso le digo a los Obispos. Y a los católicos de Irlanda. Se quedarán sin curas.

Ya toda esta movida suena mal. Trabajen ustedes, señores católicos, por levantar la Iglesia y no piensen en la prensa, sino en cada persona.

 Lo demás, no tiene credibilidad.

 

Guillermo Juan Morado.

P.S. Es arriesgado opinar sobre un caso concreto. El mensaje del post es que no hay que darle carta de ciudadanía a los anónimos. Obviamente, hay que investigar, si hay indicios razonables, para que la fama de los Centros de Formación de los futuros sacerdotes no sea cuestionada.

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