El Sagrado Corazón
El corazón, en su sentido bíblico, indica lo más profundo del ser, la raíz de los actos, donde la persona se decide o no por Dios. Es el lugar del encuentro y de la alianza del hombre con Dios, como explica el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2563).
La alianza nueva y definitiva entre Dios y la humanidad se ha establecido para siempre en Jesucristo. En el Corazón del Redentor se encuentran el amor humano y divino con que Jesucristo ama continuamente al Padre y a todos los hombres.
Grandes testigos de la espiritualidad cristiana han vivido y propagado la devoción al Corazón de Cristo; entre ellos, San Bernardo, San Juan Eudes o santa Margarita María de Alacoque.
La Iglesia aprobó, acogió y difundió el culto al Corazón de Jesús. En 1765 se concedió la primera aprobación pontificia a este culto. Y los Papas de la era contemporánea, desde el beato Pío IX hasta Juan Pablo II, han defendido y recomendado vivamente la devoción al Sagrado Corazón. También Benedicto XVI ha recordado que “en el corazón del Redentor adoramos al amor de Dios por la humanidad, su voluntad de salvación universal, su infinita misericordia” (Angelus del 5-VI-2005).
La Liturgia ve en el Sagrado Corazón el símbolo de la grandeza del amor de Dios a los hombres, manifestado en Cristo, de cuyo corazón traspasado manaron los sacramentos de la Iglesia.
La piedad de los fieles, alimentada en las fuentes vivas de la Escritura, que nos hace conocer el corazón de Cristo, y de los textos litúrgicos, puede encontrar también hoy en la devoción al Sagrado Corazón un medio de acrecentar el amor a Jesús y el deseo de identificarse con Él.
Con esta finalidad ofrecemos esta Novena. ¡Qué el Señor haga nuestro corazón semejante al suyo!
Guillermo Juan Morado.
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Guillermo Juan Morado, Novena al Sagrado Corazón de Jesús, Centro de Pastoral Litúrgica, Colección “Celebrar”, nº 71, Barcelona 2006.
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