El P. Carballo
Hace un par de días, hablando con un alumno, he constatado de nuevo lo que, por otra parte, es muy fácil de constatar: El tiempo pasa y la vida se nos escapa entre las manos como el agua que inútilmente pretendemos, a veces, retener entre ellas.
De mis profesores guardo, en general, un buen recuerdo. Una memoria agradecida. Y han sido ya muchos profesores, algunos incluso maestros, en el mejor sentido de la palabra “maestro”.
Entre los profesores del Seminario Mayor de Vigo, allá por el último quinquenio de los años 80, estaba el P. José Rodríguez Carballo, OFM. Vivía él en el convento de Canedo, en Ponteareas, y enseñaba Sagrada Escritura en el Seminario.
No teníamos manuales de esa disciplina – hoy, sí los hay - . Las clases consistían, pues, en tomar notas, apuntes, de lo que el profesor iba diciendo. El P. Carballo era competente, se le veía muy versado en la exégesis bíblica; muy al tanto de las publicaciones que, ya fuese sobre los profetas o sobre San Pablo, iban saliendo.
Su enseñanza compaginaba la exégesis, en el sentido más literal del término – crítica textual, crítica literaria y crítica histórica – , con la teología bíblica. No era un campo fácil ni especialmente pacífico en aquel entonces. Sin embargo, creo que el P. Carballo se desenvolvía bien, siguiendo una línea que compaginaba la apertura a todas las investigaciones con la sensatez y la prudencia.
A mí me costaba esa asignatura, o ese cúmulo de asignaturas que se agrupaban en el área de Sagrada Escritura. Hoy, bastantes años después, me interesan mucho más que entonces los estudios bíblicos. Pero, si algo saqué en conclusión, y en buena medida gracias a él, es que el estudio científico, digámoslo así, de la Escritura no es una amenaza para la fe, sino una ayuda para fundamentarla mejor.
El P. Carballo, tras unos diez años de enseñanza en el Seminario de Vigo, pasó a desempeñar otros ministerios al servicio de su Orden: Provincial, Definidor General de la Orden y Ministro General de la misma. Desde finales de 2012 era además el Presidente de la Unión de Superiores Generales.
El P. Carballo, junto con el P. Nicolás, el Prepósito General de la Compañía de Jesús, concelebró con los cardenales y con el Papa Francisco la Santa Misa de inicio del ministerio petrino. Hoy se ha hecho público su nombramiento como Secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Nombramiento que lleva consigo su elevación a Arzobispo, titular de Belcastro.
Me alegro por él. No cabe duda de que, sobre vida consagrada, el P. Carballo sabe mucho. Tiene una gran experiencia, tanto de vivencia personal como de gobierno. Y, en este fluir de la vida, yo veo ahora a mi profesor de Sagrada Escritura convertido en Secretario de una Congregación Pontificia.
Estoy plenamente convencido de que lo hará bien, conservando siempre su trato amable y cercano.
Guillermo Juan Morado.
Publicado en Faro de Vigo.
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