Bergoglio y Francisco

Somos quienes somos, únicos e irrepetibles. Individuos de la especie humana, con una singularidad propia e intransferible. Pero también nuestro cargo, nuestro empleo, nuestro oficio, nos obliga a estar a la altura de lo que hemos llegado a ser.

Ser Papa no es una condición ontológica; es un oficio, un ministerio. Ser Papa es, ni más ni menos, ser Obispo de Roma, Sucesor de Pedro y Pastor de la Iglesia universal. Todo a la vez.

¿Condiciona la persona el oficio? Sí, sin duda. Uno es quien es. Y desempeña el propio papel en conformidad con su modo, necesariamente peculiar, de ser. Pero la proposición inversa también es válida: “el oficio condiciona a la persona”. Una vez que alguien accede a un ministerio, se “expropia”, deja de ser en buena medida quien era para servir a un ministerio que precede y supera a quien uno es.

El proceso de adaptación persona-oficio es bidireccional. Uno ha de adecuarse a su oficio, y el oficio – el ministerio – va a ser cumplido por alguien en concreto. Pero, si hablamos de ministerios – sacerdotal o episcopal – , resulta inevitable pensar que el oficio, la responsabilidad encomendada, va mucho más allá de la persona que ha de llevarlo a cabo.

¿El papado depende de quien, hoy o ayer, sea Papa? Es evidente que sí. Pero asimismo la persona que hoy o ayer sea Papa será muy consciente de que, por encima de todo, ha de ser Papa.

Pensemos en los últimos Papas. Tan distintos: Una fuerza de la naturaleza, un huracán, como Karol Wojtyła, o bien, muy diferente, una brisa suave como Joseph Ratzinger. Un líder nato y un profesor. Pero ambos han compartido el mismo oficio: ser Papa.

Ambos se han “expropiado”, en el mejor sentido de la palabra. Ambos han puesto al servicio de su ministerio lo mejor de sí mismos: La audacia mística del Papa polaco y la solvencia intelectual del Papa alemán.

Algo así sucederá, creo yo, con el Papa Francisco. Será él, pero ya no será él. Será él, en lo más suyo. Ya no será él, solo él, en lo que le ha sido confiado, en su nueva responsabilidad.

El cardenal Jorge Bergoglio imprimirá su huella en el Papa Francisco. Y el Papa Francisco hará fructificar lo mejor de Jorge Bergoglio.

Dios se sirve de los hombres, pero capacita a los hombres para que, si son dóciles a la gracia, puedan estar a su servicio.

Debemos pedir que Dios proteja, ayude e ilumine al Papa.

Guillermo Juan Morado.

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EL CAMINO DE LA FE. REFLEXIONES AL HILO DEL AÑO LITÚRGICO
Autor : Juan Morado, Guillermo
ISBN : 978-84-9805-608-2
PVP : 7,21 € (s/iva) 7,50(c/iva)

El itinerario del año litúrgico es una magnífica escuela de vida cristiana. Por eso, el seguimiento y la reflexión, domingo tras domingo, de la Palabra de Dios proclamada en la Eucaristía será la mejor guía para caminar por el camino de la fe. Partiendo de la Pascua, este libro nos introduce en el sentido profundo de la presencia del Señor en nuestras vidas, y a partir de ahí nos invita a descubrir su enseñanza y lo que el mensaje evangélico implica para nosotros, si queremos ser fieles a la fe que profesamos. Guillermo Juan Morado (Mondariz, Pontevedra, 1966), sacerdote diocesano de Tui-Vigo y doctor en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, es director del Instituto Teológico de Vigo, párroco de la parroquia de San Pablo y canónigo del Cabildo de Tui-Vigo. Autor de distintos trabajos de teología y de espiritualidad, Guillermo Juan Morado completa con este libro la reflexión que inició, en esta misma colección, con el volumen titulado La cercanía de Dios.

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