HABÍA ESTADO (y XX)
(Escrito por Norberto)
Apenas el sol asomaba por los picos elevados de la cordillera Pieria, en el día previsto por los acontecimientos inesperados - la nueva Shekinah (Presencia de Dios) en el Ruaj Ha Kodesh (Espíritu Santo) - Šāʼûl y Ambrósyos cruzaban la puerta de Antiókeia y bajaban por las arriscadas cuestas en búsqueda de la dársena. El viaje había resultado tranquilo y, por ambos, silencioso, sin embargo cuando la costa, y el puerto con sus barcos amarrados, se hicieron visibles el gálata no pudo contenerse más.
- Šāʼûl, pronto embarcarás y no quisiera despedirte sin que me contestaras a dos asuntos. El interpelado asintió y el metalúrgico carraspeó tres o cuatro veces.
- El primero es saber por qué elegiste a Eulogio para el ministerio de diakonos, y el segundo es saber si tengo que circuncidarme para bautizarme en la fe del Adonay Yehoshúa.
- A lo último no, rotundamente no – lo dijo enérgicamente, incluso enojado, no era la primera vez que se le presentaba el caso - ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen valor, sino solamente la fe que actúa por la caridad.
- Sabes que para mí sería una humillación, así como para mis antepasados, para los trocmii la mutilación voluntaria es una ofensa para la familia, la de aquí y la del más allá. Sin embargo, si es necesario, si YHWH lo dispone, cuenta que cederé. Con Shlomo vinieron algunos que así lo pidieron cuando algunos solicitamos el bautismo, como resultado, algunos cedieron y se bautizaron, otros renunciaron a ello y siguieron asistiendo a la sinagoga, pero la mayoría se desvinculó, algunos me paran en la calle recordándolo con amargura y nostalgia.
- ¡Ojalá que se mutilaran los que perturban!, hemos sido llamados a la libertad. Pues no es circuncisión la externa, la de la carne, está en el interior. La verdadera circuncisión es la del corazón, según el Ruaj Ha Kodesh y no según la letra. Respecto a lo de Eulogio, fue una reacción guiada por el Ruaj, pues yo desconocía el hecho, pero su voz me dijo “es Eulogio”, cuando vi su mirada, cuando se tomó unos segundos antes de contestar, cuando miró al cielo pidiendo auxilio, supe que no me había equivocado: tu hijo es el elegido, y, además, creo que solo es el principio. No me enojo contigo, mi querido mal’ak (ángel), es que estos y otros asuntos de similar índole provocaron mi salida nocturna, mi huída: algunos se habían conjurado para matarme. Por cierto, ¿mal’ak, me reservarás la dicha incomparable de bautizarte?
- Estaba deseando que me lo pidieras, gracias por ofrecerte.
- El agradecido soy yo, mal’ak, te debo la vida y me hace muy feliz el pensamiento de pagarte con el pasaporte que conduce a la vida eterna. Por cierto, debes buscarte unos padrinos …
- ¡Ya los tengo, mi primo político Eliecer y …Ana y Eulogio, mi esposa y mi hijo!.
- Excelente el primero, lo poco que hablé con él fue muy revelador, los otros…qué diré de los otros
- Dentro de seis o siete semanas, espero confirmación, debo ir a Tarso para cerrar el pedido de mineral para la próxima temporada, si compro ahora me aseguro un precio estable y así podré abordar un importante encargo para Damasco. ¿Ves a esos militares junto al barco?, pues ayer me visitaron y negociaron conmigo, les gustó lo que conversamos y escribirían al legatus recomendándome. En nuestra ciudad, Tarso, me aleccionarás todo lo que debo saber.
- Ven, vamos a aquella oquedad, para que te imponga las manos y te signe con la señal de la cruz. Hecho esto le dijo: “Ambrósyos yo te recibo como κατηχούμενος (catecúmeno) y te signo Στο όνομα του Πατρός, του Υιού, και του Αγίου Πνεύματος (en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo).
Ambos, no pudiendo contenerse, se fundieron en largo y sentido abrazo, las lágrimas de uno manchaban el hombro del otro. Estaba todo dicho, atado el carro a una argolla ad hoc se dirigieron a la ensenada donde el barco, mixto de pasajeros y carga estaba a punto de hacerse a la mar. Los militares, Melitón y Rómulo también embarcaron, en primera clase.
Šāʼûl miraba al cielo y bendecía a Dios, una parada accidental, ¿accidental?, y tantos acontecimientos dichosos en apenas dos días: sufrir por Krystós, participar de su cruz era verdadera riqueza lo demás, solo basura.
Norberto.