IBI: ¿Medias verdades o mentiras manifiestas?
Mientras conduzco suelo escuchar la radio, actividad a la que no dedico ningún tiempo el resto del día. Esta tarde, mientras hacía uno de los trayectos habituales, discutían en una emisora sobre el manido tema de la Iglesia y el IBI.
Uno de los argumentos curiosos que empleaban los contertulios – que deben de ser más sabios que los siete sabios de Grecia juntos, ya que hablan de todo como si supiesen de todo – era que la Iglesia, por supuesto, debía pagar el IBI, sin que ese pago tuviese que afectar para nada a la labor de Cáritas ya que, según ellos, solo en una mínima parte – hablaban, creo, de un 2% - la financiación de Cáritas depende de la Iglesia.
Voy a obviar otros aspectos y centrarme solo en ese dato. Es, en términos absolutos, una afirmación falsa. ¿Por qué lo es? Porque computaban exclusivamente – suponiendo que lo hiciesen bien - la cantidad que la Conferencia Episcopal Española (CEE), a cargo de su presupuesto anual, había destinado a Cáritas.
La CEE es una institución muy importante de la Iglesia en España, pero, ella sola, no es toda la Iglesia. El dinero que llega a Cáritas procedente de la CEE es únicamente una parte del dinero que la Iglesia en España destina a Cáritas. Y me refiero, en primer lugar, a las donaciones de las instituciones de la Iglesia. Da dinero a Cáritas la CEE, pero también cada una de las diócesis españolas, así como cada una de las parroquias españolas. Sumando todo, resultaría una cantidad muy significativa y una parte importantísima del presupuesto total de Cáritas.
Pero, si consideramos que la Iglesia es no solo el conjunto de sus instituciones, sino también la comunidad de los fieles católicos resulta evidente que otra parte sustancial de lo que llega a Cáritas procede de las aportaciones que, a título individual, hacen los colaboradores católicos. Y sí, hay también – no hay ningún interés en negarlo – aportaciones que provienen de otros colaboradores – incluso de no católicos - y de instituciones públicas y privadas.
En el momento en que vivimos las ayudas que proceden de las administraciones públicas y de las aportaciones de otras instituciones tienden a bajar, porque hay menos dinero disponible. Sin embargo, en cada parroquia se destina íntegramente una colecta mensual a Cáritas (de la cantidad que se junta, un porcentaje - sobre un 25% - , se envía a la Cáritas diocesana; el resto se destina a la propia Cáritas parroquial). Teniendo en cuenta que al mes hay, de modo habitual, cuatro colectas, se puede decir, sin exagerar nada, que a Cáritas va un 25% al menos de todos los ingresos parroquiales.
Conviene recordar estas cosas, ya que la campaña a la que asistimos es descarada, chapucera y más parece querer confundir que aclarar.
Guillermo Juan Morado.