Delegación Diocesana de Patrimonio, "Arciprestados de Tui-Vigo"
La Delegación Diocesana de Patrimonio de la Diócesis de Tui-Vigo, con la coordinación de la Vicaría de Pastoral, es la responsable de la publicación de los cuatro volúmenes que reseñamos. Pero, tras las instituciones, hay personas concretas; en este caso, Mons. Juan Andión Marán, Vicario de Pastoral; Andrés Fuertes Palomera, canónigo y Delegado Diocesano de Patrimonio, y Santiago Vega López, licenciado en Bellas Artes. Juan Andión es el coordinador del proyecto, Andrés Fuertes el autor de los textos y Santiago Vega el autor de las portadas y de las fotografías.
Los cuatro volúmenes que hasta ahora han sido publicados constituyen la primicia, y algo más que la primicia, de un proyecto más amplio: dar a conocer el patrimonio eclesiástico de los 17 arciprestazgos que, en la actualidad, conforman la diócesis de Tui-Vigo – diócesis que, geográficamente, abarca la mitad sur de la provincia de Pontevedra- . Los grandes bienes culturales de la Iglesia – por ejemplo, las catedrales y los monasterios – suelen ser conocidos y existe sobre ellos numerosos estudios. No sucede lo mismo con otros bienes en principio más modestos; aquellos que, en cada parroquia, se han ido construyendo a lo largo de los siglos con una misma finalidad: dar culto a Dios y propiciar el encuentro con él. A este fin se han supeditado los medios económicos y los recursos estéticos que los católicos de cada época han podido y sabido proporcionar.
El primer volumen (Vigo 2008, 142 páginas) está dedicado al arciprestazgo de Miñor, que reúne 22 parroquias; entre ellas, las de Baiona, Panxón o Nigrán. Tomando como referencia la información proporcionada por Francisco Ávila y La Cueva en su “Historia civil y eclesiástica de la Ciudad de Tui y su Obispado” – un texto de mediados del siglo XIX – se hace un recorrido por cada parroquia describiendo las características que, actualmente, tienen la iglesia parroquial y las otras capillas o lugares de culto y señalando, también, las principales fiestas y romerías. El texto va acompañado de abundantes fotografías que recogen, conformando un inventario muy completo, la arquitectura, la escultura, la pintura o la orfebrería de cada una de estas parroquias. En este volumen, por ejemplo, se ofrece una descripción del arco visigótico – restos del antiguo templo parroquial – de Panxón, cuya datación se remonta al siglo VII. También en Panxón, en 1932 se bendijo la primera piedra del Templo Votivo del Mar, obra del arquitecto Antonio Palacios. Al final del volumen se ofrece una bibliografía y un cuadro en el que se indica los horarios de la celebración de la Santa Misa en cada una de las iglesias.
El segundo volumen (Vigo 2009, 229 páginas) tiene como objeto el arciprestazgo de A Guarda-Tebra, constituido por 26 parroquias y tres anejos. En la parroquia de San Vicente de Barrantes nos encontramos con una de las joyas del románico gallego, con una estructura peculiar: un ábside rectangular en el exterior mientras que en el interior es semicircular. En Santa María de Oia hallamos una iglesia – unida a un monasterio, secularizado por la desamortización - característica del estilo cisterciense.
El tercer volumen (Vigo 2009, 157 páginas) abarca las 16 parroquias del arciprestazgo de Entenza. Un arciprestazgo un tanto peculiar, ya que en él apenas queda nada de románico y menos aún de gótico. Gran parte de las parroquias eran de presentación por parte de los señores feudales que, conforme a la mentalidad de la época, no dudaban a la hora de derruir el edificio anterior para levantar uno nuevo según el estilo del momento. Sin duda, se seguían, hasta hace muy poco tiempo, unos criterios menos “proteccionistas” con respecto a las edificaciones anteriores.
El cuarto volumen (Vigo 2011, 187 páginas) está dedicado al arciprestazgo de A Louriña, que cuenta con 18 parroquias y un anejo. Nos topamos en este arciprestazgo con numerosos estilos; incluso una iglesia muy moderna, la de San Rosendo de Torneiros, dedicada al culto en 1996, que sigue las orientaciones litúrgicas del Concilio Vaticano II. Destacan la imagen de San Rosendo, obra del escultor orensano Buciños, así como las vidirieras.
En 1990 el pintor A. Tapies decía que la sociedad siente cada vez más el impulso de conservar y respetar las “formas materializadas” en las que de algún modo se encarnan las realidades últimas. La Iglesia comparte ese impulso. El patrimonio eclesiástico se ha conservado hasta el presente sobre todo por el empeño y el esfuerzo de los párrocos y de los feligreses de cada comunidad. Darlo a conocer es el camino más fructífero para que ese tesoro – cultual y cultural – sea cada día más amado y respetado.
Creo que estos cuatro volúmenes, y los que seguirán, resultarán de gran interés para todos los católicos de la diócesis de Tui-Vigo, para las personas que valoran el patrimonio cultural de la Iglesia y, en suma, para toda persona sensible a la obligación de conservar lo recibido y de transmitirlo a las generaciones futuras.
No cabe más que agradecer a la Delegación Diocesana de Patrimonio de la Diócesis de Tui- Vigo estos bellos volúmenes y desear que el proyecto en su totalidad pueda ver, poco a poco, la luz.
Guillermo Juan Morado.
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