La elección del celibato
“Una vez obtenida la certeza moral de que la madurez del candidato ofrece suficientes garantías, estará él en situación de poder asumir la grave y suave obligación de la castidad sacerdotal, como donación total de sí al Señor y a su Iglesia.
De esta manera, la obligación del celibato que la Iglesia vincula objetivamente a la sagrada ordenación, la hace propia personalmente el mismo sujeto, bajo el influjo de la gracia divina y con plena conciencia y libertad, y como es obvio, no sin el consejo prudente y sabio de experimentados maestros del espíritu, aplicados no ya a imponer, sino a hacer más consciente la grande y libre opción; y en aquel solemne momento, que decidirá para siempre de toda su vida, el candidato sentirá no el peso de una imposición desde fuera, sino la íntima alegría de una elección hecha por amor de Cristo“.
Pablo VI, Encíclica “Sacerdotalis caelibatus”, 72.
(La negrita es mía).
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Y, en otro orden de cosas, mañana comienza la Novena de la Inmaculada.
Por si les sirve, ofrezco el siguiente material, nacido en este mismo blog:
Guillermo Juan Morado.
7 comentarios
1. "la grande y libre opción".
2. "en aquel solemne momento, que decidirá para siempre de toda su vida".
3. "el candidato sentirá no el peso de una imposición desde fuera, sino la íntima alegría de una elección hecha por amor de Cristo".
Magistral, Pablo VI.
Discurso del Papa Benedicto XVI, A Los Obispos de Sudáfrica, Botsuana, Suazilandia, Namibia y Lesotho en Visita "Ad Limina", Viernes 10 de Junio de 2005.
Creo que no se puede exponer con más claridad.
http://www.youtube.com/watch?v=i1dL8IkPHl0
1. "la grande y libre opción".
2. "en aquel solemne momento, que decidirá para siempre de toda su vida".
3. "el candidato sentirá no el peso de una imposición desde fuera, sino la íntima alegría de una elección hecha por amor de Cristo".
Los partidarios de cambiar las reglas de juego a la mitad, según a uno le vaya pareciendo más apetitoso ("evolucionar" lo llaman) probablemente no son capaces de experimentar la grandeza inmensa de esos tres aspectos de una vocación: elección libre y grande; momento solemne porque es una elección que compromete la vida entera; no se vive como imposición ni como lista de prohibiciones, sino como una inmensa e íntima alegría de una elección hecha por Amor.
Mutatis mutandi, algo similar podría decirse del matrimonio.
Verdaderamente, quienes se están perdiendo lo mejor, quienes están in albis de la grandeza del Amor, son quienes no lo entieden así.
Y todo ello admitiendo que en todas las vocaciones, aun las mejor entendidas y vividas, pueden experimentar los altibajos de las limitaciones humanas. Pero llámense asío: limitaciones, falibilidad, infidelidad y pecado, sin eufemisnmos.
GJM. No hay sofismas por ningún lado.
Si usted piensa de otra manera, simplemente piensa de otra manera. Nada más.
La Iglesia puede, y tiene toda la legitimidad para hacerlo, reservar el sacerdocio para quienes hayan recibido la vocación al celibato. Y así lo hace en la Iglesia Latina. Y me parece bien que lo haga. Mi postura es muy clara.
GJM. Queda muy clara su postura, que no atenta contra la fe. Eso es evidente. Pero no es mi modo de verlo: creo que hay consideraciones muy importantes que aconsejan mantener la ley del celibato tal como está.
Lo que verdaderamente escandaliza es que haya hombres y mujeres que consagren su vida a Dios, a ese Dios que la sociedad actual quiere relegar al ámbito de las Iglesias sin que salga a la calle porque entonces nos puede interpelar. Con su vida en el celibato testimonian que esa panacea que, "segun ellos", suponen las relaciones sexuales, mejor todavía sin ningún tipo de atadura tipo matrimonio, es falso. Y ya el colmo es que se empeñen en renovar la promesa que en su día hicieron y que cuando tengan dudas acudan a ese Dios para que les ayude en sus momentos bajos.
Ciertamente ese es el verdadero escándalo la presencia de Dios vivo entre nosotros.
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