La elección del celibato

“Una vez obtenida la certeza moral de que la madurez del candidato ofrece suficientes garantías, estará él en situación de poder asumir la grave y suave obligación de la castidad sacerdotal, como donación total de sí al Señor y a su Iglesia.

De esta manera, la obligación del celibato que la Iglesia vincula objetivamente a la sagrada ordenación, la hace propia personalmente el mismo sujeto, bajo el influjo de la gracia divina y con plena conciencia y libertad, y como es obvio, no sin el consejo prudente y sabio de experimentados maestros del espíritu, aplicados no ya a imponer, sino a hacer más consciente la grande y libre opción; y en aquel solemne momento, que decidirá para siempre de toda su vida, el candidato sentirá no el peso de una imposición desde fuera, sino la íntima alegría de una elección hecha por amor de Cristo“.

Pablo VI, Encíclica “Sacerdotalis caelibatus”, 72.

(La negrita es mía).

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Y, en otro orden de cosas, mañana comienza la Novena de la Inmaculada.

Por si les sirve, ofrezco el siguiente material, nacido en este mismo blog:

La Virgen es Madre y Maestra de vida espiritual, que inspira nuestra piedad de hijos. Ella es la Puerta del Cielo «que dio paso a nuestra luz, el Señor Jesús». Este libro nos sirve poder honrarla a tarvés de una novena en su festividad.

Guillermo Juan Morado.

7 comentarios

  
Guillermo Juan Morado
Subrayo tres expresiones del Papa:


1. "la grande y libre opción".

2. "en aquel solemne momento, que decidirá para siempre de toda su vida".

3. "el candidato sentirá no el peso de una imposición desde fuera, sino la íntima alegría de una elección hecha por amor de Cristo".



Magistral, Pablo VI.
29/11/11 12:52 AM
  
Koko
"Un mundo lleno de tentaciones exige sacerdotes totalmente entregados a su misión. Por consiguiente, se requiere de modo muy especial que se abran plenamente al servicio de los demás como hizo Cristo, aceptando el don del celibato. Los obispos deben ayudarles, procurando que este don jamás se transforme en un peso, sino que sea siempre fuente de vida. Un modo para lograr este objetivo es reunir a los ministros de la Palabra y de los sacramentos para que reciban formación permanente, participando en retiros y días de recogimiento".

Discurso del Papa Benedicto XVI, A Los Obispos de Sudáfrica, Botsuana, Suazilandia, Namibia y Lesotho en Visita "Ad Limina", Viernes 10 de Junio de 2005.
29/11/11 1:32 AM
  
Koko
Excelente, maravillosa, sencilla y profunda reflexión del Papa Benedicto XVI en la Vigilia de la Clausura del año Sacerdotal sobre el celibato sacerdotal.

Creo que no se puede exponer con más claridad.

http://www.youtube.com/watch?v=i1dL8IkPHl0
29/11/11 1:38 AM
  
Yolanda
Sin pretender comparar lo que de diferente tienen las tres grandes vocaciones de un cristiano, la analogía entre el sacerdocio, la vida religiosa y el matrimonio, me parece clara en cuanto a los tres puntos que destaca el blogger:

1. "la grande y libre opción".

2. "en aquel solemne momento, que decidirá para siempre de toda su vida".

3. "el candidato sentirá no el peso de una imposición desde fuera, sino la íntima alegría de una elección hecha por amor de Cristo".

Los partidarios de cambiar las reglas de juego a la mitad, según a uno le vaya pareciendo más apetitoso ("evolucionar" lo llaman) probablemente no son capaces de experimentar la grandeza inmensa de esos tres aspectos de una vocación: elección libre y grande; momento solemne porque es una elección que compromete la vida entera; no se vive como imposición ni como lista de prohibiciones, sino como una inmensa e íntima alegría de una elección hecha por Amor.

Mutatis mutandi, algo similar podría decirse del matrimonio.

Verdaderamente, quienes se están perdiendo lo mejor, quienes están in albis de la grandeza del Amor, son quienes no lo entieden así.

Y todo ello admitiendo que en todas las vocaciones, aun las mejor entendidas y vividas, pueden experimentar los altibajos de las limitaciones humanas. Pero llámense asío: limitaciones, falibilidad, infidelidad y pecado, sin eufemisnmos.
29/11/11 12:40 PM
  
frederario
Buenos días: me extraña que usted que suele escribir con tanto conocimiento como rigor, incurra en estos posts sobre el celibato en un planteamiento sofístico. El problema que existe con el celibato es única y exclusivamente su vinculación por ley con el sacramento del orden. Por tanto, nadie cuestiona su valor, nadie discute que, una vez aceptado el actual status quo de la Iglesia católica sea conveniente atenerse a él en fidelidad. Lo que se pretende es desvincular de una vez el carisma de la ley>; dicho de otra manera: no pretender regular con un precepto jurídico inamovible lo que es un carisma. Y eso, y no otra cosa, es lo que pretendemos los que hablamos de celibato opcional: la desvinculación. Ni siquiera se rechaza algún tipo de regulación del estatuto "sexual" de los clérigos (del tipo, por ejemplo, de las iglesias orientales), pero nos parece más razonable una situación de opcionalidad de principio a la situación totalmente cerrada que existe hoy en la iglesia latina. Un saludo.

GJM. No hay sofismas por ningún lado.

Si usted piensa de otra manera, simplemente piensa de otra manera. Nada más.

La Iglesia puede, y tiene toda la legitimidad para hacerlo, reservar el sacerdocio para quienes hayan recibido la vocación al celibato. Y así lo hace en la Iglesia Latina. Y me parece bien que lo haga. Mi postura es muy clara.
29/11/11 1:59 PM
  
frederario
Gracias por su respuesta. Insisto: efectivamente la Iglesia tiene toda la legitimidad para poner condiciones, nadie lo niega. Lo que se hace -creo que también con toda legitimidad- es negar la oportunidad y conveniencia de esa o esas condiciones, en este caso, la vinculación previa de carácter jurídico mediante una ley inamovible ministerio-celibato. Por ejemplo: la Iglesia no carecería, creo yo, de legitimidad para exigir como requisito para el presbiterado la pertenencia a la raza blanca. Pero, ¿sería conveniente? ¿redundaría en bien de la Iglesia y de los hombres? Ya se que es un ejemplo "grueso", pero es gráfico y creo que sirve para clarificar lo que discutimos. Somos muchos los que pensamos que sería mejor cambiar el status quo de la relación ministerio-celibato; nada decimos de legitimidades de la Iglesia en su legislación. Me temo, lo digo con respeto y franqueza, que el recurso a la legitimidad es una escapada del meollo del asunto, y en ese sentido lo califico de sofístico. Gracias por su hospitalidad y un saludo.


GJM. Queda muy clara su postura, que no atenta contra la fe. Eso es evidente. Pero no es mi modo de verlo: creo que hay consideraciones muy importantes que aconsejan mantener la ley del celibato tal como está.
29/11/11 2:29 PM
  
Nieves
Bonitas y, como siempre, acertadas palabras del Santo Padre en la Vigilia de la Clausura del año Sacerdotal.

Lo que verdaderamente escandaliza es que haya hombres y mujeres que consagren su vida a Dios, a ese Dios que la sociedad actual quiere relegar al ámbito de las Iglesias sin que salga a la calle porque entonces nos puede interpelar. Con su vida en el celibato testimonian que esa panacea que, "segun ellos", suponen las relaciones sexuales, mejor todavía sin ningún tipo de atadura tipo matrimonio, es falso. Y ya el colmo es que se empeñen en renovar la promesa que en su día hicieron y que cuando tengan dudas acudan a ese Dios para que les ayude en sus momentos bajos.

Ciertamente ese es el verdadero escándalo la presencia de Dios vivo entre nosotros.
29/11/11 5:07 PM

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