A propósito de un “Preámbulo Doctrinal”
He leído el comunicado de la Sala de Prensa de la Santa Sede sobre el encuentro mantenido en el día de hoy, 14-X-2011, entre la Congregación para la Doctrina de la Fe y la Fraternidad Sacerdotal San Pío X.
Me parece un comunicado muy interesante. No solo por lo que dice, sino por lo que promete: “la Congregación para la Doctrina de la Fe considera como base fundamental para alcanzar la plena reconciliación con la Sede Apostólica la aceptación del texto del ‘Preámbulo Doctrinal’ que ha sido entregado durante el encuentro del 14 de septiembre de 2011”.
Se menciona explícitamente un “Preámbulo doctrinal”; es decir, un punto de partida, una especie de base común que ha servir de supuesto para abordar cuestiones posteriores. Y no olvidemos el adjetivo: “doctrinal”, concerniente a la doctrina. No se trata solo de disciplina o de ritos, sino de doctrina.
¿De qué trata tal “Preámbulo”? Según la Sala de Prensa, “enuncia algunos principios doctrinales y criterios de interpretación de la doctrina católica, necesarios para garantizar la fidelidad al Magisterio de la Iglesia y el ‘sentire cum Ecclesia’, dejando al mismo tiempo a la legítima discusión el estudio y la explicación teológica de determinadas expresiones o formulaciones presentes en los documentos del Concilio Vaticano II y del Magisterio sucesivo”.
Cuando se conozca ese “Preámbulo”, su aportación a la gnoseología teológica será, cabe suponer, de gran valor. Ayudará a discernir cómo compaginar la fidelidad al Magisterio, también al Magisterio ordinario no infalible –fidelidad que se le pide a todo católico-, con la legitimidad, y podríamos decir incluso con la necesidad, de mejorar y aun discutir teológicamente determinadas formulaciones concretas.
En algún sitio he leído que “porque los dogmas son verdaderos, pueden ser interpretados”. Obviamente, no de cualquier manera, ya que tratándose de “dogmas” en sentido estricto se fija no solo un contenido sino también un lenguaje. Si esta apertura a la interpretación cabe en el magisterio extraordinario, mucho más puede caber en el magisterio ordinario y, sobe todo, en el magisterio ordinario no infalible.
Debe quedar claro que jamás se puede interpretar un “dogma” en contra de lo que dice expresamente y tampoco en contra del sentir de la Iglesia, de su tradición, de su catolicidad, de su universalidad. Clarificar las posibilidades de recta interpretación en lo que atañe al Magisterio ordinario no infalible será un gran servicio que este “Preámbulo”, si se hace público, puede prestar a todos.
No he deseado entrar en el tema concreto de las dificultades de tipo doctrinal que la Fraternidad Sacerdotal San Pío X experimenta con relación al Magisterio reciente. No es mi cometido hacerlo. Solo puedo, en este punto, pedir a Dios que siga iluminando y fortaleciendo al papa. Y que los que forman la Fraternidad acojan los esfuerzos del papa con espíritu de obediencia a la verdad y con amplitud de ánimo.
Guillermo Juan Morado.
54 comentarios
En fin, Newman, nada menos que frente a un documento caro a los lefes, señaló las limitaciones del Syllabus como no totalmente magisterial. Y era el Syllabus.
Habría que continuar trabajando sobre la Nota a la Ad Tuendam Fidem escrita por Ratzinger cuando estaba en la CDF.
También "Donum veritatis" ha dado unos criterios.
Yo no diría que unas cosas son magisterio y otras no... O, vamos, no lo diría así siempre. Pero sí es muy oportuno distinguir los niveles, e incluso en un mismo nivel distinguir lo permanente de lo meramente coyuntural.
Para los teólogos es una tarea que no siempre resulta fácil.
Admiro, no obstante la perseverancia pastoral de BXVI, saliendo en busca de la oveja perdida, que, ya está claro longtemp se quiere dejar rescatar a su manera.
Respecto del documento citado, basta una exégesis pausada para distinguir lo coyuntural en el argumento de lo magisterial implícito, teniendo en cuenta el carácter pastoral, v.g. la expresión Iglesias hermanas citada por luis puede ser más o menos incorrecta en el contexto, pero eso no infiere que los ortodoxos no sean nuestros hermanos.
Incluso algunos constructos pueden poseer vigencia temporal pero el mensaje que contienen ser de vigencia estable.
GJM. Ok, pero no debemos "minimalizar" el Magisterio. Sí distinguir. Porque si se "minimaliza" una cosa se corre el riesgo de minimalizarlas todas. Y sabemos que no todo es minimalizable. Arduo trabajo!
magisterio.. Claro que es peligroso, pero implica cambiar el criterio positivista, "lo dijo el Papa y basta" por "esto es magisterio continuo e ininterrumpido de la Iglesia, ubique et semper"
Es un reto.
Al final cualquiera puede pensar que el papa da, por sistema "su opinión" en materias de fe y de moral y que frente a la "opinión" del papa, y tan válida como la suya, está la propia.
Y esto es un desastre.
No porque el papa sea un "oráculo", sino porque su "opinión" está, lo reconozcamos o no, mucho más contrastada con la verdad.
La autoridad la tiene la verdad, y el papa como servidor de la misma.
No sé si me explico...
Casi no puedo esperar para obtener este servicio.
Saludos,
El Magiserio es magisterio: enseñanza. Y una de las misiones principales del Papa es enseñar. ¡Y debe prodigar sus enseñanzas no minimizarlas!
Que sus enseñanzas supongan distintos grados de obligatoriedad es claro. Por la intención aludida o expresada, y por los modos de formular sus propuestas. Y tal doctrina arraiga en la fe eclesiológica desde antes del Concilio.
Y volviendo al tema original: es lógico que ponga los "puntos sobre las íes" de la doctrina. Esa condición para la plena reconciliación es imprescindible. ¿Estaremos viendo ante nuestros ojos un "ecumenismo preventivo"?
Hay quienes ven en este problema del Magisterio -si es o no, cómo hay que interpretarlo, etc.- un signo de ilegitimidad papal.
Yo creo que no, que no se trata de una "falencia" del Sumo Pontífice si no una costumbre que se ha prolongado algo más de lo siquiera aconsejado; referencias aclaratorias y puntos de aclaración sobre la recta interpretación serían sumamente útiles, tales como expresa Maricruz.
Personalmente creo que Su Santidad tendrá algún motivo para hacerlo así. Por su mecánica, hábitos y evidente superioridad intelectual me niego a creer que es simplemente una "falencia" personal, si no que hay algo más detrás.
Dios dirá y proveerá.
Seguro que algo de eso hay sobre el tapete.
En la práctica no supondrá gran influencia -el mundo es el que es- pero no se pueden tener documentos "magisteriales" que digan cosas aparentemente contradictorias. En lo teórico es un asunto clave.
En fin, recemos para que todo vaya bien.
Las declaraciones oficiales y el preámbulo doctrinal confirman lo que dijo Monseñor Brunero Gherardini, en su ensayo sobre el Vat. II, sobre todo en los primeros cuatro capítulos (que son el marco de espistemología teológica para abordar el debate sobre el último Concilio).
Hay aquí algo no del todo nuevo pero sí muy poco advertido. Por lo general, cada vez que alguno planteaba una crítica al Vat. II, la respuesta automática era: el problema no es el texto sino la interpretación de los teólogos. Más en concreto: échale la culpa a Kung o Rahner y con eso es suficiente para salir del paso. Un patear la pelota fuera de la cancha conciliar...
Ahora va quedando más claro que la consideración teológica no tiene por qué limitarse al para-Concilio de los teólogos sino que puede ir a los documentos conciliares mismos.
Celebro, en cuanto favorece una mejor posesión de la verdad, el inicio del derrumbe de usuales falacias del discurso obsecuente.
Saludos.
Y esperemos una actitud receptiva no sólo en el plano intelectual por parte de la Fraternidad. El esfuerzo que lleva realizando Roma desde hace años sólo se corresponde con la obstinación de aquéllos. A ver si esta vez nos sorprenden gratamente.
Recemos por ello.
Los Obispos, cuando enseñan en comunión con el Romano Pontífice, deben ser respetados por todos como testigos de la verdad divina y católica; los fieles, por su parte, en materia de fe y costumbres, deben aceptar el juicio de su Obispo, dado en nombre de Cristo, y deben adherirse a él con religioso respeto. Este obsequio religioso de la voluntad y del entendimiento de modo particular ha de ser prestado al magisterio auténtico del Romano Pontífice aun cuando no hable ex cathedra; de tal manera que se reconozca con reverencia su magisterio supremo y con sinceridad se preste adhesión al parecer expresado por él, según su manifiesta mente y voluntad, que se colige principalmente ya sea por la índole de los documentos, ya sea por la frecuente proposición de la misma doctrina, ya sea por la forma de decirlo.
(Lumen Gentium 25)
Yo he citado ese texto a los "eclesio-progres" ni se sabe la de veces. Y espero poder seguir haciéndolo en el futuro. Porque aunque es evidente que no todo lo que dicen los obispos y el Papa es dogma ni todo pertenece al depósito de la fe, es de sentido común que si sobre determinada materia los pastores se han pronunciado de forma bastante repetida y unánime, los fieles -sin excepción- deben aceptar lo que digan.
De lo contrario, se abre un melón imposible de cerrar. Un melón, dicho sea de paso, que sería devorado de forma entusiasta precisamente por esos progres, que lo utilizarían para justificar su idea de que hay muy pocas cosas que no son discutibles en la Iglesia. Y claro, entonces nos pareceríamos al protestantismo cosa mala. No creo que eso sea deseable por nadie.
GJM. Por supuesto que no es deseable. Y una cosa es el discernimiento de las "notas teológicas" o de los tipos de adhesión que pide una determinada doctrina y, otra, que cada cual diga lo que se le ocurra. Todo el magisterio es magisterio, aunque no vincule del mismo modo.
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-Ciertamente: desfigurar la interpretación del dogma ya, expresado y como tal aceptado; sería como derribar parte de la columna vertebral de revelación divina, ya revelado. Y por ende empezar a perder la identidad de la Iglesia como empresa divina.
Dado la vigilia que Jesús tiene por su Iglesia, me niego a aceptar que tal derumbe pudiera ocurrir.
Ejemplo: hay un canon de un concilio, que hasta no sé si es el de algún lateranense (si alguien desconfía se lo busco), que pena con excomunión que algún sacerdote tenga más de una sola parroquia. Creo que se debía a la acumulación de rentas relativas a la simonía. En ese momento, como disposición disciplinar-pastoral, lógicamente con un motivo determinado en la coyuntura, habría que acogerlo de manera obsequiosa. Sin embargo, al pasar el tiempo, debido que no es algo que atañe a la fe, puede lógicamente plantearse la discusión sobre tal disposición.El "quod semper et ubique" de Vicente de Lerins es muy útil para discernir estos extremos, y el "Ecclesia semper idem" de San Ireneo ya ni le cuento.
Justamente el progresismo niega esto que acabo de decir, y el progresismo moderado (devenido en neoconismo) ha desarrollado esta idea de que planteamientos contradictorios encuentran su unidad en que la Iglesia en momentos distintos bajo la acción del Espíritu Santo expresa verdades convenientemente distintas según el momento, pero en dicho Espíritu encuentran la unidad. Una especie de despliegue histórico del Espíritu que a través de contradicciones sucesivas confiere saltos cualitativos. Pero eso tampoco es católico. Y se ha utilizado demasiado para justificar pragmáticamente algunas decisiones de la autoridad. Habría que pasar a hablar de contenidos. Este tipo de "excursus magisterialista" peca de excesivamente formal, y ahí no se ven los problemas.
Sólo muy recientemente he sabido que había quienes de este problema hacían el centro de su existencia y he conocido, de paso, sus motivos,en general más serios de lo que yo nunca hubiera creído; aunque no faltan quienes se mueven en este tema exclusivamente por motivos sentimentales, o -peor aún- por rencillas personales y ven en este íntimo casus belli ocasión para vendettas; vendettas a las que nunca habrá lugar, porque no cabe imaginar que la Iglesia lleve su generosidad al extremo de bendecir la soberbia, la desobediencia y el cisma.
Ojalá, repito, este "Preámbulo" sea aceptado humilde y obedientemente al fin como la generosa mano tendida que la Iglesia siempre ofrece a todo pecador.
Dentro del error que es siempre la desobediencia y el rechazo a la doctrina de la Iglesia, si lo sabré yo, hay quienes son honestos en su convicción, pero no deberían desaprovechar ninguna oportunidad de serena y humilde y reconciliación.
Veremos si lo que se dé a conocer sobre el preámbulo doctrinal en días futuros hace que dicha idea se instale definitivamente en mi opinión o tenga que descartarla.
Tendría guasa que los lefebvristas fueran recibidos con honores en la Iglesia -prelatura personal incluida- tomando como base la actitud pastoral de la misma hacia el liberalismo teológico.
GJM. No se debe pensar eso. Yo me fío de la autoridad de la Iglesia. No podemos decir más mientras no se conozca el texto.
Ocurre que muchas veces las críticas a textos del Concilio iban acompañadas de la negación del Concilio mismo, de su carácter de Concilio Ecuménico de la Iglesia, aprobado por el Papa legítimamente reinante. No se reconocía la autoridad magisterial del Concilio mismo, que es mucho más que autoridad "moral" solamente. Ahora, si la Iglesia, que es la única intérprete autorizada de su propio Magisterio, emprende la interpretación de algunos pasajes del Vaticano II, entonces lo católico será lo de siempre: "sentire cum Ecclesia". Es lo que hemos tratado de hacer, en la medida de nuestras capacidades, los que durante años mantuvimos nuestra fidelidad a la Iglesia real, la que existe, y luchamos por la fe católica ante los "progresistas" y ahora somos llamados "neocones" por los que en el mejor de los casos en el futuro deberán abandonar ese vocabulario.
ALABADO SEA JESUCRISTO Y Y QUE LA FSSPX , distribuya su tradicion dentro de la iglesia
Saludos.
Hasta tal punto la declaración de la autoridad jerárquica en muchos casos tiene menos importancia que la recepción litúrgica de una doctrina, la unánime opinión de los Padres o la no contradicción de una doctrina por parte del unánime consenso intertemporal de la Cristiandad. Los silencios también tienen su valor. Sobre todo los silencios, que el positivismo no registra. De tal modo, "infalible" pasó a ser lo que dice puntual y positivamente el Papa o el Concilio de turno, con prescindencia del río del que hablaba Newman al referirse a la doctrina -la continuidad principial- y de la sustancia de lo dicho, que no es lo mismo cuando se define la Sma Trinidad que cuando se habla de los viajes de conquista de "los espacios interplanetarios" (sic, Gaudium et Spes, 5; cualquier aficionado a la sci-fi sabe que lo único que no se puede conquistar son los espacios interplanetarios, ni siquiera en el caso del espacio silente con Malacandra de C.S.Lewis). O como dije, la opinión sobre la teoría de la evolución de Juan Pablo II, tan impertinente como la condena a Galileo. Para eso no instituyó Cristo al Pontificado.
En esta trampa estamos, se ha perdido la apreciación acerca de la densidad doctrinaria de un pronunciamiento, a expensas de la jerarquía de la autoridad que lo proclama positivamente. Se ha perdido el valor del silencio como evidencia de consenso a lo largo de la historia de la Esposa de Cristo. Se ha perdido el organismo vivo de la fe, y con él, el sensus fidelium, principalmente entre los clérigos. De allí los errores formalistas y positivistas de los neocones, que necesitan que el Papa les defina en forma expresa que tomar helado de frutilla los viernes santos es pecado. O los dolores de cabeza cuando un Papa en una entrevista privada dormita -Aliquando bonus dormitat Benedictus.
Creo que el problema con el Magisterio es la dificultad de "netear" de tal Magisterio las cosas que no lo son y sin embargo, en los últimos decenios, constituye la mayoría de las declaraciones: juicios fenoménicos, circunstancias y contextos históricos, evaluaciones probables, juicios prudenciales, expresiones diplomáticas, y por último pero no lo menos, el dichoso "tono" (manifiestamente sombrío en los documentos del siglo XIX, maníaco-eufórico en los conciliares). Cuando hablamos de "Magisterio ordinario", hablamos de principios doctrinarios sustentados por toda la Iglesia, en todo tiempo. Un Magisterio neteado, que todavía ningún Denzinger escribió y que probablemente nadie redactará, pero que sería de agradecer la Sede Romana esclareciera un poco, asignando diversos nivel de aceptabilidad u obligatoriedad de contenidos y "tonos". Y sobre todo un criterio para distinguir lo que es Magisterio, que no es un tema menor.
Sólo una vez que nos enfrentamos con ese Magisterio ordinario neteado podemos hablar de obligatoriedad de asentimiento, obsequio religioso, infalibilidad, etcetera. Pero para eso hay que trabajar.
Es una buena intención para rezar para ofrecer sacrificios (los filolefes pueden mortificar su fantasía, jejeje).
(En inglés: net off )
En el argot bancario, compensar las operaciones con el fin de reducir al mínimo los flujos financieros y los costes de transacción. Se trata de un término importado del inglés financiero.
Y sin acudir a las finanzas, creo que la idea de "peso neto" la entiende cualquiera. Es decir, el contenido de algo, sin el continente, los agregados y demás.
Acepten jubilosamente la mano tendida de la Iglesia y dejen de desconfiar de Ella, que es la Iglesia la que tiene mucho que ofrecerles no a la inversa, o mucho menos.
Por ejemplo http://www.rtve.es/podcast/radio-3/tres-en-la-carretera/, es un programa musical, pues quien quiera que pinche en el del 11 de setiembre,a ver que os parece lo que dice la presentadora tras el inicio de Otis Redding.
Que hay desorden informativo, puede ser, que GS 5 sea cine de ciencia ficción, pues me opongo, es un documento aprobado el 7-XII-1965, por cierto, lo que dice es:
5. La turbación actual de los espíritus y la transformación de las condiciones de vida están vinculadas a una revolución global más amplia, que da creciente importancia, en la formación del pensamiento, a las ciencias matemáticas y naturales y a las que tratan del propio hombre; y, en el orden práctico, a la técnica y a las ciencias de ella derivadas. El espíritu científico modifica profundamente el ambiente cultural y las maneras de pensar. La técnica con sus avances está transformando la faz de la tierra e intenta ya la conquista de los espacios interplanetarios.
También sobre el tiempo aumenta su imperio la inteligencia humana, ya en cuanto al pasado, por el conocimiento de la historia; ya en cuanto al futuro, por la técnica prospectiva y la planificación. Los progresos de las ciencias biológicas, psicológicas y sociales permiten al hombre no sólo conocerse mejor, sino aun influir directamente sobre la vida de las sociedades por medio de métodos técnicos. Al mismo tiempo, la humanidad presta cada vez mayor atención a la previsión y ordenación de la expansión demográfica.
La propia historia está sometida a un proceso tal de aceleración, que apenas es posible al hombre seguirla. El género humano corre una misma suerte y no se diversifica ya en varias historias dispersas. La humanidad pasa así de una concepción más bien estática de la realidad a otra más dinámica y evolutiva, de donde surge un nuevo conjunto de problemas que exige nuevos análisis y nuevas síntesis.
Por cierto, he ido leyendo las intervenciones y he acabado más confundido que antes de empezar.
Una pregunta muy sencillita, a ver si alguien es tan amable de contestarla. Una encíclica, por ejemplo la Humane Vitae, ¿Qué tipo de magisterio es?. ¿Cómo se interpreta que ciertas conferencias episcopales, sin manifestarse en contra, en cierto modo matizasen lo ensañado en esa encíclica?.
Gracias, saludos a todos
GJM. Es, formalmente, magisterio ordinario. Y, por supuesto, en absoluta continuidad con el magisterio precedente.
Lo "sano" y lo "habitual" es que al leer un documento del magisterio de la Iglesia no haga falta tener al lado un "instrumentum laboris" con todas las claves hermenéuticas para ir descifrando del texto los diversos rangos de certidumbre dogmática y distinguiendo tales niveles con boligrafos de colorines. Asimismo, la idea de que algo "no sea dogmático" no quiere decir que tenga tanta importancia como lo que diga la tía Felipa.
A mí me parece que hay muchos documentos pasados de la Iglesia, y pronunciamientos ocasionales de los que no se sabe ni el nombre y no es necesario tratar de re-interpretarlos apelando a otros documentos en orden a la congruencia de las partes. Yo pondría el punto de atención en lo siguiente: que me parece que hay un exceso de "producción magisterial": homilías, catequesis, entrevistas, libros, ya sea por parte del Papa como de los obispos que inundan revistas eclesiásticas, libros, etc. Obviamente para un católico, lo que ahí se dice no puede ser indiferente, pero mucho de lo que se dice tampoco es vinculante, y en muchos casos es prescindible. El problema es que aparece como vinculante, y se corre el riesgo de una especie de "religión del documento", en lugar de intervenciones puntuales del magisterio para aclarar o matizar cosas. Pienso que esto aclararía mucho estas cosas. Y para escribir libros y orientaciones pastorales, teólogos tiene la Iglesia, no?
Canon 121. 3 "Tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestar a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas. "
Eso es lo que nos diferencia de una secta.
De ahí a que Roma acepte la crítica y haga algún cambio puede pasar 100 años y para esa fecha todos los que aquí posteamos estaremos tres metros bajo tierra...
Y si llegan a un acuerdo y dejan de llamar misa "bastarda" al novus ordo, será de gran alegría para muchos. Ese es uno de los errores de los lefebvristas y los laicos que los siguen: manifestaron su opinión con burlas y ofensas, por ejemplo, al llamar "bastarda" a la misa ofenden al propio Cristo porque El está ahí presente en cuerpo, sangre, alma y divinidad.
Por otro lado he leído comentarios absurdos en el sentido que Roma tiene "necesidad" de los seminarios "llenos" de la FSSPX. No creo que Benedicto XVI se deje llevar por este tipo de argumentos utilitaristas, porque desde que empecé a estudiar este problema hace ya varios años me di cuenta de la voluntad del Papa por reintegrarlos colocándose por encima de mucha oposición, esa interpretación del Papa "pusilánime" cae como fruto maduro...
Hasta el momento el Papa ha sido generoso, ahora les toca a ellos. Si rechazan ese preámbulo, se van a poner la soga al cuello.
En resumen: ¿Magisterio obligante (y cualquier otro) mínimo? Pero, ¿es eso sensato y útil para la causa del Evangelio en un mundo de inflación informativa en el que siguen siendo necesarios referentes nítidos de la Verdad?
Porque nadie va a "minimalizar" las otras voces y los otros mensajes que llenan los oidos y los ojos de la humanidad, y que son francamente contrarios al hombre y al Evangelio.
Perdonen la digresión. Se trata del preámbulo... y la eclesialidad de los lefes...
A ver cómo se arreglan.
GJM. Son cuestiones "técnicas". Para un fiel católico la actitud normal es recibir con buena disposición y con espíritu de adhesión las enseñanzas del Papa y de los obispos en comunión con él. Eso es lo normal. Y será trabajo de los teólogos precisar, como se ha hecho siempre, el tipo de enseñanza, etc.
"Ni, pues, la doctrina de la fe que Dios ha revelado se propuso como un invento filosófico para que la perfeccionasen los ingenios humanos, sino como un depósito divino se entregó a la Esposa de Cristo, a fin de que la custodiara fielmente e infaliblemente la declarase. De aquí que se han de retener también los dogmas sagrados en el sentido perpetuo que una vez declaró la Santa Madre Iglesia, ni jamás hay que apartarse de él con color y nombre de más alta inteligencia."
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Esta respuesta del padre Guillermo me parece correcta pero algo ambigua. Todo fiel católico, ya sea teólogo o no, debe por NORMA asentimiento al Magisterio de la Iglesia, sea este ordinario o extraordinario. No hay actitudes "anormales" que puedan estar justificadas. No por ser teólogo o tener un conocimiento "avanzado" en cuestiones teológicas va uno a disentir del Magisterio como si su juicio subjetivo constituyera una instancia superior a la del propio Magisterio. Arriba ya alguien se atrevió a señalar algunos textos de la Gaudium et Spes como no magisteriales. Craso error. La función del teólogo no es la de separar en un texto magisterial lo que es magisterio de aquello que no lo es, como si hubiera que reducir el magisterio a solo lo relativo a fe y costumbres.
Donum Veritatis: «24. En fin, con el objeto de servir del mejor modo posible al pueblo de Dios, particularmente al prevenirlo en relación con opiniones peligrosas que pueden llevar al error, el Magisterio puede intervenir sobre asuntos discutibles en los que se encuentran implicados, junto con principios seguros, elementos conjeturales y contingentes. A menudo sólo después de un cierto tiempo es posible hacer una distinción entre lo necesario y lo contingente.
La voluntad de asentimiento leal a esta enseñanza del Magisterio en materia de por si no irreformable debe constituir la NORMA. Sin embargo puede suceder que el teólogo se haga preguntas referentes, según los casos, a la oportunidad, a la forma o incluso al contenido de una intervención. Esto lo impulsará sobre todo a verificar cuidadosamente cuál es la autoridad de estas intervenciones, tal como resulta de la naturaleza de los documentos, de la insistencia al proponer una doctrina y del modo mismo de expresarse.
En este ámbito de las intervenciones de orden prudencial, ha podido suceder que algunos documentos magisteriales no estuvieran exentos de carencias. Los pastores no siempre han percibido de inmediato todos los aspectos o toda la complejidad de un problema. Pero sería algo contrario a la verdad si, a partir de algunos determinados casos, se concluyera que el Magisterio de la Iglesia se puede engañar habitualmente en sus juicios prudenciales, o no goza de la asistencia divina en el ejercicio INTEGRAL de su misión. En realidad el teólogo, que no puede ejercer bien su tarea sin una cierta competencia histórica, es consciente de la decantación que se realiza con el tiempo. Esto no debe entenderse en el sentido de una relativización de los enunciados de la fe. El sabe que algunos juicios del Magisterio podían ser justificados en el momento en el que fueron pronunciados, porque las afirmaciones hechas contenían aserciones verdaderas profundamente enlazadas con otras que no eran seguras. Solamente el tiempo ha permitido hacer un discernimiento y, después de serios estudios, lograr un verdadero progreso doctrinal.»
Véase también del punto 27 en adelante. Aunque el teólogo llegue a la conclusión (subjetiva) de que una doctrina no irreformable es contradictoria o errónea NO DEBE hacer pública su objeción sino que su deber consistirá en «permanecer dispuesto a examinar más profundamente el problema» así como «hacer conocer a las AUTORIDADES MAGISTERIALES los problemas que suscitan la enseñanza en sí misma».
Saludos
GJM. Recomiendo a todos la lectura íntegra de "Donum veritatis" , de la Congregación para la Doctrina de la fe. Sin embargo no tengo conciencia de haber dado una respuesta ambigua. Un teólogo es un fiel católico, que ha de adherirse a lo que debe adherirse cualquier otro fiel católico. La cuestión "técnica" a la que me refería era la de precisar las diversas "notas teológicas": de fe divina, de fe divina y católica, de fe divina y católica definida, de fe eclesiástica definida, próxima a la fe, teológicamente cierta... etc.
En esto, los manuales anteriores eran más claros... Queda hoy mucha tarea que hacer en este sentido.
Un cordial saludo
GJM. Ok, comprendo. Pero sería un error terrible que un teólogo se sintiese "por encima" de los demás fieles cristianos y árbitro supremo para juzgar las enseñanzas de los pastores. No, no me refería a eso.
Pues es la inteligencia, que no es un carisma sino un don natural de Dios, la que nos hace discernir, junto con la claridad del Pontífice que escribe, qué es enseñanza y qué son meras hilvanaciones literarias o expresiones que no tienen para el Papa la intención de constituir enseñanza y no se le debe ni se le deja de deber asentimiento, como la frase "es un gran momento para el mundo", sino los puntos que a partir de ahí quiere desarrollar con la intención de trazar una enseñanza formal -Magisterio-.
A diferencia de las Escrituras, el Magisterio es siempre imperfecto y su lenguaje está en manos de quien debe procurar ser lo más claro y conciso posible en cuanto desea enseñar algo. Por eso la fórmula "de siempre" en la Iglesia fueron los cánones o definiciones que seguían a una determinada sentencia, bien numerados y clarificados "pa tontos", para que cualquier persona que supiera leer tuviera por cierto que se trataba de una firme enseñanza de la Iglesia.
El problema, por ejemplo, del Concilio todo, es que es amplísimo y en él convergen innumerables expresiones de muy diverso tono derivadas de muy diversos autores cuya intencionalidad literaria no siempre es clara, y además carece de definiciones y cánones.
¿El libre examen? Se lo demoniza demasiado, como si fuera algo malo y se ha convertido en un cliché. Es un imperativo de la propia naturaleza humana, que es intelectual, racional y libre. Toda la fe tiene que confrontarse siempre con el libre examen, porque este, bien usado, nos conduce siempre a la verdad católica. Lutero simplemente se equivocó y al no tener fe divina, erró y en su soberbia le plantó cara a las verdades divinas.
Algunos neocones arguyen el "desarrollo del dogma" como una explicación ante las contradicciones. Lo cual es ridículo, un desarrollo no implica negar lisa y llanamente el postulado anterior, sino perfeccionarlo. Si un magisterio continuo dice que no hay derecho para difundir el error, sea en materia natural, sea en materia religiosa, y otra declaración dice que sí hay ese derecho, no hay evolución o desarrollo alguno: hay contradicción. Si un magisterio dice que la Iglesia Católica es la Iglesia de Cristo, y una declaración posterior dice que "subsiste" en la Católica: no hay desarrollo, hay involución, imperfección por sustracción.
Sugiero estudiar la teoría de los desarrollos anómalos de Newman.
El colmo que recuerdo es una discusión con un neocon, que relativizaba la inerrancia de la Escritura citando a Dei Verbum. Cuando le dije que la expresión o interpretación que hacía del documento era falsa, y que podía estar redactado en forma deficiente, me respondió que no admitía poner en duda un documento inspirado por Dios en el Concilio. Es la lamentable confusión mental de los católicos neocones, herederos de cierto ultramontanismo que reclamaba, como decía un obispo contemporáneo de Newman, el Times en la mesa del desayuno junto con una bula papal para saber qué hacer cada mañana.
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Por cierto que la asistencia divina en la interpretación de la Sagrada Escritura es un carima del que goza todo cristiano unido a Pedro y sus sucesores.
Confundir el libre examen protestante con el sensus fidelium denota una estrechez ultramontana impropia de alguien que haya leído al beato Newman.
Un poco de seriedad por favor. Esto es catolicismo, no vudú.
GJM. "Donum veritatis" es un documento muy importante para este tema.
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Sí, pero está escrito para la disidencia teológica, no para el caso de que se dude sobre el carácter magisterial o no de una declaración. En realidad, aquí valen las reglas de la hermenéutica: intención de enseñar (si no habla como maestro no es magisterio, por definición)(1), contenido de la declaración (2), materia para las cuales el Papa o los obispos están autorizados (3), conexión con las fuentes de la Revelación (4).
Pongamos ejemplos:
(1) "advertimos una creciente conciencia de la dignidad humana" (V II) = no hay intención de enseñar, hay una percepción, muy discutible por cierto en el siglo del Holocausto y del aborto.
(2) "Maciel es un modelo para la juventud" (JP II) = es un elogio meramente, basado también en percepciones
(3) "la evolución ha dejado de ser una mera hipóstesis científica" (JP II)= el Papa no tiene autoridad para definir qué es hipótesis o qué es teoría científica
(4) "San José era joven cuando desposó a María" (JP II) = hipótesis piadosa, sin arraigo en la Revelación.
En definitiva, no todo lo que dice el Papa es Magisterio. La formalidad intencional es crucial.
GJM. Sí, ha de constar la intención de enseñar.
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Te equivocas, no es un carisma del que goza todo cristiano, sino la TOTALIDAD de los fieles y no cada uno en particular:
Lumen Gentium 12: "La universalidad de los fieles que tiene la unción del que es Santo (cf. 1 Jn., 2, 20 y 27) no puede fallar en su creencia, y ejerce ésta su peculiar propiedad mediante el sentimiento sobrenatural de la fe de todo el pueblo, cuando "desde los Obispos hasta los últimos fieles seglares" manifiesta el asentimiento universal en las cosas de fe y de costumbres."
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Lo que trato de señalar es que no corresponde a los fieles corregir al Magisterio ordinario y muchísimo menos públicamente ya que supondría un pecado de escándalo. Lo que pasa es que algunos han hecho de internet un medio para despotricar contra aquellas cosas de la Iglesia (liturgia, magisterio, etc.) que no les parecen correctas. Esto es simple y llanamente ser un mal cristiano. La Donum Veritatis exhorta a aquellos teólogos que encuentren dificultades, ya sean supuestos errores o contradicciones en el magisterio, que se pongan en contacto con las autoridades magisteriales competentes pero en ningún caso pueden ir por ahí pregonando a los cuatro vientos que tal punto del magisterio es contradictorio o no es magisterio. Es el magisterio el que se corrige a sí mismo y no la opinión de un cualquiera por muy teólogo o erudito que este se crea. No confundamos Iglesia docente con Iglesia discente. Saludos
GJM. Dejemos que los muertos entierren a sus muertos. Lo importante es qué va a pasar. A pesar de los pesares... No venga a glorificar a Mons. Lefebvre. Al menos, no aquí. A demonizarlo, tampoco (aunque en esta tentación no es previsible que usted caiga).
Sólo sabía decir sí y no, sobre todo no.
Y sin embargo, sin él la Misa tradicional sería un recuerdo. Y estaríamos repitiendo las divisas de la Revolución Francesa como si fueran Magisterio.
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