Le reconocieron al partir el pan
Homilía para el tercer domingo de Pascua (Ciclo A).
La fe pascual tiene su origen en la acción de la gracia divina en los corazones de los creyentes y en la experiencia directa de la realidad de Jesús resucitado (cf Catecismo 644). Es el Señor quien se acerca a los discípulos que se dirigían a Emaús, se pone a caminar con ellos y, finalmente, despierta su fe (cf Lc 24,13-35).
No había bastado con ver morir a Jesús para creer en Él como Mesías e Hijo de Dios. Es verdad que se había mostrado como “un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo”, pero esa esperanza parecía quedar definitivamente defraudada por la muerte. “¡Cuántos, en el decurso de la historia, han consagrado su vida a una causa considerada justa y han muerto. Y han permanecido muertos”, comenta Benedicto XVI.
La Resurrección es la prueba segura que demuestra la identidad y la misión de Jesús. Sí, Él es el Hijo de Dios, vencedor de la muerte. Él es el salvador del mundo, que puede darnos la vida verdadera. Es esta certeza la que mueve el testimonio de la Iglesia desde sus orígenes: “matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos y nosotros somos testigos”, proclama San Pedro (cf Hch 3,15).
El Señor escucha a los caminantes de Emaús que, decepcionados, no acaban de creer los rumores que hablaban de que Cristo estaba vivo, pues su sepulcro había sido encontrado vacío. Con gran paciencia, el Señor “les explicó lo que se refería a Él en toda la Escritura”. La Resurrección es el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento, la realización de esas predicciones.
Pero será el gesto de partir el pan lo que abra los ojos de estos discípulos para así reconocer a Jesús. San Agustín comenta que “cuando se participa de su Cuerpo desaparece el obstáculo que opone el enemigo para que no se pueda conocer a Jesucristo”. La Eucaristía es la verdadera escuela que nos permite adentrarnos en el conocimiento del Resucitado, en la comunión con Él.
El encuentro con el Señor transforma completamente a aquellos discípulos: “levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros”. La fe en el Resucitado les empuja hacia la Iglesia y les lleva al testimonio. Como afirma el papa: “En efecto, si falla en la Iglesia la fe en la Resurrección, todo se paraliza, todo se derrumba. Por el contrario, la adhesión de corazón y mente a Cristo muerto y resucitado cambia la vida e ilumina la existencia de las personas y de los pueblos”.
Nosotros, a diferencia de los caminantes de Emaús, no hemos visto a Jesús Resucitado. Nuestra fe se fundamenta en el testimonio de quienes sí lo vieron. Pero, al igual que los de Emaús, podemos encontrarnos cada domingo, incluso cada día, con el Señor. Él viene también a nuestro encuentro, enciende nuestro corazón con el fuego de su palabra y parte para nosotros el pan de la Eucaristía.
El Señor nos dice que “quien coma de este pan vivirá para siempre” (Jn 6,51). Cristo nos alimenta uniéndonos a Él, haciéndonos partícipes, ya aquí en la tierra, de su vida gloriosa. Cada vez que se celebra la Santa Misa, decía San Ignacio de Antioquía, “partimos un mismo pan […] que es remedio de inmortalidad, antídoto para no morir, sino para vivir en Jesucristo para siempre”.
Guillermo Juan Morado.
16 comentarios
Ayer reparé en Jn 17, esa hermosa oración de Jesús, y en concreto en el versículo 20: ¡pide por los creyentes que han de venir, por tí, por mí, por todos! Curiosamente,esa hermosísima oración me autivó en su día, pero ese versículo en cuestión como que se me había pasado de largo. Impresiona.
Luego, al reconocerle se convencen de que era Él cuando se preguntan:
–¿No es cierto que el corazón nos ardía en el pecho mientras nos venía hablando por el camino y nos explicaba las Escrituras?
¡De qué forma mas hermosa y cariñosa hace el Señor las cosas con nosotros!
Como casi todos los domingos, acudo a Misa al Valle de los Caídos. La mañana, maravillosa; los monjes, hombres de Dios entregados y plenos; la Santa Cruz, majestuosamente ofrecida, como la primavera en el Valle... Y el pasaje de Emaús... Paseando por los alrededores con mi mujer, un profundo sentimiento de paz, de bienestar, de gratitud. Hoy, a mi mujer y a mí, caminando por el Valle, nos ha salido al encuentro, como a los de Emaús, el Señor.
Bienvenido César por esas merecidas vacaciones.
Se echa de menos a Tineo, Marcos-William, Fredense.
Leo también comentarios de Eduardo Jariod, Flavia, gracias, y de los que entran a visitar la Puerta de Damasco, nos enriquecen mucho, espero no haberme olvidado de nadie sino perdonar.
La homilía de éste domingo es tan bella, sentir en la piel de los discípulos el encuentro con el resucitado, no se lo acababan de creer, el Maestro está vivo, como se dice popularmente ¡Qué gozada!
También os cuento nuestro querido Carlos, ahora Padre Carlos, ya es sacerdote, os envío el enlace del gran día, orad para que el Señor nos siga regalando sacerdotes santos.
http://www.redentoristas.org/archivos_noticias/ordenacion_carlos_miguel_cron.html
Gracias por compartir tu alegría por las cosas de Dios, TODO ES GRACIA.
También os cuento:
El viernes 13 de mayo tenemos una misa de acción de gracias por la beatificación de Juan Pablo II a las 19:00 en la catedral de la Almudena, preside el Cardenal Antonio María Rouco.
Siendo el día de nuestra Señora de Fátima, que salvo la vida a nuestro amado Beato del atentado que sufrió en la plaza de San Pedro, habiéndole preservado nuestro Señor su vida para seguir trabajando por su reino, que hermoso día para dar gracias por el don de la santidad,cultivado en los brazos,en el corazón de Nuestra Madre.
Nerea, este domingo hubo en Vigo una Misa de acción de gracias por la beatificación de Juan Pablo II. En pleno mes de mayo resultan especialmente significativas las palabras del señor Obispo durante la homilía:"Su total pertenencia a María fue la dimensión de su vida." Sin duda, este 13 de mayo, cuando acompañemos a la Señora "que desvió la bala" y le salvó la vida, lo tendremos muy presente.
"María, te ofrecemos como flor el Geranio, que simboliza la Fe.Tú que fuíste la primera creyente y bienaventurada por tu fe, muéstranos cómo tener fe firme, sencilla, humilde, ilustrada, constante. Ayúdanos a decirle al Señor:Creo, pero aumenta mi fe. Que conozcamos bien la Palabra de Dios y la practiquemos.Te pedimos hoy especialmente por tantos que se han alejado de la fe, viven en la indiferencia religiosa o padecen dudas de fe."Con flores a María, Vidal Ayala.
Y para vivir más intensamente el mes de mayo-"el mes de María, la Rosa Mística, la primera criatura, aquella en la que de modo resplandeciente brilla la belleza de la salvación" estoy rezando y meditando Treinta y un días de mayo, de Don Guillermo.
Yolanda, no vale la pena el esfuerzo, mejor quédate aquí donde eres bienvenida. Aunque hacen grandes esfuerzos es notorio que la balanza se inclina, y a unos se les permite mucho y a otros, nada. Un abrazo.
GJM. Por esta vez, pase, pero no es adecuado importar asuntos de otros blogs. Un saludo.
Podremos celebrar a Nuestra Madre y llevamos un cargamento muy especial, confiamos que Ella lo bendiga.
Por descontado a todos los llevo en el corazón, especialmente a D. Guillermo.
Hasta la vuelta.
GJM. Pues muchísimas gracias!
Gracias Carolina y al hilo de lo que dice sobre la misa de acción de gracias en Vigo por nuestro Beato Juan Pablo II celebrado por el Obispo... y
Con su permiso Don Guillermo, os cuento, conocí al Obispo de Vigo, Monseñor, Don Luís Quintero Fiuza,sereno y encantador, nos acompaño en el vía crucis del día viernes santo, en el paseo marítimo, con un atardecer esplendoroso, hasta la Virgen de la Guía, nos hemos traído todos este hermoso recuerdo, mis oraciones por él y su Diócesis,haciéndole llegar desde aquí nuestro agradecimiento.
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