Los comienzos de la Iglesia
Homilía para el Domingo III del Tiempo Ordinario (Ciclo A)
La Iglesia es la reunión de los hombres en torno a Jesucristo, el Hijo de Dios (cf Catecismo 541). Él es la “luz grande” que brilla en medio de las sombras de muerte (cf Is 8,23-9,3; Mt 4,12-17). Las tinieblas simbolizan el error y la impiedad, la ignorancia y la confusión; en definitiva, el desconocimiento de Dios. En medio de esa oscuridad, resplandece Cristo, que quiere dar comienzo a su Iglesia mediante su predicación y la llamada a los primeros apóstoles.
Galilea, una tierra devastada y maltratada en tiempos del profeta Isaías, colonizada por poblaciones extranjeras, va a ser el escenario escogido por Dios para el inicio del ministerio de Jesús. Interpretando alegóricamente la Sagrada Escritura, algunos comentaristas medievales, como Rábano Mauro, ven en Galilea una figura de la Iglesia, “donde se verifica el tránsito de los vicios a las virtudes”, de la falsedad a la rectitud.
Allí el Señor empezó a predicar: “Convertíos, porque está cerca el Reino de los cielos”. La exhortación a la penitencia va unida al anuncio de un gran bien, la felicidad del Reino de Dios. La palabra de Cristo convoca a los hombres. En realidad, Él en persona es la Palabra “que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (Benedicto XVI). En sus palabras humanas se expresa Aquel que es la Palabra divina.
Con la autoridad de su palabra, llama a los apóstoles: A Pedro y a Andrés, a Santiago y a Juan. Forma así una comunidad reunida alrededor de Él. En este caso no son los discípulos quienes eligen al maestro, sino que es el Maestro quien elige a los discípulos: “Venid y seguidme”. La llamada los vincula a su persona y les exige una decisión radical: dejarlo todo; es decir, poner en segundo plano lo que no puede ocupar el lugar de Dios.
La respuesta de los apóstoles constituye una concreción práctica del primer mandamiento de la ley de Dios: “Amarás a Dios sobre todas las cosas”. Una llamada como la de Cristo solamente puede hacerla Dios. San Juan Crisóstomo, en una homilía, dice que “los llamó cuando estaban en sus ocupaciones, manifestando que conviene anteponer la obligación de seguir a Cristo a todas las ocupaciones”.
No les hizo falta más que oír la voz de Cristo para olvidarse de todo lo que creían poseer: las redes, el barco y hasta la propia familia: “Dejaron, pues, el barco para ser constituidos en gobernadores de la nave de la Iglesia. Dejaron las redes, para no traer más peces a la ciudad de la tierra, sino para que condujesen a los hombres a las regiones eternas del cielo. Dejaron un padre, para que se les constituyese en padres espirituales de todos” (Pseudo-Crisóstomo). En realidad, como comenta San Gregorio Magno, “el Reino de Dios no tiene precio: vale tanto cuanto tienes”.
Acoger la palabra de Jesús y responder a su llamada es acoger el Reino. El Señor pone así los cimientos de la Iglesia, a través de la cual quiere unir a todos los hombres con Dios y, de ese modo, crear la unidad del género humano (cf Lumen gentium 1). También a nosotros, por pura gracia, Jesús nos ha rescatado con la red de su palabra para iluminarnos con su luz y hacernos miembros de su Iglesia. Como a los primeros, también a nosotros nos pide que colaboremos con Él para que muchos puedan “gozar de la dulzura del Señor” en el país de la vida (cf Sal 26).
Guillermo Juan Morado.
38 comentarios
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Una manera clarísima de decirlo, como sólo lo sabe describir, con verdadero conocimiento de causa, un sacerdote
Señala Vd., padre, que estas palabras son una exhortación a la penitencia Pero ¿No habría que entenderlo mejor, de acuerd.o a la palabra "metanoia", como "cambiar de mente", y empezar a ver la realidad con los ojos del nuevo reino de Dios, no tanto penitencia sino transformación interior?
La penitencia interior es una reorientación radical de toda la vida, un retorno, una conversión a Dios con todo nuestro corazón, una ruptura con el pecado, una aversión del mal, con repugnancia hacia las malas acciones que hemos cometido. Al mismo tiempo, comprende el deseo y la resolución de cambiar de vida con la esperanza de la misericordia divina y la confianza en la ayuda de su gracia. Esta conversión del corazón va acompañada de dolor y tristeza saludables que los Padres llamaron "animi cruciatus" (aflicción del espíritu), "compunctio cordis" (arrepentimiento del corazón) (cf Cc. de Trento: DS 1676-1678; 1705; Catech. R. 2, 5, 4).
Releamos de nuevo ese fragmento del CIC.
Para todo ello, hace falta la LUZ de la FE- tan bien representada en el momento de nuestro Bautismo cuando se prende el Cirio Pascual-, que es la única que nos permite asentar nuestra vida sobre una roca. “Antes o después, el tener, el placer y el poder se manifiestan incapaces de colmar las aspiraciones más profundas del corazón humano. En efecto, necesita construir su propia vida sobre cimientos sólidos, que permanezcan incluso cuando las cortezas humanas se debilitan. En realidad, puesto que “tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo, y que la fidelidad del Señor dura de generación en generación, quien construye sobre esta palabra edifica la casa de la propia vida sobre la roca. Que nuestro corazón diga cada día a Dios:”Tú eres mi refugio y mi escudo, yo espero en tu palabra” y como San Pedro, actuemos cada día confiando en el Señor Jesús.”PON TU PALABRA, ECHARÉ LAS REDES.”(Verbum Domini).
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No, no, que va, hace dos años que no las pruebo ni en Seman a Santa.
Hijo, Norberto, concédeme la posibilidad de que sea pura virtud...
:D
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Esa es la frase que más me gusta de la homilía. Y muy bien introducido ese " creían " antes del poseer, porque todo cuanto estamos seguros de poseer es NADA ante la presencia de Jesucristo, único que puede saciar nuestro corazón, único Amor saciante. El único.
Sabéis que he paseado junto al lago y lo he cruzado en barca por la noche mientras veía a los pescadores del kibbutz echar las redes. Y el paisaje parecía transmutarse en aquellas riberas que, si nos atenemos a los datos del Evangelio, tanto gustaban a Jesús. He caminado por las orillas del lago durante las horas de madrugada, yo sola, intentando imaginar con qué sonrisa y con qué gesto llamaría Jesús a sus primeros discípulos.
Irresistible la voz de Jesús, la sonrisa de Jesús, la mirada de Jesús...
D. Guillermo: La voz de Jesús que Vd. oyó y siguió tuvo que ser personal dirigida a Vd. pero no creo diferente de la que sintieron los discípulos.¿ Me equivoco?
Es imposible no maravillarse al leer los evangelios.
¿ Cómo no, si Él es Verdad y Belleza infinitas ?
Animo a los que no hayan ido, a que vayan.
Si Dios me da vida, espero volver.
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ôô
No, si no son los ánimos los que faltan...
Si simplemente viendo un documental y ya se empañan los ojos de emoción, ¿cómo imaginar la ralidad? El frustrado viaje del verano pasado espero vivirlo tan pronto como sea posible.
Merece la pena.
Toca Baviera: Benedicto XVI.
En París he estado varias veces de viaje con los alumnos. Merece la pena, y la primera vez me sorprendió mucho porque iba un poco en contra, no sé bien los motivos. Si alguna vez vuelvo, iré a Port-Royal des Champs, eso seguro.
En cualquier caso, renuncio a darme " palizas " en viajes de grupo. No se disfruta nada de cuanto se ve. Tierra Santa merece dos semanas con cierta paz, sin ir corriendo a todos los lados.
A los que no habéis ido, este es mi consejo: alojaos en las residencias de los franciscanos y no estéis menos de dos semanas. Un grupo de no más de diez personas es lo ideal y dispuestos a compartir todo.
A mí de la llamada a seguirle y a anunciar su evangelio me impresiona que se la haga a unos pescadores. Nosotros iríamos a buscar los oradores más cultos y preparados para transmitir nuestras ideas. Él quiere que le sigamos y demos testimonio con palabras asequibles.
El próximo viernes a las 19,30 el Obispo confirmará a 13 jóvenes de la parroquia entre los que se encuentra nuestro hijo, el pequeño. Quedáis todos invitados virtualmente a esa gozosa celebración. Para la ocasión podríamos acercarnos a la Iglesia con el coro de las campanas de I Pagliacci
http://www.youtube.com/watch?v=JQWNPlcxDlU&feature=related
Flavia, me ha gustado mucho leer tus recuerdos y recomendaciones. ¿Dos semanas? Yo me estaría dos años, si me dejaran ...
Pater, Baviera en primavera es muy bonita (ahora también, si le gusta la nieve). Anímese y no deje de avisar. Y si se apunta alguno más, pues lo mismo.
Un saludo muy cordial.
felicidades por ese acontecimiento y gracias por la invitación. Te aseguro mis oraciones y recuerdo.
Fredense, si le dices al páter lo del asado bávaro le convencerás antes.
Los intelectuales son imprescindibles en la cristiandad; en el pasado y en el presente. Pero toda la ciencia del mundo no añade una pizca de autoridad al teólogo frente al pescador galileo.
Un obispo ignorante -es un suponer- tiene toda la atoridad de la sucesión apostólica y el teólogo más profundamente imbuido de lecturas de toda su diócesis, no.
Y esto que sigue ya es sólo mi opinión: ni el teólogo-intelectual puede despreciar al obispo menos versado que él en filosofías; ni el obispo debería descuidar la formación de su clero ni de sus fieles. Ni dejarse impresionar por intelectuales, ni relegarlos al cuarto de la limpieza como si no le hicieran falta.
"Señor, ¿qué quieres que haga?"
Quizás cada día.
Hoy termina el Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos.
"Especialmente queremos comprometernos hoy a una cosa a los pies de ésta nuestra Madre común: nos comprometemos a llevar adelante, con toda nuestra energía y en actitud de total disponibilidad a las mociones del Espíritu, el camino hacia la perfecta unidad de todos los cristianos. Bajo su mirada materna estamos prontos a reconocer nuestras recíprocas culpas, nuestros egoísmos, nuestras morosidades: Ella ha engendrado un Hijo único, nosotros por desgracia se lo presentamos dividido".
Juan Pablo II: Homilía de la misa en la Casa de la Virgen, Éfeso, 30-XI-1979
El pasado domingo se celebró la Jornada de la Infancia Misionera. En 1922, Pío XI elevó las Obras de la Propagación de la Fe (fundada por la venerable Paulina Jaricot), de la Santa Infancia (ahora Infancia Misionera) y de san Pedro Apóstol para el Clero Indígena, a la categoría de Pontificias. Son las OMP (Obras Misionales Pontificias).
Flavia: el veintiuno de enero te recordé de forma especial
Pero sí me considero amigo de Flavia...
Un libro excelente.¡ Gracias, Monseñor !
De paso, mi gratitud profunda a ediciones Encuentro no sólo por los magníficos libros que publica, sino por la belleza con que los presenta. Es un ejemplo de cómo verdad y belleza deben ir unidas en la comunicación de los valores del Evangelio.
Don Guillermo,
que sí, que usted y otros 224 amigos que tengo en facebook son amigos míos. Pero lo de Ana ha sido una exquisitez propia de alguien como ella, tan fina y espiritual que se acuerda de todo y pide por todo. A mí esas cosas me llegan al alma.
En E.E. hay verdad, belleza y ... CARÍSIMOS hermanos.
De todas formas, Flavia, gracias por el aviso. Lo tendré en cuenta.
hay que reconocer que tienes sentido del humor, de verdad.
Lo que pasa es que a mí un buen libro jamás me parece caro. Como no me gasto habitualmente nada en cines ni cafeterías, ni cosas similares ( ojo, que no digo que tú te lo gastes en eso ) pues me lo gasto en libros y eso que salgo ganando.
A ver qué hago con mi biblioteca cuando sea ancianita y tenga que dejarlo todo. Ya llevo regalados - y no exagero - casi tantos libros como tengo. En cada estantería, dos filas de libros, porque de otro modo no caben. Hasta sillas tengo llenas de libros.
¿ A que ha quedado muy claro que presumo de biblioteca ? Otra cosa no tengo en esta casa mía, que parece digna de una mujer espartana, pero lo que se dice libros...
Habrá que pasarse al ebook, ¿ se dice así ? Pero...donde esté una buena biblioteca...
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