La cercanía de Dios
Homilía para el Domingo II después de Navidad
El misterio de la Encarnación nos habla de la cercanía, de la proximidad y de la inmediatez de Dios: “Un silencio sereno lo envolvía todo, y, al mediar la noche su carrera, tu Palabra todopoderosa, Señor, vino desde el trono real de los cielos” (Sb 18,14-15). La gran distancia que separa al hombre de Dios ha sido salvada por el mismo Dios. La Palabra que, desde la eternidad, expresa, por así decirlo, el diálogo intra-trinitario, quiso resonar en el mundo para ser oída por los hombres, elevados de este modo a la condición de interlocutores de Dios.
La venida de Cristo muestra la misericordia de Dios, su condescendencia: La Palabra que se hizo carne y puso su morada entre nosotros es la misma Palabra que estaba con Dios y que era Dios (cf Jn 1,1). Sólo la omnipotencia divina – la omnipotencia de su amor - puede llegar a lo impensable: el anonadamiento de Dios, que se hace concreto en Belén, en Nazaret y en el Calvario.
Dios, sin dejar de ser Dios, quiso entrar en la historia para salvarnos. El Padre envía a su Hijo al mundo. El Hijo, que subsistía eternamente, comenzó a existir en el tiempo también como hombre, asumiendo en su Persona divina la naturaleza humana que el Espíritu Santo suscitó en el seno virginal de María. En Cristo, la Trinidad se acerca a nosotros, ya que el Señor incluyó su humanidad en su relación filial con el Padre y la hizo, asimismo, portadora del Espíritu Santo.
La finalidad de la Encarnación es nuestra salvación: El Hijo de Dios asumió una naturaleza humana “para llevar a cabo por ella nuestra salvación” (Catecismo, 461). Se manifiesta así la suma bondad de Dios, que quiso “comunicarse a la criatura de modo superlativo”, explica Santo Tomás de Aquino.
San Bernardo queda asombrado ante esta prueba de la benevolencia divina: “Cuanto más pequeño se hizo en su humanidad, tanto más grande se reveló en su bondad; y cuanto más se dejó envilecer por mí, tanto más querido me es ahora. Ha aparecido - dice el Apóstol - la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor al hombre. Grandes y manifiestos son, sin duda, la bondad y el amor de Dios, y gran indicio de bondad reveló quien se preocupó de añadir a la humanidad el nombre de Dios”.
Más aun debemos maravillarnos nosotros. Dios se inclina. Dios baja realmente y “nada puede ser más sublime, más grande, que el amor que se inclina de este modo, que desciende, que se hace dependiente. La gloria del verdadero Dios se hace visible cuando se abren los ojos del corazón ante el establo de Belén” (Benedicto XVI).
Es como si Dios no se hubiese conformado con dejarnos sus huellas en la creación o con imprimir su rastro en nuestra conciencia. Ha querido ir más allá. Se ha hecho “Hijo de María”, accesible a cada uno de nosotros.
El Papa Benedicto XVI ha asimilado esta cercanía de Dios al misterio de la Eucaristía: “Su amor sale, por así decir, de sí mismo y entra en nosotros. El misterio eucarístico, la presencia del Señor bajo las especies del pan y del vino es la mayor y más alta condensación de este nuevo ser-con-nosotros de Dios”. “Él, el infinito e inabarcable para nuestra razón, es el Dios cercano que ama, el Dios al que podemos conocer y amar” (1-IV-2010).
Guillermo Juan Morado.
19 comentarios
Es como si Dios no se hubiese conformado con dejarnos sus huellas en la creación o con imprimir su rastro en nuestra conciencia. Ha querido ir más allá. Se ha hecho “Hijo de María”, accesible a cada uno de nosotros
Sí, es la Humanidad de Dios...
Misa del Domingo (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. Nav.
LECC.: vol. III, pág. 40.
- Si 24,1-2.8-12. La sabiduría de Dios habitó en el pueblo escogido.
- Sal 147. R. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
- Ef 1,3-6.15-18. Nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
- Jn 1,1-18. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
Cristo, sabiduría de Dios. Las tres lecturas convergen hacia un único anuncio: Dios cercano al hombre. La Sabiduría desde el principio habitó en medio del pueblo de Dios (1 lect.). La Sabiduría,
la Palabra de Dios, plantó su tienda entre nosotros (Ev.). Dios nos ha hecho sus hijos adoptivos para alabanza de la gloria de su gracia (2 lect.).
Liturgia de las Horas: oficio dominical. Te Deum.
Martirologio: elogs. del 4 de enero, pág. 92.
Fuente: http://www.conferenciaepiscopal.es/liturgia/calendario2010/calendario.pdf
Pequeño y bondadoso Señor, se hizo carne en el vientre de María Madre, y tan cercano en la Eucaristía.
Don Guillermo, gracias.
Hay un enlace que me ha llamado la atención.
http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1346098?sp=y
¡Hola, Pimarab! Felices fiestas navideñas.
Bueno, un poco tarde, pero felices fiestas a todos los bloggers de la Puerta.
Estoy pasando por un traspiés en mi salud, así que si alguien de vosotros quiere rezar por mí... ¡muchííísimas gracias por adelantado. Un abrazo a todos.
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Falso de toda falsedad. Nunca he borrado un comentario suyo.
Y su salud tiene que ir a mejor. No se contempla otra alternativa!
Aquí los comentarios no se borran: se editan. La verdad es que aún no entiendo el por qué de este eufemismo.
¡ Caramba, D. Guillermo, me había olvidado que Usted está conectado con INTERNET-CIELO. Siendo así, me ha dejado super tranquila; Si el CIELO lo quiere no voy a tener más remedio que curarme... esto es ver la botella medio llena... Enhorabuena... y muchas gracias.
Rezare un rosario por usted o mejor dos.
Nuestra Madre mira son serenidad entregándonos a su hijo, me encantan los Iconos.
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