Éste no debería vivir
Esta mañana he seguido parte de la retransmisión televisiva de una protesta a favor de la vida y en contra del aborto, convocada como reacción frente a un congreso de especialistas en eliminar vidas humanas antes del nacimiento.
Contaba uno de los participantes en la concentración a favor de la vida que, en un determinado momento, uno de los congresistas pro-aborto se dirigió a él. El manifestante en favor de la vida estaba acompañado por un señor aquejado de evidentes deficientes físicas y quizá también psíquicas. El congresista pro-aborto lo increpó directamente y, señalando a la persona enferma, afirmó: “Éste no debería vivir. Sólo ocasiona gastos a la sociedad”.
En este hecho, verdaderamente reprobable, se manifiesta el rostro de la ideología favorable al aborto. Quienes la sostienen se sienten por encima del bien y del mal, atribuyéndose el derecho de decidir quienes merecen vivir y quienes no.
Resulta muy cruel señalar a una persona y decir algo así como “éste se nos ha escapado”, “no ha funcionado la eugenesia con él”. Pero si es cruel decir esto de alguien ya adulto, no menos cruel es sentenciar lo mismo a propósito de un ser humano en proceso de gestación: “Por si no sale bien, para evitar la carga que supondría, hay que eliminarlo”.
Es verdad que no todos los abortos – algunos de ellos sí – obedecen a razones eugenésicas. En muchos casos, posiblemente en la mayoría de ellos, se aborta porque el bebé no llega en el momento “oportuno” y deseado, bien sea porque compromete un proyecto personal que quiere afirmar la propia independencia por encima de cualquier otra consideración, o bien porque la situación económica de la madre, o del padre y de la madre juntos, no es la más favorable para hacer frente a la responsabilidad de criar a un hijo.
También me llamó la atención que, en los establecimientos acreditados donde practican abortos, no se les permita a las madres ver la ecografía de sus hijos. Incluso bajan el volumen del ecógrafo para que ellas no puedan oír los latidos del corazón del feto. Si esto es así, como parece que es, resulta obvio que están ocultando la verdad, toda la verdad, a las mujeres que, por voluntad propia o por presiones, acceden a someterse a la singular intervención que consiste en expulsar de su útero a su propio hijo causándole la muerte.
No faltará quien alegue razones “filosóficas” para negar al feto humano la condición humana y, por supuesto, la condición de persona. Pero son, cada vez lo vemos con mayor claridad, razonamientos alambicados que contrastan con la inmediatez y con la evidencia con la que se presenta lo real.
Hace años, la ignorancia, el poco conocimiento, no hacía bueno lo que siempre ha sido malo, pero lo hacía, si acaso, más disculpable. Hoy no. Hoy no hay excusas. Es más, moralmente hablando, bastaría sólo con la duda para abstenerse de lo que podría ser – y, obviamente es – la eliminación de una vida humana inocente.
Yo no sé cómo acabar con esta plaga que nos envilece a todos. Quizá la primera batalla sea llamar a las cosas por su nombre y, no en segundo lugar, mantener la esperanza y la lucha. No veo negación más directa de Dios, y de lo que nos constituye como humanos, que la legitimación social del aborto.
Guillermo Juan Morado.
51 comentarios
Solo una fuerte conmoción social puede hacer que la tendencia cambie, pero los silencios cómplices retrasan el momento.
Una sociedad mediática, posmoderna e inculta, hasta límites insospechados, cuando se conocen, vive en la modorra anestésica y la inconsciencia, hasta que pasa algo, entonces reacciona, pero no hay que olvidar el factor, primordial, mediático.
La mayoría de la gente argumenta a partir de frases hechas, tópicos, lugares comunes y, sobre todo, de oídas: el rumor, el han dicho, en el telediario ha salido que... esta es la fuente de información y generación de conocimiento, ¿que más se puede hacer sino contrarrestar ésto?.
1. Evitar un grave peligro para la vida o la salud física o psíquica de la embarazada (vamos, librarse de un plumazo un “inconveniente” que fastidia los planes): 96,96%.
2. Embarazo consecuencia de un hecho constitutivo de un delito de violación, previamente denunciado: 0,02 %.
3. Presunción de graves taras físicas o psíquicas en el feto: 2,86 %
Estos son los tres famosos supuestos de la ley del 85.
A lo que se añade:
Motivos varios: 0,16 %
?????
El 98,09 % en centros privados, "extrahospitalarios".
Es decir, un negoción: contarán con todos los medios -falatría más- y serán clínicas "legales", pero con la inversión justita.
No nos engañemos.
Los tres supuestos de los últimos 25 años ya eran aborto libre sin más. El supuesto de la violación, cuantitativamente irrelevante, ha sido muy "pedagógico" para convencer a millones de personas de que hay casos tan dramáticos y espeluznantes (y un embarazo fruto de una violación lo es, sin duda)que justifican el aborto. De ahí a justificarlo en otros casos "dramáticos aunque sea menos" (pobrecito, para nacer así, mejor que no nazca), un pasito. De ahí al puro capricho, otro pasito.
Y en esas estamos. Con una ley o con otra.
Las discusiones sobre si Bibiana ha dicho lo que es un ser humano o no sólo sirven para dar titulares. En realidad, estos 25 años ha servido para que el aplastante argumento moral que refiere don Guillermo (in dubio...) en la práctica no le importe a nadie. ¿Es un ser humano? ¡Y yo qué sé, qué más da!, ¿y qué, si lo es? Cuanto antes lo elimine, mejor, antes lo olvido y pelillos a la mar. Hala, a otra cosa.
Lo que sí he observado yo (y lo cuento por lo que valga ya sé que una percepción personal no tiene mucho valor estadístico), es que hace años nadie confesaba abiertamente haber abortado. Ahora, con toda naturalidad.
La pedagogía de los tres supuestos ha funcionado la mar de bien.
Cuando el sentido del ser humano se mide en dinero y gasto... se evidencia hasta donde tenemos al enemigo incrustado en de nuestra sociedad. Le adoramos y le pagamos por "librarnos" de nuestros problemas, con nuestra alma inmortal. Diabólico y siniestro.
Dios nos ayude y le bendiga D.Guillermo.
No se cómo, pero la Virgen se encargaría de ello. Os digo esto porque se la fuerza y el poder que tiene el Santo Rosario. He oído testimonios sobrecogedores especialmente los provenientes de Medgujorge.
El Papa Benedicto XVI ha insistido hace poco en que "ha de ser la oración de cada día". Ha invitado a redescubrir esta excelente oración.
Los milagros realizados a través de esta plegaria han sido muchos, algunos de ellos de magnitudes impresionantes.
Sólo hace falta recordar que en la época del Papa Pío V, los musulmanes controlaban el Mar Mediterráneo y preparaban la invasión de la Europa cristiana. Los reyes católicos de Europa estaban divididos y parecían no darse cuenta del peligro inminente. El Papa pidió ayuda pero se le hizo poco caso.
El 17 de septiembre de 1569 pidió que se rezase el Santo Rosario. Por fin en 1571 se estableció una liga para la defensa de Europa. El 7 de octubre de 1571 se encontraron las flotas cristianas y musulmanas en el Golfo de Corinto, cerca de la ciudad griega de Lepanto.
La flota cristiana, compuesta de soldados de los Estados Papales, de Venecia, Génova y España y comandada por Don Juan de Austria, entró en batalla contra un enemigo muy superior en tamaño. Se jugaba el todo por el todo.
Antes del ataque, las tropas cristianas rezaron el santo rosario con devoción. La batalla de Lepanto duró hasta altas horas de la tarde pero, al final, los cristianos resultaron victoriosos.
En Roma, el Papa se hallaba recitando el santo rosario en tanto se había logrado la decisiva y milagrosa victoria para los cristianos.
A veces nos parece que la oración sólo sirve para la vida espiritual y que no tiene consecuencias en el exterior. Pero si se reza de verdad, con el corazón ella se encargará de resolver todos los problemas materiales.
Ya lo dijo sor Lucía de Fátima que "no existe problema personal, familiar, político, nacional o internacional que no pueda ser resuelto a través del Santo Rosario".
Lo imprescindible es tener fe y creer en el poder de la oración. Ya lo afirmó nuestro Señor "Si tenéis fe como un grano de mostaza..."
Muchos dicen que se trata de una oración repetitiva, pero yo me pregunto:
¿Quien se cansa de repetir "TE QUIERO" a la persona amada, aunque sea desde su corazón?
Y quizá los laicos, más que nosotros, deban asumir sus responsabilidades en el espacio civil. No para comodidad nuestra, no, sino para la eficacia de estas luchas. Bastaría, tal como estamos en España, para desactivar una propuesta decir que es cosa "de curas".
He escrito y publicado una "Novena de oración por la vida", he distribuido oraciones por la vida - la oración de Juan Pablo II a la Virgen en "Evangelium vitae" -, tengo como referencia no callar sobre este tema...
Pero hoy, tal como es nuestro país, la primera línea ha de asumirla la sociedad civil: médicos, padres, líderes de opinión.
Y sí, Yolanda, lo de los "supuestos" ha sido el coladero del "veneno de la serpiente", que diría Evagrio.
Con un solo "supuesto" aceptado caben todos. Esta batalla no es entre la izquierda - muy abortista - y la derecha - también abortista -, sino entre la verdad y el error, un tema que debe ser transversal.
Y, ¡ojo!, no abortan sólo los no católicos. Es muy fácil ser pro-vida, hasta que el "problema" nos toca de cerca...
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Sí. Si contáramos las cosas que algunos hemos conocido...
Pero para señalar las incoherencias, las hipocresías y los pecados de los católicos ya están los demás. Ya hace meses que me propuse no echar leña a ese fuego. Antes sí era tan estúpida de contar cosas tremendas que he conocido en ese sentido. Pero, ahora, con la que está cayendo, ya hay otros que las cuentan, recuentan, magnifican, aderezan, manipulan, amplifican etc.
¿Quien se cansa de repetir "TE QUIERO" a la persona amada, aunque sea desde su corazón?
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Koko: Me apunto al santo rosario, tiene una fuerza , San Luis María Grignion de Montfort ,contaba que cuando se encontraba rezando el rosario el enemigo se le aparecía y le decía...hay, hay deja ya de rezar que me estas clavando clavos en la cabeza.
Gracias por recordarlo, va nuestra oración por los santos inocentes y por las madres desesperadas y engañadas,presionadas por esta sociedad materialista.
Invocamos a Nuestra Señora su protección.
Gracias Don Guillermo por este post tan necesario, que aclara ideas abre el corazón.
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En efecto. Así es de triste. POrque, digo yo, que un sacerdote es, además, un ciudadano que podría, si lo considera justo, actuar como ciudadano en cusas justas-.
De un tiempo a esta parte, la sola presencia de un sacerdote en según qué ámbitos y causas puede ser suficiente para deslegitimar la causa; es decir, para que los medios la "deslegitimen", puesto que son los árbitros del bien y del mal.
Pero en eso también los laicos tenemos algo que hacer. Del mismo modo que dice usted que "médicos, padres, líderes de opinión" son quienes tenemos que dar la cara en la lucha contra el aborto, también estas mismas personas somos quienes tenemos que reivindicar a nuestros sacerdotes.
Al fin y al cabo, se trata de una campaña de desprestigio. Hay que combatirla, pues.
Es lo que de hecho sucede también en el ámbito más propiamente político o estatal: el derecho originario e inalienable a la vida se pone en discusión o se niega sobre la base de un voto parlamentario o de la voluntad de una parte —aunque sea mayoritaria— de la población. Es el resultado nefasto de un relativismo que predomina incontrovertible: el « derecho » deja de ser tal porque no está ya fundamentado sólidamente en la inviolable dignidad de la persona, sino que queda sometido a la voluntad del más fuerte. De este modo la democracia, a pesar de sus reglas, va por un camino de totalitarismo fundamental. El Estado deja de ser la « casa común » donde todos pueden vivir según los principios de igualdad fundamental, y se transforma en Estado tirano, que presume de poder disponer de la vida de los más débiles e indefensos, desde el niño aún no nacido hasta el anciano, en nombre de una utilidad pública que no es otra cosa, en realidad, que el interés de algunos. Parece que todo acontece en el más firme respeto de la legalidad, al menos cuando las leyes que permiten el aborto o la eutanasia son votadas según las, así llamadas, reglas democráticas. Pero en realidad estamos sólo ante una trágica apariencia de legalidad, donde el ideal democrático, que es verdaderamente tal cuando reconoce y tutela la dignidad de toda persona humana, es traicionado en sus mismas bases: « ¿Cómo es posible hablar todavía de dignidad de toda persona humana, cuando se permite matar a la más débil e inocente? ¿En nombre de qué justicia se realiza la más injusta de las discriminaciones entre las personas, declarando a algunas dignas de ser defendidas, mientras a otras se niega esta dignidad? ».16 Cuando se verifican estas condiciones, se han introducido ya los dinamismos que llevan a la disolución de una auténtica convivencia humana y a la disgregación de la misma realidad establecida.
Reivindicar el derecho al aborto, al infanticidio, a la eutanasia, y reconocerlo legalmente, significa atribuir a la libertad humana un significado perverso e inicuo: el de un poder absoluto sobre los demás y contra los demás. Pero ésta es la muerte de la verdadera libertad: « En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo » (Jn 8, 34)".
Juan Pablo II, "Evagenlium vitae", 20.
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Y sí, Yolanda, un católico puede robar o matar, en contra de lo que pide la fe católica. Pero eso no justifica ni el robo ni el asesinato.
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Quizá, es mejor dejar el comentario para mañana...
Porque, en este tema, leyendo el párrafo que he copiado, justo cuando acabo de darle un beso a mi hijo recién nacido que lloraba... seguramente podría perder mi habitual serenidad escribiendo un post.
Si, mejor lo dejo para mañana porque es cierto que corresponde, en gran parte, a la sociedad civil la tarea de revertir esta masacre.
Hace usted muy bien, pater, no dando tregua alguna al terrible asesinato del aborto. Tolerancia cero
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Así es. Y eso cala no sólo en los de fuera, sino en los de dentro. Uno no sabe si ayuda o estorba...
Pero, prudencialmente, mejor mantenerse a cierta distancia e incidir en lo directamente más "propio". Incidencia en absoluto ineficaz...
No puede haberla en este tema.
Misericordia, toda. Tolerancia, ninguna.
Despues de la ley, los abortistas han desaparecido. Ahora el Rosario se reza sin sobresaltos. El único sobresalto que permanece es saber que tras esa puerta se comete lo que se comete.
Pero el egoísmo - el demonio - sabe "aparentar".
Hay que rezar mucho. E informar. Y no cansarse.
Y hay que hablar a los católicos. Es falso decir: "no hay que convencer a los convencidos". Sí hay que convencer a los presuntamente convencidos. Si hablamos en las iglesias, en los templos, lo que digamos llega - vía madre, tía, abuela/abuelo, primo o prima - a casi toda la población.
Y deben hablar los que hoy tienen el prestigio del "sacerdocio", de la mediación entre el ser, el deber y el saber. No somos los curas. Son los médicos, los científicos - biólogos, etc. - y los juristas.
Cuantos políticos debieran ver esto para darse cuenta de que la vida comienza desde la concepción:
http://www.gloria.tv/?media=55931
Buenas noches
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Y si son mujeres, creo que añadimos una pizca más de credibilidad. Pura estrategia, lo admito, porque el aborto no es cosa de mujeres. Por inistir en que es cosa de la mujer, se ha llegado a esto; cuando, en realidad, quienes más "ganan" con los 115.000 abortos anuales no son las 115.000 abortante. Y los que más pierden, los seres humanos abortadaos, serán, presumiblemente, mitad varones, mitad mujeres. Pero lo cierto es que resulta más "eficaz" una postura antiabortista en una mujer que en un varón. Por lo mismo que resulta poco eficaz y hasta contraproducente que el varón sea, además, cura.
Pero hay que reivindicar y recuperar el prestigio del sacerdocio. Y en esa campaña los fieles tenemos que implicarnos también. Me parece triste que un cura se tenga que llegar a plantear si ayuda o estorba "movilizándose" contra el aborto. En la duda, mejor la prudencia, claro.
Y, desde su función primordial, no desaprovechar ninguna ocasión.
Y, con retraso, a Marcos y aas en su cumpleaños, también felicidades a ambos!
Sobre el aborto, no tengo ánimos para decir nada. Demasiado penoso.
1º De nosotros mismos, por no estar a la altura de lo que se nos pide. Y por concesiones que no deberíamos hacer. Si los curas no defendemos nuestro papel - sin miedo a la acusación fácil de "corporativismo" - , no podemos pedir que nadie lo defienda.
2º Por el desprecio del que somos objeto - a veces con razón, muchas veces sin ella - por parte de los católicos. Nos aceptan porque saben que hacemos falta para que la Misa o la absolución sean válidas, pero nos desprecian en el fondo. Con motivo o sin motivo. Les parecemos ignorantes, corporativistas, vagos, cómodos y en absoluto interesados en la evangelización.
3º Por el odio y el desprecio de los enemigos de la Iglesia. Esos nos hacen más justicia. Saben que golpeándonos dan en el clavo. Y lo hacen con saña, a sabiendas que nunca faltarán escándalos e infidelidades...
Remedios:
1. Valorarnos a nosotros mismos, no por soberbia, sino por respeto a Aquel que nos ha hecho ministros suyos.
2. Concienciar a los católicos de la importancia del ministerio sacerdotal.
3. Permitir que nos ataquen, pero impedir, en lo que dependa de todos, que simplemente nos desprecien.
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Esto es injusto, padre.
dfebe de ser un número ridículamente mínimo el de católicos que sientan así. Puede que sea una minoría chillona que se hace notar, pero numérica (y moralmente) despreciable.
Porque está usted hablando de actólicos que se acercan a recibir los sacramentos. ¿Cuántos de quiene aceptan al csacerdoite para sean válidos los sacramentos, los consideran ignorantes, corporativistas, vagos, cómodos y en absoluto interesados en la evangelización y los desprecian?
Si aún se refiriera a los que van de "no practicantes" o de "poquito practicantes"... pero habla de quienes incluso se confiesan. Y de esos, padre, créame, la mayoría en absoluto tiene una idea negativa de los curas. Y menos tan negativa como la que acaba de pintar.
Quienes desprecian a los sacerdotes y dicen que son ignorantes, corporativistas, vagos, cómodos y en absoluto interesados en la evangelización son cuatro gatos, llamativos, claro, porque siempre resultará llamativo que en ámbitos católicos, un católico vaya vocifernado contra sus propios curas, pero por llamativos que resulten, son irrelevantes, ellos y sus opiniones.
Los católicos sí estamos concienciados de la importancia del ministerio sacerdotal. Pero deberíamos hacernos notar más quienes, además de estarlo, tenemos una inmejorable opinión general de los hombres que lo dejan todo por seguir la llamada de Cristo. Aunque nos llamen clericales y todas esas cosas que nos llaman.
Quizá somos algo cómodos los fieles y damos tan por supuesto que tiene que haber curas a nuestra disposición, que no caemos en la cuenta de que la suerte de nuestros sacerdotes es nuestra propia suerte.
Tenemos que contribuir a recuperar ese prestigio atacado. Ad extra, contra los medios y contra la opinión vulgar. Y ad intra, contra ese minoría ridícula pero chillona que los considera ignorantes, corporativistas, vagos, cómodos y en absoluto interesados en la evangelización.
Los enemigos, en cambio, saben que atacando el sacerdocio, lo ganan todo.
A mí me da igual. Yo ya estoy en plan "monje" - sólo Dios - , pero si los católicos no apoyan a los curas se quedarán sin ellos.
Bueno, lógico, si no los necesitan...
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Cada uno de nosotros podemos poner nuestra granito de arena.
A una Madre que esta pensando abortar , desesperada por la situción económica, desesperada porque el padre de la criatura desconoce al niño que esta creciéndo en su vientre, porque las amigas o amigos frivolamente le dice solo es un momento, quitate el problema y ya ésta.
Pero no, claro que no, esa mujer tiene el corazón dañado, desesperado todo el mundo le da la espalda, llora en silencio su desventura, amargamente y no quiere perder el hijo de sus entrañas,porque lo ama.
Y necesita ayuda de buenos amigos de gente que quiere a la vida, que no la juzguen.
Aparte de la bendita oración, debemos de trabajar para ayudar a estas mujeres, cada uno como dice el Páter, desde nuestra profesión,tendiéndole una mano,ya sea una vecina, una amiga, un pariente una desconocida, que pide ayuda infundiéndoles confianza, serenidad y si es posible ayudandoles durante el embarazo,hasta que tengan el niño y ayudandoles a ubicarse en esta sociedad.
Conozco el caso de una amiga que tenía una vecina que quedo embarazada y un día se le acercó y le dijo, he sabido que usted ayuda a la gente, sabe estoy desesperada porque estoy embarazada y nadie me quiere dar una mano. Mi amiga la acogió, se encontraba totalmente sola, fuera de su familia, fuera de su país,el novio se desentendío,era estudiante no tenía trabajo y no quería abortar.
Porque ninguna mujer quiere abortar realmente,no nos engañemos lo que dicen, los que dictan leyes injustas en contra de las mujeres.
Lloraba casí todas las noches.
Gracias a Dios tuvo a la niña, ahora tiene 5 años y es preciosa. La Madre contra viento y marea con la ayuda de este ángel, salió adelante y hoy se casó y tiene otra niña.
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Creo que ess al revés. Son poquitos los que, desde dentro, les atacan. Y muchos los que les valoran. Pero los poquitos esos se notan más porque su paradójica actitud es llamativa.
P. Guillermo, el que un católico critique a "un" cura por un motivo concreto, no lo eleve a categoría general, y menos acusando de desprecio. si no amáramos a nuestros sacerdotes ¿Como podríamos amar a Cristo? Son Vds. nuestros Cristos en la tierra.
Me respetan todos, al menos en apariencia.
Me quieren muy pocos, y si supieran como soy, me querrían menos.
Pero no es un asunto personal, es que no hay derecho a que se menosprecie a los curas, así, en grupo.
Y eso sucede fuera de la Iglesia - cosa comprensible - y dentro de la Iglesia - cosa menos comprensible -.
Y lo dejo aquí.
Y lo dejo aquí.
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Pues usted lo deja, pero yo no.
Fuera de la Iglesia: comprensible, sí; pero hay que combatirlo
Dentro de la Iglesia, menos comprensible. Y hay que combatirlo aún más. Con amigos como ciertos católicos catoliquísimos a más no poder...¿qué necesidad hay de enemigos?
Y lo dejo aquí.
Esto es bueno. Obliga a pensar: "Sólo Dios". Y así deber ser.
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Pssssss, que digan.
Y sí: sólo Dios basta.
-Yo no sé cómo acabar con esta plaga que nos envilece a todos.
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-Y digo yo: Yo sí que sé como acabar con esta plaga.
-Sea: Con una operación gangrena, que sólo Dios puede hacer,(Mt.19,25-26)
Operación ésta que divida y separe el mal que es oscuridad y muerte, del bien que es luz vida residente en lo más íntimo del humano ser. De forma tal que el tal individuo, de su singular muerte: resucite.
-Y para que Dios pueda hacer esta operación necesita que sean cumplidas dos premisas; Una que son dos; y dos que son tres condicionantes, que por el poder de Dios, en singulares individuos de herencia genética muriendo y resucitando, condicionen el resto de la Creación
-La primera de estas premisas que provocan división, una que son dos, está consumada. La consiguió, libre y responsablmente Jesús el Cristo.
-La segunda de las premisas, dos que son tres, depende de que el llamado "Profeta Elías" cumpla con la misión a la que él ha sido llamado.
-Una que son dos; y dos que son tres de una familia de cinco que será dividida. (Lc.12,49-53)
-Pero esto, que solo Dios lo puede hacer, no interesa a aquellos que tienen perdurables intereses en el Mundo.
Yo no sé cuando el Profeta Elías morirá y resucitará. Pero sí que sé, que dónde y cómo de resultas de su muerte y resureción todo se consumará. (Lc.12,54-59)
Sin duda pero el asunto me parece de tal gravedad que ya no caben distinciones de Ordo, casi bizantinas ante lo que está en juego: la vida del nasciturus humanus.
Por eso discrepo de que los sacerdotes se retiren y de que los "medios" - más bien extremos - marquen la pauta a seguir en este asunto, la oposición al aborto debe ser de toda la Iglesia, mediante los pronunciamientos documentales y la presencia pública, no solo de sacerdotes sino de obispos al estilo norteamericano.
Recuerdo las guerras de los Balcanes, y cómo JPII, que las tenía a menos de 1 hora en avión, comentó que iría hasta allí a interponerse entre los contendientes, le disuadieron, pero esa es la conducta a seguir, aunque sea a costa de perder subvenciones, asignaciones, conciertos y prebendas.
Mientras no entremos en la cárcel, los abortistas camparán a sus anchas porque saben que no se está dispuesto, por parte de muchos católicos a perder ciertos privilegios, que la seguridad mundana manda, y a eso se agarran los abortistas, malvados pero no tontos.
Espero que este asunto del aborto no produzca la mala conciencia, en los católicos, que produjo, y produce, el silencio, cómplice del Holocausto, en millones de alemanes.
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Tengo un amigo que me contó lo siguiente: mi amigo va a una institución caritativa sostenida por monjas del sagrado corazón. Se dedican a cuidar a personas abandonadas. Mi amigo se encarga de un hombre de parálisis cerebral. Le da cariño, lo pasea, le habla, le da de comer, en fin lo que puede. Y comentándolo con una vecina, ésta le dijo: "para que vas allí, si solo ves tristezas y enfermedades. Ese hombre de parálisis cerebral no debería estar vivo".
Mi amigo intentó explicarle que aún con sus problemas físicos y mentales él tiene derecho a la vida.
El hombre de parálisis siempre sonríe, es cariñoso y tiene unas ganas enorme de vivir. Y le consta que allí lo miman y aman.
Pero por más argumentos que le diera a su vecina ésta no cambió de opinión sigue pensando que debería habérsele eliminado. No tiene derecho a la vida.
Se ha impuesto esa manera de pensar e incluso personas normales, de a pie, que no se lucran de esos asesinatos creen que se hace bien al eliminar al deficiente físico o psíquico.
Ángel: Enhorabuena por tu aniversario de boda. Muy devoto tienes que ser de San Antonio María Claret porque no es la primera vez que recuerdas que hoy es su fiesta. También es la conmemoración mensual de María Auxiliadora. Y también es el DOMUND. Feliz coincidencia, este año, el Domingo mundial de la propagación de la Fe, instituído por Pío XI, el papa de las Misiones, con la fiesta del santo fundador de los misioneros del Corazón de María (claretianos), que fue arzobispo de Santiago de Cuba y confesor de la reina de España, Isabel II. Leí su Autobiografia el invierno pasado.
Qué inhumanos y egoístas son quienes, en vez de proteger más al ser más indefenso y débil, al ser humano ya concebido aunque todavía no nacido, facilitan su asesinato o inducen a él. El aborto es un crimen. Nunca se puede legitimar la muerte de un inocente.
Qué inhumanos, egoístas y desagradecidos son quienes son partidarios de eliminar a los ancianos, que han perdido el vigor de otras etapas de la vida, que lo han dado todo y luego quieren arrinconarlos, cuando no quitarlos de en medio. ¿Qué harán con ellos si llegan a viejos? Por aquí decimos: "Tal faràs, tal trobaràs". La eutanasia es un crimen.
Tengo un primo carnal que es subnormal, no necesito recurrir a lo de síndrome de Down con lo que parece que se "dulcifica" la situación. Puedo asegurar que es más que discutible que los gastos que ocasiona a la sociedad sean mayores que los de cualquier persona "normal".
Por ejemplo, come ordenadamente y sólo lo que sus padres le preparan, es decir dieta sana equilibrada. Nada de empapuzarse a bollerías, pizzas y demás comida “basura”. Goza en conjunto de buena salud así es que ha pasado en contadas ocasiones por la atención médica. Tampoco se va de litronas los fines de semana a dar la lata a los vecinos y hacer trabajar a los barrenderos municipales al día siguiente, ni por supuesto originar salidas de ambulancias por comas etílicos o accidentes en carretera por conducir como no se debe........etc, etc
Por otra parte trabaja. Sé que el centro que les da trabajo gasta más dinero que lo que ellos revierten al centro, pero eso sí desarrolla un trabajo muy repetitivo que poca gente lo haría con la misma meticulosidad.
Todo esto sin entrar en el terreno afectivo. Os puedo asegurar que la ternura con la que saluda y con la que a veces te dice guapa le sale del alma, de un alma que no conoce la maldad, con una mirada limpia y sonriente en la que se puede apreciar perfectamente el amor en estado puro sin cinismos, medias verdades o egoismos.
Enfin, por eso, al leer la frase de marras instintivamente me he imaginado a mi primo contestándole ¿y yo qué te he hecho a tí para que digas eso de mí?
Perdonad la extensión del comentario pero es que aaaaaaaggggggggghhhhhh, brrrrrrr, ¡porras! Creo que lo necesitaba.
Francamente, se ha llegado a un punto de cosificación de la persona, con casi total indefensión ante los gobiernos cuyos ciudadanos les han ofrecido en bandeja su propia vida para legislar sobre quien debe vivir o morir, que ésto se predijo sucedería hace muchos años durante el debate del aborto.
Los agnósticos y ateos decían que era imposible retirar o minar derechos inalienables de la persona (el feto, ya sabemos que para ellos no lo es jurídicamente)y los defensores de la vida adelantaban lo que hoy ya es una realidad, extendiéndose a otros grupos sociales no-productivos.
Pero creo firmemente, al igual que el pater, que tienen todo en su contra para que un día se juzgue esta etapa de la historia de la humanidad como de las más perversas.
Cada vez hay más conciencia social aunque sea todavía insuficiente y veamos que la muerte está venciendo, pero cada persona está inmersa en un tiempo cronológico muy limitado. Piensa que nada avanza lo suficientemente rápido.
Perdón, páter, pero esto es en cierto modo una rendición. Lo cierto es que la aceptación resignada del abortismo ha penetrado muy hondo, también dentro de la Iglesia Católica. La ausencia prácticamente total en la pedagogía católica diaria de la gravedad moral del aborto desde púlpitos, altares y parroquias, ha ayudado considerablemente a desvanecer entre los católicos el sentido de “crimen nefando” y contribuído a “normalizar” el aborto como una especie de mal menor entre tantos y tantos católicos dominados por el ideologismo abortista, que dudan ya de la realidad del feto como ser humano, de que el aborto es ciertamente un homicidio.
En este tema como casi en ningún otro y hoy más que nunca, hay una distancia difícil de salvar entre lo que la Iglesia dice por escrito, (encíclicas), y lo que callan sus ministros ante los feligreses.
El desaliento es tan enorme que la mayoría de los curas no quieren pensar que en España, a su alrededor, cada día son descuartizados más de 400 seres humanos en el interior de la barriga de sus madres, y tirados a la basura sus despojos.
Si estuviéramos convencidos de que son seres humanos, sería insoportable el dolor en el alma e inevitable que esto no fuera el núcleo de una predicación cristiana continua que mantuviera despiertas y horrorizadas las conciencias de los católicos. ¿Aguantaríamos ver tirar cada X minutos un cadáver delante de nuestras parroquias? ¿De qué se hablaría en la homilía mientras fuera se acumularan 1, 2, 3,.. muertos en el tiempo que dura la Misa?
Sin embargo, los abortados no merecen ni siquiera la presencia diaria en las preces de las misas. He oído a menudo cómo se pide incluso por los que empiezan las vacaciones, los que conducen... pero nunca he oído preces por los abortos, por sus madres y por sus padres.
Padre, hoy ya están todas las excusas desmontadas. El abortismo NO es un problema científico, médico o biológico. Es un problema moral, de distinguir el bien y el mal. En nuestra sociedad se ha sustituído la ética religiosa por una ética humana, disfrazada de cientifismo. Una ética que ha desplazado la Ley de Dios y ha puesto en su lugar una ley de consenso transitorio de intereses y conveniencias. Ya no hay verdades ni valores absolutos, sino leyes circunstanciales dependientes de los intereses del poder cambiante. Así, el fin justifica los medios, todo es regulable y cualquier acto hoy reprobable, puede ser favorecido mañana, según convenga.
Matar deja de ser una prohibición absoluta por mandato divino y se convierte en un medio lícito para eliminar a quien nos estorba. Esto es el aborto, como también lo son el terrorismo y el maltrato por parte de quien se cree dueño de la vida de otros, o simplemente las utiliza como instrumento para lograr sus objetivos. Lo mismo que ocurre con el adulterio o la mentira, que también se convierten en conductas reguladas cuando se cae la ética religiosa.
Siendo, por tanto, un problema de enseñanza de la moral cristiana, la actuación preferente para que los católicos no nos olvidemos de la intrínseca maldad del aborto, para que nuestra sensibilización se traduzca en respuestas en la sociedad, debería estar encabezada en la Iglesia por sus obispos y sacerdotes. No sólo es que la realidad esté muy lejos de esto, sino que, de tanto en tanto nos encontramos con representantes eclesiales, monjes, monjas, clérigos, complacientes con el aborto, cuando no defensores, sin que se tome medida alguna.
Así es como veo yo la posición de los curas hacia “dentro”, su labor de pastores de sus fieles, en relación con el aborto. También ellos “han tirado la toalla”.
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Winston, eso es injusto.
A veces tenemos una percepción selectiva de las cosas que nos impide ver loq ue no concuerda con nuetsras argumentaciones.
Yo no veo que los curas, en su labor con los fieles, hayan tirado la toalla.
Y decir algo así es demasiado grave.
Tampoco veo incompatible que la denuncia social emane de la sociedad civil. Al igual que la súplica y oración, tan vital y necesaria, no es excluyente de la movilización. Es tarea de todos y cada uno en su ámbito de actuación, que es, pienso, a lo que se refería el pater.
”Yo he insistido, e insisto, en rezar por la vida. Antes iba, cada mes, a concentrarme frente a un abortorio. Ahora no lo hago. No porque piense que esté mal el hacerlo, sino porque creo que yo no soy un activista, sino un sacerdote. Los sacerdotes tenemos medios específicos que otros no tienen: rezar y hacer rezar, predicar y confesar.
Y quizá los laicos, más que nosotros, deban asumir sus responsabilidades en el espacio civil. No para comodidad nuestra, no, sino para la eficacia de estas luchas. Bastaría, tal como estamos en España, para desactivar una propuesta decir que es cosa "de curas".
Padre, sigo percibiendo desánimo, temor y rendición. Hace años que invito a sacerdotes a concentraciones delante de abortorios como las que cita. Ninguno ha venido una sola vez, ni siquiera el año pasado, declarado por la Iglesia el Año por la Vida, ni tan siquiera el día de la Anunciación... Hemos tenido concentraciones con lecturas de testimonios, otras con rezo del Rosario... Da igual. Mi párroco actual dice que sólo irá si se lo manda el obispo. Otro me dice que coinciden con sus horarios de oficina parroquial, ... En fin, esto es lo que hay.
Creo que un cristiano, y más un sacerdote, es cristiano y todo lo hace en cristiano. No puede dividirse en compartimentos estancos en los que su cristianismo no penetre. Por eso no caber aislar activismo de sacerdocio o cristianismo. Somos “activistas” del Evangelio y tenemos una misión: evangelizar y un prójimo al que amar como si fuéramos nosotros mismos. Y, ¿qué mejor lugar para hacerlo que allí donde hay madres que se dirigen para matar a sus hijos no nacidos? Y, ¿qué prójimo más indefenso y débil que esas criaturas humanas que aún no han nacido?
Padre, yo no creo que podamos terminar con el aborto. Una vez que el mal se normaliza en una sociedad se pierde la ayuda del escándalo, y con ello perdemos muchas posibilidades de poder cuestionar aquello a lo que nos hemos acostumbrado. La esclavitud, admitida incluso por los apóstoles, el racismo, el “Holocausto”, ... estas aberraciones no terminaron desde “dentro”, sino por guerras o invasiones que acabaron con las culturas que las practicaban.
El aborto terminará cuando a Dios se le acabe la paciencia con nosotros. En sus manos está, como todo. No sé si se valdrá de otros hombres, de otras culturas, de la naturaleza, para intervenir en “la Historia” de los años/siglos venideros... Tampoco su percepción de la vida y la muerte es la misma que la nuestra...
Por eso pienso que para un cristiano, no se trata tanto de conseguir una erradicación del aborto probablemente imposible para nosotros, como de la actitud que hemos tomado frente a este crimen, cuando Dios nos pregunte. Por eso creo que nuestro testimonio es fundamental con independecia de los resultados inmediatos, porque es un medio de evangelización en “primera línea” . El final del aborto lo decretará Él, y nosotros deberemos mostrar el trabajo de nuestros talentos.
Y lo mismo que hablo de los cristianos, digo de la Iglesia. Su testimonio es fundamental y ante leyes tan gravemente inmorales no puede mostrar ningún tipo de acuerdo, colaboración o privilegio procedentes de un Poder inicuo. Hay líneas que si las cruza un estado, se debe abrir una brecha insalvable con la Iglesia, y una de ellas es la ley del aborto.
Quizá uno de los problemas de nuestra Iglesia, por lo que pueda estar desprestigiada para muchos, haya sido haber aceptado su reclusión en los templos y haber olvidado dar testimonio público de la Verdad que defiende.
Saludos.
Las leyes de explotación de menores, también
Las de coacción física y moral en el ámbito matrimonial, también
Las de tortura "lícita", las de privación de libertad sin derecho a defensa, todas, acabaron "desde dentro" sin guerras
Cuanto más la ley que permite el asesinato selectivo, terminará...
No lo veremos, puede, pero terminará
San Vicente de Paúl
“Algunos dirán de nosotros que somos intolerantes y radicales, y yo les digo que aciertan:
Intolerantes con la negación de la condición de ser humano a las personas antes de nacer,
intolerantes con la corrupción de la ética y la deontología médica,
intolerantes con la negación de la verdad científica,
intolerantes con la violación de los derechos fundamentales de los seres humanos y con el maltrato a las mujeres,
tolerancia cero con los que aprovechan la pobreza y el infortunio de otros para enriquecerse.
Y también radicales:
Radicales partidarios de los derechos humanos, de la defensa de la salud y la dignidad de mujeres y hombres -padres y madres-, de la ética y de la verdad.
Y, ¿cuál es la verdad? La incómoda verdad científica es que: En todo aborto hay un ser humano que muere, otro ser humano que mata, y una mujer que sufre las consecuencias.” Sevilla, 23 de Octubre de 2010.
Y si esto es así, y está ocurriendo a nuestro alrededor todos los días, me pregunto, ¿cómo podemos vivir como si nada pasara?
”... lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon dejándolo medio muerto... Al verlo dio un rodeo y pasó de largo...” Lc 10,25-37.
¿Dónde está nuestra compasión, o es que no son seres humanos los que gritan en silencio desde el templo de la vida convertido en cámara de tortura?
Un saludo muy cordial.
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