Estudios Eclesiásticos
La “Carta a los seminaristas” de Benedicto XVI, en su punto quinto, aborda con densidad y con relativa extensión – proporcionada a la totalidad del documento – la cuestión de los Estudios Eclesiásticos, que los candidatos al sacerdocio han de realizar como capacitación para su ministerio.
El Papa insiste en algunos elementos que merece la pena tomar en consideración. No se trata de novedades, pero sí de acentos significativos. La primera frase de este punto no por obvia deja de tener relevancia: “El tiempo en el seminario es también, y sobre todo, tiempo de estudio”. Hay muchas dimensiones que han de cultivarse en la formación de los futuros sacerdotes: la dimensión humana, espiritual, académica, comunitaria y pastoral, entre las principales. Sin embargo, en tiempo, en dedicación de horas, la primera ocupación es el estudio. Podríamos decir que en esa tarea consiste el “trabajo” de un seminarista.
La razón de esta prioridad en lo que al cómputo del tiempo se refiere deriva de un elemento nuclear de la fe: “la fe cristiana tiene una dimensión racional e intelectual esencial”. La Teología como “ciencia de la fe”, como “fides quaerens intellectum”, no es un añadido opcional al movimiento que brota del creer, sino un elemento intrínseco del mismo. El Papa aporta dos razones: para el bautizado existe un “modelo de doctrina” – es decir, la fe no es mero sentimiento, sino asentimiento que tiene que ver con la verdad – y el bautizado tiene la obligación de estar dispuesto a dar razón de su esperanza (cf 1 Pe 3,15). La dimensión teológico-fundamental, la preocupación por “dar razones”, así como el estatuto epistemológico de la Teología, son cuestiones justamente destacadas por Benedicto XVI.
El Papa llama la atención sobre una tentación que puede asediar a los seminaristas, a sus profesores y - ¿por qué no? – también a los obispos: el pragmatismo. No todo es “hacer”. También está el “comprender”. No todo es cubrir, de hecho, las plazas vacantes en una diócesis, sino pararse a pensar cuál es “la estructura interna de la fe” a fin de que se convierta, en profundidad, “en una respuesta a las preguntas de los hombres”. En cierto sentido, los estudios – y me refiero a los estudios en general - tienden a enfocarse excesivamente hacia lo práctico, hacia la adquisición de “competencias” – palabra sagrada en el vocabulario de Bolonia - . Pero, como dice Jesús, no sólo de pan vive el hombre. La verdadera cultura es irreductible a la inmediata aplicación práctica, lo que no quiere decir que no ayude a la vida concreta cada ser humano.
Otro peligro: Detenerse excesivamente en lo coyuntural o, con palabras menos piadosas, podríamos decir en “la moda”. Basta repasar un catálogo de tesis doctorales para verificar que, en ocasiones, la anécdota ha sido elevada a categoría, lo transitorio a permanente. No se trata de dar la espalda a la historia para refugiarse en una metafísica intemporal. Este giro no es posible ni deseable. Pero sí, como señala el Papa, es importante “ir más allá de las cuestiones coyunturales para captar cuáles son precisamente las verdaderas preguntas y poder así entender las respuestas como auténticas respuestas”.
La Teología no se edifica sobre la nada. Es, como la fe, en primer lugar “escucha” – “auditus fidei” – de los testimonios de la revelación. Fundamentalmente de uno de estos testimonios: La Escritura leída e interpretada a la luz de la Tradición. La Escritura no es una antología de textos inconexos, autosuficientes en su aislamiento, sino que posee una unidad. La necesaria atención a los métodos científicos de la exégesis no puede ser un obstáculo, sino una ayuda, para captar la unidad de la dinámica interna de la totalidad de la Biblia. Y esa lectura del texto sagrado no se puede aislar de su contexto propio, la tradición de los Padres y de los grandes Concilios, “en los que la Iglesia ha asimilado, reflexionando y creyendo, las afirmaciones esenciales de la Escritura”.
La vocación de unidad afecta igualmente a la misma dogmática o sistemática. La Teología es “una” y no una amalgama de yuxtapuestos tratados especializados. Importa comprender “cada uno de los contenidos de la fe en su unidad, o mejor, en su simplicidad última”. La especificidad de la ciencia teológica proviene de su objeto, que es el Dios uno y único revelado para nuestra salvación.
Luego, descendiendo un poco más a detalles, el Papa incide en algunas áreas: La teología moral y la doctrina social de la Iglesia; la teología ecuménica; el estudio de las religiones y “sobre todo” la filosofía.
Una insistencia especial – muy significativa – se hace a propósito del derecho canónico, “por su necesidad intrínseca y por su aplicación práctica: una sociedad sin derecho sería una sociedad carente de derechos”. La Iglesia, podemos deducir, no es una comunidad etérea, vinculada por un amor sin exigencias, sino que es una sociedad concreta que se siente comprometida por el ejercicio de un amor también concreto.
Una última alusión perfila, aun más, la epistemología propia de la Teología. En esta ciencia, la eclesialidad no se opone a la cientificidad. La Teología no eclesial no es más científica, sino menos: “Sin la Iglesia que cree, la teología deja de ser ella misma y se convierte en un conjunto de disciplinas diversas sin unidad interior”.
Quede aquí este post que, en modo alguno, pretende “sentar cátedra”, sino expresar por escrito lo que entre ayer y hoy he estado reflexionando.
Guillermo Juan Morado.
66 comentarios
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calle, calle, que al llegar a este punto del post y leer "competencias" ya me ha dado un jamacuco y no sé si podré seguir... ¡con lo interesante que estaba el post! Sigo en cuanto me reponga de la sacudida del palabrejo fatídico. ("La verdadera cultura es irreductible a la inmediata aplicación práctica" Me aburro de decirlo en clase, pero parece que lo de la scompetencias también les gusta a los estudiantes...)
Pero un descerebrado "muy competente" sigue siendo un descerebrado. El hacer sigue al ser. Hay que formar el "ser" para que "haga" y haga bien.
Hace apenas un rato hablaba con Norberto de que deseaba estudiar Teología hace muchos años. Las oposiciones, el dar vueltas luego de destino en destino, los niños pequeños, la atención al abuelo enfermo, la enfermedad de mi marido después, por este orden, lo fueron impidiendo. Parece que el momento era éste. Y nunca es tarde si la dicha es buena.
Y como Dios nunca se equivoca en depararnos lo que nos depare, ha hecho que sea ahora: lo estoy disfrutando aún más de lo que imaginaba. Con disciplinas filosóficas que en otro tiempo tuve por áridas se me hace la boca agua leyendo y estudiando.
Y, de manera especial, con la Teología Fundamental y las materias bíblicas me siento, además de muy a gusto,como cumplinedo un deber demasiado tiempo postpuesto, pero un gozoso deber.
Si a mí, que ni soy seminarista, ni podría serlo, ni tendría intención de serlo si pudiese, me parece algo imprescindible, cuánto más para los futuros sacerdotes.
Estoy segura de que la carta del papa y sus insistencia en el estudio, tocará a los seminaristas. Pero, como decía ayer el páter: es una carta que, cambiando lo que haya que cambiar, nos afecta a todos. Y este punto del que tratan las reflexiones del post me toca muy de ecrca en este mometo.
Cuando escribo un post, yo pienso en los lectores de este blog que son, casi en su totalidad, al menos los lectores que comentan, laicos (bueno, los seminaristas también son laicos hasta que son ordenados diáconos).
Pero laicos, los seguidores del blog, con gran interés por profundizar en su fe.
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Esto afecta, ciertamente, a todo bautizado. Cada uno conforme a sus disposiciones, carácter, posibilidades personales, pero a todos afecta.
Por algo percibe usted lo que percibe en sus comentaristas y lectores habituales que son -somos- perosnas con inquietud en formarnos, saber más, profundizar en la fe en todas sus dimensiones.
Por desgracia hay gente que piensa que las monjas de clausura pierden el tiempo en los monasterios al no hacer nada, sólo rezan, pero es que rezar es ya hacer algo, es ponerse en diálogo con el personaje más importante de la historia, con la Persona que ha cambiado el curso de los tiempos con su llegada a la Tierra, en definitiva, con aquel que quiere nuestra felicidad, y por eso nos invita interiormente a "platicar" con él como un ejercicio de amor. Porque la oración no es no hacer nada, sino que la oración lo abarca todo, con la oración "lo hace uno todo" en el sentido de que vive mejor aquello a lo que está llamado, su tarea se sobrenaturaliza, le da ese toque divino que necesitan todas las obras humanas realizas con amor y por amor.
También me gustaría resaltar otro aspecto de su artículo que es cuando dice que "la fe no es mero sentimiento, sino asentimiento que tiene que ver con la verdad – y el bautizado tiene la obligación de estar dispuesto a dar razón de su esperanza (cf 1 Pe 3,15)".
Todo esto es muy cierto, porque hoy en día se tiende a creer en Dios por mero sentimiento, se va a misa si se tiene ganas, se reza si uno está animado, y así un largo etcetera. En realidad la fe es una adhesión razonable a la Verdad con todo lo que eso supone, la fe no es algo que el hombre pueda controlar a su antojo cogiendo sólo aquellas verdades que le interesan para vivir "mejor" su entrega a Jesucristo. La fe es una y exige una adhesión incondicional a todas las verdades contenidas en ella y enseñadas así por la Iglesia de Jesucristo.
Nuestra fe, no es una fe de conveniencias que podamos alterar a nuestro capricho, es un don ciertamente, pero que exige del hombre un asentimiento PLENO a la verdad con mayúsculas. Otra cosa sería descomponer a cachos la fe que profesamos. Por eso es imprescindible acogerla en toda su INTEGRIDAD, sin suprimir nada, tal como lo pide nuestra santa madre la Iglesia, y no como opinan algunos teólogos(que en realidad no lo son) con afán de progresismo que pueden estar desfigurando la imagen de Dios y de la Iglesia. ¡No!, no aceptemos falsos presupuestos ni "doctrinas complicadas y extrañas" en las que reina el príncipe de las tinieblas.
Sólo en la Iglesia está la verdad, la autenticidad de la única fe que nos propuso Cristo hace ya más de 2000 años. Haciéndolo así estaremos seguros de estar en la barca de la Iglesia sabiendo que remamos en su misma dirección.
Por cierto, su comentario me entusiasmó y eso normalmente se "contagia".
Pero no se preocupe si, en un comentario, hay incorrecciones gramaticales o así. No importa. Todo el que lee sabe que se escribe a mil por hora. En el post sí debo cuidar mucho el estilo, aunque seguro que cometo faltas de todo tipo. Espero de la benevolencia de los lectores que me corrijan.
Hace tiempo que vengo planteándome, como Yolanda (no tanto como ella, creo) la custión de estudiar Teología. Además, soy Licenciado en Física (próximamente Doctor en Teórica, espero), o sea que hay una cantidad de temas fronterizos que me interesan mucho.
Me interesaría saber, Yolanda, si lo haces por libre, o como.
¿Será casualidad que lea este post ahora que me lo estoy planteando?
Que Yolanda le cuente...
Yo sí le diría una cosa: Primero, acabe su doctorado en Física. Luego, empiece con la Teología.
A lo mejor no es casualidad.
Lo hago por la Universidad e Burgos. En su plataforma on-line.
http://www.teologiaburgos.org/
Infórmate. Merece la pena. Yo estoy cumpliendo, al fin, un proyecto mil veces postpuesto. Me he convertido en el bicho raro entre mis compañeros. Ya lo era un pcoo, pero ahora más. Y me encanta eso también.
Así ue, otro físico, y teórico, interesado en estas cosas. Hay momntones e físicos intreseados en la teología o teólogos también. Soy madre de un futuro físico (aún está en 2º) muy interesado en los temas que tú llamas "fronteridzos".
Yo, ya lo he dicho, le recomiendo a Mikiman95 acabar brillantemente su doctorado, y mientras que anote en un cuaderno sus dudas, preguntas, etc. Una vez físico, que pase a teólogo, sin saltarse el ser "metafísico".
Como Newton... Más o menos.
Mariano Artigas, "La mente del universo", Universidad de Navarra, Ediciones, S. A., 1999 - 465 páginas.
Padre: de Artigas, otro libro, no ése, es lectura obligatoria en Filosofía de la Ciencia. En ello estoy.
Blogger: Eso habrá que celebrarlo. Realmente llegar a ser doctor es un reto, pero también una gran satisfacción personal.
http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_academies/acdscien/index_sp.htm
Bueno, pero ya tenemos a asrone, que es físico. Nada, nada, cada uno a lo suyo. Hable con asrone, mikiman95.
En este blog hay muchas personas de ciencias. Aunque los tengamos un poco "subyugados". La mayoría somos de "letras". Una distinción, por otra parte, bastante absurda. Pero bueno...
Tal vez es el mejor libro de apologética desde el punto de vista científico que he leído nunca.
Libro: A Dios por la ciencia.
Autor: Jesús Simón.
Editorial: Apostolado Mariano.
Páginas: 432.
Precio: 4 euros.
In comunione di preghiera
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Blogger: "miembras". Está visto que todo se pega. SPH.
Felicidades.
No lo conozco.
De todos modos, no sé si es el caso, ojo con los "cortocircuitos". La ciencia, por sí misma, no lleva a Dios, ni tampoco nos aparta de Él.
Eso sí, la ciencia lleva al científico a pensar.
Y si el científico que piensa a fondo se encuentra con los grandes interrogantes filosóficos...
Y, entonces, puede sentirse dispuesto a abrirse a la fe.
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No hablo de un itinerario biográfico, sino más bien lógico.
Una cosa es segura, ayudará a reflexionar... y mucho.
Creo que la Apologética tiene como principio aportar razones que ayudan (no demuestran)a creer ya sea desde la teología, desde la ciencia, desde la filosofía, etc.
Hasta otra.
Sí,hay brillantes charlatanes que encandilan a sus audiencias con soflamas pueriles arropadas con un manto de verdad tan esteril,que por mucho que se repita,no hace de esa esterilidad un fruto que no sea un odio a lo religioso y la fe. Hay solemnes bobadas de B. Russell que aún pasan por brillante pensamiento(aún me rio leyendo los elogios de Savater a Russell en su "Vida eterna",librito cómico donde los haya,tan lleno de tópicos grotescos,que de vez en cuando le doy un repasillo si veo que no tengo cinco minutos de humor en un día).
O sin ir más lejos,gente torcida en la Iglesia con ansia de cambiar la doctrina. Ejemplos hay.
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"Espero que no sea un mero desideratum, ni mera prosa lírica. Será coincidencia, pero veo que los sacerdotes que van saliendo estos últimos años, en materia intelectual dejan bastante que desear. Por no decir mucho. Me he encontrado alguno que pensaba que los zebedeos eran los crucificados con Jesucristo."
Bueno,es una boutade como otra cualquiera. De todas formas,tampoco es preciso que salgan Ratzingers a mansalva de los seminarios,el mundo está necesitado de ellos,pero también de curas de Ars. Ambos son compatibles y necesarios. Lo mismo para los laicos;al fin y al cabo,si algo carateriza a Ratzinger y a Vianney es el amor a Dios,Su Iglesia y su gran humildad. Y quien ama a Dios,la Iglesia y es humilde no se quiebra ni tuerce.
Usted siempre se encontrará con "lo peor" dado que es justo lo que anda buscando.
No todos los cristianos han de ser grandes intelectuales, es más, ¿hará falta que recordemos los archiconocidos pasajes evangélicos o paulinos que abonarían precisamente cierto desprecio de los que van de listillos?
¿Eran el cura de Ars o el Padre Rubio intelectuales de primera fila? ¿Lo era Theresita, doictora de la Iglesia?
Quizá lo es Agraphus vir, cuya santidad, no consta. Como no constan sus títulos académicos ni glorias entre la créme de l`intectualité.
Conozco tantos curas, cada uno con su personalidad humana, sus defectos y virtudes, que sólo puedo dar gracias a Dios por tantos sacerdotes buenos, y muchos de ellos, además, humildementre sabios. Y los jóvenes, de los que se ve venir exigua pero sana remesa, son los mejores de la historia de la Iglesia. En todos los sentidos.
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Ah... ¿pero no se dice "miembras"...?
¡Pues yo se lo he oído decir a una señora muy leída y muy escribida! ¡Si será leída y escribida que ha llegado a ministra!
Y me dije: pues seré yo la equivocada, que no soy ministra ni nada, y se dirá "miembras"... SPH
Le han copiado, exija el copyright, ¿o estaba sin patentar?:
http://www.religionconfidencial.com/index.php?option=com_content&task=view&id=2819&Itemid=68
Dicen que Stº Tomás de Aquino estudiaba y escribía en el altar, si además de leer el catecismo lo medita ante el Señor, verá como le inundan las ideas y su pensamiento se llena.
Yo soy uno de los que por unas razones u otras están posponiendo lo de estudiar Teología. Las cosas del "hacer" lo impiden... por ahora. Tengo excelentes referencias de la Facultad de Teología de Burgos, a través de Mons. D. Raúl Berzosa.
Alguna vez será, si Dios quiere. Pero LPD es un lujo para la formación de los católicos. ¡Hasta intentan copiar la idea de "parroquia virtual" en Chile, ese gran país!
PD: Me llegó por correo electrónico un vídeo sobre el aborto que me gustaría compartir con LPD, pero no recuerdo cómo "subirlo" a la red...
PD2: Yo creía que todas las abadesas ya eran teólogas... (¿o eran sólo las abadesas mitradas?
(SPH)
No hay nada que enamore más que un corazón enamorado, que te arrastra al amor. Un sacerdote, tira de tí hacia Dios, primero con su ejemplo, con su forma de celebrar una misa, con sus palabras que no siempre tienen que ser un tratado de teología. Si además tiene una sólida preparación académica, pues estupendo.
Pero....para mi es fundamental que sepa transmitir todo lo que ha aprendido, de enseñarlo.
Sé que este post incide sobre un punto (el quinto) de los recogidos en el post anterior. Lo que yo comento va en la línea del primer punto.
Norberto, enhorabuena por tu sobresaliente. He participado en alguna defensa de un PFC en Ingeniería y......siempre he sido ¡como una madre!
:)
http://institutobiblicoyoriental.blogspot.com/
Un cordial saludo.
Veo tu gran interés por formarte adecuadamente en teología mediante el uso del Catecismo de la Iglesia Católica. Es cierto, que el propio Catecismo es bastante teológico, en el sentido de que su lectura puede ser algo complicada para aquellos que no posean una cierta base en la materia ya que a veces usa tecnicismos propios de la ciencia teológica. De todos modos te recomiendo encarecidamente que sigas leyendo este Catecismo que es la regla de fe por la que nos guiamos los cristianos en cuestiones de fe y moral, y si no entiendes algo siempre puedes acceder a la explicación de cada uno de los números del mismo realizada por Mons. Munilla desde aquí:
http://www.ivoox.com/podcast-catecismo-explicado_sq_f12862_1.html
Además, si quieres leer algún complemento al Catecismo también te aconsejo que leas el libro "Teología para todos" de la editorial Palabra y cuyo autor es Frank J.Sheed que utiliza un lenguaje muy sencillo. Si no me equivoco el autor del mismo es un laico. Lo increíble es cómo aborda las cuestiones más difíciles de una manera tan amena e inteligible. Es decir, hace fácil lo difícil que es explicar bien la teología haciéndola comprensible para todo tipo de público.
Puedes ver un resumen del libro aquí http://www.edicionespalabra.es/default.asp
O en formato Power Point tambien tienes "Teología para laicos" que abarca todas las ramas de la teología, en el siguiente enlace:
http://www.mercaba.org/GEAWEB/CARTEL%20TEOLOGIA.htm
En fin, tienes abundante material por la red. Hoy en día todo el que quiera obtener una formación media en teología lo tiene al alcance de la mano.
Espero que esto te sirva de ayuda en tu formación religiosa.
He seguido las explicaciones sobre el Catecismo de Mona, Munilla en Radio María, son fascinantes, al alcance de todos y sumamente aclaratorias. De sus dos otas recomendaciones tomo nota y esta misma tarde trataré de comparar el libro. Gracias.
Me estáis tentando con lo de teología.. vaya, vaya.
Pero antes de embarcarme, lo pensaré.
Aich padre, no se enfade conmigo. Es que los habituales están "sembrados" y hacen los comentarios muy amenos. SPH
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Fíjese padre que hasta ahora yo me creía que era un añadido. Tendré que cambiar mis esquemas.
Es más, yo veía al teólogo como una persona "sabia" en conceptos filosóficos y divinos, sin embargo, pobre en vivencias de esa fe que ha estudiado. O sea, no vivía el evangelio, esa era mi opinión sobre los teológos.
Todo lo que creía tenía una excepción: los teólogos que la Iglesia declaraba santos, pero aún aceptando que eran santos los miraba con lástima por ser teólogos.
Menos mal que gracias a todos vosotros estoy cambiando mi concepto de teólogo. (Pero aún así en mi interior me escucho decirme: pobrecitos). :)
Está bien lo de "es la primera vez que escribo un SPH".
Interesantes comentarios.
Y, sobre todo, constatar que hay ganas de formación.
http://www.radiomariapodcast.es/
A mí me ha venido muy bien como compañía en mis "higiénicos" paseos prescritos por el médico para mantener a raya los kilos y el colesterol.
Muy bueno Cesar lo de los "todologos". Repasando un poco la lista de tareas que se han propuesto últimamente por el blog, voy a tener que solicitar la jubilación anticipada o hacer una drástica selección entre todas ellas.
No estaría mal recluirme una temporadita, junto con la hermana Nerea, para acompañar a nuestra Abadesa en sus estudios de teología.....Consultaré con mi familia real a ver qué tal cae la idea.
Norberto, he sido vocal en varias ocasiones pese a seguir siendo una parroquiana "sub-39" ¿curioso verdad?
Y es que la Apologética clásica se "inventó" para contrarrestar los ataques del racionalismo, del liberalismo o del modernismo que enseñaban doctrinas contrarias a las que ofrecía la Iglesia. Ante esto se vio la necesidad de elaborar una teología que DEFENDIESE o SALVAGUARDASE la autenticidad de la fe cristiana, o con otras palabras, se pretendía defender la racionalidad interna al hecho cristiano mediante la verificación de su testimonio histórico.
Mientras que la Teología Fundamental intenta más bien FUNDAMENTAR la Revelación y la fe de modo más positivo. Es decir, se procura aportar "motivos" o "signos" que den razón de nuestra esperanza. Se trata por tanto, no tanto de ofrecer evidencias o demostraciones de la fe como de motivos de credibilidad que ayuden a discernir la verdad del Cristianismo. Y uno de esos motivos es por ejemplo el testimonio de santidad dentro de la Iglesia.
Por eso, ahora no se trata tanto de DEMOSTRAR cómo de MOSTRAR mediante argumentos basados en la razón humana la verdad del contenido de la fe profesada ya desde los tiempos de la Iglesia primitiva.
Se pasó por tanto de una visión proteccionista de la fe a una más "amable" consistente en dar razones positivas de la fe.
De todas formas sigue siendo verdad aquellas palabras dirigidas por el Papa Pablo VI en un congreso a los teólogos, de que es necesario primero hablar CON Dios, para después hablar DE Dios. O de que es más importante hablar con Dios que de Dios.
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Me encanta Tineo ,porque tiene los pies bien puestos en la tierra.
Gracias Tineo.
Voy a hacer la recomendación de un libro que me voy a atrever a afirmar que el que lo estudie sabe de dogmática todo lo necesario y más.
Es una obra de referencia tanto a nivel académico como formativo. Desde ya es de lectura atenta y reflexiva imprescindible. De esos libros que si tuvieses que arrojar al mar unos cuantos, éste lo mantendrías a flote porque enseña y además lo hace de forma sencilla, con lenguaje actual pero al mismo tiempo riguroso.
Es una obra magna tanto por su extensión como por el esfuerzo monumental que le ha llevado a su autor escribirlo. Es el fruto de largos años de docencia y experiencia en la enseñanza teológica. No tengo palabras de agradecimiento a su autor por habernos ofrecido este regalo a todos los cristianos que buscan una síntesis completa de su fe (por lo menos en cuanto al dogma se refiere).
Es de alabar que esta obra a la que aludo está en plena consonancia con el Magisterio de la Iglesia Católica, algo que parece no estar muy de moda entre la abundancia de cizaña que se ve en muchos libros "teológicos" que en vez de ayudar a comprender y dar luz, oscurecen la fe y la deforman.
El que beba de esta fuente quedará saciado, eso seguro. No se le escapa al autor ningún tema realmente importante de la dogmática (Revelación, Cristología, Misterio de Dios, Mariología, Antropología teológica, y un largo etc).
En definitiva, el que aprenda su contenido, casi podría considerarse teólogo, ¡sí!, porque los teólogos no son aquellos que poseen conocimientos más o menos sólidos de la ciencia teológica, sino que son aquellos que la comprenden y la entienden a la luz de la Palabra de Dios y se mantienen dóciles al Magisterio eclesial.
Hay mucho erudito suelto, pero eso no es lo que precisa la Iglesia en estos momentos, sino a personas de fe realmente formadas de acuerdo a la Tradición viva de la Iglesia que proclamen las verdades de la misma sin miedo, sin temor a ser rechazados por el pensamiento progre. ¡No!, necesitamos valientes de la fe, nuevos "confesores" de la fe que sepan dar la cara por Jesucristo, sin miramientos ni respetos humanos de ningún género.
Es hora de que la verdad y la Verdad sean visibles y reconocibles por el Pueblo de Dios, que no se vuelvan a desligar ambas, ya no necesitamos más "basura" teológica que pretenda mostrarnos caminos "alternativos" a la fe católica.
Salgamos a la calle sabedores de que si tenemos a Dios, nadie podrá amedrentarnos, porque con Él todo es posible. El que crea no tener muchas luces, lo primero, que pida luz a la Luz, "lo demás se le dará por añadidura" si busca de buena fe formarse en la verdad. Entonces habrá un momento en que se encuentre con que ha adquirido conocimientos que proceden de lo alto. Entonces y sólo entonces será SABIO, porque será el Espiritu Santo el que le enseñe el "Camino, la Verdad y la Vida".
Obra a la que he aludido y alabado:
Título: Teología dogmática. Curso fundamental sobre la fe católica.
Autor: Aurelio Fernandez
Editorial: BAC (Biblioteca de Autores Cristianos).
Fuente: http://www.bac-editorial.com/ficha.php?id=13544
Desde aquí, gracias D. Aurelio por este servicio a la todo el Pueblo de Dios.
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