Sobre la oración (escrito por Koko)
El tema fundamental de las lecturas de este Domingo es sin duda el de la oración perseverante. Y esto no significa estar todo el día recitando oraciones, si no mantenernos en la presencia de Dios durante todo el día y a partir ahí la oración fluye sola. Por que sé con quien estoy, sé a quien me dirijo.
Hace dos días celebrábamos la fiesta de Santa Teresa de Jesús, tal vez la mística que más ha tratado el tema de la oración. Y de ella es una frase que debería quedar impresa de por vida en la mente de cualquier cristiano que quiera llegar a una comunión íntima con Dios.
Decía ella lo siguiente: “A los que quieran ir por este camino (de oración y santidad) digo que importa mucho… una muy grande determinación… venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, murmure quien murmure”.
Por tanto ésta es la decisión más importante y crucial que todo creyente debe hacer en su vida, ya que cualquier problema que nos sobrevenga se volverá insoluble, sin solución, si no aplicamos este principio de ser almas de oración.
Tal vez hoy se tiene una idea inapropiada de la oración, ya que algunos la consideran simplemente como una petición de favores a Dios, y a eso la reducen. Pero esta concepción es claramente simplista y reduccionista, en el que sólo se ve la oración como una cadena de favores que Dios a la fuerza tiene que concedernos por el hecho de ser Dios.
Porque además muchas veces tenemos la experiencia de pedir algo a Dios y no lo vemos cumplido, no lo vemos realizado. Y entonces puede parecernos que Dios está sordo y no nos escucha. Pero en realidad los sordos somos nosotros que no escuchamos lo que él quiere de nosotros.
Os voy a decir una cosa, y es que Dios siempre nos escucha, no hay ni una sola oración que no oiga, pero no siempre nos concede lo que le pedimos porque a lo mejor no nos conviene en ese momento.
Cuentan que una vez fue un señor al médico y le dijo preocupado:
- Oiga, mi mujer está sorda, es que no oye nada.
Y le dijo el médico, pues entonces tráigamela.
Y le contestó el señor, es que no quiere venir.
Dijo el médico - entonces que quiere que haga yo.
Pues recéteme algunas pastillas.
Pero el médico dijo, pero ¿cómo se yo el nivel de sordera que tiene ella?
Y le respondió el señor, pues dígame qué hago.
Al final el médico le dijo, ya está, pues váyase a su casa y desde que llegue a la puerta de su casa grítele por su nombre, y si no responde se acerca más y la vuelve a llamar por su nombre, y así hasta que usted me diga a qué distancia le responde su mujer.
Entonces el marido llega a su casa, abre la puerta y grita ¡Amparo!, nada, camina más, va hacia la cocina y vuelve a gritar ¡Amparo!, sigue caminado y repite ¡Amparo!, y Amparo estaba trabajando en la cocina, entonces se le pone a un metro y medio y le grita ¡Amparo!, y entonces su mujer Amparo le grita ¡Ya te dije cuatro veces que qué quieres!
Por tanto ¿quién es el sordo? Somos nosotros que no entendemos el lenguaje de Dios. No podemos ni imaginarnos cómo Dios nos está buscando continuamente.
En ocasiones actuamos como el niño que pide un cuchillo a su madre, y esta le da un juguete, pero no el cuchillo, porque sabe que se puede hacer daño. Y es que a veces nosotros pedimos a Dios lo que QUEREMOS, pero el siempre nos da lo que NECESITAMOS, lo que más nos conviene.
Pero lo más importante de la oración es que es un alimento sobrenatural por el que es Dios mismo el que se nos da, habitando en nuestro corazón.
Decía con razón San Juan de la Cruz que “el que huye de la oración huye de todo bien”. Parece exagerado pero no lo es.
Hay un principio de espiritualidad que siempre se cumple, y es que el que abandona la oración cada vez quiere rezar menos y cada vez menos porque poco a poco va perdiendo la fe, y por el contrario, el que más reza quiere rezar más. Tenemos que tener clara una cosa, y es que la oración no debe ser un problema, sino que debe ayudarnos a resolver los problemas.
Fijaos, alguna vez se oye decir, es que yo no tengo ánimo para rezar, es que precisamente es al revés, es la oración la que te da ánimos. Si esperamos a tener ánimos quizás nunca rezaríamos. Ojalá oremos como Jesús nos invita en el Evangelio sin desanimarnos.
Koko.
83 comentarios
gracias.
La máxima expresión terrenal del poder de la oración aparece cuando Jesús se transfigura en parte de lo que Él es - Luz, fuente de luz- ante Pedro Juan y Santiago.
-Jesús no llora porque Lázaro haya muerto. Llora porque sus íntimos no le creen;
Y por esto ora al Padre -que todo lo puede- para que le permita cambiar el natural discurrir y definirse de la Naturaleza terrenal. Pues aquí el muerto ya olía.
-La continuada oración en un natural -no provocado- íntimo sentimiento de busqueda de alturas divinas, ciertamente, puede producir en el orante el efecto físico de la levitación.
Me recuerda las catequesis de los miércoles de Juan Pablo I, el primer papa nacido en el siglo XX, hoy hace 98 años.
Efectivamente, a veces pides necesidades y te da la impresión de que Dios no te hace caso; pero al cabo de un tiempo te das cuenta de que justamente eso que le habías estado pidiendo SÍ te lo ha concedido, pero dando un gran rodeo y de una forma que tú nunca lo habrías NI imaginado.
Yo lo que siento al orar es un sentimiento de esperanza y agradecimianto que me lleva a abandonarme a SU Voluntad y sentirme feliz, como con los deberes hechos.
Que maravilla es la vida de oracion, que maravilla es el Dios que viene a la idea.
Por otro lado,el otro dia un señor me acusaba de divinizar a la "Diosa democracia"...hombre,creo que es mejor divinizar la democracia y los derechos humanos que divinizar los quemaderos de la Inquisicion en la Plaza Mayor de Madrid.
Un saludo.
Me obligas a contestar las alusiones que haces en otro hilo, ya caducado
Lo malo no es que la plegaria eucarística II (absurda y falsa) se creara en una trattoria del Trastevere o en un prostíbulo... lo malo es que se "creó". La aprobación del Papa solventa su validez, pero no su dignidad.
Del blog de Marco, nada sospechoso tampoco:
“Si se tiene en cuenta la decisiva evolución de la liturgia eucarística en la iglesia Católica, la opción de substituir el Canon de la Misa por otras plega rias eucarísticas, el borrar la idea de que la Misa es un sacrificio, y la posibilidad de recibir la Comunión bajo las dos especies, entonces ya no hay motivo para que las iglesias reformadas impidan a sus miembros asistir a la Eucaristía en una iglesia católica”.
“Las comunidades no católicas podrán celebrar la Santa Cena con las mismas oraciones que la Iglesia Católica. Teológicamente, es posible”
(Hermano Max Thurian, de la comunidad protestante ecuménica de Taizé).
No en vano el principal agente de la reforma litúrgica, Mons. Annibal Bugnini podía decir el 4 de enero de 1967 (como se ve, más de dos años antes de la publicación del Nuevo Ordo Missae) [subrayados nuestros]:
“No se trata solamente de retocar una valiosa obra de arte sino, a veces, de dar estructuras nuevas a ritos enteros. Se trata, en realidad, de una restauración fundamental, diría casi de una refundición y, en ciertos puntos, de una verdadera creación nueva” (Doc. Cath., N°1493, 7 de mayo de 1967).
Hay muchos lugares rurales dónde por no haber cura ejerce un laico de no sé cómo decirlo (presidi-dor?) de la asamblea en la que se celebra la Liturgia de la Palabra.
Quizás algunas de estas homilías se puedan difundir para ser leídas en esos eventos eclesiales.
La sencillez, de una homilía, es el prólogo para la oración. Gracias.
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Claro que no hace falta irse a tierras lejanas, aas. Con estas modernidades de internet, ya vienen los cocodrilos y los leones feroces ellos solitos aaquí...
SPH
SPH
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Pues si, Yolanda.
Mañana es san Lucas, evangelista, discípulo de san Pablo. Era médico, tallista y pintor. Una antigua tradición le hace autor de la imagen de la Moreneta que se venera en la Santa Cova de Montserrat.
Las celebraciones dominicales en ausencia de presbitero
§ 1. En algunos lugares, las celebraciones dominicales(90) son guiadas, por la falta de presbíteros o diáconos, por fieles no ordenados. Este servicio, válido cuanto delicado, es desarrollado según el espíritu y las normas específicas emanadas en mérito por la competente Autoridad eclesiástica.(91) Para animar las mencionadas celebraciones el fiel no ordenado deberá tener un especial mandato del Obispo, el cual pondrá atención en dar las oportunas indicaciones acerca de la duración, lugar, las condiciones y el presbítero responsable.
§ 2. Tales celebraciones, cuyos textos deben ser los aprobados por la competente Autoridad eclesiástica, se configuran siempre como soluciones temporales.(92) Está prohibido inserir en su estructura elementos propios de la liturgia sacrificial, sobre todo la « plegaria eucarística », aunque si en forma narrativa, para no engendrar errores en la mente de los fieles.(93) A tal fin debe ser siempre recordado a quienes toman parte en ellas que tales celebraciones no sustituyen al Sacrificio eucarístico y que el precepto festivo se cumple solamente participando a la S. Misa.(94) En tales casos, allí donde las distancias o las condiciones físicas lo permitan, los fieles deben ser estimulados y ayudados todo el posible para cumplir con el precepto.
http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/laity/
documents/rc_con_interdic_doc_15081997_sp.html
Creo que, en estos casos, lo más indicado sería que quien presidiese esa celebración leyese - a modo de homilía - un texto escrito por el Obispo o por el sacerdote a quien el Obispo hubiese encomendado la tarea de componerlo.
Lo malo no es que la plegaria eucarística II (absurda y falsa) se creara en una trattoria del Trastevere o en un prostíbulo... lo malo es que se "creó".
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Tanto sacar el tema de la trattoria que se diría que el problema lo ha causado la trattoría.
Por otra parte, no sé cómo conujugar eso de "absurda y falsa" con "válida" (aunque "indigna"). Pero tampoco hace falta que me lo expliques. Tus prestidigitaciones verbales acaban por o decir nada.
La oración es la única forma de una relación real y personal con Dios.
No hay nada sobre lo que no podamos orar.
Gracias Koko
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Gracias Koko por tus palabras de aliento en un tema tan importante para un cristiano. Nunca se podrá insistir lo suficiente en esto.
También me ha servido la frase de Sta. Teresa de Jesús: “A los que quieran ir por este camino (de oración y santidad) digo que importa mucho… una muy grande determinación… venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, murmure quien murmure”.
MUy oportuna esta cita para mí en estos momentos.
También yo llevo toda la tarde dándole vueltas a esa frase de santa Teresa.
Se acaba otro domingo, tenemos un nuevo feligresito en LPD y seguro que hay ánimo para rezar, al tiempo que es la oración la que nos da ánimos.
Buenas noches, que Dios os bendiga.
Dios se vale hasta de instrumentos pobres como yo. Todo sea para mayor gloria de Dios.
Hace tiempo puse esta historia en "parabolasdeldean". Como trata de la oración, me acordé de la historia y aprovecho que a nuestro flamante pre-presbítero le gustan las historias para ilustrar homilías...
Un barco naufragó en una tormenta y sólo dos hombres pudieron nadar hasta una isla desierta. Los dos hombres no sabían qué hacer y decidieron que ambos debían orar a Dios. Decidieron que para saber cuál de los dos haría las oraciones más eficaces iban a separase; y, así, decidieron establecerse en lados opuestos de la isla.
Lo primero por lo que oraron fue por alimentos. A la mañana siguiente, el primer hombre vio un frondoso árbol de frutas en su territorio, del cual pudo comer. El segundo hombre no recibió nada.
Varios días después el primer hombre se sintió solo y oró por una mujer que le acompañase.
Al próximo día, otro barco naufragó y la única sobreviviente fue una mujer que llegó a su territorio y allí se estableció como su compañera.
Los dos hombres siguieron orando y el primero pidió en sus oraciones casa, ropa y más alimentos. Como arte de magia el primer hombre recibió todos sus deseos, mientras el segundo nada recibía.
Finalmente, el primer hombre oró por un barco de manera que él y su compañera pudieran dejar isla. Al día siguiente, un barco llegó milagrosamente al lado donde él se estableció, y decidió dejar al segundo hombre abandonado en la isla, pues consideró que sus oraciones no habían recibido la bendición de Dios y por eso no habían sido respondidas.
Cuando el barco zarpaba de la isla escuchó una voz resonando desde los cielos que le preguntó:
-¿Por qué dejaste a tu compañero abandonado en la isla?
El primer hombre respondió a la voz:
-Mis bendiciones son sólo mías porque fui yo quien las pidió. Las súplicas de mi compañero no fueron escuchadas por Dios, porque Dios no tenía nada para él.
La voz le respondió:
-Estás totalmente equivocado, él sólo tuvo una súplica que yo le respondí.
A lo cual el primer hombre preguntó:
-Dime entonces ¿qué pidió él para que yo le deba algo en pago?
La voz le respondió:
-Él oró porque todas tus súplicas fueran concedidas.
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La verdadera oración no es egocéntrica; siempre está centrada en los demás (S.S. Benedicto XVI)
Aquí hay muchas historias (fábulas) que se pueden utilizar con público infantil... o no (realmente muchos católicos van (¿vamos?) por la vida adulta con el "traje de comunión" en lo que se refiere a la formación.
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Pronto tendré que presidir una celebración de la Palabra de Dios en ausencia y a la espera del sacerdote. (Se aceptan oraciones, plegarias, rosarios, jaculatorias...)
En esos casos, hablo con el sacerdote antes para ver si mis pobres ideas sobre la reflexión que se hace tras las lecturas es válida, y luego la redacto teniendo en cuenta sus indicaciones. En todo caso, siempre hay que leer varias veces el texto bíblico, las notas a pie de página, los paralelos, y varias homilías en internet.
Siempre se puede buscar qué dijo el Papa sobre ese pasaje, o Cantalamessa, o el mismísimo D, Guillermo.
En todo caso, estoy seguro de que lo que jamás debe hacer un laico es explorar "las fronteras". Si nos piden ese servicio, hagámoslo caminando por los lugares seguros de la doctrina.
Éstas van a ser las lecturas:
30º domingo de tiempo ordinario
Eclesiástico 35, 12-14. 16-18: Los gritos del pobre atraviesan las nubes.
Salmo responsorial: 33: Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha.
2Timoteo 4, 6-8. 16-18: Ahora me aguarda la corona merecida.
Lucas 18, 9-14: El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no.
Y ¿sabes que es lo peor?, que un CATÓLICO IGNORANTE es un futuro PROTESTANTE.
Koko, qué frase más buena, la utilizaré.
Ojalá hubiese en este mundo "torneos" de oración, o mejor dicho, maratones, para ver quien llegaba antes a la meta, y que la meta fuese "tocar" el Cielo.
Estoy encantada con la sencillez de la intervención de Koko.
Y estoy disfrutando con las aportaciones del Señor Dean.
Gracias a todos, Que Dios os bendiga.
Bonne nuit
Creo que eso requiere de una matización importante. El protestante que desconoce la verdadera Iglesia de Cristo, es decir, la católica, e intenta vivir su fe lo mejor posible, puede alcanzar un nivel de "santidad" mayor al de los católicos no prácticantes, o malos católicos. Pero el católico, que se aleja de su Iglesia, la católica, y se hace protestante no puede ser ni buen católico, ni buen protestante, y además pone en juego su salvación eterna.
Lumen Gentium:
14. El sagrado Concilio fija su atención en primer lugar en los fieles católicos. Y enseña, fundado en la Sagrada Escritura y en la Tradición, que esta Iglesia peregrinante es necesaria para la salvación. El único Mediador y camino de salvación es Cristo, quien se hace presente a todos nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia. El mismo, al inculcar con palabras explícitas la necesidad de la fe y el bautismo (cf. Mc 16,16; Jn 3,5), confirmó al mismo tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que los hombres entran por el bautismo como por una puerta. Por lo cual no podrían salvarse aquellos hombres que, conociendo que la Iglesia católica fue instituida por Dios a través de Jesucristo como necesaria, sin embargo, se negasen a entrar o a perseverar en ella.
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Yo diría que existen protestantes que viven mejor su fe que muchos católicos la suya.
Pero claro es que es mucho más fácil vivir como protestante que como católico, ya que los protestantes se creen salvados por la fe en Jesucristo, y no reparan en las obras que hagan, ya que consideran que todas son pecaminosas. Por tanto, da lo mismo si actúan mal o bien, ellos se consideran ya salvados por Jesucristo, sin necesidad de santificarse mediante las obras.
Sin embargo la fe de un católico es mucho más exigente, porque implica una conducta a seguir (guardando los mandamientos de Dios), sin la cual no es posible salvarse, ya que como decía San Agustín "Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti".
Creo que no es muy complicado ver que esto es así. De todos modos, santos de momento sólo conozco los de la Iglesia católica.
Pero es que la salvación, completa, tal como la concibió el Señor se hace en la Iglesia ,edificada sobre Pedro y no otra.
Es más el hecho,solo de hablar de fe, como hecho subjetivo, es ya un enfoque protestante, no caigamoas en trampas del lenguaje,ni en autoelaboraciones del cristianismo que es fe, sin duda, pero también esperanza y caridad.
Las lecciones, que cada cual las deduzca.
Para mi hay una evidente: con errores, pecados y lo que se quiera, pero en la Iglesia de Cristo, con Pedro, aunque las excelencias debidas sean manifiestamente mejorables.
Qué momentos más entrañables los de introducir a tus hijos pequeños en la oración, cuando son como esponjas que todo lo absorben. Creo que no se me olvidará cuando un hijo mío en el colmo de su entrega rezaba esa oración diciendo "por eso te quiero tanto y te doy ¡¡¡mi pelotón!!! ¿Puede haber más ternura?
Tineo, lo del traje de comunión me ha parecido buenííísimo. No se si te encajará para mencionarlo en esa celebración que tienes que presidir.
Koko: Hay muchos santos que no han sido canonizados. Por eso la Iglesia católica celebra la solemnidad de Todos los Santos el 1 de noviembre. Entre éstos están los que, aún sin ser católicos, han vivido en gracia y se han salvado. Este tema ya lo debatimos el año pasado y no voy a volver sobre él.
Norberto: Hay otro Burke que tampoco sé cómo ha podido llegar a obispo, por muy católico que sea.
Sin duda, entonces, pienso, que lo mejor es no hacer frases que puedan ser equívocas y conducir a equivocaciones.
Por este motivo estoy cien por cien a favor de los movimientos aprobados por el papa, porque uno de los motivos por los que se fueron con los protestantes es la convivencia del grupo: compartir, convivir estrechamente, vivir la fraternidad evangélicas, etc.
La verdad es que llevo mal la crítica áspera hacia esos movimientos católicos, gracias a ellos muchos católicos no se van con los protestantes (tal vez en Europa esta afirmación es más moderada pero en Latinoamercia, Africa y Asia sería mucho peor de lo que es ahora).
"uno de los motivos por los que se fueron con los protestantes es la convivencia del grupo: compartir, convivir estrechamente, vivir la fraternidad evangélicas, etc.La verdad es que llevo mal la crítica áspera hacia esos movimientos católicos, gracias a ellos muchos católicos no se van con los protestantes"
Irse de la Iglesia para "convivir estrechamente"...mmm mala cosa. Permancer en la Iglesia por ese motivo, ¿es relamnet permenecer? Para encontrar fraternidad y calorcito humano, la Iglesia puede ser un buen lugar... pero hay otros. Hay quien lo encuentra en un club de golf, en su familia, en un oratorio o monasterio, y quién en una terapia de grupo.
La Iglesia es la que tiene que ser acogedora, no tal o cual miovimiento (aunque faltaría más que, encima de lo que enredan, no fueran acogedores por lo menos). Lo que no puede ser es que la Iglesia (jerarquía, clero, parroquias, fieles) seamos inhóspitos. Tenemos que ser acogedores.
Un templo, con su cura dentro, y sus fieles ordinarios, tiene que estar acogiendo con los brazos abiertos al al confuso y al perdido, al pecador, al frágil, al penitente. Un obispo debe ser acogedor, los curas, los consagrados, los feligreses corrientes. Todos debemos estar prestos a entender, comprender y salvar, antes que a condenar o rechazar.
Y no hace falta más. Hay quienes tienen espíritui de secta po fragiliddes o problemas personales que swe resuelve mejor en la consulta de un psiquiatra que "yéndose con los protestantes". Y si el remedio para que no se vayan es crearles un ambientillo protestante dentro de la Iglesia Católica, mala cosa también.
Sobre los movimientos, mi mayor estima y respeto hacia todos aquellos que estén aprobados por la Iglesia.
"1. Quien quiera ser sacerdote debe ser sobre todo un "hombre de Dios", como lo describe san Pablo (1 Tm 6,11). Para nosotros, Dios no es una hipótesis lejana, no es un desconocido que se ha retirado después del "big bang". Dios se ha manifestado en Jesucristo. En el rostro de Jesucristo vemos el rostro de Dios. En sus palabras escuchamos al mismo Dios que nos habla. Por eso, lo más importante en el camino hacia el sacerdocio, y durante toda la vida sacerdotal, es la relación personal con Dios en Jesucristo. El sacerdote no es el administrador de una asociación, que intenta mantenerla e incrementar el número de sus miembros. Es el mensajero de Dios entre los hombres. Quiere llevarlos a Dios, y que así crezca la comunión entre ellos. Por esto, queridos amigos, es tan importante que aprendáis a vivir en contacto permanente con Dios. Cuando el Señor dice: "Orad en todo momento", lógicamente no nos está pidiendo que recitemos continuamente oraciones, sino que nunca perdamos el trato interior con Dios. Ejercitarse en este trato es el sentido de nuestra oración. Por esto es importante que el día se inicie y concluya con la oración. Que escuchemos a Dios en la lectura de la Escritura. Que le contemos nuestros deseos y esperanzas, nuestras alegrías y sufrimientos, nuestros errores y nuestra gratitud por todo lo bueno y bello, y que de esta manera esté siempre ante nuestros ojos como punto de referencia en nuestra vida. Así nos hacemos más sensibles a nuestros errores y aprendemos a esforzarnos por mejorar; pero, además, nos hacemos más sensibles a todo lo hermoso y bueno que recibimos cada día como si fuera algo obvio, y crece nuestra gratitud. Y con la gratitud aumenta la alegría porque Dios está cerca de nosotros y podemos servirlo".
"Los movimientos son una cosa magnífica. Sabéis bien cuánto los aprecio y quiero como don del Espíritu Santo a la Iglesia. Sin embargo, se han de valorar según su apertura a la común realidad católica, a la vida de la única y común Iglesia de Cristo, que en su diversidad es, en definitiva, una sola".
Se puede leer en castellano en:
http://www.zenit.org/rssspanish-36937
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Esa es la gran tentacion de los grupos.....y hasta de cualquiera de nosotros,e incluso de los que no son grupos y se ven como guardianes y correctores.
Cuando san Pío X era patriarca de Venecia, en esta ciudad se cometió una profanación. Como reparación, el futuro papa ayunó.
-"El patriarca no tiene la culpa", le dijo una de sus hermanas.
-"¿Quién sabe?", respondió él.
Yo me pregunto qué entendemos por acoger... Por favor, en las posibles respuestas, demagogias las justas.
Creo que la cosa daría para un post, la mar de interesante.
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Claro que no. Quienes recelamos de los movimientos no le spediríamos otra cosa más que su desaparición. Perfeccionismos nada. Los seres humanos individuales somos muy imperfectos y organizados en movimientos, multiplicamos nuestras imerfecciones.
Y si "se han de valorar según su apertura a la común realidad católica, a la vida de la única y común Iglesia de Cristo"... pues, está todo dicho.
Como ya sé que don Guillermo tiene por los movimientos "la mayor estima y respeto" es decir "hacia todos aqudos aquellos que estén aprobados por la Iglesia" y como seguro que no desea nuestro anfitrión plémicas sobre el tema, mejor lo dejo.
En otros sitios he hablado contundentemente de lo que pienso acerca de los movimientos, y de algunos en particular. Y este no es el tema ni me gustaría incomodar al blogger con mi nunca ocultada animadversión a los movimentos.
Y, además, el post es sobre la oración.
Yo pensaba hoy en lo diferentes que somos cada uno de nosotros, en los difícil que es crear la unidad: en la familia, en donde trabajamos, etc.
La Iglesia es ese misterio de unidad, capaz de acoger nuestras diferencias. Claro, sólo Dios puede crear esa unidad.
1 Pedro 3, 14-16: "Felices ustedes si incluso tienen que sufrir por haber actuado bien. No teman lo que ellos temen ni se asusten, sino bendigan en sus corazones al Señor, a Cristo; estén siempre dispuestos para dar una respuesta a quien les pida razón de su esperanza, pero háganlo con sencillez y deferencia, sabiendo que tienen la conciencia limpia. De este modo, si alguien los acusa, la vergüenza será para aquellos que calumnian la vida recta de los cristianos".
Un cordial saludo
Y yo también, todo lo que el Espíritu Santo inspira tiene mi adicción.
Con todos mis respetos, pero para usar ciertas frases a modo "pastoral", las cuales podrían utilizarse fácilmente en contra - cual efecto boomerang - habría que tener muy claro lo que es ser "protestante" e "ignorante católico"
Habría que saber muy bien las diferencias históricas entre las iglesias luteranas y anabaptistas (Alemania) Anglicana (Episcopal en US) en Inglaterra, las iglesias reformadas en Suiza y Francia, y las iglesias Presbiteriana de Escocia, entre otros.
Y para seguir con el estudio, saber muy bien las grandes diferencias entre Lutero y Calvino, entre éste último y Zwinglio: entre J. Knox y Patrick Hamilton
etc
etc
etc
De lo contrario, la frase de "ignorante" se podría aplicar a la inversa. Más que nada, porque si alguien de aquí (católico) le dice a un anglicano de la High que él es un "protestante" o un "evangélico" le puede cambiar el rictus de la sorpresa.
Pero quién llena el templo es Dios, quien nos acoge es Él si nos dejamos seducir por SU mensaje. Creo que a nosotros nos queda el dar testimonio y en ésto me temo que "los movimientos" se emplean más a fondo.
Bueno, por supuesto, más a fondo que yo, no pretendo generalizar.
Mis respetos a Yolanda a quién leo con gusto y me rió con ganas.
Como siempre D. Guillermo tan ecuánime y ponderado, da gusto. Y sí, la unidad de la Iglesia es importante, ya Cristo y los apóstoles nos llamaron a ella. La unidad es la señal de que Dios está ahí, que nos guía el Espíritu Santo.
Y para mí que la unidad es fruto del amor.
Yo no suelo evitar las polémicas, ya lo sabes. Pero sí las estériles y, por encima de todo, las que puedan incomodar a nadie en LPD.
Norberto: Como me voy dando cuenta de tu interés por la pureza de la lengua y la perfección en la escritura, ya me disculparás por este paréntesis tan largo.
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Quienes recelamos de los Movimientos no les pediríamos otra cosa que su desaparición.
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No es pot matar tot el que és gras.
Me llama la atención que cite a Santa Teresa a San Juan de la Cruz y, posteriormente, en un comentario a Santa Teresita. Ha tocado mi punto debil,¡Ay mi querido carmelo!
Recuerda que es aas, es decir, antiguo alumno salesiano, no antiguo socio salesiano (ass). SPH.
Creo que la oración es el tema sobre el que más se ha escrito nunca en los tratados de espiritualidad. De hecho es la dimensión fundamental del cristiano para poder llegar a la unión mística con Dios. A la que por cierto, y no nos equivoquemos, estamos llamados todos. Ya que la llamada a la santidad pasa por la mística y viceversa.
Eso por supuesto que lo entiendo, pero es que es de lógica que todo el que está en gracia de Dios, sea católico, ortodoxo, protestante, e incluso todo aquel que pertenezca a una religión no cristiana pero que viva de buena fe la suya y que la misma respete la ley moral natural es santo. Pero tenemos que hacer una "pequeña" distinción, y es que todo el que está en gracia de Dios participa de alguna manera de la santidad de Cristo, y es por eso, que K. Rahner llamaba a los creyentes de otras religiones cristianos anónimos.
Pero yo me refería a la santidad en su sentido estricto en el que se reconocen virtudes heróicas, vida edificante, etc. Y eso de momento sólo ha sido reconocido en la Iglesia Católica. Y precisamente al poseer todos los elementos de santificación tenemos más responsabilidad de progresar en la vida espiritual asemejandonos a Cristo cada vez más y más. Y por eso, el que vive la radicalidad que pide Jesucristo en el Evangelio sólo puede ser calificado de santo. En todo caso, y como afirmaba el mismo Jesucristo "a quien mucho se le dio, mucho se le ha de exigir".
Lo suscribo, en ningún momento he dicho lo contrario. Una cosa no quita la otra. ¿Dejó Cristo de ser manso y respetuoso cuandó llamó "raza de víboras" a fariseos y saduceos (Mt 3, 7-8)?.
Nosotros no somos más que instrumentos suyos.
Cuanto más respeto hacia el otro, mejor. Sin dejar de decir la verdad que hemos recibido como don.
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