Primer jueves
Al igual que aviso a los feligreses de mi parroquia real, hago lo mismo con los de mi parroquia virtual: Pasado mañana es primer jueves de mes. Y, encima, en plena Pascua.
Todos saben que el Papa decidió convocar un Año Sacerdotal, con motivo del 150 aniversario de la muerte de San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars. Este “Año” comenzó el pasado 19 de junio y se extenderá hasta el próximo 11 de junio.
La Penitenciaría Apostólica, en un decreto de 25 de abril de 2009, anunció las indulgencias que se otorgan por esta razón: “A todos los fieles realmente arrepentidos que, en una iglesia u oratorio, asistan con devoción al sacrificio divino de la misa y ofrezcan por los sacerdotes de la Iglesia oraciones a Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote, y cualquier obra buena realizada ese día, para que los santifique y los modele según su Corazón, se les concede la indulgencia plenaria, a condición de que hayan expiado sus pecados con la penitencia sacramental y hayan elevado oraciones según la intención del Sumo Pontífice:
- en los días en que se abre y se clausura el Año sacerdotal,
- en el día del 150° aniversario de la piadosa muerte de san Juan María Vianney,
- en el primer jueves de mes o en cualquier otro día establecido por los Ordinarios de los lugares para utilidad de los fieles”.
Y añade la Penitenciaría Apostólica: “Será muy conveniente que, en las iglesias catedrales y parroquiales, sean los mismos sacerdotes encargados del cuidado pastoral quienes dirijan públicamente estas prácticas de piedad, celebren la santa misa y confiesen a los fieles”.
Así que, ya saben: El jueves, a Misa. Pidiendo por los sacerdotes. No hace falta que insista en la necesidad que tenemos de oraciones. Y, curiosamente, este Año Sacerdotal está resultando un año de cruz, de mucha cruz. Dios sabrá sacar bienes de todo ello.
El jueves es un día eucarístico y sacerdotal. Un día muy propicio para, donde sea posible, dar culto a la Eucaristía también fuera de la celebración de la Santa Misa, realizando, por ejemplo, la Exposición del Santísimo Sacramento. Pero, donde haya un sagrario, allí está Jesús presente de un modo real por excelencia, de un modo substancial.
Como decía Juan Pablo II: “La Iglesia y el mundo tienen una gran necesidad del culto eucarístico. Jesús nos espera en este sacramento del amor. No escatimemos tiempo para ir a encontrarlo en la adoración, en la contemplación llena de fe y abierta a reparar las faltas graves y delitos del mundo. No cese nunca nuestra adoración”.
Guillermo Juan Morado.
45 comentarios
:S
Rezar por los sacerdotes, reza una igual, con o sin indulgencias, pero parece casi avidez acumular tanta indulgencia ¡y plenaria!
¿Hay algún problema en renovar el deseo de rechazar el pecado en la propia vida?
Las indulgencias no son una caricatura, son un elemento que se integra en el proceso de conversión, con la ayuda de la comunión de los santos.
Desde luego, qué misterio es éste de la realidades espirituales...
No "caricaturizaba"
òó
Me parecía "difícil" integrarlas en el proceso de conversión, con la ayuda de la comunión de los santos, de manera tan frecuente. Renovar el deseo de rechazar el pecado en la propia vida es algo que hacemos cada mañana, cada noche. Pero me parecía que este tipo de otorgamientos especiales requerirían una solemniadad que se me hacía poco compatible con la frecuencia.
Pero, sometidas mis dudas a la consideración de quien más sabe, y una vez disipadas, mutis por mi parte al respecto.
:(
Bueno, marcho al tajo.
SPH a lo primero y último,no a lo de en medio.
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¿Dónde está lo "mundano" y dónde "lo espiritual"?
¿Acaso no es el Cristianismo la religión de la Encarnación?
¿Acaso no es una realidad sacramental, visible e invisible, terrena y celeste...?
5. Entonces se puede ver cómo las indulgencias, en lugar de ser una especie de «descuento» del compromiso de conversión, son más bien una ayuda para un compromiso más disponible, generoso y radical. Esto se exige hasta el punto de que para recibir la indulgencia plenaria requiere como condición espiritual la exclusión «de todo afecto hacia cualquier pecado, incluso venial» (Enchiridion indulgentiarum, p.25). Se equivoca, por tanto, quien piense que puede recibir este don con la simple aplicación de cumplimientos exteriores. Por el contrario, son requeridos como expresión y apoyo del camino de conversión. En particular, manifiestan la fe en la abundancia de la misericordia de Dios y en la maravillosa realidad de comunión que Cristo ha realizado, uniendo indisolublemente la Iglesia a sí mismo, como su Cuerpo y Esposa".
Juan Pablo II, Audiencia General, Miércoles, 29 de Setiembre 1999
http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/1999/
documents/hf_jp-ii_aud_29091999_sp.html
Me voy a estudiar.
Hasta otro momento.
Benedicto XVI: Carta para la convocación de un Año Sacerdotal con ocasión del 150 aniversario del dies natalis del Santo Cura de Ars, 16-VI-2009.
El Año Sacerdotal se extenderá hasta el 11 de junio.
En el Catecismo vienen explicadas las indulgencias en los puntos 1471-1479:
http://www.vatican.va/archive/ESL0022/__P4H.HTM
Y podemos aplicarlas por los fieles difuntos, en lugar de por nosotros mismos:
1479 Puesto que los fieles difuntos en vía de purificación son también miembros de la misma comunión de los santos, podemos ayudarles, entre otras formas, obteniendo para ellos indulgencias, de manera que se vean libres de las penas temporales debidas por sus pecados.
Pero no podemos aplicarlas por los vivos, como aclara este documento de la Penitenciaría Apostólica: http://www.vatican.va/roman_curia/tribunals/apost_penit/documents/rc_trib_appen_pro_20000129_indulgence_sp.html
7. Las indulgencias siempre son aplicables o a sí mismos o a las almas de los difuntos, pero no son aplicables a otras personas vivas en la tierra.
Que Dios os bendiga.
?????
¿Lo dices, aas, porque es hasta el 11 en realidad?
Cualqueira comete un error contigo...
¿Conoces la devoción de los 9 primeros viernes de mes y la promesa del Sagrado Corazón a santa Margarita María de Alacoque?
¿Y la de los 5 primeros sábados y la promesa de la Virgen a los tres pastorcitos de Fátima?
De hecho, la de los sábados la he hecho de pequeña, seguro. Pero -jamás se lo discutiría a aas- creía que eran más de 5.
Màs de algun ingenuo creía que "cien días de indulgencia" significaban cien días menos de Purgatorio. Por eso, està bien expresada la doctrina ortodoxa en el Catecismo.
Y también el Catecismo: "1473 El perdón del pecado y la restauración de la comunión con Dios entrañan la remisión de las penas eternas del pecado. Pero las penas temporales del pecado permanecen. El cristiano debe esforzarse, soportando pacientemente los sufrimientos y las pruebas de toda clase y, llegado el día, enfrentándose serenamente con la muerte, por aceptar como una gracia estas penas temporales del pecado; debe aplicarse, tanto mediante las obras de misericordia y de caridad, como mediante la oración y las distintas prácticas de penitencia, a despojarse completamente del "hombre viejo" y a revestirse del "hombre nuevo" (cf. Ef 4,24)".
Eso parece que podemos deducir del "Catecismo". Esas actitudes ayudan a nuestra purificación, a borrar en nuestra vida las consecuencias de nuestros pecados.
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"Lo digo porque voy diariamente a misa, también los jueves, y más de una vez he confesado en este día de la semana (en la iglesia de mi barrio hay exposición del Santísimo y esto me ayuda en la confesión). Jamás me olvido de pedir por los sacerdotes, sea el día de la semana que sea y siempre tengo presentes las intenciones del Papa para el mes en curso. Pero no sabía nada de las indulgencias que la Iglesia otorga con estas condiciones".
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Con esas disposiciones, lo demás vendrá por añadidura... No se preocupe, pues.
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Pero esto no es así en realidad.
No consigo entender que desde la Comunidad de los Santos, desde el Cuerpo místico de Cristo del que todas la almas bienaventuradas, del purgatorio y de los bautizados que aún vivimos aquí abajo formamos parte, ni desde la esperanza de la Iglesia fundada en la confianza de ser escuchada por el Padre, se pueda deducir semejante economía. La indulgencia no es un sacramento.
Lo que sí logro entender perfectamente es lo que ocurrió con ella en el pasado. Y, desde luego, comprendo perfectamente el estupor de un Lutero ante semejante espéctaculo de casquería pseudoespiritual en la que llegó a caer la Iglesia con este tema.
Me remito a la Constitución Apostólica de Pablo VI:
http://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/apost_constitutions/
documents/hf_p-vi_apc_01011967_indulgentiarum-doctrina_sp.html
El abuso de una doctrina, o de una praxis, no desacredita la recta doctrina ni la recta praxis.
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