Cuatro preguntas sobre la fe
Lo he preparado para unos alumnos, a modo de síntesis. Pero lo cuelgo en el blog por si a alguien le sirve:
1. ¿La fe es obra de la gracia?
“Para dar esta respuesta de la fe es necesaria la gracia de Dios, que se adelanta y nos ayuda, junto con el auxilio interior del Espíritu Santo, que mueve el corazón, lo dirige a Dios, abre los ojos del espíritu y ‘concede a todos gusto en aceptar y creer la verdad’ ” (DV 5).
1.1. Tesis: La respuesta del hombre a la revelación divina es, ella misma, un don que proviene de Dios. El acto de fe es posible solamente si la inteligencia y el corazón del creyente son movidos interiormente por la gracia divina.
1.2. Biblia. El origen sobrenatural de la fe está implícitamente indicado en gran número de textos bíblicos:
Mt 16, 17
Jn 6, 44
Jn 15, 15
Hch 16, 14
2 Cor 3, 5
Ef 2, 8
1.3. Doctrina de la Iglesia
+ Concilio II de Orange (529): en la estela de los tratados antipelagianos de S. Agustín, subrayó que la fe no puede ser una conquista del solo esfuerzo humano, sino que depende de la asistencia libre y misericordiosa de Dios.
Frente a los semipelagianos, que decían que el inicio de la fe era una conquista humana, mientras que su crecimiento y consumación venían de Dios, el Concilio II de Orange enseñó:
“Si alguno dice que está naturalmente en nosotros lo mismo el aumento que el inicio de la fe y hasta el afecto de credulidad […] no por don de la gracia - es decir, por inspiración del Espíritu Santo, que corrige nuestra voluntad de la infidelidad a la fe, de la impiedad a la piedad-, se muestra enemigo de los dogmas apostólicos” (DH 375; cf DH 377).
+ Concilio de Trento: Declaró que la gracia preveniente del Espíritu Santo es absolutamente necesaria para poder creer “como conviene para que se le confiera la gracia de la justificación” (DH 1553). La justificación presupone un libre asentimiento “suscitado y asistido por la gracia divina", en virtud del cual la persona “cree la verdad de lo que ha sido divinamente prometido y revelado” (DH 1526).
+ El Vaticano I describe la fe como una “virtud sobrenatural” (DH 3008). Enseñó la imposibilidad de cumplir un acto saludable de fe sin la iluminación e inspiración del Espíritu Santo (DH 3010) y afirmó que la gracia es necesaria incluso para un asentimiento de fe no vivificado por la caridad (DH 3005).
+ El Vaticano II (DV 5) cita expresamente el concilio de Orange para enseñar que el acto de fe presupone la gracia. La ayuda del Espíritu Santo ha sido caracterizada, desde II Orange, como iluminación e inspiración.
1.4 Explicación teológica. La naturaleza creada no posee, en cuanto tal, la capacidad de entrar en comunión con Dios. En cuanto aceptación de la revelación, la fe proporciona acceso al conocimiento de Dios y a la iniciación en la vida divina.
La fe, decía Santo Tomás, es “inchoatio gloriae” (STh, II-II.4.1). Al adherirse a la fe, el hombre es elevado más allá de su propia naturaleza (STh, II-II,6.1).
Las escuelas teológicas no cuestionan la sobrenaturalidad de la fe. Para los tomistas, la fe no es sólo entitativamente sobrenatural (resultado de la elevación, por la gracia, de un acto natural, como sostienen los molinistas), sino formal y esencialmente sobrenatural, debido a su motivo, la autoridad de Dios revelante, que es conocida sobrenaturalmente y creída en el único acto sobrenatural de fe. Esta postura ha ganado terreno en la teología católica reciente.
Eso no quiere decir que la presencia y las operaciones de la gracia puedan ser percibidas distintamente por instrospección.
2. ¿La fe es cierta?
2.1 Tesis: La fe es un asentimiento firme y cierto.
2.1 Escritura:
Rm 4, 20-21: la fe de Abraham.
Hb 10, 34.
Hb 11,6.
Hb 11, 1: la fe como fundamento y prueba
1 Jn 5, 9: “el testimonio de Dios es mayor".
2.2 Magisterio:
+ Vaticano I: Dios “no puede ni engañarse ni engañar” (DH 3008). La fe, por consiguiente, en la medida en que acepta la revelación de Dios, debe ser objetivamente cierta.
+ La fe debe ser también subjetivamente cierta. Es decir, el asentimiento interno del creyente debe ser firme:
- Las profesiones de fe: La Iglesia ha impuesto a los fieles “creer firmemente” en profesiones de fe como el Quicumque (DH 76), la profesión de fe del Laterano IV (DH 800), la Bula de Unión con los coptos y los etíopes del Concilio de Florencia (DH 1330-1333), la profesión de fe tridentina (DH 1862), el juramento antimodernista (DH 3537).
-Negativamente, el magisterio enseña la insuficiencia de la mera probabilidad (DH 2121).
2.3 Teología. Los teólogos, basándose en que la fe es suscitada por la gracia y que tiene como objeto formal la autoridad de Dios revelante, afirman que la fe es firmísima, que es un asentimiento más firme que cualquier otro.
Siguiendo a San Agustín, Santo Tomás define la fe como “cum assensione cogitare” (STh, II-II,2.1): el assentio indica la firme adhesión intelectual, frente a la mera opinión. La voluntad, sometiéndose libremente a la gracia, confiere particular fuerza al asentimiento. El cogitare, “considerar", indica la inquietud del pensamiento, porque el asentimiento no es la consecuencia automática de las razones para creer y el creyente es consciente de las dificultades, del “riesgo", de la fe.
Newman afirmó la certeza de la fe, pero sin ignorar la complejidad de la cuestión, distinguiendo entre dificultad y duda: “diez mil dificultades… no constituyen una sola duda". Para Newman, un asentimiento que no es firme, no es asentimiento.
3. ¿Cuál es el objeto de la fe?
3.1 Tesis. El objeto de la fe es Dios Uno y Trino que se revela a Sí mismo en Cristo. El motivo de la fe (objeto formal) es la autoridad de Dios revelante.
3.2 Fe y revelación. El acto de fe es la “respuesta obediencial” a Dios que se revela (DV 5). La fe no recae sobre sí misma, sino que tiene un contenido: el misterio de Dios en su revelarse. La profesión de fe cristiana es fe en el misterio de Dios Trino que se revela a la humanidad. Esta revelación llega a su plenitud en Jesús de Nazaret.
La estructura portante de la profesión de fe cristiana, la referencia al misterio trinitario, se ve reflejada en el texto de Mt 28, 19: “Id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo lo que os he mandado".
3.3 Fides qua y fides quae. La dimensión objetiva y subjetiva de la fe se ha representado, a partir de San Agustín, distinguiendo entre “fides qua creditur” (el acto del sujeto mediante el cual cree) y “fides quae creditur” (la fe que es creída; es decir, el contenido u objeto de la fe).
Ambas dimensiones, subjetiva y objetiva, están mutuamente implicadas. La respuesta de fe no es vacía, no carece de contenido ni es autodeterminada en su forma. Su medida y su norma está en la verdad de la revelación.
“Actus fidei specificatur ab obiecto": el objeto de la fe - la revelación de Dios: genitivo subjetivo y objetivo - da forma al acto de creer.
3.4 Dios como centro, fundamento y fin del acto de fe.
San Agustín y Santo Tomás expresan el modo en que el acto de fe se relaciona con su objeto distinguiendo entre “credere Deo", “credere Deum", “credere in Deum".
a) Credere Deo (creer a Dios). Expresa el aspecto formal y “teológico” del objeto de fe, en cuanto que se refiere al motivo por el que se cree: se cree a Dios que se revela, a Dios que es la Verdad primera. Dios es el fundamento de la fe.
b) Credere Deum (creer en Dios). Manifiesta el carácter teocéntrico de la fe y su aspecto cognoscitivo, en cuanto que se refiere al objeto material de la fe: se cree en Dios, que existe Dios. Dios es el centro de la fe.
c) Credere in Deum (creer “hacia” Dios). Expresa el carácter “teo-teleológico” y el aspecto escatológico del acto de fe, en cuanto que se refiere a la tendencia de la fe a la divina realidad en sí misma, que sólo se realizará en la escatología. Dios es el fin, la meta, de la fe.
Como Cristo es el que nos da, en el Espíritu Santo, acceso al Padre, esta triple relación del acto de fe a su objeto se puede formular como credere Christo, credere Christum, credere in Christum. De este modo se resalta el carácter cristológico, cristocéntrico, y “cristológicamente mediado” del acto de fe.
3.5 Objeto material y objeto formal.
Objeto material es aquello que se cree; objeto formal es el medio y el motivo por el cual se cree el objeto material. Para el Vaticano I, el objeto material de la fe lo constituyen las verdades reveladas ("misterios"), transmitidos por la Escritura y la Tradición: “creemos ser verdadero lo que por Él ha sido revelado” (DH 3008); “deben creerse con fe divina y católica todas aquellas cosas que se contienen en la palabra de Dios escrita o tradicional, y son propuestas por la Iglesia para ser creídas como divinamente reveladas” (DH 3011). El acento recae sobre el aspecto cognoscitivo de la fe, sin negar el aspecto personal.
El Vaticano II resalta más el aspecto personal de la autorrevelación de Dios, integrando en él el aspecto cognoscitivo. Objeto material de la fe es la realidad y la vida de Dios, en cuanto se comunica a los seres humanos ("Dios quiso manifestarse a sí mismo y sus planes de salvar al hombre", DV 6).
Los enunciados en los que se expresa el contenido de la fe tienen carácter de mediaciones lingüísticas que, más allá de sí mismos, remiten a la realidad de Dios: “Actus autem credentis non terminatur ad enuntiabile, sed ad rem” (STh, II-II,1,2, ad 2).
Objeto formal o motivo de la fe es la “auctoritas Dei revelantis” (DH 3008), la autoridad del mismo Dios que revela. DV 5 describe, sin usar esa expresión, la fe como un obsequio a Dios que se revela.
La fe se fundamenta, en cuanto asentimiento, en la autoridad de Dios revelante. Objeto formal - motivo - de la fe es, pues, Dios revelado en Cristo, que debe ser creído por sí mismo, ya que no tiene sentido buscar, más allá de Él, un fundamento más sólido para la fe. Cristo es, como escribe von Balthasar, la auctoritas Dei revelantis “en su realidad concreta e irreductible” (Gloria, I, 144).
4. ¿La fe es eclesial?
4.1 La Iglesia es un “objeto material” de la fe: creemos que existe como comunidad de institución divina y como signo e instrumento de la salvación dada por Dios.
4.2 La Iglesia forma parte, en manera instrumental, del objeto formal de la fe, pues es testigo de la revelación, en cuanto propone para creer los contenidos de la revelación.
4.3 La Iglesia es entidad creyente, sujeto creyente. Cada individuo cree sólo participando, más o menos conscientemente, en la fe de la Iglesia, en la fe con la que la Iglesia cree. En el acto de fe personal se realiza una contemporaneidad de acción por la cual el acto del creyente es, como tal, un acto de un sujeto eclesial y comunitario.
4.4. Dimensión teologal de la vida cristiana
La fe se relaciona con la esperanza y la caridad formando la globalidad de la vida teologal. La esperanza de la fe es certeza del cumplimiento, que ya se ha anticipado en la vida de Jesús de Nazaret.
La fe y la esperanza se conjugan con el amor. La fe se expresa en el amor y se hace amor. El amor que origina la fe no es sentimentalismo, sino amor gratuito que ve en el compromiso del Hijo en la Cruz su última perspectiva.
Existe, pues, una circularidad entre fe, esperanza y amor.
Bibliografía:
Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 142-184.
A. DULLES, Il fondamento delle cose sperate. Teologia della fede cristiana, Queriniana, Brescia 1997.
C. IZQUIERDO, Teología Fundamental, 231-296.
S. PIÉ I NINOT, Tratado de Teología Fundamental, 110-124.
52 comentarios
Francamente, espero que sus alumnos sepan valorar la suerte que tienen.
No sé a otros pero, a mí, me sirve. Qué trabajo de sitematización. Te lo dan hecho, y sólo tienes que leer y pensar, leer y pensar, leer y pensar; qué gusto...
Usted lo ha explicado muy bien GRACIAS
SALUDOS
Me sumo a las sapientérrimas palabras abaciales.
Y a una, que es teóloga amateur de toda la vida, que es tanto como decir amateur para toda la vida, le viene la mar de bien un resumen tan ordenadito, tan claro y con todas sus referencias.
Pater, haga lo mismo con todos los temas del curso. En junio, examen global, a ver si hemos aprovechado bien su esfuerzo.
"Nadie puede decir "Jesús es el Señor" si no se lo revela el Espíritu Santo" (1 Cor. 12,3)
"Pues es Dios el que obra en vosotros el querer y el obrar, conforme a su beneplácito" (Fil. 2,13)
Pero cuidado. No lleguemos a extremos calvinistas. Algo también tendrá que decir el hombre. Si el hombre no tuviera libertad para asentir o rechazar la gracia, no habría culpa en el quie no cree.
¡ Muchas gracias, por esta excelente clase de Teología !
He citado esa frase porque me dice mucho, incluso con vistas a la formación de otros. Y es que la fe no es mayor porque la sienta mucho y me dé gran gozo, sino porque con humildad y docilidad me adhiero a Cristo, a su autoridad como enviado del Padre. " La Iglesia forma parte, en manera instrumental, del objeto formal de la fe, pues es testigo de la revelación, en cuanto propone para creer los contenidos de la revelación. ", dice usted.
La fe es un don inmenso de Dios que Él no niega a nadie que se la pida con un corazón humilde, con un corazón de niño siempre dispuesto a dejarse conducir por el Señor: " Si no os hacéis como niños... "
Luego vendrán las noches, las dudas, los caminos escarpados. Pero eso significa avanzar en la madurez y fiarse del Amor.
¡Ya se puede abrir una sección de clases on-line! je je
Supongo que a los lectores de este blog y la web, les/nos viene fenomenal
Yolanda, creo que la media de edad de los alumnos del pater será diferente a la nuestra. Quedamos excluídos, entre otras cosas, de comparaciones. Aquí, el pater será más benevolente.
¿Clases on-line dices? De hecho, este blog es de los más instructivos, siempre, no sólo cuando se nos a explícitamente una clase de Teología Fundametal. Además siempre nos estamos recomendando bibliografía, los enlaces de asrone, vamos, que sale uno teólogo-aficionado. Yo leo cosas ya de una enjundia...
Y me callo, que he oído decir que se entra en esta parroquia virtual y se atufa uno de incienso. ¿Pareceremos algo aduladores?
_____
eso sólo en los oficios virtuales!
¿En qué sentido?
De todas formas, prefiero "atufarme" ¿? de incienso a entrar a un lugar con olor a azufre, vinagre o hiel...
Respecto a ser benevolente, hombre pater, aquí en este blog, existe una variedad de lectores, con diferentes backgrounds, y dudo sea parecido en un seminario.
Reitero que me parece una iniciativa perfecta. A mi, al menos, me resulta afin esa forma de enseñar. No digamos ya lo conveniente que resulta... je je (egoísmo puro y duro).
__________________________
¡Eduardo! ¡No me desanimes! Y yo que no me corto un pelo en eso de "adentrarme"... No eres demasiado mayor: pon otra excusa pero esa no, hombre, siquiera por los demás, por los aquejados de la misma pega.
:)
¡Nunca es tarde! Si me tomara unos añitos sin obligaciones profesionales.. lo haría. El problema surge cuando se es consciente de la falta de tiempo, pero no por la edad.
Además, Yolanda, tú posees una vitalidad arrolladora que no sabes cuanto envidio. Tú nunca serás mayor para nada.
Todos ustedes pueden hacer estudios sistemáticos de Teología. Son todos muy jóvenes (bueno, Marcos jovencísimo).
He tenido alumnos y compañeros, cuando yo estudiaba, mucho mayores que ustedes.
Sobre lo del incienso: Es mejor que nos acusen de "adulación" que de insultarnos unos a otros.
Es un horror mantener un blog para llevarse disgustos, para tratarse mal unos a otros, etc.
En este blog, gracias a ustedes, y con algún episodio de borrasca, que no ha faltado, no venimos a faltarnos mutuamente al respeto.
Incienso? Quizá. Pero, como ha dicho Marcos, mejor eso que el azufre, el viangre o la hiel...
Ya bastante hay que sufrir en la vida, como para que, encima, un espacio lúdico, como un Blog, sea un motivo más de padecimiento.
Por fortuna esto siempre ha sido un verdadero remanso de amistad.
Eduardo, puede que lleves razón y sea más bien lo que a uno le mueva interiormente más que el tiempo o la edad. Cierto.
Bueno, eso de "jovencísimo", pater, no sé. ¡Me dejaré barba de nuevo! aunque a mi familia no le agrade mucho la idea. Eso de tener cara de nene, me llega hondo ¡Yo quiero ser mayor! SPH
____
Le digo lo mismo que Yolanda.
Yo, antes, tenía barba.
Era una estrategia para dejar de tenerla y parecer más joven (SPH).
haré caso de la Abdesa, se pasará con el tiempo, los disgustos o las canas
Has estado muy bien, incluso elegante,diría yo, en el blog innombrable ese cuyo bloguero me llama mentecato mío (sic).
Has dejado al caballero que no había leído a SS BXVI y despotricaba "en actitud vociferante" que diría Bono, a la altura de la fosa de las Marianas; encima te has permitido llamar a su conciencia...¡muy bien sin paliativos!
Congratulations
P.S. Lo de cordially en la despedida, pelín cursi, si me permites, sorry.
Has estado muy bien, incluso elegante,diría yo, en el blog innombrable ese cuyo bloguero me llama mentecato mío (sic).
_________________
Jajjajajaja. Bueno, los posesivos añaden cordialidad, cercanía, simpatía incluso.
Decir "mentecato mío" no es lo mismo que decir "mentecato" sin más.
Pero sobre este tema, nos podrá ilustar la Abadesa, que es el filóloga. O el Deán. O Flavia. O alguno/a más.
SPH.
O sea pater, que ha estado cariñoso...vaya, vaya, y yo sin enterarme...¡qué ingrato soy!.
Bueno, un poco de aire fresco no me vendrá mal.
Pero respecto a tu comentario, el cual agradezco de corazón, no sé, no llevo tanto tiempo por esta web como para conocer a todo el mundo o la personalidad de los bloggers, pero también debo hacer honor a la verdad con lo poco que he entrado en ese blog y reconocer que aunque Motu es muy brusco con las personas y en ocasiones falto de caridad en el trato, también escribe artículos excelentes independientemente de si se está de acuerdo o no.
No sé, espero que pueda opinar manteniedo el trato cordial y respetuoso porque sí, soy así y no lo puedo cambiar.
Son formas de trato entre personas y siempre las mantengo en su significado formal. Cuando dejo de usarlas es cuando existe una amistad y ya no proceden.
Me recordó a un pastor presbiteriano en Boston (espero no se lo tome a mal si me lee, por la comparación), el cual, se dirigía a su asamblea así:
¡Oh! ovejas descarriadas y perdidas! Tened temor de vuestro Dios!
No sé, confieso que me tiene algo intrigado su personalidad. No quiero ser irrespetuoso yendo más allá en un blog ajeno a otro blogger.
______________
jajjajajjaja
qué fino eres , Marcos
Y lo de borrega, te aseguro que de cariñoso, nada.
No, queridos, ni mucho menos: el posesivo no siempre indica cercanía o afecto. Hay que tener mucho cuidado con los posesivos.
Beuno, nada más.
Dejar un comentario