Una parroquia no es un cajero automático
La caridad sin verdad no es caridad. Propiciar, activa o pasivamente, el recurso a la mendicidad crónica, a la mendicidad como profesión, creo que tampoco lo es. Destinar, sin más juicio, un dinero al primero que llama a la puerta equivale a destinar menos, o nada, al que, acreditadamente y sin montar algarabía, lo necesita tanto o más.
Me contaba un sacerdote, un párroco, un caso muy reciente. A eso de las nueve de la noche, un viernes, después de haber celebrado unas exequias, se presenta una señora con su hijo, un muchacho joven. Mantiene, la señora, un discurso muy articulado, muy pensado, sin mucho que envidiar, en la forma, a un comercial de una empresa.
Relata, ante la mirada paciente del párroco - pero con frialdad plena - una historia trágica: Habían sido desahuciados de su piso. Naturalmente, no iban a pedir nada, pues para eso estaban los servicios sociales. Los muebles y demás enseres habían podido guardarlos en un garaje que un vecino les había prestado.
El párroco les dice que, provistos de la documentación que acredite su circunstancia adversa, se dirijan el lunes al servicio parroquial que atiende estos casos y que se vería la forma de ayudarles. Ante esta respuesta, la señora comienza a inquietarse, manifestando su desacuerdo con la “falta de sensibilidad de la Iglesia”: ¿Qué iban a hacer ellos hasta el lunes? ¿Dormir en la calle? El sacerdote les ofrece la posibilidad de dirigirse a un albergue de la Iglesia. Y ella, ya en el sumo del furor, contesta: “Ahí vaya usted”.
Pero no le pareció suficiente protesta. Como una “profetisa”, o como una endemoniada, increpó violentamente al sacerdote diciéndole: “¿No le da vergüenza decirme esto, aquí, en la casa de Dios?”. Y en el culmen de la indignación, después de haber sido despedida con un “buenas tardes”, con la actitud de quien parece que va a escupir o a agredir a su “oponente”, añade: “Fascista, fascista, fascista”. Y con esa letanía se dirigió a la calle.
Hasta aquí la narración de lo sucedido. Ahora siguen mis impresiones:
1. No dar, de buenas a primeras, dinero a nadie, sin recabar más información sobre la necesidad real que eventualmente pueda experimentar.
2. No fiarse de relatos excesivamente elaborados. Una persona desahuciada no tiene ánimo para comportarse como un comercial.
3. No ceder a los chantajes. En toda institución se siguen horarios y protocolos. Nadie – parece razonable pensar - se queda en la calle a las nueve de la noche y, encima, un viernes. Salvo una enfermedad súbita, siempre existe un mínimo margen para plantear los problemas con más tiempo.
4. Desconfiar si el demandante muestra su reticencia a que se llame a la policía municipal o a los servicios sociales.
5. Convencernos a nosotros mismos de que la Parroquia no es un cajero automático, ni una extensión de la concejalía de bienestar social.
6. Alguien completamente “desconocido” no puede esperar que se le “reconozca” al momento.
7. La caridad tiene un orden: Primero, los nuestros; luego, en lo posible, los demás.
8. Una petición no puede ser una exigencia, ni menos una amenaza.
9. La mala educación se descalifica a sí misma.
10. …
Y, a pesar de todo, a veces habrá que afrontar el desagradable poso que deja la duda.
Guillermo Juan Morado.
120 comentarios
¿Quienes son los nuestros? ¿Donde empieza el orden de la caridad?
¿Es caridad dejar morir de hambre a los hijos para alimentar a los hijos del vecino? No.
Lo que se tiene, se comparte. Pero siguiendo un orden.
Evidentemente era una encerrona preparada por una "profesional" del ramo, a mi también me las preparan; no obstante siempre queda el sinsabor de pensar,¿y si me equivoco?.
En el caso descrito la señora probablemente ya había ido al Caritas o era conocida por ellos, de tal modo que buscó la escenita sin testigos incómodos, a solas con el sacerdote, y pinchó en hueso.
Los nuestros tienen riqueza de espiritu, los otros son pobres de todo.. no tienen casi nada. Si a caso en ocasiones son astutos para la picaresca. ¿Cual es el orden para compartir?. Norberto esas dudas las tenemos todos los que estamos en cáritas.
P. ¿Qué orden debe observarse en el amor? R. Que hablando del amor apreciativo, se debe observar el siguiente. Primeramente hemos de amar a Dios sobre todas las cosas, y después de Dios cada uno a sí mismo. Por lo respectivo al prójimo se ha de guardar el orden que se sigue; al padre, a la madre, a los hijos, a la propia consorte, a los especiales bienhechores que lo libraron de la muerte, a los hermanos, a los consanguíneos y afines, según el grado de mayor o menor conjunción, a los bienhechores, a los amigos, a los conciudadanos y paisanos, a todos los fieles, prefiriendo siempre a los mejores y más nobles, y después finalmente a todos nuestros prójimos, como ya queda arriba dicho. Las demás criaturas, aunque sean irracionales, y aun los demonios mismos se han de amar, no con amor de amistad, pues no son nuestros prójimos, sino en cuanto queremos se conserve su naturaleza para gloria de Dios, como advierte S. Tom. 2. 2. q. 25. art. 11.
Respecto del amor intensivo, en cuanto mira al prójimo debe la propia mujer ser preferida a todos; pues movido de este amor deja el hombre a su padre y madre por unirse con ella. Después de la propia mujer ha de darse la preferencia a los hijos, a los padres, y a los demás según el mayor conato del que ama, porque el orden en cuanto a este amor intensivo no cae bajo de precepto, sino en cuanto a cohabitar con la propia mujer, en lo demás deja de ser precepto riguroso.
Por lo que mira al amor afectivo, o de complacencia, después de Dios, han de ser preferidos a todos, los Ángeles y Santos, como en quienes resplandece con más especialidad la divina bondad. De lo que manifiestamente se deduce, que la Sacratísima Madre de Dios debe ser amada con este amor de nosotros sobre todos los Ángeles, y Santos; pues en ella resplandeció la infinita bondad de Dios más que en todos.
En cuanto al amor efectivo, y por lo que mira a socorrer al prójimo en cualquier necesidad que no sea [205] extrema, deben en primer lugar ser antepuestos los hijos. Así lo dice expresamente S. Tom. 2. 2. q. 26. art. 9. ad. 1 por estas palabras: Parentibus a filiis magis debetur honor; filiis autem magis debetur cura provissionis. Después de los hijos ha de preferirse la mujer, que en orden a la administración doméstica y económica tiene mayor conjunción con el marido, que los padres. Después de los hijos y mujer, han de preferirse el padre, la madre y demás, según el grado de conjunción. Así Santo Tom. quien advierte 2. 2. q. 31. art. 3. ad. 4, que en caso de necesidad extrema: Magis liceret desserere filios, quam parentes, quos nullo modo desserere licet, propter obligationem beneficiorum susceptorum. Y así el orden arriba dicho ha de entenderse fuera del caso de necesidad extrema.
Fuente: http://www.filosofia.org/mor/cms/cms1204.htm
No se puede hacer el bien a lo loco, hay que hacerlo "en la verdad", razonablemente. Si alguien se está muriendo, obviamente hay que socorrerlo, pero todo debe hacerse con orden y concierto.
La "caritas" sería una especie de complicidad con la delicuencia si no se tomasen ciertas cautelas.
Para eso hay que salir del despacho e informarse in situ.
Como bien conoces los recursos son limitadísimos, y más en el momento actual; el gasto se me ha disparado un 65% y los ingresos menguaron en un 20%, hay que ser justos y emplear lo que tenemos en casos verificados y ciertos.
Decir no también es ejercitar la caridad, no obstante lo enrevesado de algunas situaciones hace que surja la duda, pero cuando la persona miente se le nota mucho.
¡ Qué bueno, don Guillermo ! He conocidos casos de auténtica explotación del buen corazón de una persona, por parte de quienes no se esforzaban por superarse y avanzar, pero se comportaban como verdaderos parásitos. Existe el llamado " complejo de Wendy ", al menos yo lo he oído, para designar a esas personas de las que se aprovechan los falsos débiles.
Lo que sí debemos pedir a Dios es discernimiento para saber distinguir, y consultar si no lo vemos claro. Aunque a veces está clarísimo. El propio San Pablo nos advierte en una lectura de laudes: " El que no quiera trabajar, que no coma. "
Artículo 8: ¿Cae bajo precepto el orden de la caridad?
Objeciones por las que parece que no cae bajo precepto el orden de la caridad:
1. Quien transgrede un mandamiento comete una injusticia. Pues bien, amando a otro cuanto se debe, a nadie se le infiere injusticia si se ama más a un tercero. Por ello no transgrede el precepto. Por tanto, el orden de la caridad no cae bajo precepto.
2. Lo que cae bajo precepto está suficientemente indicado en la Escritura. Ahora bien, el orden de la caridad de que hablamos en otro lugar (q.26) no está indicado en ninguna parte de la Escritura. Luego el orden de la caridad no cae bajo precepto.
3. El orden implica siempre alguna distinción. Pero el amor al prójimo se ordena indistintamente al decir amarás al prójimo como a ti mismo (Mt 22,39). Por consiguiente, no cae bajo precepto el orden que debe haber en la caridad.
Contra esto: está el hecho de que, según el testimonio de Jeremías, Dios nos enseña con preceptos lo que El hace en nosotros con su gracia: Pondré —dice— mi ley en vuestros corazones (Jer 31,33). Pues bien, Dios causa en nosotros el orden que debemos poner en la caridad, conforme al texto de la Escritura: Ordenó en mí la caridad (Cant 2,4). En consecuencia, el orden de la caridad cae bajo precepto.
Respondo: Como ya hemos expuesto (a.4 ad 1), el modo que forma parte esencial del acto virtuoso cae bajo el precepto que nos impone la virtud. Pues bien, el orden de la caridad forma parte esencial de la virtud, puesto que pertenece a la proporción que debe guardar el amor con el objeto amado, como se ve en lo que hemos expuesto (q.26 a.4 ad 1; a.7 y 9). Resulta, pues, evidente que el orden de la caridad debe caer bajo precepto.
A las objeciones:
1. El hombre da más satisfacción a quien más ama. Y así, si se ama menos a quien se debería amar más, se querrá satisfacer más a quien debe satisfacer menos. En ese caso se inferiría injuria a quien habría que amar más.
2. El orden a seguir entre las cuatro cosas que se deben amar está indicado en la Escritura. En efecto, cuando se nos manda amar a Dios con todo el corazón, se nos da a entender que debemos amarle sobre todas las cosas. En cambio, cuando se manda amar al prójimo como a uno mismo, al amor del prójimo se antepone el amor a uno mismo. Del mismo modo, cuando se manda que debemos dar la vida por los hermanos (1 Jn 3,16), es decir, la vida corporal, se da a entender que debemos amar al prójimo más que a nuestro cuerpo. Finalmente, cuando se intima que sobre todo obremos el bien con los domésticos en la fe (Gál 6,10), se reprocha al que no tiene cuidado de los suyos, y en especial de sus parientes (1 Tim 5,8). Con ello se nos indica que, entre el prójimo, debemos amar a los mejores y a los más allegados a nosotros.
3. La expresión amarás a tu prójimo nos hace presente, en consecuencia, que han de ser más amados quienes son más prójimos.
Santo Tomás, Suma Teológica, II-II, q. 44., a.8.
"Como bien conoces los recursos son limitadísimos, y más en el momento actual; el gasto se me ha disparado un 65% y los ingresos menguaron en un 20%, hay que ser justos y emplear lo que tenemos en casos verificados y ciertos".
"No nos cansemos de obrar el bien; que a su tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos. Así que, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, pero especialmente a nuestros hermanos en la fe".
Gálatas 6, 10.
¿No es además justo que, con los recursos de las Parroquias, ayudemos, en lo posible a TODOS, pero ESPECIALMENTE a los feligreses que pasen necesidad?
Me he hecho un lío con los órdenes de´cada tipo de amor, ¿tantos hay?
Y yo creyendo que era más sencillo.
En serio, con recursos limitados, el riesgo de entregar lo que no se puede a quien no se debe es un risego que hay que evitar a toda costa.
Y yo.
Es que la expresión "losnuestros"/"los otros"... suena fea.
Porque tuve hambre y me diste de comer...¿cuándo Señor te vimos?...
¿Usted dejaría sin comer a sus hijos para enviarle la comida a sus primos segundos? ¿O a un vecino? ¿O al primero que llama a su puerta?
Pues eso, que hay "caridades" muy poco caritativas.
Y no se puede hacer a impulsos de meros sentimientos.
pero, rebobinemos un momento.
Nunca he dicho mñas que "los nuestros" somos todos. Y en eso me reafirmo.
Y, si los recursos son limitados, como en efecto son, hay un orden de prioridaes.
Y, claro, entre mis hijos y mis primos segundos, mis hijos.
Mt 25 traza un precepto general, que, para ser vivido y no traicionado, ha de ser vivido ordenadamente
Entendido.
No niego la universalidad de la caridad; es absurdo que lo negase, sólo indico la necesidad de un orden, de un criterio. No vaya a ser que por hacer el bien a TODOS, no se lo hagamos a quienes más lo NECESITAN. O dejemos de hacérselo a aquellos hacia quienes MÁS OBLIGADOS estamos.
Es como si yo dejo a mi madre, o a mi padre, solos en casa todo el día y me apunto a una ONG para acompañar a los ancianos en un asilo. Eso NO es caridad.
Y desde luego mucha pedir a Dios mucha luz, sin temor con mucha confianza.
Puedo afirmar, en la parroquia lo saben todos, que Dios no ha querido que tuviera que proceder a cerrar Caritas por falta de fondos, esa era la previsión que yo tenía en abril ´09 para que se cumpliese en octubre, pero Dios es Providente y no ha querido: aguantaremos hasta marzo-abril ´10 en que llegarán los Fondos Interparroquiales, y así hasta...octubre-noviembre, y después...en las manos de Dios.
Me temo que yo haría muy mal el trabajo de ese cura del que habla el post (auqnue creo que en ese caso en concreto no habría picado, no sé) y el de Norberto tampoco se me daría bien. A lo mejo rsería de las de "a impulsos de meros sentimientos" (quitaría el "meros" que parece que hace de menos a los sentimientos).
De acuerdo, o como diría luis toto corde
Porque me extraña menos el aumento de necesidades.
Pero lo que menguan los ingresos me parece de espanto.
Pensaba yo que las personas que aportan dinero a Caritas suelen ser personas con pocas dificulatdes y que, por tanto, en tiempos de criis no dejaríande aportar. Un 20% es mucho para ser como yo creía.
No veo yo a Sor Transfi tirando la toalla a las primeras de cambio.
La crisis ha alcanzado a todo el mundo, estamos atendiendo a personas que hacía 8 años que no venían a pedir ayuda; es que ahora se encuentran todos en desempleo y con una pensión de viudedad más una ayuda familiar han de tirar cuatro o cinco personas, eso si no tiene que pagar alquiler.
La situación es terrorífica:
-Los separados no pagan las pensiones, algunos caraduras pero otros muchos en paro y sin desempleo.
-Las familias monoparentales en aumento por ruptura del matrimonio, los hijos con la madre.
-Hogares con todos en desempleo,y chavales en el colegio.
-Aumento de personas, algunos los atendemos, que buscan y rebuscan en los contenedores de basuras.
Y ya lo dejo que no quiero abusar.Solo decir que los contribuyentes también tienen que mirar el dinero porque ellos mismos están padeciendo la crisis, un ejemplo yo mismo estoy en desempleo.
¿Quiénes van a Misa?
En su mayoría, personas mayores, pensionistas, que hacen un buen esfuerzo cada primer domingo de mes para destinar un dinero que no les sobra a las Caritas parroquiales.
Y sería el colmo que, encima, ese dinero se destinase a quien no lo necesita ni lo merece.
En mi parroquia, las colectas para los pobres han subido bastante este año. Quizá por la sensibilización con el tema de la crisis.
No obstante, estamos ordeñando en exceso la misma vaca. Y más leche de la que da no puede dar. Conviene tenerlo en cuenta, por caridad y por justicia.
Un abrazo a todos.
Es decir, la Iglesia, al menos en España, tendrá que tomar conciencia de su situación real: Es casi de minorías.
No se puede mantener una estructura pensada para una coextensividad entre población y fieles.
No responde a la realidad.
Ni puede haber tantas parroquias, ni tantos colegios, ni tantas caritas... Es insostenible.
La CEE ha ingresado más dinero por lo de la asignación tributaria (la X de la Declaracion de la Renta). Pero eso sucederá durante unos años, no se sostendrá en el futuro, si las iglesias siguen vacías de personas jóvenes.
Y si los ingresos decaen, y decaerán a la larga, muchas obras eclesiales tendrán que ser, no suprimidas, pero sí adaptadas a las posibilidades reales.
Estamos en una situación muy distinta a la de hace 20 o 30 años.
Interesantísimo debate. Creo que eso de ir a pedirle al cura, a solas, o tras la Misa con pocos testigos, es un recurso de quienes desean "chantajear" al sacerdote para sacarle algo. Cuando se habla de la participación de los laicos, en la caridad (asistencial o promocional) hay un campo en el que tienen que participar laicos con un cierto conocimiento de cuestiones económicas y sociales. El cura no puede saberlo todo. No puede tam,poco conocer las necesidades de todas las personas que se acercan a la parroquia a pedir algo. Por eso es normal que delegue esa labor en un equipo, que puede ser de laicos, religiosas, o mixto.
A mi parroquia llegó hace unos dos años, en septiembre, una señora a pedir dinero para comprar los libros de texto. Dijo que ya le habían dado algo en el ayuntamiento, pero que necesitaba más porque tenía varios hijos. Seguramente los libros de texto le salían gratis, por ayudas que da la Consejería de Educación, pero eso el cura no tiene por qué saberlo.
Lo de ordeñar la vaca es una metáfora terruñera al estilo de mi buen amigo Gonzao de Berceo, adaptada al ambiente galaico. Berceo hablaba del "vaso de bon vino" porque estaba en La Rioja, y D. Guillermo habla de la vaquiña.
Quienes más dan son las ancianitas con exigua pensión, como la viuda del Evangelio. También hay gente rica que hace grandes donativos, pero eso es excepcional. Hace meses, a mi sacerdote le hacían falta 3000 euros para hacer obra en el altar mayor, y recibió un donativo de 3000 euros. Pero eso no es habitual.
Hay que administrar bien los recursos escasos, eso es la economía. Norberto lo explica mejor que yo. Pero a mí, como a Yolanda (me refiero a Sor Transfi) me sigue pareciendo dura la expresión "los nuestros/los otros".
Muy atinado comentario, Tineo (que es casi decir "atinado").
Un laico lo cuenta y lo lleva al banco.
Y de las colectas para los pobres se ocupan, directamente, quienes desempeñan esa responsabilidad en la Parroquia.
Pero, delegues más o menos, al final, la cara la tiene que poner el párroco.
¡El cura tiene gracia de estado, asistencia del Espíritu
Santo y lo que queramos, pero no es Supermán!
¿Veis? Entre tanto comentario desolador, esa prospección de futuro ya me deja insomne hoy.
Lo del párroco supermásn es verdad: pues imaginad en mi parroquia donde la asistencia cae a pasos agigantados aunque aumente la población. es aluciennate: cada vez hay más habitantes pero menos fieles. Los "habitantes", que no fieles, piden bodas, bautizos y comuniones. Piden, no: exigen.
Y laicos que colaboren, cada día menos.
¿Con que no había que desolarse?
Pero si el rebaño está disperso, si no se sabe ni el número de ovejas que lo forman, si los corderos están con los lobos... entonces ni hay rebaño ni hay esperanza.
Ahora si que me quedo desolada..
No, menos mal qu enseguida me repongo de los abatimientos.
El "pequeño rebaño" tendrá que reestructurarse y recomenzar.
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No crea. Se aprende. Si no queda más remedio, se aprende. Y es muy bueno conocer la técnica.
Yolanda, en tu parroquia, habiendo gente como tú, aunque seáis pocos, el cura cuenta con apoyos muy eficaces. Y si nos ponemos a rezar todos juntos, haremos hasta milagros. (Sólo somos instrumentos, el milagro no lo hacemos nosotros, etc., etc.)
Cuando yo andaba en una comunidad neocatecumenal tipo "la cucaracha" (=ya no puede caminar), vinieron los catequistas y preguntaron cómo estábamos. Sacamos la plañidera que cada uno lleva dentro y nos empezamos a qujar: somos pocos (12), dicen que somos una secta, la mayoría desapareció y quedamos sólo dos jóvenes, dos de mediana edad y el resto somos ancianos, etc. Nos dijeron que, siendo doce, si tuviésemos una fe como la de los apóstoles, cambiaríamos el mundo. Evidentemente, no teníamos tanta fe y nos acabamos disolviendo, pero yo creo que hay algo de verdad en eso. Aunque pocos, somos, como dice el páter, portadores de una esperanza cierta para todo el mundo.
¡Ah, y buen regreso laboral mañana!
Y estoy completamente de acuerdo contigo en lo que dices al final: por pocos que fuéramos, si nos dejásemos guiar por el Espíritu, no sé si llegaríamos a cambiar el mundo, pero al menos empezaríamos por cambiar las cosas que tenemos más próximas.
A ver si, por lo menos, somos un poco mejor avenidos.
Es uno de los méritos de este blog. ¿Dónde se lleva bien gente tan dispar? Pues aquí, donde lo que importa es lo que tenemos en común: que somos de Cristo.
Por eso, hasta cuando hay malentendidos o hasta cuando hay peleas, duran nada y nunca son desencuentros profundos.
(Ya se acabó la solemnidad, me llamo Yolanda de nuevo òó)
Cuando leo otros blogs cercanos y veo que aparecéis, me siento orgulloso de vuestras aportaciones y de vuestra manera de argumentar, evitando siempre polémicas estériles.
PD: Así que ya sabéis, cuidadín, que el deán os lee (SPH)
En un blog cercano vi hoy dos comentarios tuyos, que me hicieron reir y pensar a la vez. Terminaban: Deo gratias!
Y mira que el tema daba para polemizar y tirarse los trastos, pero dejaste clara la opinión elegantemente.
Lo que es una pena es lo de las trifulcas litúrgicas. Pero hasta ahí conseguiremos buscar lo que nos une. Ya verás como sí.
Bueno, me retiro. A por ellos mañana, Yolanda!
-Las personas necesitadas también necesitan consuelo, desahogo, encontrar un paño de lágrimas y en mi Caritas lo encuentran sienten calor para contar sus problemas personales: diaconía, para eso se creó el diaconado ¿verdad?.
-Son las mujeres las que se personan para pedir ayuda, ¿los varones donde están?...algunos buscando chatarra, o alguna chapucilla o lo que fuere;pero otros...
-El testimonio de atención a los musulmanes cala, una vez pregunté a una de ellas acerca de la atención a los pobres del iman y me respondió, siendo persona sosegada y tranquila, muy airada "que cuando suba arriba tendrá que dar cuenta de que el dinero de los sauditas para los pobres no lo reparte".
-Por cierto los musulmanes besan la mano del benefactor, me cuesta no retirar la mano, pero lo acepto, humildemente, como lo haría Ch. De Foucauld.
¿Tiene sentido, Tineo, gastar 3.000 € en unas obrillas, cuando la situación es la que es?
En mi parroquia se dedica, desde hace muchos años, la colecta del 1º fin de semana para Caritas.
El tema del post es muy interesante. Yo, después de leer todo lo escrito hasta ahora, comparto un cierto sentimiento de desolación, tal como expresa Yolanda más arriba, aunque no estoy seguro de que sea por las mismas causas. Trataré de explicarme.
A mí el análisis del Pater me parece impecable si de lo que estamos hablando es de la administración de los dineros de una organización como, por ejemplo Cáritas. Pero aplicar esas reglas tan estrictas y cuadriculadas a uno mismo, y pretender que eso sea la forma ideal de cómo un cristiano debe comportarse con el dinero, eso ya me chirría un poco más.
Me da la impresión de que en dicho análisis falta un poco de fe. No sé cómo expresarlo, un poco de sal, de esperanza en la mano del Señor. El Señor no es un funcionario que nos da reglas de cómo administrar los dineros, y mucho menos nos dice que favorezcamos primero a los nuestros. ¿Dónde dice eso?
¿La familia primero? Dios sacrificó a su propio hijo por nosotros, que no somos sino una pandilla de traidores. Jesucristo, precísamente, nos invitó a odiar a padre, madre y demás familia, a vender nuestros bienes y dárselos a los pobres y así hacerse un tesoro en el cielo, a amar a nuestros enemigos, porque nuestro padre celestial manda el sol igualmente sobre justos e injustos... Y murió por nosotros cuando éramos sus enemigos.
En mi modesta opinión, un cristiano debe dar limosna contínuamente. Y dar limosna sin que la mano derecha sepa lo que hace la izquierda. Si miramos a quién se la damos, o nos preocupamos de en qué se la van a gastar, eso indica cuán apegados estamos al dinero, que ni tan siquiera cuando lo damos podemos dejar de pensar en él. Y nadie puede servir a dos señores.
¿No será que nos falta a todos un poco de fe? ¿No será que no nos creemos el Evangelio cuando Jesús nos dice que recibiremos el ciento por uno? Yo os invito (y me invito a mí mismo) a confiar un poquito más en el Señor. Os puedo decir, por propia experiencia, que dar limosna es la mejor inversión que existe. Porque el Señor, que escruta los corazones, sabe el sacrificio que hemos hecho, y nos lo recompensa con creces en nuestros hijos, padres, etc con un montón de Gracias, también económicas.
Un saludo muy cordial.
Por otra parte, si la fe es conforme a la razón, ¿por qué no ha de serlo la esperanza y la caridad?
No veo contradicción entre la exigencia de la fe - el amor al prójimo - con la exigencia de la razón de que ese amor sea efectivo y eficaz.
Un saludo.
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Y sí, tiene razón en que una cosa es la organización de la Caritas y otra la propia vivencia de la limosna. Pero creo que los principios que deben regir a una y a otra son los mismos.
Las obrillas siguen aún sin realizarse. No sé el motivo. Pero si se realizasen, ganarían el dinero los vendedores de materiales de construcción y algún albañil local. Tampoco es un despilfarro tremendo si se hace con un donativo especial, y mientras tanto se sigue ayudando a través de Cáritas parroquial a los más necesitados.
De todos modos, mi cura es capaz de no comprar un deshumidificador, viviendo como vive en una casa más húmeda que una charca, porque sus necesidades las considera tan poco urgentes que las pone en el último apartado de los presupeustos. Eso sí, si alguien le pidiese una Biblia se la regalaría de mil amores.
Y, además, quería dar testimonio de que el Señor existe de verdad, y se ocupa de nosotros, también de nuestras necesidades materiales. Como un Padre se ocupa de sus hijos. Quizás también para convencerme a mí mismo de ello, puesto que uno tiene también sus altibajos.
Un saludo muy cordial.
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Como principio está bien, Fredense. Pero si damos una limosna a una persona a la que luego vemos bebiendo vino de cartón en un banco todas las tardes (ejemplo real), no me parecería muy ético seguírsela dando para que continúe envenenándose. Esa persona necesita otro tipo de ayuda.
En la iglesia a la que voy el sacerdote ha sido taxativo: "no déis a los que piden a la puerta, han hecho del pedir su forma de vida y de ahí no salen, dádselo mejor a Cáritas", viene a decir. Pues tiene toda mi credibilidad el sacerdorte porque, entre otras cosas, él habla con ellos y les conoce. Además que, cada vez, utilizan técnicas más depuradas y agresivas para pedirte, y esto, francamente, no se debe admitir.
Lo último que dices, Fredense, de que el Señor recompensa la limosna también con gracias económicas, en fin... En todo caso "las gracias económicas" consistirán en saber ser felices con menos.
Cuando se alejaban, el hermano que le acompañaba le dijo que debía haber verificado que el mendigo no era un "profesional" que vendería la capa. "Hijo, mejor es perder la capa que la caridad", dijo el santo.
Esto dicho, me hago cargo de la existencia de la mendicidad profesional. Jamás le doy dinero a una mujer con un niño en brazos, en mi país se alquilan los bebès para ir a medigar. Jamás le doy dinero a un niño, es fomentar esta vergonzosa explotación por parte de sus padres. En esos casos, le pregunto si tiene hambre y le ofrezco comprarle algo para comer.
A los ancianos, en principio, les doy. Es màs probable que sean de veras indigentes.
En fin, caridad pero sentido común. Haz bien, y mira a quién.
Que me de conforme lo que El es, no conforme el gusano que soy y las iniquidades disfrazadas de virtudes que creo tener.
Prefiero aferrarme a Santa Teresita: "Dios ignora la ciencia de contar"
Era su capa, cuando se administran bienes de una parroquia, de una diócesis la caridad no es, entonces, solo una cuestión personal; de todas formas "antes se pilla a un mentiroso que a un cojo".
Era su capa, cuando se administran bienes de una parroquia, de una diócesis la caridad no es, entonces, solo una cuestión personal; de todas formas "antes se pilla a un mentiroso que a un cojo".
Ahora que lo miro, quizás puede parecer que en mi comentario te reprendía. Aclaro que no es así, que en lo fundamental estoy de acuerdo contigo. Simplemente matizaba unas cuestiones concretas.
Un saludo.
O lo dicho:
"Él le dijo: Deja primero hartarse a los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echarlos a los cachorrillos" (Mc.7,27
Yolanda: preguntabas a Luis Fernando si es que no hay obispo en Huesca. Cuando D. Jesús Sanz Montes, O.F.M., haya tomado posesión como arzobispo de Oviedo, no lo habrá ni en Huesca ni en Jaca.
Las cita paralelas de Mc 7 y Mt 15, 26 (hay que leerlas completas, falta saber cómo acabó el asunto: «Sí, Señor -repuso ella-, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.» 28 Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas.» , esta cita enlaza con Mt. 7, 8 y la explica : Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Pocos versículos después añade Cristo: Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas
No descubro en el Evangelio lo de las preferencias familiares.
Tampoco en Mt 5, 42-46: A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.
Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos
También es claro Mt 6s:
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Y para no alargarme, Lc 12, 33-34:
Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla corroe; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
También el Catecismo tiene algunas palabras al respecto. Entre otras:
2446 San Juan Crisóstomo lo recuerda vigorosamente: ‘No hacer participar a los pobres de los propios bienes es robarles y quitarles la vida. Lo que poseemos no son bienes nuestros, sino los suyos’. Es preciso ‘satisfacer ante todo las exigencias de la justicia, de modo que no se ofrezca como ayuda de caridad lo que ya se debe a título de justicia’ (AA 8):
Cuando damos a los pobres las cosas indispensables no les hacemos liberalidades personales, sino que les devolvemos lo que es suyo. Más que realizar un acto de caridad, lo que hacemos es cumplir un deber de justicia. (S. Gregorio Magno, past. 3, 21).
A mí me ha ayudado la cuestión a replantearme seriamente esta cuestión. No sé a los demás, pero a mí me es muy facil buscar excusas para no ayudar a los demás, me es sencillo mirar "el presupuesto" y, visto lo bajo que está, ... Me cuesta menos dar "para un buen fin" (familiar o no) que sin saber el destino de mi dádiva.
¿Y si es Cristo el que se me presenta por medio de una mujer y un joven que pretenden, a mis humanos ojos, "tomarme el pelo"?
Yo, gracias a un buen amigo que me lo enseñó, uso una "trampa", cuando soy limosna (pocas veces, lo confieso)suelo decir: "mírame bien, cuando llegues al Cielo, si ves que me aproximo, dile al Señor que te ayudé, a ver si me deja pasar". Que Dios juzgue las verdaderas intenciones.
El día en que su madre le reprendió por atender en la casa a pobres y enfermos, santa Rosa de Lima le contestó: ‘Cuando servimos a los pobres y a los enfermos, servimos a Jesús. No debemos cansarnos de ayudar a nuestro prójimo, porque en ellos servimos a Jesús’
Vuelvo a felicitar a Tineo por la visita de la parroquia a Roma, por si no ha vuelto por ese post.
Lo he encontrado tronchante.
Buenas noches a todos.
Hasta dentro de unos días.
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Pues a ver si Norberto, LF, nos ilustra, pero no creo que a alguien cuya necesidad conste de verdad se le pregunte por sus creencias; además, sis e supiera qu eese es el criterio, todos los indigentes serían creyentes de la noche a la mañana.
Pero recuerdo lo que decía San Pablo, que supongo que también Enrique recordará:
"Por tanto, mientras disponemos de tiempo hagamos el bien a todos, pero especialmente a los hermanos en la fe" (Ga 6,10).
Cuando los recursos son pocos, y cuando proceden también de los pobres, hay que distribuirlos ordenadamente.
No hay caridad si se viola la justicia, si se da a quien no lo necesita en detrimento de quien sí lo necesita.
No hay caridad si por atender a los lejanos se desatiende gravemente a los cercanos, hacia quienes uno está más obligado.
En todo esto, echo de menos un poco más de racionalidad.
Por alusiones
La atención se presta por datos objetivos certificados documentalmente, más una visita, caso de no conocer a la persona o familia.En ningún caso se pide declaración de fé.
En mi Caritas tenemos un 45% de musulmanes, bueno musulmanas, pues son ellas las que dan la cara;muchos ya tienen la nacionalidad española.
Entre las que atendemos muchos viven el Ramadán, en su tiempo, y llegan con una carita...
En conclusión se atiende a la familia necesitada sea de donde sea y venga de donde venga, sin más prioridad que la necesidad atendida.
LF,Yolanda
Por alusiones
La atención se presta por datos objetivos certificados documentalmente, más una visita, caso de no conocer a la persona o familia.En ningún caso se pide declaración de fé.
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Me parece bien, porque nuestros feligreses no suelen estar quizá tan necesitados. Pero si los miembros de nuestra parroquia lo pasan muy mal, primero se les debe atender a ellos. Lo que no quiere decir no atender a los musulmanes. Pero primero, a los hermanos en la fe.
Y si tienen mezquita, qué organicen su propia asistencia, en cuanto les sea posible.
A mí, al menos, me parece de sentido común. Y en nada contrario a los preceptos evangélicos.
Sin olvidar que la caridad incluye la predicación de la verdad.
ue me quedaba ayer (la desolación y automática des-desolación, ya sabéis), como me quedé así... pues llamé y habé con mi cáritas dicoesana. Me han pintado el tema crudísimo: hay gente suscrita desde hace años a cuotas mensuales, que se han dado de baja. Cuotas fijas de años, que desaparecen así, de golpe. Muy mal, muy mal. Habrá que subir el importe de las demás. Quiero decir, quienes sí puedan dar, que aumenten o aumentemos las aportaciones.
Pero usted, pater, no se irrite. Piense que usted lo vive muy de cerca y en la práctica, como Norberto; y otros tenemos muy bonita la teoría, nos la sebmso con lujo de citas incluso, pero no hemos descendido a la arena.
Bueno: nos viene bien que se nos recuerde que el dinero de cáritas va a los pobres pero sale de los pobres. Y que si hay más necesidades que recursos, el criterio que tenemos los que no lo vemos de cerca es "bonito" en la teoría de unos recursos ilimitados, pero no sirve para la relidad.
«Caritas in veritate» es el principio sobre el que gira la doctrina social de la Iglesia, un principio que adquiere forma operativa en criterios orientadores de la acción moral. Deseo volver a recordar particularmente dos de ellos, requeridos de manera especial por el compromiso para el desarrollo en una sociedad en vías de globalización: la justicia y el bien común.
Ante todo, la justicia. Ubi societas, ibi ius: toda sociedad elabora un sistema propio de justicia. La caridad va más allá de la justicia, porque amar es dar, ofrecer de lo «mío» al otro; pero nunca carece de justicia, la cual lleva a dar al otro lo que es «suyo», lo que le corresponde en virtud de su ser y de su obrar. No puedo «dar» al otro de lo mío sin haberle dado en primer lugar lo que en justicia le corresponde. Quien ama con caridad a los demás, es ante todo justo con ellos. No basta decir que la justicia no es extraña a la caridad, que no es una vía alternativa o paralela a la caridad: la justicia es «inseparable de la caridad»[1], intrínseca a ella. La justicia es la primera vía de la caridad o, como dijo Pablo VI, su «medida mínima»[2], parte integrante de ese amor «con obras y según la verdad» (1 Jn 3,18), al que nos exhorta el apóstol Juan. Por un lado, la caridad exige la justicia, el reconocimiento y el respeto de los legítimos derechos de las personas y los pueblos. Se ocupa de la construcción de la «ciudad del hombre» según el derecho y la justicia. Por otro, la caridad supera la justicia y la completa siguiendo la lógica de la entrega y el perdón[3]. La «ciudad del hombre» no se promueve sólo con relaciones de derechos y deberes sino, antes y más aún, con relaciones de gratuidad, de misericordia y de comunión. La caridad manifiesta siempre el amor de Dios también en las relaciones humanas, otorgando valor teologal y salvífico a todo compromiso por la justicia en el mundo.
CARTA ENCÍCLICA
CARITAS IN VERITATE, 6.
Creo que a poco que educáramos nuestra mirada lo veríamos presente en muchas otras personas o situaciones de la vida, pero nunca presentándose con malas artes.
Si un señor se dedica a pedir a la puerta de una iglesia para ir a jugar a las máquinas, porque tiene una pensión para vivir, pero necesita más para jugar, no hacemos caridad.
Si lo que le damos a esa gente, dejamos de dárselo a quien de verdad lo necesita, no hacemos caridad.
Si no es justa, la caridad no es caridad.
Prioridades. A nadie excluir, pero priorizar, porque (no es un axioma liberal, sino realista) las necesidades son infinitas y los recursos escasos. San Pablo se plantea el caso de alguien que entregue todo, incluso su cuerpo a las llamas, sin caridad, y de nada sirve.
Pues para que haya caridad, ha de haber orden.
Vamos, que un padre ha de dejar morir de hambre a sus hijos, para que no mueran los que están a 1.000 Km. No. No es así. Hay obligaciones de derecho natural que ningún precepto evangélico anula. Y es sólo a modo de ejemplo.
Pero estoy convencido de que, en este tema, sobra palabrería y falta sensatez.
Y no me refiero a los que han comentado en el blog, en absoluto, sino al ideario colectivo de la gente en estos asuntos.
Pero no es la idea.
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uf, qué alivio, se diría que nos estaba echando una bronca... Tampoco había visto a nadie por aquí preconizar el dar antes a los de fuera.
:$
Aquí se diría que es una moda. Sí, muy chic además. Si no es en Calcuta, mola menos.
Nada, ya decía Santo Tomás: "ordenar es propio del sabio". Pero vivimos, muy apaciblemente, instalados en el desorden.
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Claro, eso sería como si un hombre tratara con suma delicadeza y afecto a una compañera de trabajo y, luego, en casa, despreciara olímpicamente a su mujer. No puede ser.
Muy esclarecedores esos ejemplos, luis.
Por supuesto, no se privan de sus comodidades para evitar que muera un solo niño más; ni en África ni en Europa.
He visto ancianas MUY creyentes, suspirando por ser atendidas en una residencia religiosa, pero como tenían una pensión de viudedad decente - sólo medianamente decente - no eran aceptadas en favor de otras que jamás habían pisado una iglesia, ni les había importado, pero tenían menos. Así que las pobres ancianas creyentes - hablo de algo que conozco bien - tuvieron que irse a una residencia donde no había capilla ni Misa diaria, algo que ellas habían vivido toda la vida y que necesitaban mucho en su ancianidad.
Las otras, en cambio, admitidas en la residencia religiosa, veían con absoluta indiferencia el hecho de disponer de capilla, Misa diaria y demás servicios religiosos.
Si esto os parece justo es que no lo habéis vivido.
Como dice don Guillermo, vivimos muy apaciblemente instalados en el desorden.
No se trata de que a las ancianas menos piadosas las dejen abandonadas en un monte. No.
Pero se les puede buscar otra residencia.
Y a las católicas, a residencias católicas.
Hasta hace no muchos años, en mi diócesis, y supongo que en otras, no había una Residencia Sacerdotal. O sea, si un cura se hacía viejo o enfermaba, quedaba a merced de su familia - que, en general, es quedarse en la calle - o dependiendo de que lo aceptasen en un asilo - muy para pobres, claro, porque la pensión de un cura anciano es mínima -.
Pues a mí me unen a los sacerdotes ancianos vínculos de fraternidad. Tengo que ayudar a todos, pero, siguiendo un justo orden, destino una parte de mis ingresos anuales a ese fin. Y no a la Residencia de Actores Jubilados. Pero si fuese un actor de cine, quizá lo destinase a ese otro fin.
Creo que me explico.
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¡?!
¿Y quién se la había "quitado" o "negado"?
Y, Flavia, ¿dónde has visto tú las "dificultades" para entender al pater?
Nada, al pater de un arrebato de santa ira y niega la evidencia de que nadie le quitaba la razón... SPH
No me importa ni que se lo gasten en vino; probablemente yo haría lo mismo si estuviera tan fastidiado.
Frases como sueltas y sugerentes...
Y lo comprendo, no es un discurso que se oiga de modo habitual.
Por si os interesa: me ha dicho una amiga que a ella le fue muy bien el magnesio. No es que te tomes una pastilla de magnesio y te duermas, claro, sino que debes seguir el tratamiento para corregir la deficiencia, porque parece que en la base de muchos insomnio está el desequilibrio del magnesio. Y no hace daño si no se abusa.
Felices sueños a todos.
El texto que cita sobre la justicia de "Caritas in Veritate" creo que no viene en apoyo de sus afirmaciones anteriores:
No hay caridad si se viola la justicia, si se da a quien no lo necesita en detrimento de quien sí lo necesita.
Tampoco yo he insinuado que haya que desatender gravemente a los cercanos.
La cita de Gálatas está bien, pero habla de los hermanos en la fé, no de la famila. Reconduce nuestras relaciones en la fé, para que se vean los signos del Amor y la Unidad. También dirá "que nade pase hambre entre vosotros". En ese sentido, totalmente de acuerdo.
Por cierto hay en ese capítulo un texto que siempre me ha llamado la atención: Que el catecúmeno comparta sus bienes con el catequista
Para darle un poco menos de palabrería y un poco más de sensatez, como reclama, podíamos releer reposada y sensatamente el Himno a la Caridad de S. Pablo: "todo lo cree, todo lo excusa, todo lo soporta ...
P.D. Como anda preocupado le dire que, a pesar de que ya he manifestado que soy un rácano y me desprendo poco de mis bienes, llegamos pelados a fin de mes. En ocasiones vivimos con lo que Dios nos da a través de hermanos en la fe y otros. Quizá debería acordarme más del Evangelio y, como dice el Señor, dar mis bienes a los pobres y recibir el ciento por uno en bienes en esta tierra y en la otra Vida Eterna. Es una buena inversión.
Buenas noches
10 Ámense como hermanos los unos a los otros, dándose preferencia y respetándose mutuamente.
Romanos 12, 10.
40. La solidaridad es sin duda una virtud cristiana. Ya en la exposición precedente se podían vislumbrar numerosos puntos de contacto entre ella y la caridad, que es signo distintivo de los discípulos de Cristo (cf. Jn 13, 35).
A la luz de la fe, la solidaridad tiende a superarse a sí misma, al revestirse de las dimensiones específicamente cristianas de gratuidad total, perdón y reconciliación. Entonces el prójimo no es solamente un ser humano con sus derechos y su igualdad fundamental con todos, sino que se convierte en la imagen viva de Dios Padre, rescatada por la sangre de Jesucristo y puesta bajo la acción permanente del Espíritu Santo. Por tanto, debe ser amado, aunque sea enemigo, con el mismo amor con que le ama el Señor, y por él se debe estar dispuestos al sacrificio, incluso extremo: « dar la vida por los hermanos » (cf. 1 Jn 3, 16).
Entonces la conciencia de la paternidad común de Dios, de la hermandad de todos los hombres en Cristo, « hijos en el Hijo », de la presencia y acción vivificadora del Espíritu Santo, conferirá a nuestra mirada sobre el mundo un nuevo criterio para interpretarlo. Por encima de los vínculos humanos y naturales, tan fuertes y profundos, se percibe a la luz de la fe un nuevo modelo de unidad del género humano, en el cual debe inspirarse en última instancia la solidaridad. Este supremo modelo de unidad, reflejo de la vida íntima de Dios, Uno en tres Personas, es lo que los cristianos expresamos con la palabra « comunión ». Esta comunión, específicamente cristiana, celosamente custodiada, extendida y enriquecida con la ayuda del Señor, es el alma de la vocación de la Iglesia a ser « sacramento », en el sentido ya indicado.
Recomiendo la lectura completa de la Encíclica
rastri:
Las cita paralelas de Mc 7 y Mt 15, 26 (hay que leerlas completas, falta saber cómo acabó el asunto: «Sí, Señor -repuso ella-, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.» 28 Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas.»
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Celebro que a Enrique le haya suscitado el comentario y lo que sigue. Al que no quitaré ni una coma. Aunque sí añadiré que la fe de la mujer ya, de por sí, la hace merecedora del alivio como si fuera un hijo más.
Aunque no es así, ni aquí donde yo veo el acto supremo de la caridad al sujeto objeto de atención preeminentemente.
Me refiero dónde, cuándo y cómo se debe de hacer caridad con el prógimo. Y aquí defender la vida del mismo como tal humano -nasciturus- al que sólo Dios, en conocimiento de causa puede conocer en derecho, -o sin derecho- a desarrollarse. Fuere éste como humano, trigo, hijo de Dios; o como humano, cizaña, hijo de Satanás.
Por otro lado, toda madre sabe cuando un hijo suyo está más necesitado que otro: no hace falta que se lo pida para que la madre se percate y vaya al encuentro de ese hijo. Pues la Iglesia, que es madre, debiera obrar de forma parecida, creo yo. Y de esta manera habría que prestar atención a personas próximas, que aunque no se atrevan a pedir, pueden tener tanta o más necesidad que otros que sí se atreven (y que a veces hacen del pedir su forma de vida).
Pues la Iglesia, que es madre, debiera obrar de forma parecida, creo yo...
Pues así actúa la Iglesia, pero la situación es más amplia y compleja que el ejemplo que pones; se conocen bien los casos de "pobreza vergonzante" y se les atiende.
Aportar a Cáritas podría ser una solución, yo les doy y que se apañen, solo tiene una pequeña pega: El que me pide en la calle es una persona concreta que está ante mi, la veo, me interpela y debo dar una respuesta. ¿Qué me dice la fe? ¿Le digo que ya he entregado un donativo a Cáritas? ¿¿??
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¿Y no es una ayuda servir de intermediario entre esa necesidad concreta y las personas e instituciones que puedan atenderla con competencia?
Pero, vamos, cada uno es cada uno...
No creo que dar una limosna a una persona sea exactamente darle una respuesta. En algunos casos será también la forma más fácil de quitarte de encima a un "pesao".
En una ocasión le di una moneda a un subsahariano en las puerta de unos grandes almacenes. Se me acercó un obrero de la construcción (inconfundible por el atuendo) de Europa del Este y me agradeció que ¡le diera dinero a otro!
Me dijo: "Yo también he estado en la calle pidiendo durante dos años y al final he conseguido trabajo. Ayuda mucho recibir dinero mientras tanto".
Quizás quien pide directamente no quiere el control de un albergue ni de Cáritas, etc. Puede que no sea la situación ideal, pero también debemos comprender que los demás no tienen que ser perfectos para recibir nuestra ayuda.
Lo anterior no es óbice para ser prudentes: hay mendigando verdaderos estafadores de pequeñas sumas que podrían haber trabajado perfectamente, sobre todo antes de la crisis.
Las personas que se ven en la calle, como mencionas, conocen Caritas de sobra,y,si piden por la calle es por algún motivo, confesable o inconfesable.
Yo he visto a personas conocidas que de mi Caritas habían recibido alimentos y ropa, pero no dinero,por causa justificada, y que pedían por la calle para conseguir algún dinerillo para fines con los que no se pueden colaborar : drogas y/o alcohol.
Buenas noches
Tras 24 horas de reflexión -con sus pausas,claro jaja-,creo que la conversación empezó a torcerse al decir que fuera el lunes cuando se reuniera Cáritas.
Creo que el Señor nunca diría: "Espere sra que se reúna la comisión de Apóstoles y debate sobre su situación una vez escuchada usted en el mismo -si tienen hueco ese día".Creo que la respuesta del Señor hubiera sido inmediata.
Asimismo, pienso que también pudo cortar a la sra: "¿Qué propone usted?". Hay personas que, por su educación,por su forma de vivir -poneros en su lugar-no quieren ir a convivir con personas conflictivas que viven en la calle.La única carencia que tienen es provisional de dinero...pero su forma de vivir sigue siendo la misma -no sé cómo deciros-.Por eso: "¿qué propone?".
Difícil papeleta a resolver...pero yo le hubiera dado alguna respuesta inmediata, no diferida.
Saludos hnos/as
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