La misericordia
Hay libros que uno lee muy deprisa, con ansia, con voracidad. Otros se leen por obligación, con mayor o menor, o incluso escaso o nulo, deleite. Algunos libros se compran y no se leen. Otros se leen y no se compran, sino que se piden prestados. Y las combinaciones posibles, en el binomio lector-libro, son casi infinitas.
Yo tengo cerca algunos libros que apenas leo. De vez en cuando, sí. Acudo a una página o a dos. Y no suelen defraudarme. Uno de ellos es “El Espíritu Santo en la vida cristiana”, del eminente teólogo dominico Ambroise Gardeil (1859-1931), maestro de R. Garrigou-Lagrange.
Estos dominicos clásicos podrán ser más o menos entretenidos – en general, más bien menos – pero son sólidos y consistentes como el acero. De Gardeil recuerdo haber leído, por ejemplo, su imprescindible artículo “Credibilité”, en el no menos imprescindible “Dictionnaire de Théologie Catholique”. Un artículo de más de cien páginas en letra pequeña que, si se hubiese publicado en forma de libro, daría para un volumen considerable.
Pero no es de la credibilidad de lo que quiero tratar ahora, sino de la misericordia. ¿En qué consiste la misericordia? Gardeil dice primero lo que no es, siguiendo un método de contraste: No es la simple caridad fraterna - cuyo efecto se extiende a todo y que se traduce en benevolencia - . Tampoco es la limosna, aunque la limosna sea un acto de misericordia. Ni es, sin más, la bondad.
¿Dónde radica su especificidad? “La misericordia consiste en un sentimiento de piedad inspirado por la caridad que nos inclina hacia el ‘menesteroso’, el que carece de todo, tanto en el terreno material como en el espiritual”. Y añade el dominico: “La misericordia se ocupa de toda clase de miserias, físicas, morales o intelectuales y se afana en remediarlas y en colmar el vacío que crean”.
Para Santo Tomás, la misericordia es el acto más especial y característico de Dios. A Dios nada le falta y, sin embargo, se deja atraer por nuestras miserias. Todos somos menesterosos ante Dios; todos – y todo – tenemos necesidad de Él. Su inclinación amorosa sobre el mundo es, propiamente hablando, “misericordia”; un “Amor que, al no necesitar de nada, se vuelca en el que necesita todo para darle todo”.
Esta reflexión me mueve a un doble interrogante: a preguntarme a mí mismo si, en realidad, soy consciente de la necesidad que tengo de Dios y, a la vez, a pensar si hago todo lo posible para remediar las carencias ajenas.
“Bienaventurados – decía Jesús – los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia”.
Guillermo Juan Morado.
107 comentarios
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Fantástico artículo. Da gusto ser Deán de tan buen señor.
Dan ganas de pedir misericordia, de ser misericordioso, e incluso de leer a esos autores.
PD: José Miguel Arráiz, el blogger de "Apologética para el mundo", informa en su último post de la renovación de su web, www.apologeticacatolica.com, donde hay una sección con muchos libros para descargar gratis. Incluso programas para cotejar versiones de la Biblia... El otro día hablábamos de la necesidad de recomendar buenas lecturas. Creo que nuestro Cabildo debería darse una vuelta por ahí.
PD2: Ya sé, ya sé que unos no paráis de leer y los otros ya lo habéis leído todo, pero lo digo porque a lo mejor encontráis algo interesante.
Paz y Bien.
Dices que dan hganas de pedir misericordia. Lo ciertoes que este artículo -y esto es qlo que principalmente quería decir- anima a superar las reticencias, vegüenzas, respetos, miedos etc. que a veces tenemos para confesarnos (yo, al menos, lo paso mal al pensar en ir a confesar; y luego, me quedo muy feliz, pero hasta que me decido...)
Pus te lees este post y, parándote a considerar, con respecto a Dios, que Su inclinación amorosa sobre el mundo es, propiamente hablando, “misericordia”; un “Amor que, al no necesitar de nada, se vuelca en el que necesita todo para darle todo” y que la misericordia consiste en un sentimiento de piedad inspirado por la caridad que nos inclina hacia el ‘menesteroso’
...esos reparos a acercarse al confesionario parece que se diluyen.
Deán, gracias por la recomendación. Visitaré el sitio.
Sí Tineo, ya visité la página. Unos contenidos muy buenos. Y el diseño también.
Mañana haré un comentario sobre el tema del post.
P. Guillermo: ¿cuántos libros hay en su biblioteca?
(no vale responder: usted es el secretario, tendría que saberlo). Siga recomendando libros. Se agradece mucho, en serio.
http://4.bp.blogspot.com/_wWXZfGyI8ws/St6p1ojd4MI/AAAAAAAAEXo/MBPVDJiLvYE/S365/creo+en+la+confesi%C3%B3n.jpg
jajaja!!!
Buenas noches. Hasta 'hoy' si Dios quiere.
Navidad es de forma eminente tiempo de misericordia. Dios se hace niño, pobre, necesitado, por amor a nosotros. Como acaba de decir el Santo Padre Benedicto XVI, "la Navidad es la respuesta de Dios al drama de la humanidad". Lo dramático reside en que no nos sentimos suficientemente amados por Dios, de ahí que apenas seamos capaces de misericordia. Si la fe es algo, es esto; no sólo creer en la existencia de Dios, sino creer que es una existencia amorosa, que Dios nos ama, a pesar de nuestras indigencias de todo tipo.
Sólo volviendo a restituir en nuestras vidas el lugar y la presencia que Dios merece en ellas, podemos volver a sentir su presencia misericordiosa. Desgraciadamente, los tiempos corren en la dirección opuesta, y por mucho que construyamos una pseudoteología atea basada en los derechos humanos, toda noción de dignidad sin Dios, autárquica y antropocéntrica, sólo puede concluir en un mundo despiadado, es decir, sin piedad, literalmente inmisericorde.
Que Dios se apiade de nosotros. Que se haga Navidad en nuestros corazones.
asrone, tengo bastantes libros. No podría decir cuantos, pero sí bastantes.
Deán, gracias por el enlace.
No sé si diré alguna inconveniencia (pido excusas por anticipado si incurro en algún error), pero la confesión la vivo como un encuentro especialísimo con el Señor. No sólo se trata (¡y nada menos!) de obtener el perdón por nuestros pecados, sino un momento de encuentro donde uno revela la propia debilidad y el alejamiento de Dios que nuestros actos o pensamientos han provocado. Es normal que confesarse cueste; pero por el mismo hecho de ser encuentro especialísimo con el Señor, no se debe producir tal encuentro de cualquier manera.
Quiero decir con ello que se deben dar condiciones para que tal encuentro se dé de la forma más adecuada a la naturaleza de tal acto, si no se desvirtúa, aunque sus efectos sean válidos en cualquier caso. En general, las interferencias humanas dificultan el acceso a este sacramento, tanto las que proceden del que se confiesa como las que provienen del confesor. La confesión nunca puede convertirse en un acto mecánico, ni de curiosidad morbosa, ni un imperativo moralista, ni un modo de presión, etc. Hay que limpiar de toda esta ganga un hecho único e irrepetible en cada ocasión como es el acto de confesarse ante (y con) Dios.
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Esta es la condición natural del ser superior hacia el inferior en la jerarquía de vivientes que habitan fuera de este nuestro tiempo de oscuridad y de muerte.
Dicho de otro modo, en perfecto equilibrio espacial; donde no cabe mácula de tiempo limitado:
Donde siempre, como parte, el inmediato superior es el creador y el inmediato inferior es el creado.
Y como todo: el infinito Dios mayor creador infinitamente ama al infinito dios menor creado.
-" Donde: cómo así es el amor del mayor por el menor; como así es la admiración del menor por el mayor."
Pues no creas. Me leí todo lo que tenía a la mitad relativo a Newman y a Blondel, de la tesis de don Guillermo. De Garrigou, no. Tenía más lecturas. Y más actividades.
Eduardo:
en principio estoy 100% de acuerdo en lo quedices, y de hecho lo siento y lo vivo así... después de cada confesión.
Antes de ello, para qué voy a mentir o hacerme la santita, me dan todos los males de pensar en decir de viva voz a alguien, aunque actúe in Persona Christi. De momento, veo un ser humano (¡y si es conocido, uffff...!) Y, bueno, luego se me va pasando esa desagradable sensación, una vez metida en harina, y luego lo vivo exactamente como tú lo dices. Especialmente al regresar a mi vida cotidiana tras una confesión en condiciones.
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Sí, sí, sí... yo no sé cómo hacerlo. Después, sí; antes...
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JAJAJJAJAJJAJJAJJAJ
Menos mal que luego lo aclaras. Te imagino por cualquier call concurrida de Madrid, diciendo "a cualquier desconocido":
-Oiga, caballero, ¿sería usted tan amamble de escucharme en confesión y, si le parece que lo mereczco, absolverme in nomine Patris...etc?
Pues yo, Eduardo, no sé cómo explicarte, calroq ue me he confesado más de una vez con el msmo sacerdote, claro que alguna vez con sacerdotes conocidísimos y con los que, humanamente, sintonizo genial, sólo cuando no quedaba más remedio... porque esos son justamente los que me cuesta ver actuar in Persona Christi
Lo que tú dices: "he de sentir algún punto de unión con él para dar el paso" para mí sería prcisamente, lo es de hecho, un obstáculo.
Encima, con estos confesionarios abiertos, o con la manía de otros de confesarte en plan colega en cualquier sitio, como si así fuera más fácil (para mí, en absoluto) ¿es que no puede estar una detrás de una tupida celosía como toda la vida? Pues parece que no.
(Fíjate, con la tupida celosía, se me acabaría casi casi el problema de que detrás hubiera un ser humano y no Cristo)
El sacramento de la penitencia. Teología del pecado y del perdón.
Ed. San Esteban. Salamanca.
(Está disponible en librerías, si se pide).
No sé, a lo mejor la rara soy yo, y al rresto del mundo no le pasa, no es quiera que no me vean la cara, es que no se la quiero yo ver al sacerdote, no sé si me explico. Para que me parezca menos que hablo con una persona. Bueno, da igual. Lo de la celosía pasó a la historia.
Así que también enseña Penitencia. ¿Parte General o Parte Específica? ¿Teoría o Práctica? ¿Se ve casuística en plan de "Caso práctivo nº 12: busque los 3 pecados mortales y los 7 veniales de esta conducta; coméntense, calsifíquense por modo y especie e impóngase la pena correspondiente"?(SPH, no sé si existe esa separación en la materia de estudio y lo de los casos prácticos me lo he inventado pnsando en los que pone mi hermano en Dercho Penal, que son muy divertidos)
Vo a echar un vistazo a ese libro.
CAPÍTULO SEGUNDO
«AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO»
Jesús dice a sus discípulos: ‘Amaos los unos a los otros como yo os he amado’ (Jn 13, 34).
2196 En respuesta a la pregunta que le hacen sobre cuál es el primero de los mandamientos, Jesús responde: ‘El primero es: «Escucha Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas». El segundo es: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». No existe otro mandamiento mayor que éstos’ (Mc 12, 29-31).
El apóstol san Pablo lo recuerda: ‘El que ama al prójimo ha cumplido la ley. En efecto, lo de: no adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos los demás preceptos, se resumen en esta fórmula: amarás a tu prójimo como a ti mismo. La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud’ (Rm 13, 8-10).
Un artículo muy reflexionado el del pater (como siempre). La misericordia es lo que peor llevamos los cristianos (de a pié). No en vano es el acto que mejor caracteriza a Dios. Y, claro, nosotros no somos Él.
Y la dificultad no es tanto por su componente caritativo. Hace tiempo leí sobre la Misericordia a Monseñor Bruno Forte (Comisión Teológica Internacional) y decía que la misericordia se alcanzaba, principalmente, a través del perdón.
Claro, menudo problema se nos presenta. Mons. Forte decía: "Significa esforzarse para ver al agresor como un ser humano desdichado. Tener misericordia con la persona que nos ofendió. Perdonar es dar cuando uno todavía está lastimado y sangrando por dentro".
Confieso que no tengo ese grado de perdón, ergo, tampoco una actitud misericordiosa. Aún habiendo mejorado con los años, todavía se me hace imposible en muchas circunstancias.
Es por ese motivo por el que, de vez en cuando, abandono unos meses la actividad "hands on" provida y me remito a la contribución meramente económica. Es la actividad que más rencor me ha generado en toda mi vida. Imposible de perdonar viendo lo que he visto. Imposible no usar los medios a mi alcance para devolver el daño a ciertos colectivos o personas. Ya, ya sé que no es recomendable ni siquiera decirlo, pero prefiero ser sincero.
Así que, Misercordia, ay, pater, ha dado en el clavo. Qué dificil. Ni pensaba escribir sobre esto, pero ¿de qué sirve engañarse a uno mismo escribiendo para quedar bien sobre lo que debería de ser pero no es?
En fin, feclicidades a los que hayan alcanzado ese grado de misericordia porque eso significa que están llenos del Amor de Dios y así lo reflejan. Aquí, un servidor, está todavía muy alejado en este tema.
Hay un buenismo tolstoiano que exige del hombre más de lo que Dios pide para otorgar el perdón.
Entiendo la distición que haces y se agradece por el efecto de alivio que produce. ¿Es así? "en tanto enemigos de Dios, deben ser odiados; en tanto creaturas redimibles, deben ser amados y se debe orar por su conversión."
¿No debe exisitir un componente de perdón sin odio y previo arrepentimiento por parte del ofensor?. Y no sólo a través de nuestra oración por ellos, sino con sentimiento pleno hacia el ofensor.
La Misericordia de Dios y el Evangelio está lleno de ejemplos. Incluso la vida de los Santos dan testimonio de perdón sincero hacia sus agresores.
El mismo Juan pablo II perdonó a quien deseó su muerte disparándole. Y esto antes de su arrepentimiento. No sé, puede que esté errado y seas tú el que lo refleje mejor. En cuyo caso, me aliviaría esa distinción.
Menuda tarde me ha dado el pater con el artículo (SPH)
Feliz Navidad, por cierto.
Yo creo que la misericordía y su grado de sentimiento: Sólo en Dios es infinita.
En nosotros, ... como la limosna. Hay quien tiene cien y públicamente da uno con dolor del alma; Y otros que dan media capa sin preguntar.
"El amor a los enemigos se puede entender de tres maneras. Primero, amarles en cuanto enemigos. Esto es malo y contrario a la caridad, pues sería amar la maldad ajena. Segundo, se puede tomar el amor a los enemigos como amor universal por la naturaleza común que tenemos con ellos. Desde este punto de vista, el amor a los enemigos es exigencia necesaria de caridad en el sentido de que quien ama a Dios y al prójimo no puede excluir a sus enemigos del amor general al prójimo. En tercer lugar, el amor a los enemigos puede entenderse en sentido particular, es decir, como un movimiento especial de amor de alguien hacia su enemigo. Esto no es en absoluto exigencia necesaria de la caridad, ya que esta virtud no implica amor especial a cada uno de nuestros semejantes en particular, extremo que resultaría imposible. No obstante, ese amor especial, entendido como disposición de ánimo, es exigencia necesaria de la caridad en el sentido de estar dispuesto a amar a un enemigo en particular si hubiera necesidad. El hecho de que, fuera de un caso de necesidad, se dé testimonio, con obras, del amor hacia el enemigo por amor de Dios, pertenece a la perfección de la caridad. Efectivamente, amando en caridad al prójimo por Dios, cuanto más se ama a Dios, tanto mayor se muestra el amor hacia el prójimo, a pesar de cualquier enemistad. Es lo que sucede cuando se ama mucho a una persona: por este amor se ama también a sus hijos, incluso aunque fueran nuestros enemigos. En este sentido se expresa San Agustín"
Carlo:
¿No debe exisitir un componente de perdón sin odio y previo arrepentimiento por parte del ofensor?. Y no sólo a través de nuestra oración por ellos, sino con sentimiento pleno hacia el ofensor
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El perdón, si existe, no puede existir si no es generoso, vivo; Sin odio de muerto, porque el odio mata.
Quien odia no puede perdonar: Esté o no esté arrepentido el ofensor.
Esto: "amarles en cuanto enemigos. Esto es malo y contrario a la caridad, pues sería amar la maldad ajena. Segundo, se puede tomar el amor a los enemigos como amor universal por la naturaleza común que tenemos con ellos."
Es más lógico y alcanzable, pero la frase de Sto. Tomás que pusiste más arriba: "en tanto enemigos de Dios, deben ser odiados; en tanto creaturas redimibles, deben ser amados y se debe orar por su conversión." ¿Es compatble el odio (o más bien el rencor) junto con el perdón y es lícito? Es lo que me ha extrañado.
Si, eso es lo que intentaba explicar en mi primer mensaje. Lo que no estoy seguro es sobre si se debe de aceptar ese bajo grado de misericordia en nosotros y es lícito acpertarlo por nuestras limitaciones propias del ser humano.
Esta banalización del mal lleva a la impunidad, y a una grave deformación de la moral católica, sobre todo en los países latinos.
Ni Cristo perdonaba sin ton ni son a los victimarios ni dejaba de advertir a las personas que dejaran de pecar cuando lo hacía. Ni el amor, en el cristianismo, es un sucedáneo de la justicia ni un salvoconducto para los degenerados.
Nietzche no tenía razón. El cristianismo es la religión del perdòn para quien se arrepiente, y de la justicia para quien se ríe de Dios. No es una ética de flojos ni de impunes ni de esclavos.
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Y dale con el buenismo.... Encima hoy le toca ser tolstoiano (cuántos quisieran llegarle a la altura de las sanadlias de Tolstoi)
Lo que no me explico es por qué Jesús pedía explícitamente amor al enemigo a quienes nos aborrecieranm, y mientras estaba siendo torturado, mientras los enemigos no deponían sus acciones perversas, mientras los malos pisoteaban al inocente, Jesús pedía al padre que los perdonara.
Pero como la cuestión 25 del tratado de la caridad de la Summa es ahora Palabra de Dios (como si las tres maneras que distingue no estuvieran justamente quitando la razón a quien lo cita)y la interpretación de luis, según la cual, al revés de lo que dice Nuestro Señor "no hay ninguna obligación de perdonarlo mientras siga pisoteando la vida o los derechos de los inocentes" alivia a Marcos... pues ya está. Ni escritura ni Magisterio, ¡cuánto buenismo tolstoiano el de Nuestro Señor!
Yo me sigo preguntando cómo ha sobrevivido la Iglesia dos mil años sin atender al magisterio infalible de luis: tanto concilio, tanta controversia, tanta tontería que nos hubiérams ahorrado de haber dispuesto en el mismísimo concilio de Jerusalén de sus exégesis que corrige la mismísima palabra de Dios. eso, en el años cuarenta y tantos de nuestra era y ahora tendríamos un único evangelio según san luis, con Jesús quemando herejes, tirando Ël en persona la primera piedara )que para eso podía) y enviando derechos al infierno a todos los pecadores.
Puede servirte el pasaje del Apocalipsis en que los mártires, bajo el altar, preguntan al Señor hasta cuándo va a postergar el día de su ira.
En cuanto a Tolstoi, me ciño a la condenacion de este pobre hereje a manos de la Iglesia Ortodoxa, muy acertada en esta materia como siempre.
Valeas.
Es más, existe el peligro de cierto pensamiento pseudocatólica en que se tiende a banalizar el mal y el crimen no retractados en nombre de la "misericordia"...../....
(...)Esta banalización del mal lleva a la impunidad, y a una grave deformación de la moral católica, sobre todo en los países latinos.
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Esto que acabas de escribir, luis, es lo que más diferente he encontrado cuando he cambiado de país. Y es cierto (no por todos) pero si muy extendido. Por eso tengo una confusión en este tema y una culpabilidad que me hace hasta retirarme de ciertas actividades.
A mí me revuelve particularmente las tripas cuando un injusto agresor (mentiroso, fraudulento o pederasta) invoca la "misericordia" al ser descubierto, y sin la menor traza de arrepentimiento. Y sale el coro de los "misericordiosos", que un minuto antes era el coro de las "vìctimas de la calumnia".
Como es una lacra específicamente propia de la cultura católica (baste ver lo que se dijo en Irlanda), pues creo que toca denunciar al buenismo.
Pedir misericordia con el pecado o peor el crimen rampante y no reconocido es blasfemar de la misericordia, y burlarse de Dios.
por supuesto que el odio al mal, que es más una postura intelectual que un sentimiento, es lícito. Es de sentido común. Hasta luis lo ha podido entender así.
El odio como sentimiento nos hace daño a quienes lo ladecemos. Bien es cierto que este tipo d eemociones no somos completamente dueños. Los sentimientos de amor y odio son cosas que "nos pasan", que no "hacemos". En ese sentido, mejor dejarlos estar hasta que se esfumen solos, sin alimentarlos.
Y de lo que sí somos dueños es de obrar o no obrar en consecuencia con los sentimientos. Si el odio al mal te lleva a odiar quien lo practica hasta el extremos de desearle daños o de procurárselos... ¡entonces obviamente estamos haciendo lo peor de lo peor, algo muy contrario a nuestra fe, lo diga el santo que lo diga!
Puede ocurrir que un hereje condenado por la Ortodoxia sea más virtuoso y conforme al Evangelio en esta materia que un santo canonizado.
Lo claro es que Jesús no resistió a quienes le prendieron, abofetearon, vejaron, escupieron, flagelaron y crucificaron; recriminó a Pedro el uso de la espada; curó al soldado la oreja y en la Cruz pidió al Padre que perdonara a toda la tropa de malvados.
Para nosotros es el modelo. Nos resulta muy difícil. Por eso no debemos sentirnos culpables por no experimentar sentimentalmente amor al enemigo. Ni menos regodearnos en el odios que espontáneamente nos sobrevienen, aun no deseando odiar. Pero yo no me sentiría nada aliviada en mis debilidades por quien intente absolveralas corrigiendo el Evangelio.
Así es, Marcos. Es característico de cierta cultura pseudocatólica. Lo ves en muchos países latinos, hace poco un mejicano caracterizaba así a su sociedad, y no en vano MM salió de allí.
Voy a caracterizar esta "moral latina", por llamarla de algún modo:
No importan las transgresiones, porque Dios es bueno y perdona. No se hace mucha distinción entre pecados y crímenes, porque "nadie puede tirar la primera piedra".
La impunidad, la moral del "vivo", es fundamental. La ley se viola y punto, porque está para los demas, pero no para nosotros y la corporación/Iglesia a la que pertenecemos. Somos "santos pillos".
Denunciar a los criminales es ser un delator, cuando lo fundamental es salvar la imagen de la corporación/Iglesia a la que se pertenece, porque "los trapos sucios se lavan en casa".
Por lo tanto, a la primera denuncia, decir que es una calumnia y listo. No preocuparse por la verdad y la justicia, sino por salvar la cara. Perseguir a quien denuncia, investigar a la víctima, y echarle la culpa a los "resentidos" que no quieren aceptar la "misericordia". Exigir el perdón y la impunidad de las víctimas, sacrificando la verdad.
Es una deformacion de la moral católica. Hay que combatirla a muerte.
... Echó a latigazos a los mercaderes del Templo; dijo que no quedaría piedra sobre piedra de él ; llamó víboras y sepulcros blanqueados a los fariseos, "zorra" a Herodes; y anunció que era preferible que a quien escandalizara a un pequeño se le atara una piedra de molino al cuello y lo arrojaran al mar.
El tolstoianismo es "medio Jesús".
Pero no deja de ser confuso este tema. Ejemplos de Misericordia y perdón sin arrepentimiento previo tenemos en el Evangelio, cierto, y por otro lado tenemos a Sto. Tomás que ha citado luis.
Si nos dicen que "el odio (en general) deforma la voluntad del hombre y de ahí surge el pecado" pues evidentemente te interpela a no odiar (en todo su concepto y amplitud), pero si es lícito odiar el mal, es de pura lógica que odies, o en menor grado, tengas rencor hacia quien comete dicho mal.
Es imposible Amar y odiar a la vez ( a la misma fuente) y es imposible perdonar ejercitando la misericordia. Otra cosa es Amar como término general a la creación y sus criaturas. Así sí es más lógico, como ha escrito luis.
Es un tema complejo. Por eso lo he sacado. Y varía la visión según países, es cierto lo que dice luis respecto a diferentes culturas.
Por algo la catequética catolica habla de "pecados que claman al Cielo por castigo"... y que ya son castigados en esta vida, si no se hace penitencia.
Depende del objeto y de la moderación en relación con las pasiones. Quien ama el bien, no puede dejar de odiar el mal. Quien ama la salud, odia y evita la enfermedad. Quien ama la virtud, odia al pecado.
Dios odia el mal y la injusticia y ama el bien.
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¡AAAaaaaaah!
Es que aquí alguno ha venido a hablar de sus obsesiones particulares de siempre. Claro, pero, ¿quién habló aquí de pedir misericordia con el crimen rampante y no sé qué barbaridades?
Y a traer el reprtorio -limitadísimo por cierto- de presuntas actitudes inmisericordes de Jesús para justificar las suyas propias.
Pero es que hablábamos de Misericordia, en los términos en que lo planteaba el post.
La que no es , en efecto, simple caridad fraterna, que se traduce en benevolencia; ni es la limosna, aunque la limosna sea un acto de misericordia; ni, es sin más, la bondad. Sino la que consite en un sentimiento de piedad inspirado por la caridad que nos inclina hacia el ‘menesteroso’, el que carece de todo, tanto en el terreno material como en el espiritual” , la que se ocupa de toda clase de miserias, físicas, morales o intelectuales y se afana en remediarlas y en colmar el vacío que crean”.
Por eso el post concluía con un doble interrogante: preguntarse a uno mismo si, en realidad, es consciente de la necesidad que tenemos de Dios y, a la vez, a pensar si hacemos todo lo posible para remediar las carencias ajenas.
Y, Marcos, no es tan complejo odiar el mal y compadecerse del que lo comete.
Abrazo
El pater lo ha enfocado estupendamente, pero quise preguntar por lo que no encontré y me preocupaba.
no he dicho que TÚ cuestionaras el planteameinto del post, ni que lo haya cuestionado nadie.
Simplemente que luis lo lleva hábilmnte a sus obsesiones particulares. Y desvirtúa el tema.
Vamos: lo de siempre.
Y consta que profesa una gran admiración con su fabriquero.
Ciertamente me expresé con tal torpeza que, aunque era obvio, sentí la necesidad de hacer la precisión.
Supongo que cada persona ante el hecho de confesarse busca el estado interior, por así decir, más propicio que lo facilite. En mi caso, y a lo largo de mi vida, siempre he necesitado el apoyo de otra persona para ser literalmente salvado, ya sea desde un plano puramente terrenal o, si se quiere, psicológico, como a un nivel espiritual. Precisamente como en mi vida, en los años cruciales de mi formación, padecí múltiples carencias, necesito que un otro me tienda la mano para dar el paso (verdaderamente este es mi oficio o así me lo tomo). Pero, con independencia de las estrategias personales a las que cada uno recurra, lo importante es confesarse.
Es algo incómodo, como si tuviera que justificarme ante esa persona, cuidar mi imagen, a ver qué va a pensar de mí.. etc. En fin, algo demasiado "humano", algo no compatible con abrirse a Dios). He admitido incluso que, probablemente, la rara sea yo. Y he pasado por el calvario de confesarne con curas conocidos. Qué remedio a veces. Pero, en fin, prefiero evitarlo.
Auqnue insisto en que una celosía tupidita... y hala, casi arreglado.
(el comentrio último a Marcos debe decir a su fabriquero, en ves de *con su fabriquero)
No sé, Yolanda, luis lo ha planteado desde Sto. Tomás y él es un experto en este tema, aparte de la ética y moral. Llevarlo a su terreno es normal, puesto que se debate algo incluído en su conocimiento profesional.
También es cierto lo que ha escrito sobre la diferente visión, por culturas o países, sobre el perdón y misericordia con aquellos que perpretan el mal.
Pero vamos, que está muy extendido y algunas veces no sabes cómo enfocarlo. Si desde la visión: "Ya que todos somos pecadores: perdona a quien peca sin cuestionarlo y ejerce la misericordia" o, "es licito odiar el mal; no perdones, denuncia y combatelo, a menos que exista un cambio y arrepentimiento".
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1º. También el páter lo había planteado así: desde Sto, Tomás y otros dominicos
2º. Experto, ¿en qué? O más bien, ¿en qué no?
3º. ¿Llevarlo a su terreno? Ah, a su obsesión con Maciel y con acusar a todo el mundo de "buenismo" venga a cuento o no, y con condenar a los malos (que son todos menos él y sus "trads")
4º. Misericordia y perdón no son sinónimos y menos sinónimos absolutos
y
5º. Me retiro en tanto no regrese el blogger y moderador. No pienso defenderme de todas las tonterías que ya ha dejado caer sobre mí con su habitual estilo abusivo. Pero tampoco leerle ni una más.
Mi necesidad de un previo calor humano viene inducida posiblemente por mi pobre fe (aparte conflictos afectivos): mi indudable temor de Dios. Sé que Él me perdona, sé que está esperándome en el confesionario, pero también sé que he ofendido a quien me ama. Y eso para mí sigue siendo muy duro, cuando además se trata de Dios. Precisamente porque sé que no soy un "santito".
En ciertas histerias femeninas, valga la redundancia, no lo soy.
Y consta que profesa una gran admiración con su fabriquero.
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No la merezco, pero al revés sí que es cierto. Es uno de los mejores sacerdotes que me he encontrado. No es adulación sino constatarlo. Y conozco/he conocido a bastantes sacerdotes. Eso sin contar con la dificultad en un medio como internet donde el trato pesonal es inexistente.
(Salgo un momento. regreso en unos instantes)
No tengo ni idea de las "obsesiones" de nadie. Sólo he leído lo que ha escrito luis y me parece que, lo expuesto por él, es muy didáctico aparte de señalar ciertas diferencias entre católicos sobre el perdón.
Solo eso, please
"4º. Misericordia y perdón no son sinónimos y menos sinónimos absolutos"
El perdón es absolutamente necesario y primordial para ser misericordioso. Por eso saqué el tema.
Venga, hasta ahora
(no te enfades, please)
Pero parece que la misericordia tal como la trataba D. Guillermo se refería más a la relacionada con la caridad. Cuando alguien está enamorado o, mejor dicho, lleno de amor, la actitud misericordiosa surge espontáneamente casi con independencia del objeto o del entorno del que ama. Por esto decía el Páter: un "Amor, que al no necesitar nada..." En efecto, cuando se siente uno amado y ese amor le culmina, ya no necesita nada, y la vida es un puro darse por ese amor que sobreabunda. El perdón supone una valoración moral previa de un acto. El amor misericordioso, la caridad, no entiende de valoraciones ni de perdones: ama, sin más.
Por cierto, Padre, gracias por la referencia bibliográfica.
Esta tarde he visitado la casa de los hermanos misionros de los enfermos pobres de Teis-Vigo, excelentemente capitaneada por el hermano Donaire,en la casa me encontre todo tipo de personas que amablemente me hn alludado a descargar de mi coche los mucho paquetes que les llevaba de mi parroquia,en esa casa acuden cada dia a comer ma de 200 personas, no creeis que esto es misericordia?
Estos hermanos y los voluntarios se sacrifican cada dia para que los preferidos de Jesucristo tengan algo que llevarse a la boca o al menos una colchoneta donde dormir( en invierno las camas no llegan)
Una curiosidad el ayuntamiento de Vigo no tiene un albergue, pero la policia local casi todas las noches les lleva indigentes que se mueren de frio
Otra es que los que nunca Fueron pobres les piden que por favor les den cobijo porque en la calle se mueren de frio y de verguenza
Buen ejemplo de misericordia y sacrificio desinteresados ...........
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Eduardo:
Sí, educadísma a su estilo:
1. hasta vos podés verlo. Hacé un esfuerzo, vas a poder.
2. a esta altura del año no puedas caminar y mascar
chicle al mismo tiempo,
3. ciertas histerias femeninas
4. ...le ha salido una cultora incipiente
¿Recuerdas que otrora fui tan boba de intentar poner paz entre tú y su vacua prepotencia?
Como cree tener bula en todas partes... Ah, Eduardo: yo no tengo nada que superar: por mucho que se hiche lo vacío, sigue estando vacío.
Es raro que el blogger ande tan asuente. precisamente por eso, y en compañía tan desagradable, prefiero simplemente ausentarme también.
Un abrazo, Eduardo.
Nunca me gustaron las abadesas censoras, aunque sean de las de la tesis (y sobre todo las de la tesis) de Escribá de Balaguer.
Saludos
En fin, vayamos por partes:
1. Buen tema la relación misericordia-perdón. Ciertamente, si hablamos del perdón de Dios en la Penitencia, los actos del penitente, según santo Tomás (la contrición, la confesión, la satisfacción), son con-causa, subordinada pero necesaria, del perdón divino. Y tiene su lógica: Dios no puede restablecer "unilateralmente", por decirlo así, las relaciones con quien se niega a restablecerlas.
2. En algunos análisis de Santo Tomás, como los que se han citado, prima la consideración analítica sobre la sintética. Puedo distinguir formalmente entre no amar el mal del que hace el mal - y el mal nunca es amable - y, sin embargo, amar al que hace el mal. Pero es una distinción formal. En concreto -perspectiva sintética - o amo al enemigo o no lo amo. Y Jesús dice: "Amad a vuestros enemigos".
3. Sobre la "cultura católica". ¡Bendita sea! Siempre más dispuesta al perdón, a la acogida, dejando que Dios sea Dios. Sin anticipar más de la cuenta SU juicio. Pero, obviamente, el perdón no puede sustituir el arrepentimiento. Ni la disposición a perdonar debe enmascarar la complicidad con el mal.
4. Sobre amor-odio. Amar se ama a Dios y a lo que es amable a los ojos de Dios. El mal en sí mismo, no la persona que hace el mal, nunca es amable.
5. La misericordia de Dios no tiene límites, pero quien se niega a aceptar la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento rechaza el perdón de sus pecados.
6. En consecuencia, creo, debemos estar dispuestos a perdonar, pero si quien es destinatario de nuestro perdón no se arrepiente del mal causado, él mismo rechaza nuestro perdón...
Y una apostilla: No se traten mal unos a otros en los comentarios...
Entiendo lo que dices y lo que sientes, Marcos, especialmente en este tema. Hay veces en que la experiencia del Mal nos supera y sin darnos cuenta nos atrae y nos transforma, …sin darnos cuenta… El Mal clava su aguijón en nuestra alma, y ese aguijón es el odio… un odio que nos puede atormentar y que, finalmente, puede trocar nuestra ansia de Bondad en Maldad. Porque el Mal nos seduce de muchas maneras… “Haz que estas piedras se conviertan en pan… tírate, y los ángeles vendrán a cogerte… todo esto te daré… apártate de mí Satanás, he venido a cumplir la voluntad de mi Padre…” y nuestra debilidad es grande, muy grande.
La experiencia del Mal, encontrarlo cara a cara, hace heridas en el espíritu, heridas que pueden curar mal y dejar feas cicatrices que lo endurecen… Nos rebelamos ante el Mal que padecen los inocentes, ante la injusticia de su sufrimiento,… y ese rencor ante los hombres injustos es la antesala del rencor a Dios… porque no entendemos el porqué del Mal en una Creación del Dios del Amor… no entendemos porqué lo consiente, porqué su silencio si con un soplo suyo se acabaría la iniquidad… Él lo ve todo desde lo oculto y nada se le escapa, pero deja que el malvado haga escarnio de su víctima… y eso despierta al Job rebelde dentro de nosotros.
Marcos, el odio al final es ponzoña, es consuelo que no dura. No hay odio santo, es un engaño que pretende hacernos devolver mal por mal y colocarnos por encima de Dios. Yolanda tiene toda la razón. Ante el absurdo, ante lo que no entendemos y nunca entenderemos en esta vida, tenemos que fiarnos de Jesucristo que para eso vino, para ser camino, verdad y vida. Sólo Él es nuestra referencia, nuestro modelo ante lo incomprensible, en aquello a lo que nunca podríamos llegar con nuestro pensamiento, si no se nos hubiera revelado.
Y el camino que nos muestra frente a los malvados es “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” Lc 23, 34. Si el malvado viera las cosas como yo las veo, o si yo viera las cosas como él las ve, ¿habría alguna diferencia entre nosotros? Y ¿por qué a mí se me ha dado ver las cosas así?¿Es mérito mío? ¿Y por qué somos elegidos?
Por eso, debemos hacer todo nuestro esfuerzo por combatir el Mal y compadecernos del hombre que se ha sometido a él, y que ya no sabe lo que hace, porque si lo supiera, nunca daría la espalda a su Creador.
Luis no tiene razón porque combate el Mal odiando al malvado, pero sí la tiene cuando dice que para otros, la compasión por el malvado inhibe combatir el Mal, dejándole que domine al hombre.
Saludos.
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No veo que sea malo hacerlo; a veces es preciso apartarse un poco, para serenarse.
Si se tratan Ustedes con amabilidad en los comentarios, como sugiere nuestro Muy Ilustre Señor, el receptor de los argumentos estará más dispuesto a considerar vuestras aportaciones. Captatio benevolentiae, creo que lo llamaban los clásicos.
Y hablandio de clásicos, ya decía el infante Don Juan manuel, en el prólogo al Libro de Patronio (conocido hoy como Libro del conde Lucanor, lo siguiente:
Hice así, al modo de los médicos que, cuando quieren preparar una medicina para el hígado, como al hígado agrada lo dulce, ponen en la medicina un poco de azúcar o miel, u otra cosa que resulte dulce, pues por el gusto que siente el hígado a lo dulce, lo atrae para sí, y con ello a la medicina que tanto le beneficiará. Lo mismo hacen con cualquier miembro u órgano que necesite una medicina, que siempre la mezclan con alguna cosa que resulte agradable a aquel órgano, para que se aproveche bien de ella. Siguiendo este ejemplo, haré este libro, que resultará útil para quienes lo lean, si por su voluntad encuentran agradables las enseñanzas que en él se contienen; pero incluso los que no lo entiendan bien, no podrán evitar que sus historias y agradable estilo los lleven a leer las enseñanzas que tiene entremezclados, por lo que, aunque no lo deseen, sacarán provecho de ellas, al igual que el hígado y los demás órganos se benefician y mejoran con las medicinas en las que se ponen agradables sustancias. Dios, que es perfecto y fuente de toda perfección, quiera, por su bondad y misericordia, que todos los que lean este libro saquen el provecho debido de su lectura, para mayor gloria de Dios, salvación de su alma y provecho para su cuerpo, como Él sabe muy bien que yo, don Juan, pretendo.
[Disculpad la larga cita.]
Endulzad vuestros comentarios, y llegarán mejor al órgano (cerebro y corazón) del que no es oponente, sino hermano en la Fe. Si así lo hiciéreis, que Dios os lo premie, y si no, que os lo demande, y os lo perdone, (previo arrepentimiento vuestro).
Se despide afectuosamente vuestro amigo el Deán.
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Muy buena cita, Sr. Deán.
Nuestros contertulios se apasionan y, a veces, se atacan un poco entre sí.
Hay que moderarse en estos ataques.
Aunque el bien puede ser rechazado.
Es decir, en el perdón y la misericordia seamos generosos.
El sacramento de la penitencia: teología del pecado y del perdón
de Pedro Fernández Rodríguez
lo tenéis aquí:
http://books.google.com/books?id=zF001x9DdUoC&dq=El+sacramento+de+la+penitencia.+Teolog%C3%ADa+del+pecado+y+del+perd%C3%B3n.&printsec=frontcover&source=bl&ots=f1-LbC3iT6&sig=vFN9NF1DIJAJhf-vxhkf5MG57Y4&hl=en&ei=0wIwS72LGpHz_Abv2uH9CA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CAgQ6AEwAA#v=onepage&q=&f=false
¿La misericordia divina nos reduce Purgatorio por ir a hacer las compras de Navidad? (SPH)
Para que se encuentre el regalo al nacer...
Marcos, el odio al final es ponzoña, es consuelo que no dura. No hay odio santo, es un engaño que pretende hacernos devolver mal por mal y colocarnos por encima de Dios...
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Ya, ya lo sé, Winston. No puedo contradecir lo que has escrito. Simplemente es muy dificil no aplicar medios a mi disposición, con el consiguiente daño a esa persona o colectivo, aún sabiendo que esa acción justa proviene del deseo de reparación (y rencor) hacia quien ha cometido el Mal. Es un grave dilema.
Lo he hecho y no es que me sienta orgulloso de ello moralmente hablando, pero sí he sentido un deber de justicia al comprobar que pagan por su Mal. De ahí mis dudas de conciencia. Soy sincero y mentiría si dijera que no lo volvería a hacer.
Mejor dar un paso atrás un tiempo y evitar que el rencor anide demasiado tiempo en el corazón.
¡Me habéis fastidiado el alivio de lo escrito por luis! jaja
El pater, pues no cabía esperar leer otra recomendación de acuerdo con el Evangelio, pero él lo tiene más fácil que el común de los mortales. Tiene línea directa (SPH)
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No, no, no. De línea directa nada. Esta tarde he tenido una conferencia sobre el sacerdocio, dirigida a laicos, y he repetido una sola idea:
La primacía de la gracia permite descubrir la identidad del sacerdocio ministerial. El sacerdote, por el sacramento del orden recibido, es desposeído de sí mismo, pues el Espíritu le otorga operar aquello que no está dentro de sus posibilidades humanas, le da la capacidad de hacer algo de lo que es radicalmente incapaz:
“Este ministerio, en el cual los enviados de Cristo hacen y dan, por don de Dios, lo que ellos, por sí mismos, no pueden hacer ni dar, la tradición de la Iglesia lo llama «sacramento»” (CEC, 875).
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Pues no me voy a ponera llorar por eso, Marcos (SPH)
A veces, se madura soportando los sentimientos de culpabilidad, no eludiéndolos.
Asrone,
¿el sobrinito era para marzo? ¿era chco por fin?
Me lo imagino.
Últimamente me quedo embobada mirando a todos los bebés que me cruzo.
Claro, el Secretario ha de oficiar de padrino.
La Abadesa, de madrina.
El Deán, ratificar el acta (que habrá hecho el Secretario).
Y el Fabriquero, comprarle un regalito.
Un matrimonio encuentra a un niño de tres años andando solo y descalzo por una calle de Vigo: el pequeño se despertó de su siesta y salió de casa sin que sus padres se diesen cuenta
Despertó de su siesta, se levantó y salió de casa. Lo excepcional de esta situación es que el que lo hizo fue un niño de 3 años que fue encontrado por un matrimonio mientras caminaba solo por la calle: iba en calcetines y sólo vestía una camiseta y unos pantalones. El pequeño fue trasladado al hospital, ya que le había cogido el frío por las bajas temperaturas. Los padres, que lo buscaron desesperados al darse cuenta de que no estaba en cama, vieron como la primera travesura de su hijo Santiago tuvo un final feliz.
MARTA FONTÁN / VIGO Un tremendo susto para unos padres vigueses en vísperas de las fiestas navideñas. Un niño de tres años de edad se fue ayer de su casa llevando puesto solamente unos calcetines, una camiseta y un pantalón de chándal y comenzó a andar solo por la calle hasta que lo encontró un matrimonio que paseaba por la zona. Los progenitores del intrépido menor se encontraban en el salón con sus otros dos hijos y no se dieron cuenta de que el pequeño, al que habían dejado durmiendo en su habitación, había salido de la vivienda. Cuando poco después vieron que el niño había desaparecido, vivieron una larga media hora de desesperación buscándolo por las cercanías de su domicilio hasta que llamaron al 112 y recibieron, sin duda, la mejor de las noticias: su hijo había sido localizado en buen estado, aunque la Policía Local lo había trasladado al hospital porque le había cogido el frío debido a las bajas temperaturas. Tras recibir el alta hospitalaria, el pequeño regresó con sus padres, que vieron como el tremendo sobresalto tuvo un final feliz.
Todo ocurría pocos minutos antes de las cinco de la tarde en la calle Coutadas de Vigo. El niño, Santiago, dormía la siesta en su habitación, mientras sus padres veían la televisión en el salón con sus otros dos hijos pequeños. El menor, al despertarse, se levantó de la cama y, pese a su corta edad, se las ingenió para abrir la puerta de la calle y abandonar la casa. Así, empezó a andar por una pista que desemboca en una carretera, concretamente en un puente que hay sobre la autopista. Allí, en el cruce de Coutadas con Rosario Hernández Diéguez, finalizó su infantil aventura. Un matrimonio vio al pequeño descalzo –sólo con calcetines– y con poca ropa y se acercó a él, avisando de inmediato a la Policía Local, según fuentes de este cuerpo.
Frío
El pequeño tenía frío, pero no estaba asustado. "Es un niño muy vivaracho", relatan las mismas fuentes, que concretaron que el menor apenas habla –está a tratamiento con un logopeda–. Por este motivo, cuando los agentes le preguntaron cómo se llamaba y dónde vivía, no pudieron recibir ninguna respuesta, por lo que decidieron trasladarlo al Hospital Xeral ya que, según la Policía Local, tenía "una ligera hipotermia", aunque en el centro sanitario vieron que se encontraba en perfecto estado.
Casi al mismo tiempo que la Policía hallaba a Santiago, sus padres se dieron cuenta de que no estaba en casa. Empezaban así unos momentos de desesperación, en el que la pareja y algunos allegados empezaron a buscarlo por la zona, hasta que alertaron de la desaparición. El 112 informó a la Policía Local de que había recibido la llamada de un padre que había extraviado a su hijo y de inmediato se pusieron en contacto con este vigués, al que le comunicaron que su hijo estaba sano y salvo. Tras comprobar que no había ningún tipo de problema familiar, Santiago, que inconscientemente ya protagonizó su primera travesura, volvió a su hogar.
http://www.farodevigo.es/sucesos/2009/12/21/primera-travesura-santiago/397092.html
El tal Santiago, promete.
Pobres padres, me lo imagino y me dan temblores.
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Eso sí es un poco de línea directa...
Los hijos son así. Te descuídas un instante y los puedes encontrar bajo las patas de un caballo tirándole de la cola, con riesgo de coz y bye bye. Como se le ocurrió a mi hija hace cuatro meses (tiene 4 años)
No puedes descuidarte ni un segundo.
le da la capacidad de hacer
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En orden a un servicio, no supone ninguna vacuna ni ningún privilegio.
Ayer pensé mucho sobre eso: La fe no es una vacuna...
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mala, malísima.
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Pero el servicio incrementa la gracia. Es casi pasaporte directo a un purgatorio light. Además, por la naturaleza del ministerio, es obvio que está menos expuesto a las actividades mundanas (cerquita al Mal) con las que el resto de laicos nos enfrentamos.
Nada, nada.. ventajas y más ventajas (SPH)
Como dice asrone: Espero que todo el dolor de cabeza de las compras y demás protocolos a seguir, sirvan para redimir pena en el purgatorio..
Comprendamos que el Páter está muy ocupado con sus novenas, confesiones, preparativos de Navidad, clases reales y virtuales, sus predicaciones y publicaciones en el faro de Vigo y en otros foros, con sus lecturas literarias (sabemos que le gusta la literatura más que a los ancianos de la parroquia virtual las chucherías, ¿verdad, Secretario?)... Por eso ha tenido un despiste, pues:
No se ha de olvidar que en el "bautismo virtual", antes de clicar en "La puerta de Damasco", sobre la tecla adecuada se ha de verter una gota de agua consagrada, "conditio sine qua non". Discúlpenme que no busque ahora el canon en los vastos anaqueles de nuestra biblioteca virtual.
Si la antedicha gota -a la que podemos denominar "gota sacramental"- ha sido bendecida por D. Guillermo, mejor que mejor, aunque es válido cualquier presbítero legítimamente ordenado.
SPH
Los buenismos y conformismos nos han conducido a errores gravísimos. Miren a Irlanda, si quieren ejemplos.
La misericordia es para quien se reconoce mísero, no para quien se burla de Dios y de los hombres.
"Airáos pero no pequéis. Que no se ponga el sol sobre vuestra ira".
Infidelidad ésta, bien entendida, causada por el abominable señor de la mentira Satanás.
Pablo está hecho un fiera, comienza a caminar ya y tiene una simpatía especial y mucha alegría. Sigue con el drenaje interno puesto pero, al parecer, puede llevarlo toda su vida como algo normal. Tiene una hermana desde hace un mes. Seguro que todas vuestra oraciones han dejado su huella en él.
Gracias.
¡La misericordia del Señor llena la tierra!
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