Los novísimos y sus anticipaciones
En Noviembre, la Liturgia y la piedad de los fieles nos hablan de las «realidades últimas», de los «novísimos» o «postrimerías»: la muerte, el juicio, el infierno y el paraíso. Y conviene que, a veces, nos paremos a pensar sobre ellas, para enderezar, con realismo y esperanza, los pasos de nuestra vida. En cierto sentido, lo último se anticipa en lo penúltimo, en diversas vivencias de nuestra existencia terrena.
La muerte nos rodea. Se insinúa, de forma tímida o descarada, en los ciclos de la naturaleza, en la desaparición física de nuestros familiares y amigos. Llama, insistentemente, a las puertas de nuestra conciencia cada vez que experimentamos, u observamos, el dolor y la enfermedad, el declive del vigor de la juventud, el siniestro pase de estar en la retaguardia a estar en primera fila. Y todos, poco a poco, vamos pasando a primera fila, cuando ya los que estaban por delante van cayendo en el combate.
Hay muchos modos de enfocar la muerte, que oscilan entre la desesperanza, considerando la muerte como la rúbrica del sinsentido de la vida, hasta la resignación estoica, que la mira de frente y la acepta, como un soldado valiente acepta ser derribado en la batalla. Pero existe, también, la posibilidad de comprender cristianamente la muerte; como un morir con Cristo para, a través de ese «descenso a los infiernos», vivir y resucitar con él. Desde esta perspectiva, la muerte no es una novedad absoluta. Se ha anticipado, para cada uno, en el sacramento del Bautismo; en el misterio de muerte y vida, de sepultura y de resurrección, de viernes santo y de domingo de Pascua (cf 2 Tim 2,11).
El Juicio hace referencia a la hora de la verdad; a la pérdida definitiva de la posibilidad de enmascarar nuestros actos, nuestras intenciones, nuestros pensamientos. A la hora de la verdad, cuenta lo que somos realmente, no lo que queremos aparentar ser, incluso delante de nosotros mismos. La Verdad de Dios, la Verdad en Persona que es Cristo, hace brillar, con su fulgor, lo que hay de verdadero en cada uno, pero, simultáneamente, deja al descubierto las zonas de sombra que perfilan nuestras inautenticidades, nuestra dobleces, nuestra incoherencias, nuestros pecados. También el Juicio se anticipa: En el sacramento de la Penitencia. Ante el mismo y único Juez comparecemos, en la Penitencia, con lo que somos, con el lastre y la vergüenza de lo que somos, conscientes de la distancia que nos separa de lo que debemos ser; de lo que Dios espera y quiere que seamos. Y en ese examen decisivo, si es sincero, pregustamos las dulces palabras de un Juez que se complace en absolver, en perdonar: «Yo te absuelvo de tus pecados… Vete en paz». El que hoy me absuelve, gratuitamente, es el mismo que mañana, o quizá también hoy, me juzgará por última vez.
El infierno es una posibilidad real. En otras épocas, a decir de algunos, una verdad insistentemente recordada en la predicación. Hoy, casi, una verdad silenciada por una extraña autocensura. Jesús, en quien nada hay vano o insustancial, nos ha hablado del infierno, de la muerte eterna. Si el infierno fuese legendario, que no lo es, entonces sería legendario el mal y la patente realidad del pecado mortal. No podemos ver ahora, en esta vida, el infierno. Pero sí podemos palpar el abrumante peso del pecado. Se impone, con una evidencia cuasi matemática, en tanto daño como los hombres podemos causar, sin motivo, a otros hombres. Yo creo en el infierno, porque esa verdad pertenece a la revelación; pero, además, percibo la coherencia de esa verdad al constatar sus «anticipaciones» terrenas: el pecado mortal, la terrible opción que puede conducir al ser humano a autoexcluirse de la comunión con Dios y con los demás. Y esa autoexclusión, como la libertad, no es un juego; puede llegar a ser definitiva. El infierno, más que al temor, debe conducir a la vigilancia; y la vigilancia al arrepentimiento; y el arrepentimiento a la enmienda. «Líbranos del Mal». Y no hay nada peor que la lejanía de Dios, que la separación de Él.
Y el cielo. Que no es otra cosa que Dios, que la morada de Dios. Donde está Dios, donde se está en Dios, allí hay cielo. Cuando alguien es bueno, cuando alguien refleja la bondad divina, las gentes dicen: «Esta persona es un cielo». Y no es un abuso del lenguaje, sino una intuición acertada. En la medida en que nos dejemos habitar por Dios, la porción de tierra que somos cada uno de nosotros se convierte en cielo, en algo semejante al cielo. Las anticipaciones del cielo son dos, principalmente: la caridad y la Eucaristía. La caridad es el amor de Dios, que nos permite amar a Dios y a los demás por amor a Él. «Donde hay caridad, está Dios»; está el cielo. Y la caridad, la única virtud teologal eterna, tiene un Sacramento, el «Sacramentum caritatis», donde se nos permite pregustar la prenda de la gloria futura.
Muerte, juicio, infierno y paraíso. En suma, búsqueda de Dios, anhelo de Él y, en consecuencia, sano temor de no encontrarle, o de perderle.
Guillermo Juan Morado.
147 comentarios
Me gustaría, si no le es molestia, dejar una pregunta/reflexión sobre una de las muchas dudas que me asaltaron cuando era pequeño. Esta tratado tangencialmente en esta entrada y, me refiero a la condenación eterna frente a la infinita misericordia de Dios.
Si cogemos los versículos de la Biblia con su "llanto y rechinar de dientes" y los tormentos "por los siglos de los siglos", resulta a mi parecer, como poco, inmisericorde.
Y no me estoy refiriendo, a que como entes libres seríamos nosotros los que en realidad nos condenaríamos, sino a la existencia misma de semejante "pena" por toda la eternidad y sin remisión posible.
Un saludo atento.
PD: He leído el texto que me envío, espero sacar un hueco para remitirle un par de cuestiones.
PPD: Mis mayores ánimos a Yolanda por la recuperación de su padre.
La misericordia de Dios debe ser aceptada. El infierno consiste justamente en no querer aceptarla, en rechazarla. Es nuestra propia y libre elección la que nos puede llevar a la muerte eterna.
Me cabe más en la cabeza una salvación universal.
Pero ¡eso no es así!
Creo que no he sabido expresarme. Entiendo ese punto. Lo que planteo es que no parece haber previstas segundas oportunidades ni revisiones de condena después de la sentencia.
Voy a aventurar (y esto por supuesto, es pura especulación) que algún condenado al infierno tras un par de, digamos, milenios de sufrimiento continuo, estaría dispuesto a aceptar la misericordia de Dios.
Pero según parece ya no habría misericordia para él (too late).
Espero haber conseguido transmitir mi reflexión.
Un saludo atento.
En ese caso no uno, ¡todos los condenados estarían dispuestos a una revisión de condena!
La doctrina del infierno viene a recalcar LA SERIEDAD DE NUESTRA VIDA, DE NUESTRAS DECISIONES Y DE NUESTROS ACTOS.
Si te pones a pensar en alguien que muy probablemente esté e el infierno, yo qué sé, por BLASEFMIA [me permito editarlo; nunca se puede asegurar la condenación de nadie; disculpe Tulkas..] resulta evidente que nos tras mil años, tra un milisegundo quieren revisión de condena.
Lo de "uno" lo decía en sentido irónico ( :) ) con objeto de plantear una situación meramente hipotética.
Entiendo tu puntualización pero, sin embargo, no creo que cambie en nada el hecho de que es una situación, a mi parecer, completamente inmisericorde.
Nuestra sociedad civil, de seres humanos imperfectos, ha impuesto códigos penales más o menos duros, en parte para recalcar la seriedad de nuestros actos y nuestras decisiones, pero nadie en la historia (a mi modesto conocer), ha planteado penas de "torturas continuas" de por vida como parte de un ordenamiento legal.
Sinceramente, me resulta "chocante" con la bondad y la misericordia infinita.
Un saludo
La objeción que plantea se la han planteado muchos teólogos. La razón para aceptar la existencia del infierno es la revelación divina, no nuestra razón. Las razones que podemos encontrar son sólo aproximativas.
E insisto, es el hombre el que, haciendo fijo y definitivo su rechazo a Dios, elige estar apartado de Aquel a quien no quiere.
Nuestras dificultades sobre el cielo o el infierno se deben muchas veces a que no podemos enterdelos en sí mismos, sino en relación con las personas que nuestra imaginación nos sugiere que pueden estar allí (en el caso del Infierno).
El Infierno es un estado que presupone un estado previo del alma, pero ese estado previo del alma sólo Dios lo ve. Nosotros no podemos verlo: en una persona sólo podemos ver su biografía, su personalidad, es decir, lo que forma parte de nuestro universo relacional.
El Infierno es algo que sólo acontece entre Dios y un alma, es decir, forma parte de la relación más íntima,del conocimiento más íntimo que sólo Dios puede tener de un alma. Por eso no podemos entendelo.
PORQUE NOS CUESTA DISOCIAR ese estado, que sólo atañe a Dios y a ese alma, de todos los aspectos que nos atañen a ese alma y a mí.
Dnip, ponerse a especular sobre la naturaleza de la misericordia de Dios en función de que no existe el perdón en el infierno, es algo más que aventurado. En el infierno están y estarán aquellos que se han alejado consciente y voluntariamente de Dios, lo que quiere decir que han gustado de pecar sin arrepentimiento alguno constantemente. Y el pecado es siempre una ofensa al Señor. Si a ello le unimos que gustamos de ofender, de hacer el mal, de dañar, el infierno va de suyo para estas personas que reniegan de su propia naturaleza, de su propio origen. No podemos imaginarnos la realidad del amor de Dios; de igual modo, no podemos imaginar la gravedad de nuestras ofensas a su Corazón. Dios perdona infinitamente, ama infinitamente y, en consecuencia, también castiga infinitamente. Y no hay ninguna contradicción en esta realidad. Otra cosa es que nuestra mente limitada de criaturas, acostumbrada al razonamiento discursivo, no lo pueda comprender.
"Todos queremos un mundo justo. Pero no podemos reparar todas las destrucciones del pasado, a todas las personas injustamente atormentadas y asesinadas. Sólo Dios mismo puede crear la justicia, que debe ser justicia para todos, también para los muertos. Y como dice Adorno, un gran marxista, sólo la resurrección de la carne, que él considera irreal, podría crear justicia. Nosotros creemos en esta resurrección de la carne, en la que no todos serán iguales. Actualmente se suele pensar: qué es el pecado, Dios es grande, nos conoce, así que el pecado no cuenta, al final Dios será bueno con todos. Es una bella esperanza. Pero existe la justicia y existe la verdadera culpa. Quienes han destruido al hombre y la tierra no pueden sentarse de inmediato en la mesa de Dios junto a las víctimas. Dios crea justicia. Debemos tenerlo presente. Por ello me parecía importante escribir este texto también sobre el purgatorio, que para mí es una verdad tan obvia, tan evidente y también tan necesaria y consoladora, que no puede faltar. He intentado decir: tal vez no son muchos los que se han destruido así, los que son insanables para siempre, los que carecen de elemento alguno sobre el que pueda apoyarse el amor de Dios, los que no tienen en sí mismos una mínima capacidad de amar. Esto sería el infierno. Por otra parte, son ciertamente pocos -o en cualquier caso no demasiados-- los que son tan puros que pueden entrar inmediatamente en la comunión de Dios". 7 de febrero de 2008.
Estimado Padre Guillermo:
Muchas gracias por sus respuestas.
Un saludo
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Gracias a usted por sus interesantes, y sensatas, preguntas.
Hacía siglos que Dnip no se veía por aquí. Qué amable acordarse de mí y de mi padre, que va tirando,gracias
Cómo me ha gustado el post.
Parteec lógico que acabemos centrándonos en la cuestión del infierno. Esa que nos horroriza, a veces no tanto para la eternidad del tormento, cuanto por loq ue parece contradecir la infinita misericordia de Dios.
De pequeña la sola idea de esa imposibilidad de que el sufriiento cabara (siempre pensándolo inscrito en una duraciób, en términos teporales) me transtornaba hasta extremos difíciles de describir. Como en aquella época, en mi colegio sólo se predicana el infierno, con casi exclusioón de cualesquiera otras materias... vivíamos en un "ay" de terror.
Lo que sinceramente siento cuando considero este tema en la actualidad seguro que es algo que aquí no gusta, pero es lo que sinceramente puedo cree:
a) hay que creer en el infierno eterno sin remisión posible porque es una verdad revelada, no ha más remedio que creerlo
b) las objeciones a la imposibilidad de remisión, al infierno eterno son muy serios, repetidamente formuladas, macahaconamente irritantes para quienes saben que Dios es Bueno y Eternamente Misericordioso, pero por duras que sean las objeciones, la respuesta es contundente: ha sisdo revelado así y además, tiene su "lógica" en que "es el hombre el que, haciendo fijo y definitivo su rechazo a Dios, elige estar apartado de Aquel a quien no quiere".
Pues imaginan lo que pienso, lo de Urs Von Baltasar:
El infierno existe pero ... podría estar vacío
El empeño en que no lo está... ¿cómo puede ser ese empeño? hace unas líneas, don Guillermo le ha "censurado" a un comentarista un nombre propio -supongo- por haberlo situado ene l infierno, siendo así que no debemos hacer tan inmisericorde suposición de nadie. Pues eso.
No era mi intención volver a replicar pues creo que el post, en el ámbito de mi apreciación inicial, se había quedado en un buen punto de exposición y clarificación de puntos de vistas.
Sin embargo, me va a permitir, con respeto, discrepar, que el amor infinito no es contradictorio con el castigo infinito. Tendríamos pues, que definir que entendemos por amor y castigo, porque en mi parecer si hay cosas que digamos "chirrían".
Por otro lado, permítame disculparme si se ha sentido ofendido por mi planteamiento. Pero, en fin, no creo que sea una reflexión "más que aventurada". Tal vez me equivoque o no vea lo evidente, quien sabe.
Me temo que debo despedirme (falta de acceso físico a la red) aunque intentaré leer sus comentarios mañana.
Un saludo atento.
y lo entregó en poder de su albedrío;
si quieres, guardarás sus mandamientos
porque es prudencia cumplir su voluntad;
ante ti están puestos fuego y agua;
echa mano a lo que quieras;
delante del hombre está muerte y vida: le darán lo que él escoja" (Sirácida. 15, 14-17)
El autor del Eclesiástico lo deja muy claro. Fíjense si Dios nos ama, que no nos ha creado autómatas sino esencial y radicalmente libres, porque si Dios es bueno no puede sino crearnos libres. La libertad humana presupone, por tanto, la bondad de Dios. Y Él, además, para no coartar nuestra libertad, es, como dice la Escritura, "un Dios escondido" (Is. 45,15). No se nos evidencia con la rotundidad de una fórmula matemática pero sí a través de la armonía de la creación y de la esencial moralidad del hombre. Y sobre todo por su Revelación.
Pero, ojo, sólo tendremos la libertad de elección -el bien o el mal (Eclo. 15)- en esta vida, es decir en el momento presente, en el que somos radicalmente libres. Llegado nuestro fin, YA NO PODREMOS ELEGIR ¿Por qué? Porque si en las condiciones de la vida hemos optado por Dios (que además se identifica radicalmente con el prójimo -Mt. 25,31-44-), al verlo "cara a cara" ya nunca más existirá la posibilidad de apartarnos de Él, porque "participaremos de la naturaleza de Dios" (2 Ped. 1,4). Seremos divinizados, y con Él y en Él todo será inefable felicidad.
Pero quien elige huir de Dios (rechazándole a Él o a su prójimo), quien decide vivir sin Dios, encerrado en su autosuficiencia -recordemos el "seréis como dioses" del Génesis-, también ha decidido su destino. Y llegado su muerte, ya no tendrá ni la libertad ni la disposición de cambiarlo. La vida es ante todo RESPONSABILIDAD.
Estoy finalmente convencido de que Dios a lo largo de la vida nos da a cada uno las gracias suficientes para que podamos encontrarle, y que nadie que le busque con corazón sincero se condenará. "El que persevere hasta el final se salvará" (Mt. 24,13)
Pero esta predicación contiene aspectos que me hacen leerla como algo de loa más edificante en general. Es muy reveldora la idea que nos plantea de que "lo último se anticipa en lo penúltimo, en diversas vivencias de nuestra existencia terrena"
La muerte, el Juicio, el Infierno, el Cielo.
Todo ello tiene anticipaciones en esta vida, que nos hacen contemplarlas por aproximación ahora, ya, en el mundo.
Particularmente hermosa se me hace esta reflexión acerca de verdaeras anticipaciones del cielo:
Cuando alguien es bueno, cuando alguien refleja la bondad divina, las gentes dicen: “Esta persona es un cielo”. Y no es un abuso del lenguaje, sino una intuición acertada. En la medida en que nos dejemos habitar por Dios, la porción de tierra que somos cada uno de nosotros se convierte en cielo, en algo semejante al cielo
Qué hermoso, sí, que degustemos un poquito de cielo en las experiencias buenas y, sobre todo, en esas personas buenas que reflejan la bondad divina que Dios queiere que nos vayamos encontrando para que nusestras pequeñas porciones de tierra sean una anticipación semejante al cielo. Así lo anhelamos más.
Antes que nada, perdone si mi contestación le ha resultado demasiado agresiva. Estoy tan cansado de encontrarme aquí y allá planteamientos capciosos que a veces puedo equivocarme al valorar lo que resulta ser una genuina inquietud de alguien que busca con sinceridad una respuesta. Vayan por delante mis diculpas, pues.
La contradicción que señala surge cuando aplicamos criterios humanos a realidades que no son humanas, sino divinas. Lo que quería decir es que para nosotros resulta ininteligibleble la infinitud de Dios en cualquiera de los aspectos que lo consideremos: su omnipotencia, su omnisciencia, su eternidad, su naturaleza simple, su identidad entre esencia y existencia (acto puro), etc. Así, también su infinita misericordia, pero también el infinito dolor que siente por los pecados con que le ofendemos. Nada de todo esto es comprensible por nosotros. No nos es legítimo aplicar los fundamentos de la racionalidad humana a Dios, porque Dios no es un mero objeto al que podamos analizar desde la lógica deductiva. Por esto decía que no cabe contradicción en Dios. La contradicción es una realidad humana, una categoría gnoseológica que se deduce de los primeros principios que fundan nuestra razón.
Espero que esta vez no le haya resultado agria mi contestación.
Reciba un cordial saludo.
A uno ya lo puso Dante en el orco.
El otro, posterior a Dante, aparece en algunos cuadros del siglo XVII con su nombre y todo: visítese el museo provincial de Lugo, ¡lo que me pude reír!
Comentario de: : luis [Visitante]
Qué escrupulosos que estamos con la condenación de algunos pecadores. Pater, si pone en duda la condenación de Hitler lo va a perseguir la Neoinquisición del Pensamiento Unificado. De hecho, es el único ejemplo tolerable e indiscutido que uso habitualmente, mucho mejor que Judas (respecto del cual tenemos algún argumento escriturístico, pero eso no arredra a ningún baltasariano enragé).
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Yo no sé si Hitler se ha condenado o no.
Balthasar decía que es legítimo "esperar por todos". Pero no podía saber si esa esperanza se verificaría o no en todos...
Mejor la paz.
Cómo se nota la falta de sangre italiana...
La verdad, el Pater como Dante Alighieri hubiera sido un completo fracaso. ¡La primera parte de la Commedia en blanco!
Cómo se nota la falta de sangre italiana...
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Jaajajajajajjajaja.
Qué ingenioso!
¿Y es legítimo confiar en que, hasta ahora, nadie se haya condenado y que, en adelante, nadie se condene?
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Confiar, lo que se dice confiar... Tener una cierta esperanza de eso, quizá. Según Balthasar, sí. Pero yo creo que existe el pecado, como realidad, ergo...
"(...)el purgatorio, que para mí es una verdad tan obvia, tan evidente y también tan necesaria y consoladora, que no puede faltar."
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existe el pecado como realidad, y la realidad del arrepentimiento, la realidad del perdón...
¿por qué esa resistencia a confiar en que no hay un ser humano nacido ni por nacer, capaz de no rendirse al amor de Dios, siquiera en su últimísimo y desivo instante de vida en el mundo?
Eso no significa que no exista el infierno. Sino que nadie acaba por reunir las condiciones para ser admitido allí.
Además, si liberamos de antropomorfismos estas últimas realidades, cuando el tiempo y el espacio ya no significan lo que ahora significan en esta vida mortal, ¿cómo no verlo un poco más calro? ¿por qué no considerarr que ni el más abyecto de los posibles condenados en quienes han pensado todos ustedes se resiste al amor de Dios en un último instante de posibilidad d e arrepentimiento y aceptación de la misericordia de Dios? ¿Quién ser resistiría?
Cuando llega a la fosa de los Papas, el Papa condenado le dice: ¿ya has llegado?, refiriéndose al reinante al tiempo de la acción de la Commedia, Bonifacio.
Te advierto que soy razonablemente buenecita y he tenido ya cierta ración de sufrimientos en esta vida. A ver si me libro (sin palma de martirio, queiro decir)
Además, basta asomarse algo al mundo para comprender que necesariamente hay gente que ha acabado allí.
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Me pregunto por la posibilidad de esa perseverancia contumaz en el último y supremo instante de rendirse o no rendirse al amor de Dios.
Y yo me pregunto: ¿Y por qué no quien se ha resitido obstinadamente no puede ser obstinado hasta el final? ¿Acaso el demonio no lo es?
Y que, finalmnete, nadie elige.
Y con los demonios, seguramente sus secuaces fieles en este mundo...
Nos estamos cruzando.
El ejemplo del demonio es el que yo ponía.
Advertidos así, ante Dios, ¿quién se resistiría?
"Seguramente" sus secuaces en este mundo.
Teniendo como tienen todos los secuaces la oportunidad...
Y yo, personalmente, considero como algo plausible que la pena del infierno consista en ese alejamiento voluntario de Dios. Sin que Dios "añada" más. A Dios no le gusta el infierno, no lo quiere, pero respeta la libertad.
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Pues yo lo mismo, sólo que añado que lo de "voluntario" faltaría siempre al final
Dios no se lleva al cielo a nadie contra su voluntad, claro.
Pero Dios nos ha creado libres, para pecar, para rechazarlo, para ser obstinadamente malvados; y también capacesd eÉl, a su imagen y semejanza.
Insisto, ¿quién se resitiría?
Dios no se lleva al cielo a nadie contra su voluntad, claro.
Pero Dios nos ha creado libres, para pecar, para rechazarlo, para ser obstinadamente malvados; y también capacesd eÉl, a su imagen y semejanza.
Insisto, ¿quién se resitiría?
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Quien no quisiese ese amor de Dios. No veo que sea imposible imaginar esa resistencia.
Para mí es imposible imaginar esa resistencia.
No obstante, vale ya con el infierno.
El título (y el precisso contenido) del post es los Novísimos y sus anticipaciones.
Me remito a un comentario mío anterior acerca de esas anticipaciones tal como las presenta el post.
Los sacramentos que hacen vivo el amor de Dios, las personas que anticipan la visión de la Bondad de Dios...
(eduardo, pues yo no es que quiera ser soberbia, pero no sé por qué no voy a confiar en librarme de purgatorios)
Y que, supuesta tal existencia, él no quería someterse a Alguien así. Que prefería el Infierno.
Y me lo dijo en serio.
Ahora, si una persona muere en esas condiciones, Dios no lo quiera, ¿qué va a hacer con él? ¿Violar su libertad por toda la eternidad?
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
A mí un ateo me dijo un día que no estaba totalmente seguro de que Dios NO existiese, como yo se lo describía.
Y que, supuesta tal existencia, él no quería someterse a Alguien así. Que prefería el Infierno.
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Eso es la anti-fe, es una actitud diabólica.
mira mi 20:44
No digo más que eso
Magnífico obsequio, Foucauld. El verso 13 tiene un errorcillo, pero es vaerdadq ue en la actualidad se entiende mejor así.
Con la de temas que podía suscitar un post sobre los Novísismos y sus anticipaciones, venga, el infierno, el infierno y, a ser posible, a ver si damos con los nombres de los que allí moran eternamente.
Y, al mirarnos a nosotros mismos, qué indignos somos.
Algo bueno habrá en este mundo que anticipe lo mejor, lo bueno que nos espera.
La entrada del pater es magnífica para recordarnos cómo a través de la contrición, el arrepentimiento, la caridad, el saborear ese "pedacito de cielo" cuando damos testimonio de fe con nuestras aciones y ejemplo personal o los sacramentos que anticipan, aquí, en la tierra, la bondad de Dios.
Pero, como también me hacía las mismas preguntas que Dnip o Tulkas cuando era más jovencito, caía en el error de asociar el inmenso amor y misericordia de Dios trasladándolo al Juicio Final. Pensaba en esa línea "buenista" que todo joven cree (y otros que no son tan jóvenes siguen igual).
Error grave pensar que no pasa nada al pecar gravemente porque "Dios es misericorde y me perdonará".
Pasada esa etapa juvenil, hoy lo tengo mas claro. El infierno no es un acto inmisericorde de Dios. Todo lo contrario. Es un estado del alma separada eternamente de Dios. Autoimpuesta por nosotros mismos. La pena del daño es la pérdida eterna de la visión de Dios, fuera del cual no hay felicidad posible.
Pero la gran misericordia de Dios es, precisamente, amar tanto al hombre que lo deja absolutamente libre, y ratifica, en el otro mundo, el rechazo voluntario que el hombre ha hecho de Él.
No creo, en absoluto (aunque me pueda equivocar), que el infierno esté vacío, puesto que existen hombres que han decidido rechazar a Dios durante toda su vida en la tierra.
Yo también me he preguntado muchas veces el porqué del infierno si Dios es infinitamente misericordioso. Por ejemplo, ¿por qué una pena tan dura y dolorosa? ¿No podrían sus habitantes condenarse sólo al aburrimiento...? Pero a parte de que las ofensas que han inflingido a Dios son infinitas, si Dios les ofreciera algo de consuelo, o un bálsamo para sus tormentos, lo rechazarían inmediatamente, y con odio. Los condenados no quieren nada de Dios, y por tanto, no quieren ningún bien, ni para los demás, ni para sí mismos. Además, el Bien sólo existe en Dios, y fuera de El es imposible la existencia de cualquier bien.
Por otra parte, es natural preguntarse el porqué unas penas que son eternas, pero es que lo temporal es, por así decirlo, un mero paréntesis. La realidad es eterna, y una vez se deja este mundo, en el cual Dios actúa para la Salvación de todos, sólo queda pasar a la realidad eterna que aquí se ha elegido.
De todas formas, es un misterio que sólo se comprende plenamente a la luz de la Gloria.
Por cierto, decía Eduardo que se ve camino directo del Purgatorio y de cabeza. La verdad es que, sobre el papel, todos vamos al fondo del Purgatorio. Pero Dios premia a cada uno según las capacidades que le ha dado. Quiero decir, que no creo que el tiempo que se pase en el Purgatorio corresponda a una mera lista de pecados no pagados, sino más bien a la relación de entre las capacidades que se han tenido y su puesta en práctica. El mérito es ése. A mi no me acaba de convencer esa idea tan sobria de que sólo cuatro santos canonizados van directamente al Cielo. Además, me imagino -que me corrija D. Guillermo si me equivoco- que la mejor manera de restar tiempo purgante son la humildad y la caridad, más que sufrimientos e intentos de perfección.
Una de las cosas más maravillosas que nos muestra el Evangelio, es que Dios se enternece con los sinceramente arrepentidos y los que pecan por debilidad hasta anunciarles su perdón incluso antes de que se lo pidan (el paralítico, la mujer adúltera..). Es algo que me emociona.
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Pues sí.
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Bueno, hasta los más jóvenes dicen haber pasado la "etapa juvenil" (algo es algo). SPH.
Como el cirujano que estirpa un tumor maligno emulando a Verdi:
Se habla aquí de la muerte, de la condenación, del infierno, del fuego, de la eternidad en insolente prepotente cultura. Sin saber ni lo que es lo uno o lo otro.
Ni en qué consiste esta nueva dimensión del ser del individuo condenado "A NO SER". Y que yo, en lo más íntimo de mi ser, he experimentado. Y no lo tomo ni a broma ni me siento revalidado del asunto. Solo digo que allí cayendo, si no fuera tenido y sostenido, me habría desintegrado.
No me nentendéis, no podéis entenderme cuando digo que en la condenación del individuo hacia en "NO SER" en eterna soledad incurren todas estas elegorías sin definir concretamente, que hablan de fuego eterno; Sin saber en qué grados de calor desintegrador será la potencia de ese fuego abrasador. Cuánto, cómo y hasta dónde será esa eternidad del condenado. Dónde está ese estanque de fuego que arde con azufre. Cual es la nomenclatura mineral de este azufre. Qué quiere decir eso del gusano que nunca muere.
Insolentes ignorantes:
Más respeto y consideración si no es por los que caen; Que sea por los que están a punto de caer. O por los que se salvan.
¿Tan seguros estáis vosotros que no caeréis?
¡Qué sé yo cuándo voy a morir!, cuando tal cosa ocurra lo lógico sería que ahí dispusiera de lo pertinente, me parece muy poco racional.
Y por otra parte, ¿por qué la sentencia ha de ser firme, o sea inapelable?.
Los sistemas jurídicos humanos, esto es imperfectos desde un punto de vista divino, contemplan la remisión de penas, la reducción....e incluso ¡tachán, el indulto!.
¿ Seremos los humanos más misericordiosos que el propio Dios?
Ya me aburre explicarlo. Me remito a lo dicho.
Lo que no tengo es ninguna complacencia en la posibilidad de que haya muchas almas condenadas, no, no me alegra nada esa idea, como parece alegrar a otros que, si no imaginan el infierno llenito a rebosar de condenados, no se acaban de creer que el infierno sea algo serio.
Y sí, Urdax, el infierno es algo que aterra. Ya viví aterrada años de infancia a causa de la amenaza del infierno. Ahora me toca alegrarme con la esperanza de la gloria y con los anticipos de ella de los que gozamos aquí, tales como los que comenta el post.
Mil veces me compalce más la contemplación de la Eucaristía como anticipo de nuestra Gloria. Y del sacramento de la penitencia, en el que se pasa mal, yo soy muy renuente, pero debría frecuentarlo más , precisamente por lo que tiene de anticipo de la misericordia con la que Dios se conducirá conmigo si muero en su gracia ¡Qué bien se sale después de una buena confesión!
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sisisi, pater, ¡pues claro!. El ejemplo nos los tienen que dar, p.e. los de "treinta y trece".... porque escuchar, siempre, eso de la barrera y cuasi depre de los cuarenta, parece como si se entrara en el purgatorio terrenal por anticipado (SPH).
Vamos, que a este paso me criptonizo a los 39 por si las flies...
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No sé, que hablen los que tengan 40 y 13...
Y tanto como depres, no estarán... (SPH).
Me refería a esa teoría, tan extendida, y que yo he escuchado hasta la saciedad incluso en ambientes religiosos, por la cual, los pecados siempre se perdonarán porque "Dios es infinito en su misericordia" y hasta ahí...
No se continúa la frase (no sé el porqué), porque la contrición, acto de arrepentimiento, propósito de enmienda, etc, debe de estar presente y reflejado en nuestros actos. Aquí, en la tierra y no cuando es too late
Se lo recomiendo a todos, sin la menor restricción:
http://caminante-wanderer.blogspot.com/
De todos los datos que empleas para caracterizar al autor (integrante del movimiento litúrgico, miembro del Concilium para la reforma litúrgica y biografo intelectual de Newman) sólo se me hace interesante el último. Los emás....mmmm. Alguien muy interesado por la liturgia me da mala espina.
Tengo una buena lista de lecturas en curso. Ya te agradeceré esta, pero me temo que dentro de mucho.
Guillermo Juan Morado.
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-Muerte juicio y resurrección para unos, los menos.
Y Paraiso Terrenal para crecer y mutiplicarse sin causa y consecuencia de cópula carnal. Como hijos de Dios inmaculados; en naturaleza similar a la del la Virgen maría ya la de Jesús. Estos los muertos que resucitarán, y vivirán después de la primera resurrección.
Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el quetiene parte en la primera resurrección sobre ellos no tendrá parte la segunda muerte, sino que serán sacerdotes de Dios y de Crsito y reinarán con Él por mil años (Ap 20,6)
-Y Muerte juicio y condenación para otros, los más.
Y condenación universal en oscura PENA DE SEGUNDA MUERTE. Los restantes muertos no vivieron hasta terminados los mil años. (Ap.20,5) .
-Y Muerte juicio y condenación ETERNA para otros muchos. Los que flasfemarón y atentaron contra la vida que es el Espíritu Santo.
Y antes de todo esto: Esta nuestra Babilonía terrestre desintegrada como en un solemne ejercicio de pirotecnia. Pronto llega: Quien sabiendo lo que dice, y no dice lo que sabe: Dice que pronto llega.
Acá se habla mucho del infierno y poco del paraíso. Y yo creía que hablando de anticipaciones de los novísimos, se hablaría mucho de la Misa (con sus matices litúrgicos que tanto os gustan) como anticipo de la gloria. Pero veo que no.
¿Podría nuestro guçia en la fe o algun(a) forista comentar algo de la Eucaristía como anticipación del cielo? Grazie.
Acerca de anticipos de la gloria, insito en las delicias espirituales de una buena confesión.
Es excelente el Catecismo en los números 1402-1405.
Lo voy a copiar:
VII La Eucaristía, "Pignus futurae gloriae"
1402 En una antigua oración, la Iglesia aclama el misterio de la Eucaristía: "O sacrum convivium in quo Christus sumitur . Recolitur memoria passionis eius; mens impletur gratia et futurae gloriae nobis pignus datur" ("¡Oh sagrado banquete, en que Cristo es nuestra comida; se celebra el memorial de su pasión; el alma se llena de gracia, y se nos da la prenda de la gloria futura!"). Si la Eucaristía es el memorial de la Pascua del Señor y s i por nuestra comunión en el altar somos colmados "de toda bendición celestial y gracia" (MR, Canon Romano 96: "Supplices te rogamus"), la Eucaristía es también la anticipación de la gloria celestial.
1403 En la última cena, el Señor mismo atrajo la atención de sus discípulos hacia el cumplimiento de la Pascua en el reino de Dios: "Y os digo que desde ahora no beberé de este fruto de la vid hasta el día en que lo beba con vosotros, de nuevo, en el Reino de mi Padre" (Mt 26,29; cf. Lc 22,18; Mc 14,25). Cada vez que la Iglesia celebra la Eucaristía recuerda esta promesa y su mirada se dirige hacia "el que viene" (Ap 1,4). En su oración, implora su venida: "Maran atha" (1 Co 16,22), "Ven, Señor Jesús" (Ap 22,20), "que tu gracia venga y que este mundo pase" (Didaché 10,6).
1404 La Iglesia sabe que, ya ahora, el Señor viene en su Eucaristía y que está ahí en medio de nosotros. Sin embargo, esta presencia está velada. Por eso celebramos la Eucaristía "expectantes beatam spem et adventum Salvatoris nostri Jesu Christi" ("Mientras esperamos la gloriosa venida de Nuestro Salvador Jesucristo", Embolismo después del Padre Nuestro; cf Tt 2,13), pidiendo entrar "en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria; allí enjugarás las lágrimas de nuestros ojos, porque, al contemplarte como tú eres, Dios nuestro, seremos para siempre semejantes a ti y cantaremos eternamente tus alabanzas, por Cristo, Señor Nuestro" (MR, Plegaria Eucarística 3, 128: oración por los difuntos).
1405 De esta gran esperanza, la de los cielos nuevos y la tierra nueva en los que habitará la justicia (cf 2 P 3,13), no tenemos prenda más segura, signo más manifiesto que la Eucaristía. En efecto, cada vez que se celebra este misterio, "se realiza la obra de nuestra redención" (LG 3) y "partimos un mismo pan que es remedio de inmortalidad, antídoto para no morir, sino para vivir en Jesucristo para siempre" (S. Ignacio de Antioquía, Eph 20,2).
"Pignus futurae gloriae"
El 1405 es ... lo más. ¿Qué más queremos?
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Totalmente de acuerdo contigo. Alivia el peso del pecado que lleva el alma. Un corazón nuevo.
Otra práctica que se ha abandonado por muchos católicos de nueva hornada, los cuales piensan que se pueden confesar solos, "hablándole" a Dios, sin necesidad de sacerdote.
A estas cosas me refería, Yolanda, con el término "buenismo". Muy extendido.
- Cada vez que la Iglesia celebra la Eucaristía recuerda esta promesa y su mirada se dirige hacia "el que viene" (Ap 1,4). En su oración, implora su venida: "Maran atha" (1 Co 16,22), "Ven, Señor Jesús" (Ap 22,20).
- La Iglesia sabe que, ya ahora, el Señor viene en su Eucaristía y que está ahí en medio de nosotros. Sin embargo, esta presencia está velada. Por eso celebramos la Eucaristía "expectantes beatam spem et adventum Salvatoris nostri Jesu Christi" ("Mientras esperamos la gloriosa venida de Nuestro Salvador Jesucristo", Embolismo después del Padre Nuestro; cf Tt 2,13)
- De esta gran esperanza, la de los cielos nuevos y la tierra nueva en los que habitará la justicia (cf 2 P 3,13), no tenemos prenda más segura, signo más manifiesto que la Eucaristía.
Recuerdo a un amigo africano - cura él también - que me decía: "¿Cómo se podrá vivir sin confesarse?".
"pues se vive, se vive, se va tirando... pero cuando te confiesas te dices: soy tonta, antes tenía que haber venido, mira que he tardado en experimentar esta maravilla, me debería confesar más a menudo, etc..."
Lo que pasa es que se pasa mal de solo pensar en confesar.
Reconozco que me siento fatal ante esa situación (que se da, por cierto)
Vamos, a mí no me resulta difícil, al menos.
Lo que pasa es que se pasa mal de solo pensar en confesar.
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puede, puede. Sólo me entra esa sensación cuando el sacerdote no es conocido. Una tontería por mi parte, lo sé, pero prefiero, me siento mejor, cuando lo hace quien me conoce y sabe de mi vida.
Lo cual, no es siempre posible
Algo lógico porque también tienen sus responsabilidades y obligaciones.
Me busco un confesor lo más lejos posible, desconocido.
Y raro sería que repitiera confesor dos veces seguidas.
Por supuesto que sí me he confesado con conocidos que saben y mucho de mi vida, pero NO me siento mejor, cuando lo hace quien me conoce y sabe de mi vida. Me da una vergüenza horrible ya el examen de conciencia.
Ya sé que el confesor actúa como el Buen pastor, pero si es conocido, yo no me puedo quitar de la mente que es conocido.
Y como perdí esa oportunidad cuando me trasladé a UK, a los 17 años, pues será que siempre eché de menos esa cercanía que tuve en la infancia.
No sé, es que no es lo mismo decirle a un sacerdote que no te conoce de nada "tus pecadillos o pecadazos". Si sabe de tu vida, es más fácil darte un consejo. Será cuestión de costumbre, Yolanda
Ya sé que es irrelevante para el sacramento. Una bobada mia.
Y, si, respecto a no tener sacerdotes disponibles, lo comprendo y así lo he manifestado. Lo cual no quita que me sienta fatal cuando no puedo.
Pues no he podido rezar ni un salmo... He tenido que hacerlo después.
Bueno, esa muerte sería un buen "pasaporte" para el cielo.
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je je... extra hours report ante el Altísimo
No sé qué pensará sobre esta noticia, cuando salió en TV, pero a mi se me hace rarísimo
http://www.rosario3.com/tecnologia/noticias.aspx?idNot=6932
"Los católicos italianos ya pueden confesarse en Internet."
Dos curas de la localidad de Pavia desarrollaron un "confesionario virtual" en Internet, a través del cual, sus fieles católicos pueden confesar sus pecados a través de la Red y obtener la correspondiente absolución.
No se puede ni confesar por teléfono. Menos a través de Internet.
Son de esas "leyendas urbanas" que aparecen de vez en cuando.
Los sacramentos exigen presencia.
Asesoramiento espiritual, consejo, y así, bien. ¿Confesión? No.
No es aburrimiento lo que se siente. Es el sinsentido más radical. No hay razón de nada al estar desligado de Dios. Es como carecer totalmente de fines.
(Si ando muy errado ya me lo dirán)
2) El otro día leí el comentario de una moza que decía estar 'divina de la muerte'. Muy escatológicamente evagriana, la frase.
Catherine, lo siento por ti. (SPH)
3) El secreto de la juventud: anhelar a Dios 'come rain or come shine'. Ya lo saben :)
Un poquito de folclore argentino:
Cuando reces por mí,
quiero le pidas a Dios
que si la muerte ronda
me lleve a un Cielo
donde estés vos.
quiero le pidas a Dios
que si la muerte ronda
me lleve a un Cielo
donde estés vos.
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Muy bueno, asrone.
quiero le pidas a Dios
que si la muerte ronda
me lleve a un Cielo
donde estés vos.
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está bien para cortejar (SPH) Una "línea" que tenía que haber usado en mis tiempos de "freedom" (SPH)
http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/
pccs/documents/rc_pc_pccs_doc_20020228_church-internet_sp.html
Es curioso que, a través de Internet, la gente se sienta libre para cualquier cosa, y que, sin embargo, pese al sigilo, tenga tanto miedo al confesonario.
Pues salió en TV, pater, en primera portada de las news en varios países. Lo dicho, me quedé helado al verlo.
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En temas de religión católica, que algo sea portada no significa nada.
Si tuviese tiempo haría un post sobre el grado de deformación de ciertas noticias con respecto a la realidad. Es increíble!
Además de dar los nombres de los sacerdotes que lo "idearon" con entrevista incluída. No era una noticia más. Y estoy seguro que muchos católicos lo creyeron.
Es el problema de la desinformación.
está bien para cortejar (SPH) Una "línea" que tenía que haber usado en mis tiempos de "freedom" (SPH)
jajaja!!! Yo también. Aunque espero que mi 'libertad' se acabe pronto. La verdad es que gran parte de mi juventud (que aún no se ha acabado, jeje) ha sido un auténtico desperdicio. Hubo cosas buenas, sí, pero la verdad es que no lo veo nada claro. Muchas cosas me tienen anclado en un pasado cuyo recuerdo me hace daño. Tengo que cortar, pero no es fácil.
P. Guillermo: muchas gracias por el post de 'Fe y depresión'. Y al resto, por vuestros comentarios.
No les voy a contar los detalles, pero últimamente Dios me 'cuida' mucho cuando voy a comulgar.
Aunque, para que negarlo, echo mucho de menos las caricias y la ternura de una mujer linda y buena que me enseñe a amar bien. Que me anticipe el Cielo.
Aunque, para que negarlo, echo mucho de menos las caricias y la ternura de una mujer linda y buena que me enseñe a amar bien. Que me anticipe el Cielo.
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asrone, si su vocación es el matrimonio, busque una buena mujer con la que pueda compartir su vida. Seguro que la encuentra. Y más, siendo usted tan joven.
Como me pillas de "rodriguez" (término español para los casados cuyas esposas se han marchado una semanita con la family -je-) y en total anarquía en mi santa casa (o sea, con la chimenea puesta a toda pastilla sin que nadie proteste),pues me tomé la licencia de mi(SPH) anterior.
Respecto a encontrar una mujer o elevar "anclas" del pasado, dos cositas si me lo permites
1. Pensar siempre con la cabeza junto con el corazón. O sea, se acabó el pensar con otras vísceras... De los errores, se aprende.
2. Una mujer que será una compañera de por vida tiene que compartir (a must) una forma de pensar, un estilo de vida, muy, pero muy similar al tuyo.
Eso sólo se descubre cuando pasa un tiempo. Nunca deprisa (aquello de las vísceras...) No creo, en absoluto, en lo de: "Los polos opuestos se atraen" Yo no.
Es sólo una opinión. Espero no te haya importunado o al pater en su blog
aparecerá, no lo dudes, alguna chica que tenga un sentido escatológico evagriano, es decir, divina de la muerte, con la que compartirlo todo. Un matrimonio es una obra de arte que se hace con amor -claro- y otros dos requisitos que se suelen olvidar en estos tiempos:
-VOLUNTAD
-LA GRACIA DE DIOS
Nadie puede, con sus solas fuerzas, acometer una empresa tan extarodinaria como es la de adquirir elcompromiso de un matrimonio para "todos los días de tu vida"
Y hay que tener la forme voluntad de que así sea. Eso de , "mientras dure" es us estupidez mayúscula. Hay que tener el propósito de cuidar y mimar la ese ser una sola carne.
Mientras hay voluntad y confianza en Dios, no hay crisis, por fuerte que sea, que derribe un matrimonio con sus embates.
Es la emnpresa más excelsa en la que pueda embarcxarse un ser humano. Lo que más merece la pena, lo que más exige jubilosos sacrificios si se hacn juntos.
Abandonas tu matrimonio en manos de Dios y, ante cualquier embiste que lo aceche, por duro que sea, tienes una seguridad: saldremos airoso juntos de esta crisis . Con esa seguridad, que sólo la da la fe en Dios, conla certeza de no estar haciendo solos el recorrido,sino amparados por ÉL, de todo se sale.
Y no sólo eso, porque el matrimonio no es una carrera de obstáculos, sino que la vida toda tiene una música fondo sumamente placentera: ua musica que te recuerda constantemente que ya no estás sola, que recorres la vida con quien es carne de tu carne, con quien abandonando a su padre y a su madre se ha unido a ti para venir a ser una sola carne.
En fin: no tengo más que elogios para el estado matrimonial. No os lo perdáis ninguno/a de los "jovencitos".
Yo, que cuando me casé no era muy de piedades marianas, encomendé a la Inmaculada una protección con dedicación especial a cuidar mi matrimonio. En cada aniversario y en cada dificualtad, me encomendaba nuevamente a ella (me casé en plena novena de la Inmaculada, un 6 de diciembre, dentro de nada sería mi aniversrio de nuevo). NO me defraudó nunca en mis oraciones por la salud de mi matrimonio. En los moomentos más duros del final, lo importante siempre estuvo sano.
Hala, a casarse todo el mundo de esta parroqua (menos el párroco, claro)
PS: lo de confesarse por internet, qué barbaridad, ya lo leí y oí varias veces, inventan cada despropósito...
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No, a casarse sólo los que tengan vocación al matrimonio.
asrone:
Lo de las caricias y esas cosas viene en el mismo pack que el genio, la suegra, las cuñadas... por lo que no te fíes de eso.
Viene en el pack también algo que frecuentemente se olvida: la Fe o la falta de Fe.
Búscatela como quieras (blanca, negra, china o sudaquilla) pero que SEA CRISTIANA.
Bueno, al final tú no buscas nada, ¡no te creas!, pues la experiencia universal del sexo masculino es que las que salen a cazar son ellas.
Y ahora no hablo SPH: creo que es lo unico que puede hacer zozobrar un matrimonio, una suegra destructiva, y en general las intromisones de las familias de ambos cónyuges, cuando constantemente crean conflictos, pueden ser una verdadera prfueba para el matrimonio mejor avenido y más sano.
Conviene delimitar las cosas al principio: COmo asrone, aunque sea "jovencito", no es ya un niño (chico, 34 no es para presumir de ingenuidad adolescente), el día que tengáis suegras (¡que son vuestras madres, no son cualquiera!) la línea infranqueable tienen que tenerla clara.
Ah, no, no era Usted...
(SPH).
Búscatela como quieras... pero que SEA CRISTIANA.
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Sí, que se comparta la misma fe es muy importante.
Y los que no tengan vocación al matrimonio ¡que vayan aprendiendo ucraniano y su rito! Jeje...
Editar... ¡Eliminar! 21.11.09 @ 13:01
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Si tienen vocación sacerdotal, no hace falta que aprendan uncraniano...
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IM-PRES-CIN-DI-BLE
Y desde el principio.
Pasados unos años, es imposible.
Y el que quiera ser cura, que lo vaya diciendo y colaboramos en el discernimiento, a ver si sale un sacerdote de esta parroquia virtual. ;)
Completamente de acuerdo. Al final, de lo que nos "examinarán" será de amor.
luis:
Gracias por la recomendación. Estoy en ello.
asrone:
No quiero arrimar el ascua a mi sardina, pero haces referencia a ciertos apegos o heridas del pasado que siguen influyendo poderosamente en tu vida. Respetando tu intimidad, por supuesto, quizá sería bueno que pusieras en orden este aspecto. En mi caso, hasta que no lo logré, no pude acceder a la mujer, y aún así me costó. ...Y eso que dicen ellas que soy atractivo (!!!).
a-el sacerdocio
b-la esposa
c-la suegra delimitada y circunscrita
Está claro que Dios se elige sus pueblos, sus razas y sus naciones!!!
La disciplina de la Iglesia Latina nos libra de suegras... Ha debido de inspirarla Yolanda.
Aquí los curas son célibes y punto.
Eduardo, ¿así que dicen las mujeres (todas, todas, todas?) que eres atractivo, eh? Vaya vaya, y mientras estuviste "poniendo en orden el pasado" privaste al universo femenino de tan buen partido? Mal hecho. Jajaja
SPH, eh
Sin embargo, yo soy de los que pienso que un sacerdote se debe en cuerpo y alma a su ministerio. Estar casado inevitablemente diluye, o hace más difícil, esa dedicación.
Francamente, si nos paramos a pensar, hoy en día, en el mundo que vivimos, con las dudas y presiones que se reciben cuando eres adolescente, es indudable que quien sigue la vocación es porque la llamada de Dios se abre camino en la mente y corazón contra viento y marea.
Mejor hablemos de otra cosa.
Marcos: lo que tú apuntas es lo que me hace amí sentirme muy segura de que tenemos el mejor clero de la historia. Hoy no hay curas por presión familiar, ni por un arrevbato o un desengaño, ni por ninguna otra razón espuria. Hay pocos, claro, porque buenos, buenos, no pueden ser todos buenos si siguen una rutina socialmente impuesta, como en ciertas épocas.
La escasez de curas, la presión en contra del ambiente, la oposición incluso de las familias, a mí me parece que son la garantía de seguridad de que tenemos buenos curas.
En medio de todo, creo que tenemos suerte de vivir estos tiempos, no he conocido un solo cura que no me parecieera -con susdefectos particulares cada uno, claro- un verdadero santo.
Eduardo, ya sabes, podrías ser el primer cura que saliera de San Pablo II.
Y desde luego, con los tiempos que corren, los que deciden ser sacerdotes o religiosos, han de haber sentido la llamada del Señor de un modo extraordinario.
Y ahora una pregunta, que procede de no saber exactamente hasta qué punto los católicos orientales inmigrantes están atendidos espiritualmente.
Hombre,pueden venir a nuestras iglesias y punto, pero...
Si un laico español, casado, quiere ser sacerdote de rito oriental (en rumano, por ejemplo,que es mas fácil).
¿Puede serlo?
¿Qué tendría que hacer?
El haber nacido en España no le vincula para nada al rito latino y nada impide que Dios suscite vocaciones como esas.
¿Qué pasa en estos casos?
Yolanda, o tienes mucha suerte o el clericalismo te pierde.
Es un documento muy interesante el de Bouyer, el cual recomendaste y pusiste a nuestra disposición. Voy por la página 26, leyendo una clarísima distinción entre la, a veces confusa, "caridad vs. beneficencia".
(sorry a los demás por el off the record)
¿Puede serlo?
¿Qué tendría que hacer?
El haber nacido en España no le vincula para nada al rito latino y nada impide que Dios suscite vocaciones como esas.
¿Qué pasa en estos casos?
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Si pertenece al rito oriental, no creo que haya problemas. Al rito se pertenece, en principio, por nacimiento. Si no pertenece al rito oriental, tendría que pedir, me imagino que a la Santa Sede, un cambio de rito. Dudo de que lo concedan si se pide ese cambio con la idea de ordenarse sacerdote, pero no lo sé con seguridad. Es interesante leer estas orientaciones sobre el Bautismo:
"Padres católicos orientales (al menos uno de ellos) que piden bautizar a su hijo
♦ ¿Se puede bautizar?
Sí, pero el hijo pasa a ser católico oriental, no católico latino (salvo petición expresa a la Santa Sede).
♦ ¿Quién puede bautizar?
Cualquier sacerdote católico. Preferentemente, un sacerdote católico del rito al que el niño va a quedar adscrito (que le administraría conjuntamente los tres sacramentos de la iniciación).
♦ ¿Quiénes pueden ser padrinos?
Al menos uno tiene que ser católico, de cualquier rito.
♦ ¿Se inscribe este bautismo?
Sí se inscribe en el libro de bautismos de la parroquia, anotando la pertenencia del bautizado a la Iglesia y rito correspondiente: “Adscrito al rito de la Iglesia… por el bautismo recibido”. En caso de divergencia de ritos entre padre y madre, prevalece el rito del padre, salvo mutuo acuerdo o que sólo la madre sea católica.
◙ Padres católicos, uno de ellos oriental y otro latino, que piden bautizar a su hijo
♦ ¿A qué rito se adscribe el hijo?
Indistintamente al latino o al oriental: ellos eligen".
Fuente: http://www.archiburgos.org/boletin/2008/11/curia.htm
Gracias por los comentarios.
P. Guillermo
Sí, mi vocación es el matrimonio. Tanto para el matrimonio como para el sacerdocio hace falta la llamada de Dios. Gracias por recordarlo.
Marcos, gracias. Acertaste de lleno con el segundo consejo. Así lo veo yo también. ¡Como te pille Greenpeace con la chimenea a tope... !
Yolanda, gracias. He guardado en un archivo aparte tu comentario. Rezaré especialmente por ti y por tus hijos el próximo 8 de diciembre (supongo que el mayor habrá celebrado san Alberto Magno, patrono de los físicos, el pasado día 15).
Tulkas, por supuesto. Haré todo lo posible para que 'me cace' una católica.
Lo de la suegra está hecho: encomendarla a Evagrio.
Gracias.
Eduardo, muchas gracias a ti también. Leí detenidamente tus comentarios en el post anterior. Dentro de poco, Dios mediante, estaré viviendo y trabajando lejos de aquí. Veré cómo recibir ayuda aunque no te prometo nada. De una persona católica, POR SUPUESTO.
Y sí, es muy duro ser guapo. Yo te entiendo.
Por cierto, el sobrinito ya ha dado las primeras patadas.
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Jajjajaja. La empatía de la belleza!
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Sí, hijo, sí... Y no veas qué paganamente se celebra ahora San Alberto Magno en una facultad de Físicas en la que nadie sabe nada más que de Física. Lo clebraron no yendo a clase el 16, lunes, pero nadie tenía claro qué se celebraba. Fiesta pagana a tope...y no me preguntes más. (el 6 de dicembre es mi aniversario de boda, que también lo celebro, faltaría más, sigo teniendo mucho que celebrar).
Ya ve, Padre, que su blog no sólo atrae a gente tan cultivada y sabia, sino que, según parece, atrae a los guapos/as.
Todo sea que no tenga que poner un gorila a la entrada de SPII, para que sólo entremos los listos y guapos.
SPH
Por cierto, Evagrio, según la imagen que todos conocemos de él, guapo, lo que se dice guapo, así de guapo como asrone y Eduardo... mucho no era...
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Dicen lo que dicen y luego pasa lo que pasa, a ver...
Uf, qué aire fresquito y sano hay por aquí... He salido un momento del hilo de Cristo Rey, más que nada para respirar.
Como no se distienda aquello, acabarán pasando a cuchillo a los gentiles al grito de Viva Cristo Rey
Y gracias a asrone, que siempre saca a relucir la parte positiva de las cosas.
Teniendo fe en Dios, no puedo pensar que esté ausente del estado actual de las cosas. De algún modo esto ha de encajar en su voluntad respecto de la Iglesia y debe tener un sentido para nosotros.
Pienso, y esto es cosa mía, que la Iglesia temporalmente empoderada, tan añorada por algunos, está siendo reedificada y que Dios no es ajeno a este proceso. Y pienso también, que el renacer de la Iglesia no vendrá de su unión con el mundo. Ni el Poder, ni el Mundo, porque ambos son lo mismo.
De hecho, la Iglesia creció como nadie podía imaginar durante los años del testimonio con la propia vida y su “arterioesclerosis” comenzó a partir de su identificación con el imperio.
En la renovación de la Iglesia deberemos (o deberán) participar todos los que queden cuando aparente una derrota total y se encuentre perseguida.
Porque nuestra Fe nos dice que “… las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.” Mt 16,18.
Probablemente, con humildad deberíamos sentirnos reprendidos por este versículo del profeta Isaías (29,13), que el mismo Jesús dirigió a escribas y fariseos: “Este pueblo me honra con los labios, mas su corazón está lejos de mí; en vano me dan culto, predicando doctrinas que son preceptos de hombres.”
Lo que añadió a continuación que lo lea cada uno en Mc 7, 8-9. No me atrevo a transcribirlo porque la reacción podría obligar de nuevo al P. Gullermo a cerrar este hilo.
Un abrazo a todos, ( y toda- jeje, es que tú eres la única, Yolanda).
Qué tesis original la tuya.
Me parece que se le ocurrió ya a un señor llamado Melanchton. Y a Lutero. Y a Dante, fíjate tú.
Padre Guillermo, en relación con el Post publicado en este blog el día 22/11/2009 titulado "Tradición no es inmovilismo" le recomiendo lea este Post sugirdo a raíz del suyo.
http://laespadaylacerveza.blogspot.com/2009/11/tradicion-viva-o-tradicion-inmovible.html
No tengo ningún interés en prolongar ese debate. El post que usted cita es filosófica y teológicamente deficiente. Entre tradicionalismo y modernismo hay una tercera posibilidad, no contemplada: la visión católica de la Tradición, que no niega la inmutabilidad divina ni tampoco el carácter histórico de la revelación y de su transmisión.
Pero no deseo debatir con tradicionalistas. Más que otra cosa porque, en la mayor parte de los casos, es inútil hacerlo.
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