Un amor definitivo
Domingo XXVII To (B)
Cuando los novios acuden a la parroquia para iniciar el expediente matrimonial, se le formula a cada uno de ellos, entre otras, la siguiente pregunta: “¿Tiene intención de contraer matrimonio como es presentado por la ley y doctrina de la Iglesia: uno e indisoluble, ordenado al bien de los cónyuges y a la generación y educación de los hijos?”. Si el contrayente careciese de esa intención, el matrimonio no se podría celebrar y, de hacerlo, sería en sí mismo nulo; una pura apariencia de matrimonio, sin realidad.
La Iglesia no ha “inventado” el matrimonio, ni ha dispuesto, por su propio capricho, que éste sea “uno e indisoluble”. La Iglesia ha recibido esta doctrina de Jesús: “Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre” (Marcos 10, 6-9).
El Señor se remite “al principio”; es decir, a la acción creadora de Dios, y lo hace con palabras tomadas del libro del Génesis (2, 24). El matrimonio es creación de Dios; Él mismo es el autor del matrimonio: “La vocación al matrimonio se inscribe en la naturaleza misma del hombre y de la mujer, según salieron de la mano del Creador. El matrimonio no es una institución puramente humana”, nos recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1603).
Dios es amor; amor fiel. El amor de los esposos, en virtud del sacramento del matrimonio, está llamado a testimoniar esa fidelidad. El esposo y la esposa no serían “una sola carne” si no se entregasen totalmente el uno al otro; exclusivamente el uno al otro; únicamente el uno al otro. Y esta entrega no es total si no abarca también el futuro; si no es una donación definitiva, en lugar de ser un compromiso pasajero. Cuando los novios contraen matrimonio se dicen el uno al otro: “Yo te quiero a ti, como esposo (o como esposa) y me entrego a ti, y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida”. “Me entrego a ti”, definitivamente. El matrimonio no es un contrato de alquiler, ni una cesión por un tiempo; es una mutua donación irreversible.
Jesús, en el Evangelio, habla también de la “dureza del corazón”. Si Moisés permitió el repudio fue “por la dureza de vuestro corazón”, por vuestra “terquedad”; por la resistencia a aceptar y a cumplir el proyecto de Dios. El corazón deja de ser un corazón duro cuando se abre al amor irrevocable de Dios. Para los esposos puede resultar difícil unirse para toda la vida. Pero lo que parece casi imposible para los hombres no lo es para Dios. Los esposos, si corresponden a la gracia del matrimonio, experimentarán que su amor es engrandecido por Dios, su fidelidad fortalecida por la fidelidad de Aquel que no quebranta su alianza, su entrega mutua elevada a signo eficaz de la entrega de Cristo a su Iglesia.
Ante la fragilidad de las uniones matrimoniales; ante la proliferación del divorcio, la Iglesia se siente llamada a cumplir el servicio de la verdad y de la caridad. Lo que Dios pide a los hombres, no puede ser silenciado, porque lo que Dios exige es, a la vez, el camino de nuestra felicidad y de nuestra santidad. Pero la Iglesia es madre, y no repudia a sus hijos; no se olvida tampoco de los divorciados que, tras abandonar o ser abandonados por su legítimo cónyuge, han vuelto a contraer una nueva unión civil. Es verdad que, mientras persista esa situación irregular, no pueden acceder a la comunión eucarística. Pero no están, estas personas, separadas de la Iglesia; pueden escuchar la Palabra de Dios, asistir a la celebración de la Santa Misa, perseverar en la oración, incrementar las obras de caridad, educar a sus hijos en la fe cristiana e implorar, en el espíritu de penitencia, la gracia de Dios (cf Juan Pablo II, Familiaris consortio, 84).
Que el Señor nos conceda el don de la fidelidad a nuestra vocación. Y que en la mutua fidelidad de los esposos, podamos palpar la grandeza del amor de Dios. “¡Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida!”. Amén.
94 comentarios
Personalmente, sólo acudo a las bodas en la las que los novios sé que son realmente católicos. Por muy amigos que sean y aunque me inviten, si sé que va a ser un paripé, ni me molesto en ir. Tengo mejores cosas que hacer.
Sería interesante ahondar desde el punto de vista de don Guillermo en el tema que comenta Urdax, el de la nulidad masiva de los matrimonios celebrados EN la Iglesia: ¿cuántos sacerdotes celebran a pesar de un respuesta negativa ala pregunta que cita al comienzo del post?; ¿cuántos se hacen los locos, aunque pregunten, ante respuestas equívocas?
Y, por otro lado, ahondar también en el tema del divorcio visto como un "derecho a rehacer tu vida". Quienes me conocen ya me ven como una especie de "apóstol" contra el divorcio de todo matrimonio en el que haya hijos, sean o no cryentes. Mi cruzada es bastante estéril debo admitirlo, pero no pierdo oacasión de argumentar contra un supuesto derecho al divorcio una vez que un matrimonio, por muy a la ligera que se haya casado y por muy increyentes que sean, ha tenido descendencia.
Yo no creo, por consiguiente, que los matrimonios celebrados sean masivamente nulos.
Y el matrimonio es indisoluble por sí mismo; no es que el matrimonio canónico sea indisoluble, sino que el matrimonio, sin más, en sí miso, lo es.
El divorcio es, en consecuencia, contrario a la naturaleza del matrimonio.
En sí mismo que hayan tenido hijos no dice gran cosa sobre la validez o invalidez del matrimonio. Un matrimonio puede ser válido aunque no haya habido hijos, o ser inválido habiendo tenido descendencia.
Pero me parece bastante triste que el niño viva con el "marido" de su madre que no es el padre del niño, pero sí padre de su hermanito. Y las diversas combinaciones que vemos cada día... A mí me da pena. Espero que, aun así, esos niños puedan ser felices.
Cuando hablo de "mi cruzada particular" es precisamente por las cosas que veo en los chavales. Es tan tremendo lo que pasan tantos niños que solamente por un egoísmo cegador se entiende que sus propios padres les hagan pasar por ello.
Como tengo historias para dar y tomar de eso que usted lamas "las diversas combinaciones que vemos hoy en día", como he visto y estoy viendo de todo, como además soy madre (e hija; y bajo esta condición sufrido mucho, a pesar de que mis padres nunca llegaron a separarse) y como no paro de ver la frivolidad con la que la gente se empareja, se desempareja, se vuelve a emparejar, sin más criterio que el "tengo derecho a rehacer mi vida mientras enriquecen a psicólogos que tiene que hacer a los niños comulgar con ruedas de molino, y éstos no tragan... en fin, que no paro de difundir una idea que, por obvia, no debería permanecer tan oculta como lo está hoy: nuestros presuntos derechos no pueden chocar, y si chocan, precalecer sobre los de nuestros hijos.
Recientemente nos ha llegado un chaval al insti con una historia familiar tan enrevesada que hay que trazarse un croquis (en serio, no es una exageración) sobre el papel para saber qué lugar ocupa la criatura en la maraña de adultos que hacen y rehacen sus vidas y encima no paran de procrear a cada nuevo episodio de reemparejamiento, con lo que ya no se sabe quién es hermano de quién, quién vive con quién y cuál es el hogar de referncia del niño. 13 añitos. Está como las maracas de machín la criatura. Pero me viene a la cabeza porque es nuevo y reciente. "Colecciono" historias como ésta a cual más traumática. Todas presididas por el "derecho" de los adultos de cada historia a ser felices y rehacer su vida.
Toda esta gente se se pasa la vida "rehaciéndosela", aun suponiendo que no crean que el matrimonio es para toda la vida (con lo cual consiguen entrar en él con menos probabilidaddes de que lo sea), aun suponiendo que ese derecho a "rehacer" la vida sea real, ¿se plantean si choca con el derecho de los propios hijos que han engendrado? Poruq euno puede casarse para treinta años, para tres años, para tres meses o para tres días, que les zurzan si son así de necios; pero un hijo es hijo de por vida, de los hijos no hay ni puede ni deb haber divorcio. No te cases para toda la vida, pero cuéntale a tu hijo que su felicidad, sus estabilidad, su educación, su paz, su cecimiento, sus derechos... no consideras que sean bienes protegibles para toda la vida. Y luego lo llevas a un psicólogo y le pagas para que arregle el desaguisado.
"Derecho al aborto" = si viene un niño que no me conviene, lo elimino.
"Derecho rehacer mi vida" = pues mire, hasta cierto punto, pero sin deshacer la vida de los demás, por ejemplo de los hijos.
En concreto, el «sí» personal y recíproco del hombre y de la mujer abre el espacio para el futuro, para la auténtica humanidad de cada uno, y al mismo tiempo está destinado al don de una nueva vida. Por este motivo, este «sí» personal tiene que ser necesariamente un «sí» que es también públicamente responsable, con el que los cónyuges asumen la responsabilidad pública de la fidelidad, que garantiza también el futuro para la comunidad. Ninguno de nosotros se pertenece exclusivamente a sí mismo: por tanto, cada uno está llamado a asumir en lo más íntimo de sí su propia responsabilidad pública. El matrimonio, como institución, no es por tanto una injerencia indebida de la sociedad o de la autoridad, una imposición desde el exterior en la realidad más privada de la vida; es por el contrario una exigencia intrínseca del pacto de amor conyugal y de la profundidad de la persona humana. "
B.XVI, http://es.catholic.net/familiayvida/485/2493/articulo.php?id=23736
¿Se acuerda de cuando le hablaba de la ineficacia de los métodos habituales de acción contra el aborto de las organizaciónes pro-vida? (ineficacia que, por otra parte, no es necesario argumentar porque la prueban los hechos).
Para convencer a convencidos hace falta gastar pocas energías... Si acaso recordatorios para que no nos hagamos tibios en la defensa de las creencias pás innegociables.
Pero al mundo hay que hablarle en su idioma para que entienda. Eso ni es una cesión ni menos una claudicación. Es adopatar el idioma del interlocutor para que haya comunicación.
Asumiendo el código del adversario, hacerle ver su icoherencia.
Por eso insisto en cosas como las que dice en su penúltimo comentario:
Queremos convertir todo capricho en derecho.
"Derecho al aborto" = si viene un niño que no me conviene, lo elimino.
"Derecho rehacer mi vida" = pues mire, hasta cierto punto, pero sin deshacer la vida de los demás, por ejemplo de los hijos.
En efecto: lo sangrante de los niños destrozados por el aborto o por el divorcio es que el daño se lo hacen sus propios padres amparándose en SU DERECHO a ser felices y, pasando, en consecuencia, por encima del derecho de los niños que ellos mismo han tenido. Sólo porque no pueden defenderlo con la misma efecicacia que los adultos (bueno, y embriones y fetos no pueden en absoluto).
Y en el lado contrario, otra colección de adopciones caprichosas y fallidas; y claro: de resultados terribles para los niños adoptados "por caprichos" que queremos convertir en derecho.
Hay materia para hablar tanto de las adopciones (no siempre hay generosidad, qué va, si yo le contara....). Y de las fecundaciones, puf...
Bueno, no sé qué le cuento a usted, por muchos niños y familias que yo haya tratado, en el confesionario, e incluso en sacristía, se conocerá de todo, y la naturaleza humana al desnudo.
Pero insisto en que al mundo hay que hablarle en sus términos: las palabras "derechos" y "libertad" son las claves. Mostrar la contradicción de este mundo al manejar esas ideas en abstraco y aplicármelas luego sólo a MIS drerechos y a MI libertad, prescindiendo de los derechos y la libertad de quienees no pueden defenderlos.
Y no olvidar mostrar el negoción que ocultan tantos "derechos": aborto, fecundación in vitro, divorcio y adopciones mueven millones para satisfacer caprichos (no iempre, claro está, ni en todos los casos) que hemos disfrazado con la hermosa grandilocuencia de los DDHH.
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Pues mire, Yolanda, yo cada vez estoy más persuadido de la necesidad de "convencer a los convencidos". Si ni siquiera los "convencidos" lo están, el mal, la indiferencia y la confusión se quedan sin ese mínimo, pero necesario, freno.
Desde esa convicción básica, se deben buscar y encontrar modos de decir lo mismo de forma que sea "comunicable", que pueda ser oída y entendida por los otros, por los que comparten menos nuestro pensamiento.
Totalmente de acuerdo en que no hay un derecho absoluto a tener hijos, ni a tenerlos a cualquier coste. Empeñarse en tener niños recurriendo a un "vientre de alquiler" - jamás la mujer se redujo a menos - es indigno. O querer ser mámá a partir de los sesenta años. Es antinatural, en el sentido de que resulta contrario a la sensatez.
Y, claro, detrás de todo, la codicia de unos pocos. Y la ceguera de muchos. Y el complejo de no denunciar lo "políticamente correcto".
Distinto sería si el matrimonio pusiera en un serio peligro a uno de los cónyuges. Entonces la separación estaría justificada. También por el bien del niño. Los malos tratos, las distintas adicciones están en el conocimiento de todos. Pero una cosa es eso y otra, como bien decís, "rehacer la vida".
Supongo que no es casual que en el Evangelio de este domingo aparezcan unidos el tema del matrimonio y el de los niños.
Ánimo a Yolanda, que lo necesitará.
Ni que decir tiene que lo que dice es cierto. Los convencidos comme ci comme ça son vergonzosos. Como los que predican una cosa a los demás y en su vida hacen lo contrario. Son antitestimonios y son peligrosos.
Me gusa también la expresión de ser algo "antinatural, en el sentido de que resulta contrario a la sensatez". La palabra "natural" está tan manida y mal manejada que vale para cualquier cosa (ya sé qué cosas me podría usted discutir al respecto, pero como no es el tema...)
Por fortuna, los casos de vientre de alquiler y de mamás de 60 años son poquitos y suficientemente raros como para ser muy mediáticos, y por eso les prestamos más atención que a las miles y miles de inseminaciones artificiales (¡incluso con semen de donante!¿qué sentido tiene eso?) que fracasan cada año: cada fracaso es un ser humano concebido a capricho para morir. Y cada éxito es una persona viva, sí, pero a costa de otros concebido ex-professo apra la muerte. Es tal sinsentido... Fruto de un presunto derecho a tener hijos, no puede haber "derecho" de apariencia más noble, pero más egoísta y caprichoso.
E insisto en algo mucho menos mediático pero que tiene para ocultarse la pantalla de la supuesta generosidad: adopciones a la carta que como resultado dan enormes problemas para "devolver" un niño que les ha dado mal resultado. Otro "derecho" de apariencia noble que encierra caprichos frívolos.
Pero como el tema era el matrimonio indisoluble, paro aquí. Todo esto introduce algo esencial: cuando el capricho se convierte en derecho no hacemos más que atropellar derechos (verdaderos) ajenos y hacer infelices a otros.
Por lo demás, hay algo claro: suelen durar de por vida los matrimonios que se lo plantean de por vida; y viceversa. Y "planteárselo de por vida" tampoco es una cuestión meramente ideológica. Si no es algo mucho más profundo y de raíz, no pasaría de ser un "ojalá dure mucho nuestro amor". Y, claro, el matrimonio no es esa simpleza.
Sí claro, por supuesto los malos tratos, etc. obligan a la separación, precisamente por los niños, claro.
Y muchas gracias.
No sabía que los divorciados no podian comulgar y tengo una duda.
¿Le daría Usted la comunión a una mujer que ha abortado y se le negaria a una persona que se ha divorciado?
por los niños y por el propio cónyuge víctima del otro, obviamente.
Ovación de pie a Yolanda que osa violar el dogma Progre número uno en materia de filiación. Bravo.Como ex legislador, me he cansado de escuchar esta tremenda idiotez metafísica de pereat mundi, sed fiat filium meum, cada vez que trabajábamos sobre proyectos de ley de fertilización.
Me atrevería, como Ortodoxo Radical, a afirmar algun calembour más extremo ("el hombre, en definitiva, no tiene derechos sino deberes"), pero no quiero estropear esta epifanía.
Me parece que la Iglesia aplica presunciones iuris tantum que están desfasadas. Lo hace porque teme terminar de perder uno de los pocos momentos en que puede "morder" a las personas. Es loable el intento, pero se paga el precio de la administración de un sacramento nulo a una persona que desconoce su naturaleza.
La sociedad no es cristiana, y el matrimonio como institución, en la mente del hombre moderno, no tiene el contenido que la Iglesia le atribuye.
Por lo tanto, no es de extrañar que los contrayentes, al momento del matrimonio, desconozcan su esencia, fines y alcance de los compromisos que asumen, al punto de que ese desconocimiento incida en la validez del consentimiento prestado.
En mi opinión, el burocrático cuestionario y la burocrática admonición que suele administrar el párroco debería ser reemplazado por un auténtico interrogatorio, existencialmente salvaje, que ratifique que los cónyuges realmente saben de qué va la cosa.
De mis épocas de nulidades tengo recuerdos patéticos de ignorancia.
JMMM: me da a mí que tienes un ligero despite.
Por el mero hecho de estar divorciado nadie es excomulgado ni privado por tanto de los sacramentos.
Sólo si vuelve a casarse. Si uno de los cónyuges divorciados se mantiene fiel al vínculo "roto" por el divorcio, no incurre en nada, pobrecillo, encima...
En cambio el aborto produce la excomunión (y por tanto el no poder recibir sacramentos) ipso facto:
Canon 1398:
Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae.
Y la excomunión latae sententiae se da en muy pocos y gravísimos casos, además del aborto en:
- apostasía, herejía, cisma
- profanación y sacrilegio de la eucaristía
- violencia física contra el romano pontífice
absolución del cómplice contra el sexto mandamiento
- consagración episcopal sin mandato pontificio
- violación del sigilo sacramental
Pero mira que me extraña que no supieras esto, con lo ilustrado que se te ha visto en otros comentarios.
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luis: menos cachondeítos, eh.
Ni es dogma de "la progresía", ni he tenido semejante presunto dogma en mi vida.
Conozco a más "progres" -incluso no creyente- que piensan igual. Por ejemplo unas trabajadoras sociales que trabajan en la CAM en temas de adopción -ateísimas por cierto- y miran con lupa a los adoptantes sospechosos de quererse "comprar" un niño muy mono porque tienen "derecho" a se papás: suelen "devolverlos" al ver que molestan por las noches y manchan pañales a deshora. Se da el caso en papás-adoptantes católicos.
Jamás he contemplado los derechos individuales como algo tan sagrado que no tuviera limitaciones: SIEMPRE he creído en los derechos de quienes no tienen capacidad para defenderlos por encima de todo lo demás.
Tenés unos estereotipos... que te obligan a limitar tus aciertos a la hora de juzgar.
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Venga, hombre...
Y el veredicto, lo emites tú, claro, con toda tu carga de prejuicios. Quod erat demonstrandum.
"¿Usted sabe que el compromiso que asume implica despedir a sus actuales novias/os parejas/ relaciones sexuales con habitud que mantiene al momento de contraer el vínculo?"
"¿Usted sabe que va a comprometerse a mantener la fidelidad a su cónyuge por el resto de su vida? ¿Cree, al menos implícitamente, en esa fidelidad?"
"¿Puede explicar, en palabras sencillas, por qué se casa, y qué es el matrimonio para Ud?"
etcétera. Mas de una nulidad saldría corriendo, lo sé porque no se lo advirtieron a más de un cliente.
Guillermo:
No sabía que los divorciados no podian comulgar y tengo una duda.
¿Le daría Usted la comunión a una mujer que ha abortado y se le negaria a una persona que se ha divorciado?
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No se trata de lo que haría yo, sino de lo que la Iglesia legisla.
1. Los divorciados que se han vuelto a casar civilmente con otra persona que no es su marido o su mujer, no pueden comulgar.
2. Una mujer que ha abortado, si se arrepiente y es absuelta del pecado mortal de aborto y de la censura de excomunión que este pecado conlleva, puede comulgar.
Y repito, no es lo que me parezca a mí, es lo que manda la Iglesia.
Ni los párrocos son tan ingenuos, ni los novios tan mentirosos.
En España hay una escasísima presión a favor de casarse por la Iglesia. Se casan por lo civil, si quieren, y son bien vistos en cualquier casa.
Si vienen a casarse por la Iglesia, se les presupone, y así lo declaran y lo firman, que aceptan lo que es el matrimonio canónico.
Y con las adopciones, deben ir con mucho cuidado. Un niño no es una lavadora que, si sale defectuosa, se pueda devolver al día siguiente.
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Amfortas: la separación no es lo mismo que el divorcio. Y a veces, la separación, es inevitable.
Se me ha ocurrido una pregunta a una duda tremenda que tengo, en la línea de la pregunta de Jordi MMM.
Una mujer católica enviuda y se vuelve a casar. Vuelve a enviudar y se casa de nuevo. Por tercera vez enviuda y se casa nuevamente. Así hasta siete veces. Pues bien, en la otra vida, ¿de cuál de los maridos será esposa, padre?
Es que me corroe esta duda, padre. Imagínese que me ocurre, porque podría ser, ¿no? Yo con una duda así, poco más o menos como la de Jordi, no puedo vivir.
Pater, como dicen los médicos, lo que se gasta en prevención se ahorra en tratamiento. Las nulidades tienen que ahogarse en su cuna, que es la parroquia.
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Sí, pero las personas tienen derecho a casarse. Claro, como los curas no podemos ser clericales, y respetamos tanto a los fieles laicos, corremos algunos riesgos...
Hay párrocos que tragan con todo con tal de tener cifras astronómicas de Bodas-Bautizos-Comuniones.
Que lo he visto con mis ojos y lo he padecido con el sudor de mi frente.
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Si lo declaran y lo firman, culpa del párroco, ninguna (salvo que tenga fundados motivos para creer que mienten). Pero, en principio, no hay más remedio que suponerles que declaran y firman verdad.
Pero ni aun así suele serlo.
¿Con el "marco incomparable" de algunas Iglesias, qué novia nuevarrica, qué "Choni" con más abalorios que un árbol de navidad, qué reina de las fiestas de su pueblo querría casarse en un cutrerío civil? Se firma lo que haga falta, pero estas se casan como la Pnatoja o la Lady Di, faltaría más.
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Pues sí, lo declaran y lo firman. Y traen a testigos que lo corroboran.... Y no tenemos en los despachos la "máquina de la verdad".
Tengo un ojo... No fallo una cuando auguro lo que van a durar casados unos novios. Me basta verlos y escucharlos un ratillo.
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Jajajja y se van derechos a profesar a una cartuja, seguro, jajajajaja
Completamente de acuerdo con Yolanda respecto a la responsabilidad de mantener unido un matrimonio cuando hay hijos por medio. Tengo muchos amigos hijos de padres separados y reconocen que fue un trauma. Es imposible que no pase factura al desarrollo de su personalidad y afectividad.
Alguno, ya talludito, aún les guarda rencor a sus padres por haberse separado siendo él un crío.
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Documente, con cifras, eso del aumento de nulidades eclesiásticas. No me coincide.
No pueden mantener la atención fija en un punto durante cinco minutos, qué decir de contraer un compromiso para toda la vida.
Chatean en cinco ventanitas simultáneas de la PC con cinco chicos/as al mismo tiempo, que les vas a decir de fidelidad o indisolubilidad.
Sub specie paradoxae o lo que sea.
http://www.alfayomega.es/estatico/anteriores/alfayomega323/aqui_ahora/aa_reportaje2.html
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 29 de enero de 2009 (ZENIT.org).- Recibiendo este jueves por la mañana en audiencia a los miembros del Tribunal de la Rota Romana, con ocasión de la solemne inauguración del Año judicial, Benedicto XVI ha advertido contra el peligroso aumento de las declaraciones del nulidad matrimonial con el pretexto de la inmadurez psíquica.
pero hacer inferencias de datos sin más no es correcto. El aumento puede deberse a:
a) Se casa menos gente, pero más frívolamente
b) Se casan por la Iglesia y se quieren divorciar como todo el mundo, pero también por la Iglesia
c) Hay verdaderamente más matrimonios nulos
d) Antes las mujeres aguantaban lo indecible; ahora no, y hay que hay más nulidades por lo mismo que hay más divorcios
(Luis, entre chatear con cinco ventanas y forear en cinco portales a cuatro blogs de media por cada uno, poca diferencia. No siempre que los chicos chatean ligan)
Y digo que no me parece tan evidente, porque de algún tribunal eclesiástico me han dicho que reciben menos causas, menos peticiones, que en años anteriores.
Yo también creo que, cada vez más, los que optan por casarse por la Iglesia lo hacen por propia convicción. El porcentaje de personas que lo hagan por apariencia, tarde o temprano, será insignificante. ¿Quién va a ir a casarse a un sitio donde ni siquiera sus padres le llevaron de pequeño?
Yolanda, imagínate qué problemón sería que los siete maridos estuvieran esperándote en el cielo. ¡No ibas a saber donde meterte! (SPH)
No me esperarán siete maridos en el cielo, no tengo la menor intención de volverme a casar jamás en la vida. Yo me considero igual de casada que hace unos meses. Ya sé que incluso la iglesia considera que el coniugo lo deshace la muerte; pero yo no dije en mi boda "hasta que la muerte nos separe". Dije: "todos los días de mi vida". Y éstos aún no se han acabado.
A lo que dices de """¿Quién va a ir a casarse a un sitio donde ni siquiera sus padres le llevaron de pequeño?""" eso sí es cierto. Pero siguen siendo muchos los que, no es que lo hagan declaradamente "por apariencia" sino que dan por supuesto que si hicieron la comunión por lucir el vestido y por la fiesta y los regalos la boda será igual. Una boda fea no la quieren.
De todos modos, si el padre me quiere dar una comisioncilla del dineral que le paga LF, por mí...
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Pues me gusta ese planteamiento: Es una prueba del amor conyugal, que si es, es para siempre.
como tú dices, juzgar desde fuera a otros matrimonios es arriesgado: Por lo que cuentas, esa mujer debe de estar tan abrumada que no sabe salir del pozo: Quizá su marido necesite que ella le empuje a someterse a un tratamiento. Pero seguramente es ella quien necesite que alguien le dé otro empujoncito , o un gran empujón para salir d ela atonía en la que a veces sumen los problemosnes de dimensiones inabarcables.
Carlos y yo, hace mucho, trabajamos algo en ayuda a matrimonios con problemas, bueno, no era trabajo, no se debn contar detalles, y era gratis, desde luego, pero aprendimos muchísimo y vimos cosas que no no hay palabras para explicar. La fragilidad humana es enorme, a veces roza lo incomprensible, y sólo los matrimonios con una férrea voluntad de superar sus problemas, aquellos que cuando se prometieron ya tenían clara la indisolubilidad del vínculo , los superan.
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Es que es imposible, imposible, imposible.
Fíjese en una cosa. No lo cuento nunca porque luego me dicen algunos que no esté siempre hablando de mis penas. Un día, febrero de 2006, estaba yo con amigos -Carlos no estaba en ese momento- y preguntaba una amiga qué era lo peor que nos podría pasar a cada cual. Yo respondí de golpe: "Morir sola". No me refería al hecho material de estar sola en el instante mismo de la muerte, me refería a que Carlos huniera muerto antes que yo. Y un amigo dijo bromeando: "Vamos, Yolanda, que serías como las antiguas hindúes, te tiras a la fosa si Carlos se muere antes". Y nos reímos. Pero yo dije: "Pues lo mismo lo haría...porque después de eso ya no querría vivir, me corto las venas". Por supuesto eran bromas y risas y hablábamos de una ancianidad lejana.
Esa misma tarde nos llamaron para decirnos que había que hacer pruebas complementarias a Carlos (se acababa de hacer unos simples análisis porque se encontraba ya mal, pero no demasiado ni sospechábamos que pudiera ser lo que resultó ser)porque los resultados eran indicativos de algún problema. Ese mismo día empezó el calvario.
Sí, me da miedo la ancianidad sola, mucho miedo; y morir sola. Sería lo único que me indujera a considerar un nuevo matrimonio. Pero ni es un buen motivo, ni ningún otro marido puede sustituir al de verdad.
Y lo de Tomás Moro me parece fatal.
(SPH)
Bueno, no se enfade con Tomás Moro. Él pensó que lo mejor era casarse de nuevo. Yo no se lo reprocho. Pero sí creo que nadie sustituyó a su primera, y muy amada, esposa.
Lo que usted está diciendo en sus comentarios muestra claramente la humanidad de la doctrina cristiana sobre el matrimonio y sobre el amor conyugal. Es una doctrina muy razonable.
Y comprendo que hay casos y casos, y por eso la verdad y la misericordia, que es parte de la verdad, deben de ir unidas.
"La primera esposa de Moro —"Uxorcula Mori", como él le decía— se llamaba Juana y era hija de Juan Colt, vecino de Netherhall de Essex. El yerno de Moro, Guillermo Roper, cuenta a este propósito que Moro "se inclinaba más bien a casarse con la segunda hija de Colt, que era más hermosa y mejor dotada que la primogénita, Juana; pero, al caer en la cuenta que ésta sufriría mucho y se avergonzaría de ver que su hermana menor se casaba antes que ella, Moro, movido a compasión, empezó a hacerle la corte y contrajo matrimonio con ella."
Y sobre su segunda esposa, Lady Alicia:
"Pero, por la misma época, la "pequeña Utopía de Moro" se desmoronó con la muerte de su querida esposa, Juana Colt. El santo contrajo matrimonio unas cuantas semanas más tarde con Alicia Middleton. Se han escrito muchas tonterías acerca de ese matrimonio tan rápido, pero la cosa no tiene nada de extraño: Moro era un hombre de gran sentido común y no carecía de sensibilidad; como tenía cuatro hijos, se casó con una viuda mayor que él, que sabía gobernar una casa y era locuaz, bondadosa y de mucho sentido común. Algunos autores han hablado del matrimonio de Moro como si se tratase de un segundo martirio. Pero no se puede censurar a Alicia Middleton por no haber estado a la altura de su marido; Alicia no era una Xantipas y, probablemente, su único defecto, si así puede llamarse realmente, era que no sabía apreciar las bromas de su esposo".
:)
Me voy poner una de romanos con mi peque (¿sabe que no conocía Quo Vadis? este mendrugo de niño con 12 años... ¡Ay, la LOGSE! Bueno, eso es más culpa nuestra, y lo voy a remediar de inmediato)
Uun abarazo
Nada dice que Lady Alice se casara en contra de su voluntad. Y fue un buen matrimonio.
Luis, perdona la pregunta directa, ¿era este el sentido de tu frase?
Para terminar, como asiduo lector y comentarista ocasional quiero felicitar públicamente a Luis y a Yolanda por el nuevo tono que han adquirido sus comentarios y referencias de uno a otro. Muy fructífero y muy de agracecer.
Uun abrazo a todos,seguiré leyendo
http://www.traditionalsinglecatholics.com/
se puede leer esto:
Please note that if you have received an annulment after the changes of Vatican II, you will not be permitted to join our website. After consulting with a Traditional Catholic priest, we have decided to implement this policy. Your annulment may or may not be valid; however, we cannot take the spiritual and moral responsibility of allowing you on this sit e to seek a spouse if you are still considered to be married in the eyes of the Church.
Yolanda, tranquila que yo no estoy registrado :)
Pues debíais prestar un gran servicio con eso, tú y tu marido.
Lo que veo como un peligro en el matrimonio es que uno de los conyúges domine claramente sobre el otro. En estos casos se puede llegar a crear una dependencia psicológica tal, que desemboque en cosas tan antinatura como que una madre se disponga en contra de una hija para defender al indefendible de su marido.
Sobre viudedades y matrimonios, creo que la tendencia general es a buscar pronto una "sustituta" para la mujer, en el caso del hombre que enviuda a una edad temprana. Como parece ser el caso de Tomás Moro, el hogar se nos cae encima. En la mujer es distinto. O lo era. Yo he tenido varios amigos que eran huérfanos de padre y, a sus madres, que enviudaron con 30-40 años, ni se les habrá pasado por la cabeza nunca el volverse a casar. Pero digo que ahora puede que sea distinto porque, por un lado, una mujer de 40 años de ahora no tiene nada que ver con una de la misma edad 20-30 años atrás: están infinitamente más jóvenes ahora. Y luego, desgraciadamente, porque las mujeres han venido copiando muchos de los aspectos más negativos de los hombres. Pero, en fin, mientras siga habiendo mujeres buenas por el mundo, seguirá habiendo esperanza para la humanidad.
No se puede ser cronocéntrico con el matrimonio, el romanticismo no se había inventado todavía.
Frente a Dios no hay propiamente obligación jurídica, porque la deuda con Dios es existencial e inextinguible, por eso no se rige, como dice Bob Aquinas, por la virtud de la justicia sino por la de religión o piedad. La deuda no se salda nunca.
¿cómo osas hablar de cronocentrismo? Si para ti no existe el tiempo. Todo ha de ser inmutable.
Me sigue apreciendo mal que la pobre sustituta de la esposa de Moro accediera a casarse sabiendo que sólo iba a administrar una hogar que necesitaba de una mujer. ¿Así que la escogió mayorcita? Me callo porque es un santo que me gusta. No se había inventado la dignidad de la mujer. Y no me digan que el cristianismo se la habúa otorgadao ya 1500 años atrás: eso lo hizo Jesús, pero sus seguidores bien que se ocuparon de arrebatársela ¡y cuánto está costando recuperarla.
Pedroles,
saludos y muchas gracias. Sí, luis es buen chico aunque no lo parezca. ;)
En cuanto el espacio de Dios, es todo. Todo está presidido por su presencia.
asrone:
Eres el rey de las citas y de los enlaces. Me llena de intriga ese fragmento. ¿Qué clase de gente será esa? Y luego hablan del peligro de "la progresía".
Amfortas:
Antiguamente un hombre viudo, si no se casaba de nuevo, se hundía. Y como el matrimonio era buena salida para una solterona, siempre habría Ladys Alices. Pero hoy es igual. ¿Las mujeres estamos más jóvenes ahora? No, qué va, eso sólo las faranduleras que se operan y se dan botox y se hacen liftings y esas barbaridades de todo punto inmorales. La diferenecia es que ahora somos económicamente autosuficientes muchas y eso nos mantiene más vivas y presentes en el mundo. Pero te confieso que a mí también se me cae el hogar encima. El hogar... y la bóveda celeste toda. Con un peso aplastante. Las responsabilidades, los mil asuntos de que ocuparse, los decisiones, la escasez de tiempo y la soledad con que todo eso se echa encima. Nadie es tan fuerte como para soportar esto sin la ayuda de Dios. Pero luego sentirme abrumada, recuerdo sus consejos, recuerdo cómo ha sido mi vida hasta ahora, y considero que he sido una mujer privilegiada y que no tengo derecho a quejarme. El tiempo que me correspondió que se cumplieran mis planes, fui la mujer más afortunada del mundo. Ergo ahora también porque ésta era la vida que nos tocaba vivir aunque no lo supiéramos y aunque ahora coincida menos con nuestros proyectos. Y volveremos todos a estar juntos. Y será aún mejor. Ahora, me guste o no, tengo que quedarme aquí y no amargarme ni amargar a nadie, aunque a veces haya momentos más duros.
A esa pareja que conoces habría que tratarle la dependencia emocional. es algo relativamente normal y se supera con ayuda. Al mismo tiempo que los problemas de conducta de él, hay que tratar la dependencia emocional de ella. Lo que hay que conseguir es un empujoncito para ambos, para que tomen las riendas de sus problemas y busquen ayuda, pero a lo mejor alguien tiene que obligarles a dar el primer paso.
http://www.iuscanonicum.org/index.php/eventos-y-noticias/77-otras-noticias-de-derecho-canonico/240-presentacion-de-la-instruccion-dignitas-connubii.pdf
Con todo, todo, todo, eh...
¿Y yo temiéndome que iba a tener que repetir todos mis comentarios que son duda son los más interesante del portal!
:-D
Bienhallados
Ya me estaba tirando de los pelos pensando que no podría leer la serie sobre la relación entre las religiones de un tirón, cuando tenga tiempo, como tenía planeado. Y sí, perder una coma o "iota unum" de los comentarios de Yolanda sería una tragedia sólo comparable a la de perder los de nuestro amigo el Ortodoxo Radical, y casi casi, como perder los mismísimos posts del P. Guillermo, carissimo pater nostro.
¡Cómo se os echa de menos en cuanto faltáis un día, pardiez!
Sed buenos
Me alegro de que todo se haya solucionado.
Sería terrible quedarnos sin los comentarios de Yolanda y de tantos otros lectores.
A ver si seguimos en paz.
Saludos,
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No lo sabes tú bien.
Unas cuantas teorías conspirativas que harían empalidecer al personaje de Mel Gibson en El Complot.
Al fin de cuentas, y a despecho del mote de conspiracionista, a los paranoicos, como dice Woody Allen, también a veces los persiguen.
http://www.catholicpreaching.com/index.php?content=articles&articles=20080704duc
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'Una pena en observación', C. S. Lewis
En este pequeño libro, Lewis describe pormenorizadamente el drama interior que le supuso la muerte en 1957 de su esposa. Con un tono desgarrado y sincero, Lewis reconoce cómo inicialmente ese hecho trágico hizo tambalear incluso sus profundas convicciones religiosas. Él sabía la teoría de que el amor siempre supone dolor, y de que Dios emplea ese sufrimiento para perfeccionar al hombre. Pero será al sentir en propia carne la pena por la muerte de un ser querido cuando comprenda el verdadero alcance de esas ideas.
Ese lento proceso de descubrimiento del sentido del dolor, paralelo a la purificación y profundización de sus convicciones, es el que describe magistralmente Lewis en este libro, escrito a corazón abierto.
http://www.casadellibro.com/libro-una-pena-en-observacion/109597/2900000109675
http://www.aceprensa.com/articulos/1994/jun/22/una-pena-en-observaci-n/
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