Sub specie hilaritatis
Decía Baruc Spinoza que las cosas debían ser contempladas desde la perspectiva de lo eterno, “sub specie aeternitatis”, que es algo así como conocerlas desde el punto de vista de Dios, en libertad con respecto a las pasiones y superando, de algún modo, los límites de la razón.
No todos han estado de acuerdo con este enfoque. Ortega y Gasset proponía el “perspectivismo”. Frente a la eternidad como prisma de aproximación a la realidad, la circunstancia. El mundo debería ser visto “sub specie circumstantiarum”, desde el instante de cada circunstancia.
Pero no es éste el momento de adentrarse en disputas filosóficas de amplio espectro. Leyendo un famoso blog, que no hace falta que cite porque seguro que es conocido por todos, me ha hecho gracia un nuevo enfoque epistemológico: “A estas alturas uno ya está curado de espantos y de todo. Y mira las cosas ‘sub specie hilaritatis’ ”.
No es malo ver la realidad desde el humor o, mejor aún, desde esa muestra de placidez y satisfacción del ánimo que ha dado en llamarse “hilaridad”. Sin algo de risa, de regocijo, de sabia distancia, la vida se cubre de un manto tedioso e insoportable. No todo se presta a risa. Pero casi todo tiene, a pesar de los pesares, su faceta cómica.
No se trata de reír por todo ni de afectar alegría cuando no se siente. Ni mucho menos de reírse de lo que carece, en absoluto, de gracia. Pero sí es saludable rebajar la tensión y llegar a cuestionar incluso lo obvio y lo serio.
Si nos reímos de lo que nos asusta, saldremos ganando. Dicen de Pío XII, un hombre aparentemente muy grave y compuesto, que, con frecuencia, recurría al sentido del humor, síntoma evidente de su privilegiada inteligencia. En una ocasión en la que elogiaron su perfecto dominio de la lengua francesa comentó: “Si ganan los comunistas, ya sé a qué dedicarme: daré clases de francés”.
Con la risa se conjuran dos de las graves amenazas que nos asedian: el estrés, esa molestia tensión que nos agobia, y el envejecimiento. Hoy necesito reírme, sobre todo por esto último. Alguien que llevaba tiempo sin verme me ha dicho: “camina usted hacia la madurez; le he visto más viejo”. Espero que Dios demande a mi interlocutor esa frase tan poco afortunada, y tan carente de fundamento.
Guillermo Juan Morado.
22 comentarios
En efecto hay gente de los más grosera o simplemente metepatas. Gracias a Dios tengo respuesta a cualquier estupidez de ésas, pero sí, eso no se dice.
A propósito de lo que le dice su insigne visitante que tanto honra con su fugaz paso este humilde blog, creo que con las cosas que decimos y contamos en estos blogs, si un día nos pasamos por Vigo a confesar de incógnito (cosa no imposible porque por ahí he ido mucho y habré de volver)... nos identifica uno a uno. Fijo.
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Mañana, sin falta, pregunto. Jajajajjaja.
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Luis, no tengo hijos, pero sí tres hermanos más jóvenes que yo. Y son todo menos indulgentes. De lo cual me alegro, porque podría pasarnos eso que usted dice... Pensar que somos casi inmortales. Es necesario siempre que alguien nos diga, sin tapujos, cómo nos ve.
Estupendamenete bien. Tiene usted justo la edad de mi hermano y le veo como le veo a él, estupendamente bien. Inmortal..no me parece, eso no.
2476 Falso testimonio y perjurio. Una afirmación contraria a la verdad posee una gravedad particular cuando se hace públicamente. Ante un tribunal viene a ser un falso testimonio (cf Pr 19, 9). Cuando es pronunciada bajo juramento se trata de perjurio. Estas maneras de obrar contribuyen a condenar a un inocente, a disculpar a un culpable o a aumentar la sanción en que ha incurrido el acusado (cf Pr 18, 5); comprometen gravemente el ejercicio de la justicia y la equidad de la sentencia pronunciada por los jueces.
2477 El respeto de la reputación de las personas prohíbe toda actitud y toda palabra susceptibles de causarles un daño injusto (cf CIC can. 220). Se hace culpable:
– de juicio temerario el que, incluso tácitamente, admite como verdadero, sin tener para ello fundamento suficiente, un defecto moral en el prójimo;
– de maledicencia el que, sin razón objetivamente válida, manifiesta los defectos y las faltas de otros a personas que los ignoran;
– de calumnia el que, mediante palabras contrarias a la verdad, daña la reputación de otros y da ocasión a juicios falsos respecto a ellos.
2478 Para evitar el juicio temerario, cada uno debe interpretar, en cuanto sea posible, en un sentido favorable los pensamientos, palabras y acciones de su prójimo
Algún chisme eclesial por ahí que no me enteré? es que no leo blogs de chismes porque NO me gustan. Y tampoco hago leña de árbol caído....no me gusta, me parece tan falto de caridad, tan poco cristiano, es que ya me estoy sintiendo "rara" hablando de caridad, de cortesía, y del cuidado que debemos tener con los juicios temerarios.
Sub specie irae.
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