Un amable reportaje sobre los sacerdotes que atienden los pueblos de Galicia
Por sistema no tengo aversión a la prensa y a los periódicos. Cuando hay algo especial en mi parroquia suelo comunicarlo a los medios y termina saliendo; con mayor o menor amplitud, con fotos o sin ellas, pero sale. Es un gran servicio el de informar. Y el de dejar constancia de la que la vida cristiana – la predicación, el culto, la caridad – siguen presentes en nuestro mundo.
Hoy me he llevado una alegría al abrir el periódico. En el interesante suplemento “Estela” del Faro de Vigo (del 23 de agosto de 2009) dedican un reportaje de cuatro páginas, con nueve fotografías, a las interminables jornadas de los curas itinerantes en Galicia. El título es: “Estos curas no paran”.
Se habla de curas de diversas zonas de Galicia: A Gudiña, Arbo, Beluso, A Peroxa, Mourentán o A Cañiza. Tienen diferentes edades, desde los treinta y tres a los setenta y cuatro, pero muchos puntos en común: la vocación de servicio, la alegría al desempeñar el ministerio, la capacidad de contactar con las personas que le han sido encomendadas.
Cuando la Iglesia se experimenta como próxima suele despertar más admiración que rechazo. Muchos que están en contra de una supuesta “Iglesia” – que existe sólo en sus mentes - no tienen nada en contra del cura de su pueblo. Recuerdo, al respecto, la entrevista con una persona que venía a apostatar. Estaba enfadada por la presencia de algún cardenal en una manifestación. Yo vi que era imposible convencer a quien no quiere ser convencido. Pero, cuando ya nos despedíamos amigablemente, me preguntó con vivo interés y preocupación por el antiguo párroco. Los prejuicios contra la “Iglesia” desaparecían a la hora de interesarse por aquel sacerdote, ya enfermo, que la había bautizado. Así somos los humanos.
Les invito a leer el reportaje y, si lo desean, a escribir una carta al director del periódico mostrando su agrado. No debemos limitarnos a criticar el mal. También debemos alabar el bien.
Guillermo Juan Morado.
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