Cuaresma nuestra y de la Iglesia
Agradecemos, como siempre, a Verbum Gloriae (verbumgloriae.es) por el tema en gregoriano.
Normalmente, con excepciones, claro, se reconoce que lo común a todos los seres humanos es la razón, y eso también lo contempla la fe católica, en cuanto que valoriza y no rechaza la razón. Lo que hace la fe católica es agregar dos pinceladas más al cuadro. Una es el pecado original, por el cual las expectativas de la razón se ven frecuentemente defraudadas en este mundo.
Es una doctrina muy liberadora. Es de imaginar el desconcierto del filósofo pagano que trazaba un plano completamente racional del mundo y de la vida y después salía a la calle a hacer los mandados o a ver si llovía y era testigo de cosas que no encajaban para nada dentro de ese plan racional. El cristiano sabe que la culpa no la tiene la razón y que todo está bien con la razón, pero el problema es que el ser humano viene al mundo en una situación en cierto sentido anormal, que lo lleva a luchar irracionalmente contra la razón, es decir, a pecar.
La otra pincelada es la gracia y la misericordia de Dios. Ésta sobrepasa a la razón por arriba, por el lado del bien. La única palabra que tiene la razón ante el pecado es “castigo”, y está muy bien. No hay forma de deducir racionalmente lo que nos anuncia el Señor en el Evangelio: el perdón, la misericordia. Esto sólo puede venir de una libre y soberana iniciativa de Dios.
Sin esas dos pinceladas se está viendo la vida como quien ve un mapa en el cual faltan puntos realmente importantes.
En Cuaresma se trata ante todo de tomar más conciencia de la Buena Noticia del perdón y la misericordia de Dios. Eso supone tomar más conciencia del pecado, o tomar conciencia del pecado, directamente. En el cristianismo sabemos del pecado, ante todo, porque sabemos que Dios viene a perdonarnos nuestros pecados. Así se desprende de las palabras del Señor: “Se ha cumplido el tiempo, y el Reino de Dios se acerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia”. Primero dice “el Reino de Dios se acerca”, y en consecuencia dice: “conviértanse”.
Es decir, en el cristianismo descubrimos lo que es el pecado mirando la Cruz de Cristo, donde fueron perdonados nuestros pecados.
Hace mucho tiempo ya que la Iglesia está viviendo una Cuaresma realmente tremenda. Entre otras cosas por nuestros pecados, claro. En la Cuaresma tenemos que vigilar ante todo nuestra conversión personal, con la gracia de Dios, pero también tenemos que orar insistentemente por la Iglesia.
La Iglesia es indefectible, no hay poder ni en este mundo ni fuera de este mundo que pueda doblar la mano del Señor, que hizo esa promesa a Pedro y a sus sucesores. Pero eso no quita que el Señor haya previsto desde la Eternidad que la Iglesia va a seguir fiel hasta el final porque él va a otorgar esa gracia también por nuestras oraciones y nuestros sacrificios, suscitados por esa misma gracia de Dios.
Hasta tenemos que pedir la conversión de los que están en la Iglesia con el cuerpo pero no con el corazón, porque no tienen fe, o porque no se preocupan de vivir de acuerdo con esa fe. Sobre todo si, por nuestros pecados, están ocupando puestos de alta responsabilidad en la Iglesia.
Una novedad de nuestro tiempo es que la fe católica está siendo atacada desde dentro de la Iglesia sin que las máximas autoridades eclesiales, con honrosas excepciones, hagan nada para defenderla, y con algunas que hacen bastante para colaborar con ese ataque.
Uno se imagina las ardientes oraciones de los santos en el Cielo ante este horrendo espectáculo. Recurramos a ellos y añadamos nuestras propias súplicas, ayudándonos con las palabras de la Escritura:
Jeremías 14, 17 – 21:
Dejen caer mis ojos lágrimas
de noche y de día sin parar,
porque de quebranto grande es quebrantada la doncella,
la hja de mi pueblo,
de golpe gravísimo.
Si salgo al campo,
encuentro heridos de espada,
y si entro en la ciudad,
encuentro muertos de hambre.
Hasta el profeta, hasta el sacerdote
vagan por el país desorientados.
¿Es que has desechado a Judá?,
¿o acaso te has hastiado de Sión?
¿Por qué nos has herido, sin esperanza de cura?
Esperábamos paz, y no hubo bien alguno;
el tiempo de la cura, y se presenta el miedo.
Reconocemos, Yahvé, nuestras maldades,
la culpa de nuestros padres;
que hemos pecado contra ti.
No desprecies, por amor de tu Nombre,
no deshonres la sede de tu Gloria.
Recuerda, no anules tu alianza con nosotros.
¿Hay entre las Vanidades de los paganos quienes hagan llover?,
¿o acaso los cielos dan de suyo la llovizna?
¿No eres tú mismo, oh Yahvé?
¡Dios nuestro, esperamos en ti,
porque tú hiciste todas estas cosas!
Salmo 2:
¿Por qué se amotinan las naciones
y los pueblos conspiran en vano?
Los reyes de la tierra se sublevan,
los príncipes a una se alían
en contra de Yahvé y su Ungido:
«Rompamos sus cadenas,
sacudámonos sus riendas».
El que habita en el cielo se ríe,
Yahvé se burla de ellos.
Después les habla irritado,
los espanta lleno de cólera:
«Yo mismo he consagrado a mi rey,
en Sión, mi monte santo».
Haré público el decreto de Yahvé:
Él me ha dicho: «Tú eres mi hijo,
hoy te he engendrado.
Si me lo pides, te daré en herencia las naciones,
en propiedad la inmensidad de la tierra;
los machacarás con cetro de hierro,
los pulverizarás como vasija de barro».
Por eso, reyes, pensadlo bien,
aprended la lección, gobernantes de la tierra.
Servid a Yahvé con temor,
temblando besad sus pies;
no sea que se irrite y os perdáis,
pues su cólera se inflama en un instante.
¡Dichoso quien se acoge a él!
Buena y santa Cuaresma.
1 comentario
Del gregoriano cuaresmal, el "Christus factus est" es una maravilla: www.youtube.com/watch?v=u0bnhzbfKSw&ab_channel=sh4m69.
Santa Cuaresma y Feliz Pascua del Señor.
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Así sea. Saludos cordiales.
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