El tomismo, filosofía del ser
Con ocasión del 28 de Enero, fiesta de Santo Tomás de Aquino, van aqui unas breves líneas tratando de resumir la esencia de la filosofía tomista.
El tomismo es la filosofía del ser. El ser es aquello por lo que las cosas son, el ente es aquello que es, el sujeto actual o posible del acto de ser. El ser, en efecto, es un acto, es decir, una perfección, y no cualquiera, sino la perfección fundamental, sin la cual las otras perfecciones, justamente, no serían, y no serían por tanto tampoco perfecciones. Por ejemplo, si al color azul se le quita el ser, se le quita también lo azul. Como el cantante es cantante porque es sujeto del canto, el ente es ente porque es sujeto del ser.
El ente es el concepto más universal y fundamental de todos. Todo es ente, porque el no ente, por definición, no es. No hay nada antes o por encima o por debajo o además del ente. Todo lo que nos rodea, nosotros mismos, todo aquello en lo que podamos pensar, es ente, o es, como el mal, por ejemplo, una carencia y privación de ente.
El punto de vista del ente es el único punto de vista absoluto, como si dijésemos, el punto de vista que no es un punto de vista. El ente no puede ser relativo a nada, porque no hay nada que no sea ente. Toda nuestra subjetividad es también ente, porque es algo y no es la nada.
Por eso el tomismo es una filosofía realista: porque el ser es el corazón mismo de la realidad, como dice Santo Tomás: “la actualidad de todos los actos y la perfección de todas las perfecciones.”
Nada hay tan variado como el ente: ente material, ente espiritual, ente ideal, ente real, Ente Infinito, ente finito, y las variadísimas clases de entes que conforman nuestra realidad. Pero todas ellas son ente, o no son nada, y eso quiere decir que “ente” es un concepto análogo, es decir, que cada vez que se lo aplica a algo tiene un significado en parte el mismo, en parte distinto. Porque las diferencias entre los entes también son ente, y el concepto de “ente”, aplicado a cada ente, incluye la diferencia propia de ese ente.
La filosofía del ser, entonces, es la única filosofía verdaderamente objetiva, con una objetividad que incluye, como dijimos, la subjetividad misma, dentro de ese carácter análogo del concepto del ente. Las otras filosofías se apoyan en un aspecto parcial del ente: el espíritu, la materia, la vida, el cambio, la historia, el pensamiento, el conocimiento, la razón, la experiencia, la voluntad, el sentimiento, el amor, la verdad, el hombre, la libertad, la religión, la política, la naturaleza, la ley, etc., etc.
En un sentido, y bien entendido, el tomismo no es en primer lugar una filosofía religiosa. Es filosofía a secas del modo más riguroso y objetivo pensable, y por eso termina siendo la más profunda de las filosofías religiosas, porque su base, su punto de partida, el ente, es el más profundo y el más universal de todos.
Porque en efecto, la innegable pluralidad de entes que son profundamente distintos entre sí y sin embargo son todos entes hasta en aquello en lo que difieren reclama un Origen común que sea el puro Ser en su más irrestricta e infinita realización, un Ser Subsistente que reúna en Sí mismo en grado eminente e infinito, en la simplicidad de una única Perfección inefable, todas las perfecciones del ser que están repartidas y diversificadas entre los entes de nuestra experiencia precisamente por razón de la limitación propia de estos entes.
De modo que este Origen del ser puede decir lo que dice en Éxodo 3, 14: “Yo soy el que soy. Esto dirás a los israelitas: El que es me envía a ustedes”.
El tomismo llega a Dios, entonces, partiendo de un enfrentamiento cara a cara con la desnuda realidad de lo que nos rodea y de lo que somos nosotros mismos. Ninguna filosofía es menos crédula que el tomismo en su punto de partida, y ninguna es más universal en su alcance, porque su punto de partida son las elementales certezas evidentes de experiencia y de razón que tiene todo ser humano normal.
Por eso el tomismo tiene algo para decir sobre todo y conoce el lugar que le corresponde a todo. Psicología, sociología, moral, derecho, política, religión, historia, ciencias de la naturaleza, física, biología, tecnologías como la informática o la inteligencia artificial, arte, literatura, música, economía, todo el ámbito de lo sobrenatural procedente de la Revelación divina, lo que sea, todo tiene que ver con el ente, todo es ente, todo se ubica en alguna de las categorías del ente, o las trasciende analógicamente como ente también, y está sujeto a las leyes fundamentales del ente.
Sin duda, en un sentido, toda filosofía auténticamente cristiana ha de ser y es una filosofía del ser, porque toda filosofía que esté a la altura de su misión como filosofía, simplemente, ha de serlo. Sin olvidar obviamente a la Patrística y en especial a San Agustín, toda la Escolástica, en particular, es una filosofía que gravita en torno al ente y al ser. El tomismo es simplemente la realización más perfecta, profunda, coherente y consciente de la filosofía del ser.
Se ha dicho muchas veces que el tomismo, y su obra fundamental que es la Suma Teológica, se parece a estas catedrales góticas que son como una síntesis del universo, de todo lo real, donde hay ángeles, demonios, gárgolas, santos, personas comunes y corrientes, animales, vegetales, y todo lo demás.
En realidad es al revés: las catedrales góticas se parecen a la Suma Teológica, porque ella, el pensamiento que en ella late, fue el alma de aquella civilización. Pero no queda circunscrita a aquella civilización y a aquella época, precisamente porque el ente atraviesa y constituye todas las épocas, todas las civilizaciones, todas las culturas, y todo lo que es, en definitiva.
14 comentarios
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¡Eso!
Saludos cordiales.
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Es una filosofía panteísta, lo contrario de la filosofía del ser, que es teísta.
Saludos cordiales.
Muchas gracias, Néstor.
¿El ente finito no es acaso "relativo" respecto del Ente Absoluto, en cuanto depende realmente del mismo en su entidad? Todo lo que es depende de El que es; todo lo finito, del Infinito; todo lo que no es Dios y es algo, del mismo Dios, Ipsum Esse subsistens.
Sancte Thoma de Aquino, ora pro nobis.
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Exactamente, el ente finito es una participación en el ser, que se da en plenitud en el Ente Infinito.
Saludos cordiales.
Néstor, ¿podrías indicar las lecturas fundamentales que convendría hacer antes de abordar a Santo Tomás?
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En realidad, algo que caracteriza a Santo Tomás es la claridad. Sí, conviene conocer antes el vocabulario aristotélico, pero también se aprende eso leyendo a Santo Tomás. La Suma Teológica y la Suma Contra Gentiles me parecen buenas como forma de iniciarse en su pensamiento. Al mismo tiempo se puede ir consultando a los grandes tomistas por las cosas que no vayan quedando del todo claras.
Saludos cordiales.
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Hay que distinguir la filosofía y la teología de Santo Tomás. La Teología se basa en la fe y como tal se basa en la Revelación divina, probada por los milagros realizados por Cristo, los profetas y los apóstoles. No es que Santo Tomás dé por supuesta la existencia de Dios, sino que cree en ella basado en esas razones para creer.
En cuanto a la filosofía de Santo Tomás, la caracteriza justamente el no dar por supuesta la existencia de lo espiritual. Especialmente Santo Tomas parte en filosofía de los datos de los sentidos y los primeros principios lógico - metafísicos como el de no contradicción, el de causalidad, etc. Y a partir de ahí demuestra la existencia de Dios y del alma humana espiritual. De hecho los ángeles no forman parte de la filosofía tomista, sí de su teología, porque su existencia, a diferencia de la de Dios, no se puede demostrar racionalmente, sino que es solamente objeto de fe.
Saludos cordiales.
Tengo una duda,
1) ¿mi hígado y mí corazón son 2 entes o uno sólo (yo)?
Muchas gracias de antemano por tu amable respuesta.
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El hígado y el corazón son partes de un ente, que es el hombre, por ejemplo, pero no son partes accidentalmente unidas, como las piezas de un motor, sino esencial o sustancialmente unidas, como integrantes de la única sustancia que es el hombre.
El ente que está compuesto de materia y forma y por tanto es corpóreo, es por eso mismo extenso y por eso mismo puede constar de partes distintas en su extensión.
Saludos cordiales.
Feliz día de Santo Tomas al profesor Néstor y demás eximios y muy necesarios tomistas en estos tiempos recios y confusos que pasamos.
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Muchas gracias y saludos cordiales.
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Así sea, muchas gracias y saludos cordiales.
Sin esa presunción, partiendo del mundo material sólo se puede llegar a conclusiones dentro del mundo material o a la constatación de la propia ignorancia. Se puede plantear la hipótesis de que la conclusión esté en un imaginado mundo espiritual pero no dejará de ser una hipótesis imaginada.
Esos razonamientos que llevan a imaginar un mundo inmaterial no son más que ejemplos del "dios tapaagujeros". No sé cómo funciona el cerebro ni cómo puede pensar y razonar, por lo tanto debe de existir un alma inmaterial. No sé por qué ni cómo existe el mundo material, por lo tanto debe de existir un Dios creador, causa primera, etc.
Todo eso podría ser válido en el siglo XIII, cuando no existía un pensamiento crítico, la existencia de entes espirituales se daba por supuesta y se ignoraba lo que es una neurona o una galaxia pero, hoy día, no es justificable.
Todo lo que se refiere al más allá, sólo se puede explicar y aceptar por fe. Puede también que los contenidos de la fe no sean totalmente absurdos, sino que tengan al menos una lógica interna pero pretender llegar a ellos, ni siquiera a los más básicos como la mera existencia de Dios o del alma es muestra de un pensamiento acrítico.
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Por eso digo en el “post” que el tomismo es la filosofía del ser. El concepto de “ente” (el sujeto actual o posible del ser) es el concepto clave de toda la metafísica y de toda la filosofía.
Del “ente” no se puede decir a priori si es material o inmaterial. Todo lo que se puede decir es que es o puede ser.
No hay forma de deducir la inmaterialidad o la materialidad del concepto de “ente”.
El razonamiento debería ser algo así como
“Todo X es material (o “inmaterial”). Todo ente es X. Por tanto, todo ente es material (o “inmaterial”).”
Y esa “X” no se puede encontrar.
Por supuesto, nuestra experiencia nos atestigua de la existencia de entes materiales, pero al hacerlo, nos da verdadera información: al concepto de “ente” le agrega el concepto de “material”, no que se pueda deducir éste de aquel.
A su vez, el concepto de “ente” nos permite formar los primeros principios: no contradicción, razón suficiente, causalidad.
Sin suponer nada más, y aplicando esos principios a los entes dados en nuestra experiencia, que son cambiantes y contingentes, llegamos a que debe existir un Ente Necesario e Inmutable, que sea Causa Primera de los entes contingentes y cambiantes.
Ahora bien, si es Necesario e Inmutable, es inmaterial, porque todo lo material es contingente y cambiante.
Ahí recién aparece el concepto de lo “inmaterial”, y por tanto, de lo espiritual.
La continuidad entre lo material y lo espiritual, por tanto, está dada precisamente por el concepto de “ente”. El ente material supone una Causa Primera que es un Ente Inmaterial.
El ente mismo, por su parte, es un concepto análogo: se predica de diversos sujetos en sentidos que son en parte el mismo, en parte diferentes. El ente material y el ente espiritual difieren en que uno es material y el otro inmaterial. Concuerdan en ser ambos “entes”. Pero en eso mismo concuerdan sólo parcialmente.
En efecto, “ente” es análogo porque tanto lo que hace inmaterial al ente inmaterial como lo que hace material al ente material, es también ente. Es decir, las mismas diferencias del ente son ente, porque fuera del ente sólo hay el no ente, que por definición, no es. Y por eso el ente se predica en cada caso con la diferencia propia de ese caso, y por eso en cada caso en un sentido en parte igual en parte diferente, o sea, análogo.
Lo mismo sucede con el alma humana espiritual. Inicialmente tenemos solamente la experiencia de los actos de conocer y de querer que realizamos, los cuales son de dos clases: unos pertenecen a la sensibilidad, otros, a la inteligencia y la voluntad. Analizando los objetos de estos últimos, por ejemplo, el concepto universal, vemos que son inmateriales, y por tanto, los actos que los tienen por objetos también son inmateriales, y por tanto, las facultades que producen esos actos, la inteligencia y la voluntad, también son inmateriales, y por tanto, el alma, que es sujeto de esas facultades, también es inmaterial. O sea, espiritual.
En ambos casos, lo inmaterial y espiritual aparece sólo al final de un razonamiento que en su punto de partida tiene solamente la experiencia y los primeros principios, basados en la idea del "ente", que es la puerta de acceso "sine qua non" a la filosofía y la metafísica. Por eso es cierto que en un sentido Parménides, con todos sus errores monistas, es el verdadero fundador de la Filosofía.
El materialismo se basa en dar por supuesto en forma acrítica que la materialidad es una propiedad necesaria del ente, cosa que como dije antes, no se puede demostrar. El materialista convierte un hecho, que todos los entes de nuestra experiencia son materiales, en un principio indemostrable: que todo ente es material.
Partiendo del ente material no se puede llegar a nada inmaterial, si no se considera a ese ente material precisamente en tanto que "ente", o sea, si se omite su consideración metafísica. El ente, al mismo tiempo que constituye todo dato empírico (porque el no ente no es) abre por eso mismo la posibilidad para pasar de lo empírico a lo metaempírico, ya que ni lo empírico ni lo metaempírico se siguen necesariamente del concepto del "ente", ni está por eso necesariamente atado el "ente" a ninguno de los dos. Si se realiza en un caso como ente material, eso no quita que su Causa Primera deba ser un Ente Inmaterial.
Obviamente que aquí no estoy dando todos los pasos de los distintos razonamientos, sino simplemente haciendo el mapa de los mismos para que se comprenda cómo en el tomismo lo inmaterial y espiritual no es un punto de partida en modo alguno. Chesterton dice que Santo Tomás es el menos crédulo de todos los filósofos cristianos y que todo lo que nos pide al comienzo de la filosofía es que aceptemos que la hierba es real, o sea, que tiene ser, es un ente.
El nexo entre lo material y lo inmaterial es justamente el ente análogo. Por eso el ente es el concepto central de la filosofía y por eso la máxima filosofía, que es la de Santo Tomás, es la filosofía del ser.
Saludos cordiales.
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Además de tu muy buena respuesta, Néstor, otro problema para esa posición fideísta es que la misma fe católica sostiene que se puede conocer por la sola razón natural, por ejemplo, que Dios es.
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En efecto, la fe católica no es fideísta como el protestantismo, sino que reconoce que la sola razón puede llegar a conocer algunas de las verdades reveladas por Dios, no todas.
Saludos cordiales.
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Exactamente. Ahí se ve la maravillosa armonía entre la fe y la razón.
Saludos cordiales.
Dentro del enfoque filosófico del ente, o bien se lo estudia simplemente en tanto que "ente", y por tanto, con un enfoque universalísimo que se aplica no solamente a los entes corpóreos, sino a todo ente en general (como si al león lo estudiásemos en tanto que carnívoro, con resultados aplicables, por tanto, a todo carnívoro y no solamente a los leones) y eso es la Metafísica, corazón de la Filosofía, o bien se lo estudia en tanto que "ente móvil", con un enfoque restringido, por tanto, a los entes corpóreos, pero todavía de tipo metafísico, basado en los conceptos de ente en acto y ente en potencia, y entonces estamos en la Filosofía de la Naturaleza.
Las ciencias particulares, entonces, estudian materialmente al ente móvil, pero formalmente prescinden del ente en su consideración, salvo por el hecho de que siguen realizándose a la luz de los primeros principios lógico – metafísicos que dependen de la idea del ente, como el principio de no contradicción, el de razón suficiente, causalidad, etc.
Por eso en Filosofía de la Naturaleza el cambio es el pasaje del ente en potencia al ente en acto, por obra de un ente en acto, que es la causa eficiente del cambio, la cual actúa en orden a un fin, que es justamente la actualización de la potencialidad, mientras que las ciencias particulares, por ejemplo, la Física moderna, estudian al ente móvil desde el punto de vista de las leyes que gobiernan el cambio de esos entes, descubiertas mediante la experiencia y expresables en lenguaje matemático.
La relación que hay entre la Filosofía y las ciencias particulares es la que hay entre lo general y lo particular. Las leyes de lo general se cumplen en lo particular, pero lo particular no puede deducirse de lo general. Por eso en las ciencias particulares prima el razonamiento inductivo sobre el deductivo.
Es como si a un león lo consideramos como carnívoro o como león. Todo lo que se siga necesariamente del concepto del “carnívoro” se cumple en el león, pero el león no puede deducirse del concepto del “carnívoro”, es la experiencia la que nos tiene que decir que algunos carnívoros son leones.
En buena medida la Filosofía consiste en preguntarse qué se sigue necesariamente del concepto de una cosa. Para una misma cosa una propiedad puede ser necesaria o no según el concepto bajo el cual se la considere: para el león, en tanto que león, es necesaria la melena, pero considerado en tanto que carnívoro solamente, no es necesario que tenga melena.
Estos dos enfoques, el de la Filosofía y el de las ciencias particulares, no se pueden ni oponer ni combinar o mezclar o unificar. Son enfoques formalmente diferentes de una misma realidad, como cuando al león lo pensamos en tanto que león o en tanto que carnívoro o en tanto que mamífero, etc.
Una forma de querer mezclar ambos enfoques sería querer deducir el más particular del mas general. Justamente, la “Física” de Aristóteles es una Filosofía de la Naturaleza en la cual se han infiltrado elementos de las ciencias particulares de los tiempos de Aristóteles, que luego fueron refutados por las ciencias particulares de los tiempos de Galileo y otros.
Con lo cual lo único que realmente se hizo fue purificar a la Filosofía de la Naturaleza de elementos extraños. Esos elementos extraños no se seguían necesariamente de los principios de la Física aristotélica, y por tanto, su refutación o abandono tampoco implica la falsedad de los principios de la Filosofía de la Naturaleza aristotélica.
Así como el “De ente et essentia” de Santo Tomás de Aquino contiene lo esencial de la Metafísica, que estudia formalmente al ente en tanto que ente, así también el “De principiis naturae” del mismo autor, que estudia formalmente el ente móvil, contiene lo esencial de la Filosofía de la Naturaleza. Ambos continúan, obviamente, la “Metafísica” y la “Física” de Aristóteles, respectivamente.
Saludos cordiales.
Más de uno llega a decir que el tomismo no es más que comentarios a la filosofía de Aristóteles, ¿qué podría responderse?, ¿en qué Santo Tomás perfecciona al Filósofo?
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Se han escrito muchos libros sobre este tema. Básicamente, Santo Tomás profundiza el artistotelismo de un modo inesperado probablemente para Aristóteles y en continuidad con la Revelación divina, con su doctrina del "acto de ser".
La base del aristotelismo es la doctrina del acto y la potencia, que en Aristóteles tiene dos manifestaciones: la materia como potencia para la forma sustancial, y la sustancia como potencia para los accidentes. Santo Tomás, a la luz de la Revelación divina de la Creación ex - nihilo, agrega la esencia finita, como potencia para el acto de ser.
En Aristóteles, la esencia de la sustancia corpórea consta de materia y forma, la materia es el elemento potencial y determinable, la forma es el elemento determinante. A su vez, la sustancia, compuesta de materia y forma y que ya existe en acto gracias a la forma sustancial, está en potencia para las formas accidentales, es decir, las cualidades, cantidades, acciones, pasiones, relaciones, etc.
La actualización de la potencialidad, en Aristóteles, es siempre un cambio: cambio sustancial, cuando la materia pierde una forma sustancial y adquiere otra, y cambio accidental, cuando la sustancia pierde una forma accidental y adquiere otra.
Pero en Aristóteles no hay ningún proceso que explique la existencia misma de la sustancia corpórea, al parecer no vio la necesidad de plantear esa pregunta, lo único que él explica son los cambios que se dan en el mundo, no la existencia del mundo mismo, que parecería ser en su sistema algo necesario, igual que el Primer Motor Inmóvil que es Dios.
De hecho la idea de "creación ex nihilo" es ajena a todo el pensamiento griego.
A la luz de la fe bíblica en la Creación, y basado en la filosofía de San Agustín que entendió la participación platónica como participación en el ser y por tanto, creación "ex nihilo", Santo Tomás da un paso más expresando todo eso en lenguaje aristotélico "puesto al día" con el descubrimiento del acto de ser.
Mientras que en Aristóteles el acto o perfección principal es la forma sustancial, que hace que la cosa sea lo que es, Santo Tomás sostiene que la misma forma sustancial está a su vez en potencia para el acto de ser, que hace que la cosa sea, simplemente hablando.
Ahora bien, mientras que la recepción de la forma sustancial supone la materia prima que la recibe, la recepción del ser no puede suponer nada, no se puede ser antes de tener el ser y la misma materia prima, si no es, no es nada. Por eso el don del ser a la esencia finita por parte de Dios es creación "ex nihilo", es decir, no a partir de algo previo ni suponiendo la existencia de ninguna materia previa, pues toda existencia viene justamente del acto de ser, el cual actualiza a la forma sustancial y mediante ella a la misma materia prima.
Por eso la creación no es un cambio, no es un pasaje de una cosa a otra distinta, sino la puesta en la existencia de algo sin otro antecedente que la libre Voluntad divina, como cuando en el Génesis Dios dice "Haya luz", y la luz existe.
Queda en claro entonces la contingencia del ente finito, que es una esencia que es potencia para el ser y que por tanto, puede tenerlo o no, según quiera libremente dárselo o no la Causa Primera.
De aquí se siguen muchas otras consecuencias, por las cuales Santo Tomás cristianiza la filosofía aristotélica y la libera de ciertos errores contrarios a la Revelación divina, como por ejemplo la supuesta necesidad de que el mundo no haya comenzado a existir o la ausencia en Dios de un conocimiento de los entes materiales, y otros más.
Saludos cordiales.
¿Cuál es el modo de ser de los entes de razón? No son sustancias porque no existen en sí mismos, sino que existen en una mente, pero tampoco se les considera accidentes, ¿o sí?
Gracias :)
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En efecto, la sustancia y el accidente son divisiones del ente real, que es el que no depende de nuestro pensamiento, a diferencia del ente de razón, que es el que depende de nuestro pensamiento.
La sustancia es aquello a lo que le compete existir en sí, el accidente, aquello a lo que le compete existir en otro, en ambos casos el verbo "existir" se refiere a la existencia real.
El ente, ante todo, es el ente real. El ente de razón es ente analógicamente, porque incluso aquellos "objetos" que no pueden existir si no es pensados por una mente, la mente los piensa como entes, porque el ente es el objeto propio de la inteligencia, por ejemplo las privaciones como la ceguera o las tinieblas, que no es que no existan fuera de la mente, sino que no existen como entes, sino como privaciones, carencias o defectos del ente, pero decimos que "son" esto y aquello, y en esa medida en que los pensamos como entes es que son entes de razón.
Saludos cordiales.
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