¿Es posible una serie infinita sucesiva?
La cuestión acerca de si es posible que Dios cree un mundo sin comienzo temporal lleva a la cuestión de si es posible una cantidad infinita de cosas, sea existiendo simultáneamente, sea existiendo en forma sucesiva.
Lo primero es lo que llamamos una cantidad infinita actual, lo segundo, una cantidad infinita sucesiva.
En efecto, muchos de los argumentos a favor de la respuesta negativa a la cuestion de si Dios podría haber creado un mundo sin comienzo, terminan apoyándose en la imposibilidad de una cantidad infinita actual, para desde ahí sostener la imposibilidad de una cantidad infinita sucesiva.
En lo que sigue partimos del supuesto de la imposibilidad de la cantidad infinita actual, aunque tenemos presente que, como veremos, para algunos escolásticos y tomistas eso no está demostrado, sino que es la tesis que consideran más probable.
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Recordemos el estado de la cuestión: tanto Santo Tomás de Aquino como los otros teólogos de su tiempo aceptan, por fe en la Revelación divina, que la creación del mundo material ha tenido un comienzo temporal, es decir, que ha habido un primer instante temporal de nuestro mundo, no precedido por otro instante temporal.
Pero difieren en la cuestión de si Dios podría haber creado un mundo sin comienzo temporal: Santo Tomás dice que sí, San Buenaventura y otros teólogos, dicen que no.
Por lo tanto, Santo Tomás tampoco está diciendo lo que dicen Aristóteles y su comentador musulmán Averroes: que el mundo de hecho no tuvo comienzo temporal.
Pero si está negando otra cosa que San Buenaventura y otros afirman: que se puede demostrar con la razón que el mundo tuvo comienzo temporal. Porque, dicen, lo contrario de lo imposible es lo necesario, y lo necesario se puede demostrar racionalmente, y el mundo sin comienzo temporal es imposible.
Santo Tomás niega que se pueda demostrar con la razón el comienzo temporal del mundo, porque niega esa última premisa, la imposibilidad del mundo sin comienzo temporal.
Pero niega también lo que dicen Averroes y otros, que se puede demostrar racionalmente que el mundo no comenzó a existir.
Es decir, frente a los que afirman que se puede demostrar racionalmente el comienzo temporal del mundo y los que afirman que se puede demostrar racionalmente que el mundo no comenzó a existir, Santo Tomás sostiene que no se puede demostrar racionalmente ninguna de las dos cosas.
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Billuart, Goudin y el P. Urráburu S.J. sostienen la imposibilidad de la cantidad infinita actual, pero no como verdad demostrada, sino como la tesis más probable. Se refieren en este punto al texto de Santo Tomás al final del “De Aeternitate Mundi” donde el Angélico dice que aún no se ha demostrado que sea imposible una multitud infinita actual.
Respecto de la cantidad infinita sucesiva, el P. Urráburu dice que es posible la creación sin comienzo de entes permanentes, pero que es más probable que no sea posible la creación sin comienzo de entes sucesivos.
Es la misma restricción que pone el tomista Billuart, que sostiene que 1) es más probable que el mundo pudiese existir desde siempre en cuanto a sus propiedades permanentes 2) es más probable que el mundo no pudiese existir desde siempre en cuanto a sus propiedades sucesivas.
E interpreta en ese sentido a Santo Tomás, lo cual ya es más discutible. De hecho, los argumentos a los que Santo Tomás responde en la Suma Teológica y en el De Aeternitate Mundi son argumentos en contra de la posibibilidad de una serie infinita sucesiva de cosas o eventos, así que eso es lo que él considera posible.
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Esta tesis de Billuart y Urráburu parece que haría imposible la creación sin comienzo del mundo material, que está sujeto necesariamente a la sucesión temporal, y dejase como posible solamente la creación sin comienzo de los ángeles, que no están sujetos a esa sucesión.
A no ser que se diga que sobrenaturalmente Dios puede mantener en la existencia sin comienzo a un ser corpóreo sin acciones ni pasiones sucesivas algunas.
Sin embargo, en los mismos ángeles hay sucesión de actos de inteligencia y voluntad, pero es que el mismo Urráburu dice que en esa hipótesis los actos de una tal creatura serían permanentes, no sucesivos.
De todos modos señala Billuart que sus razones en este punto no son demostrativas, sino probables y, según él, más probables que las contrarias.
Lo que defienden entonces Urráburu y Billuart es una posible existencia creada sin comienzo temporal, pero no es claro que con ello defiendan también una cantidad infinita cualquiera, porque no defienden tampoco un infinito sucesivo.
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Sería entonces el caso de una creatura totalmente intemporal, pues cualquier sucesión que se diese en ella, por ejemplo, de operaciones de inteligencia y voluntad, parece que sería inevitable que se diese desde siempre, y entonces ya estaríamos en el infinito sucesivo, que estos autores rechazan.
O bien sería una creatura cuya existencia no tendría comienzo, pero sí sus operaciones sucesivas. Esto no es menos extraño que lo anterior, porque esa creatura, antes de su primera operación, habría durado sin comienzo, pero sin transcurso de tiempo, comenzado a estar en el tiempo con su primera operación.
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De hecho, los argumentos contra la posibilidad de un mundo creado sin comienzo temporal son todos ellos contra la posibilidad de un mundo que sea así según sus propiedades sucesivas.
Por ejemplo:
“Si algo sucesivo pudiese ser desde siempre, sería al mismo tiempo sucesivo y no sucesivo, porque lo que no es precedido por algo anterior ni seguido por algo posterior no es sucesivo.”
Este argumento parece que demostraría también que un mundo temporal con comienzo y fin no sería sucesivo, porque tampoco sería precedido por algo anterior ni seguido por algo posterior, y eso es obviamente absurdo.
En el mundo temporalmente infinito todo lo que pudiese ser anterior o posterior ya formaría parte de ese mismo mundo, y en el mundo temporal con comienzo y fin no habría nada anterior ni posterior al comienzo y al fin del mundo respectivamente.
Me refiero a “nada temporal”. Parece que en todo caso no tendría sentido pedir que lo temporalmente sucesivo estuviese precedido y seguido por algo intemporal, para que pudiese ser sucesivo.
Lo real, parece, es que en ambos casos el carácter sucesivo de esos mundos no depende de lo que pase antes o después de ellos, sino de lo que pasa dentro de ellos.
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“En un mundo sin comienzo temporal habría transcurrido una cantidad infinita de instantes hasta el instante presente, de modo que el universo ya habría recorrido una cantidad infinita de instantes, ahora bien, el infinito no puede ser recorrido, ergo.”
A esto se responde que si por “recorrer” entendemos dar un primer paso, y luego dar los pasos necesarios para llegar a cierto punto, es cierto que el infinito no puede ser recorrido así, pero justamente, esa noción de “recorrer” no es aplicable a una serie infinita, en la que no hay un primer paso.
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Eso equivale a la respuesta que da Santo Tomás en la Suma Teológica, Ia., q. 46, a. 2, ad 6um, cuando a la objeción:
“Si el mundo existió siempre, al día actual han precedido infinitos días. Pero no se puede recorrer el infinito. Por tanto, nunca se habría llegado al día actual, lo que es claramente falso.”
responde:
“El tránsito se entiende siempre de un término a otro. Pero desde cualquier día del pasado que se señale hasta el día de hoy hay una cantidad finita de días, que se puede recorrer. Ahora bien, la objeción procede como si puestos los extremos, pudiese haber una infinidad de medios.”
Es decir, al pedir que se “recorra” una cantidad infinita de días, la objeción pide dos cosas contradictorias entre sí: que haya un “tránsito” de días y que entre el punto de partida y el punto de llegada de ese tránsito haya infinitos días.
Esa contradicción no tiene porqué solucionarse eliminando los infinitos días, se puede solucionar también eliminando el tránsito, que es lo que hace Santo Tomás.
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“En un mundo sin comienzo temporal Dios podría haber creado un ángel cada día, desde siempre, de modo que hoy habría una cantidad infinita actual de ángeles, lo que es imposible.”
En todo caso, la conclusión que hay que sacar de ese argumento no es que el mundo necesariamente ha debido tener un comienzo, sino que en un mundo desde siempre existente, crear un ángel cada día y desde siempre caería fuera de la Omnipotencia divina, por conducir a un resultado contradictorio.
De modo análogo a como es imposible dibujar un círculo cuadrado con tiza roja, pero no por causa de la tiza roja, sino por causa del círculo cuadrado, que es imposible.
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En este sentido, el tomista Goudin cita la respuesta de los que sostienen la posibilidad de la existencia sin comienzo de entes sucesivos: en un mundo sin comienzo temporal, Dios puede crear un ángel cada día disyuntivamente, no colectivamente.
Es decir, no habría un solo día en el que Dios no pudiese crear un ángel, pero no sería posible que crease uno en todos. Cada día podría crear un ángel, pero no podría crear un ángel cada día.
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“En un mundo sin comienzo temporal sería posible que un hombre existente desde siempre escribiese una raya en la pared cada día, y entonces, dado que por hipótesis han transcurrido infinitos días, hoy habría una cantidad infinita actual de rayas, lo que es imposible.”
Misma respuesta que al anterior.
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“En un mundo sin comienzo sería posible que desde siempre se estuviese haciendo copias de un libro que no ha sido escrito por nadie, ya que toda copia podría depender de una copia anterior.”
Y es que si las copias no necesitasen de un original, respondemos, efectivamente no habría problema alguno, pero es que el caso es lo contrario.
De nuevo, aquí el problema no viene de la tiza roja, es decir, del mundo sin comienzo temporal, sino del círculo cuadrado, o sea, de la copia que no tiene original.
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“Si en la serie temporal infinita que termina en el día de hoy invertimos la dirección, partiendo del día de hoy, no podremos nunca llegar a una cantidad infinita de días, porque lo finito, agregado a lo finito, da siempre algo finito. Pero toda trayectoria de un punto a otro debería poder ser recorrida partiendo de cualquiera de esos dos puntos.”
Y la respuesta es que aquí no hay dos puntos, sino uno solo, el día de hoy. Del otro lado lo que hay es una serie infinita de días, sin comienzo. Y obviamente que no es lo mismo partir del día de hoy que venir desde siempre agregando un nuevo día cada vez.
En el primer caso, partimos de lo finito y vamos agregando lo finito, por eso no podemos llegar al infinito. En el segundo caso, “partimos” ya de lo infinito, de modo que no tenemos que llegar a él, porque para cualquier momento del pasado, por hipótesis, el número de días anteriores es infinito.
Por eso sería imposible ver entera una película sin comienzo pero sí con final, partiendo del final, pero no sería imposible estar desde siempre viendo esa película, hasta el final.
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Como ya dijimos, en lo que antecede hemos dado por supuesto la imposibilidad de la cantidad infinita actual, cosa que hace el mismo Santo Tomás al responder a argumentos similares, pero tenemos presente que el mismo Santo Tomás de Aquino, al final de su opúsculo De Aeternitate Mundi, parece hacer profesión de sana ignorancia tocante a ese tema.
En efecto, está respondiendo a la objeción según la cual si el mundo no ha tenido comienzo, ha habido hasta ahora infinitos seres humanos, y por tanto, infinitas almas humanas, las cuales, por ser inmortales, siguen existiendo hoy día, de modo que forman una cantidad infinita actual, lo que es imposible.
Y dice:
“Agregan algunas razones que también los filósofos trataron y resolvieron, entre las cuales la más difícil es la de la infinidad de almas: porque si el mundo existió desde siempre, es necesario que ahora haya infinitas almas. Pero esta razón no viene al caso, porque Dios pudo hacer el mundo sin hombres y sin almas, o bien hacer los hombres cuando los hizo, aún si el mundo hubiese sido hecho desde siempre, y así no quedarían infinitas almas luego de los cuerpos. Y además, todavía no se ha demostrado que Dios no pueda hacer que existan en acto infinitas cosas.”
Esto quiere decir, parece, que los argumentos que en otras partes de su obra pone Santo Tomás contra la cantidad infinita actual tienen, como dicen Billuart, Goudin y Urráburu, un valor de probabilidad, no de demostración apodíctica.
33 comentarios
O más bien imposible, porque la Creación es un misterio de la relación entre el Eterno y lo temporal.
Por ejemplo, explicaba que antes de la Creación no había tiempo, ni siquiera existía Dios: porque antes de la Creación no había nada. Dios creó el tiempo al crear el mundo.
Por lo tanto, la expresión "el mundo fue creado en el tiempo" es incorrecta, como lo son la inmensa mayoría de expresiones que usamos para referirnos a este tema.
Y otros muchos enigmas... Que él explica bien, no como yo.
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Antes de la creación no existía Dios en el sentido de la anterioridad temporal, no en el sentido de la anterioridad lógica y metafísica, que es el sentido en que la causa es siempre anterior al efecto.
De lo contrario, la frase "Dios no existía antes de la creación" podría interpretarse como que Dios comenzó a existir con la creación, lo cual es obviamente absurdo.
Efectivamente, el tiempo es parte, por así decir, del mundo, de modo que la expresión "Dios creó el mundo en el tiempo" es inexacta y en el mejor de los casos, una abreviatura. Es más preciso decir que Dios creó el mundo dotado de comienzo temporal. Ese comienzo temporal consiste en un instante temporal "sui generis", que es seguido por otros instantes temporales, pero no precedido por ninguno.
Saludos cordiales.
Estos temas me apasionan, pero mi cabecita no da para ello. Aún así en cuatro publican algo, siempre les leo. No sé si es interés o cabezonería.
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Me alegro de que le guste esta clase de "posts", que es cierto, tienen su dificultad.
Saludos cordiales.
Agradecido por el post estimado Néstor. No podré entrar en debate, más que nada por falta de tiempo, pero trataré de leer las respuestas que se pueda dar y sobre todo me interesa cómo responderías a esto que he dicho. En lo personal por el momento no me pronunció respecto de ninguna parte, el argumento que he puesto aquí arriba sirve más bien como cierto "ad contra" para ver qué respuesta se puede ofrecer :).
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El caso es que ahí Santo Tomás argumenta contra el infinito numérico actual, mientras que en el tema "de aeternitate mundi" sólo cuenta el infinito numérico sucesivo, como digo en el "post".
En cuanto al infinito numérico actual, y cuál sería la razón por la cual Santo Tomás dice en otra parte que su imposibilidad no está aún demostrada, siendo así que da este argumento en la Suma Teológica, tal vez se podría decir que la definición del número como determinado en su especie por la última unidad añadida a las anteriores está tomada del número finito, y no tiene porqué aplicarse, entonces, al número infinito.
Saludos cordiales.
También hay que destacar que la ciencia actual desconoce si el tiempo existía antes del big bang, por lo que hablar de tiempo infinito solo es una especulación filosófica absurda.
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La respuesta al primer argumento la puse precisamente en el "post".
En cuanto al segundo argumento, parte del supuesto de la posibilidad de viajar en el tiempo, que es imposible.
Y finalmente, el problema de si el mundo tuvo comienzo o no se viene planteando desde siglos antes de la hipótesis del Big Bang y se va a seguir planteando si eventualmente ésta también pasa a la historia de la ciencia.
De hecho, la ciencia actual no sabe nada acerca de lo que pasó o no antes del "Big Bang", así que tampoco puede afirmar que el mundo comenzó a existir absolutamente hablando.
Ese comienzo sí lo sostenemos nosotros basados en la Revelación divina, no en los argumentos de la razón.
Saludos cordiales.
¿Qué piensas entonces respecto de una cantidad infinita actual: te parece posible o imposible? O quizá lo dejas en suspenso, como santo Tomás en esa misteriosa afirmación.
Entonces, respecto de la restricción de Billuart y de Urráburu, ¿lo que vienes a decir es que no es consistente (dicha restricción) porque toda creatura es en cierto sentido sucesiva, al menos en cuanto a sus operaciones?
Finalmente, ¿podrías, por favor, explicar algo más cómo se daría la dependencia causal entre los entes que la necesitan respecto de otros anteriores temporalmente, como es el caso de los animales generados por sus padres, dado que no habría, según entiendo, un primero en la serie (en el caso de que existieran ab aeterno)? Pero, ¿se podría concebir un pecado original humano en ese hipotético caso de no haber "primeros padres"?
Gracias.
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Muchas gracias. En el tema de la cantidad infinita actual, me parece que o bien finalmente es imposible, o bien hay que imitar lo que dice Santo Tomás respecto del comienzo temporal del mundo y decir que no se puede demostrar con la razón que lo sea ni que no lo sea.
Por lo que toca a una creatura existente desde siempre en cuanto a sus aspectos permanentes pero no en cuanto a sus aspectos sucesivos, en efecto, no veo cómo esa creatura podría tener operaciones sin "caer" por eso mismo en la sucesión y la temporalidad, salvo que fuesen operaciones igualmente permanentes.
Dice Urráburu, traducción mía:
"Ese hombre podría poner desde la eternidad un acto de intelección o de amor que no tiene sucesión, mientras permanezca inmutablemente fijo en él por la eternidad. Ese estado anormal de esos entes permanentes parece ser indicio de que la creación eterna no es conveniente para ningún ente que exista por otro". (p. 77).
Yo diría más bien que es indicio de que no se puede aceptar lo que dice Santo Tomás sobre la posibilidad de un mundo sin comienzo y restringirlo luego a los aspectos permanentes de los entes.
En cuanto a la dependencia causal respecto de otros entes temporalmente anteriores, lo primero que hay que decir es que nunca es absolutamente necesaria, porque Dios puede crear cualquier ente "ex nihilo". Y así, Adán no necesitó de un padre y una madre.
Lo segundo, es que la verdadera dependencia causal es siempre respecto de un agente presente, no respecto de un agente pasado. La madera se quema precisamente en el instante en que el fuego actúa sobre ella, no un tiempo después. La acción y la pasión son correlativas, no puede existir ni un solo instante una sin la otra.
Y lo tercero es que por eso las Vías tomistas, cuando afirman la imposibilidad del retroceso al infinito en la serie de causas, hablan de una serie de causas actualmente subordinadas, no de una serie de causas temporalmente sucesivas.
Por eso para Santo Tomás la serie de causas temporalmente sucesivas es una serie causal "per accidens", mientras que sólo la serie de causas actualmente subordinadas es la serie causal "per se".
Y de ahí se sigue que no importa si esa serie causal "per accidens" tiene o no tiene una primera causa.
En cuanto al pecado original, no parece que pudiese ser posible en una humanidad sin comienzo (sí en un mundo sin comienzo cuya humanidad sí hubiese tenido comienzo) pues en su concepto entra el que haya un pecado original originante, como fue el de Adán, como en el concepto de la copia de un libro entra el que haya un original.
Salvo, por supuesto, que en una humanidad sin comienzo el pecado original tuviese lugar en un momento preciso del tiempo, luego de un tiempo infinito de ya existir esa humanidad, pecado que por tanto afectaría sólo a los descendientes del primer pecador y no a toda la humanidad, existente en esa hipótesis desde siempre, ni a los descendientes de la misma que no descendiesen del primer pecador.
En un lugar donde trabajé hace ya muchos años hacían la broma inversa: a uno que hace poco había entrado lo enviaron a recorrer todas las oficinas de la empresa para entregar una caja con un cartel que decía "Originales de fotocopias".
Saludos cordiales.
La expresión "Dios creó el mundo en el tiempo" se puede entender de dos maneras. La primera es la que dices: Dios creó el mundo dotado de comienzo temporal. La segunda es que Dios creó el mundo dotado de temporalidad, es decir, de sucesión, pero sin comienzo (sin un instante que no sea precedido por ningún otro).
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En realidad, cuando se usa esa expresión "Dios creó el mundo en el tiempo", se quiere hablar de un mundo con comienzo temporal.
Saludos cordiales.
(Santo Tomás parece que lo plantea y resuelve a un nivel puramente filosófico: "ex parte Dei", "ex parte entis").
Gracias, Néstor (y también por las respuestas anteriores).
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En efecto, es un tema filosófico, no de las ciencias particulares. La física, entendida como ciencia particular, experimental, necesita un mundo ya existente para poder decir algo, su tema es cómo, de acuerdo a qué leyes, cambian las cosas dentro del mundo, para nada se puede ocupar de cuestiones como de dónde viene el mundo mismo, si el mundo comenzó , y qué había o no había antes de él.
Lo mismos estudiosos del Big Bang aclaran que las leyes físicas dejan de existir al llegar, viajando hacia atrás, a unos pocos milisegundos del "punto cero". Pues eso, como dicen en la Península.
Pero ni siquiera esto último es el argumento principal, sino la distinción de principio entre las ciencias filosóficas y las ciencias particulares. Son esencialmente distintas, como la vista y el oído: no se puede oír la pintura ni ver la música.
Saludos cordiales.
Algunos físicos (y filósofos como Ud.) tienen tendencia a negar la existencia real del tiempo irreversible y a veces lo consideran una ilusión, un fenómeno psicológico, una apariencia. En una carta de pésame que escribió Einstein en 1955, dijo: ...la distinción entre pasado, presente y futuro es sólo una ilusión, aunque persistente. Curiosa manera de consolar a quien ha perdido a un ser querido. Sus razones para decirlo fueron estas:
· Si en las ecuaciones de la gravitación universal de Newton se cambia el signo de la variable que representa el tiempo, las ecuaciones no cambian. Si viésemos la película de un proceso gravitatorio, la teoría predice que no seríamos capaces de detectar si la proyección está al derecho o al revés.
· Lo mismo ocurre con las ecuaciones de Maxwell, que describen el comportamiento de las ondas electromagnéticas.
· Lo mismo ocurre con las ecuaciones de Einstein, que sustituyen a las de Newton para describir la gravedad.
· Lo mismo ocurre con la ecuación de Schrödinger, base de la mecánica cuántica.
El problema es que las ecuaciones mencionadas no constituyen toda la física. El segundo principio de la termodinámica implica la existencia de una flecha del tiempo. Y como dijo en 1928 el inventor de este término (Eddington), si tu teoría se opone al segundo principio... le espera el colapso en la más profunda humillación.
Toda teoría física es una abstracción en la que siempre se simplifica, se eliminan partes de la realidad. Si la irreversibilidad del tiempo es una de esas simplificaciones, no es de extrañar que el resultado final sea reversible. En los hechos reales, en cambio, no hay abstracción que valga. Hay que aplicarles a la vez todas las teorías de la física. También el segundo principio de la termodinámica. Si lo hacemos, la supuesta simetría temporal desaparece.
La desintegración radiactiva es otro ejemplo de un proceso reversible en teoría, pero irreversible en la práctica, hasta el punto de que la proporción de uranio-238 y plomo-206 en una roca nos proporciona un método fiable para calcular su edad. La cadena de desintegraciones del uranio al plomo es muchísimo más probable que la cadena inversa, aunque las teorías físicas digan que podría ser reversible.
Diga lo que diga la ecuación de Schrödinger, la mecánica cuántica, en la interpretación de Copenhague, exige la irreversibilidad del tiempo. Si un fotón impacta contra un electrón con cierta energía, el electrón queda en dos estados de espín superpuestos. Si se mide el espín, la superposición cuántica colapsa en un valor positivo o negativo. Este proceso implica una dirección del tiempo: primero viene el impacto del fotón, luego el electrón en dos estados superpuestos, finalmente una medida y un colapso cuántico. El proceso inverso no puede darse.
En todos estos ejemplos, en cuanto se hace intervenir toda la física sin excluir la termodinámica, la supuesta reversibilidad del tiempo desaparece.
Parece que los físicos tienen tendencia a poner sus teorías por encima de la realidad, haciendo lo contrario de lo que exige el método científico. Ni siquiera grandes hombres como Einstein estuvieron exentos de ello.
Como conclusión, es indudable que san Buenaventura estaba en lo correcto y santo Tomás de Aquino (que no podía saber nada de la termodinámica) se equivocó en este aspecto.
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En primer lugar, estoy totalmente de acuerdo con la irreversibilidad del tiempo, al menos en el sentido de que acabo de declarar imposibles los viajes en el tiempo. Es decir, estamos continuamente viajando en el tiempo, desde el pasado hacia el futuro pasando por el presente, y no en otra dirección, a una velocidad de veinticuatro horas por día.
En segundo lugar, el principio de la entropía por un lado me parece que encierra una verdad evidente, y es que la materia no se ordena por sí sola sino que requiere una Inteligencia ordenadora, de modo que dejada a sí misma tiende al desorden.
Y por otro lado, me parece que llega a consecuencias catastróficas como la "muerte térmica del universo" solamente sobre la base de un presupuesto ateo que prescinde contradictoriamente de esa misma Inteligencia ordenadora que es necesaria sin embargo para que exista una materia ordenada y capaz de degradación.
Sin Ella, no habría ni siquiera entropía, porque nada habría salido nunca del desorden absoluto de la nada, y es Ella la que mantiene al cosmos en existencia, por el tiempo que Ella entiende conveniente.
Así que por lo que respecta a esa Inteligencia ordenadora divina, puede mantener el cosmos en existencia por un tiempo infinito, si tiene Voluntad de hacerlo.
Saludos cordiales.
Seguimos nuestra fraternal discusión, ahora contigo como locatario.
No veo aquí la distinción entre una cantidad sucesiva infinita actual y una cantidad sucesiva infinita potencial.
En efecto, si hoy empiezo a contar hacia adelante: 0, 1, 2, 3, etc., esa sucesión tiende a más infinito y se configura así un infinito potencial.
Igualmente, si hoy empiezo a contar hacia atrás: 0, -1, -2, -3, etc., esa sucesión tiende a menos infinito, configurándose así otro infinito potencial.
En cambio, si digo que mi "hoy" tiene un pasado infinito "ya transcurrido", por así decir, estoy postulando la posibilidad de algo que es equivalente a contar hasta cero a partir de menos infinito:
- infinito, -infinito -1, -infinito -2, ..., -2, -1, 0.
Así este infinito, que era sólo potencial, se vuelve actual. Se ha recorrido todo el infinito, lo que es absurdo.
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No se vuelve actual, porque el pasado no es actual, fue actual, pero ya no es.
Pero además, como dice Santo Tomás, la noción de "recorrer", "tránsito" y análogas no se aplica a una serie sucesiva infinita.
Si se llegara a una cantidad finita restando 1 cada vez a una cantidad infinita, ésta no sería, obviamente, infinita.
"Restar", "recorrer", "tránsito", son todas expresiones aplicables solamente a lo finito.
Una serie infinita transcurre en cuanto a sus eventos particulares pero sin aumentar ella misma. Para cada evento es una novedad, sin duda, pasar de no existir a existir, pero eso no agrega nada al tamaño de la serie infinita anterior. Son dos puntos de vista diferentes: el evento finito considerado en sí mismo, y el evento finito considerado en relación con la serie infinita.
Obviamente, el evento en cuestión no tiene la culpa de que antes de él haya una serie sucesiva infinita de eventos, así que puede perfectamente comenzar a existir, pero a su vez la serie infinita tampoco tiene la culpa de ser infinita y no verse afectada por los nuevos eventos.
Saludos cordiales.
De paso: recuerdo una vez, cuando yo estudiaba en una Facultad de Teología (de cuyo nombre no quiero acordarme), y mis compañeros seminaristas comentaban que ningún profesor nos sabía explicar en qué había innovado santo Tomás.
Porque, si es por la armonía entre la Fe y la Razón, hay que tener en cuenta que la Iglesia no toma partido por ninguna de las corrientes filosóficas; y, por lo tanto, armonizar la Fe con la filosofía aristotélica no es algo tan importante para la historia de la Teología.
Quede esta anécdota como constancia de mi ignorancia y de la pésima formación que reciben los seminaristas hoy en día.
Pero, si alguien me quisiera dar una respuesta, quedaría muy agradecido.
Y perdón por meter un tema distinto al del post.
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A lo que puedo ver, el número surge cuando se mide a la multitud usando la unidad, es decir, viendo de cuántas unidades consta. O sea, el número es una medida de la multitud. También se suele distinguir entre número numerante y número numerado: el primero es lo que se usa para medir, digamos, el segundo es lo medido, la multitud misma en tanto que medida por la unidad. Por ejemplo, si decimos que hay cuatro árboles, "cuatro" es el número numerante, y los cuatro árboles son el número numerado.
En el tema de Santo Tomás hay que distinguir lo que es de fe, lo que es de discusión teológica, y lo que es de discusión filosófica.
Hablando de fe y razón, no se pueden oponer, porque ambas vienen de Dios y además la verdad es una sola. Eso es de fe, y Santo Tomás lo explicó magníficamente.
Es cierto que aquí subrayó más claramente que los anteriores que la misma verdad de fe tiene dos niveles: uno que puede ser conocido por la sola razón, como ser, la existencia de Dios y algunos de sus atributos, y otro que sólo por la fe puede ser conocido, como ser, la Trinidad, la Encarnación, etc.
Esa distinción fue claramente enseñada por los Concilios Vaticano I y Vaticano II, y con ella se evita tanto el fideísmo, que deja a la razón totalmente fuera del campo de la fe, como el racionalismo, que pretende explicar totalmente la fe con la razón.
Teológicamente, se dice que es el mejor discípulo de San Agustín, sobre todo en los temas de la gracia.
Filosóficamente, su innovación más clara es la introducción de la filosofía aristotélica en la teología católica, que hasta ese momento estaba apoyada casi exclusivamente en el platonismo recibido de San Agustín.
Pero incluso innovó, digamos, en su innovación, porque reformuló el aristotelismo a la luz de la fe cristiana y combinándolo también con el platonismo agustiniano en su teoría del "acto de ser".
La Iglesia no ha definido como dogma ni la teología ni la filosofía tomista, pero sí ha dicho que las prefiere, sobre todo a la primera (que por otra parte no se entiende sin la segunda), como la manera más segura de formar a los futuros sacerdotes. Eso también en el Concilio Vaticano II, hasta el punto de que el Papa San Pablo VI, en su carta "Lumen Ecclesiae" de 1974, dice que "es la primera vez que un Concilio Ecuménico recomienda por su nombre a un teólogo, y éste es Santo Tomás".
Saludos cordiales.
Consideremos los ángeles y supongamos que fueron creados antes de la creación del universo material. Es evidente que sin universo material el "tiempo" que transcurre no se mide en años, etc. sino en número de estados sucesivos. Ahora bien, dado que los ángeles son espíritus puros, esos estados sucesivos pueden ser resultado de operaciones de la inteligencia o de la voluntad. Enfoquemosnos en las primeras, o sea hablemos de estados epistémicos sucesivos, donde el pasaje de uno al siguiente es causado porque Dios revela al ángel una noción. Esto podría ocurrir tanto en el estado previo a la entrada del ángel en la visión beatífica como luego de esa entrada.
Dado que un ángel no olvida, la transición de un ángel de un estado epistémico al siguiente ocurre porque Dios le revela una noción. Por lo tanto, que un ángel haya pasado por infinitos estados epistémicos sucesivos implica que haya recibido de Dios un conocimiento infinito, lo cual es claramente imposible tanto en el estado previo a la entrada del ángel en la visión beatífica como en la visión beatífica, pues solamente el intelecto divino tiene un conocimiento infinito. Por lo tanto, un ángel puede haber existido durante solamente una cantidad finita de "tiempo angélico".
De paso, notemos que la adquisición sucesiva de conocimiento por parte de un ángel que goza de la visión beatífica es perfectamente posible, y es facil entenderlo considerando su función de ángeles custodios, la cual es ejercida mientras gozan de la visión beatífica. Si esa adquisición sucesiva de conocimiento fuese imposible, Dios le deberia haber revelado a tu ángel custodio desde el momento de su entrada a la visión beatífica todo lo que vos ibas a hacer y padecer en tu vida. Pero como la mayoria de las acciones no se entienden fuera de su contexto, Dios le debería haber revelado tambien toda la historia contemporanea a tu vida, y así con la vida de todas las personas humanas de las que ese ángel fue sucesivamente custodio. No digo que esto no pueda ser, pero tiene mucho mas sentido que tu angel custodio se vaya enterando de tu vida a medida que la vas viviendo, o sea que su estado epistémico en relacion a vos avance en sincronía con el tiempo del universo material.
En resumen, incluso en el caso contrafáctico de ángeles que hubiesen sido creados directamente en el estado de visión beatífica, dado que todo intelecto creado es finito, el número de estados epistémicos sucesivos pasados de ese intelecto es también finito, lo cual equivale a decir que ese ángel pudo haber existido durante solamente una cantidad finita de "tiempo angélico".
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Hay que distinguir el conocimiento angélico natural y el conocimiento angélico sobrenatural, así como el conocimiento en acto primero y el conocimiento en acto segundo. Por ejemplo, el que sabe matemáticas tiene ese conocimiento en acto primero aunque en un momento determinado esté pensando, en acto segundo, en algún drama de Shakespeare.
Para el tema de la posibilidad de un mundo angélico existente desde siempre hay que referirse en todo caso al conocimiento natural del ángel, porque en todo caso es posible que Dios hubiese creado al ángel sin ordenarlo al fin sobrenatural.
Santo Tomás enseña que Dios ha infundido en el ángel, en el momento de crearlo, todas las especies o ideas que necesita para conocer a lo largo de su vida (en el orden natural, recordemos), porque el ángel no puede obtenerlas de la experiencia como nosotros, ya que no tiene cuerpo ni por tanto sentidos.
El intelecto angélico, por tanto, es potencia para esas ideas, pero nunca está en potencia respecto de las mismas, a diferencia del nuestro. Esas ideas, por tanto, están en la mente angélica en acto primero desde que el ángel existe, y los actos sucesivos de la inteligencia angélica consisten en pasar de considerar tal idea en acto segundo a considerar tal otra idea en acto segundo.
Desde ese punto de vista, es posible una sucesión sin comienzo ni fin de actos de intelección en el ángel, pienso que diría Santo Tomás.
En cuanto al conocimiento angélico sobrenatural, dejando de lado la fe con la que fueron creados, y que en los ángeles buenos ha dado paso a la visión de Dios, ésta en sí misma no puede progresar, pero en la medida en que por ella conocen también algo de lo creado, allí sí puede haber progreso, de hecho Santo Tomás enseña que Dios no les revela de entrada todo lo que necesitan para ejercer su ministerio entre nosotros.
Cfr. Ia, q. 57 y 58.
Saludos cordiales.
En cuanto a la infinitud temporal, como dije bajo el artículo reciente de Daniel, es posible EN PRINCIPIO un universo cíclico que evolucione así:
... Big Bang -> Expansión que se va desacelerando -> Detención en un estado de tamaño máximo y densidad mínima -> Contracción que se va acelerando -> "Rebote" en un estado de tamaño mínimo y densidad máxima -> Big Bang...
Un universo tal habría pasado por un número infinito de tales ciclos, o sea habría existido desde un tiempo infinito. El fundamento para conocer con certeza a nivel de la ciencia física que el universo no es así es el hallazgo en 1998, y ya comprobado fuera de toda discusión, de que la expansión del universo se está acelerando, concretamente se ha estado acelerando durante aproximadamente la segunda mitad del tiempo transcurrido desde el Big Bang. Eso hace lógicamente imposible la existencia de ciclos previos al Big Bang.
Pero el estado de la cuestión de la infinitud espacial del universo es totalmente distinto, porque las observaciones recientes apuntan a que el universo es de geometría euclidiana (técnicamente: curvatura nula), lo cual implica su infinitud espacial. Pero a diferencia de lo anterior, esto no puede ser conocido por certeza porque hay una imprecisión intrínseca en la medición de la curvatura del universo, por lo que aunque midamos curvatura nula no podemos saber con certeza si es realmente nula (y el universo infinito) o solamente muy pequeña (y el universo muy grande).
Obviamente un universo infinito, lo cual, si es homogéneo como es lógico suponer, implica un número infinito de galaxias en él, no tiene sentido a nivel filosófico, lo cual puede ilustrarse a traves del siguiente diálogo hipotético que tendría lugar en ese caso entre un fiel salvado, ya en la visión beatífica, y el Creador:
El fiel: Señor, si el universo es infinito, ¿cuántas galaxias creaste?
El Creador: Aleph_cero, el cardinal del conjunto de números naturales. ¿Ves aquella nube? Ahí vive un muchacho Cantor que va a tener mucho gusto en explicarte el tema. Si te queda algúna duda volvé y lo vemos.
Claramente los ateos no tienen problema con este sinsentido metafísico, como no tienen problema con el sinsentido metafísico de que el universo, ya sea espacialmente finito o infinito, ya sea temporalmente finito o infinito, exista porque sí, como un "brute fact", y no por un acto creador del Ser Subsistente cuya esencia es la existencia misma.
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Por eso, si mañana el Big Bang deja su lugar a una teoría de cosmos cíclico sin comienzo ni fin, obviamente, no vamos a conceder que sea así, porque es contra la fe, pero vamos a poder decir que aún si fuese así, haría falta un Dios Creador.
La infinitud espacial Santo Tomás la rechaza con el argumento, traducido un poco, de que un cuerpo infinito no sería un cuerpo, pues no tendría superficie al no tener límites.
En cuanto a un conjunto infinito actual de cuerpos, ahí entramos en el tema de la cantidad infinita actual, que Santo Tomás dice que aún no se ha demostrado que sea imposible.
Por ejemplo, en ese diálogo imaginario del final ¿ dónde estaría exactamente la imposibilidad?
Saludos cordiales.
El fiel: Señor, ¿cuántos ciclos de expansión/contracción ha hecho hasta ahora el universo?
El Creador: Aleph_cero, el cardinal de los números naturales...
Además, si en cada ciclo un número finito de personas son salvadas y llegan a la visión beatífica, la respuesta a la pregunta sobre el número de almas que en ese momento están gozando de la visión beatífica sería la misma, "Aleph_cero". (Que se escribe con la letra hebrea aleph y el subindice cero, lo cual obviamente me es imposible.)
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El tema es justamente cómo se demuestra la imposibilidad de Aleph cero. Recordar que el mismo argumento de Hilbert del "Gran Hotel" no es un argumento contra Cantor, sino una explicación de su concepto del infinito actual y las paradojas que encierra, que Hilbert no cree que sean contradicciones. Es famosa la frase de Hilbert: "Nadie nos expulsará del paraíso que Cantor ha creado para nosotros".
Saludos cordiales.
Hay que distinguir entre lo 'eterno' y lo 'infinito'. 'Eterno' implica el ser siempre existente en todas las dimensiones posibles del ser, aunque en sentido poético o retórico lo usemos los humanos como algo de muy larga duración, no estrictamente 'eterno'. 'Infinito' implica algo que puede tener un principio pero no un fin. No veo cómo algo como el universo material pueda ser 'infinito' pues está compuesto de energía y partículas que no deben su existencia a sí mismas y que al ocupar un espacio material y un momento temporal requeriría una densidad absoluta en el espacio-tiempo que parece claro que no tiene.
'Eterno' e 'Infinito' en todas las categorías, direcciones y dimensiones posibles son atributos que sólo Dios puede poseer, de ningún modo la creatura. Suponer que Dios pueda crear algo infinito (sin fin pero con un comienzo) dependerá de la asociación, sustento en el ser y asunción de la creatura en su divinidad, por ejemplo al hablar de la 'vida eterna' para los ángeles y las almas humanas. A la vez hay que reflexionar en la total 'otredad' de la naturaleza de Dios con respecto a la de la creatura, Su naturaleza divina debe ser ajena a cualquier limitante a la que sí estamos sometidas Sus creaturas, empezando por el espacio y el tiempo que son dimensiones creadas por Él y a las cuales Él no puede estar sujeto.
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En efecto, como digo en otras respuestas, "Eterno" propiamente es sólo Dios, porque sólo Él existe en el eterno Presente, sin cambio y sin sucesión. E "Infinito" puede entenderse absolutamente, en todos los niveles del ser, y ahí de nuevo, sólo Dios es Infinito, o en algún nivel particular, y ahí puede serlo la creatura, sin dejar por ello de ser finita simplemente hablando.
Es claro que una serie sucesiva infinita sería ontológicamente finita, porque estaría sujeta al cambio, y por tanto, de algún modo a la composición de acto y potencia, etc.
De hecho Santo Tomás enseña que el ángel es infinito en el plano de la esencia, en el sentido de que, al ser forma pura sin materia, esa forma no se multiplica en una pluralidad de individuos, sino que cada ángel agota su especie, sucediendo con ellos algo análogo a lo que sucedería con la "blancura" si pudiese ser subsistente, que no tendría límite alguno en tanto que blanca, aunque seguiría siendo algo limitado en cuanto que necesitaría una superficie extensa, limitada, etc.
Del modo como el ángel sigue siendo finito porque su esencia no se identifica con su existencia, y así al recibirla la limita a ser solamente existencia angélica.
Así lo dice en Ia, q. 50, a. 2.
Por otra parte, la realidad material, habiendo comenzado a existir, puede existir por un tiempo sin fin, es más, lo va a hacer, por la resurrección de la carne.
Saludos cordiales.
Los números son entes racionales (imaginarios) ideados por el ser humano, es un lenguaje racional que nos puede servir para describir realidades objetivas pero también abstractas no vinculadas con la realidad física. Podemos imaginar el concepto de lo infinito pero no podemos resolver la contradicción de cual pudiera ser la cifra final de una hipotética serie o secuencia 'infinita' de cifras. Podemos imaginar una secuencia 'infinita' de árboles, pero dicha cantidad supuestamente infinita siempre será menor al número de las hojas de dichos árboles. A menos que por 'infinito' entendamos un ordenamiento cíclico o circular de elementos o cifras cuya secuencia se sucede una y otra vez, en la que el principio se conecta con el final en una secuencia sin fin, pero a la vez claramente delimitada.
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El número numerante, por ejemplo, el cuatro, es cierto que no existe fuera de alguna inteligencia, pero el número numerado, por ejemplo, los cuatro árboles, es algo real, y es real que son cuatro.
La contradicción de la cifra final de una cantidad infinita no pertenece al concepto de esa cantidad, que por el contrario, excluye toda cifra final.
Y en cuanto a la relación entre las hojas y los árboles, ahí viene Cantor con su argumento de que hojas y árboles se pueden poner en correspondencia biunívoca: una hoja, un árbol, precisamente porque ambas cantidades son infinitas, y según él, la correspondencia biunívoca entre dos conjuntos define su igualdad.
Saludos cordiales.
Por lo tanto los ángeles custodios, que están en la visión beatífica, adquieren el conocimiento del avance, devenir o evolución de la vida de sus custodiados, y obviamente también del devenir del contexto en el que esos custodiados viven, en sincronía con el transcurso del tiempo del universo material. O sea, van pasando por una sucesion de estados epistémicos sobre el avance de la historia humana en sincronía con ese avance.
Pero si un ángel en la visión beatífica puede pasar por una sucesión de estados epistémicos sobre ese tema, puede hacerlo también sobre cualquier otro tema. Por lo tanto la discusión sobre si un ángel podria haber sido creado un tiempo angélico infinito en el pasado es aplicable tambien al caso contrafáctico de que hubiese sido creado directamente gozando de la visión beatífica, y la respuesta sigue siendo negativa, porque el intelecto de los ángeles, aun en estado glorificado, sigue siendo finito.
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A lo dicho en la respuesta anterior agrego que el conocer desde la Eternidad las decisiones libres que se toman no es algo contradictorio, pues de hecho se da en Dios.
La libre elección permanece, porque sigue siendo un bien finito lo que se elige o no se elige, y como tal, sigue sin tener la voluntad una relación necesaria con ese bien finito, de modo que puede elegirlo, a diferencia de lo que sucede con la relación que la voluntad tiene con el bien como tal, que es necesaria.
Saludos cordiales.
2. El paso de Nada a Algo tiene que ser por una potencia infinita, omnipotencia, Creador, Dios.
3. Algo es finito no infinito, no eterno e ilimitado. Habrá tiempo en Algo mientras haya materia, porque su propiedad más básica común es la mutabilidad.
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Recordar que Eterno, en el sentido propio del término, es solamente Dios, porque la Eternidad no es solamente la carencia de principio y/o de fin, sino también la ausencia de todo cambio y sucesión: el eterno Presente sin antes y sin después.
Por eso, por más que el mundo no hubiese tenido comienzo ni fuese a tener fin, no sería por ello Eterno propiamente hablando, porque sería cambiante y sucesivo.
Saludos cordiales.
Limito mi comentario a dos cuestiones detenidamente tratadas por usted y por los comentarios publicados.
1 - Carsten Peter Thiede: “Hace unos 4 años leí la obrita del padre Sertillanges "La idea de Creación y sus implicancias filosóficas", donde, por supuesto, defendía la tesis de santo Tomás; pero, sin embargo, también explicaba que el comienzo del mundo en el tiempo es un concepto tan difícil de entender como el del mundo sin comienzo en el tiempo.
O más bien imposible, porque la Creación es un misterio de la relación entre el Eterno y lo temporal”.
En efecto, Dios es un sobre-inteligible, esto es, un misterio que excede absolutamente a nuestra inteligencia, La eternidad de Dios supera infinitamente a la noción humana del tiempo. No podemos establecer relación alguna entre la eternidad, que sólo podemos concebirla como misterio de fe, y nuestra representación mental del tiempo. El Infinito sobrepasa nuestra capacidad de entender.
2 – Una serie infinita de entes singulares es una contradicción en los términos. Porque el Infinito es único, simple y completo en sí mismo. Sólo Dios es el Infinito.
No podemos hablar de dos infinitos. Nunca una serie de números puede ser infinita ni siquiera en potencia.
Tampoco, hablando con propiedad, una serie tiende al infinito en cuanto serie, pues el Infinito es de un orden diferente absolutamente al orden numérico de la cantidad, que es propio de la materia.
Lo que se quiere expresar con el término impropio de “una serie que tiende al infinito”, corresponde a “una serie inconmensurable de números”, que no tiene limite, que se extiende o proyecta más allá de todo límite. Pero siempre dentro del orden de lo finito.
Tal condición de lo finito de poder aumentar en medida “inconmensurable” (no numerable) se funda en la participación por parte de todo lo creado por el Verbo Creador en el Ser de Dios que le participa su imagen, y con ella su Infinitud.
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"Infinito" quiere decir "sin limites", y en ese sentido, una serie sucesiva sin comienzo y sin fin sería infinita en el tiempo, pero seguiría siendo finita por múltiples otras razones.
La Infinitud divina no es cualquier infinitud, sino que la Infinitud por así decir absoluta, porque es Infinitud en el ser, y no solamente en la cantidad de eventos sucesivos como sería el caso anterior.
Es cierto que Dios trasciende nuestra inteligencia, pero no absolutamente y bajo todo aspecto, porque entonces no sabríamos ni siquiera de su existencia, sino en el sentido clásico de la "analogía", muy bien explicado por Santo Tomás.
Saludos cordiales.
Sólo existe Un Infinito Eterno que agota toda posibilidad de que exista otro ser infinito. Sería una contradicción admitirlo.
El Infinito no es lo ilimitado, lo inconmensurable, que siempre lo es en potencia. El Infinito no admite la potencia, es Acto Puro, Absoluto. Lo inconmensurable no puede existir como acto, sino sólo como tendencia a lo ilimitado, como potencia.
Es una deficiencia de nuestro lenguaje el concepto de un infinito creado. No debiera la matemática incluirlo como nombre o término que designa números, porque es de un orden absolutamente superior.
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¿Qué es hablar del infinito con propiedad? Todo depende de la definición del término, y la negación de límites puede ser absoluta o relativa. Santo Tomás, como vimos, no tiene problemas en hablar de la infinitud, ciertamente que relativa, de los ángeles. Copio el pasaje:
"Toda criatura es absolutamente finita en cuanto que su ser no es algo absoluto subsistente, sino que está limitado por alguna naturaleza que lo recibe. Pero nada impide que alguna criatura sea infinita en cierto modo. Las criaturas materiales tienen la infinitud por parte de la materia, pero la finitud por parte de la forma, la cual está limitada por la materia en la que es recibida. Las sustancias inmateriales creadas son finitas en cuanto a su ser, pero infinitas en cuanto que sus formas no son recibidas en otro. Es como si dijéramos que la blancura separada fuese infinita en cuanto al concepto de blancura, porque no está concentrada en algún sujeto. Sin embargo, su ser sería finito, porque está determinado por alguna naturaleza específica. Por eso se dice en el libro De Causis que la inteligencia es finita en lo superior, esto es, en cuanto recibe el ser de algo superior, pero es infinita en lo inferior, esto es, en cuanto que no es recibida en ninguna materia."
Para que haya una contradicción se debe afirmar y negar lo mismo, al mismo tiempo y en el mismo sentido. Si cambia el sentido de la palabra "infinito" de la afirmación a la negación, no hay contradicción alguna. Una cosa es el Infinito ontológico, o sea, según todas las perfecciones del ser, que es el propio de Dios, y otra el infinito cuantitativo, que ya por ser cuantitativo muestra que es ontológicamente finito.
Saludos cordiales.
NO es que esos números infinitos realmente describen magnitudes físicas del mundo material (ya sea distancias, tiempos transcurridos, números de partículas, etc.) Afirmar o negar esto ultimo corresponde a la física, y cuando Hilbert enunció la expresión citada habló exclusivamente como matemático. Lo cual es evidente porque, a diferencia de Hilbert, Cantor fue exclusivamente un matemático, no un físico.
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Es que con eso alcanza para decir que para Hilbert, igual que para Cantor, una cantidad infinita actual no es contradictoria, porque si lo fuese, no podría ser un objeto matemático.
Y lo que no es contradictorio, es posible. Hay que demostrar, en todo caso, que una cantidad infinita actual dada en las cosas mismas sería algo contradictorio.
La física no puede demostrar una imposibilidad absoluta, que es una cuestión metafísica que al final depende solamente del principio de no contradicción.
Saludos cordiales.
Y la absurdidad de un conjunto real de inifinitos elementos en el marco teísta yo no la demuestro discursivamente sino que la percibo intuitivamente: si Dios creó todos los entes reales contingentes, entonces creó un número finito de entes reales de cada tipo. Lo contrario, esto es la proposición "Dios creó Aleph cero entes del tipo X", es absurdo, no tiene sentido. Esto es algo que se ve o no se ve.
(Por otro lado, ya vimos que la infinitud simultánea cubre la cuestión de la infinitud sucesiva, porque un tiempo pasado infinito resulta en un número infinito de entes inmortales existentes simultáneamente.)
Insisto: este escenario es absurdo solamente en el marco teista, pues solamente si los entes contingentes existen como resultado de una creación la pregunta "¿cuántos entes del tipo X existen?" equivale a "¿cuántos entes del tipo X has creado?" y así es necesario que su respuesta tenga sentido o razonabilidad y por lo tanto sea un número finito. En cambio, si el universo no existiese como resultado de una creación sino como un "brute fact", entonces no sería necesario que el numero de entes del tipo X existentes en él sea finito.
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Eso equivale a decir que no se conoce una demostración de la contradictoriedad e imposibilidad de la cantidad infinita actual de entes creados por Dios. El cual por otra parte no estaría obligado a respondernos en los términos que a nosotros nos resulten intuitivos. Simplemente entenderíamos el sentido de la respuesta si ésta fuese "infinitos entes", aunque no lo pudiésemos intuir, y ahí quedaría la cosa.
Saludos cordiales.
"In summary, let us return to our main theme and draw some conclusions from all our thinking about the infinite. Our principal result is that the infinite is nowhere to be found in reality. It neither exists in nature nor provides a legitimate basis for rational thought — a remarkable harmony between being and thought. In contrast to the earlier efforts of Frege and Dedekind, we are convinced that certain intuitive concepts and insights are necessary conditions of scientific knowledge, and logic alone is not sufficient. Operating with the infinite can be made certain only by the finitary."
math.dartmouth.edu/~matc/Readers/HowManyAngels/Philosophy/Philosophy.html
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Pero ahí lo que tenemos en todo caso es la convicción personal de Hilbert de que el infinito no puede darse en la realidad. Sin embargo, cuando dice que la lógica sola no es suficiente, parece que implícitamente reconoce que no tiene una prueba de la contradictoriedad del concepto de la cantidad infinita actual. Ahora bien, el único criterio de imposibilidad absoluta es precisamente la contradicción.
Saludos cordiales.
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La evidencia intuitiva, inmediata, tiene por objeto la existencia de las cosas y del yo, y la verdad de los primeros principios, pero no hay una evidencia inmediata de la imposibilidad de algo fuera de su carácter contradictorio.
Saludos cordiales.
Por eso, por más que el mundo no hubiese tenido comienzo ni fuese a tener fin, no sería por ello Eterno propiamente hablando, porque sería cambiante y sucesivo."; le planteo lo siguiente:
Dios se ha encarnado desde la eternidad, el infinito en lo finito, lo eterno en el tiempo. Entonces, ¿qué significa esto en relación a su comentario, pues Dios no ha dejado de ser eterno presente?
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La Encarnación del Verbo de Dios no va contra la inmutabilidad divina, porque todo el cambio y novedad de la misma afecta al Verbo de Dios solamente según su naturaleza humana, no según su naturaleza divina, que es Inmutable. Nuestro Señor comenzó a existir en una naturaleza humana en un determinado instante del tiempo, según su naturaleza humana, no según su naturaleza divina, que no puede cambiar.
Recordar que el sujeto de las acciones y pasiones de Nuestro Señor no es ni la naturaleza divina ni la naturaleza humana, sino la Persona del Verbo, que hace algunas cosas según su naturaleza divina, y hace y padece otras según su naturaleza humana.
Saludos cordiales.
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Hola, Fray Nelson! Si interpreto bien, se refiere a la supuesta existencia de distintas líneas de tiempo en el cosmos, lo que es tanto como afirmar universos paralelos, uno, por ejemplo, donde César cruza el Rubicón, y otro, donde no lo hace.
Y tengo entendido que eso depende de una interpretación de la mecánica cuántica hecha por un tal Everett.
O tal vez se refiera simplemente a la relatividad del tiempo en la teoría de Einstein.
A mí me parece que ninguna de esas dos cosas se puede afirmar en el plano ontológico, metafísico, aunque puedan elaborarse hipótesis con esas bases, que den cuenta de los fenómenos observables, a fin de cuentas, la hipótesis geocéntrica de Tolomeo también daba cuenta de los fenómenos observables, sólo que era muy complicada, dicen.
Y es que el procedimiento es lógicamente inconcluyente: Si es verdadera la hipótesis H, entonces se tiene que observar G. Pero G se observa. Luego H es verdadera.
No concluye, es un caso de la falacia de afirmación del consecuente. Puede haber muchas cosas de las que G se siga, por ejemplo, si estoy mojado, puede ser que haya llovido, o que me hayan empapado los bomberos.
Como dice Chesterton, diez falsas teorías se pueden ajustar al universo.
La relatividad del tiempo, si se la toma en sentido ontológico, lleva a consecuencias absurdas: el mismo hecho existe para el observador A y no existe para el observador B. Por ejemplo, si para A los eventos X e Y son simultáneos, y para B no lo son, entonces, en el mismo momento en que A y B presencian X, para A el evento Y existe, y para B el evento Y no existe, y entonces Y existe y no existe al mismo tiempo.
En cuanto a la pluralidad de universos paralelos, se supone que no es una pluralidad de universos sin más (afirmación en sí ya problemática) sino que en realidad es una pluralidad de versiones del mismo universo, lo cual ya es ininteligible.
Supongamos que hay un universo en el que César cruza el Rubicón, y otro en el que no lo hace.
Eso lo puedo aceptar como universos posibles, pero precisamente, la existencia actual de uno excluye la existencia actual del otro, porque hay un sólo César, y éste, o existe actualmente, o no, y si existe, o cruza o no cruza el Rubicón, pero no ambas cosas juntas.
De lo contrario habría que decir que hay dos Julios Césares actualmente existentes, cosa absurda.
Y lo mismo si se dice que son "dos versiones" de César. ¿Qué quiere decir eso? Puede haber distintas versiones de una novela, porque eso no es contradictorio, como sí es contradictorio que el mismo individuo realice y no realice la misma acción en las mismas circunstancias.
Y si se nos dice que no son las mismas circunstancias, porque estamos en una línea de tiempo diferente, con el mismo argumento tampoco se trata del mismo individuo, y entonces estamos simplemente en la existencia de una pluralidad de universos dotados de individuos diferentes, que es otra cosa.
Saludos cordiales.
El lenguaje permite ciertas ambigüedades formales.
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Eso es lo que vengo diciendo desde el principio, que el término "infinito" no tiene porqué reducirse al Infinito en el Ser, porque la carencia de límites puede pensarse no en lo relativo al ser, pero sí en lo relativo a alguna propiedad del ser, por ejemplo, la cantidad.
Y que entonces, si decimos que además del Infinito en el Ser hay otro infinito que no es infinito en el ser, sino, por ejemplo, solamente en la cantidad, que es un accidente, y además, solamente de los entes materiales, no hay contradicción alguna, porque es claro que este segundo ente sí será finito en el ser.
Y es en ese sentido, por ejemplo, aunque no referido a la cantidad, sino a la forma que no es recibida en una materia, que Santo Tomás dice que el ángel es en cierto modo infinito, aunque es finito, obviamente, en el ser.
Saludos cordiales.
Recordar que el sujeto de las acciones y pasiones de Nuestro Señor no es ni la naturaleza divina ni la naturaleza humana, sino la Persona del Verbo, que hace algunas cosas según su naturaleza divina, y hace y padece otras según su naturaleza humana."
Le pregunto: ¿la naturaleza humana no es eterna con la Resurrección? Si lo es Nuestro Señor no comienza a existir en una naturaleza humana en un determinado instante del tiempo, según su naturaleza humana, no según su naturaleza divina, que no puede cambiar, puesto que la Encarnación de Dios es eterna, puesto que el Hijo de Dios nos da un abrazo en la eternidad, puesto que la naturaleza humana ha sido asumida en personalidad de Dios, puesto que comemos eternidad en la Santa Misa. Mejor decir que no sabemos qué es la eternidad y cómo sostiene lo temporal y finito.
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Si "eterno" es impropio ya cuando se aplica a un hipotético mundo sucesivo sin comienzo ni fin, es totalmente errado cuando se aplica a algo que evidentemente tiene comienzo, como es la humanidad de nuestro Señor Jesucristo, que comenzó a existir en el momento puntual hace más o menos 2000 años en que María Santísima dijo "Fiat".
Con la Resurrección la naturaleza humana de Cristo entra en la Vida Eterna, pero no se hace Eterna ella misma, ni en el sentido propio y riguroso en que sólo Dios es Eterno, porque además de no tener comienzo ni fin, no tiene sucesión temporal, ni el sentido impropio de algo que simplemente no tenga comienzo ni fin.
Porque la Vida Eterna ha comenzado para la naturaleza humana de Cristo, en el momento de la Resurrección, y es Eterna, entonces, no porque no tenga comienzo, sino porque es la participación en la Humanidad de Cristo de la Vida divina, que es Eterna.
La Persona divina del Verbo Encarnado es claro que no tiene comienzo y es Eterna en sentido propio, pero no por su naturaleza humana, sino por su Naturaleza divina.
Esto es lo clave que tenemos que tener presente cuando pensamos en Jesucristo: una sola Persona, la divina del Verbo, que es sujeto de dos naturalezas, la divina y la humana, que son realmente distintas entre sí, de modo que algunos predicados le corresponden por su naturaleza divina y no le corresponden por su naturaleza humana, mientras que otros le corresponden por su naturaleza humana y no le corresponden por su naturaleza divina.
Saludos cordiales.
"no hay una evidencia inmediata de la imposibilidad de algo fuera de su carácter contradictorio."
Tratando de ver en qué consiste la contradicción subyacente a mi percepción de la imposibilidad de la creación de infinitos entes de un tipo determinado, me parece que pasa porque finito = definido e infinito = indefinido, y la actividad creadora de Dios se contradice con un resultado indefinido.
Tomando el caso de los espíritus creados, Dios los crea de a uno (me refiero a sus actos creadores en el plano ontologico, no a la simultaneidad de esos actos en el plano temporal), por lo que el resultado de esa actividad creadora debe ser un número definido, o sea finito, de entes.
Obviamente lo anterior ha sido un mero esbozo y no una demostración rigurosa de la contradicción, por lo que no pretendo convencer a nadie. Más aún, me parece que ésta es una de esas cuestiones que se aclararán definitivamente recién en la visión beatífica. (Obviamente si el Señor me responde que no habría contradicción alguna si Él hubiese creado infinitos entes de determinado tipo, no voy a plantear objeción ;-)
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Es que cada ángel es un ser determinado y definido, y en ese sentido, el acto creador para cada ángel es también determinado y definido, aunque haya infinitos ángeles y por tanto infinitos actos creadores: recordar además que en sí mismo el Acto Creador se identifica realmente con el único Dios, y que la multiplicidad de actos creadores está dada solamente por la multiplicidad de los términos creados de esos actos.
Saludos cordiales.
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Es que cuando uno tiene varias hipótesis de las cuales se derivan los mismos hechos observables, cualquiera de ellas puede ser verdadera, o ninguna, porque a lo mejor la verdadera es alguna otra que todavía no se le ocurrió a nadie. A lo mejor llueve, a lo mejor me mojaron los bomberos, o a lo mejor la vecina del décimo piso me tiró un balde de agua, o alguna otra cosa.
Y en las novelas de Agatha Christie muchas veces se dan muchas explicaciones del crimen, que aparentemente explican todas ellas todos los hechos, antes de llegar a la verdadera.
La visión científica standard hoy día es que la Tierra se mueve, y eso ya haría imposible el sistema de Tolomeo, que supone la inmovilidad de la Tierra.
El heliocentrismo hace rato que fue también abandonado. Ahora estamos en el no - centrismo.
Me hizo gracia siempre la frase de Chesterton: "Estoy seguro de que la Tierra es un lugar. Los científicos me aseguran, además, que es un planeta".
Con lo cual es claro que no quería negar que la Tierra sea un planeta, ni el valor de la ciencia, sino establecer, con fina ironía, el verdadero orden de nuestras certezas.
Saludos cordiales.
1. Con el pecado original la "vida eterna" para el hombre es sin Dios.
2. San Francisco de Asís nos dice que aunque el hombre no hubiere Caído, Dios se encarna.
3. La Palabra de Dios es eterna, no puede comenzar a existir. Asume en Su Persona lo creado.
4. En el Apocalipsis, revelación de la historia de la humanidad, Nuestro Señor nos dice que es el Alfa y la Omega, el Primero y el Último.
5. San Pablo nos dice que todo está hecho en Cristo, por Él y para Él.
6. Un santo padre de la Iglesia nos dice que Dios cuando crea al Hombre ya ha pensado en Cristo. Y Santo Tomás de Aquino nos dice que la Encarnación de Dios es como una gota de agua en un mar infinito de vino, por lo que la esencia no cambia, sigue siendo Inmutable. No literal lo que cito.
7. En el eterno presente de Dios el "Fiat" no es comienzo a existir del Verbo. Tenga en cuenta que en el cigoto humano de Cristo falta la información temporal del Padre y Dios nuestro. De la Santísima Virgen María no puede venir todo el ADN completo de Jesús.
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Como dije, no se puede hablar de Jesucristo sin aclarar según qué naturaleza, la divina o la humana, se le está atribuyendo alguna propiedad.
Jesucristo es Eterno en cuanto Dios, no lo es, en tanto que hombre, porque en tanto que hombre comenzó a existir cuando se encarnó de María Virgen.
Por eso, con la pregunta "¿Jesucristo comenzó a existir? pasa lo mismo que con la pregunta "¿Jesucristo es Omnipotente?": hay que responder distinguiendo las naturalezas. En el primer caso, comenzó a existir como hombre, no como Dios; en el segundo caso, es Omnipotente en tanto que es Dios, no en tanto que es hombre.
El ADN de Nuestro Señor Jesucristo es un ADN humano, compuesto por tanto por los 46 cromosomas propios de nuestra especie, 23 de ellos los recibió de la Virgen, y los otros 23 los ha recibido milagrosamente del poder de Dios, pero ojo, no son el ADN de Dios, porque Dios no tiene ADN, ya que no tiene cuerpo, es Espíritu puro.
Saludos cordiales.
1. En el Concilio de Calcedonia quedó aclarada la cuestión de las naturalezas en la eternidad: "Confesamos que, en los últimos tiempos, es preciso reconocer un solo y mismo Hijo de Dios en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación, sin que en modo alguno sea suprimida la diferencia de naturaleza a causa de la unión." Luego la unión no se efectuó en la naturaleza.
2. El "Fiat" de María es la Puerta de entrada de Dios en la materia, en el Cuerpo, la Encarnación.
3. Bien, "El ADN de Nuestro Señor Jesucristo es un ADN humano, compuesto por tanto por los 46 cromosomas propios de nuestra especie, 23 de ellos los recibió de la Virgen, y los otros 23 los ha recibido milagrosamente del poder de Dios, pero ojo, no son el ADN de Dios, porque Dios no tiene ADN, ya que no tiene cuerpo, es Espíritu puro.
4. En la Santa Misa recibimos el Cuerpo de Cristo y cada partícula es Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
5. En la eternidad Dios si tiene Cuerpo, lo que San Pablo denomina Cuerpo glorioso. Esto es, en el Trono de Dios los ángeles adoran materia y nosotros en la Eucaristía, en el Sagrario y la Custodia. La rebelión de Lucifer y sus demonios viene de ahí, de no aceptar la adoración de la materia de lo creado. Y San Juan nos dice, Jn 1, que la Palabra se hizo carne. Esto es, no de un modo temporal o pasajero sino para siempre, en la eternidad.
6. Por eso le indicaba que no sabemos lo que es la eternidad por la razón natural, somos criaturas. Pero, si sabemos por la Resurrección de la carne que Dios tiene cuerpo a su modo de existir, a modo de Espíritu. Los milagros eucarísticos lo demuestran. El análisis de laboratorio presenta glóbulos blancos, cuando éstos duran fuera del cuerpo humano unas 48h máximo.
[...]
El cuerpo glorioso de Cristo no es Eterno, porque tiene un comienzo de existencia en el Fiat de la Virgen. No se debe mezclar en Cristo las dos naturalezas, la divina y la humana, sino que cada una mantiene sus características propias. Lo contrario es la herejía de Eutiques, el monofisismo.
Por el Concilio de Calcedonia dice "sin confusión".
Por la razón natural podemos saber que Dios existe y que es Inmutable, y de ahí se deriva lógicamente su Eternidad, o sea, la existencia sin comienzo, sin fin y sin sucesión.
Saludos cordiales.
1. Si el cuerpo glorioso de Cristo no es Eterno, entonces Jesucristo Nuestro Señor no nos puede prometer la vida eterna, la vida de Dios.
2. Le recuerdo que la Santísima Virgen María se le aparece en vida a Santiago apóstol en España, única aparición antes de la Asunción en cuerpo y alma de María.
3. Gracias a la Gracia de Dios en Cristo ha elevado la naturaleza humana al Cielo. ¿El Bautismo que es entonces?
4. En la Eternidad está la naturaleza Divina y la Humana por Cristo, cada una con sus propiedades a modo de Espíritu, y por milagro baja de la diestra del Padre y Dios nuestro a la Santa Misa presente realmente y sustancialmente en la Eucaristía, porque la materia ha sido divinizada por Dios. Dios se hace Hombre para que el Hombre pueda ser Dios, personalidad de Dios.
5. En el punto 7 de mi anterior post, me editó el mismo supongo por largo, le cito ST Parte IIIa, q2, a1; para aclarar el significado de naturaleza y que no hay mezcla, ni en la Eternidad ni en el tiempo de la materia de Cristo.
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La vida eterna que Dios nos promete no consiste en que nos volvamos eternos, porque ya hemos comenzado a existir y eso no tiene marcha atrás.
Cuando, por la infinita Misericordia de Dios, estemos en el Cielo, eso no va a borrar el hecho de que nacimos en una fecha determinada y que nueve meses antes de esa fecha no existíamos.
Pero no se puede ser eterno en esas condiciones, porque una de las características de lo que es Eterno es no haber comenzado a existir nunca, como sucede con la Naturaleza divina de Cristo, no con su naturaleza humana.
Por eso mismo, tampoco hace falta que el cuerpo de Cristo sea eterno.
Saludos cordiales.
Porque el "De aeternitate mundi" es cronológicamente anterior a la primera parte de la "Summa Theologiae", ¿no? Pues allí, en la Summa, niega expresamente la posibilidad de una multitud infinita en acto (I, q. 7, a. 4 (y en la q. 46, a. 2, ad 8 dice algo también)).
En el Comentario la Física de Aristóteles también parece decir que "no está demostrado" (libro III, lect. 8, nn. 3-4), pero me parece que es también anterior a la primera parte de la Summa.
Finalmente, en Quodl. XII, q. 2, a. 2, que entiendo que es posterior a los tres escritos anteriores, dice:
"Cum ergo quaeritur utrum sit possibile Deo facere aliquid infinitum in actu, dicendum quod non. Potentiae enim agenti per intellectum aliquid repugnat dupliciter: uno modo quia repugnat potentiae eius; alio modo quia repugnat modo quo agit. Primo modo non repugnat potentiae Dei absolutae, quia non implicat contradictionem. Sed si consideretur modus quo Deus agit, non est possibile. Deus enim agit per intellectum et per verbum, quod est formativum omnium; unde oportet quod omnia quae agit sint formata. Infinitum autem accipitur sicut materia sine forma; nam infinitum se tenet ex parte materiae. Si ergo Deus hoc ageret, sequeretur quod opus Dei esset aliquid informe; et hoc repugnat ei per quod agit, et modo agendi; quia per verbum suum omnia agit, quo omnia formantur".
Entonces..., ¿te parece que se podría establecer dicha evolución, al menos hacia una mayor precisión del tema, terminando así con lo último de la potencia absoluta (respecto de la cual sería en sí mismo posible) y la potencia ordenada de Dios?
Muchas gracias.
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Ese texto es interesante, en efecto, porque dice, si entiendo bien, que la cantidad infinita actual no implica contradicción. Eso sería suficiente para los matemáticos, que no necesitan que la cantidad infinita tenga existencia actual.
Por otra parte, no queda claro todavía que eso afecte la discusión sobre la posibilidad de un mundo sin comienzo temporal, porque ahí no se trata de una cantidad infinita actual, sino sucesiva.
Saludos cordiales.
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