La nueva onda: la desencarnación

«Dios te salve Pachamama, dulce fuente de nuestra vida, que seas eternamente venerada. Bienaventurados los frutos de tu vientre, nuestro pan de cada día, que seas bendita ahora y siempre. Mira con compasión, Santa Madre la humana jauría que te destruye por ambición. Bendita sea tu clemencia Pachamama. Tierra mía depredada por la demencia. Eres fuente de vida y alegría. Pachamama, tierra santa, Madre Santa, Virgen María».

Esto lo publicó, dicen, la filial de Cáritas de la diócesis de Venado Tuerto, en Argentina.

Lo peor de este adefesio herético y blasfemo no es la divinización de la Tierra, sino la deshumanización de María Santísima, que por lo visto queda convertida en la Tierra, el Planeta, la Naturaleza, o algo así.

Detrás de este vergonzoso pastiche está la idea de que la Virgen María es un personaje mitológico como la diosa Juno, Diana cazadora, las Parcas o la Aurora de rosados dedos de que habla Homero.

Juno

Es decir, un símbolo, tan símbolo como la misma personalización de la tierra.

Esa forma de pensar no tiene absolutamente nada que ver con la fe cristiana. María Santísima es un ser humano de carne y hueso como nosotros que vivió en el siglo I de nuestra era en Palestina.

El progresismo nació para contradecirse continuamente. Quedaron afónicos en la segunda mitad del siglo pasado gritando “Encarnación, Encarnación”, y “Humanismo, humanismo”. De golpe pusieron de moda a San Ireneo porque había dicho que “la gloria de Dios es el hombre viviente”. Metz escribió un libro sobre el antropocentrismo en Santo Tomás de Aquino. Etc. etc.

Es claro, había que mostrarle a los comunistas, que presumiblemente iban a heredar la tierra, que a humanistas y antropocéntricos no nos ganaba nadie.

Y ahora resulta que la onda es, por un lado, el ambientalismo, ecologismo, animalismo, etc., y por otro, el transhumanismo.

Y entonces ahí tenemos a la Virgen transhumanizada, convertida en un eón gnóstico llamado “Pachamama”, en una “entidad” de esas que les encantan a los teósofos y espiritistas.

Más aún, convertida en una diosa, porque la Pachamama es una diosa. ¿Será entonces que hay que ir revisando todo aquello que se viene también gritando desde hace sesenta años sobre la necesidad de no crear dificultades innecesarias a los protestantes? 

Nada, nada, nada, y nada. Ése es el contenido del “progresismo” católico.

24 comentarios

  
Feri del Carpio Marek
Como dice Benedicto XVI, es necesario separar en la Iglesia a los que creen de los que no creen. Eso siempre se ha hecho en la Iglesia, ya lo vemos en las cartas de San Pablo y San Juan, y en toda la Tradición. Cosa muy distinta es separar a los buenos de los malos, o el trigo de la cizaña, porque todos somos pecadores, y solo Dios conoce el corazón de las personas. Pero los que no creen no pueden estar en la Iglesia porque escandalizan, son piedra de tropiezo para los pequeños. Dios auxilie a Su Iglesia para que esa separación se haga, y pronto.

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Amén, así sea, y que por la gracia de Dios estemos entre los que creen.

Saludos cordiales.
08/08/21 3:10 AM
  
África Marteache
María de Nazareth fue una mujer galilea convertida en la Theotokos por el Anuncio del Ángel Gabriel. Llegó a la máxima categoría a la que un ser humano puede llegar, por eso no se le adora sino que se le da culto de hiperdulía. Ese adefesio es un constructo mental andino que quiere pasar por amazónico y que tiene sus pies de barro, nunca mejor dicho, metidos en el ecologismo ateo. La deconstrucción del mundo nos va a hacer ver cosas terribles, terribles, que Dios nos coja confesados.
¡Ave María Purísima!

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Es correcto, si por "ser humano" entendemos una persona humana. Si por "ser humano" entendemos "alguien dotado de la naturaleza humana", el puesto máximo lo ocupa obviamente Nuestro Señor Jesucristo.

En cuanto a la Pachamama, había que esperar al siglo XXI para conocer la herejía mamarrachesca.

Saludos cordiales.
08/08/21 7:17 AM
  
JSP
1. El portero cuando recibe un gol por la escuadra, por lo general, ni se entera de cómo ha sido.
2. O se acepta el CVII o no se acepta.
3. La apuesta y el objetivo central del CVII es el Ecumenismo. Y en este sentido la nueva evangelización no es la de la Tradición Apostólica que tiene por centro y posesión a la Verdad.
4. El ecumenismo y la nueva evangelización tiene como fundamento que las diferentes religiones deben concentrarse en lo que tienen en común y no en lo que las separa, pues todas las religiones son buenas porque todas llevan a Dios (la pachamama también).
5. La Iglesia Católica siempre sostuvo que el principio de que "todas las religiones llevan a Dios" no es más que uno de los lemas fundamentales de la masonería.
6. Quizás es necesario recordar el 4 de octubre fatídico en los jardines vaticanos y la entronización de la pachamama en la Casa de Dios.

aciprensa.com/noticias/realizan-ritual-indigena-en-el-vaticano-en-presencia-del-papa-89027

7. CVII: Nostra Aetate + Dignitatis Humanae. ¿Quiénes somos los catolicos para quitar la pachamama a los pueblos andinos? Tienen todo el derecho a la libertad social y civil en materia religiosa. Lo que podemos hacer, no lo que hacía el Apóstol de los gentiles o el de la India, es ecumenismo. ¿En qué se diferencia una deidad hindú de la pachamama? ¿Es el error o la superstición asumida incluso en la liturgia como apunta el n.37 de Sacrosanctum Concilium?

37. La Iglesia no pretende imponer una rígida uniformidad en aquello que no afecta a la fe o al bien de toda la comunidad, ni siquiera en la Liturgia: por el contrario, respeta y promueve el genio y las cualidades peculiares de las distintas razas y pueblos. Estudia con simpatía y, si puede, conserva integro lo que en las costumbres de los pueblos encuentra que no esté indisolublemente vinculado a supersticiones y errores, y aun a veces lo acepta en la misma Liturgia, con tal que se pueda armonizar con el verdadero y auténtico espíritu litúrgico.

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El ecumenismo, en el Vaticano II, se trata en "Unitatis Redintegratio", y no en "Nostra Aetate". Tiene como objetivo la unión de los cristianos, no de las religiones. El "ecumenismo" como diálogo o unión de todas las religiones es un invento post-conciliar.

La libertad religiosa en lo civil de los pachamámicos no tiene nada que ver con deformar la fe católica. Hay que razonar con un poco más rigor en temas tan importantes como éste.

El Concilio Vaticano II es un Concilio Ecuménico de la Iglesia Católica. No aceptarlo como tal es ponerse fuera de la Iglesia.

Saludos cordiales.
08/08/21 8:25 AM
  
Oscar Alejandro Campillay Paz
Benson en su "amo del mundo" describe una escena en dónde el anticristo ante la multitud ferviente se autoproclama hijo de la "maternidad" frente a una inmensa estatua blanca, invocando una deidad femenina, al mismo tiempo como "puerta del cielo" y "señora del mundo", "Isis, Cibeles, María!", le llama.
La adoración a la bestia requiere la suplantación de cada elemento de verdad por un vacio remedo, una imitación mentirosa, una profanación destructora.
Es la pervertida inversión: "han escuchado que Dios les dijo, pero yo les digo..."

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Tal cual. Al menos ahora están mostrando la pezuña mucho más claramente.

Se trata efectivamente de una inversión, porque en el original es efectivamente así, pero en otro sentido diametralmente opuesto: Jesús dice "han escuchado que Dios dijo a los antiguos (en el A.T.) pero Yo les digo" completando la revelación en el Nuevo Testamento.

Saludos cordiales.
08/08/21 10:06 AM
  
sofía
En este caso totalmente de acuerdo con su análisis. La pachamama, además de suponer idolatría, apesta a "transhumanidad".
Solo me pregunto si María, además de ser plenamente humana, al decir "fiat" a la encarnación, no podría ser a la vez un símbolo de la nueva creación q en ella dice "sí" a Dios.
Espero q no me lluevan malinterpretaciones por preguntar esto.
Saludos cordiales

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Como Jesús es el Nuevo Adán, María es la Nueva Eva. En Nuestro Señor Jesucristo la Creación dice "sí" a Dios en forma real, no simbólica solamente, porque la naturaleza humana del Señor es real. Y en forma proporcional, subordinado al "Sí" de Cristo, está también, parece claro, el "sí" de María.

La cumbre de la creación y la naturaleza, en el plan de Dios, es justamente la naturaleza humana, eso es lo que el ecologismo pasa continuamente por alto.

Saludos cordiales.
08/08/21 11:13 AM
  
Martin M. Cavanna
hubo un tiempo que los catolicos europeos teniamos la esperanza en los paises del sur como compensacion a la creciente descristanizacion que padece la Iglesia en Occidente. En los ultimos años ha quedado acreditado que no van por ahí los tiros. ¿Será Africa quien nos salve en la fe de Monseñor Sarah?. Por ahora tendremos que seguir adelante como ovejas sin pastor...

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En todo caso nos va a salvar Nuestro Señor Jesucristo, oremos para que así sea.

Saludos cordiales.
08/08/21 12:42 PM
  
África Marteache
Cierto que Jesucristo tiene ¿o debo decir tuvo? naturaleza humana, pero también es el Hijo de Dios razón por la cual puede y debe recibir adoración, en cambio la Virgen no. A la Virgen se le pide que interceda porque el poder es de Dios, aunque como intercesora tiene también poder: "Virgo potens", pero no el mismo que Dios.

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Tiene, sin duda. El Verbo se hizo carne para nunca más separarse de la carne que asumió. Ahora esa carne está glorificada, eso es justamente la Resurrección.

Saludos cordiales.
08/08/21 1:47 PM
  
Manu
Una cosa es la Pachamama y otra hacer una comparación de este símbolo pagano (que tiene su valor cultural) con la Virgen María.
Me parece de una memez difícil de superar.


08/08/21 2:20 PM
  
Rubén (de Argentina)
Cosa muy distinta es separar a los buenos de los malos, o el trigo de la cizaña, porque todos somos pecadores, y solo Dios conoce el corazón de las personas.
La afirmación requiere cierta matización. Es cierto que todos somos pecadores o que todos hemos pecado, pero no todos están en pecado mortal y no todos están fuera de la gracia de Dios. De modo tal que decir que todos somos pecadores, es una generalización imprecisa, de la que muchas veces se utiliza para tolerar el pecado.

Porque hay muchos ahora, que hacen público su pecado y se enorgullecen de hacer públicamente aquello que Dios expresamente ha dicho que es malo y procuran que los imiten, que transiten su mismo camino. Como dice Isaías:

Pues Jerusalén está bamboleando, y Judá caerá, porque sus palabras y sus obras están contra Yahvé; así irritan ellos los ojos de su gloria. El aspecto de su semblante da testimonio contra ellos; como Sodoma pregonan su pecado, y no lo encubren. ¡Ay de ellos! porque son ellos los causantes de su ruina.
Por eso, por ejemplo los adulteros que basado en Amoris Laetitia pretenden comulgar, la negativa a que reciban la comunión se basa NO en el grado de culpabilidad interior de los adúlteros (juicio reservado a Dios), sino en la evidencia objetiva de la contradicción en que viven, que repugna a la unión de Cristo y su Iglesia y es mala en sí misma. Lo mismo se podría decir de aquellos que hacen apología de todo lo relativo a la ideología de género, y/o apología del aborto, etc., etc..

Y yo pregunto, ¿los que no creen, se salvan? Y consiguientemente, ¿los que no se salvan, son buenos? (Lógicamente, que estamos hablando de los que no creen, no porque no saben —estaríamos hablando allí de ignorantes—, sino porque sabiendo, niegan la verdad de lo que han escuchado.) Y estos que no creen, que niegan pertinazmente dicha verdad y obran de manera tal que otros sigan su camino, ¿son buenos? Porque si no lo son, entonces al separar a los que no creen, también se estaría separando a los malos. Y son malos, no porque lo diga persona alguna, sino porque públicamente obran aquello que Dios expresamente ha dicho que lo ofende. No en vano el apostol Pablo culmina el capítulo V de su primera epístola a los Corintios diciendo:

"Quitad al malvado de en medio de vosotros”.
San Pablo dice "malvado", no dice "incrédulo", dice "malvado". La regla es la que dio el Señor: al árbol se lo conoce por sus frutos y los frutos malos, no provienen del árbol bueno. Sí, también a los hombres les ha sido dado el poder conocer al árbol; Cristo lo dijo ("por sus frutos los conocereis"). Por las obras los hombres pueden JUZGAR (si, a los católicos les está permitido juzgar según las acciones, como hizo el apostol en el caso del capítulo V de 1 Corintios [otra cosa es juzgar intenciones y eso sí no se debe hacer]) quien es bueno o malo, según haga o no lo agradable a Dios. Por supuesto que alguien puede (podemos) errar, pero quien advertido de lo que hizo, sigue pertinazmente en su conducta, ya no hay error sino pecado, pecador contumaz. Y a estos, el apostol los llama "malvados". Y a estos, el apostol dice que sean quitados de entre la Iglesia. O sea que no solo es dable separar dentro de la Iglesia a los que creen de los que no creen sino también a los malvados de los que no lo son. Lo dijo San Pablo.

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Más que juzgar según las acciones, entiendo que lo que podemos y debemos hacer es juzgar acciones. Porque las acciones siguen siendo malas aún en el caso de la ignorancia invencible, y ahí no podemos decir que el que las hace es un malvado, y tampoco podemos juzgar si hay ignorancia o no y si es invencible o no, salvo tal vez que seamos confesores o directores espirituales.

Saludos cordiales.
08/08/21 4:32 PM
  
JSP
Señor Néstor, si sólo fuera un problema de razonamiento no lo expondría.

1. No es un invento post-conciliar el diálogo con las religiones no cristianas. El proemio de Nostra Aetate es claro y conciso: "1. En nuestra época, en la que el género humano se une cada vez más estrechamente y aumentan los vínculos entre los diversos pueblos, la Iglesia considera con mayor atención en qué consiste su relación con respecto a las religiones no cristianas. En cumplimiento de su misión de fundamentar la Unidad y la Caridad entre los hombres y, aún más, entre los pueblos, considera aquí, ante todo, aquello que es común a los hombres y que conduce a la mutua solidaridad.

Todos los pueblos forman una comunidad, tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la faz de la tierra, y tienen también un fin último, que es Dios, cuya providencia, manifestación de bondad y designios de salvación se extienden a todos, hasta que se unan los elegidos en la ciudad santa, que será iluminada por el resplandor de Dios y en la que los pueblos caminarán bajo su luz.

Los hombres esperan de las diversas religiones la respuesta a los enigmas recónditos de la condición humana, que hoy como ayer, conmueven íntimamente su corazón: ¿Qué es el hombre, cuál es el sentido y el fin de nuestra vida, el bien y el pecado, el origen y el fin del dolor, el camino para conseguir la verdadera felicidad, la muerte, el juicio, la sanción después de la muerte? ¿Cuál es, finalmente, aquel último e inefable misterio que envuelve nuestra existencia, del cual procedemos y hacia donde nos dirigimos?"
2. La fraternidad universal excluye toda discriminación según Nostra aetate. Para mi es un documento conciliar que deforma la fe católica y me niego a aceptar que la adoración de deidades demoníacas sean fraternidad universal y menos los ritos satánicos en santuarios católicos.
3. La oración a la pachamama no es algo nuevo de la iglesia nueva y falsa. En Fátima ven bien hacer ritos hindúes en la Capilla y la deidad hindú de Ceuta entrando en la Casa de Dios. San Pedro y San Pablo son muy claros: a los no católicos los juzga Dios, pero a los no católicos que son como los no católicos llamándose hermano ni comer con ellos.

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No estábamos hablando de diálogo con las religiones sino de ecumenismo. Y ése, según el Concilio Vaticano II, consiste en la búsqueda de la unidad entre los cristianos. Dice "Unitatis Redintegratio" n. 4:

"Por "movimiento ecuménico" se entiende el conjunto de actividades y de empresas que, conforme a las distintas necesidades de la Iglesia y a las circunstancias de los tiempos, se suscitan y se ordenan a favorecer la unidad de los cristianos."

Por eso es que en el texto que Ud. cita no aparece la palabra "ecumenismo", y no hay en él nada contrario a la fe católica.

Si después del Concilio algunos empezaron a usar el término "ecumenismo" para aplicarlo al diálogo con otras religiones, eso va más allá de lo que dicen los documentos del Concilio.

De nuevo, en estos temas que tocan la fe hay que tratar de ser más preciso.

Saludos cordiales.
08/08/21 5:02 PM
  
Argia
Santísima Virgen Maria,
La Pachamama no es ni santísima, ni santa, ni siquiera tiene alma, es solo tierra.....
Por eso te pido: Aplastale la cabeza, y no dejes que nadie usurpe tu lugar.
08/08/21 8:28 PM
  
Feri del Carpio Marek
A Rubén de Argentina,

Ciertamente mi afirmación a vuelapluma, como dicen por este portal, requiere algunos matices para encajar más exactamente en la verdad. Ahora, tu ejemplo de los divorciados en unión adúltera estable no se aplica, pues no están excomulgados por pecar de adulterio (no confundir la pena canónica de excomunión con estar privado de la comunión eucarística). Y precisamente en este caso, el adúltero quedaría excomulgado latae sententiae si negara, o dudara, contumazmente la enseñanza católica sobre la indisolubilidad del matrimonio, sobre los actos intrínsecamente malos y la imposibilidad de recibir la Eucaristía cuando se está en situación objetiva de pecado. O sea, estaría excomulgado cuando dejara de creer en esas enseñanzas morales, y en la autoridad divina de la Iglesia cuando nos enseña tal doctrina.

Pero es cierto que fe y moral no se pueden separar, porque inteligencia y voluntad no se pueden separar. Volviendo al tema, el punto, me parece, está en que hay ciertos casos, ya sea por falta de fe o por un comportamiento moral escandalosamente grave, en los que la Iglesia debe excomulgar, como siempre lo ha hecho, y el problema grave es que las autoridades de la Iglesia, desde hace muchas décadas ya se avergüenza de excomulgar, no cree que sea necesario o que sea eficaz para curar el Cuerpo de Cristo. Y especialmente hoy lo que menos se penaliza y combate en general, son los pecados contra la fe, y son los que más eficazmente están dañando el Cuerpo de Cristo, porque el cristiano vive de la fe.

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La prueba experimental de que esa especie de "renuncia al anatema" ha sido nefasta la podemos contemplar hoy día a diario.

Saludos cordiales.
09/08/21 12:00 AM
  
Manuel Argento
"El Concilio Vaticano II es un Concilio Ecuménico de la Iglesia Católica. No aceptarlo como tal es ponerse fuera de la Iglesia."

"no aceptarlo como tal es ponerse fuera de la iglesia" Esto es Falso

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Bueno, no me parece que se pueda decir que se está en comunión con la Iglesia cuando ella enseña que un Concilio es Ecuménico y no se acepta esa enseñanza.

Saludos cordiales.
09/08/21 1:24 AM
  
Rubén (de Argentina)
Más que juzgar según las acciones, entiendo que lo que podemos y debemos hacer es juzgar acciones.
Las dos cosas Nestor. Las acciones con sus resultados son "los frutos", y quienes realizan dichas acciones, son "los árboles". Y como en palabras del Señor "a los árboles los conocemos por sus frutos", los hombres tienen el poder de conocer tanto al árbol como al fruto. El que dice que no se puede decir que un árbol es malo, que no se puede discernir el trigo de la cizaña, porque eso está reservado solo a Dios, está contradiciendo a Cristo. Juzgar es afirmar algo. Si yo digo "fulano de tal es bueno", estoy juzgando. Ahora bien, ¿puedo juzgar que alguien es bueno y no lo contrario? ¡Claro que sí! Si no se pudiera juzgar, entonces 1 Cor 5:11-13 jamás podría haber sido escrito. Lo que no puede hacer el católico es juzgar intenciones, pero juzgar acciones y a los que las realizan en función de las primeras, es una obligación. Si no hacemos así, entonces nos será imposible guardarnos de los falsos profetas y de los falsos pastores y menos poner en práctica 1 Cor 5:11 (aunque esto último en los tiempos de "misericordia", de "discernimiento" y de "quien soy yo para juzgar" que corren hoy, parece que ya no cuenta más).

Y si, tú dices bien, "las acciones siguen siendo malas aún en el caso de la ignorancia invencible", pero precisamente en mi comentario hice hincapié en ese punto, puesto que mi escrito se refería no a los que están en ignorancia, sino a los que sabiendo, continúan obrando aquello que Dios dijo que es malo (son a los tales a quienes reputa de "malvados" el apostol San Pablo en 1 Cor 5:13). Me cito a mí mismo:

Lógicamente, que estamos hablando de los que no creen, no porque no saben —estaríamos hablando allí de ignorantes—, sino porque sabiendo, niegan la verdad de lo que han escuchado.
Un cordial saludo y muy bueno tu artículo (y cuando tengas tiempo, ya que has publicado varios muy buenos sobre el covid y las vacunas que supuestamente lo previenen, te agradecería si puedes tocar a la luz de la fe, lo que está pasando en Francia —y pareciera que Gran Bretaña quiere seguir los mismos pasos— con la obligación que quiere imponer Macron para que todos se vacunen contra el coronavirus y como deberíamos actuar ante tales imposiciones).

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Bien, pero el problema es cómo hace alguien para ser "malvado" independientemente de sus intenciones.

Me parece que la clave está en la distinción entre intenciones ocultas e intenciones manifiestas. Dice San Agustín en su libro sobre el Sermón de la Montaña:

“Opino que en este pasaje se nos invita a interpretar aquellos hechos, de los que se duda con qué intención se realizan, de la manera más positiva posible. Ya que la frase: Por sus frutos los conoceréis, se refiere a los hechos manifiestos que no pueden ser realizados con buena intención, como son los estupros, las blasfemias, los hurtos, las borracheras y otros, sobre los cuales se nos permite juzgar, ya que dice el Apóstol: ¿acaso podría yo juzgar a los que están fuera?; ¿no son los que están dentro a los que juzgáis?”

Billuart, siguiendo a Santo Tomás, enseña que es pecado el juicio temerario, que es el que carece de indicios suficientes de la culpabilidad del prójimo. No es pecado el juicio si no es temerario. Para ser pecado mortal debe ser plenamente temerario, es decir, los indicios no deben ser ni totalmente suficientes, ni próximos a la total suficiencia. En el caso de que los indicios no sean totalmente suficientes, pero sí sean próximos a la total suficiencia, no hay pecado mortal, sino venial. Para la suficiencia o no de los indicios o motivos del juicio, da algunas reglas: Si los indicios que se poseen por lo general van unidos a un mal comportamiento en las personas, o no. Si son tales que moverían a un varón grave y prudente a pensar mal, o no. Además distingue la duda, la sospecha, y el juicio: los posteriores requieren indicios más fuertes que los anteriores.

La imposición obligatoria de la "vacunación",a estas alturas, con lo que se sabe de la poca eficacia que estas "vacunas" tienen para el bien, y la no despreciable que tienen para hacer mal, es algo totalmente injustificado. Hay una larga lista de estudios científicos accesibles en Internet para todo el mundo donde consta que la sola proteína S, que según nos dicen, nuestras células producen una vez que nos "vacunamos", alcanza para producir daños importantes al organismo, algunos de ellos muy similares a lo que se conoce como "Covid - 19". De hecho, en varios países hoy día hay datos de que la mayoría de los contagiados e internados son vacunados, y ya están diciendo las autoridades, no solamente que no saben si las "vacunas" impiden el contagio, como venían diciendo hace meses, sino que efectivamente los "vacunados" pueden contagiarse y contagiar.

Saludos cordiales.
09/08/21 1:25 AM
  
Rubén (de Argentina)
Feri del Carpio Marek:

Ahora, tu ejemplo de los divorciados en unión adúltera estable no se aplica, pues no están excomulgados por pecar de adulterio (no confundir la pena canónica de excomunión con estar privado de la comunión eucarística).
Feri, los tales no pueden comulgar porque no están en gracia. Y a los adulteros públicos (caso del presidente de mi país), si un sacerdote les da la comunión, éste, conjuntamente con los adulteros, se hace reo de la sangre de Cristo. Los adúlteros, por haber comulgado fuera del estado de gracia, en palabras del apostol San Pablo, tragaron su propia condenación y el sacerdote que dio la comunión, se hizo partícipe de ese pecado.

Fue muy comentado el caso de la comunión (sacrílega) que Monseñor Sánchez Sorondo le impartio al presidente Fernandez y a su concubina cuando ambos fueron de visita al Vaticano, y cuando el obispo fue consultado sobre el punto, quiso ampararse en el canon 915, que dice que lo obligaba a dar la comunión porque Fernandez no estaba excomulgado. Curioso, porque el canon 915 dice lo siguiente:

«No deben ser admitidos a la sagrada comunión los excomulgados y los que están en entredicho después de la imposición o declaración de la pena, y los que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave».
Los adúlteros públicos no pueden comulgar no porque no están excomulgados, sino porque obstinadamente persisten en una situación de pecado grave. Por eso es que escribí que la negativa a que reciban la comunión se basa NO en el grado de culpabilidad interior de los adúlteros (juicio reservado a Dios), sino en la evidencia objetiva de la contradicción en que viven, que es mala en sí misma.
09/08/21 1:53 AM
  
Feri del Carpio Marek
Rubén,

la Iglesia solo juzga si una persona está o no en situación objetiva de pecado grave. No puede juzgar si una persona está o no en gracia, eso solo lo juzga Dios. Como reza el dicho: de internis neque ecclesia iudicat, y como dijo Santa Juana de Arco ante el tribunal que le interrogaba si estaba en gracia: “Si no lo estoy, que Dios me quiera poner en ella; si estoy, que Dios me quiera conservar en ella”.

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De hecho, el juicio sobre las intenciones, en el caso de las malas acciones, sería además innecesario, porque la intención buena no hace buena la acción que es mala por su objeto. Más bien ahí habría que tener en cuenta la posibilidad de la ignorancia invencible.

Así que el dicho de San Agustín, que hay acciones que no se pueden hacer con buena intención, no implica que en esos casos sí se pueda juzgar la intención, porque si esas acciones no se pueden hacer sin buena intención es porque son malas por su objeto, y es solamente de ese objeto malo que se juzga. Por eso en el texto de San Agustín se opone ese caso al de las acciones indiferentes por su objeto, que pueden hacerse con buena o mala intención, y de las que dice que no se debe juzgar.

En efecto, sigue diciendo:

"Y en lo referente a la clase de comidas, ya que se pueden usar de manera indiferente con buena intención, con simplicidad de corazón, y sin vicio de concupiscencia, de toda alimentación propia del hombre, el Apóstol prohíbe que se juzgue a quienes se alimentaban de carne y bebían vino, por parte de aquellos que se moderaban en el uso de tales alimentos."

Por eso el juicio que no es temerario no es aquel que sí conoce las intenciones de la otra persona, sino aquel que tiene suficiente información como para poder asegurar que la otra persona ha realizado una acción que es mala por su objeto.

Pero en la acción mala por su objeto está la posible presencia de motivos de inimputabilidad subjetiva. Por eso el juicio sobre la acción no puede convertirse automáticamente en un juicio sobre la persona ni sobre su estado de gracia.

El dicho de San Agustín, entonces, de que hay acciones que no pueden hacerse con buena intención, hay que entenderlo de las acciones en que las no intervienen los motivos subjetivos de inimputabilidad. Porque el que está bajo la ignorancia invencible, por ejemplo, puede muy bien tener buena intención al realizar una acción que es objetivamente mala.

Como viene a decir Feri con el ejemplo de Santa Juana de Arco, ni uno mismo puede asegurar que está en gracia de Dios sin revelación divina especial. ¿Cómo vamos a saberlo respecto de otra persona?

Saludos cordiales.
09/08/21 7:47 AM
  
Rubén (de Argentina)
Feri:
la Iglesia solo juzga si una persona está o no en situación objetiva de pecado grave. No puede juzgar si una persona está o no en gracia, eso solo lo juzga Dios.
Si la Iglesia puede juzgar si una persona está en una situación objetiva de pecado grave, entonces al mismo tiempo la Iglesia está determinando que una persona está fuera de la gracia de Dios. ¿Quién lo dice? Pues el Catecismo de San Pío X:

¿Qué significa la expresión: "estar en gracia de Dios"?
"Estar en gracia de Dios" significa poseer la gracia santificante, es decir, tener el alma libre del pecado mortal.

¿La gracia santificante es compatible con el pecado mortal?
La gracia santificante no es compatible con el pecado mortal, que se llama precisamente "mortal" porque, haciendo perder la gracia santificante, destruye la vida sobrenatural del alma.
Si una persona entonces hace alarde público de pecado, no está en gracia.

El hecho de que no podamos saber si una persona ESTÁ en gracia, no implica que no podamos saber que NO ESTÁ en gracia. Si así no fuera, entonces, como dije en anteriores comentarios, 1 Corintios 5:11-13 jamás hubiera podido ser escrito. ¿Es lícito expulsar de la Iglesia a alguien que está en gracia? ¿Y cómo entonces el apostol nos dice "Quitad al malvado de en medio de vosotros”? Sencillamente porque podemos reconocer a quien es malvado. Si eso no fuera así, San Pablo no nos pediría un imposible. Pero porque podemos reconocer al malvado es que el apostol nos da el derecho de expulsarlo de entre nosotros. Y vuelvo a preguntar, el malvado, a quien San Pablo nos ordena expulsarlo, ¿está en la gracia de Dios? Ya vimos la respuesta en el Catecismo. Una cosa es decir que no podemos saber quien ESTÁ en gracia (lo que es cierto) y otra muy distinta decir que tampoco podemos saber quien NO ESTÁ en gracia (lo que es falso). Si así no fuera, entonces nos sería imposible reconocer a los falsos profetas que vienen a nosotros con vestidos de ovejas pero que por dentro son lobos rapaces. ¿Los "lobos rapaces" están en la gracia de Dios? ¡Claro que no! Y si no están en la gracia del Altísimo y Cristo mismo nos enseñó como reconocerlos, entonces estamos reconociendo también a quienes NO ESTÁN en gracia.

Lo que la Iglesia no puede juzgar, afirmar, es QUIEN está en gracia, pero NO quien NO ESTÁ en gracia (en situaciones puntuales, claro está; con esto no quiero decir que alguien que no está en gracia lo esté para siempre y condenado con seguridad; si digo eso niego el Sacramento de la Reconciliación). Y todo lo anterior al margen de la ignorancia invencible. Me estoy refiriendo al caso donde los pecadores CONOCEN la norma.

Creo que tienes una confusión respecto de lo que enseñó Trento. Qué dice el Concilio respecto de este tema:

1540 Dz 805 “Nadie, tampoco, mientras vive en esta mortalidad, debe hasta tal punto presumir del oculto misterio de la divina predestinación, que asiente como cierto hallarse indudablemente en el número de los predestinados [Can. 15], como si fuera verdad que el justificado o no puede pecar más [Can. 23], o, si pecare, debe prometerse arrepentimiento cierto. En efecto, a no ser por revelación especial, no puede saberse a quiénes haya Dios elegido para sí [Can. 16].”

1565 Dz 825 Can. 15. Si alguno dijere que el hombre renacido y justificado está obligado a creer de fe que está ciertamente en el número de los predestinados, sea anatema [cf. 805].

1567 Dz 827 Can. 17. Si alguno dijere que la gracia de la justificación no se da sino en los predestinados a la vida, y todos los demás que son llamados, son ciertamente llamados, pero no reciben la gracia, como predestinados que están al mal por el poder divino, sea anatema [cf. 800].
Como ves, Trento no habla del estado temporal de gracia sino de la salvación y la predestinación a la misma. Lo que no podemos saber, es que el que es pecador hoy, no sea salvo mañana y que el justo de hoy, tenga manaña garantizado el cielo. Lo dijo San Pablo:

Pues aunque de nada me acusa la conciencia, no por esto estoy justificado. El que me juzga es el Señor.
—1 Cor 4:4
Repito, no es que no podamos saber quien NO ESTÁ en gracia (en un momento puntual y determinado, en el aquí y ahora, no eternamente y para la eternidad); lo que no podemos saber es quién ESTÁ. Negar esto, es negar que podemos conocer al árbol por sus frutos. Como lo dice el Catecismo, quien ofende a Dios no puede al mismo tiempo estar en gracia con Él. Y si la ofensa es pública y notoria, ¿cómo vamos a decir que no podemos saber que el ofensor no está en la gracia santificante?

Para finalizar, como quedó demostrado que quien se halla en una situación pública y objetiva de pecado grave no está en la gracia de Dios y que conocemos eso por la Escritura y porque el Catecismo nos aclara que el pecado mortal es incompatible con dicho estado, la Iglesia al negarle la Comunión a los adulteros públicos lo hace conociendo que están en una situación objetiva de pecado grave y también conociendo (en este caso en que el pecado público da testimonio contra los propios pecadores) de que están alejados de la gracia santificante.

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Dice el Concilio de Trento en el cap. 9 del Decreto sobre la Justificación:

"...como ningún hombre piadoso puede dudar de la misericordia de Dios, del merecimiento de Cristo y de la virtud y eficacia de los sacramentos; así cualquiera, al mirarse a sí mismo y a su propia flaqueza e indisposición, puede temblar y temer por su gracia, ya que nadie puede saber con certeza de fe, excluyente de todo error, que ha conseguido la gracia de Dios ".

Lo que dice el Catecismo de San Pio X es que el pecado mortal es incompatible con la gracia. Pero la Iglesia no dice que a los que están en pecado mortal se les ha de negar la comunión, por ejemplo, sino que habla "los que están en pecado grave".

Por ejemplo, el canon 915 del Código de Derecho Canónico:

"915 No deben ser admitidos a la sagrada comunión los excomulgados y los que están en entredicho después de la imposición o declaración de la pena, y los que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave ."

Y eso es así, porque el pecado grave es el que se realiza en materia grave, cosa que es públicamente constatable, mientras que el pecado mortal es el que destruye la vida de la gracia en el alma, cosa que no es públicamente constatable.

Por eso dice el Catecismo de la Iglesia Católica:

"1860. La ignorancia involuntaria puede disminuir, y aún excusar, la imputabilidad de una falta grave, pero se supone que nadie ignora los principios de la ley moral que están inscritos en la conciencia de todo hombre. Los impulsos de la sensibilidad, las pasiones pueden igualmente reducir el carácter voluntario y libre de la falta, lo mismo que las presiones exteriores o los trastornos patológicos. El pecado más grave es el que se comete por malicia, por elección deliberada del mal."

Es decir, la falta es grave, pero puede darse que su imputabilidad quede hasta excusada por la ignorancia involuntaria, de modo que no habrá ahí pecado mortal ni pérdida de la gracia.

Por eso también:

"1862 Se comete un pecado venial cuando no se observa en una materia leve la medida prescrita por la ley moral, o cuando se desobedece a la ley moral en materia grave, pero sin pleno conocimiento o sin entero consentimiento."

Porque la gravedad de la materia del acto es solamente una de las tres condiciones requeridas para el pecado mortal:

"1857 Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones: “Es pecado mortal lo que tiene como objeto una materia grave y que, además, es cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento” (RP 17)."

Por eso el "malvado" de San Pablo es alguien objetivamente malvado, pues ha cometido un pecado grave, pero eso no implica un juicio sobre la conciencia de esa persona. Porque aunque vemos la materia gravemente mala, no vemos el pleno conocimiento ni el deliberado consentimiento.

Y por eso dice Santo Tomás en Ia. IIae., q. 112, a. 5, co.:

"...el principio de la gracia, como también su objeto, es Dios mismo, que por su propia excelencia nos es desconocido, según aquello de Job 36,26: Dios es tan grande que rebasa nuestra ciencia. Y así, su presencia en nosotros, lo mismo que su ausencia, no puede ser conocida con certeza, como lo señala también Job 9,11: Si viene a mí no le veo; si se aleja de mí no lo advierto. De aquí que el hombre no puede juzgar con certeza si posee la gracia, de acuerdo con aquello de 1 Cor 4,3: Ni aun a mí mismo me juzgo; quien me juzga es el Señor."

Saludos cordiales.
09/08/21 4:27 PM
  
Luis López
La espiritualidad de nuestro tiempo es claramente Gnostica. Y es que volvemos a las fábulas como profétizo San Pablo.

Al mundo moderno se le hace incómodo asumir la santidad real e historica de la Bienaventurada Virgen María, y así parece más fácil y menos comprometido ubicarla en el terreno del mito.

Igual que a su Hijo, pues desencarnandole deja de ser esa figura tan humana como divina que nos advierte que sólo hay un camino de salvación y es creer en Él y cumplir sus mandatos.
09/08/21 4:44 PM
  
Jorge Cantu
Repiten su patrón enfermizo y satánico, ya lo hicieron durante el "siglo de las luces" cuando adoraron a la "diosa razón" en el altar de Notre Dame.
10/08/21 4:53 AM
  
Néstor
Es decir, para ser más precisos, la ecuación herética y blasfema "Pachamama = Virgen María" se puede entender en sentido real, o en sentido simbólico. En el primer sentido, la Virgen es la Tierra, el planeta, y por tanto, es deshumanizada. En el segundo sentido, la Virgen es un símbolo mitológico, y por tanto, es deshumanizada.

Saludos cordiales.
11/08/21 4:58 PM
  
Feri del Carpio Marek
Gracias por responderle a Rubén, Néstor, me ahorraste el trabajo. Demás está decir que suscribo todo lo que le respondes.

Me parece que puedo ayudarte, Rubén, a resolver tu dificultad con la siguiente distinción que hace la doctrina católica: una cosa es le hecho que una persona se encuentre en una situación objetiva de pecado grave, otra cosa es la imputabilidad que le corresponde por encontrarse en dicha situación, eso solo Dios lo puede conocer con certeza.

Claro que la Iglesia puede lícitamente excomulgar en algunos casos, y privar de la comunión en otros, aún encontrándose en gracia la persona penalizada. No solo puede, sino que debe, y no lo hace para ejercer un castigo de justicia sobre el penado, sino como medida medicinal, pues aún pudiendo encontrarse en gracia, no está en un estado de perfección cristiana, y su situación no le permite desarrollar a mayores alturas esa gracia y unión con Dios; también es medicinal para el Cuerpo de Cristo, por el escándalo que puede producir a los pequeños.

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Además hay otra cosa: una de las condiciones que pone Santo Tomás para poder juzgar lícitamente es que tengamos autoridad para ello, como por ejemplo, un juez. Cosa que en la inmensa mayoría de los casos no sucede.

Traduzco del inglés un texto de San Francisco de Sales:

“En verdad, los juicios apresurados desagradan a Dios, y los juicios de los hombres son apresurados, porque no somos jueces unos de otros, y al juzgar usurpamos el oficio de nuestro Señor. El juicio del hombre es apresurado, porque la principal malicia del pecado reside en la intención y el consejo del corazón, que está envuelto en tinieblas para nosotros. Además, los juicios del hombre son apresurados, porque cada uno tiene bastante que hacer en juzgarse a sí mismo, sin comprometerse a juzgar al prójimo. Si no queremos ser juzgados, nos corresponde igualmente no juzgar a los demás y juzgarnos a nosotros mismos ".

Saludos cordiales.
11/08/21 8:37 PM
  
Rubén (de Argentina)
Nestor, con respecto a tu respuesta a mi comentario anterior, sí, coincido en gran parte con lo que escribes, pero lo tomo como un desarrollo sobre el tema y no como una refutación a lo que escribí.

Repetidamente he escrito en mis comentarios que me estaba refiriendo a los casos en que los pecadores públicos no se encuentran en estado de ignorancia. En esa situación, cometen pecado grave y pecado mortal porque:

  1. Conocen la norma (he estado escribiendo desde primer comentario bajo esa hipótesis; te invito a que los releas para comprobar que es así).
  2. Es materia grave (el adulterio lo es; la sodomía lo es, el aborto lo es).
  3. Lo hacen deliberadamente, a conciencia y con persistencia en el tiempo
En este punto, los tales pecadores están alejados de la gracia. Y lo sabemos porque sus actos, que son públicos (distinto sería si lo hicieran privadamente), dan testimonio de ello. Dios no inhabita en ellos, no están en gracia. Y lo digo porque el Catecismo dice que la gracia es incompatible con el pecado mortal.

En cuanto a:

Y así, su presencia en nosotros, lo mismo que su ausencia, no puede ser conocida con certeza.
Con respecto a su presencia, concuerdo; con respecto a su ausencia, no. Repito, el Catecismo (no yo) dice otra cosa; dice que la gracia es incompatible con el pecado mortal. Por ende, si vemos que alguien se encuentra en pecado mortal (ofensa grave, con conocimiento de la norma y pleno consentimiento), y lo vemos porque el pecado es público, sabemos con certeza que no está en gracia.

Y yendo más allá del caso de los pecadores públicos, si no podemos tener la seguridad respecto a reconocer a un lobo vestido de oveja, entonces Cristo nos mintió. Y no es posible que Dios inhabite en sus enemigos. "El que conmigo no recoje, desparrama". Hasta que alguien demuestre (con las Escrituras, la Tradición y el Magisterio Extraordinario) que la gracia de Dios puede habitar en los falsos profetas, que vienen a nosotros con vestidos de ovejas pero por dentro son lobos rapaces, la afirmación

Los hombres tienen el poder (en determinadas situaciones) de conocer a los que NO están en la gracia de Dios
no habrá sido refutada. Por supuesto, que existe el arrepentimiento, pero en tanto y cuanto sigan siendo "lobos" (y por ende podemos conocerlos por sus frutos), en tanto y cuanto estarán ellos alejados del estado de gracia. Y lo estaremos sabiendo.

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El asunto es justamente cómo sabemos nosotros quiénes están actuando bajo motivos subjetivos de inimputabilidad, como por ejemplo la ignorancia invencible, y quiénes no. No estamos dentro de la cabeza de la gente, en la mayor parte de los casos, para ver lo que saben y lo que no saben, y los condicionantes psicológicos que tienen o que no tienen.

La Iglesia no juzga el interior. ¿Cómo podemos saber el estado de gracia de alguien, sin juzgar lo que pasa en su interior?

Por supuesto que la gracia es incompatible con el pecado mortal, pero también es claro que el pecado mortal es algo que depende fundamentalmente de lo que pasa en el interior del hombre, o sea, de ese ámbito en que la Iglesia no juzga: "de internis neque Ecclesia".

Para guardarnos de los lobos vestidos de ovejas no hace falta que podamos detectar si están en gracia de Dios o no. Alcanza con sus obras externas, que es lo que podemos conocer, y el resto, encomendarlos a Dios, que es el que nos va a juzgar a todos.

Por eso dice San Pablo en 1 Cor. 4, 5:

"Porque no estoy consciente de nada en contra mía; mas no por eso estoy sin culpa, pues el que me juzga es el Señor. Por tanto, no juzguéis antes de tiempo, sino esperad hasta que el Señor venga , el cual sacará a la luz las cosas ocultas en las tinieblas y también pondrá de manifiesto los designios de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de parte de Dios."

Es claro que la gracia de Dios no puede habitar en los falsos profetas, pero a nosotros nos basta con un juicio prudencial basado en lo que se manifiesta al exterior, sin juzgar el interior de las personas.

En ninguna parte, además, que yo sepa al menos, dice el Catecismo que podamos conocer que algunas personas en concreto no están en gracia de Dios. Ni lo dice el Magisterio de la Iglesia, ordinario o extraordinario. Las deducciones, a veces muy flojas, que podamos hacer nosotros a partir de tal o cual texto de la Escritura o del Magisterio, no son ni Palabra de Dios ni Magisterio de la Iglesia.

De hecho, si como vemos el mismo Santo Tomás piensa que no podemos conocer la ausencia de Dios en las personas, es porque seguramente la tesis contraria no forma parte de la doctrina de la Iglesia.

Saludos cordiales.
11/08/21 10:57 PM
  
Federico Ma.
El texto bíblico alude a las dos cosas, presencia (amor) y ausencia (odio):

"Utrum amor sit an odium, omnino nescit homo" (NVg).

"nescit homo utrum amore an odio dignus sit" (Vg).

(Ecl 9, 1)
14/08/21 3:20 AM
  
Federico Ma.
Entonces, Néstor, ¿sería en principio, en abstracto, posible, en el caso de los "divorciados vueltos a casar", una ignorancia tal que hiciera que el pecado objetivamente grave no fuera subjetivamente mortal, y por tanto que permanecieran en estado de gracia habitual?
Gracias.

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En teoría sí, obviamente. En la práctica ya es más difícil, porque la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio y el adulterio es bastante conocida. En todo caso, cuando en "Amoris Laetitia" se dice que ello podría suceder "incluso conociendo bien la regla moral" o algo así, se cierra esa posibilidad y no se ve que pueda haber otra. Es cierto que en la carta a los Obispos de Buenos Aires, que luego fue incluida en AAS, y declarada interpretación auténtica de AL, esa frase no aparece.

Saludos cordiales.
27/09/21 9:17 PM

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