Discusión en torno al Concilio Vaticano II
En estos días ha sido puesta sobre el tapete la discusión en torno al Concilio Vaticano II mediante intervenciones de Mons. Schneider, Mons. Viganó y el Card. Brandmüller, entre otros. El Card. Brandmüller ha insistido en la “hermenéutica de la continuidad”, mientras que ésta ha sido matizada por Mons. Schneider y rechazada por Mons. Viganó. El primero ha dicho que el Concilio Vaticano II es un Concilio Ecuménico y como tal debe ser respetado, pero al no dar ninguna definición infalible nueva, puede ser corregido en algunos puntos por la misma Iglesia. El segundo ha sostenido que se debe “olvidar” al Concilio Vaticano II.
Entendemos que esto último es totalmente imposible, pero por otra parte, sí creemos que un acto futuro del Magisterio de la Iglesia dotado de la suficiente autoridad podría aclarar algunas ambigüedades y oscuridades que hay en el texto conciliar.
De hecho, la misma insistencia en la necesidad de una “hermenéutica de la continuidad” muestra que es necesario explicar bien algunos pasajes del Concilio, que pueden ser interpretados en sentido heterodoxo.
Como ejemplo, y tal vez más que como ejemplo, como lo que podría finalmente ser el problema principal, queremos tratar aquí, una vez más, la cuestión del “subsistit in”.
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Dice la Constitución Dogmática Lumen Gentium en su n. 8:
“Esta es la única Iglesia de Cristo, que en el Símbolo confesamos como una, santa, católica y apostólica, y que nuestro Salvador, después de su resurrección, encomendó a Pedro para que la apacentara (cf. Jn 21,17), confiándole a él y a los demás Apóstoles su difusión y gobierno (cf. Mt 28,18 ss), y la erigió perpetuamente como columna y fundamento de la verdad (cf.1 Tm 3,15). Esta Iglesia, establecida y organizada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él si bien fuera de su estructura se encuentren muchos elementos de santidad y verdad que, como bienes propios de la Iglesia de Cristo, impelen hacia la unidad católica.”
Veamos cómo ha sido entendido esto por buena parte, por lo menos, de la teología post-conciliar:
“Como se puede observar, tanto el lenguaje como la misma intención del texto -conocido a través de las actas conciliares- rechazan toda exclusividad e identidad de la verdadera Iglesia concebidas de modo cerrado, tiempo que se abre el espacio para la positividad y el reconocimiento. El verbo subsistit, nueva versión del primitivo texto que usaba el est, subraya no tanto la exclusividad -más propia del est- cuanto el carácter abierto y positivo. De esta forma el subsistit tiene la intención y desempeña la función de evitar una identificación incontrolada de la Iglesia de Cristo con la Iglesia católico-romana, para mantenerse, como comenta H. Fries, abierto a la realidad eclesial presente en las otras confesiones cristianas.”
(PIE NINOT, Salvador, “Hacia una eclesiología fundamental basada en el testimonio”, en Revista Catalana de Teología IX (1984), p. 413)
Es decir, una versión teológica post-conciliar muy extendida sostiene que en ese pasaje de LG la Iglesia ha “sustituido” el “est” (la Iglesia de Cristo ES la Iglesia Católica) por el “subsistit in” (la Iglesia de Cristo SUBSISTE EN la Iglesia Católica).
La razón para hacerlo sería evitar la “exclusividad” propia de la identificación pura y simple, por la cual, dicen, no se podría reconocer, como de hecho sí se reconoce, que fuera de los límites visibles de la Iglesia Católica se dan verdaderos “elementos de la Iglesia” (elementa ecclesiae) como por ejemplo el bautismo válido, y en algunos casos, el mismo Sacramento del Orden con la consiguiente Eucaristía válida, la fe en la Sagrada Escritura, etc.
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Ante todo hay que notar que Lumen Gentium no habla de ninguna “sustitución” del “est” por el “subsistit in”. Simplemente, en esa frase capital y central, utiliza el “subsistit in” en vez del “est”. Son algunos de los intérpretes de LG (muchos de ellos) los que hablan de “sustitución”.
Ahora bien, el problema es que, en virtud del principio de tercero excluido, o bien la Iglesia de Cristo ES la Iglesia Católica, o bien la Iglesia de Cristo NO ES la Iglesia Católica. No hay otra posibilidad.
Si eliminamos, entonces, como parecen hacer estos intérpretes, la primera alternativa, sólo nos queda la segunda: que la Iglesia de Cristo NO ES la Iglesia Católica, y que por tanto, la Iglesia Católica NO ES la Iglesia de Cristo.
El “est” no se puede “sustituir” sin negarlo.
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Por lo que respecta entonces al texto de Pie Ninot, es claro que intenta una imposible navegación entre el ser y el no ser.
No hay una identificación controlada y otra descontrolada. Más bien, y muy sencillamente, o hay identidad o no la hay. O bien la Iglesia de Cristo es la Iglesia Católica, o no lo es. No se puede ser descontroladamente la Iglesia Católica, ni tiene sentido afirmar eso de algo. No se puede negar solamente la “identidad descontrolada”. Lo único que se puede negar, o afirmar, es la identidad, simplemente, entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica.
Sería como negar solamente la exagerada necesidad de que los triángulos tengan tres lados, o la excesiva acentuación de la existencia de Dios. No se puede. Dios existe, del todo, o no existe, completamente. No se puede existir más o menos, ni un poco, ni bastante, ni demasiado.
Y el triángulo tiene tres lados, ni más ni menos, o tiene cualquier otra cantidad de lados, incluido el cero, distinta de tres, ni más ni menos. Una figura no puede tener un poco tres lados, o bastante tres lados, o demasiado tres lados.
Por tanto, el único sentido inteligible de “negar la exagerada o incontrolada afirmación de que los ángulos tienen tres lados”, es negar sin más que tengan tres lados, como la única forma de negar la exagerada o incontrolada afirmación de la existencia de Dios, es negar que Dios exista.
Y del mismo modo, no se puede ser un poco idéntico a algo, o bastante idéntico, o demasiado idéntico, o incontroladamente idéntico.
Y del mismo modo no se puede negar solamente que la Iglesia de Cristo sea “excesivamente” la Iglesia Católica, y viceversa. No se puede ser “excesivamente” la Iglesia Católica, ni un poco, ni bastante, ni demasiado, ni incontroladamente. Sólo se puede serlo, o no serlo.
Es decir, lo único que se puede hacer es afirmar o negar que la Iglesia de Cristo es la Iglesia Católica, y así las cosas, es claro que la única forma inteligible de interpretar el texto citado es como una negación de que la Iglesia de Cristo sea la Iglesia Católica.
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Por otra parte, la identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica no quita que pueda haber fuera de la Iglesia de Cristo “elementos de la Iglesia”. Lo que no puede ser es que la Iglesia misma exista fuera de la Iglesia.
Y si se dice que los elementos de la Iglesia no pueden existir sino en comunión con la Iglesia misma, respondemos que precisamente por eso, esos elementos de la Iglesia que están fuera de los límites visibles de la Iglesia Católica implican una comunión invisible e imperfecta con la Iglesia Católica, o sea, y en la misma medida, con la Iglesia de Cristo.
La identidad no implica necesariamente la exclusividad. Dios se identifica con el Ser y sin embargo, las creaturas, que participan del ser sin identificarse con él, también son y existen.
Dios es la Subsistencia perfecta e infinita del Ser, pero solamente porque se identifica con el ser, porque ES el mismo Ser subsistente. Y eso no quita que las creaturas, que participan del ser, sin identificarse con él, también sean, a su modo imperfecto y limitado.
Como dice Santo Tomás de Aquino en el prólogo de su Comentario al Evangelio de San Juan:
“Como todas las cosas que son, participan del ser, y son entes por participación, es necesario que haya algo en la cima de todas las cosas que sea por esencia el mismo ser, es decir, que su esencia sea su ser, y éste es Dios, que es la suficientísima, dignísima y perfectísima causa de todo el ser, de cual participan el ser todas las cosas que son”.
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No vale objetar que a veces la identidad no es recíproca, en el sentido en que todo perro es mamífero, pero no todo mamífero es perro, y también, sin duda, Dios es el Ser, pero no todo lo que tiene ser es Dios. Porque eso vale cuando el predicado es un concepto universal, que puede ser más extenso que el sujeto, pero no vale cuando tanto el sujeto como el predicado significan una realidad singular y concreta, sea individual o colectiva.
San Francisco de Asís es una realidad singular y concreta individual, y la Iglesia de Cristo, e igualmente la Iglesia Católica, es una realidad singular y concreta colectiva, históricamente situada en el tiempo y el espacio.
Y por tanto, del mismo modo que San Francisco de Asís es el fundador de la orden franciscana, y el fundador de la orden franciscana es San Francisco de Asís, así también la Iglesia de Cristo es la Iglesia Católica, y la Iglesia Católica es la Iglesia de Cristo.
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Porque si no es así, lo más lógico entonces sería decir que hoy día la Iglesia de Cristo no existe. Porque si no es la Iglesia Católica, no se ve porqué habría de ser la comunidad luterana, o la calvinista, o la anglicana, o el conjunto de las Iglesias ortodoxas, o alguna o algunas de ellas, etc.
Y si la Iglesia de Cristo no es ninguna de las confesiones cristianas actualmente existentes, entonces simplemente no existe al día de hoy, dado su carácter esencialmente institucional y visible según el mismo Concilio Vaticano II en el mismo numeral 8 de Lumen Gentium:
“8. Cristo, el único Mediador, instituyó y mantiene continuamente en la tierra a su Iglesia santa, comunidad de fe, esperanza y caridad, como un todo visible, comunicando mediante ella la verdad y la gracia a todos. Mas la sociedad provista de sus órganos jerárquicos y el Cuerpo místico de Cristo, la asamblea visible y la comunidad espiritual, la Iglesia terrestre y la Iglesia enriquecida con los bienes celestiales, no deben ser consideradas como dos cosas distintas, sino que más bien forman una realidad compleja que está integrada de un elemento humano y otro divino. Por eso se la compara, por una notable analogía, al misterio del Verbo encarnado, pues así como la naturaleza asumida sirve al Verbo divino como de instrumento vivo de salvación unido indisolublemente a El, de modo semejante la articulación social de la Iglesia sirve al Espíritu Santo, que la vivifica, para el acrecentamiento de su cuerpo (cf. Ef 4,16).”
Y obviamente que no puede ser tampoco todas esas confesiones cristianas juntas, porque no están juntas, precisamente, en el plano visible e institucional, que es esencial a la Iglesia de Cristo según el Concilio, como vimos.
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No vale tampoco objetar que no todo es “blanco o negro”, y que existe una infinita gama de grises. No se trata de que la Iglesia de Cristo sea la Iglesia Católica o sea el Ejército de Salvación, es evidente que hay infinidad de otras alternativas además de esas dos.
Se trata de que la Iglesia de Cristo es la Iglesia Católica, o no es la Iglesia Católica, y ahí no hay absolutamente ninguna otra posibilidad (por eso el principio correspondiente se llama de “tercero excluido”) de modo que excluir también la afirmación de que lo es, es lo mismo que negar que lo sea.
A es B o A no es B, no hay otra posibilidad. De modo que excluir la afirmación que dice que A es B, es lo mismo que afirmar que A no es B.
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En general es válido el “silogismo disyuntivo”: dada la verdad de una disyunción, y la negación de una de sus partes, se sigue la verdad de la otra.
Por ejemplo, dado que aceptemos como verdadero que hoy es Viernes o es Martes, si agregamos que no es Viernes, por eso mismo estamos diciendo que es Martes.
Pero las proposiciones como “hoy es Viernes o es Martes” pueden todavía ser falsas, por ejemplo, si es Sábado o Lunes. Ahora bien, eso no puede suceder cuando la disyunción es entre el ser y el no ser, por ejemplo, entre que hoy sea Viernes o que no sea Viernes.
Y ése es precisamente el caso de la disyunción entre que la Iglesia de Cristo sea la Iglesia Católica o que no sea la Iglesia Católica. Esa disyunción es necesariamente verdadera, y por tanto, también es necesario que, siendo falsa una de sus partes, la otra sea verdadera.
Por la misma razón, si no es correcto o no se debe decir que la Iglesia de Cristo ES la Iglesia Católica, entonces la Iglesia de Cristo NO ES la Iglesia Católica, y por tanto, la Iglesia Católica tampoco es la Iglesia de Cristo.
No se juega con los principios de no contradicción y tercero excluido, ni con el verbo “ser”. No hay operación “pastoral” que pueda remendarle la plana a la lógica elemental, y evitar las desastrosas consecuencias de la no identificación entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica.
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Véase por ejemplo también DE LA FUENTE, Eloy, Eclesiología, BAC, Madrid, 1988, pp. 134 – 136:
“Lo más significativo de estos textos radica en el término subsiste que reemplaza al verbo es, a través del cual se indicaría de modo más directo y exacto la adecuación o identidad entre Iglesia Católica e Iglesia de Cristo. Porque aquélla no agota de modo exhaustivo la realización de esta, es por lo que se abre el espacio para reconocer el carácter eclesial de otras realizaciones de la Iglesia fuera de la sociedad visible que es la Iglesia Católica La nueva perspectiva abierta por el Vaticano II ha sido entendida en ocasiones de modo tal que relativiza el papel de la Iglesia Católica sin dejar clara su exacta conexión con la Iglesia de Cristo, por lo que el Magisterio postconciliar ha ido estableciendo algunas precisiones.
a) no se debe pensar que la auténtica Iglesia es una utopía, una realidad futura que hay que buscar o construir entre todas las confesiones o iglesias actuales porque de hecho no se da actualmente en ningún lugar 17 , b) la Iglesia integral no es un ideal, sino que existe ya en la Iglesia Católica, la Iglesia de Cristo ha existido y continúa existiendo, hasta el final de los tiempos y con todas sus propiedades y medios de salvación, en la Iglesia Católica, c) se da una sola subsistencia de la verdadera Iglesia, mientras que fuera de ella no se dan más que «elementa Ecclesiae» , d) subsistit acentúa una presencia sin solución de continuidad desde los orígenes de la Iglesia de Cristo en la Iglesia Católica, el Concilio de hecho rechazó la fórmula adest in porque podía entenderse como una presencia puntual o transitoria, e) la Iglesia Católica vive de la convicción de ser la realización de la Iglesia de Cristo y de que se da una continuidad también histórica entre la Iglesia que el Cristo Resucitado dio a apacentar a Pedro y a los otros apóstoles y la Iglesia que hasta hoy es gobernada por el sucesor de Pedro y los otros apóstoles, por tanto la Iglesia querida por Cristo como organismo visible continúa existiendo en la Iglesia Católica, a pesar de que a lo largo de los siglos muchos elementos auténticamente cristianos hayan acabado por encontrarse en las iglesias separadas.
Pero para mantener el sentido que el Vaticano II imprimió a la eclesiología en LG 8 tampoco se deben olvidar los datos siguientes a) se introduce conscientemente una ligera matización a Mystici Corporis, que había establecido una absoluta identificación entre la Iglesia Católica y el Cuerpo Místico de Cristo, b) al sustituir «ella es» por «subsiste en» se indica con claridad que no se debe entender en el sentido exclusivo indicado por «es», pues precisamente por ello es por lo que se modifican los esquemas preparatorios e incluso las primeras redacciones de los textos presentados en el aula conciliar, c) los motivos de la modificación son de carácter ecuménico, como lo muestran los debates en el aula y las relaciones de presentación lo que se pretende es reconocer la relevancia eclesiológica de las iglesias y comunidades eclesiales separadas en cuanto sujetos sociales portadores de elementos de santificación y de verdad y por ello como instrumentos de incorporación a Cristo, d) la Iglesia Católica no se identifica en sentido absoluto con la Iglesia de Cristo, porque lo que está fuera de ella puede tener relevancia eclesiológica en virtud de la acción del Espíritu que debe ser atendida por la Iglesia Católica.”
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Toda esta larga explicación, con su frase final: “la Iglesia Católica no se identifica en sentido absoluto con la Iglesia de Cristo”, sólo puede significar, en buena lógica, y por todo lo que ya dijimos, una cosa: la Iglesia de Cristo NO ES la Iglesia Católica, y la Iglesia Católica NO ES la Iglesia de Cristo.
En efecto ¿qué es “no identificarse con algo en sentido absoluto”? En sentido relativo, sin duda que Pedro y Juan se identifican en tanto que seres humanos, y Pedro y su gato se identifican en tanto que animales y mamíferos.
Y todo eso quiere decir que Pedro NO ES Juan, y viceversa, y que Pedro NO ES su gato, y viceversa.
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Porque además, la “identidad no absoluta” se puede entender en el plano accidental o en el sustancial. El cambio accidental no cambia la sustancia o esencia de la cosa, que sigue siendo la misma exactamente. Por ejemplo, aprender un idioma, mudarse a otro país, cortarse el pelo, etc.
El cambio sustancial se da solamente cuando algo deja de ser lo que era y algo que antes no existía comienza a existir. Por ejemplo, la concepción, la muerte, son cambios sustanciales.
En el cambio accidental son posibles los grados y los procesos extendidos en el tiempo, porque se puede tener varios grados distintos de tamaño, edad, peso, conocimiento de un idioma, cabello, etc.
En el cambio sustancial no hay grados posibles, porque en ese nivel, o se es algo, o no se lo es: o se es gato o no se lo es, no se puede ser algo gato o bastante perro.
Por tanto, mientras en el plano accidental es posible el “más o menos”, no es posible en el plano sustancial: o se es algo absolutamente, o no se lo es de ningún modo, es decir, la única identidad posible en el plano sustancial es la identidad absoluta.
Es obvio que en dos mil años de existencia de la Iglesia Católica ha habido infinidad de cambios accidentales. Pero no es ahí donde se juega la identidad de la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica, sino en el plano sustancial, donde según nuestra fe y el principio de tercero excluido, sólo puede haber identidad, y donde esa identidad, por lo dicho, sólo puede ser absoluta, por lo que afirmar en ese plano una identidad no absoluta es negar pura y simplemente la identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica, lo cual va contra la fe católica, mientras que afirmar una identidad no absoluta entre ambas a nivel accidental es decir algo que cae totalmente fuera de la cuestión.
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¿Qué significa que “A existe en B”? O bien significa que A está simplemente en B, como alguien está en su casa o en su automóvil, o bien significa que A es B, sin más.
“Estar en” no es “ser”. Más bien, normalmente, decir que A está en B es implicar que A no es B, y que B no es A.
Así decimos que Fulano está en su casa o en su automóvil.
A nadie se le ocurriría decir que Karol Wojtyla “está en” Juan Pablo II o que Joseph Ratzinger “está en” Benedicto XVI.
¿Y qué querría decir que Karol Wojtyla “existe en” Juan Pablo II, en caso de que no quiera decir que “está en” él, sino que Karol Wojtyla es Juan Pablo II?
Porque además, si la Iglesia de Cristo es esencialmente visible, y “existe en” la Iglesia Católica ¿hay entonces allí dos visibilidades distintas, la de la Iglesia de Cristo y la de la Iglesia Católica? Y si es una sola visibilidad ¿no es una sola también la Iglesia visible que es de Cristo y es Católica?
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Y sobre todo ¿es errónea entonces la afirmación del Papa Pio XII en Mystici Corporis, n. 6?
“Ahora bien: para definir y describir esta verdadera Iglesia de Cristo ―que es la Iglesia santa, católica, apostólica, romana ―, nada hay más noble, nada más excelente, nada más divino que aquella frase con que se la llama el Cuerpo místico de Cristo; expresión que brota y aun germina de todo lo que en las Sagradas Escrituras y en los escritos de los Santos Padres frecuentemente se enseña.”
Se dirá que no es errónea, pero que hay que matizarla. Y respondemos que el ser o no ser algo no se puede matizar, y que la identidad relativa es simplemente hablando no identidad, como ya vimos.
En definitiva, la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica ¿son dos Iglesias distintas, una de las cuales está, existe o subsiste en la otra, o se trata de una sola y misma Iglesia?
La Iglesia Católica ¿es la misma Iglesia que Jesucristo fundó sobre Pedro, o es otra Iglesia en la cual aquella “subsiste”?
¿Diremos que se trata de una sola y misma Iglesia que “subsiste en” sí misma? Bien, pero habría que aceptar que la frase “la Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia Católica” implica un uso bastante sofisticado de “subsistir en”, que en todo caso, es el único aceptable, entendemos, desde la fe católica.
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El único sentido en que se puede aceptar que la Iglesia de Cristo “subsiste en” la Iglesia Católica, es cuando eso quiere decir que la Iglesia de Cristo ES la Iglesia Católica y la Iglesia Católica ES la Iglesia de Cristo.
Y si el “subsiste” aquí es igual al “es”, es solamente porque de hecho estamos hablando de un caso de identidad real. Pero no necesariamente es así siempre: también decimos, por ejemplo, que la Segunda Persona de la Trinidad “subsiste en” una naturaleza humana, sin que se identifique para nada realmente con esa naturaleza humana asumida.
Dice en efecto Santo Tomás en IIIa, q. 24, a. 1, hablando de la predestinación de Cristo:
“Queda, pues, que la predestinación se atribuya a la persona de Cristo, no considerada en sí misma, o en cuanto subsistente en la naturaleza divina, sino en cuanto que subsiste en la naturaleza humana.”
“Relinquitur ergo quod praedestinatio attribuatur personae Christi, non quidem secundum se, vel secundum quod subsistit in divina natura; sed secundum quod subsistit in humana natura.”
Por tanto, el “subsistit in”, en el caso de la relación entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica, depende del “est” para ser entendido correctamente.
Afirmar en este caso de la relación entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica el “subsistit in” y negar el “est” es una contradicción, y afirmar el “subsistit in” sin afirmar explícitamente (ni tampoco negar) el “est”, como hace la Constitución Lumen Gentium, da ocasión a interpretaciones heterodoxas.
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Ahora bien, esto no deja de tener su importancia, porque todo el mundo está de acuerdo en que el tema del Concilio Vaticano II fue precisamente la Iglesia, y que todos los documentos del Concilio reflejan la visión de la Iglesia que se plantea en Lumen Gentium.
Por tanto, no es aventurado suponer que buena parte de la catástrofe post-conciliar, que en el momento actual llega a su punto más agudo conocido, se deba a una interpretación heterodoxa de la relación entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica, por la cual muchos dentro de la misma Iglesia Católica ya no tienen certeza de la verdadera identidad de la misma, ni de lo que la Iglesia cree acerca de su propia identidad, mientras que otros están ciertos de algo que es realmente herético, a saber, que hay dos Iglesias, una de Cristo y otra Católica; una interpretación que lamentablemente ha encontrado ocasión para desarrollarse en el “subsistit in” de Lumen Gentium, lo cual abona la tesis según la cual sería necesario que una instancia futura del Magisterio de la Iglesia, dotada la suficiente autoridad, aclarase en forma solemne que la Iglesia de Cristo ES la Iglesia Católica, y viceversa.
52 comentarios
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Yo diría más bien que dicen que es suficiente pero no necesaria, ya que fuera de la Iglesia, según lo presentan, sí podría haber salvación. Por el contrario, lo católico, entiendo, es decir que si el que no está visiblemente unido a la Iglesia Católica se salva, es porque está invisiblemente unido a ella, y no a una supuesta "Iglesia de Cristo" que no sería la Católica.
Saludos cordiales.
Lo que hoy tenemos es La Gran Apostasía: Babilonia La Grande : Un imperio Mundial de religiones falsas , en unos casos , y de religiones apóstatas en otros.
Me apunto al Remanente Fiel ; al Rebaño Pequeño que ha sido dado a Luz por la Verdadera Iglesia para heredar el Reino de Dios. ( Apocalipsis : 14 ).
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La Iglesia es indefectible. Esa verdad es parte de la misma fe con que creemos en Jesucristo. Y es visible e institucional, no es una "iglesia" invisible y puramente espiritual, ésa es la del protestantismo. La historia de la Iglesia está llena de pequeños grupos que se creyeron la única verdadera Iglesia. Pero el Señor le dijo, a la Iglesia visible, que fundó sobre Pedro, que las puertas del Infierno no prevalecerían contra ella.
Saludos cordiales.
Tiene razón, este subsistir, desde hace más de 40, me es siempre ininteligible.
Claramente habla de dos iglesias, pero digo creo en Una, Santa Iglesia Católica, no en dos, la de Cristo y la Católica. Es absurdo.
Por otro lado, los protestantes y anglicanos de 1960 estaban más cerca de la fe católica que hoy 2020.
El verbo subsiste da la idea de que la Iglesia de Cristo está debajo de la Iglesia Católica, un absurdo.
Y el subsiste no se refiere a la Iglesia Purgante y Triunfante, sólo a la Iglesia Peregrina en la Tierra, y en concreto, sólo como sociedad jerárquica.
Confusión y absurdo: el subsiste se debe sustituir por es, la unidad de la única Esposa.
La Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica parece bigamia de Cristo, casado con dos Esposas.
Fácil:
La Iglesia católica ES la Iglesia de Cristo
¿Qué dice ese texto conciliar?
Otra cosa.
Y no hay más. Si hubieran querido mantener la doctrina de siempre habrían dicho lo mismo que siempre. Pero no lo hicieron.
Así de simple, así de sencillo.
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La Iglesia es indefectible. Lo que haya que corregir lo corregirá en su momento, con la ayuda de Dios.
Saludos cordiales.
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Es cierto que las frases que niegan la identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica están en los textos citado de De la Fuente y Pie Ninot, no en Lumen Gentium.
Pero por lo que toca a lo incompleto de la presentación de Lumen Gentium, tendría que repetir aquí todo el "post". Esa "pedagogía" queda arruinada simplemente por el principio de tercero excluido. No hay forma de no contestar a la pregunta sobre si la Iglesia de Cristo es o no es la Iglesia Católica, y no decirlo, dando lugar a las interpretaciones de las cuales vimos solamente dos ejemplos, no es suficiente como presentación de la fe.
Por otra parte, el pecado de los miembros de la Iglesia no es menos extraño a la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica que a la Iglesia de Cristo.
Y es que si Ud. acepta el "est", entonces ese argumento no tiene sentido: ambas son una sola cosa.
Saludos cordiales.
Suscribo el deseo de que ulteriores intervenciones del Magisterio oficial de la Iglesia aclaren los entreveros, que ha causado este "subsistit in" y que, si
se lo siguiera admitiendo, no se dejara de exclarecerlo con el indudable "est".
Muy buen aporte, Néstor, bien sustentado con lo mejor de la Tradición de la Iglesia, que con urgencia ha de disipar las nebulosas causadas por este cambio de la Lumen gentium 8.
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Muchas gracias, Padre. Espero poder publicar un "post" con el discurso del Card. Lercaro en el Concilio Vaticano II diciendo que la Iglesia debía ser pobre también espiritualmente y que para eso había que renunciar a la Escolástica y al tomismo. Aprovecho para pedir a todos oraciones por la salud del P. Barriola, gran defensor de la fe católica en Uruguay y en Argentina.
Saludos cordiales.
Si no nos liberamos de una vez del lastre de la institución, toda la Iglesia de Cristo caerá tarde o temprano junto con ella.
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Eso no es otra posibilidad, es simplemente decir que la Iglesia de Cristo no es la Iglesia Católica, y viceversa. Y la Iglesia de Cristo ha sido siempre institucional, leer por ejemplo los Hechos de los Apóstoles. La idea del cristianismo primitivo como una especie de comunidad "hippie" es una fantasía anti histórica.
Saludos cordiales.
Así de simple, así de sencillo.
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La Iglesia es indefectible. Lo que haya que corregir lo corregirá en su momento, con la ayuda de Dios.
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Ese "subsiste" corrige la versión anterior que es imprecisa.
El cristiano lo es por el bautismo, pero la cosa no acaba ahí. Se necesita toda una vida para que de esa semilla de pimienta se desarrolle el arbusto más frondoso en el que vengan a anidar las aves.
Ese cristiano recién bautizado es cristiano 100%. Pero le falta todo ese proceso de transformación por recorrer. Es más, si no se da ese crecimiento espiritual, en esa personas solo subsiste el cristianismo.
Lo mismo ocurre con la Iglesia católica. De entre todas las iglesias es la única 100% de Cristo. Pero no siempre está a la altura de las circunstancias. En ocasiones solo subsiste. Y en otras se arrastra por la historia.
El CVII fue un acontecimiento profético. Niqueló lo de la subsistencia.
Visto el desastroso momento por el que pasamos -y que va a empeorar- se me hace difícil imaginar cómo puede un cristiano laico resistir al modernismo imperante, cuando éste se abrogue el ser Iglesia, y nos expulse como cismáticos o vaya usted a saber.
Por eso el CVII fue profético. Ese subsiste me permite subsistir en mi Iglesia católica, enfrentar las herejías por doquier, y no rendirme nunca.
!19 Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros"-
En el fin la Iglesia Católica será la Iglesia de Cristo. Mientras tanto, la guerra sigue. Subsistimos como Iglesia militante. Existiremos como Iglesia triunfante.
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Me parece que Ud. debe buscar un poco más de claridad en sus ideas. Por decir algo, nada más, no se de trata de si la Iglesia Católica es "de Cristo", sino de si la Iglesia Católica es la Iglesia de Cristo, o no es la Iglesia de Cristo.
Saludos cordiales.
2. Si a una persona le diagnostican un cáncer no caben hermenéuticas, multidoxas ni libertades religiosas.
3. Si el Médico ha demostrado serlo, ha demostrado ser Cirujano de la Vida y que su Medicina vence a la muerte, entonces no caben hermenéuticas, multidoxas ni libertades religiosas.
4. Dios respeta la libertad humana. Pero Su Misericordia exige ante la Verdad la única respuesta de Su Justicia: si o si.
5. El cáncer no tiene cabida en la vida eterna, el pecado no puede atravesar la puerta angosta.
6. El CVII tiene fisuras que ambiguan la fe católica. Descuento intencionado de apertura al mundo y a las demás religiones como iguales.
7. Dos documentos del CVII lo demuestran: Nostra aetate y Dignitates humanae. Se le puede llamar civilización del amor y/o fraternidad universal, pero no pertenecen a la ciudad de Dios.
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La Iglesia en su práctica totalidad ha reconocido al Vaticano II como Concilio Ecuménico, y según los teólogos, la legitimidad de los Concilios Ecuménicos forma parte del objeto secundario de la infalibilidad del Magisterio eclesiástico.
Pienso que deberíamos sopesar estas cosas antes de lanzarnos a callejones que no sería raro que no tuvieran salida.
Por otra parte, como ya dije, los que niegan la identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Catolica, al menos en buena lógica, son, por lo que aquí he citado, De la Fuente y Pie Ninot, no Lumen Gentium, que lo que sí tiene de defectuoso es no afirmar el "est", y que es lo que entiendo que debe ser corregido lo antes posible.
Saludos cordiales.
Y me dijo mi madre: Dios creo a Oscar, que subsiste en ti hijo mío. Y yo le respondí: pero de qué vas, has perdido la cabeza? Y eso porque no se me ocurre una intención pérfida de mi madre.
Y si mi Santa Madre Iglesia, que desde el principio nos dio de mamar, ahora viene con que ella es la subsistente de la Iglesia que fundó Cristo,, pues qué quieres que te diga, que si, que es indefectible, indefectiblemente madrastra, porque mi Santa Madre Iglesia, es y será, como ha sido simpre, la unica Iglesia que fundó Cristo. Y solo una madrastra puede decirle a sus pobres ovejas medio descarriadas que la Iglesia de Cristo subsiste en Ella: para que, para volver locas a las indefensas ovejas?
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Es verdad de fe que la Iglesia de Cristo es la Iglesia Católica, y viceversa. Por eso mismo debemos esperar y pedir que esa verdad de fe sea clara y solemnemente afirmada por la misma Iglesia.
La Iglesia no ha negado el "est" en Lumen Gentium, aunque ese documento en este punto sea imperfecto como expresión de la fe católica. Así que sigue siendo nuestra Madre, como no puede ser de otro modo por otra parte, dada la promesa de Nuestro Señor Jesucristo: "las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella".
Saludos cordiales.
Lo terrible es ver en qué ha venido a dar todo esto. Cada uno se forma su opinión, y entonces, esto le parece bien ay aquello no. La casuística de moralidad y doctrina que tiene la Iglesia en este momento es una absoluta locura. No hay forma de llegar a un consenso en prácticamente nada. Exteriormente, hay unas formas, pero interiormente hay generación de odios, fortísimos desprecios, rencores que empiezan primero por las opiniones expresadas para pasar rápidamente al plano personal.
Miren Vds. aquí, solo aquí. ¿Cuantas amarguras se han visto - y muchas se han ocultado - por peleas entre los mismos blogueros, entre comentaristas y más frecuentemente entre comentaristas y blogueros?. ¡¡¡Y eso que se presume la buena intención de propagar el evangelio!!!
Solo se puede hablar de Dios de forma simple y banal. Si uno intenta profundizar, y habla de ello con sus amigos, con su párroco, con su grupo, lo más probable es que empiece con tensiones y si quiere hablar en serio, acabe por perder toda relación. Porque este y aquel piensan lo mismo en este y aquel tema, pero como toques ese punto....y como insistas....
Ya sé lo que me podría responder, me lo sé de memoria, porque es el círculo vicioso que he oído toda la vida, lo que nunca ha funcionado.
Todo indica que en este país apenas quedarán unos pocos miles - muy pocos - de cristianos en 20-30 años. No quedará nada, ni carismas, ni movimientos, ni religiosos - alguna orden contada - ni Cáritas, ni la acción social de la Iglesia, ni nada de nada. Una sombra. Y en el resto del mundo occidental la cosa no será muy distinta. Las peleas de toda esos purpurados van a sonar muy ridículas para entonces.
No queremos creerlo. ¡Qué digo!, ni plantearlo.
Personalmente espero que el Señor me guarde, pero es realmente desolador encontrar en cada miembro de la Iglesia una especie de contrincante potencial...cuando no enemigo.
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Conviene leer un poco de Historia de la Iglesia para adquirir perspectiva sobre este tema. La vida cristiana siempre ha sido lucha y en la Iglesia siempre ha habido lucha en torno a las verdades de la fe. Es cierto que nuestra época es particularmente conflictiva en ese sentido, pero Dios da siempre la gracia necesaria para poder hacer frente a toda lucha, dificultad y tentación. Hay que agarrarse firmemente de Él, y por tanto, de su Hijo, y de su Iglesia. Eso es todo.
Saludos cordiales.
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Hay un dicho según el cual en los Concilios viene primero la etapa de los hombres, luego la del diablo, y luego la de Dios, o algo así. También hubo en el Vaticano II una minoría (!!) combativamente ortodoxa que logró evitar muchas veces que la sangre llegara al río.
Saludos cordiales.
Por cierto, decir que la Iglesia es la Iglesia no supone decir que lo que hace gentuza como McCarrick lo haga la Iglesia en cuanto tal. Si a estas alturas de la película no entendemos que los pecados horrendos de algunos miembros de la Iglesia no afectan a lo que ella es, mal vamos.
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Exactamente. De lo contrario, y empezando por nuestros propios pecados, no podríamos profesar en el Credo la fe en la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica.
Saludos cordiales.
Le llevo leyendo durante casi una década.
Me ha parecido un artículo muy interesante.
¿Podría publicar algún día un post similar sobre la ambigüedad que supuso
el documento Dignitatis Humanae?
Muchas gracias por su atención.
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Muchas gracias, espero poder hacerlo en el futuro. De todos modos, este problema del "subsistit in" me parece más fundamental y ha sido mucho menos tenido en cuenta.
Saludos cordiales.
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Por eso mismo entiendo que es necesaria una futura aclaración solemne del Magisterio de la Iglesia sobre este punto, porque la ambigüedad da pie precisamente para estas reacciones. El P. Iraburu tiene una serie de "posts" muy buenos sobre el tema que Ud. señala, por mi parte, es posible que sí, que en el futuro publique algo al respecto, Dios mediante.
Saludos cordiales.
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No hay comparación entre el "homousios" y el "subsistit in", ante todo, porque el primero es dogma de fe, el segundo no.
En segundo lugar, porque el primero no tiene nada de ambiguo ni de incompleto, mientras que el segundo, para entenderlo bien, hay que entenderlo en una forma que no es la que sugiere inmediatamente, a saber, hay que entenderlo como diciendo que la Iglesia subsiste en sí misma. Y si no se lo entiende así, se lo debe entender en forma heterodoxa, como diciendo que hay dos Iglesias, una de Cristo y otra Católica, y que la primera "subsiste en" la segunda.
El "homousios" no innovó nada, simplemente expresó más claramente la fe de siempre. Pero "subsistit in" no es más claro que "est", sino, como vemos en forma evidente, menos claro.
Y la oscuridad no tiene nada de pedagógico.
Saludos cordiales.
Realmente, no sé con qué fin pusieron "subsistit in" los padres conciliares, y si sabían los finos matices de la hermosa lengua latina presentes hasta en el árido escolasticismo. Pero bien podría ser que "tradutore, traditore" como se dice por aquellos pagos, y que se aprovecha la tramposa similitud de dos palabras en idiomas distintos para darle cierto cariz semántico.
Saludos.
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Lo que no tiene cariz semántico es el principio de tercero excluido y el hecho de que en Lumen Gentium no se dice que la Iglesia de Cristo ES la Iglesia Católica. Eso es lo que digo en el "post" que hay que remediar.
Saludos cordiales.
818 Los que nacen hoy en las comunidades surgidas de tales rupturas "y son instruidos en la fe de Cristo, no pueden ser acusados del pecado de la separación y la Iglesia católica los abraza con respeto y amor fraternos [...] justificados por la fe en el Bautismo, se han incorporado a Cristo; por tanto, con todo derecho se honran con el nombre de cristianos y son reconocidos con razón por los hijos de la Iglesia católica como hermanos en el Señor" (UR 3).
819 Además, "muchos elementos de santificación y de verdad" (LG 8) existen fuera de los límites visibles de la Iglesia católica: "la palabra de Dios escrita, la vida de la gracia, la fe, la esperanza y la caridad y otros dones interiores del Espíritu Santo y los elementos visibles" (UR 3; cf LG 15). El Espíritu de Cristo se sirve de estas Iglesias y comunidades eclesiales como medios de salvación cuya fuerza viene de la plenitud de gracia y de verdad que Cristo ha confiado a la Iglesia católica. Todos estos bienes provienen de Cristo y conducen a Él (cf UR 3) y de por sí impelen a "la unidad católica" (LG 8).
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Todo eso entra dentro de los "elementos de la Iglesia" de que hablo en el "post", pero no en la cuestión tratada en el "post": que la Iglesia de Cristo ES, efectivamente, la Iglesia Católica.
Saludos cordiales.
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Como digo en el "post", Santo Tomás de Aquino, que hablaba buen latín, aunque no era Cicerón, pero en todo caso del latín filosófico y teológico lo sabía todo, dice que la Segunda Persona de la Trinidad "subsiste en" (subsistit in) la naturaleza humana de Jesucristo, y no puede decir de ningún modo, y no lo dice, sino que lo niega, obviamente, que la Segunda Persona de la Trinidad SEA la naturaleza humana de Nuestro Señor Jesucristo.
Saludos cordiales.
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El asunto es que un Concilio Ecuménico no puede ser simplemente "olvidado", sino que en todo caso debe ser explicado de acuerdo con la doctrina tradicional de la Iglesia, y si hace falta que se lo corrija en sus pronunciamientos no infalibles, la Iglesia misma puede hacerlo, sin duda.
Saludos cordiales.
Papa León XIII, Satis cognitum, # 9, 29 de junio de 1896: “Tal ha sido constantemente la costumbre de la Iglesia, apoyada por el juicio unánime de los Santos Padres, que siempre han mirado como EXCLUIDO DE LA COMUNIÓN CATÓLICA y fuera de la Iglesia a cualquiera que se separe en lo más mínimo de la doctrina enseñada por el magisterio auténtico”
Papa Bonifacio VIII, Unam Sanctam, 18 de noviembre de 1302: “Por apremio de la fe, estamos obligados a creer y mantener que hay una sola y Santa Iglesia Católica y la misma Apostólica, y nosotros firmemente lo creemos y simplemente lo confesamos, y fuera de ella no hay salvación ni perdón de los pecados, como quiera que el Esposo clama en los cantares: ‘UNA SOLA ES MI PALOMA, UNA SOLA ES MI PERFECTA".
LG enseña que la Iglesia de Cristo no es sólo la Iglesia Católica, sino que la Iglesia de Cristo comprende no sólo a la Iglesia Católica, sino también a otras comunidades eclesiales (aunque sea parcialmente). En ese sentido tiene razón Luis Fernando. Esto es herético y debe corregirse cuanto antes anulando los decretos conciliares y retornando a la fe católica tradicional.
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Tampoco dice eso Lumen Gentium, sino que hay elementos de la Iglesia de Cristo fuera de la estructura de la Iglesia Católica, lo cual sólo puede entenderse de la estructura visible de la Iglesia, y es compatible con la pertenencia invisible e imperfecta a la Iglesia Católica (al alma de la Iglesia, como se decía antes del Concilio) de aquellos que no están en plena comunión visible con ella.
O sea, no dice Lumen Gentium que esa presencia de la Iglesia de Cristo fuera de los límites visibles de la Iglesia Católica no sea también una presencia, imperfecta e incompleta, sin duda, de la Iglesia Católica.
Y que en realidad es lo que debe decirse, porque es claro que la Iglesia, como profesamos en el Credo, es Una y Católica, así que donde haya "elementos de la Iglesia", tendrán que ser, necesariamente, elementos de la Iglesia Católica.
En el reconocimiento de la legitimidad de los Concilios Ecuménicos, enseñan los teólogos, está en juego la infalibilidad de la Iglesia, así que no es viable el camino de una descalificación global y radical del Concilio Vaticano II.
Saludos cordiales.
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Es que justamente, para ver dónde hay o no hay ruptura con la tradición, no se me ocurren otras vías que el análisis de términos teológicos, el sorteo, la votación popular o el estado de nuestro hígado. Y obviamente que sólo el primero es viable.
Saludos cordiales
No tiene sentido cambiar una palabra de tres letras, que entiendo todo el mundo sin ningún problema, por dos palabras que suman once letras, si no es para decir “otra cosa”.
Qué otra cosa se haya querido decir es cuestíón problemática.., pero desde luego no es “católico” lo que se haya querido decir con ese cambio. Si lo fuera, lo que no sería católico -no lo habría sido durante casi veinte siglos- es el est.
Y no le demos más vueltas, que, como dejó escrito el poeta con mucha razón, “la verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés”.
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"Subsistit in" no tiene porqué significar identidad real, pero puede hacerlo. En el mismo texto de Santo Tomás que he citado, se dice que la Segunda Persona de la Trinidad "subsiste en" la Naturaleza divina, y en ese caso sí que hay identidad real.
Es decir, Lumen Gentium no niega el "est" por el hecho de adoptar el "subsistit in". Lo que pasa es que tampoco lo afirma, y ahí es donde entiendo que es necesario que el Magisterio diga sin más que la Iglesia de Cristo ES la Iglesia Católica, y viceversa, sin recurrir a otros verbos como "permanecer" o "existir en", etc.
Y eso, porque fuera del "ser", sólo hay el "no ser", sin gradación posible alguna. Si el "subsistit in" es lo mismo que el "est", entonces no veo razón para no afirmar explícitamente este último, y si no es lo mismo, sólo puede ser el "non est" (no es).
Saludos cordiales.
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"Permanecer en" no es lo mismo que "ser". Y el tercero excluido, recordemos, impone el ser o el no ser.
Saludos cordiales.
www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20070629_responsa-quaestiones_sp.html
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El documento en cuestión dice:
"Segunda pregunta: ¿Cómo se debe entender a afirmación según la cual Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica?
Respuesta: Cristo «ha constituido en la tierra» una sola Iglesia y la ha instituido desde su origen como «comunidad visible y espiritual»[5]. Ella continuará existiendo en el curso de la historia y solamente en ella han permanecido y permanecerán todos los elementos instituidos por Cristo mismo[6]. «Esta es la única Iglesia de Cristo, que en el Símbolo confesamos una, santa, católica y apostólica […]. Esta Iglesia, constituida y ordenada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él»[7].
En la Constitución dogmática Lumen gentium 8 la subsistencia es esta perenne continuidad histórica y la permanencia de todos los elementos instituidos por Cristo en la Iglesia católica [8], en la cual, concretamente, se encuentra la Iglesia de Cristo en esta tierra.
Aunque se puede afirmar rectamente, según la doctrina católica, que la Iglesia de Cristo está presente y operante en las Iglesias y en las Comunidades eclesiales que aún no están en plena comunión con la Iglesia católica, gracias a los elementos de santificación y verdad presentes en ellas[9], el término "subsiste" es atribuido exclusivamente a la Iglesia católica, ya que se refiere precisamente a la nota de la unidad profesada en los símbolos de la fe (Creo en la Iglesia "una"); y esta Iglesia "una" subsiste en la Iglesia católica.
Tercera pregunta: ¿Por qué se usa la expresión "subsiste en ella" y no sencillamente la forma verbal "es"?
Respuesta: El uso de esta expresión, que indica la plena identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia católica, no cambia la doctrina sobre la Iglesia. La verdadera razón por la cual ha sido usada es que expresa más claramente el hecho de que fuera de la Iglesia se encuentran "muchos elementos de santificación y de verdad que, como dones propios de la Iglesia de Cristo, inducen hacia la unidad católica».
«Por consiguiente, aunque creamos que las Iglesias y comunidades separadas tienen sus defectos, no están desprovistas de sentido y de valor en el misterio de la salvación, porque el Espíritu de Cristo no ha rehusado servirse de ellas como medios de salvación, cuya virtud deriva de la misma plenitud de la gracia y de la verdad que se confió a la Iglesia»."
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Se afirma por tanto la "plena identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica", y eso sólo puede expresarse plenamente con el "EST". Ya vimos que el "subsistit in" lo usa el mismo Santo Tomás, en un lugar al menos, en una forma que no implica identidad real.
Por eso mismo, entiendo que es necesario que el Magisterio vuelva a subrayar con fuerza que la Iglesia de Cristo ES la Iglesia Católica, y viceversa.
Y por lo mismo, la afirmación según la cual "la Iglesia de Cristo está presente y operante en las Iglesias y en las Comunidades eclesiales que aún no están en plena comunión con la Iglesia católica" sólo puede entenderse de modo acorde con esa "plena identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica" si es la misma Iglesia Católica la que está presente de modo imperfecto, obviamente, en esas comunidades cristianas separadas de Roma, al menos en el sentido de que en ellas es posible alguna comunión imperfecta e invisible o no perfectamente visible con la Iglesia Católica, fuera de la cual no hay salvación.
Igualmente, la frase:
"La verdadera razón por la cual ha sido usada es que expresa más claramente el hecho de que fuera de la Iglesia se encuentran "muchos elementos de santificación y de verdad que, como dones propios de la Iglesia de Cristo, inducen hacia la unidad católica»."
hace, en un sentido, más necesario aún que el Magisterio afirme sin más que la Iglesia de Cristo ES la Iglesia Católica, porque allí se plantea de algún modo una diferencia entre el "est" y el "subsistit in", y en pura lógica, lo único diferente del "est" es el "non est".
Sin duda, se habla de una diferencia en cuanto a claridad en la expresión de ciertas cosas, pero para que quede claro, justamente, que es solamente eso, hay que afirmar también el "est", y no solamente algo que se presenta como equivalente al mismo.
Saludos cordiales.
Si los heterodoxos dicen que se usó el "subsiste en" en vez del "es" para evitar la exclusividad de la Iglesia católica como Iglesia de Cristo, ¿cómo es posible en el mismo concilio, en otro documento aprobado el mismo día que Lumen Gentium, por los mismos padres conciliares afirme justo lo contrario? ¿Acaso había en la aula conciliar fiebre esquizofrénica entre sus miembros?
Habrá que preguntar a los heterodoxos, supongo.
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Exactamente. De todos modos, el "subsistit in" ha servido de pretexto a muchos para imponer una visión totalmente falsa de la Iglesia. Vimos dos ejemplos, nada más, pero se podrían multiplicar.
Saludos cordiales.
Pero el Magisterio ya ha aclarado oficialmente que subsistit in equivale a est.
Fraternalmente,
Daniel.
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Lo que yo no he encontrado hasta ahora es una expresión del Magisterio post-conciliar que diga que la Iglesia de Cristo ES la Iglesia Católica y viceversa, con esas palabras.
Y entiendo que es importante que eso se diga, porque como ya he dicho, lo único distinto del "est", es el "non est".
Porque además, si de hecho ambas expresiones significan lo mismo, no tendría sentido una especie de prohibición de usar una de ellas. Y si no significan lo mismo, entonces cuidado, porque lo que no es lo mismo que "ser", es "no ser".
Saludos cordiales.
(56) Es, por lo tanto, contraria al significado auténtico del texto conciliar la interpretación de quienes deducen de la fórmula subsistit in la tesis según la cual la única Iglesia de Cristo podría también subsistir en otras iglesias cristianas. «El Concilio había escogido la palabra “subsistit” precisamente para aclarar que existe una sola “subsistencia” de la verdadera Iglesia, mientras que fuera de su estructura visible existen sólo “elementa Ecclesiae”, los cuales —siendo elementos de la misma Iglesia— tienden y conducen a la Iglesia católica» (Congr. para la Doctrina de la Fe, Notificación sobre el volumen «Iglesia: carisma y poder» del P. Leonardo Boff, 11-III-1985: AAS 77 (1985) 756-762).
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Esta perfecto, pero solamente porque se supone, al leerlo, que se está diciendo que la Iglesia de Cristo ES la Iglesia Católica, y viceversa. Y una cosa así no es solamente para suponerla, hay que decirla explícitamente, porque como ya dije varias veces, la única alternativa lógica al "EST" es el "NON EST".
Saludos cordiales.
Mons. Viganò: “Los Padres Conciliares fueron víctimas de un tremendo engaño, de una estafa”
"Algunas reflexiones sobre el Concilio Vaticano II y la crisis actual de la Iglesia" de Mons. Athanasius Schneider.
Señor Nestor Martínez: No trate de defender lo indefendible.
Cuando el animal tiene cuatro patas, mueve la cola y ladra seguro que es perro.
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Como dije, "subsistit in" puede entenderse también en sentido de identidad real, testigo el texto de Santo Tomás citado, así que tampoco es que Lumen Gentium haya negado esa identidad real entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica.
Pero falta la afirmación explícita del "EST", que está hecha, como se ha visto, en el Decreto para las Iglesias Orientales, pero que no tengo noticia al menos de que haya sido retomada por el Magisterio post-conciliar, en caso de error de mi parte en este punto, favor aportar la referencia.
Y que entiendo que es necesario que sí se la retome.
Saludos cordiales.
Excelente artículo.
Ahora, como el CVII no definió ni condenó nada, una vez enmendado sobrará por redundantemente inútil.
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Muchas gracias. Tampoco es que nada bueno haya salido del Concilio Vaticano II, de hecho, la mayoría de nosotros no hemos vivido nunca en otra Iglesia que la que vino después de él, y muchas cosas que hoy día damos por sentadas no eran así antes del Concilio.
Como se ve, la situación es todo menos sencilla y hay que tratar de proceder con el máximo rigor intelectual y fiducial posible.
Saludos cordiales.
Eso me ha retrotraído a los felices años 1970: el hipismo, las flores, las comunidades cristianas primitivas joánicas y mateanas, el Cristo de la fe y de la historia, el Jesús cejijunto de Pier Paolo Pasolini, el Cristo de la liberación con el AK-47... mmm... un poco más, y me lleva a los más felices 1960... Si pudiera tener la máquina del tiempo, me quedaría por 1957...
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Hemos visto cada cosas, en efecto.
Saludos cordiales.
Se entiende el contexto histórico que causaba en algunos padres conciliares la comezón ecuménica y la urgencia de no quedarse atrás en la línea aperturista y modernista (aggiornamento) señalada por el Papa Juan XXIII, pero, por Dios, ¡estamos hablando de verdades eternas!
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"Subsistencia" no quiere decir, en ese pasaje de Lumen Gentium, "supervivencia", sino existencia completa, perfecta, por así decir, "sustancial". Por ejemplo, el hombre subsiste, la mano del hombre no.
Y se usa para distinguirla, justamente, de los "elementos", que son algo parcial e incompleto.
Todo eso es así, efectivamente, lo que digo es que de todos modos hay que afirmar el "est", porque por el tercero excluido, su única alternativa es el "non est".
Y la pregunta es natural y perfectamente legítima: La Iglesia de Cristo ¿es o no es la Iglesia Católica? Y la única forma de responder a esa pregunta es con "sí, es", o "no, no es".
Saludos cordiales.
Cambie CV2 por Amoris Laetitia, que también tiene cosas bonitas,,y dentro de unos años estaremos en las mismas.
O la comunión en la mano, que varios curas me han dicho estos días que lleva ya muchos años, mientras me la han negado en la boca ilegalmente. Para los curas postconciliares, de órdenes no tradicionales, el mundo comenzó en el CV2. Y la Lumen Gentium y otras que ya llegaremos, fueron introducidas pérfidamente para que de facto una nueva iglesia comience en el CV2. La realidad de los curas postconciliares es la que es, una nueva iglesia, aunque estemos todo el dia discutiendo sobre el subiste.
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Claro, que algunas cosas que trajo el Concilio sean buenas no quiere decir que todo lo que ha sucedido después del Concilio haya sido maravilloso.
Saludos cordiales.
Por eso, en mi opinión, nadie va a corregir el CVII. No es una cuestión de ciertas correcciones teológicas. Lo que Vd. dice puede ser necesario, pero está muy lejos de ser suficiente.
Además esta cuestión es solo una más de las múltiples que hay. Solo hay que comparar el Catecismo de S. Pio X y el compendio actual para encontrar multitud de cambios en infinidad de aspectos, no solo el meramente semántico. Ni hablar de otros como liturgia, etc...
Cuando realmente se quiera cambiar y ordenar ciertas cosas, lo que ocurrirá es que un punto llevará al cambio de otro, y de otro y de otro. Y habrá a algunos que les parezca bien una cosa y a otros no, como aquí.
Previamente a hablar de estas cuestiones, habrá que reconocer que la Iglesia y la doctrina han cambiado. Y no solo por ciertos textos del concilio. No totalmente, pero han cambiado. Y eso es algo que no se reconoce. O si, pero no, que siempre hay alguien con una interpretación creativa que es capaz de dar sentido a todo.
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Según la fe católica, la Iglesia no puede cambiar en lo sustancial, porque es indefectible. Sí puede cambiar en lo accidental, porque hay un desarrollo histórico en la comprensión que la Iglesia tiene de la Revelación divina, no en el sentido de que aparezcan nuevas verdades reveladas, sino en el sentido de que se comprende mejor las que han sido reveladas por Jesucristo a los Apóstoles.
Saludos cordiales.
Néstor, no cuela, hasta Benedicto XVI reconoce lo que te he escrito:
Benedicto XVI, Luz del mundo, No. 9: “… lo que he defendido es una herencia del Concilio Vaticano [Segundo] y de toda la historia de la Iglesia. El pasaje [del documento Dominus Iesus] significa que las Iglesias orientales [es decir las iglesias “ortodoxas”] son auténticas Iglesias particulares a pesar de no estar en unión con el papa. En ese sentido la unidad con el papa no es constitutiva para la Iglesia particular”.
Benedicto XVI reconoce que la Iglesia de Cristo comprende a más comunidades eclesiales aparte de la Iglesia Católica (según el CV2). No trate de marear la perdíz.
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Ahí no dice eso, ¿no? No niega que lo que tienen de Iglesias lo tienen de católicas, y que lo que les falta de católicas es lo que les falta para la plena comunión con la Iglesia de Cristo.
La unidad con el Papa no será constitutiva de la Iglesia particular, pero sí de su plena comunión con la Iglesia de Cristo.
Lumen Gentium no dice en niguna parte que la Iglesia de Cristo exista fuera de la Iglesia Católica. Lo que dice es que hay elementos de santidad y verdad que son bienes propios de la Iglesia de Cristo, que están fuera de la estructura de la Iglesia Católica.
Es claro que esos "elementos" son partes, nada más, de un todo, al cual no están plenamente incorporados. Por eso dice Lumen Gentium que "impelen hacia la unidad católica", que no puede ser sino, en el contexto, la unidad de la Iglesia de Cristo.
Porque además es en tanto que son "bienes de la Iglesia de Cristo" que Lumen Gentium dice que "impelen hacia la unidad católica".
Saludos cordiales.
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La Iglesia resiste, que es lo importante.
Saludos cordiales.
"El Concilio Vaticano II ha sido un gran don para la Iglesia, para todos los que han tomado parte en él, para la entera familia humana, un don para cada uno de nosotros."
Juan Pablo II, "Cruzando el umbral de la Esperanza", Plaza y Janes editores, 1994, página 163.
San Juan XXIII, San Pablo VI y San Juan Pablo II, desde el Cielo, rueguen por nosotros.
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Amén. Saludos cordiales.
Respuesta: El uso de esta expresión, que indica la plena identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia católica, no cambia la doctrina sobre la Iglesia. La verdadera razón por la cual ha sido usada es que expresa más claramente el hecho de que fuera de la Iglesia se encuentran "muchos elementos de santificación y de verdad que, como dones propios de la Iglesia de Cristo, inducen hacia la unidad católica».
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Pues mucho más sencillo hubiera sido, en vez de decir en Lumen Gentium que "esta Iglesia, establecida y organizada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica...", haber dicho que fuera de la Iglesia católica se encuentran "muchos elementos de santificación y de verdad que, como dones propios de la Iglesia de Cristo, inducen hacia la unidad católica".
Dicho así, todo el mundo lo entiende, y a nadie "se ofende" (por aquello del ecumenismo "dichoso", quiero decir). Pero no se dijo así: ¿por qué no se dijo así, y nos hubiéramos ahorrado la necesidad de explicar autoritativamente o no una obviedad? Esa es la cuestión...
Por eso tiene razón Luis Fernando, cuando dice:
-Si hubieran querido mantener la doctrina de siempre habrían dicho lo mismo que siempre. Pero no lo hicieron. / Así de simple, así de sencillo.
Y también cuando remata:
-No hay cosa más pedagógica que afirmar que la Iglesia es la Iglesia. Es simplísimo. Así no se confunde nadie. La confusión no es pedagogía. Homousios aclara, no oscurece, no confunde, no da pie al error.
En conclusión: por mucho que se diga lo contrario, todo apunta a que se quiso decir otra cosa distinta de "est" = "subsistit in".
Y, en fin, si se quiso decir "est" = "subsistit in", esmuy sencillo: que se corrija Lumen Gentium.
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No hay duda de que todos los que participaron en el Concilio querían muchas cosas. Lo que queda son los textos, lo que dicen, y lo que no dicen. En Lumen Gentium no se niega que la Iglesia de Cristo sea la Iglesia Católica.
Pero tampoco se afirma, y entiendo que es necesario que se afirme con toda claridad.
Saludos cordiales.
Creo que el CVII fue un éxito, pero como tal, el de los cuernos metió baza, como siempre en las cosas buenas, se mete para destruir y dividir, es lo suyo, e interfiere en las mentes.
La única Iglesia verdadera es : “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré Mi Iglesia” y por lo tanto es Iglesia de Cristo, es la de Pedro .
Sobre otras comunidades que discrepan, no solo del CVII sino por otros motivos, (no sé porqué se meten con el Concilio, parece una excusa o un medio para discrepar). La Iglesia puede, en bien de las almas, corregir o actualizar lo que crea mejor y oportuno en momentos difíciles, “Lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo” La Iglesia puede aceptar y acoger en su seno siempre que haya un diálogo, mucha reflexión, mucha oración y discernimiento y además mucha humildad, y obediencia a la decisión final de Pedro. De lo contrario, ya no sería la Iglesia verdadera querida por Dios. Aunque pueden tenerse como hermanos separados y orar para una futura unión. Al final “solo habrá un solo rebaño y un solo Pastor”
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Pienso que no puede dejar de llamar la atención, por decirlo suavemente, de cualquier conciencia católica bien formada, el hecho de que en la instancia solemne en la que la Iglesia expresamente declara que quiere manifestar a todos lo más profundo de su ser y de su misterio, aunque no lo haya negado, que bueno fuera, no haya dicho, al menos en el documento y pasaje central en que ello era lógico y esperable, que ella ES la Iglesia de Cristo. Eso es algo que entiendo que hay que remediar lo antes posible.
Saludos cordiales.
Recordando que hay Iglesia purgante, peregrina y triunfante, esta frase de la LG me suena a que intenta hablar de la peregrina. Es decir, la Iglesia de Cristo en la Tierra, con cierta organización, planes pastorales y demás cosas propias de esta vida terrena, se llama Iglesia Católica, ¿no?
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Al menos es claro que la frase "establecida y organizada en este mundo como una sociedad" se refiere a la Iglesia militante.
Saludos cordiales.
1. Respecto del pedido de Joseph González:
a. El P. Meinvielle tiene, a mi entender, un buen y profundo comentario de la DH, en el que hace una auténtica “hermenéutica de la continuidad”, sin caer en ninguno de ambos extremos rupturistas. Está en la web y no es muy extenso.
b. De todos modos, me sumo a la petición, Néstor, pues no vendría nada mal su parecer, máxime cuando se malinterpreta frecuentemente la DH y se la considera de alguna manera como principio de lo que ha llegado a ser la irreligión pachamámica, algo del documento de Abu Dabi, y el general indiferentismo y relativismo religiosos.
2. Una sugerencia, o mejor dicho, otra petición: para los que valoramos sus “posts”, los leemos con devoción, e incluso los citamos con reconocimiento, quizá vendría bien, a efectos prácticos, que Ud. mismo los numerara (como hace el P. Iraburu con los suyos, por ejemplo). En fin, Ud. verá si procede.
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Muchas gracias, sigo teniendo en cuenta las sugerencias.
Saludos cordiales.
La primera finalidad del Concilio Vaticano II debería haber sido, precisamente, establecer normas y doctrinas lo más claras posibles e incluso privadas de toda ambigüedad, como lo hicieron en el pasado todos los Concilios empeñados en reformas, pero los progresistas y modernistas astutamente encontraron cómo esconder expresiones equívocas en los textos conciliares, que en su tiempo parecieron inofensivos pero que, hoy, revelan su valor subversivo. El padre Edward Schillebeecks O.P. dice sinceramente esto: “Ahora lo decimos diplomáticamente, pero después del Concilio sacaremos las consecuencias implícitas” ( De Bazuin, n. 16, 1965).
Este Concilio ha demostrado ser el único que ha causado tantos problemas interpretativos y tantas contradicciones respecto del Magisterio precedente, en tanto que no existe ni un solo Concilio -desde el Concilio de Jerusalén hasta el Vaticano I- que no haya armonizado perfectamente con todo el Magisterio o que haya necesitado tanta interpretación
Si de hecho el Concilio no ha cambiado nada de nuestra Fe, tomemos el Catecismo de San Pío X en la mano, regresemos al Misal de San Pío V.
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A los efectos magisteriales, el Concilio Vaticano II, que es un Concilio Ecuménico de la Iglesia Católica, empieza y termina donde empiezan y terminan sus documentos. Lo otro pertenece a la historia de la Iglesia.
Lo que se haya hablado, dicho, pensado o hecho antes o después del Concilio, no forma parte del Concilio como instancia del Magisterio de la Iglesia.
Nada impide que en el futuro una instancia autoritativa del Magisterio eclesial proponga como más claridad, y por supuesto que en total continuidad con la Tradición católica, algunas de las cosas que en el Concilio están dichas en forma no tan clara, como por ejemplo sucede con el "subsistit in", tal como creo que muestra el "post".
Saludos cordiales.
"La unidad con el Papa no será constitutiva de la Iglesia particular, pero sí de su plena comunión con la Iglesia de Cristo."
No, no se puede estar en comunión con la Iglesia de Cristo sin estar en comunión con el Papa.
Papa Pío VI, Charitas, # 32, 13 de abril de 1791: “Por último, en una palabra, permanecer cerca de Nos . Porque nadie puede estar en la Iglesia de Cristo sin estar en unidad con su cabeza visible y fundada sobre la Sede de Pedro”.
Papa Pío XI, Mortalium animos, # 11, 6 de enero de 1928: “Ahora bien, en esta única Iglesia de Cristo nadie vive y nadie persevera, que no reconozca y acepte con obediencia la suprema autoridad de Pedro y de sus legítimos sucesores”.
Y dado que todo el que se desvíe de lo más mínimo de la doctrina católica está excluido de la comunión con la misma (Leon XIII, Satis cognitum, # 9) también debe estar excluido de la comunión con la Iglesia de Cristo.
"Lumen Gentium no dice en niguna parte que la Iglesia de Cristo exista fuera de la Iglesia Católica. Lo que dice es que hay elementos de santidad y verdad que son bienes propios de la Iglesia de Cristo, que están fuera de la estructura de la Iglesia Católica "
No, no hay elementos santidad fuera de la Iglesia Católica, hay elementos propios de la Iglesia que ellos han hecho ser demoníacos y abominables.
Papa Gregorio XVI, Summo iugiter studio, # 6, 27 de mayo de 1832:“Por lo tanto, ellos deben ser instruidos en la verdadera adoración de Dios, que es única a la religión católica”
Papa San Gregorio Magno:“La Santa Iglesia universal enseña que no es posible adorar verdaderamente a Dios excepto en ella…”
Si solo se puede adorar a Dios en la Iglesia Católica, entonces no hay nada de santidad fuera de la misma.
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Dice Pio IX en una alocución de 1854:
"Tenemos que aceptar como principio de fe, que fuera de la Iglesia Apostólica Romana no hay salvación; que ella es la única arca de la salvación, y quién no está en ella perecerá en el diluvio; pero debemos también por otra parte, reconocer con certeza que aquellos que están en total ignorancia de la verdadera religión, no son culpables por ello a los ojos del Señor. ¿Quién podrá presumir de establecer los límites de esta ignorancia de acuerdo al carácter y la diversidad de personas, ciudades, mentes y lo demás?"
Y encíclica Quanto conficiamur moerore del 10 de agosto 1863:
"Nos es conocido a nosotros y a ustedes que aquellos que tienen total ignorancia de nuestra muy santa religión, pero que observan con cuidado la ley natural y los preceptos dados por Dios al corazón del hombre y que estando dispuestos a obedecer a Dios llevando una vida recta y honesta, pueden ayudados por la luz de la gracia divina, alcanzar la vida eterna, porque Dios quién ve claramente, escudriña y conoce el corazón humano, la disposición, los pensamientos y las intenciones de cada uno, en su suprema misericordia y bondad, de ninguna manera permite que nadie sufra el castigo eterno, a menos que por su propia voluntad haya caído en el pecado."
Entonces la cuestión es si estas personas se salvarían fuera de la Iglesia, o dentro, de algún modo, de la Iglesia.
El dicho tradicional es que "fuera de la Iglesia no hay salvación".
Por tanto, hay que admitir que estas personas tendrían alguna comunión, invisible sin duda, con la Iglesia Católica y de Cristo.
Al estar "en total ignorancia de nuestra muy santa religión", como dice Pio IX, estas personas no reconocen, obviamente, la autoridad del Papa, porque ni siquiera la conocen.
Eso no quiere decir que no estén en ninguna comunión con el Papa, si es que están, como parece necesario admitir, en alguna comunión, al menos invisible, con la Iglesia.
Y si esa ignorancia invencible de que habla el Papa Pio IX se da en alguno de los cristianos separados de Roma, entonces se le puede aplicar todo lo dicho, y entonces en su caso los elementos de santidad y verdad propios de la Iglesia de Cristo que se dan en su comunión particular pueden ser verdaderamente efectivos en orden a su salvación.
Porque un elemento propio de la Iglesia, por ejemplo, la Eucaristía válidamente celebrada, no puede ser "demoníaco y abominable", sino que esa afirmación suena más bien a blasfemia, dado que en algunos casos el pecado que procede de la ilicitud no se podría imputar, al haber ignorancia invencible.
Saludos cordiales.
Nos obligan a reflexionar sobre esa cuestión de los elementos católicos fuera de la Iglesia Católica y también sobre la existencia de "judas" en la Iglesia Católica. En esa línea también todas esas descalificaciones del "resto fiel" al supuesto "enemigo dentro de la Iglesia" ("no son de los nuestros").
Es decir que los límites de la Iglesia Católica están borrosos. Ni son todos los que están ni están todos los que son.
Lo que sea se verá a su debido tiempo.
Saludos cordiales
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Los límites visibles de la Iglesia Católica no se hacen "borrosos" porque haya pecado en sus miembros, porque el único pecado que rompe la comunión del bautizado con la Iglesia, aparte del cisma, es el pecado contra la fe, en forma de herejía o apostasía.
No habiendo estas cosas, los peores pecados no rompen la comunión con la Iglesia, aunque priven al alma de la gracia santificante y pongan al sujeto en peligro de morir en ese estado sin arrepentirse, y condenarse en ese caso eternamente.
En estos casos se puede hablar de miembros enfermos, o aún muertos, de la Iglesia, pero miembros de la Iglesia, indudablemente.
Cfr. el Catecismo, n. 837:
"837 «Están plenamente incorporados a la sociedad que es la Iglesia aquellos que, teniendo el Espíritu de Cristo, aceptan íntegramente su constitución y todos los medios de salvación establecidos en ella y están unidos, dentro de su estructura visible, a Cristo, que la rige por medio del Sumo Pontífice y de los obispos, mediante los lazos de la profesión de la fe, de los sacramentos, del gobierno eclesiástico y de la comunión. No se salva, en cambio, el que no permanece en el amor, aunque esté incorporado a la Iglesia, pero está en el seno de la Iglesia con el "cuerpo", pero no con el "corazón"» (LG 14)."
O sea, se está "en el seno de la Iglesia", pero con el cuerpo, no con el corazón, si aceptando la profesión de fe (o sea, no pecando contra la fe ni por la herejía ni por la apostasía) y la autoridad de los que gobiernan la Iglesia (o sea, no incurriendo en cisma) se carece sin embargo del "amor", o sea, de la caridad, por un pecado mortal que no es pecado contra la fe.
La razón de ello es que Nuestro Señor vino al mundo a salvar a los pecadores, y el medio para la salvación son los Sacramentos de la Iglesia, de modo que si por cualquier pecado se quedase el pecador separado de la Iglesia, se frustraría el fin de la Iglesia misma.
La excepción son los pecados contra la fe, porque es claro que habiendo rechazado la fe no se puede estar en comunión con la Iglesia.
Saludos cordiales.
Me están diciendo que los locos de Econe tienen razón, por lo menos en este punto?
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No creo que haga falta ser de Écône para decir que se debe decir explícitamente que la Iglesia de Cristo ES la Iglesia Católica.
Por otra parte, si los Écône dicen eso, tienen toda la razón del mundo, como la tiene cualquiera que diga que dos más dos son cuatro, sea o no de Écône.
Saludos cordiales.
Ahora, que exista una disposición tal del alma que, al morir, pueda ingresar a la Iglesia, es otra cosa. Pero eso sólo lo sabe Dios.
Fuera de la Iglesia de la Iglesia no hay salvación es absoluto. Se está o no incorporado al Cuerpo Místico. Es simple. No existe en la Tradición nada semejante a una comunión a medias. Es una de las ideas heterodoxas del CVII.
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Si "al morir" quiere decir "luego de abandonar esta vida", en la teología católica la necesidad de la Iglesia es de medio para la salvación, y es absurdo que el medio se consiga luego de haber obtenido el fin, o sea, luego de haberse salvado, que es lo que pasaría si los que se salvan fuera de los límites visibles de la Iglesia se incorporasen a ella luego de morir.
Véase por ejemplo estas palabras de San Pio X en la encíclica Jucunda Sane:
"Es nuestro deber el recordar a los grandes y pequeños, tal como el Santo Pontífice Gregorio hizo hace años atrás, la absoluta necesidad nuestra de recurrir a la Iglesia para efectuar nuestra salvación eterna."
No dice "la absoluta necesidad de encontrarnos dentro de la Iglesia luego de haber efectuado nuestra salvación eterna".
Y estas otras de Pio XII en un discurso a la Universidad Gregoriana de 1953:
"Por mandato divino la intérprete y la guardiana de las Escrituras, y la depositaria de la Sagrada Tradición que vive en ella, la Iglesia por si sola es la entrada a la salvación: Ella sola, por sí misma, y bajo la protección y la guía del Espíritu Santo, es la fuente de la verdad."
No dice "lo que se encuentra luego de haber entrado a la salvación".
Y si "al morir" quiere decir "antes de abandonar este mundo", entonces estamos en lo que dije antes, que hay casos de comunión imperfecta e invisible con la Iglesia Católica y de Cristo.
Saludos cordiales.
Me refiero, obviamente, al trance de la muerte.
Como usted ha indicado, para salvarse la pertenencia a la Iglesia es necesaria con necesidad de medio. Por consiguiente, si el alma está bien dispuesta y ha sido fiel a las gracia actual, cabe pensar que puede ser incorporada por Dios a la Iglesia, antes de separarse el alma de su cuerpo. Así, pasaría de no estar en comunión a estarlo. Se trataría de un efecto análogo al de la gracia actual de la perseverancia final, pero en un infiel.
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El caso es que no importa si es diez minutos o diez años antes de morir, esta persona está en comunión con la Iglesia, porque la Iglesia es para ella medio de salvación. Y esta persona no está en comunión visible con la Iglesia.
Saludos cordiales.
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Es comunión imperfecta porque no es visible. Sería un absurdo metafísico si la comunión perfecta no incluyese varios elementos distintos, de los cuales alguno puede faltar.
Saludos cordiales.
P. Miguel Muller, C.SS.R., El Dogma Católico, pp. 217-218, 1888: “La ignorancia inculpable o invencible nunca ha sido y nunca será un medio de salvación. Para salvarse, es necesario estar justificado, o estar en estado de gracia. Para obtener la gracia santificante, es necesario contar con las debidas disposiciones para la justificación, es decir, la verdadera fe divina – al menos en las verdades necesarias para la salvación –, la esperanza confiada en el divino Salvador, el sincero dolor por el pecado, junto con el firme propósito de hacer todo lo que Dios ha mandado, etc. Ahora bien, estos actos sobrenaturales de la fe, esperanza y caridad, contrición, etc., que preparan el alma para recibir la gracia santificante, nunca pueden ser suministrados por la ignorancia invencible, y si la ignorancia invencible no puede suministrar la preparación para recibir la gracia santificante, muchos menos le puede conceder la gracia santificante en sí misma. ‘La ignorancia invencible’, dice Santo Tomás, ‘es un castigo por el pecado’ (De, Infid. C. x, art. 1). “Esta es, por tanto, una maldición, pero no una bendición o un medio de salvación (…) Por eso Pío IX dijo ‘aquellos que sufren ignorancia invencible acerca de nuestra santísima religión, que cuidadosamente guardan la ley natural y sus preceptos, esculpidos por Dios en los corazones de todos y están dispuestos a obedecer a Dios y llevan vida honesta y recta, pueden conseguir la vida eterna, por la operación de la virtud de la luz divina y de la gracia; pues Dios, que todo lo ve, escudriña y conoce la mente, el ánimo, pensamientos y costumbres de todos, no consiente en modo alguno, según su suma bondad y clemencia, que nadie sea castigado con eternos suplicios, si no es reo de culpa voluntaria’.Dios todopoderoso, que es justo, no condena a nadie sin culpa suya, pone a esas almas que son invenciblemente ignorantes de las verdades de la salvación, en el camino de la salvación, ya sea por medios naturales o sobrenaturales”.
Es decir, Dios, por medios naturales o sobrenaturales que solo Él conoce, llevará a que aquellos que estén en ignorancia invencible pero obren conforme a la ley natural estén en plena comunión con la Iglesia Católica; del mismo modo que Cristo pudo alimentar a millares de personas con sólo 5 panes y 3 peces y salir con varios canastos llenos.
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La comunión con la Iglesia que no es visible, no es plena, porque la Iglesia no es algo puramente espiritual como dicen los protestantes. Y es obvio que si alguien se salvó en América, por ejemplo, antes de la llegada de los españoles y portugueses, no estuvo en comunión visible con la Iglesia Católica, cuya existencia no conocía.
Por ejemplo, no estaban bautizados, sacramentalmente quiero decir, porque no había llegado todavía ningún misionero católico ni nadie que tuviese noticia del bautismo, y nadie puede bautizarse a sí mismo.
Por otra parte, en ninguna parte he dicho que la ignorancia invencible sea un medio de salvación. Simplemente impide que exista un impedimento para la gracia, que es el pecado formal. Pero es obvio que es la gracia la que salva, no la ignorancia.
Dice Santo Tomás en Ia IIae, q. 19, a. 6:
"Igual que la cuestión anterior es la misma que la pregunta sobre si la conciencia errónea vincula, ésta es la misma que la pregunta sobre si la conciencia errónea disculpa. Ahora bien, esta cuestión depende de lo que ya se dijo de la ignorancia, pues se dijo (q.6 a.8) que la ignorancia causa involuntario unas veces y otras no. Y porque el bien y el mal moral se dan en un acto en cuanto que es voluntario, como se desprende de lo dicho (q.2), es claro que la ignorancia que causa involuntario, quita la razón de bien o de mal moral; pero no la que no causa involuntario."
Y por eso Pio IX dijo lo que dijo.
Además, es clara la contradicción entre estas dos frases:
"la enseñanza de la Iglesia de que una persona que es “invenciblemente ignorante” de la fe no puede salvarse."
"aquellos que sufren ignorancia invencible acerca de nuestra santísima religión, que cuidadosamente guardan la ley natural y sus preceptos, esculpidos por Dios en los corazones de todos y están dispuestos a obedecer a Dios y llevan vida honesta y recta, pueden conseguir la vida eterna,"
Copio además parte del Decreto de la Sagrada Congregación Suprema del Santo Oficio de 1949, respecto del caso del P. Feeney en EE.UU.:
"Dios, en su infinita misericordia, ha querido que, tratándose de aquellos medios de salvación que se ordenan al fin último del hombre, no por intrínseca necesidad, sino sólo por institución divina, los efectos saludables puedan también obtenerse en ciertas circunstancias cuando tales medios se han puesto sólo de deseo o de voto. Esto lo vemos claramente establecido en el Concilio de Trento, tanto respecto del sacramento del bautismo como de la penitencia (Denzinger, nn. 797, 807).
Lo mismo, en su escala, debe afirmarse de la Iglesia, en cuanto constituye un auxilio general para salvarse. Por tanto, para que una persona obtenga su eterna salvación, no siempre se requiere que esté de hecho incorporada a la Iglesia como miembro, sino que es necesario que por lo menos se haya unido a ella por el deseo o voto.
Sin embargo, este voto no se precisa siempre que sea explícito, como en los catecúmenos; sino que cuando una persona se encuentra en ignorancia invencible, Dios acepta también un deseo implícito, así llamado porque se incluye en aquella buena disposición del alma por la cual una persona desea que su voluntad se conforme con la de Dios.
Estas cosas están claramente dichas en aquella carta dogmática publicada por el Soberano Pontífice Papa Pío XII, en 29 de junio de 1943, sobre el Cuerpo Místico de Jesucristo» (AAS., vol. 35, an. 1943, p. 193 ss.) Porque en esta carta el Soberano Pontífice distingue claramente entre los que están actualmente incorporados en la Iglesia como miembros y los que sólo se han unido a ella por el deseo.
Hablando de los miembros que integran aquí en la tierra el Cuerpo Místico, el mismo augusto Pontífice dice: Realmente sólo deben incluirse como miembros de la Iglesia aquellos que han sido bautizados y profesan la verdadera fe y que no fueron tan desgraciados como para separarse por sí mismos de la unidad del Cuerpo Místico o para ser excluidos por la autoridad legítima a causa de faltas graves cometidas.»
Hacia la última parte de esta misma carta encíclica, cuando con el mayor afecto invita a la unidad a aquellos que no pertenecen al cuerpo de la Iglesia católica se refiere a los que «están adheridos al cuerpo Místico del Redentor mediante cierto inconsciente anhelo y deseo». Y a estos tales de forma alguna los excluye de la salvación eterna, pero por otro lado afirma que se encuentran en unas condiciones «en las que no pueden estar ciertos de salvarse», ya que «aún permanecen privados de aquellos abundantes dones y auxilios celestiales de que sólo se goza en ía Iglesia católica» (AAS., loe. cit., 243)."
Cuando Lumen Gentium 15, entonces, dice:
"15. La Iglesia se reconoce unida por muchas razones con quienes, estando bautizados, se honran con el nombre de cristianos, pero no profesan la fe en su totalidad o no guardan la unidad de comunión bajo el sucesor de Pedro [28]. Pues hay muchos que honran la Sagrada Escritura como norma de fe y vida, muestran un sincero celo religioso, creen con amor en Dios Padre todopoderoso y en Cristo, Hijo de Dios Salvador [29]; están sellados con el bautismo, por el que se unen a Cristo, y además aceptan y reciben otros sacramentos en sus propias Iglesias o comunidades eclesiásticas. Muchos de entre ellos poseen el episcopado, celebran la sagrada Eucaristía y fomentan la piedad hacia la Virgen, Madre de Dios [30]. Añádase a esto la comunión de oraciones y otros beneficios espirituales, e incluso cierta verdadera unión en el Espíritu Santo, ya que El ejerce en ellos su virtud santificadora con los dones y gracias y a algunos de entre ellos los fortaleció hasta la efusión de la sangre. De esta forma, el Espíritu suscita en todos los discípulos de Cristo el deseo y la actividad para que todos estén pacíficamente unidos, del modo determinado por Cristo, en una grey y bajo un único Pastor [31]. Para conseguir esto, la Iglesia madre no cesa de orar, esperar y trabajar, y exhorta a sus hijos a la purificación y renovación, a fin de que la señal de Cristo resplandezca con más claridad sobre la faz de la Iglesia."
está diciendo lo mismo que el Santo Oficio dijo en 1949: que no toda unión con la Iglesia Católica, el Cuerpo Místico de Cristo, es igual, sino que hay por un lado un "ser miembro", "estar actualmente incorporado", "guardar la unidad de la comunión bajo el sucesor de Pedro", y por otro lado un "estar unido" a la Iglesia, "adherido" a ella, tener "la comunión de oraciones y otros beneficios espirituales" y "cierta verdadera unión en el Espíritu Santo".
Llamara a lo primero "comunión plena o perfecta" y a lo segundo "comunión imperfecta" no cambia absolutamente nada.
Saludos cordiales.
La buena disposición no es comunión, sino disposición a entrar en comunión. Pero la comunión es plena o no lo es.
Sería interesante conocer algún documento magisterial, previo al CVII, que permita sostener la tesis de la comunión gradual. De lo contrario es una novedad sin asidero en la Tradición y, por consiguiente, ajena a la Fe.
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Pio XII, encíclica Mystici Corporis, n. 31:
"Por otra parte, debiendo ser este Cuerpo social de Cristo, como dijimos arriba, visible por voluntad de su Fundador, es menester que semejante unión de todos los miembros se manifieste también exteriormente, ya en la profesión de una misma fe, ya en la comunicación de unos mismos sacramentos, así en la participación de un mismo sacrificio como, finalmente, en la activa observancia de unas mismas leyes. Y, además, es absolutamente necesario que esté visible a los ojos de todos la Cabeza suprema que guíe eficazmente, para obtener el fin que se pretende, la mutua cooperación de todos: nos referimos al Vicario de Jesucristo en la tierra. Porque así como el divino Redentor envió el Espíritu Paráclito de verdad para que, haciendo sus veces (cf Jn 14, 16.26), asumiera el gobierno invisible de la Iglesia, así también encargó a Pedro y a sus sucesores que, haciendo sus veces en la tierra, desempeñaran también el régimen visible de la sociedad cristiana."
Si la visibilidad no tuviese nada que ver con la perfección o no de la comunión eclesial, deberíamos decir que puede haber perfecta comunión eclesial que no sea visible, lo cual equivale a decir que en lo esencial la Iglesia es algo puramente espiritual e invisible, que es la tesis protestante, no la católica.
Saludos cordiales.
"Porque además, la “identidad no absoluta” se puede entender en el plano accidental o en el sustancial. El cambio accidental no cambia la sustancia o esencia de la cosa, que sigue siendo la misma exactamente. Por ejemplo, aprender un idioma, mudarse a otro país, cortarse el pelo, etc.
El cambio sustancial se da solamente cuando algo deja de ser lo que era y algo que antes no existía comienza a existir. Por ejemplo, la concepción, la muerte, son cambios sustanciales.
En el cambio accidental son posibles los grados y los procesos extendidos en el tiempo, porque se puede tener varios grados distintos de tamaño, edad, peso, conocimiento de un idioma, cabello, etc.
En el cambio sustancial no hay grados posibles, porque en ese nivel, o se es algo, o no se lo es: o se es gato o no se lo es, no se puede ser algo gato o bastante perro.
Por tanto, mientras en el plano accidental es posible el “más o menos”, no es posible en el plano sustancial: o se es algo absolutamente, o no se lo es de ningún modo, es decir, la única identidad posible en el plano sustancial es la identidad absoluta.
Es obvio que en dos mil años de existencia de la Iglesia Católica ha habido infinidad de cambios accidentales. Pero no es ahí donde se juega la identidad de la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica, sino en el plano sustancial, donde según nuestra fe y el principio de tercero excluido, sólo puede haber identidad, y donde esa identidad, por lo dicho, sólo puede ser absoluta, por lo que afirmar en ese plano una identidad no absoluta es negar pura y simplemente la identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica, lo cual va contra la fe católica, mientras que afirmar una identidad no absoluta entre ambas a nivel accidental es decir algo que cae totalmente fuera de la cuestión."
Saludos cordiales.
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