Los débiles y el castigo divino
Dice la Nota de la Pontificia Academia para la Vida, “Pandemia y Fraternidad Universal. Sobre la emergencia covid-19”, del 30 de marzo de 2020:
“También esta última consideración, sobre la mayor penalización a la que están sometidos los más frágiles, nos insta a prestar mucha atención a la forma en que hablamos de la acción de Dios en esta situación histórica. No podemos interpretar los sufrimientos por los que pasa la humanidad en el crudo esquema que establece una correspondencia entre la “majestad herida” de lo divino y la “represalia sagrada” emprendida por Dios. Si consideramos entonces, que de esta manera serían los más débiles los más castigados, precisamente aquellos por los que Él se preocupa y con los que Se identifica (Mt 25,40-45), vemos cuan equivocada es esta perspectiva. Escuchar las Escrituras y el cumplimiento de la promesa de Jesús nos muestra que estar del lado de la vida, como Dios nos enseña, se concretiza en gestos de humanidad hacia el otro. Gestos que, como hemos visto, no faltan en el momento actual.”
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Obviamente que no tenemos revelación divina especial sobre el tema, pero de todos modos, nos parece que se nos puede excusar si no podemos dejar de hacer algunas observaciones, dado lo que hemos estado viviendo últimamente todos nosotros.
Al menos a nivel terminológico, es contradictorio hablar de “penalización” y negar que haya un “castigo”. Igualmente en ese plano terminológico, no se ve porqué usar el concepto que incluso parece sarcástico de “represalia sagrada” en vez del más normal y teológico de “castigo divino”. Igualmente, el recurso al término “majestad herida” parece querer dificultar, en forma algo demagógica, la comprensión de eso muy básico y sencillo que es el carácter de “ofensa a Dios” que hay en todo pecado.
Pero en definitiva, el argumento es que no se puede hablar de un castigo divino en una situación en la cual una gran cantidad de los que sufren son débiles y desamparados.
Ahora bien: ¿es bíblica esa forma de pensar? ¿Qué porcentaje de los habitantes de Sodoma y Gomorra era menor de edad, o pobre, o anciano, o enfermo, desvalido, etc.? ¿Cuáles eran esos mismos porcentajes entre las víctimas del Diluvio? ¿Y cuando el Reino del Norte cayó ante los asirios, o el del Sur ante los babilonios? ¿Qué nos dicen las Lamentaciones del profeta Jeremías? ¿Dicen que la mayor parte de los exterminados por Nabucodonosor eran ricos y poderosos?
Más bien la Escritura enseña que cuando se ha ofendido gravemente a Dios, como sin duda se ha estado haciendo últimamente, no se puede tomar como rehenes a los pobres y los débiles para ampararse con ellos ante la justa retribución divina.
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Por otra parte, si esto que está pasando ahora no es un castigo de Dios ¿entonces qué es? ¿No se ha enterado el Señor de lo que está pasando en la Tierra? ¿Y la Omnisciencia? ¿O es que no lo ha podido evitar? ¿Y la Omnipotencia, entonces?
Porque, sí, concedamos que metafísicamente es posible que Dios permita el mal sin que ello sea un castigo, y que además, no todo mal que se sufre en esta vida es simplemente un castigo por el pecado.
Pero ¿y el contexto actual, extra e intraeclesial?
¿Alguna vez se había presenciado tal cúmulo de desastres, moralmente hablando, claro, en el mundo y en la Iglesia? ¿Verdad que no? ¿Qué es lo que cabía razonablemente esperar? ¿Premios, recompensas, palmadas en la espalda, elogios, “sigan así”?
Es decir, si en un contexto así aparece algo como el coronavirus ¿qué podrá ser? ¿Podrá ser un castigo? ¿Podrá, más bien, no ser un castigo?
¿Podemos sinceramente creer que esto, para el mundo y la Iglesia, o al menos, sólo para la Iglesia, no es más que una “prueba” destinada al crecimiento y perfeccionamiento en la virtud, para que el testimonio cristiano brille más esplendorosamente aún de lo que brilla actualmente en la Iglesia?
¿Hemos leído las noticias eclesiales de los últimos meses o años?
Para decir nada más que una cosa: ¿se puede adorar ídolos en el Vaticano y extrañarse luego de oír mencionar la palabra “castigo”? ¿Es eso lo que se desprende de la lectura de la Sagrada Escritura?
Y no mencionemos la red homosexual clerical y la crisis de abusos con la que indudablemente está conectada.
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Y también está la magnitud de lo que estamos viviendo hoy día, sin comparación en el pasado de la humanidad y de la Iglesia. El planeta parado, los fieles en la mayor parte del mismo sin poder asistir a Misa y con dificultades para recibir los Sacramentos.
¿Es eso una teoría conspiranoica, o son hechos?
¿O será acaso la parte fundamentalista de la realidad?
En el supuesto de un castigo divino ¿qué más tendría que hacer el Señor para que nos enterásemos de que nos estaba castigando?
¿No hay que saber leer los signos de los tiempos?
Como dice Nuestro Señor en el Apocalipsis, cap. 3, 14 - 19:
“Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.”
El Señor reprende y castiga a los que ama. Y nos acaban de decir que lo que vivimos no puede ser un castigo de Dios, porque Dios ama a los débiles y ellos serían los más castigados…
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Pero además, pensemos en alguien pobre y débil que está en gracia de Dios, al cual el Estado quiere pervertir con la ideología de género, mientras que algún clérigo infiel quiere quitarle su fe enseñándole alguna variante de la herejía modernista. ¿Sería muy malo que el Señor lo llevase a la eterna Felicidad mediante el coronavirus?
¿Sería mejor la suerte de este pobre y débil si se quedase en esta vida para poder seguir presenciando, indefenso humanamente hablando, el avance del mal, que hasta la llegada del coronavirus parecía realmente incontenible?
¿Y si ese pobre y débil no estaba en gracia de Dios, sino en pecado mortal, y la peste actual le ha servido para moverse, gracia de Dios mediante, a la conversión?
Desde el punto de vista de la fe cristiana, ninguno de estos dos débiles podría figurar entre “los más castigados”.
Y si ha rechazado esa gracia ¿sería injusto el castigo divino?
Precisamente el hecho de que no todo mal que se sufre en esta vida pueda ser considerado castigo, porque también hay males que Dios envía para perfeccionamiento de sus fieles o para conversión de los pecadores, invalida el argumento que dice que Dios no puede castigar al mundo y a muchos en la Iglesia porque castigaría a muchos débiles y frágiles.
Dios no castiga a los inocentes en tanto que son realmente inocentes, y no dejará de dar a cada una de las víctimas de esta peste, con nombre y apellido, según sus obras, con Suma Justicia y Suma Misericordia.
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Lo anterior nos lleva a otro aspecto de la cuestión: ¿cuánto se ha rezado en la Iglesia últimamente pidiendo que la mano del Señor pusiese fin a la demolición continua que, comenzada hace décadas, estaba llegando a ahora a niveles nunca antes vistos?
¿Nos vamos a sorprender ahora si el Señor responde a esas oraciones de un modo que ciertamente no entraba en los cálculos de nadie, o sea, como suele Él hacer las cosas?
A otra Iglesia le dice el Señor en el Apocalipsis, cap. 3, 1 - 3:
“Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.”
El Señor iba a venir sobre esa Iglesia como un ladrón, si no se arrepentían. ¿Qué porcentaje de débiles y fuertes habría en esa congregación? Recordar que a los comienzos el cristianismo se extendió más bien entre las clases bajas.
¿De veras creemos que a fuerza de “ilustración” hemos logrado “domesticar” a Dios hasta el punto de que hacerle perder las “crudas” costumbres que manifiesta en la Escritura?
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Pero como si todo esto fuese poco ( y saliendo ahora del tema de la Pontificia Academia Pro-Vida), nos encontramos con la siguiente noticia en LifeSiteNews:
“Vatican News” ha primero publicado y luego retirado un artículo de un Padre Jesuita en el que se decía que el coronavirus es una especie de “aliado mediambiental” de la Tierra…
Según dice la noticia, el R.P. Benedict Mayaki, S.J., luego de haber dicho solamente que la peste es “un problema global de salud“, ha sostenido que dicha plaga está trayendo inesperados beneficios al planeta, y que la Tierra se está curando a sí misma…
Y ha apuntado a un conjunto de signos esperanzadores, como por ejemplo, que los peces han retornado a los canales de Venecia, así como muchas aves migratorias, entre ellas cisnes, han vuelto a esa afortunada ciudad…
Las emisiones de carbono e hidrógeno se habrían reducido.
Todo ello debido al constreñimiento, digamos, que rige sobre la actividad humana…
Se informa en la noticia que el motivo de la retirada de este artículo luego de su publicación ha sido la gran cantidad de reacciones no del todo favorables que logró cosechar…
¿Será que en el fondo, Dios no puede castigar pero “la Tierra” sí? ¿Es más selectiva Gaia con los débiles y frágiles?
Me parece mucho más probable que precisamente por adorar a esa falsa divinidad telúrica, entre otras cosas, es que el Señor nos está enviando esta clamorosa advertencia.
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En definitiva, Cuaresma, tiempo de penitencia y arrepentimiento. Esto al menos podemos decirlo con certeza: hemos pecado y merecemos el castigo de Dios. Y lo maravilloso de nuestra fe, a lo que no deberíamos acostumbrarnos nunca, es la Buena Noticia: Dios en cambio nos quiere perdonar, Dios nos ofrece el perdón mediante su Hijo, hecho hombre, muerto, y resucitado por nosotros.
¿Podemos recibir ese perdón de Dios sin reconocer primero que hemos pecado? No. Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos, dice el Señor, y Él no ha venido a buscar a justos, sino a pecadores.
Que su Santísima Madre interceda por todos nosotros.
51 comentarios
La culpa no es de Dios, es nuestra.
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Por supuesto. A Dios no le pertenece la culpa, sino el castigo o el perdón de la misma.
Saludos cordiales.
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Bueno, yo no sé si ya estamos ahí, pero grave es la situación, sin duda.
Gracias y saludos cordiales.
Sabemos que Dios castiga (la Biblia nos lo dice incontables veces). Supongamos ahora por un momento que esto NO es un castigo divino, me pregunto entonces qué tendría que pasar para que supiesemos que Dios nos está castigando. Porque si una calamidad a escala planetaria no es castigo divino, entonces nada lo es.
Y el argumento utilizado por la Pontificia Academia, hace pensar que sus integrantes nunca leyeron la Biblia. El siguiente pasaje del Apocalipsis lo escribí en el artículo anterior y lo vuelvo a hacer porque realmente se ajusta al punto:
Y uno de los ancianos, tomando la palabra, me preguntó; “Estos que están vestidos de túnicas blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?” Y yo le dije: “Señor mío, tú lo sabes”. Y él me contestó: “Estos son los que vienen de la gran tribulación, y lavaron sus vestidos, y los blanquearon en la sangre del Cordero. Por eso están delante del trono de Dios, y le adoran día y noche en su templo; y el que está sentado en el trono fijará su morada con ellos.Las misma Escritura nos que en la "gran tribulación" (el último castigo de Dios y que es castigo, no hay duda, lo dijo el mismo Cristo) habrán de morir justos, habrán martires, qué es todavía más significativo que "debiles" como argumenta la Pontificia, porque un débil puede ser injusto y por ende, el castigo se le aplica. Y nos dice más, nos dice que serán una "gran muchedumbre, que nadie puede contar, proveniente de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas". Qué explique eso la Pontificia Academia, que una incontable muchedumbre de justos, de todas las naciones (o sea, a nivel planetario), habrán de perecer en el castigo final de Dios sobre la humanidad. Es castigo para la humanidad, pero a aquellos los lleva a gozar de la visión beatífica (o sea, entran al Paraíso sin pasar por el Purgatorio). Y lo mismo puede estar ocurriendo ahora: esos débiles que tanta preocupación despiertan en la Pontificia, pueden estar ingresando al Reino de los Cielos sin pasar por el Purgatorio. Lo que pasa es que la Pontificia solo ve el cuerpo, ha perdido la dimensión sobrenatural, se ha olvidado de que el hombre tiene alma, y que la misión de la Iglesia, es salvar esta última y no la carne (que como dijo Cristo, no aprovecha para nada).
—Apocalipsis 7:13-15
Y lo de la Pachamama, fue la gota que derramó el vaso, Recuerdo un artículo del cardenal Burke que precisamente decía que eso que pasó en el Vaticano iba a traer enfermedades y males de todo tipo. Dicho y hecho: el incendio catastrófico en Australia, ahora el Coronavirus, y si Dios no ve signos de arrepentimiento, mucho me temo que la cosa seguirá en aumento porque se lo ha ofendido mucho (y el no reconocermos pecadores, ya es otra ofensa más).
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Como dice el P. Iraburu: Oremos, oremos.
Saludos cordiales.
Apo 6:8 Miré entonces y había un caballo verdoso; el que lo montaba se llamaba Muerte, y el Hades le seguía. Se les dio poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con la espada, con el hambre, con la peste y con las fieras de la tierra.
El virus es el umbral que estamos cruzando para entrar en la gran tribulación. Que hay pobres, que hay debiles, que se regenera la tierra, esa no es la realidad. Es el asomo del jinete que viene a iniciar la purificación larga y dolorosa de la tierra que esta corrompida desde las entrañas.
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Y si no es todavía esa grandiosa escena final, es en todo caso un notable anticipo de la misma.
Saludos cordiales.
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Esta cita viene muy a cuento. ¿Cuántos débiles y frágiles habitaban en Jerusalén en aquella época?
Gracias y saludos cordiales.
La perspectiva es otra; el que na asuma entra en grave daño, al sano juicio, a la racionalidad, a la espiritalualidad, a la fe.
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Me parto, como dicen por allá. Justo cuando deberían haber quedado "demodés", entonces, las escenas tipo "El Séptimo Sello" de Bergman, henos aquí en blanco y negro y jugando al ajedrez con un encapuchado !! :)
Por eso el misterio del castigo divino como que palidece, me atrevería a decir, frente al misterio de la incredulidad.
Saludos cordiales
Es un digno discípulo de Santo Tomás, por la claridad y ortodoxia de sus escritos. Gracias por el post que permite que la Verdad resplandezca y, con ello, trae esperanza al alma.
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Bueno, muchas gracias y que el Señor nos ilumine a todos.
Saludos cordiales.
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Muchas gracias y oremos. Saludos cordiales.
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Gracias, Luis Fernando. En oración.
Saludos cordiales.
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Gracias y saludos cordiales.
Refutando argumentos que no lo son.
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Son tiempos recios. Gracias y saludos cordiales.
Que cada quien elija.
Enhorabuena el pronunciamiento de la Pontificia Academia.
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Pienso que en vez de "judaica" debería haber dicho "bíblica", pero entonces la frase hubiese quedado contradictoria.
Tampoco es que lo judaico, como tal, sea necesariamente malo. Es cierto que hubo herejías en la Antigüedad como las de Marción, Mani o los gnósticos, que condenaban el Antiguo Testamento, y hasta llegaban a decir que el Dios del Antiguo Testamento no era el mismo que el Dios del Nuevo Testamento.
Pero obviamente, no eran cristianas ni católicas. Sin dar en el extremo opuesto de los que dicen hoy día que el judío no necesita creer en Cristo ni bautizarse, con todo tampoco me parecen recomendables ciertas formas de antisemitismo que incluso históricamente han estado relacionadas con esas herejías antiveterotestamentarias.
Por otra parte, no hay necesidad de recluirse en el Antiguo Testamento para tener una visión de Dios que difiera esencialmente de la de una ameba buenista que se acomoda pacíficamente a todo recipiente que le ofrezcamos independientemente de su procedencia y uso anterior.
Por ejemplo, de ese bello libro que es el Apocalipsis de San Juan, véase este pasaje:
"2 Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; 13 y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. 14 Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar. 15 Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; 16 y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero;17 porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?"
Ahora, que aquí hay en juego dos perspectivas radicalmente diferentes de Dios, creo que nadie podría discutírselo a Ud.
Saludos cordiales.
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En efecto, no podemos pensar que los débiles y frágiles nos protegen a todos y que mientras estén ellos en el planeta no hay que preocuparse demasiado.
Saludos cordiales.
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Gracias, Daniel, saludos cordiales.
Mis conocimientos filosóficos son bastante rudimentarios, ello ha ocasionado que algunos de sus comentarios en los post de otros blogueros, me hayan parecido poco esclarecedores.
Éste artículo o post suyo es sumamente esclarecedor y muy inteligible para las personas con limitada formación.
Le quedo muy reconocido.
El Señor le bendiga y le guarde.
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Así sea y lo mismo para Ud. Saludos cordiales.
También podría ser que no haya ningún dios y que todo esto no sea más que el resultado de procesos naturales, o casi, que no tienen ningún objetivo ni plan, lo que encajaría a la perfección con lo que se lleva viendo una y otra vez en la historia del Mundo y tendría mucho más sentido y lógica.
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Me perdí en la última parte: "más sentido y lógica". O sea: ¿azar = sentido y lógica?
A mí me suena más bien al absurdo radical, al "porque sí".
¡En qué clase de escondrijos es capaz de meterse el ser humano con tal de no comparecer ante su Creador! ¿Seguimos en el jardín del Edén? "Oí tus pasos en el jardín y tuve miedo, porque estaba desnudo, por eso me escondí", le dice Adán a Dios después de haber pecado.
La puntería del Señor es excelente: el que muere en gracia de Dios va al Cielo, pase o no por el Purgatorio; el que no, al Infierno. Ahí no va a haber fallos ni caídas del sistema ni nada de eso.
Saludos cordiales.
Qué Dios nos conceda el don del arrepentimiento y la conversión en esta Cuaresma tan especial ; y tenga misericordia de todos nosotros.
Qué los enfermos y moribundos encuentren a Dios y se conviertan para entrar en el Reino de Dios.
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Amén Saludos cordiales.
1- La bíblica-tradicional.
2- La buenista con tufo marcionita (como bien indica Néstor) que convierte a Dios en una caricatura lamentable propia de novelas rosa.
La pregunta de Cristo a los apóstoles - ¿y vosotros quién decís que soy yo? - sigue vigente hoy. Muchos tienen una idea de Dios que no tiene nada que ver con la de la Revelación. Y entre esos muchos está Mons. Paglia y cía.
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Tal cual. ¡Y pensar que el "pensamiento bíblico" era uno de los caballitos de batalla del progresismo contra Santo Tomás y la Escolástica!!
Saludos cordiales.
"O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que ellos eran más pecadores que todos los hombres que habitan en Jerusalén?" Lucas 13, 4
La enseñanza de Jesús es clara: no debemos precipitarnos en relacionar sucesos naturales con castigos divinos. En cambio, sí es clara la llamada a la acción, fruto de la caridad: "Dadles vosotros de comer" (Lucas 9, 13).
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Copio del libro del P. Miguel Ángel Fuentes, IVE, "Comentario al Evangelio de San Lucas":
//verbo.vozcatolica.com/wp-content/uploads/2015/11/Miguel-Fuentes-Comentario-al-Evangelio-de-San-Lucas.pdf
"El pensamiento popular suponía que todo sufrimiento temporal, y en particular la muerte violenta, se relaciona directamente con los pecados personales: si este sufre debe ser como castigo de sus pecados, o, a lo sumo, de los de sus padres. Así pensaban incluso los apóstoles puesto que interrogaron a Jesús a propósito del cieguito de nacimiento: ―Señor, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? (Jn 9,2). Las deducciones equívocas que se siguen de esto son más que evidentes: por un lado, mientras uno no peque, no debería temer ningún mal; por otro, si uno padece algún mal y la conciencia no le reprocha ningún crimen, entonces aquella nos está jugando una mala pasada ocultando a nuestra memoria algún pecado pasado, o bien esta caries será efecto de que nuestros padres comieron uvas verdes, como decía el dicho del Antiguo Testamento (Jr 31,29). Tratándose de muertes trágicas, inesperadas o violentas, al menos pensaban que los afectados eran ―más pecadores‖ que el resto. Después de veinte siglos de cristianismo muchos siguen pensando del mismo modo y clamando a voz en grito ante cualquier desgracia: ―¿Y yo, qué he hecho para merecerme esto?
(iii) Jesús pone en evidencia estos pensamientos: ―¿Pensáis que esos eran más pecadores que todos los demás, porque han padecido estas cosas? Pero no da muchas explicaciones, sino que se limita a una admonición: ―No [es como pensáis], os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo‖. Debemos advertir en estas palabras del Señor tres cosas.
Primero, que rechaza la explicación vulgar. Por tanto, podemos decir que Jesús enseña que los males temporales, y en particular la muerte violenta e inesperada como en los dos casos a los que alude, no tiene relación con una mayor pecaminosidad de las víctimas respecto del resto de sus contemporáneos. Jesús da a entender que, al menos en los dos casos mencionados, los implicados no eran moralmente peores que sus compaisanos que sobrevivieron ambas desgracias.
Segundo, sus palabras no descartan que el sufrimiento y la muerte tengan alguna relación con el pecado, aunque no aclara aquí nada más. Todos los males, y la muerte en particular, tienen relación con el pecado del hombre, pero principalmente con el primer pecado del primer hombre, como dirá más tarde san Pablo (cf. Rm 5,12). Y, como dirá el mismo Apóstol, que la muerte nos afecte a todos por igual, incluso a los que no han llegado al uso de la razón, demuestra que ese pecado nos pertenece de algún modo misterioso (cf. Rm 5,12-21). Por otra parte, nada quita que en algún caso Dios castigue un pecado particular con un mal temporal singular, incluso con una muerte horrible; y en la Sagrada Escritura tenemos relatados castigos ejemplares de impíos (como el de Baltasar o el de Antíoco Epífanes), pero Dios no se obliga a regularse por ese tipo de justicia tan estrecha y limitada. Su modo de obrar y de distribuir los bienes y los males temporales queda ligado a designios providenciales que a nosotros se nos escapan. Puede haber justos o personas no tan pecadoras a quienes toca sufrir males atroces, e impíos que parecen triunfar en este mundo. Este es uno de los escándalos que afectan a los que juzgan la historia de los hombres y la actuación de Dios con parámetros fabricados a la medida del hombre.
Tercero, la conversión puede evitar algo que está presente en los dos casos históricos que son objeto de esta predicación, puesto que repite por dos veces la intimidación: ―si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. No dice que la conversión pueda evitarnos la muerte, ni, al menos, una muerte violenta, pero sí una muerte sorpresiva e inesperada y, consecuentemente, impreparada, que es lo que parece haber caracterizado ambos acontecimientos: ni los que peregrinaban al templo de Dios, ni los que pasaban junto a la torre de Siloé esperaban morir en tales circunstancias y, tal vez, no estuvieran preparados. La muerte los sorprendió. La conversión, según Jesús, evita morir sin prepararse, porque convertirse a Dios significa comenzar a vivir tal como quisiéramos que Dios nos encuentre en nuestra hora final. Al que vive así, la muerte puede llegarle repentinamente pero nunca imprevistamente"
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En efecto, es notable que Jesús dice ahí que si no se convierten, todos perecerán "igualmente". ¿Está diciendo que si se convierten no van a morir? No ¿verdad? Entonces sí que hay una pena temporal por el pecado personal, distinta del mero hecho de morir, que es pena, en todos nosotros, por el pecado original.
Saludos cordiales.
No sólo escribe usted con rectitud, sino también con el profundo dolor del que se sabe portador de una verdad que nadie quiere escuchar.
Quizá en un principio uno naturalmente se resista, pero desde el reconocimiento de nuestra propia miseria se va comprendiendo de a poco, que todo es justo.
Y que por lo tanto también es Misericordia.
El pasado lunes el padre Fortea subió un vídeo que vale la pena difundir en Info, también desde el dolor esperanzado.
Ánimo! Levantemos nuestras cabezas que Dios nos ha bendecido con vivir estos tiempos de sufrimiento y prueba, pero tambien de gran Misericordia y esperanza!
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Así sea. Saludos cordiales.
Para mí ha sido de gran ayuda
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Bendito sea Dios. Saludos cordiales.
Si es terrible el castigo, más terribles son los "Si ni aún así me obedecen".
¿Han visto Vds. por ahí muchas llamadas a la conversión?, ¿algún arrepentido?
Esto es solo una continuidad con lo que ya vino, y con lo que vendrá.
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Los corazones todos están en manos de Dios, hay que pedirle que derrame su gracia eficaz sobre quienes tanto la necesitamos.
Saludos cordiales.
Por supuesto, el sentido y la lógica de aceptar que lo que no parece con sentido ni lógica, no tiene porqué tenerlo y no hay que darle más vueltas ni buscar planes sobrenaturales que tienen aún menos sentido y lógica. Pero si usted acepta lo segundo,con el recurso del misterio inescrutable para evitarse la inexistencia de respuestas, también debe aceptar que todo puede ser únicamente azar y nada más. Es comprensible que esto último le cause desazón y más todavía el que no haya otra vida, ni juicio final, ni recompensa ni castigo, pero si pueden ustedes vivir de espaldas a la realidad y apostando todo a una creencia que nadie ha podido probar, seguro que pueden dar un pequeño paso y darle algo de racionalidad a sus ideas. Así que el "porque sí" no es una mala respuesta, es única respuesta a lo que no tiene otra posibilidad. Le gustará poco o nada, pero como coherente lo es infinitamente más que su creencia en planes divinos que basa en textos bíblicos, concilios de la Iglesia y las aportaciones teológicas de sus doctores, todo palabrería huera más que cuestionable y nada creíble.
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Pero a ver: si todo es azar y no hay sentido alguno ¿porqué darle alguna preferencia a la tesis del sinsentido sobre la tesis teológica? ¿Es que esa preferencia tendría algún sentido? Yo no veo razón para que alguien que acepta el sinsentido radical de la existencia le discuta nada a nadie.
Es que no tendría sentido. ¿No hay todavía un resto de actitud teológica y busca de seguridades en querer afirmar el sinsentido como una verdad?
Saludos cordiales.
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Muchas gracias y que el Señor nos ayude a todos. Saludos cordiales.
La Majestad de Dios no puede resultar herida nunca por nada de lo que hagamos, pero Dios es Dios y hemos de renunciar a hurgar con nuestras pequeñas mentes lo que hay en la del Todopoderoso. La audacia de muchos me provoca terror y me parece oír silbar a la serpiente del Paraíso, el crujido que se va a oír el Día Final, cuando todo hombre se eche súbitamente cuerpo a tierra, sí que va a hacer temblar el orbe.
Y eso no es veterotestamentario, está en al Apocalipsis que algún día sucederá.
Dies iræ, dies illa,
Solvet sæclum in favilla,
Teste David cum Sibylla!
Sin embargo, y al contrario de lo que muchos piensan, no somos personas asustadizas porque el Señor está con nosotros, pero está con nosotros a su manera y no a la nuestra. Por favor, recuperemos la humildad de los que en nuestra miseria fuimos hechos Hijos de Dios por el sacrificio expiatorio de Nuestro Señor Jesucristo. No pretendamos llevar nosotros la batuta en nuestra vida ni mucho menos cuestionar a Dios por lo que hace.
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Exacto.
Saludos cordiales.
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Muchas gracias y saludos cordiales.
Me llaman la atención algunas cosas de los "católicos mundo de yupi":
- ¿Por qué asume el redactor del documento que los pobres y/o los ancianos no merecen también un castigo? Solo no pecaron Cristo y su Madre, ¿no es así?
- La idea de que castigar es malo, signo de un carácter vengativo. Imagino que debe de ser que a los religiosos y sacerdotes que afirman esto nunca les han castigado y sus padres se lo consentían todo de niños. Y los laicos no reprenderán a sus hijos.
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Es lo que pasa cuando en lugar de pensar se imagina. "Castigo" nos hace imaginarnos a alguien con cara de malo, y mucho dolor. Enseguida le agregamos además un poco de sadismo al castigante, para que quede más lindo. Y entonces decimos: "no, qué horrible".
Pero después pedimos "juicio y justicia" para los violadores de los derechos humanos, exigimos un juicio justo para los acusados, corremos al abogado, si podemos, si alguien nos lesiona algún derecho, etc.
Y sobre todo, nos indignamos con la injusticia. Eso sí, siempre. Ahora, cómo tener justicia sin penalización de las injusticias, vaya uno a saber.
Es decir, régimen mental infanto-adolescente.
Saludos cordiales.
¿Y se ha dado cuenta usted de la incoherencia entre el texto de la Academia y el artículo de VaticanNews?Esto no es un castigo porque entonces los que más padecerían serían los débiles pero qué bueno que mueran los débiles y dejen de contaminar el planeta.
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Por eso: Dios no castiga, Gaia sí.
Saludos cordiales
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Lo que digo ahí es que Jesús dice que si no se arrepienten, todos morirán "igualmente" que los de la torre de Siloé. Pero como todos vamos a morir, ese "igualmente" se tiene que referir a otra cosa. No es que si se convierten no van a morir. Es que no van a morir como los de la torre, y eso es lo que el P. Fuentes interpreta, de modo plausible en mi opinión, como que no van a morir sin poder prepararse para la muerte, como les sucedió a los de la torre.
De donde se sigue que lo que les sucedió a los de la torre sí tuvo un carácter de castigo divino, es decir, el morir sin poder prepararse para morir.
Saludos cordiales.
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Los padres también son responsables de imponer la justicia en la familia, es más, es en la familia donde aprendemos las primeras nociones de lo que es justo y lo que es injusto, y las primeras nociones de lo que es el premio por las buenas obras y el castigo por las malas. Que la justicia, la pena y el castigo no son incompatibles con el amor, sin duda.
Toda pena o castigo implica alguna ofensa: a los padres, o a los hermanos, o vecinos, etc. etc.
Dios no castiga indiscriminadamente, sino en la precisa y exacta medida de las culpas de cada uno. Incluso algo menos, por Misericordia.
En cuanto a hacer sufrir a alguno por lo que ha hecho su hermano y no él, es el caso de lo que Nuestro Señor tuvo que padecer por nuestros pecados.
Lo que dice Billuart es que la pena, propiamente dicha y simplemente hablando, reúne tres elementos: Un mal aflictivo, infligido a la creatura racional contra su voluntad, en castigo de sus culpas.
Al faltar alguno de estos elementos es que ya no tenemos pena propia y simplemente hablando, dice Billuart. De ahí yo concluyo que todavía podemos tener en esos casos pena "secundum quid", y eso, en distintos grados. Por ejemplo, el ente en potencia no es ni ente simplemente hablando, ni no ente simplemente hablando, sino que es ente "secundum quid" y no ente "secundum quid".
Por ejemplo, un caso que no es pena simplemente hablando sería un mal aflictivo, infligido a la creatura racional contra su voluntad, pero no en pena de sus culpas, sino para prevenir culpas futuras, o para aumentar su mérito, o ejemplo e instrucción de otros, o para que brillen más la gracia y la gloria de Dios.
Un caso de pena "secundum quid" sería la pena satisfactoria, que es la que se sufre por la culpa de otro. Simplemente hablando no es pena, porque no es por la propia culpa, pero es pena al menos "secundum quid", porque se inflige debido a una culpa.
La pena por el pecado original parece estar a medio camino entre la pena pura y simplemente hablando, y la pena satisfactoria.
Porque se diferencia de aquella en que no es por una culpa personal, mientras que se diferencia de la segunda en que es por una culpa propia.
Así que si queremos graduar las penas, deberíamos decir, parece:
1) Pena pura y simplemente hablando: Por un pecado personal propio. Aquí podemos subdividir entre las que apuntan solamente a la restauración del orden de la justicia, que son las penas del infierno, las que apuntan también a la conversión del pecador, y son así medicinales, que son las penas de esta vida, y las que se ordenan a la purificación del que ya se ha salvado, que son las del Purgatorio.
2) Pena por el pecado original: Por un pecado propio pero no personal.
3) Pena satisfactoria: Por el pecado que no es propio sino de otro. Son ante todo las penas que sufrió Nuestro Señor Jesucristo para salvarnos.
4) Mal aflictivo que no es pena en sí mismo considerado. Aquí Billuart lo divide en dos: cuando en realidad no es simplemente un mal, porque por proporción con sus resultados termina siendo un bien, y cuando el sujeto no es culpable sino justo, y ahí pone: para prevenir pecados futuros, para crecer en virtudes y méritos , para ejemplo de los demás, para que brillen más la gracia y la gloria de Dios. Estas últimas están conectadas con el pecado original como con su raíz última.
La pena por el pecado original es la que se sigue necesariamente del mismo, y ahí tenemos ante todo la muerte. El desorden interior de la concupiscencia tiene la misma necesidad. Las enfermedades se siguen muy probablemente del pecado original, y por tanto, tienen su parte penal también. Cuando más contingente sea la conexión con el pecado original, menos carácter de pena tendrá el mal en cuestión.
Otra cosa, por supuesto, es si atendemos al cúmulo de pecados personales que puede haber en un momento de la historia, como por ejemplo el actual.
Saludos cordiales.
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Ud. dice que no comprende unas cuantas cosas, y que no razona. Y que reza. Capaz que lo mejor entonces es seguir rezando y no molestarse en hacer comentarios.
Saludos cordiales.
"Obviamente que no tenemos revelación divina especial sobre el tema", admite el bloguero.
¿Cómo podemos entonces sospechar de Dios? Porque el mundo va muy mal porque lo hemos leído en las noticias. """"¿Hemos leído las noticias eclesiales de los últimos meses o años?"""
Yo soy periodista y sé que una cosa son "lo que leemos en las noticias" y otra cosa son las realidades reales, que es lo que ve Dios. Podría ser que en nuestra época haya mucho más amor, bondad y bien que nunca antes y que ni nos diéramos cuenta, obcecados en las 4 cosas que nos obsesionan.
No hay forma humana de saber si Dios está detrás del coronavirus. Más bien parece que está contra el coronavirus. Atribuir TEMERARIAMENTE a Dios lo que ni Dios mismo revela ni la razón humana pueden atribuirle con mínima certeza es idolatría (asociar a Dios lo que es natural). La torre de Siloé mató a gente que no había pecado, dice Jesús. Pasan cosas malas en este mundo caído, a los buenos, como a Job.
Quien dice "algo habrás hecho" comete el pecado de los 3 amigos de Job... porque Job no había hecho nada y ellos hablaban sin saber.
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Dios no es utilitarista, es decir, no se guía por la suma total de bienes y males y el balance final. Con ese criterio, un asesino filántropo que muriese sin arrepentirse de su pecado pero habiendo ayudado a mucha gente podría ir al Cielo.
Si basta un solo pecado mortal del cual no haya arrepentimiento para ir al Infierno, entonces se entiende que basten unas cuantas barbaridades civiles y eclesiales (algunas de ellas nunca antes vistas, reconozcámoslo) para que Dios castigue en forma temporal.
Jesús no dijo que los que murieron al caer la torre de Siloé no habían pecado. Dijo que no habían pecado más que todos los otros, lo cual es otra cosa muy diferente.
Sin duda, a los buenos como a Job les pasan cosas malas que no son castigos simplemente hablando.
Pero los que adoran a la Pachamama en el corazón mismo de la Iglesia, los que arman una red homosexual en la Iglesia para encubrirse y promoverse mutuamente, los que abortan a 1.000.000.000 de seres humanos no nacidos, los que legalizan el gaymonio y el aborto, etc. etc. etc., no tienen ningún derecho a compararse con Job ni tienen ningún derecho a comparar a los que los denuncian con los amigos de Job.
Saludos cordiales.
Podría darle varias razones, pero le daré la más sencilla: la tesis teológica no es necesaria ni aporta nada al conocimiento de la realidad.
Pueden no gustar las preguntas y aún menos las respuestas, pero eso no justifica inventarse unas y otras para quedarse "satisfecho espiritualmente", renunciando a buscar el conocimiento y sustituirlo por elucubraciones metafísicas.
El azar no es incoherente ni contradictorio, tiene sus reglas, pero lo que no tiene es un propósito, un plan. Identificar su acción no es una preferencia, como no lo es descubrir como funciona cualquier ley física. En cambio, inventarse planes sobrenaturales, imaginar un ser omnipotente y omnisciente que nadie es capaz de comprender cómo y por qué hace lo que se supone que hace, eso sí es una elección, una preferencia con el único objetivo de hacer sentir bien a quien decide creer en ella.
Lo cierto es que de la existencia de Dios, de lo sobrenatural, de la vida en el más allá, del juicio de las almas y de la propia existencia de estas, no hay más que actos de fe y creencias. De la realidad de accidentes, enfermedades, hambrunas, guerras, catástrofes, del mal que causamos los hombres, tenemos toda la Historia llena como referencia más que clara y evidente.
Si con Dios tenemos todo eso, no veo como podríamos estar peor sin Dios en ningún caso.
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Si todo es por azar, nada tiene sentido. También sería por azar el funcionamiento de nuestros cerebros y mentes, de modo que a nada podríamos llamar "conocimiento".
Si en el azar hay orden, es porque obedece ciertas leyes, pero esas leyes mismas no pueden ser entonces fruto del azar.
Y si las leyes no son fruto del azar, la cuestión es de dónde proceden, en qué se fundamentan.
La búsqueda del conocimiento es la búsqueda de una legítima y necesaria satisfacción espiritual.
Y es esa búsqueda la que tiene que hacer que nos preguntemos porqué hay leyes en la naturaleza.
No es evidente "a priori" que el Sol tenga que salir todos los días. Más bien debería parecernos más probable que todo fuese un revoltijo caótico, justamente, azaroso.
Las leyes naturales, por definición, son anteriores a la naturaleza misma. Si decimos que la naturaleza engendró esas leyes, por evolución, por ejemplo, suponemos que lo hizo, necesariamente, sujeta a ciertas leyes. Al final las leyes vienen siempre antes que la naturaleza, y antes que el azar. ¿De donde vienen?
Lo único coherente es decir que vienen de la Inteligencia del Creador.
Ahora bien, la diferencia entre que exista Dios y que no exista, es muy grande. Es la diferencia acerca de si nos espera necesariamente la nada, o si la alternativa es entre el Cielo y el Infierno.
Saludos cordiales.
1. El de Nínive. Dios se arrepiente del castigo
2. Sodoma y Gomorra. Dios consuma el castigo.
Y creo que deberíamos actuar como si uno u otro escenario dependiera solo y exclusivamente de cada uno uno de nostros.
En el caso de Sodoma, Abraham se paró en como si dependiera solo de 10 personas. Si hubiera seguido no sabemos si hubiera llegado hasta uno solo (recuerdo el pasaje Genesis 16:32).
En este contexto no puedo evitar recordar la bochornosa sentencia absolutoria, emitida por una juez de Madrid el pasado 29 de febrero sobre el madrileño Willi Toledo, ante una denuncia por unas explícitas, públicas y gravísimas ofensas a Dios realizadas por este individuo. Y relacionarlo con lo que comenzó a suceder en Madrid a continuacion, en el mes de marzo.
¿Se hicieron suficientes actos de reparación?
Si no fuera así no puedo, tampoco, dejar de relacionarlo con una frase atribuida a Miguel de Mañara en el siglo XVII:
"Dios es justo y celoso de su honra, y si en la tierra no hay quien venga por ella Él vendrá"
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Sin duda que estamos llamados a la conversión. Debemos pedirla a Dios como un don de su gracia. La verdad que parece que últimamente parecía haber una especie de competición a ver quién tentaba más a Dios. Lo del arrepentimiento de Dios es metafórico, en esos casos, la Voluntad divina de castigar estaba condicionada a la permanencia del hombre en el pecado, y la gracia divina eficaz obró la conversión de los pecadores.
Saludos cordiales.
https://elmanifiesto.com/sociedad/668388548/La-crisis-del-coronavirus-muestra-que-es-hora-de-abolir-la-familia-ed-Javier-Ruiz-Portella.html
"Nos merecemos algo mejor que la familia. Y el tiempo del Corona es un excelente momento para practicar su abolición"
Ni la Peste Negra, ni la sífilis, ni la viruela, ni la Gripe Española, que se llevaron cada una de ellas decenas de millones de vidas de personas jóvenes y sanas, cambió la forma de vida de la gente. Ahora van a aprovechar este virus, sin comparación mucho menos terrible que cualquiera de las plagas antes mencionadas, para seguir con la ingeniería social.
Un saludo,
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Ése es otro aspecto del asunto, muy importante también. Dios puede castigar al hombre mediante los pecados, que Él permite, de otros hombres. Y aquí parece bastante claro que con esta peste está sucediendo algo que no ha sucedido nunca antes en toda la historia de la humanidad, lo cual da para preguntarse si realmente la peste lo amerita o si no está siendo más bien utilizada para hacer avanzar la agenda del Nuevo Desorden Mundial.
Saludos cordiales.
Su afirmación es falsa, el conocimiento tiene niveles y puede ser parcial e incompleto, no es necesario poder disponer de la totalidad para poder decir que se tiene, de ser como usted dice nunca se debería llamar conocimiento a la creencia religiosa sobre Dios.
¿Por qué todo debe tener sentido? ¿para que se queden ustedes tranquilos al ver la distopía de la realidad del Mundo y sigan con la esperanza de que en otra vida será distinto y como su religión les promete?
"Si en el azar hay orden, es porque obedece ciertas leyes, pero esas leyes mismas no pueden ser entonces fruto del azar."
Ese es otro error común, como le dije el azar, como Dios, lo que no puede ser es contradictorio, no puede generar un círculo cuadrado, es decir está sometido a las leyes fìsicas, lo único es que no necesita planificación previa, ni requiere de voluntad sobrenatural para iniciarse.
Las leyes de la Naturaleza no las creó nadie, salvo que queramos preguntarnos también quién creó al creador de las leyes y así at infinitum. Son las que son y no otras distintas porque estamos en este Universo y no en otro, que podríamos, con otras leyes.
El número de universos compatibles con el Big Bang es de 10^10^10^7, y nosotros estaríamos en uno de ellos, este, el nuestro. Es cierto que no tenemos pruebas de la existencia de esos otros universos, ni sabemos cuantos de ellos se quedaron en el camino debido a que las infinitesimales variaciones, por azar, de sus condiciones iniciales, impidieron su evolución suficiente, o cuantos han llegado a su fin y han desaparecido o solamente son restos "fósiles" de lo que fueron, pero también lo es que tampoco tenemos pruebas de lo contrario, así que, como usted dice por qué no vamos a preocuparnos por saber, por qué no nos tenemos que preguntar. Puede que no haya respuesta, o que nunca lleguemos a conocerla, o que la respuesta sea esa que a usted le horroriza tanto : "estamos aquí por azar, sin ningún sentido ni plan trascendente orquestado por un creador sobrenatural".
La realidad es que la especulación religiosa cada vez tiene menos hueco en la búsqueda del conocimiento, Dios, que nunca sirvió como explicación real de nada, solo para complicarlo todo con su "presencia y atributos", es totalmente prescindible para conocer la mecánica del Universo y sus leyes.
Yo, que obviamente no soy creyente, sigo sin ver en qué podría ser peor el Mundo si se asume que no existe Dios, es más, me parece incompatible un Mundo como el nuestro con la existencia del Dios del cristianismo. O ese Dios no existe ni puede existir o no tiene nada que ver con cómo dicen que es.
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Lo que digo es que si todo es por azar, también el funcionamiento de nuestro cerebro es por azar, de modo que da lo mismo si nos dice A o si nos dice B, porque en ambos casos no habría detrás de ello nada más que el azar. Y entonces no se podría afirmar ni conocer nada.
No es que en ese caso habría un "conocimiento parcial", sino que no tendría sentido, simplemente, hablar de "conocimiento" ni de nada en general.
Es indudable, por otra parte, que las leyes de la naturaleza son anteriores a la naturaleza misma, porque no se puede concebir naturaleza alguna que no funcione de acuerdo a algunas leyes, y por tanto, esas leyes no pueden haber salido de la naturaleza misma.
Como en efecto, sería absurdo un retroceso al infinito, de ahí se deduce que el origen de esas leyes debe ser una realidad que no dependa a su vez de otra cosa, que exista por sí misma y tenga en sí misma la razón suficiente de su propia existencia, y ése es justamente Dios.
Por el contrario, los distintos universos posibles, precisamente porque son muchos, y porque pueden existir o no existir según el caso, muestran con eso mismo que dependen de una Causa que les dé la existencia, que es justamente aquel Ser que no tiene causa, porque existe por naturaleza.
Además, no es que nosotros los creyentes seamos los propugnadores del sentido, sino que no se puede negar que haya un sentido o un significado, porque entonces tampoco tendría sentido negar nada.
Es decir, la única forma de decir que nada tiene sentido es no diciendo nada, porque si se habla, es porque se entiende que tiene sentido hablar.
Por eso, los cuestionadores del sentido o significado de las cosas no son coherentes, porque desde que hablan y argumentan, aceptan que tiene sentido hablar y argumentar.
Saludos cordiales.
"Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. Por consiguiente, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, sobre sí recibirán condenación. Porque los gobernantes no son motivo de temor para los de buena conducta, sino para el que hace el mal. ¿Deseas, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás elogios de ella, pues es para ti un ministro de Dios para bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues ministro es de Dios, un vengador que castiga al que practica lo malo."
Según esto, los mismos juicios y castigos temporales de los hombres, cuando son justos, son juicios de Dios y castigos de Dios, que están teniendo lugar todos los días en nuestro mundo.
Saludos cordiales.
Lo que dice es incorrecto, que algo tenga como origen el azar no significa que puede tener cualquier valor arbitrario, solo podrá darse lo que es posible. Además, parece que cae usted en la falacia de negar que un proceso simple pueda dar lugar a algo muchísimo más complejo, lo único que explicaría esa visión caduca y superada de la evolución de sistemas serìa la ignorancia sobre los algoritmos recursivos, entre los ejemplos posibles, o la mentira consciente para intentar salvar los muebles ante sus lectores fieles.
"y por tanto, esas leyes no pueden haber salido de la naturaleza misma."
Otra falsedad; nada impide, fìsicamente, que la evolución de un sistema cree las leyes que permiten y hacen posible esa misma evolución. El problema es que no parece tener usted claros los conceptos de simultaneidad y causalidad aplicados a la física y no a la vida cotidiana o a la Teología, y claro cuando falla la base es complejo construir algo que se pueda sostener con éxito sobre ella.
"muestran con eso mismo que dependen de una Causa que les dé la existencia, que es justamente aquel Ser que no tiene causa, porque existe por naturaleza."
El azar no tiene causa y existe en la Naturaleza, además, a diferencia de Dios, se le puede estudiar, conocer hasta cierto punto y pronosticar, aunque hacerlo implique asumir un grado de incertidumbre en el pronóstico.
El resto de su comentario son juegos de palabras que no incluyen ningún aporte enriquecedor al debate, así que no me molestaré en responder.
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Lo posible es lo que no implica contradicción, y eso deja amplio espacio para que el azar haga que nuestro cerebro nos diga cualquier disparate. No es contradictorio que la velocidad de la luz sea de 60 km/h o que el agua hierva a los 10 grados. Y si tanto cuando nuestro cerebro nos dijese eso como cuando nos dijese los datos "correctos", detrás estuviese solamente el azar, entonces no habría datos "correctos" ni conocimiento en general.
Que la evolución de un sistema cree las leyes que hacen posible esa misma evolución es de la misma familia que el círculo cuadrado o el agujero portátil.
Si esas leyes hacen posible esa evolución, entonces han de estar vigentes, no solamente desde que esa evolución existe, sino más aún, desde que es posible, aunque todavía no se dé.
Y entonces, decir que esas leyes las crea esa misma evolución una vez existente, es lo mismo que decir que esas leyes, antes de ser creadas por esa evolución, existían y no existían al mismo tiempo.
Existían, porque por hipótesis sin ellas esa evolución no es posible, y por tanto, no puede existir.
No existían, porque, por hipótesis también, han sido creadas por esa misma evolución, una vez existente.
Por tanto, la hipótesis de una evolución que crea las leyes que la hacen posible es contradictoria.
No dije que el azar tenga causa, dije que un universo que, entre muchos otros posibles, puede tanto existir como no existir, tiene que tener una causa que explique porqué ese universo existe a diferencia de todos los otros posibles universos que pueden existir, pero no existen.
Saludos cordiales.
Estoy de acuerdo en que
“Los padres también son responsables de imponer la justicia en la familia, es más, es en la familia donde aprendemos las primeras nociones de lo que es justo y lo que es injusto”
Y de ahí sacamos la idea de que somos responsables de lo que hacemos y dejamos de hacer conscientemente y que tenemos que aceptar las consecuencias de nuestros actos, no de situaciones de las que no somos responsables. Algo que choca con la idea de que se castiga a un concreto bebé de 11 meses por el pecado original, por ejemplo.
“Toda pena o castigo implica alguna ofensa: a los padres, o a los hermanos, o vecinos, etc. etc “
No he dicho que no haya ofensa, he dicho que un padre como es debido no castiga a sus hijos porque se sienta ofendido, sino porque los quiere y quiere enseñarles por su bien. Que además les haga saber que le han ofendido no está de más, pues también puede ayudarles a cambiar de actitud la idea de que están ofendiendo a unos padres que tanto los quieren.
“En cuanto a hacer sufrir a alguno por lo que ha hecho su hermano y no él, es el caso de lo que Nuestro Señor tuvo que padecer por nuestros pecados. “
No me parece que sea ese el caso, porque Nuestro Señor es Dios-con-nosotros, es precisamente Dios mismo el que padece por nuestros pecados, el que se encarna, vive, muere y resucita para que nos podamos unir a Él en esa vida muerte y resurrección y participar de su propia Vida.
No se trata de que un hombre sufra para aplacar a un señor feudal ofendido que es Dios
La descripción de las penas es interesante.
Saludos cordiales
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San Pablo enseña que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. Esto, dicho de los niños pequeños, que también mueren, quiere decir que en ellos está el pecado original, no el personal, que todavía no pueden cometer, y que la muerte es en ellos pena temporal por el pecado original.
Es lo que dice el Concilio de Trento:
“Si alguno afirma que la prevaricación de Adán le dañó a él solo y no a su descendencia; que la santidad y justicia recibida de Dios, que él perdió, la perdió para sí solo y no también para nosotros; o que, manchado él por el pecado de desobediencia, sólo transmitió a todo el género humano la muerte y las penas del cuerpo, pero no el pecado que es muerte del alma: sea anatema, pues contradice al Apóstol que dice: Por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así a todos los hombres pasó la muerte, por cuanto todos habían pecado [Rom. 5, 12; v. 175].”
donde el Concilio, como se ve, da por supuesto que la muerte de los seres humanos, históricamente hablando, es una consecuencia del pecado original, y por tanto, una pena por el mismo.
Lo mismo dice el Catecismo de la Iglesia Católica:
"403 Siguiendo a san Pablo, la Iglesia ha enseñado siempre que la inmensa miseria que oprime a los hombres y su inclinación al mal y a la muerte no son comprensibles sin su conexión con el pecado de Adán y con el hecho de que nos ha transmitido un pecado con que todos nacemos afectados y que es "muerte del alma" (Concilio de Trento: DS 1512). Por esta certeza de fe, la Iglesia concede el Bautismo para la remisión de los pecados incluso a los niños que no han cometido pecado personal (cf. ibíd., DS 1514)."
"405 Aunque propio de cada uno (cf. ibíd., DS 1513), el pecado original no tiene, en ningún descendiente de Adán, un carácter de falta personal. Es la privación de la santidad y de la justicia originales, pero la naturaleza humana no está totalmente corrompida: está herida en sus propias fuerzas naturales, sometida a la ignorancia, al sufrimiento y al imperio de la muerte e inclinada al pecado (esta inclinación al mal es llamada "concupiscencia"). El Bautismo, dando la vida de la gracia de Cristo, borra el pecado original y devuelve el hombre a Dios, pero las consecuencias para la naturaleza, debilitada e inclinada al mal, persisten en el hombre y lo llaman al combate espiritual."
En efecto, el pecado original no es una culpa personal, sino una culpa heredada o culpa de la especie, que afecta a la persona individual.
Y es que si bien la muerte es algo que corresponde a la naturaleza humana como tal, el hecho ese que Dios había dotado a los primeros padres del don sobrenatural de la inmortalidad física, por lo que histórica y concretamente hablando, la muerte en nosotros es consecuencia del pecado original.
Eso se deduce del texto del Génesis en que Dios dice que si comen del árbol que Él les ha prohibido comer, morirán, y de hecho, en las maldiciones que siguen al pecado, Dios le dice al hombre "hasta que vuelvas a la tierra, de la que fuiste tomado, porque eres polvo, y al polvo volverás", y además, eso está simbolizado en la posterior prohibición de comer del árbol de la vida y la expulsión del Edén.
Por eso dice el libro de la Sabiduría 2, 23 - 24:
"2,23 Porque Dios creó al hombre para la incorruptibilidad y lo hizo a imagen de su propia eternidad. 24 Mas por la envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los que son de su bando."
donde el final del versículo 24 se refiere a la muerte eterna, pero antes ha estado hablando claramente de la muerte física.
De hecho, San Pablo, y con él toda la Iglesia siempre, han entendido que la muerte física es consecuencia, o sea, pena, del pecado original.
Los padres, como toda autoridad, tienen que administrar la justicia en la familia, y sin duda que tienen sobradas ocasiones para ello. Y al mismo tiempo que la administran, y por eso mismo, la enseñan. Donde hay que corregir, es porque ha habido una injusticia, y donde hay injusticia, hay ofensa, a los padres, hermanos, amigos, vecinos, etc.
Justamente el ejemplo de los padres muestra que la justicia, el castigo y el amor no son incompatibles entre sí.
Nuestro Señor Jesucristo no es persona humana, sino Persona divina, pero sí es un hombre, porque tiene una naturaleza humana completa, alma y cuerpo.
Lo del "señor feudal" no viene a cuento y objetivamente además es una blasfemia, porque efectivamente es verdad de fe que nuestro Señor Jesucristo murió en la Cruz para satisfacer por nuestros pecados ante la Justicia divina.
Así lo dice el Catecismo de la Iglesia Católica:
"615 "Como [...] por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos" (Rm 5, 19). Por su obediencia hasta la muerte, Jesús llevó a cabo la sustitución del Siervo doliente que "se dio a sí mismo en expiación", "cuando llevó el pecado de muchos", a quienes "justificará y cuyas culpas soportará" (Is 53, 10-12). Jesús repara por nuestras faltas y satisface al Padre por nuestros pecados (cf. Concilio de Trento: DS, 1529)."
Dice en efecto el Concilio de Trento en el lugar citado:
" (...) su Unigénito muy amado, nuestro Señor Jesucristo, el cual, cuando éramos enemigos [cf. Rom. 6, 10], por la excesiva caridad con que nos amó [Eph. 2, 4], nos mereció la justificación por su pasión santísima en el leño de la cruz [Can. 10] y satisfizo por nosotros a Dios Padre."
Saludos cordiales.
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De lo que dice el P. Fuentes se deduce que hay castigos divinos temporales distintos de la mera muerte que nos ha de alcanzar a todos, porque el Señor dice a los que lo estaban oyendo en ese momento que si no se convertían, todos morirían igualmente que aquellos. Por donde se ve que esa clase de muerte (que el P. Fuentes entiende que es la muerte sin preparación) es una pena por la falta de conversión, o sea, por el pecado, y que no tiene porqué alcanzar necesariamente a todos los hombres.
Dado entonces que hay penas temporales por el pecado que pueden alcanzar a unos sí y a otros no, es lógico que van a depender entonces de la mayor o menor cantidad y gravedad de los pecados que se cometan. Y en ese sentido, entiendo que hay que hacer un esfuerzo para no ver la conexión entre la muy extrema rebeldía ante Dios y su ley de nuestros días, y el coronavirus.
Saludos cordiales.
"Es probable o plausible que A. Luego hay que hacer un esfuerzo para negar A. Luego A es verdadero."
Lógica aplastante, si.
Confunde Vd la lógica de la deducción necesaria con la lógica de la hipótesis razonable.
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Es que yo no he dicho que sea una deducción necesaria. Alcanza con tenga una altísima probabilidad, mucho mayor que la tesis contraria. ¿Qué sería razonable pensar, en esa hipótesis?
Saludos cordiales.
Solo una cierta confusión respecto a lo de blasfemia. Qie quede claro q yo he dicho q Dios NO es un señor feudal ofendido. Supongo q la blasfemia será decir q lo es, no q NO lo es.
Por supuesto q Jesucristo murió por nuestros pecados, pero como ud mismo ha dicho, Jesucristo es Dios, sí tb es hombre verdadero, porque Dios se hace hombre para salvarnos. Pero es una persona divina no un mero hombre. Por tanto es cierto q es Dios quien viene a salvar el abismo q hay entre Él y nosotros, porque nos quiere. El Hijo y el Padre son uno. Son un solo Dios q es Amor, Padre, Hijo y Espíritu Santo q nos ofrecen la salvación.
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Habría blasfemia en el caso de que se dijese que un Dios que acepta que su Hijo muera en la Cruz para satisfacer a la justicia divina por los pecados de los hombres sería un señor feudal ofendido.
Sin duda, Jesucristo murió por nuestros pecados, pero eso ¿qué quiere decir? ¿En qué sentido puede alguien morir por los pecados de otro o cómo la muerte de alguien puede merecer para otros el perdón de sus pecados?
La Escritura es clara en ese sentido: la muerte de Cristo en la Cruz satisface a la justicia divina. Precisamente el Amor de Dios por nosotros se muestra en que Dios ha encontrado un medio de satisfacer las exigencias de la justicia sin que eso signifique nuestra condenación eterna.
Ese medio ha consistido en que el Hijo de Dios, hecho hombre, haya tomado nuestro lugar, haya cargado sobre sí nuestros pecados (San Pablo llega a decir que Dios lo hizo pecado por nosotros), de modo que su muerte, que ha podido sufrirla por ser hombre, haya tenido un valor infinito ante Dios y su Justicia, por ser quien murió Dios hecho hombre.
Un valor suficiente como para compensar por los pecados de todos los hombres de todos los tiempos.
Gracias a que Cristo es Dios y hombre, en Cristo el hombre puede pagarle a Dios la deuda del pecado, de modo que los demás hombres puedan ser perdonados gratuitamente por Dios.
A excepción, por supuesto, de María Santísima, Madre de Cristo, a quien la gracia de Cristo crucificado no le mereció el perdón, sino la preservación de todo pecado, incluido el pecado original.
Sin duda que es el amor con que Cristo se ofrece al Padre lo que le da un valor infinito a su sacrificio, pero es precisamente ese sacrificio de la Cruz, que Cristo ofrece con un amor por el Padre y por nosotros, que es el amor humano de una Persona divina, el que satisface a la Justicia divina ofendida por los pecados de los hombres.
Por eso Cristo es el Cordero de Dios. El cordero era lo que se ofrecía en el Antiguo Testamento en sacrificio por los pecados, y la idea era que en lugar de la pena o castigo sufrido en carne propia, se ofrecía a Dios la pérdida de un cordero, en señal de arrepentimiento, para que la pena o castigo fuese perdonada por Dios. Y había sido Dios mismo el que había instituido esto, y lo había hecho precisamente porque quería perdonar al pecador arrepentido.
Por supuesto que esto era solamente un signo de lo que verdaderamente merece el perdón de Dios para los pecados de los hombres, que es justamente el sacrificio de Cristo en la Cruz.
Dios no se contradice ni da marcha atrás. Es Justo, y por tanto, cuando es Misericordioso, lo hace de modo de que también su Justicia quede satisfecha. Y obviamente que siendo Cristo Dios hecho hombre, la mínima pena que Él hubiese sufrido por nosotros habría bastado para merecer el perdón de todos los pecados de todos los hombres.
Otra cosa, por supuesto, es la aplicación efectiva de ese perdón divino a cada uno de nosotros, que en los adultos pasa por la libre respuesta al llamado de Dios: la fe, el arrepentimiento, el Bautismo, etc.
Saludos cordiales.
Si entendemos a Dios como un ser vengativo para criterio humano, pero justo a su modo que no tiene que ser comprendido por nosotros, entonces todo nuestro escándalo contra el aborto es vano, pues hay pasajes del Antiguo Testamento en los que la Divinidad sentencia abortos, no terapéuticos ni para control natal, sino como tortura de guerra.
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No recuerdo ningún pasaje del Antiguo Testamento en el que Dios mande realizar abortos, pero en todo caso, hay que distinguir bien quién es Dios y quiénes somos nosotros. Nosotros no somos los creadores y los dueños de la vida, como si es Dios. Por eso, la ley moral, que viene de Dios, nos prohíbe matar al inocente. Pero esa ley no se aplica a Dios mismo, que es el que da la vida cuando quiere, y la toma también cuando quiere, sin tener a nadie por encima de Él a quien darle cuenta. Y eso no es una injusticia de parte de Dios, porque no estaba obligado a darnos la vida, ni tampoco está por tanto obligado a conservárnosla.
Saludos cordiales.
Ante todo, le felicito a usted, Néstor, por su artículo, es impresionante su erudición y su sabiduría.
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Muchas gracias. Como le digo en otro comentario, la satisfacción por el mal ajeno no es culpa de Dios ni le impide a Dios castigar cuando lo encuentra conveniente. Incluso puede ser materia ella misma para recibir el castigo de Dios, aunque también puede ser perdonada por Dios si media el arrepentimiento de la persona.
Los castigos divinos convierten a aquellos a los que Dios les da la gracia para convertirse, y eso lo sabe perfectamente Dios desde la Eternidad.
Saludos cordiales.
El mundo sigue y no cambiará.
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El castigo divino puede ser medicinal, buscando la conversión del pecador, y en ese caso, si Dios da la gracia eficaz para la conversión, la conversión sucede, ocurre.
Pero incluso prescindiendo de su finalidad medicinal, el castigo tiene ante todo una finalidad retributiva, es decir, restablecer el orden de la justicia, que ha sido vulnerado por la culpa. Ese objetivo se cumple siempre, infaliblemente, por el solo hecho de aplicarse el castigo.
Sin duda que es posible encarar el hecho de los castigos divinos con una mala intención de venganza, rencor, etc. Eso es parte de las consecuencias del pecado original que son justamente las que atraen el castigo de Dios cuando éste sucede. Pero ese es un problema de los que así lo sienten, que no cambia la realidad del castigo divino y los efectos que le corresponden.
Saludos cordiales.
“Por otra parte, si esto que está pasando ahora no es un castigo de Dios ¿entonces qué es? ¿No se ha enterado el Señor de lo que está pasando en la Tierra? ¿Y la Omnisciencia? ¿O es que no lo ha podido evitar? ¿Y la Omnipotencia, entonces?”
Me permito abordar, en concordancia con todo lo expuesto en su artículo, un aspecto que considero fundamental: la Providencia corrige y advierte a los hombres y a la misma Iglesia, por una parte, y simultáneamente derriba progresivamente el edificio de la Babilonia (Apoc.); ambas cosas son necesarias para que se cumpla el designio de Dios, que su Reino alcance su plenitud.
Los entendidos del mundo sobre las consecuencias catastróficas de la pandemia, coinciden.
Lo que puede afirmarse sobre esta tribulación, ciertamente cabe encuadrar en el anunciado triunfo del Inmaculado Corazón de María en el mundo. Porque este triunfo no es compatible con la presencia usurpadora del demonio. Es necesario que el edificio de la confusión y blasfemias sea derribado inexorablemente. ¿Se quiere entender esto?
Henry Kissinger: “La pandemia de Coronavirus alterará el orden mundial para siempre”
“Los Estados Unidos deben proteger a sus ciudadanos y, con urgencia, trabajar en la planificación de una nueva época”, afirmó.
“El desafío para los líderes es manejar la crisis mientras se construye el futuro. El fracaso podría incendiar el mundo”, advirtió.
"Ahora, como a fines de 1944, existe una sensación de peligro incipiente, dirigido a ninguna persona en particular y que golpea al azar y devastadoramente”, escribió Henry Kissinge en su columna publicada el 3 de abril en The Wall Street Journal.
Traducción: Gustavo Jalife
H.K. no es teólogo ni filósofo, es un hombre que conoce mucho y decide también mucho en el terreno racional-empirico. No es suficiente esto para comprender un hecho como el que nos ocupa. El mundo ha perdido credibilidad, porque está dando muestras más que suficientes de su profundo desconcierto. La crisis afecta en profundidad a la capacidad intelectual del mundo moderno: sus previsiones científico-técnicas, su conducción política de primeros niveles, sus planes estratégicos para gobernar un mundo casi unificado por el poder mundial, su futuro previsto con certeza casi absoluta por el NOM, su economía firmemente afianzada. Nada presagiaba esta catástrofe universal. No es el propio afectado por la crisis, quien puede levantar la voz para indicar el camino que, supone, continúa después del actual terremoto.
Es menester un esfuerzo de otro orden, que se eleve por arriba de las construcciones que han cedido ante un ataque aún desconocido, no explicado ni explicable. Ese esfuerzo debe volver a las fuentes de nuestra civilización cristiana, que iluminó buena parte del mundo hasta que su luz se oscureció bajo las tinieblas del irracionalismo. Pero ¿cómo puede devolverse a la sal su sabor?
Por eso, porque el problema es sobrehumano, porque las tinieblas del infierno han invadido la tierra y la Iglesia, Dios nos envía a Su Madre. Exceden a un comentario las reflexiones que la filosofía y la teología permiten formular. Antes que nuestros pensamientos, está el anunciado triunfo del Corazón Inmaculado de María en el mundo, no creo que H.K lo entienda, tampoco lo entienden muchos católicos.
Por eso dije en un comentario anterior, que nuestro pensamiento está más allá de los cañones.
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Como digo en el "post", distinguiendo la Causa Primera y las causas segundas, parece bastante claro que aquí hay un castigo de Dios, otra cosa es cuáles han sido las causas segundas que han sido funcionales para ese castigo: si fue un accidente o no, y si no lo fue, quién ha sido el perpetrador.
Hay dos planos que me parece que importa distinguir: el público, donde se encuentran los Estados y los gobiernos: EE.UU., China, etc. y el privado, donde se encuentran los grandes banqueros, las corporaciones, las fundaciones "filantrópicas", y toda esa constelación que gira en torno al Nuevo Orden Mundial.
La ONU, curiosamente, siendo una organización de Estados, sin embargo forma parte mucho más claramente del segundo grupo.
Lo mismo podemos decir de la OMS, el Banco Mundial, el FMI, etc.
Si esto ha tomado de sorpresa al NOM o es una estrategia suya, es un tema que se puede discutir, o al menos, se podría discutir si se tuviese acceso a la información pertinente.
Esos dos planos funcionan al mismo tiempo y se entrecruzan, lo cual explica en parte, pienso, el carácter confuso de los tiempos actuales. Por ejemplo, en el plano público lo que resalta ante todo es el conflicto real o posible entre los diversos Estados, mientras que en el plano privado lo que se ve ante todo es la coincidencia de sus protagonistas en promover el NOM.
Saludos cordiales.
Exactamente, me parece que el Señor se refiere ahí a la "muerte eterna" es decir, la Condenación. Y como bien acotas, si no nos arrepentimos (=preparamos para la muerte terrena y el juicio divino, cuando lleguen, sorpresivamente o no, de manera cruenta o no), moriremos para siempre. Es decir, si no media el arrepentimiento y la conversión todos igualmente "moriremos para siempre", = Condenación eterna.
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El P. Fuentes no dice solamente eso. Porque el "igualmente" abarca también el morir sin preparación, es decir, sin tiempo para arrepentirse de sus pecados, de lo cual se sigue la condenación eterna.
Es por tanto un castigo temporal especial, porque va unido al castigo eterno.
Saludos cordiales.
Dios es Amor, no hay una división en el Padre "justicia" y el Hijo Amor. Las tres personas son Dios, son Justicia y Amor indisolublemente unidos.
La justicia que algunos le atribuyen a Dios es una justicia retributiva con un aspecto muy humano y en el peor sentido de la palabra humano - cuando, en realidad, siendo Dios Amor, Padre, Hijo y Espíritu Santo, su Justicia es inseparable de la misericordia que nos manifiesta.
Gracias a que Jesucristo es Dios-con-nosotros, gracias a que es Dios y hombre puede salvar ese abismo que nos separa de Dios.
Me gusta que nos recuerde que "obviamente que siendo Cristo Dios hecho hombre, la mínima pena que Él hubiese sufrido por nosotros habría bastado para merecer el perdón de todos los pecados de todos los hombres.". Fue Dios quien se solidarizó con nosotros. Fue Dios quien quiso ser un hombre, uno de tantos, igual en todo menos en el pecado, con todas las consecuencias. Fueron los hombres quienes lo crucificaron (Dios lo permitió). Fue Dios quien lo resucitó.
Saludos cordiales.
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Es que el amor con que el Padre nos entrega a su Hijo consiste justamente en que Él nos da aquello con lo que podemos satisfacer a su Justicia, cosa que por nosotros mismos no podemos hacer, porque podemos ofender a Dios con el pecado nosotros solos, pero no podemos desofenderlo sin ayuda del mismo Dios.
Porque el que está en deuda no puede salir de pagador. Por eso el Verbo de hizo carne y habitó entre nosotros. Cordero inocente, sin pecado, al que Dios "hizo pecado", dice San Pablo, por nosotros.
Ahi está el amor del Padre, que en vez de ejercer su justicia con nosotros (¿y qué habría habido de injusto en ejercer la justicia?), quiso perdonarnos por medio del sacrificio de su Hijo, que tomó nuestro lugar en la Cruz.
Y la justicia es retributiva, eso está en su misma noción. Si quitamos de la Biblia todos los versículos que hablan del castigo de Dios a los pecadores y la recompensa de Dios para los justos, tenemos otro libro de otra religión y de otra fe. Ni la historia de Israel quedaría en pie.
Porque a ver ¿porqué debía Dios hecho hombre morir en la Cruz? ¿Nos damos cuenta de lo que estamos diciendo cuando decimos eso? El Señor no vino a pasear. Pero ¿porqué algo tan terrible? Sin duda que había algo muy grave de por medio, ¿no? ¿Y qué era?
Querer hablar de la fe cristiana y católica sin hablar del pecado es como querer dibujar en el agua. Sin pecado no hay Evangelio, no hay Redención, no hay Buena Noticia, que es la Buena Noticia del perdón de Dios.
El mal existe, y Dios siempre podría evitarlo, porque es Omnipotente. Por tanto, si Dios permite el mal, es mejor que lo permita en pena por nuestros pecados, y no simplemente porque le gusta. Porque ojo, que el mal también es muy grande. No lo podemos minimizar como tampoco podemos minimizar la Cruz de Cristo. No alcanza con decir que Dios nos quiere decir algo mediante ello. Menudo método de comunicación, que ya lleva tantas vidas segadas. Es una realidad, ahi está, no estamos hablando de posibilidades.
Saludos cordiales.
¿Justos y pecadores son castigados? Pues sí (haciendo la salvedad de que nadie somos justo). Pero el efecto es diferente, los justos para mérito, los pecadores para conversión o, si no, para condena. Y la futilidad de la vida puede ser una buena causa de actamiento y conversión . Ese acatamiento o no de los planes de Dios, es muchas veces la clave de bóveda: es la que hace que el Diablo no quiere aceptar los planes de Dios y los ángeles sí; no quiere reconocerse como criatura y quiere "matar" al Creador ("menitroso y homicida desde el principio")
Y Dios tiene su providencia y planes para cada uno, los que estaban bajo la torre de Siloé en ese momento, Dios sabía quienes sí y quienes no. Y a experiencia propia me remito: estando yo de niño con otro hermano mayor en un lugar público (el Retiro de Madrid), esperando a comprar unas "chuches", le dije , "vámonos no esperemos más". Y, curiosamente, me hizo caso. Nos fuimos, y apenas un momento oimos un gran estruendo a nuestras espaldas, cayó parte de un edificio sobre la gente; no hubo muertos pero sí bastantes heridos. Dios sabe , y pecamos frecuentemente contra su sabiduría y su amor, olvidando "que hasta los cabellos de la cabeza, están contados" y esa es la verdad. Pero ningún castigo gusta, el problema es cómo llevarlo; San Agustín: "agitados por el mismo palo, el perfume huele y el estiercol hiede; así, agitados por las mismas pruebas, los buenos alaban a Dios y los malos le maldicen" . Y el maldecir a Dios, desgraciadamente, aparecen en el Apocalipsis ante los castigos.
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Muy cierto. Saludos cordiales y Felices Pascuas.
Agradezco mucho tu respuesta, con la cual concuerdo, y a la vez me pregunto, si ese "castigo temporal especial, que va unido al castigo eterno" expresado por el padre Fuentes tendrá algo que ver con la destrucción de Jerusalén por parte de los romanos en el año 70 y a la que el Señor parece aludir en sus discursos escatológicos.
Gracias de antemano.
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Ése es sin duda el sentido que tienen en el Nuevo Testamento los pasajes apocalípticos de los Evangelios Sinópticos, y otros, en los que Nuestro Señor anuncia la futura ruina de Jerusalén.
Saludos cordiales y felices Pascuas.
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