¿Han abrazado las comunidades Reformadas la fe católica?
En noticia reciente se informa que la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas asume la doctrina católica de la justificación, y se explica que lo que estas Iglesias han abrazado es el consenso ecuménico alcanzado entre católicos y luteranos sobre la doctrina de la Justificación, firmado en Octubre de 1999.
Para clarificar el alcance de ese evento publicamos aquí una traducción de la Respuesta oficial de la Iglesia Católica al acuerdo Católico – Luterano en cuestión, publicada en Noviembre de 1999, donde se ve que todavía no se ha llegado a la unidad en la doctrina de fe acerca de la justificación.
Entendemos que en ese sentido se debe matizar la afirmación de Mons. Farrell según la cual “en el fondo tenemos la misma visión de esta doctrina“, refiriéndose a a doctrina de la justificación.
Como siempre, los subrayados en negrita son nuestros.
RESPONSE OF THE CATHOLIC CHURCH TO THE JOINT DECLARATION OF THE CATHOLIC CHURCH AND THE LUTHERAN WORLD FEDERATION ON THE DOCTRINE OF JUSTIFICATION
DECLARATION |
RESPUESTA DE LA IGLESIA CATÓLICA A LA DECLARACIÓN COMÚN DE LA IGLESIA CATÓLICA Y LA FEDERACIÓN MUNDIAL LUTERANA SOBRE LA DOCTRINA DE LA JUSTIFICACIÓN
DECLARACIÓN |
The “Joint Declaration of the Catholic Church and the Lutheran World Federation on the Doctrine of Justification” represents a significant progress in mutual understanding and in the coming together in dialogue of the parties concerned; it shows that there are many points of convergence between the Catholic position and the Lutheran position on a question that has been for centuries so controversial. It can certainly be affirmed that a high degree of agreement has been reached, as regards both the approach to the question and the judgement it merits (1). It is rightly stated that there is “a consensus in basic truths of the doctrine of justification” (2). |
La “Declaración Conjunta de la Iglesia Católica y la Federación Luterana Mundial sobre la Doctrina de la Justificación” representa un progreso significativo en la comprensión mutua y en la concertación en el diálogo de las partes interesadas; muestra que hay muchos puntos de convergencia entre la posición católica y la posición luterana en una cuestión que ha sido durante siglos tan controvertida. Ciertamente puede afirmarse que se ha alcanzado un alto grado de acuerdo, tanto en lo que se refiere al planteamiento de la cuestión como al juicio que merece (1). Se dice con razón que existe “un consenso en verdades básicas de la doctrina de la justificación” (2). |
The Catholic Church is, however, of the opinion that we cannot yet speak of a consensus such as would eliminate every difference between Catholics and Lutherans in the understanding of justification. The Joint Declaration itself refers to certain of these differences. On some points the positions are, in fact, still divergent. So, on the basis of the agreement already reached on many aspects, the Catholic Church intends to contribute towards overcoming the divergencies that still exist by suggesting, below, in order of importance, a list of points that constitute still an obstacle to agreement between the Catholic Church and the Lutheran World Federation on all the fundamental truths concerning justification. The Catholic Church hopes that the following indications may be an encouragement to continue study of these questions in the same fraternal spirit that, in recent times, has characterized the dialogue between the Catholic Church and the Lutheran World Federation.
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La Iglesia Católica es, sin embargo, de la opinión de que todavía no podemos hablar de un consenso que eliminaría toda diferencia entre católicos y luteranos en la comprensión de la justificación. La propia Declaración Conjunta se refiere a algunas de estas diferencias. En algunos puntos las posiciones son, de hecho, todavía divergentes. Por lo tanto, sobre la base del acuerdo ya alcanzado en muchos aspectos, la Iglesia Católica tiene la intención de contribuir a superar las divergencias que todavía existen, sugiriendo, por debajo, en orden de importancia, una lista de puntos que constituyen todavía un obstáculo para el acuerdo entre la Iglesia Católica y la Federación Luterana Mundial sobre todas las verdades fundamentales relativas a la justificación. La Iglesia católica espera que las siguientes indicaciones sirvan de estímulo para continuar el estudio de estas cuestiones con el mismo espíritu fraterno que en los últimos tiempos ha caracterizado el diálogo entre la Iglesia Católica y la Federación Luterana Mundial. |
CLARIFICATIONS
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CLARIFICACIONES
1. Las principales dificultades que impiden la afirmación de un consenso total entre las partes sobre el tema de la justificación se presentan en el párrafo 4.4 El justificado como pecador(nn 28-1,0). Incluso teniendo en cuenta las diferencias, legítimas en sí mismas, que proceden de diferentes enfoques teológicos del contenido de la fe, desde el punto de vista católico el título ya es causa de perplejidad. De acuerdo con la doctrina de la Iglesia Católica, en el bautismo todo lo que es realmente pecado es quitado, y así, en los que nacen de nuevo no hay nada que sea odioso a Dios. De ello se deduce que la concupiscencia que permanece en los bautizados no es, propiamente hablando, pecado. Para los católicos, por lo tanto, la fórmula “al mismo tiempo justo y pecador“, como se explica al principio de n. 29 (“Los creyentes son totalmente justos, en que Dios perdona sus pecados a través de la Palabra y el Sacramento … Mirando a sí mismos … sin embargo, reconocen que permanecen también totalmente pecadores. El pecado todavía vive en ellos …”), es inaceptable. |
This statement does not, in fact, seem compatible with the renewal and sanctification of the interior man of which the Council of Trent speaks (4). The expression “Opposition to God” (Gottwidrigkeit) that is used in nn. 28-30 is understood differently by Lutherans and by Catholics, and so becomes, in fact, equivocal. In this same sense, there can be ambiguity for a Catholic in the sentence of n. 22, “… God no longer imputes to them their sin and through the Holy Spirit effects in them an active love“, because man’s interior transformation is not clearly seen. So, for all these reasons, it remains difficult to see how, in the current state of the presentation, given in the Joint Declaration, we can say that this doctrine on “simul iustus et peccator” is not touched by the anathemas of the Tridentine decree on original sin and justification.
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De hecho, esta afirmación no parece compatible con la renovación y santificación del hombre interior de que habla el Concilio de Trento (4). La expresión “Oposición a Dios” (Gottwidrigkeit) que se usa en nn. 28-30 es entendido de manera diferente por los luteranos y por los católicos, y así se vuelve, de hecho, equívoca. En este mismo sentido, puede haber ambigüedad para un católico en la oración de n. 22, “… Dios ya no les imputa su pecado y por medio del Espíritu Santo produce en ellos un amor activo“, porque la transformación interior del hombre no se ve claramente. Así, por todas estas razones, sigue siendo difícil ver cómo, en el estado actual de la presentación dada en la Declaración Conjunta, podemos decir que esta doctrina sobre “simul iustus et peccator” no es tocada por los anatemas del Decreto Tridentino sobre el pecado original y la justificación. |
2. Another difficulty arises in n.18 of the Joint Declaration, where a clear difference appears in the importance, for Catholics and for Lutherans, of the doctrine of justification as criterion for the life and practice of the Church. Whereas for Lutherans this doctrine has taken on an altogether particular significance, for the Catholic Church the message of justification, according to Scripture and already from the time of the Fathers, has to be organically integrated into the fundamental criterion of the “regula fidei“, that is, the confession of the one God in three persons, christologically centred and rooted in the living Church and its sacramental life.
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2. Otra dificultad surge en el n.18 de la Declaración Conjunta, donde aparece una clara diferencia en la importancia, para los católicos y para los luteranos, de la doctrina de la justificación como criterio para la vida y la práctica de la Iglesia. Mientras que para los luteranos esta doctrina ha adquirido un significado totalmente particular, para la Iglesia católica el mensaje de justificación, según la Escritura y desde la época de los Padres, debe integrarse orgánicamente en el criterio fundamental de la regula fidei, es decir, la confesión del Dios único en tres personas, centrado en la cristología y arraigado en la Iglesia viviente y en su vida sacramental. |
3. As stated in n. 17 of the Joint Declaration, Lutherans and Catholics share the common conviction that the new life comes from divine mercy and not from any merit of ours. It must, however, be remembered - as stated in 2 Cor 5:17 - that this divine mercy brings about a new creation and so makes man capable of responding to God’s gift , of cooperating with grace. In this regard, the Catholic Church notes with satisfaction that n. 21, in conformity with can. 4 of the Decree on Justification of the Council of Trent ( DS 1554) states that man can refuse grace; but it must also be affirmed that, with this freedom to refuse, there is also a new capacity to adhere to the divine will, a capacity rightly called “cooperatio“. This new capacity given in the new creation, does not allow us to use in this context the expression “mere passive” ( n. 21). On the other hand, the fact that this capacity has the character of a gift is well expressed in cap. 5 (DS 1525) of the Tridentine Decree when it says: “ita ut tangente Deo cor hominis per Spiritus Sancti illuminationem, neque homo ipse nihil omnino agat, inspirationem illam recipiens, quippe qui illam et abicere potest, neque tamen sine gratia Dei movere se ad iustitiam coram illo libera sua voluntate possit“.
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3. Como se indica en el n. 17 de la Declaración Conjunta, los luteranos y los católicos comparten la convicción común de que la nueva vida proviene de la misericordia divina y no de ningún mérito nuestro. Sin embargo, debe recordarse -como se afirma en 2 Cor 5:17- que esta misericordia divina produce una nueva creación y así hace al hombre capaz de responder al don de Dios, de cooperar con la gracia. En este sentido, la Iglesia Católica observa con satisfacción que el n. 21, de conformidad con el can. 4 del Decreto de Justificación del Concilio de Trento (DS 1554) establece que el hombre puede rechazar la gracia; pero también hay que afirmar que, con esta libertad de rechazar, hay también una nueva capacidad de adherirse a la voluntad divina, capacidad que se llama con razón “cooperatio“. Esta nueva capacidad dada en la nueva creación, no nos permite utilizar en este contexto la expresión “meramente pasiva” (n ° 21). Por otra parte, el hecho de que esta capacidad tenga el carácter de un don se expresa bien en el cap. 5 (DS 1525) del Decreto Tridentino cuando dice: “ita ut tangente Deo cor hominis por Spiritus Sancti illuminationem, neque homo ipse nihil omnino agat, inspiración illam recipiens, quippe qui illam et abicere potest, neque tamen sine gratia Dei movere se Ad iustitiam coram illo libera sua voluntate possit “. |
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[de suerte que, al tocar Dios el corazón del hombre por la iluminación del Espíritu Santo, ni puede decirse que el hombre mismo no hace nada en absoluto al recibir aquella inspiración, puesto que puede también rechazarla; ni tampoco, sin la gracia de Dios, puede moverse, por su libre voluntad, a ser justo delante de El ] |
In reality, also on the Lutheran side, there is the affirmation, in n. 21, of a full personal involvement in faith (”believers are fully involved personally in their faith“). A clarification would, however, be necessary as to the compatibility of this involvement with the reception “mere passive” of justification, in order to determine more exactly the degree of consensus with the Catholic doctrine. As for the final sentence of n. 24: “God’s gift of grace in justification remains independent of human cooperation“, this must be understood in the sense that the gifts of God’s grace do not depend on the works of man, but not in the sense that justification can take place without human cooperation. The sentence of n. 19 according to which man’s freedom “is no freedom in relation to salvation” must, similarly, be related to the impossibility for man to reach justification by his own efforts.
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En realidad, también en el lado luterano, está la afirmación, en el n. 21, de una plena participación personal en la fe ("los creyentes están plenamente involucrados personalmente en su fe"). Sin embargo, sería necesaria una aclaración en cuanto a la compatibilidad de esta implicación con la recepción “meramente pasiva” de la justificación, a fin de determinar con mayor precisión el grado de consenso con la doctrina católica. En cuanto a la sentencia final del n. 24: “El don de Dios de la gracia en la justificación permanece independiente de la cooperación humana“, esto debe entenderse en el sentido de que los dones de la gracia de Dios no dependen de las obras del hombre, pero no en el sentido de que la justificación puede tener lugar sin la cooperación humana. La sentencia de n. 19 según la cual la libertad del hombre “no es libertad en relación con la salvación“debe, igualmente, estar relacionada con la imposibilidad para el hombre de alcanzar la justificación por sus propios esfuerzos. |
The Catholic Church maintains, moreover, that the good works of the justified are always the fruit of grace. But at the same time, and without in any way diminishing the totally divine initiative (5), they are also the fruit of man, justified and interiorly transformed. We can therefore say that eternal life is, at one and the same time, grace and the reward given by God for good works and merits (6). This doctrine results from the interior transformation of man to which we referred in n.1 of this “Note". These clarifications are a help for a right understanding, from the Catholic point of view, of paragraph 4.7 (nn. 37-39 ) on the good works of the justified.
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La Iglesia católica sostiene, además, que las buenas obras de los justificados son siempre el fruto de la gracia. Pero al mismo tiempo, y sin disminuir de ninguna manera la iniciativa totalmente divina (5), son también el fruto del hombre, justificado e interiormente transformado. Por lo tanto, podemos decir que la vida eterna es, a la vez, gracia y la recompensa dada por Dios por las buenas obras y los méritos (6). Esta doctrina resulta de la transformación interior del hombre a la que nos referimos en el n.1 de esta “Nota". Estas aclaraciones son una ayuda para una comprensión correcta, desde el punto de vista católico, del párrafo 4.7 (nn.37-39) sobre las buenas obras de los justificados. |
4. In pursuing this study further, it will be necessary to treat also the sacrament of penance, which is mentioned in n. 30 of the Joint Declaration. According to the Council of Trent, in fact (7), through this sacrament the sinner can be justified anew ( rursus iustificari ): this implies the possibility, by means of this sacrament, as distinct from that of baptism, to recover lost justice (8). These aspects are not all sufficiently noted in the above-mentioned n. 30.
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4. Para profundizar en este estudio, será necesario tratar también el sacramento de la penitencia, que se menciona en el n. 30 de la Declaración Conjunta. De acuerdo con el Concilio de Trento, de hecho (7), a través de este sacramento el pecador puede ser justificado de nuevo (rursus iustificari):esto implica la posibilidad, a través de este sacramento, en tanto que distinto del bautismo, de recuperar la justicia perdida (8). Estos aspectos no están suficientemente anotados en el n. 30. |
5. These remarks are intended as a more precise explanation of the teaching of the Catholic Church with regard to the points on which complete agreement has not been reached; they are also meant to complete some of the paragraphs explaining Catholic doctrine, in order to bring out more clearly the degree of consensus that has been reached. The level of agreement is high, but it does not yet allow us to affirm that all the differences separating Catholics and Lutherans in the doctrine concerning justification are simply a question of emphasis or language. Some of these differences concern aspects of substance and are therefore not all mutually compatible, as affirmed on the contrary in n. 40.
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5. Estas observaciones pretenden una explicación más precisa de la enseñanza de la Iglesia Católica en relación con los puntos en los que no se ha llegado a un acuerdo completo; también están destinadas a completar algunos de los párrafos que explican la doctrina católica, con el fin de destacar más claramente el grado de consenso alcanzado. El nivel de acuerdo es alto, pero todavía no nos permite afirmar que todas las diferencias que separan a los católicos y luteranos en la doctrina acerca de la justificación son simplemente una cuestión de énfasis o de lenguaje. Algunas de estas diferencias se refieren a aspectos de sustancia y por lo tanto no son mutuamente compatibles, como se afirma al contrario en el n. 40. |
If, moreover, it is true that in those truths on which a consensus has been reached the condemnations of the Council of Trent non longer apply, the divergencies on other points must, on the contrary, be overcome before we can affirm, as is done generically in n.41, that these points no longer incur the condemnations of the Council of Trent. That applies in the first place to the doctrine on “simul iustus et peccator” (cf. n. l, above ).
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Si, además, es cierto que en las verdades sobre las que se ha llegado a un consenso las condenas del Concilio de Trento ya no se aplican, las divergencias sobre otros puntos deben, por el contrario, superarse antes de que podamos afirmar, como se hace genéricamente en el n. 41, que estos puntos ya no incurren en las condenas del Concilio de Trento. Esto se aplica, en primer lugar, a la doctrina de“simul iustus et peccator“ (véase el apartado l). |
6. We need finally to note, from the point of view of their representative quality, the different character of the two signataries of this Joint Declaration. The Catholic Church recognises the great effort made by the Lutheran World Federation in order to arrive, through consultation of the Synods, at a “magnus consensus“, and so to give a true ecclesial value to its signature; there remains, however, the question of the real authority of such a synodal consensus, today and also tomorrow, in the life and doctrine of the Lutheran community. |
6. Debemos señalar finalmente, desde el punto de vista de su calidad representativa, el carácter distinto de los dos signatarios de la presente Declaración Común. La Iglesia Católica reconoce el gran esfuerzo realizado por la Federación Luterana Mundial para llegar, mediante la consulta de los Sínodos, a un “magnus consensus“, para dar así un verdadero valor eclesial a su firma; queda sin embargo la cuestión de la autoridad real de un consenso sinodal, hoy y mañana, en la vida y doctrina de la comunidad luterana. |
PROSPECTS FOR FUTURE WORK
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PERSPECTIVAS PARA EL TRABAJO FUTURO 7. La Iglesia católica desea reiterar su esperanza de que este importante paso hacia un acuerdo en la doctrina sobre la justificación pueda ser seguido por estudios adicionales que permitan una aclaración satisfactoria de las divergencias que aún existen. Particularmente deseable sería una reflexión más profunda sobre el fundamento bíblico que es la base común de la doctrina sobre la justificación tanto para los católicos como para los luteranos. Esta reflexión debe extenderse al Nuevo Testamento como un todo y no sólo a los escritos paulinos. Si es verdad que San Pablo es el autor del Nuevo Testamento que más ha hablado sobre este tema, y este hecho requiere cierta atención preferencial, tampoco faltan referencias sustanciales a este tema en otros escritos del Nuevo Testamento. En cuanto a las diversas maneras en que Pablo describe la nueva condición del hombre, como se menciona en la Declaración Conjunta, podríamos agregar las categorías de filiación y de herederos. (Gal 4: 4-7, Rom 8: 14-17). La consideración de todos estos elementos será de gran ayuda para la comprensión mutua y permitirá resolver las divergencias que todavía existen en la doctrina sobre la justificación. |
8. Finally, it should be a common concern of Lutherans and Catholics to find a language which can make the doctrine on justification more intelligible also for men and women of our day. The fundamental truths of the salvation given by Christ and received in faith, of the primacy of grace over every human initiative, of the gift of the Holy Spirit which makes us capable of living according to our condition as children of God, and so on. These are essential aspects of the Christian message that should be a light for the believers of all times.
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8. Por último, debe ser una preocupación común de los luteranos y católicos encontrar un lenguaje que pueda hacer que la doctrina sobre la justificación sea más inteligible también para los hombres y mujeres de nuestros días. Las verdades fundamentales de la salvación dada por Cristo y recibida en la fe, del primado de la gracia sobre toda iniciativa humana, del don del Espíritu Santo que nos hace capaces de vivir según nuestra condición de hijos de Dios, etc. Estos son aspectos esenciales del mensaje cristiano que debe ser una luz para los creyentes de todos los tiempos. |
(1) cfr."Joint Declaration “, n. 4: “ein hohes Mass an gemeinsamer Ausrichtung und gemeinsamem Urteil".
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1) cfr. “Declaración Conjunta", n. 4: “ein hohes Mass an gemeinsamer Ausrichtung und gemeinsamem Urteil". (2) ibid. n-5 : “einen Konsens in Grundwahrheiten der Rechtfertigungslehre” (cf. n. 13;40; 43 ). (4) cf. Concilio de Trento, Decreto sobre la justificación, cap. 8: “… iustificatio … quae non est sola peccatorum remissio, sed et sanctificatio et renovatio interioris hominis” (DS 1528); cf. también can. 11 (DS 15619). (5) cf. Concilio de Trento, Decreto de Justificación, cap. 16 (DS 1546), que cita Jn 15,5: la vid y las ramas. (6) cf. ibídem. DS 1545; y can. 26 (DS 1576) (7) ibid. cap. 14 (cf. DS 1542) (8) cf. ibídem. can. 29 (DS 1579); Decreto sobre el sacramento de la Penitencia, cap. 2 (DS 1671); can.2 (DS 1702). |
This Note, which constitutes the official Catholic Response to the text of the Joint Declaration, has been prepared by common agreement between the Congregation for the Doctrine of the Faith and the Pontifical Council for Promoting Christian Unity. It is signed by the President of the same Pontifical Council, which is directly responsible for the ecumenical dialogue. |
Esta Nota, que constituye la Respuesta Católica oficial al texto de la Declaración Conjunta, ha sido preparada de común acuerdo entre la Congregación para la Doctrina de la Fe y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Está firmada por el Presidente del mismo Consejo Pontificio, que es directamente responsable del diálogo ecuménico. |
11 comentarios
... la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas asume PARCIALMENTE la doctrina católica de la justificación, y se explica que lo que estas Iglesias han abrazado es el consenso ecuménico (QUE NO ES LA PLENA ACEPTACIÓN DE LA ÚNICA Y VERDADERA FE CATÓLICA) alcanzado entre católicos y luteranos sobre la doctrina de la Justificación, firmado en Octubre de 1999.
Por tanto:
1. Se asume parcialmente, es un acuerdo parcial, sobre la única y verdadera doctrina católica de la justificacion: "...las divergencias que aún existen...[por parte de los luteranos, no de los católicos, que tienen la única verdad]"
2. Consenso ecuménico no es igual a "aceptación plena e incondicionada" de la fe católica, sólo es un acercamiento de los luteranos a la estática única y auténtica verdad católica: se acercan ellos, pero aún no entran de pleno. El católico no tiene que moverse, el luterano sí debe de desplazarse.
3. Consenso ecuménico es, por ello, una aceptación de menor calidad, un "me acerco y aproximo".
No llega a ser la plena, absoluta e incondicionada aceptación de la PROMISSIO FIDEI, que exige este juramento:
--- VERDAD DIVINAMENTE REVELADA: Creo, también, con fe firme, todo aquello que se contiene en la Palabra de Dios escrita o transmitida por la Tradición, y que la Iglesia propone para ser creído, como divinamente revelado, mediante un juicio solemne o mediante el Magisterio ordinario y universal.
--- VERDAD DEFINITIVA: Acepto y retengo firmemente, asimismo, todas y cada una de las cosas sobre la doctrina de la fe y las costumbres propuestas por la Iglesia de modo definitivo.
--- VERDAD SEGURA: Me adhiero, además, con religioso obsequio de voluntad y entendimiento a las doctrinas enunciadas por el Romano Pontífice o por el Colegio de los Obispos cuando ejercen el Magisterio auténtico, aunque no tengan la intención de proclamarlas con un acto definitivo
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En realidad, también el primer acto del hombre hacia Dios depende de la previa gracia divina. El asunto es que bajo esa gracia, por eficaz e infalible que ésta sea, sigue siendo un acto libre del hombre (gran misterio de la relación entre la Libertad divina y la libertad creada) de modo que sí se puede hablar de auténtica "cooperación" de la libertad humana.
Saludos cordiales.
Un claro ejemplo de la crisis del Magisterio post-conciliar, que no ha hecho más que agravarse en los últimos años.
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Más bien, pienso que a todo católico debe preocuparle que la unidad se haga en torno a la verdad de la fe y no otra cosa.
Saludos cordiales.
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No lo podemos saber, pero es una posibilidad.
Saludos cordiales.
“40. La interpretación de la doctrina de la justificación expuesta en la presente declaración demuestra que entre luteranos y católicos hay consenso respecto a los postulados fundamentales de dicha doctrina. A la luz de este consenso, las diferencias restantes de lenguaje, elaboración teológica y énfasis, descritas en los párrafos 18 a 39, son aceptables. Por lo tanto, las diferencias de las explicaciones luterana y católica de la justificación están abiertas unas a otras y no desbaratan el consenso relativo a los postulados fundamentales.
41. De ahí que las condenas doctrinales del siglo XVI, por lo menos en lo que atañe a la doctrina de la justificación, se vean con nuevos ojos: Las condenas del Concilio de Trento no se aplican al magisterio de las iglesias luteranas expuesto en la presente declaración y, la condenas de las Confesiones Luteranas, no se aplican al magisterio de la Iglesia Católica Romana, expuesto en la presente declaración.”
Mientras que la Respuesta católica de la Congregación para la Doctrina de la Fe dice:
“Así, por todas estas razones, sigue siendo difícil ver cómo, en el estado actual de la presentación dada en la Declaración Conjunta, podemos decir que esta doctrina sobre “simul iustus et peccator” no es tocada por los anatemas del Decreto Tridentino sobre el pecado original y la justificación.
5. Estas observaciones pretenden una explicación más precisa de la enseñanza de la Iglesia Católica en relación con los puntos en los que no se ha llegado a un acuerdo completo; también están destinadas a completar algunos de los párrafos que explican la doctrina católica, con el fin de destacar más claramente el grado de consenso alcanzado. El nivel de acuerdo es alto, pero todavía no nos permite afirmar que todas las diferencias que separan a los católicos y luteranos en la doctrina acerca de la justificación son simplemente una cuestión de énfasis o de lenguaje. Algunas de estas diferencias se refieren a aspectos de sustancia y por lo tanto no son mutuamente compatibles, como se afirma al contrario en el n. 40.
Si, además, es cierto que en las verdades sobre las que se ha llegado a un consenso las condenas del Concilio de Trento ya no se aplican, las divergencias sobre otros puntos deben, por el contrario, superarse antes de que podamos afirmar, como se hace genéricamente en el n. 41, que estos puntos ya no incurren en las condenas del Concilio de Trento.”
Saludos cordiales.
El que piensa por su cuenta piensa mal, y el que desobedece se equivoca siempre.
Pura rebeldia hay en esa anti-iglesia.
Si Usted está en Infocatólica tiene que ser una persona preparada y por eso me animo a preguntarle o mejor, a comentarle, que el día lunes escuché en un sermón, que en la época de San Ignacio de Loyola, en algunos lugares estaba prohibido comulgar más de una vez en doce meses. Me pregunto si este es un ejemplo para una afirmación de otra importante conferenci,a de que en esa época muchas cosas aún no estaban definidas.
Cordialmente
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Tampoco está definido hoy día, que yo sepa, que se debe comulgar todos los días o todos los Domingos. Es precepto de la Iglesia que se debe comulgar al menos una vez al año, por Pascua.
De esa prohibición tampoco sé nada, y en todo caso, si existió, cosa a averiguar, ha sido algo puramente local y transitorio.
Y aún hoy día muchas verdades de fe no son objeto de definición dogmática, eso sucede solamente cuando surge alguna herejía o discusión al respecto.
Saludos cordiales.
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No existe una "Iglesia Conciliar", sino la única Iglesia Católica a la que el Señor le prometió la indefectibilidad. Y no pongo "la indefectibilidad hasta el fin de los tiempos", sino la indefectibilidad, que quiere decir, que las puertas del Infierno no prevalecerán sobre ella. Lo otro sería como aquel jarrón que fue irrompible hasta que se rompió.
Saludos cordiales.
Seguiré averiguando.
Quiero comentarle otro tema relacionado con esto y es, que las recomendaciones de comulgar o no frecuentemente varian de uno a otro en la Iglesia.
Entiendo que no puede haber duda de que la Comunión frecuente es un enriquecimiento.
Se agregó un elemento que el otro día, con muchos años de retraso, que ahora pienso entendí.
Mi padre, impulso la construcción de varias capillas, (dejándome en dos oportunidades sin mi mini quinta de verdura).
Y el decía, en caso de duda puedes comulgar.
Y hoy me digo, que era una buena respuesta.Algún confesor ve a determinada falta como grave y otro no. De allí me digo, que en lugar de
invertir tanta energía en examinar si mi mal pensamiento fue grave o no, debería esforzarme en anunciar el evangelio y moatrar la felicidad de mi fe. Al confesar se menciona la falta, sin volver loco a ningún confesor, y sin correr a cada rato al confesionario.
De todas las dubias me alcanza: in dubio pro reo.
Si no cree que puede ser de ayuda lo que escribo, no lo publique. Usted lo habrá leído.
Cordialmente
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No se debe obrar con conciencia dudosa, porque se expone uno a cometer un pecado, y eso ya es u pecado. Hay que salir de la duda antes de obrar. Es cierto que en el caso del escrupuloso se aconseja a veces que deseche las dudas infundadas que surgen de sus escrúpulos. Ahí es cuestión de conocerse a sí mismo a ver si uno es escrupuloso o no. En todo caso, lo que se debe hacer es recurrir a un sacerdote que tenga las cualidades de ortodoxia y sabiduría como para ser un buen director espiritual.
Saludos cordiales.
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