¿Una renovación frustrada?
Según el boletín de la agencia Zenit del 26 de Octubre de este año, “después de la presentación de este miércoles en la sala de prensa de la Santa Sede del programa del viaje del papa Francisco a Suecia con motivo de los 500 años de la Reforma protestante, el cardenal Kurt Koch presidente del Consejo pontificio para la promoción de la Unidad de los Cristianos y el reverendo Martin Junge, Secretario general de la Federación Luterana Mundial respondieron a las preguntas de los periodistas.”.
La noticia relata que el Card. Koch hizo una distinción entre “festejar”, que siempre tiene por objeto cosas buenas y para alegrarse, y “conmemorar”, que a veces tiene por objeto cosas malas y de lamentarse.
Añade el boletín de Zenit:
“En su respuesta el cardenal indicó que “en el documento ‘Del conflicto a la comunión’ se mencionan tres puntos:
“Primero: gratitud, por todo lo que hemos podido descubrir que existe en común entre protestantes y católicos”.
“Segundo: Lutero no quería hacer una división ni crear nuevas Iglesias. Lutero quería renovar la Iglesia católica y en ese tiempo no era posible y llegó la división de la Iglesia. Y las horribles guerras confesionales del siglo XVI y XVII. En particular la Guerra de los Treinta años que transformó la Europa de entonces en un mar rojo de sangre”.
“Tercer punto: esperanza. En esta conmemoración común puede traer frutos futuros”.
“El primero y tercer punto podemos –aseguró el cardenal– festejarlo sin problema, sobre el segundo punto tenemos que hacer penitencia. Y por ello hay que entender que punto se festeja”.”
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Pues bien, a esto queremos señalar una cosa solamente: aquí se presenta a Lutero como alguien que quería “renovar” a la Iglesia, y que fracasó por culpa de la Iglesia misma, porque “en ese tiempo no era posible”.
Eso, así dicho, no es verdad.
En ese tiempo, y antes, y después, hasta el día de hoy, y por los siglos, no es posible que la Iglesia acepte la doctrina de Lutero, porque es herética, contraria a la fe católica.
Uno de los más grandes Concilios ecuménicos de todos los tiempos, el de Trento, se celebró justamente para verificar y ratificar el carácter herético de la pretendida “reforma” luterana.
Y mientras no tomemos en serio la dimensión doctrinal del asunto, que para nada quedó zanjada con el famoso “acuerdo” luterano-católico de hace unos años, ese solo no tomar en serio esa dimensión doctrinal del problema ya descalifica todo el planteo, católicamente hablando.
14 comentarios
Pero la elasticidad artificial del significado de las palabras, una suerte de polisemia ilimitada, pasa por sobre todos las objeciones que la sana razón es capaz de oponer a tan alambicados argumentos.
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Muchas gracias, y oremos.
Saludos cordiales.
Resalto este párrafo, por si alguien piensa que la doctrina de la justificación luterana es correcta:
«En ese tiempo, y antes, y después, hasta el día de hoy, y por los siglos, no es posible que la Iglesia acepte la doctrina de Lutero, porque es herética, contraria a la fe católica.»
Saludo en Cristo, con su Madre Inmaculada
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Gracias y saludos cordiales.
Pero de ahí a cerrar los ojos a la bajeza con que Lutero trató a los papas, a la abundancia de "estiércol", con que se llenaba su pluma, cuando hablaba e ellos, queda una cruda realidad bastante disfrazada de festival de "buenitos", donde nada sucedió.
Pasar por alto las divisiones, que surgieron en vida misma de Lutero (Zwinglio, Calvino, etc.?) entre sus mismos seguidores iniciales, su servilismo ante los poderes de los "deutsche Kurfürsten", no ayudará mucho a una unificación en la verdad.
El Documento admite la injusticia de la "Guerra de los campesinos" y las arremetidas contra los "Anabaptistas". En esa línea de sinceridad, se espera la "claritatis laetitia", en tantos otros asuntos.
declaró que «los cristianos, ya sean protestantes o católicos,
no pueden ignorar la persona y el mensaje de este hombre 2».
Simplemente, diciendo lo que dice, está yendo contra el magisterio de al menos 3 Papas: san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.
Con respecto a los insultos de Lutero etc... Los de los delegados papales fueron mucho peores, por lejos. Vamos a tratar de construir y no de hacernos los que tenemos la verdad absoluta. Ni el Papa la tiene.. Benedicto convocó a agnósticos en la oración por la paz de Asís, con la motivación de que "juntos buscamos la Verdad". Dios no cabe en un alma humana, la Verdad no cabe en ningún hombre por sí sólo...
Seremos felices, en Dios, si amamos conforme al Evangelio y a la fe, en la caridad. El Jubileo de la Misericordia quite todo resentimiento y pretensión de tener "LA Verdad".
2:.Roman Catholic/Lutheran Joint Commission, «Martin Luther: Witness to Jesus
Christ» I.1, en Jeffrey Gross, FSC, Harding Meyer & William G. Rusch (eds.),
Growth in Agreement II: Reports and Agreed Statements of Ecumenical Conversations
on a World Level, 1982-1998 (Geneva, WCC Publications, 2000), 438.
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Toda verdad es absoluta, en el sentido de independiente del sujeto que la conoce o la dice. De lo contrario, no es verdad.
Por eso mismo, si dos personas se contradicen en algún punto, en la medida en que se contradicen no pueden tener razón las dos (principio de no contradicción) y una de ellas tiene que tener razón (principio de tercero excluido).
Y la fe católica y Lutero se contradicen en muchos puntos, por ejemplo, en el tema de si la Iglesia es o no es la única intérprete autorizada de la Escritura, si no se puede o se puede estar a la vez en gracia y en pecado, si existe o no existe el libre albedrío en el ser humano después del pecado original, si el Papado y el Episcopado son o no son de institución divina, si es necesario o no estar en comunión con el Papa para estar en plena comunión con la Iglesia de Cristo, si la concupiscencia que queda después del Bautismo no es pecado o lo es, si la sola fe no da o da la certeza de la propia salvación, etc., etc.
En todas esas cosas, o bien la Iglesia Católica tiene razón, o bien la tiene Lutero, no pueden tener razón ambos, y uno de los dos tiene que tenerla.
Por tanto, no hay forma de ser católico que no implique decir que en esos puntos y otros más los luteranos están en el error.
Saludos cordiales.
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