La ley natural y el pecado original.
Un amigo me ha hecho llegar esta pregunta:
“El Génesis bíblico nos enseña que por el Pecado Original la naturaleza quedó corrupta y el hombre y la mujer sometidos a una fuerza de dolor, trabajo, sudor y dolores de parto. La Creación gime con dolores de parto nos recuerda san Pablo. ¿Por qué entonces debemos seguir la ley natural cuando la naturaleza presenta este quiebre tan profundo? ¿Por qué seguir la naturaleza si está profundamente en conflicto con el espíritu?”
Para responder, con ayuda de Dios, vamos a ir por partes, aprovechando para tocar varios puntos que me parecen capitales en toda esta temática.
1) Toda creatura está ordenada a un fin último.
Eso así porque todo lo que está ordenado a un fin está ordenado a un fin último, y toda creatura está ordenada a un fin por el Creador.
En efecto, todo lo que es obra de un ser inteligente está ordenado a un fin, pero toda creatura es obra de un Ser Inteligente, a saber, el Creador.
Ahora bien, un fin, o no se ordena a otro fin más alto, y es el fin último, o se ordena a otro fin más alto, pero como no es posible ir al infinito en la serie de fines que se ordenan unos a otros, lo que se ordena a un fin se ordena en definitiva a un fin último.
2) Toda creatura tiene, de suyo, un fin último natural.
Eso es así porque el fin último al que está ordenada la misma naturaleza, como tal, es el fin último natural, y toda naturaleza creada, como tal, está ordenada a un fin último.
En efecto, cuando algo es ordenado a un fin último por el mismo acto Creador por el cual recibe su ser y su naturaleza, esa ordenación al fin último está inscrita en su misma naturaleza.
No sucede así con los fines a los que ordenamos nosotros las producciones artificiales de nuestra inteligencia y voluntad, las cuales dependen de una materia previa que ya tiene su finalidad natural propia, y además, no reciben de nosotros una nueva finalidad natural, puesto que no creamos naturalezas, sino que ordenamos de un modo diferente y accidental las naturalezas ya creadas por Dios.
Además, todo agente obra en orden a un fin, y todo fin implica un fin último, por tanto, todo agente obra por un fin último. Pero la ordenación al fin último no depende del querer libre del agente que obra por ese fin último. Porque la libre elección es respecto de los medios que se ordenan al fin, y por tanto, presupone la voluntad del fin. Por tanto, si el fin último fuese objeto de una elección libre, ésta presupondría el querer de otro fin más alto que el fin último, lo que es absurdo. Ahora bien, el fin de la acción que no depende del libre querer del agente es un fin natural de esa acción.
3) Dios puede ordenar a una creatura suya exclusivamente a un fin sobrenatural.
A la naturaleza creada como tal no le corresponde un fin sobrenatural, pero sí puede corresponderle por una libre iniciativa divina que va más allá de lo que a esa naturaleza le conviene naturalmente.
El fin último natural de cualquier creatura es siempre imperfecto, porque es propio de una naturaleza creada, y entonces, siempre es posible algo más perfecto, que ya no será natural, sino sobrenatural, y que el Creador puede libremente otorgar a la creatura.
De hecho, por la fe sabemos que Dios ha querido ordenar a las creaturas racionales, ángeles y hombres, al fin absolutamente sobrenatural que es la participación en la misma Vida divina de conocimiento y amor de Dios por Dios mismo, y que supera todas las exigencias y capacidades de cualquier naturaleza creada o creable.
Cuando el Creador ordena a una creatura a un fin último sobrenatural, el fin último natural de esa creatura queda de hecho suprimido en su ejercicio, aunque sigue siendo el que de suyo le corresponde a esa naturaleza creada como tal, porque siendo la ordenación al fin último natural algo constitutivo de la naturaleza, por definición de “fin último natural”, no podría faltar sin que esa naturaleza dejara de ser la que es.
Con un ejemplo totalmente imperfecto, se puede pensar en un lápiz que de hecho no es usado nunca sino como batuta de director de orquesta. En los hechos no sirve nunca al fin de la escritura, que sin embargo es el que de suyo le corresponde.
4) Objeción de De Lubac: “el fin último sobrenatural es el único fin último posible para la naturaleza humana como tal, tal como de hecho ha sido creada por Dios”.
En efecto, De Lubac debe decir, por un lado, que el fin último sobrenatural corresponde a la naturaleza humana como tal, porque él niega que ésta tenga de suyo un fin último natural distinto del sobrenatural, y por eso niega la posibilidad del estado de “naturaleza pura”, en el que el hombre habría sido creado por Dios en orden a un fin puramente natural.
Y por otro lado, debe decir que el fin último sobrenatural corresponde a la naturaleza humana tal como de hecho ha sido creada por Dios, pues para escapar a la condena que la Encíclica “Humani Generis” de Pío XII hace de aquellos que “piensan que Dios no habría podido crear seres racionales sin ordenarlos y llamarlos a la visión beatífica”, De Lubac dice que el fin último sobrenatural es el único fin último posible para esta naturaleza humana que Dios ha querido crear, pudiendo Dios haber querido crear otra naturaleza humana que sí tuviese un fin último natural.
Respondemos que es contradictorio hablar de “la naturaleza humana como tal, tal como de hecho ha sido creada por Dios”, porque lo que una naturaleza es como tal naturaleza no es algo de hecho, sino de derecho.
El fin último sobrenatural, o corresponde a la naturaleza humana en tanto que naturaleza humana, y entonces, no es sobrenatural, o no, y entonces, o bien ésta no tiene de suyo un fin último, lo que es absurdo, por lo ya dicho, o bien lo tiene, en cuyo caso será natural y distinto, por definición, del fin último sobrenatural.
Es claro que la idea de “otra naturaleza humana” es en sí misma contradictoria y sólo posible en una mentalidad nominalista. Una naturaleza que sea esencialmente otra que la humana, no es humana, por eso mismo, y una naturaleza que no sea esencialmente otra que la humana es, por lo mismo, la misma que tenemos nosotros.
La ordenación al fin último natural, por definición de “fin último natural”, es esencialmente constitutiva de la naturaleza humana, de modo que no puede ser simplemente eliminada sin que esa naturaleza deje de ser humana.
5) Objeción de Rahner: “¿cómo puede ser una condenación eterna la pérdida de un bien, la bienaventuranza sobrenatural, al que no estamos ordenados por nada intrínseco a nuestro mismo ser, sino sólo por la extrínseca Voluntad divina?”
Se responde, por lo pronto, que la pérdida del fin último es una catástrofe y una frustración radical en cualquier hipótesis, y que esa catástrofe y frustración radical afecta a los condenados en tanto que han perdido el único fin último al que efectivamente han sido ordenados por el Creador.
6) La ordenación de la creatura al fin último sobrenatural es de algún modo hecha posible por la naturaleza misma de la creatura.
En efecto, se presupone al menos la capacidad, en la creatura, de ser elevada libremente por Dios al orden sobrenatural, más allá de toda exigencia natural de la creatura. Esto es lo que los teólogos llaman “potencia obediencial”, que exige solamente que dicha elevación de la creatura más allá de sus exigencias y capacidades naturales no sea contradictoria, como de hecho no lo es.
7) La ordenación de la creatura al fin último sobrenatural no cambia la naturaleza de la creatura, sino que la sitúa en un estado diferente y más perfecto.
Precisamente porque el fin último sobrenatural no es natural, la ordenación al mismo no cambia la naturaleza de la creatura ni el fin que naturalmente le corresponde, aunque de hecho éste quede suprimido en su ejercicio, como dijimos, en este caso concreto.
8) En esa ordenación de la creatura al fin último natural hay cosas que dependen de la naturaleza creada en tanto que ordenada al fin último natural, otras que dependen de ella en tanto que tal naturaleza, y otras que dependen de ella en tanto que creada.
No son idénticos sin más lo que lo corresponde a una naturaleza en cuanto tal y lo que le corresponde en tanto que ordenada a su fin natural, porque, siendo verdad que el fin natural es el propio de la naturaleza en tanto que tal, también es verdad que en toda naturaleza creada, al menos, si es racional, hay la “potencia obediencial” para su elevación al fin sobrenatural.
De lo que se sigue que muchas cosas pertenecientes a esa naturaleza creada como tal subsisten y permanecen en la hipótesis de que no sea ordenada a un fin natural, sino sobrenatural.
Por ejemplo, a la naturaleza humana, en tanto que naturaleza racional creada le corresponde deber obediencia y adoración a su Creador; en tanto que naturaleza humana, simplemente, le corresponde estar compuesta de alma y cuerpo, y dar culto a Dios también en forma corpórea, externa, visible y social; y en tanto que ordenada al fin último natural, le corresponde el poder conocer a Dios o bien como Causa a partir de sus efectos creados, mediante la razón, o bien por la fe en una Revelación divina, pero no por visión inmediata.
Sólo lo que figura en este tercer apartado deja de tener vigencia cuando la naturaleza humana es ordenada libre y gratuitamente por Dios al fin último sobrenatural.
9) La Ley Eterna es el plan mismo de la creación por el que Dios conduce lo creado hacia su fin último, que es Dios mismo.
Este plan está en la Inteligencia divina y se identifica, como esa Inteligencia misma, con el Ser mismo de Dios.
10) La ley moral natural es la participación de la ley eterna en la creatura racional.
Por lo ya dicho, la ordenación de la creatura al fin último natural está inscrita en la naturaleza creada misma.
11) Por tanto, en la ley natural se contienen cosas que corresponden al ser humano en tanto que creatura, otras que le corresponden en tanto que humano, y otras que le corresponden en tanto que ordenado al fin último natural.
Solamente estas últimas dejan de tener vigencia al ser ordenado el hombre por su Creador al fin último sobrenatural.
Y se añaden en ese caso a la ley natural otras leyes que dependen exclusivamente del fin último sobrenatural.
Estas últimas radican “presupositivamente”, digamos, en la misma naturaleza creada como tal, pues en ella, por la “potencia obediencial” ya mencionada, está la exigencia hipotética de obedecer a la Voluntad divina en el caso de que el Creador quiera ordenarla y elevarla a un fin sobrenatural.
12) El pecado original ha dañado a la naturaleza humana por la pérdida de los dones sobrenaturales que tenía antes de la Caída, y por el daño que esto conllevó para las mismas potencias naturales del hombre, pero todo ello la ha afectado en el plano accidental, no en el sustancial, de modo que sigue siendo la misma naturaleza que antes de la Caída, es decir, la naturaleza humana.
En efecto, si ese daño hubiese afectado lo sustancial de la naturaleza humana, Adán después del pecado ya no sería hombre, o bien no lo habría sido antes, todo lo cual es absurdo y contrario a la fe.
Al afirmar Lutero una corrupción radical de la inteligencia y la voluntad humanas después del pecado original, de lo cual procede su tesis herética de la salvación por la sola fe sin las obras, implícitamente sostiene una corrupción sustancial de la naturaleza humana misma, porque el obrar sigue al ser, y por eso las facultades operativas espirituales de inteligencia y voluntad emanan necesariamente de la misma alma espiritual humana, que ya no sería ella misma sin esas facultades.
Por eso la fe católica enseña que el pecado original ha dañado a la inteligencia y a la voluntad del hombre sin corromperlas radicalmente, lo cual quiere decir que aún después del pecado original la inteligencia humana conserva su capacidad de conocer la verdad y la voluntad humana conserva el libre albedrío por el cual puede realizar algunas buenas obras de orden natural, aunque ya no tiene la capacidad de evitar siempre el pecado mortal.
13) Por tanto, el ser humano sigue sujeto a la ley moral natural después del pecado original.
Por eso lo que contienen los Diez Mandamientos, dados después de la Caída, es la ley natural, siendo sobrenatural solamente el modo en que han sido promulgados por Dios en el Sinaí.
Otra cosa es que después del pecado el hombre ya no pueda cumplir la ley natural del modo necesario para la salvación sin una gracia divina sobrenatural que sana, perfecciona y eleva a la naturaleza humana.
Es todo el tema de San Pablo en las cartas a los Gálatas y a los Romanos.
Después del pecado, a la ley moral natural se añaden otras disposiciones legales que tienen que ver con el régimen concreto sobrenatural elegido por Dios para salvar al hombre caído, sea en la etapa preparatoria del Antiguo Testamento, como eran las leyes rituales del pueblo de la Antigua Alianza, sea en la etapa definitiva del Nuevo Testamento, como son las leyes propiamente evangélicas (por ejemplo, el precepto dominical, que es una especificación sobrenatural del tercer mandamiento: “Santificar las fiestas”).
Todas estas leyes presuponen la ley moral natural, en la medida en que ésta contiene, como ya dijimos, el precepto hipotético de obedecer a la Voluntad del Creador en el caso de que Él decida elevar y ordenar a la naturaleza creada al fin sobrenatural.
En definitiva, la enseñanza de Santo Tomás es la que resume todo este tema: “La gracia no destruye la naturaleza, sino que la supone, la sana, la perfecciona, y la eleva.”
La supone, porque el concepto mismo de lo “sobrenatural” no tiene sentido sin el de lo “natural”, así como el de lo “gratuito” no tiene sentido sin el de lo que no es gratuito, sino exigido de algún modo, en este caso, por la naturaleza del ente en cuestión.
Y el concepto de la “elevación” no tiene sentido sin el de “algo que es elevado", siendo claro que lo sobrenatural no puede por eso mismo ser elevado al orden sobrenatural.
La sana, porque la cura de la herida del pecado original reconciliándola con Dios, y le da fuerzas y dones para poder combatir la concupiscencia que queda como secuela del pecado original.
La perfecciona, porque la ayuda a su mejor funcionamiento en la misma línea natural.
La eleva, porque la deifica, haciéndola hija de Dios y partícipe de la naturaleza divina.
El conflicto, entonces, entre la naturaleza humana tal como ha quedado después de Adán y el Espíritu de Dios no sucede por razón de la naturaleza humana en cuanto tal, es decir, en sus aspectos sustanciales, sino en cuanto que está privada por la Caída de determinadas perfecciones accidentales necesarias para vivir en amistad con Dios. Pero la ley natural se fundamenta en la naturaleza humana en cuanto tal y por eso permanece luego del pecado original.
13 comentarios
Usted, amigo de Nestor, no debe seguir la Ley Natural.
La Ley Natural está bien para los simios. Por ejemplo, los bononos, que son unos monos muy parecidos a los chimpancés, practican en la naturaleza salvaje, no solo sexo lúdico a tutiplén, sino también sexo homosexual muy frecuentemente, especialmente entre hembras, aunque también entre machos.
Evidentemente, naturólogos, primatólogos, psícologos, antropólogos, y sexólogos, le dirán, que usted, como simio evolucionado, es natural que por genética, comparta instintos naturales simiescos que le empujen a practicar el sexo, incluso sin ánimo reproductivo, como es el caso de los bononos.
Yo le insto que no persiga lo que la ley natural de su naturaleza animal de simio le empuja a hacer, porque además de alma simiesca que compartimos con los bononos, le informo que también se nos dotó de espíritu, pues ahora somos seres trinos: cuerpo y alma animal, pero también espíritu, propio de los hijos de Dios.
Querido amigo de Nestor. No existe la ley Natural tal como la explican la tribu tomista a la que haya que obedecer. Es un teologúmeno que no aparece en la Biblia por ningún lado. Es decir, se trata de una explicación temporal, de la que ya toca deshacerse, y que se mantiene entre algunos teólogos porque todavía no saben que fue el pecado original y les asusta.
Si usted siente esa división dentro de sí es normal. Se lo explico, pero solo en parte, para que usted averigüe en que consistió el pecado original.
Si lee usted el texto del Génesis comprobará que Dios creó al hombre a imagen y semejanza suya, con un espíritu inmortal que informaba inmortalmente al cuerpo, es decir, seres binarios.
Si usted lee otros textos después del Génesis, comprobará que el hombres es ahora cuerpo, ALMA, y espíritu, es decir, ahora somos seres trinos.
¿Cómo se pasó de una naturaleza binaria a ternaria?
Pues precisamente comiendo simbólicamente el simbólico fruto del simbólico árbol de la ciencia del bien y del mal, que es símbolo del ALMA.
¿Y qué es el ALMA?
Pues la escritura le informa de ello. Si el espíritu es el principio que informa inmortalmente el cuerpo de los hijos de Dios, el alma es el principio que informa mortalmente el cuerpo de los animales.
Es decir, por el pecado original, nuestros primeros padres, pasaron de ser hijos de Dios de natura binarios, a hijos de los hombres de naturaleza ternaria, ganándose el alma animal.
Fue un cambio ontológico, para que lo entienda Néstor y se asombre.
Es decir, Adán y la Mujer se transformaron en animales, pues antes del pecado original no lo eran. Por eso, de repente se ven desnudos en sus nuevos cuerpos, y Adán le cambia el nombre a la Mujer por el de Eva, cuya raíz es útero.
Como los animales son mortales, y al comer del árbol de la ciencia, como "castigo", Dios los transformó en animales, por eso entró la muerte en el mundo, como explica toda la Patrística, y San Agustín hasta el 410, año en el que cambió de parecer contra la Patrística de su tiempo.
Lamentablemente, Santo Tomás siguió a San Agustín en este error y por eso es preciso textos como el de Nestor, un tanto liosos, y sobre todo, equivocados de cabo a rabo.
Recuerdo que el Espíritu Santo en la Sagrada Escritura nos pide que renovemos la mente, es decir, cambiemos el punto de perspectiva, y luego apliquemos la lógica, justo al revés del artículo en cuestión.
Recuerdo que hay 35 doctores, además de Aquino. Y tengo las citas.
En síntesis. La ley natural que hay en usted tiene que desobedecerla.
Es muy jodido porque forma parte de su natura, pero es Cristo el que dijo que aquel que pierda su vida por amor a ÉL la ganará, en realidad.
La ley natural, ante el peligro, le hará reaccionar con miedo, para huir de la muerte del martirio. Es normal, cualquier animal haría lo mismo ante la amenaza de muerte.
Pero por la Gracia de Dios bendito usted no seguirá la Ley Natural que hay en su alma animal para huir del martirio, sino que abrazará la Ley Divina que hay en su espíritu de hijo de Dios adoptivo, muriendo por amor a Cristo.
Pista para el pecado original : Craig Venter es un aprendiz del brujo Adán.
Querido amigo de Nestor. Usted dio en el clavo cuando le preguntó a Nestor por qué tenían que seguir la Ley Natural que compite contra la Ley del Espíritu.
Es que no existe lo Natural. Existe la Naturaleza, que no es lo mismo. Naturaleza es natura lesa. Natura lesionada por el pecado original.
Toda esa arquitectura de los órdenes natural y sobrenatural es un error tomista por haber seguido a Aristóteles y a san Agustín.
Cuando al plano de la Creación se le quita la Gracia lo que queda no es el plano natural, sino un plano de Desgracia, también mal llamado plano de naturaleza, y peor aún, orden natural.
El pecado original, el fruto del alma animal que se integró en nuestra natura de hijos de Dios, es GRACIA.
Pero es una Gracia no querida por Dios para nuestra natura de hijos de Dios.
Por eso, todo es GRACIA.
El pecado original no es solo que "perdiéramos" la gracia de ser hijos de Dios, sino que "ganamos" la gracia de ser animales, porque "heredamos" la transformación que sufrieron Adan y la Mujer. (entrecomillado, porque si no se sabe que fue el pecado original en lo concreto, no se puede entender del todo este asunto).
La concupiscencia es la consecuencia que aparece el hombre cuando el ser viviente consciente que es el hombre advierte que la Ley Espiritual en él se contradice con la Ley Natural en él.
Los estigmatizados no comen pero viven. Tampoco van a la toilette. La Gracia es tan poderosa en ellos, que EDITADO a la Ley Natural. Algún día también transcenderemos nuestra naturaleza animal, aunque en nosotros permanecerá lo que Dios quiso que mantengamos de dicha naturaleza: los sentimientos.
¿Se entiende ya porque Cristo no podía nacer por un parto animal?
El pecado original es desobediencia por orgullo de querer ser como dioses. Por eso, dos de las tres virtudes de María, son la obediencia y la humildad. Ahora, ya saben porque también la virtud de la pureza de María, o el nacimiento virginal de Cristo, era una necesidad, pues el parto es una consecuencia del pecado original.
Si si no no, y bien claro. Lo demás viene de los hombres, o del demonio.
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Para bien de los lectores, simplemente, entre las numerosas herejías que se contienen en su comentario, elijo solamente la que niega la espiritualidad e inmortalidad del alma humana.
Dice el Papa Benedicto XII en la Constitución “Benedictus Deus”:
“D-530 Por esta constitución que ha de valer para siempre, por autoridad apostólica definimos que, según la común ordenación de Dios, las almas de todos los santos que salieron de este mundo antes de la pasión de nuestro Señor Jesucristo, así como las de los santos Apóstoles, mártires, confesores, vírgenes, y de los otros fieles muertos después de recibir el bautismo de Cristo, en los que no había nada que purgar al salir de este mundos ni habrá cuando salgan igualmente en lo futuro, o si entonces lo hubo o habrá luego algo purgable en ellos, cuando después de su muerte se hubieren purgado; y que las almas de los niños renacidos por el mismo bautismo de Cristo o de los que han de ser bautizados, cuando hubieren sido bautizados, que mueren antes del uso del libre albedrío, inmediatamente después de su muerte o de la dicha purgación los que necesitaron de ella, aun antes de la reasunción de sus cuerpos y del juicio universal, después de la ascensión del Salvador Señor nuestro Jesucristo al cielo, estuvieron, están y estarán en el cielo, en el reino de los cielos y paraíso celeste con Cristo, agregadas a la compañía de los santos Ángeles, y después de la muerte y pasión de nuestro Señor Jesucristo vieron y ven la divina esencia con visión intuitiva y también cara a cara, sin mediación de criatura alguna que tenga razón de objeto visto, sino por mostrárselas la divina esencia de modo inmediato y desnudo, clara y patentemente, y que viéndola así gozan de la misma divina esencia y que, por tal visión y fruición, las almas de los que salieron de este mundo son verdaderamente bienaventuradas y tienen vida y descanso eterno, y también las de aquellos que después saldrán de este mundo, verán la misma divina esencia y gozarán de ella antes del juicio universal; y que esta visión de la divina esencia y la fruición de ella suprime en ellos los actos de fe y esperanza, en cuanto la fe y la esperanza son propias virtudes teológicas; y que una vez hubiere sido o será iniciada esta visión intuitiva y cara a cara y la fruición en ellos, la misma visión y fruición es continua sin intermisión alguna de dicha visión y fruición, y se continuará hasta el juicio final y desde entonces hasta la eternidad.”
1) Habla de las almas.
2) Dice que son inmortales.
3) Dice que son sujeto de la visión beatífica, y por tanto, espirituales.
Coincide en eso, como no puede ser de otro modo, con el Catecismo de la Iglesia Católica:
“363 A menudo, el término alma designa en la Sagrada Escritura la vida humana (cf. Mt16,25-26; Jn 15,13) o toda la persona humana (cf. Hch 2,41). Pero designa también lo que hay de más íntimo en el hombre (cf. Mt 26,38; Jn 12,27) y de más valor en él (cf. Mt 10,28;2M 6,30), aquello por lo que es particularmente imagen de Dios: "alma" significa el principio espiritual en el hombre.”
Dice que las almas son espirituales, o sea, identifica “alma” y “espíritu” .
365 La unidad del alma y del cuerpo es tan profunda que se debe considerar al alma como la "forma" del cuerpo (cf. Concilio de Vienne, año 1312, DS 902); es decir, gracias al alma espiritual, la materia que integra el cuerpo es un cuerpo humano y viviente; en el hombre, el espíritu y la materia no son dos naturalezas unidas, sino que su unión constituye una única naturaleza.
De nuevo los identifica: viene hablando del alma espiritual y el cuerpo, y agrega: “el espíritu y la materia…”
366 La Iglesia enseña que cada alma espiritual es directamente creada por Dios (cf. Pío XII, Enc. Humani generis, 1950: DS 3896; Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, 8) —no es "producida" por los padres—, y que es inmortal (cf. Concilio de Letrán V, año 1513: DS 1440): no perece cuando se separa del cuerpo en la muerte, y se unirá de nuevo al cuerpo en la resurrección final.
Es verdad de fe la inmortalidad del alma humana y es herejía por tanto negarla.
La definición dogmática del V Concilio de Letrán:
“D-738 Como quiera, pues, que en nuestros días con dolor lo confesamos el sembrador de cizaña, aquel antiguo enemigo del género humano, se haya atrevido a sembrar y fomentar por encima del campo del Señor algunos perniciosísimos errores, que fueron siempre desaprobados por los fieles, señaladamente acerca de la naturaleza del alma racional, a saber: que sea mortal o única en todos los hombres; y algunos, filosofando temerariamente, afirmen que ello es verdad por lo menos según la filosofía; deseosos de poner los oportunos remedios contra semejante peste, con aprobación de este sagrado Concilio, condenamos y reprobamos a todos los que afirman que el alma intelectiva es mortal o única en todos los hombres, y a los que estas cosas pongan en duda, pues ella no sólo es verdaderamente por sí y esencialmente la forma del cuerpo humano como se contiene en el canon del Papa Clemente V, de feliz recordación, predecesor nuestro, promulgado en el Concilio (general) de Vienne [n. 481] -, sino también inmortal y además es multiplicable, se halla multiplicada y tiene que multiplicarse individualmente, conforme a la muchedumbre de los cuerpos en que se infunde... Y como quiera que lo verdadero en modo alguno puede estar en contradicción con lo verdadero, definimos como absolutamente falsa toda aserción contraria a la verdad de la fe iluminada [n. 1797]; y con todo rigor prohibimos que sea lícito dogmatizar en otro sentido; y decretamos que todos los que se adhieren a los asertos de tal error, ya que se dedican a sembrar por todas partes las más reprobadas herejías, como detestables y abominables herejes o infieles que tratan de arruinar la fe, deben ser evitados y castigados.”
Sigue el Catecismo:
367 A veces se acostumbra a distinguir entre alma y espíritu. Así san Pablo ruega para que nuestro "ser entero, el espíritu [...], el alma y el cuerpo" sea conservado sin mancha hasta la venida del Señor (1 Ts 5,23). La Iglesia enseña que esta distinción no introduce una dualidad en el alma (Concilio de Constantinopla IV, año 870: DS 657). "Espíritu" significa que el hombre está ordenado desde su creación a su fin sobrenatural (Concilio Vaticano I: DS 3005; cf. GS 22,5), y que su alma es capaz de ser sobreelevada gratuitamente a la comunión con Dios (cf. Pío XII, Humani generis, año 1950: DS 3891).
Aquí vuelve a identificar el espíritu con el alma, porque dice que “espíritu significa…que su alma es capaz de ser sobreelevada gratuitamente…”
Es interesante que aquí el Catecismo aplica a la distinción entre “alma” y “espíritu” entendida como si fuesen dos principios realmente distintos en el hombre la condena del IV Concilio de Constantinopla a la teoría de las “dos almas” en el hombre:
“D-338 Can. 11. El Antiguo y el Nuevo Testamento enseñan que el hombre tiene una sola alma racional e intelectiva y todos los Padres y maestros de la Iglesia, divinamente inspirados, afirman la misma opinión; sin embargo, dándose a las invenciones de los malos, han venido algunos a punto tal de impiedad que dogmatizan impudentemente que el hombre tiene dos almas, y con ciertos conatos irracionales, por medio de una sabiduría que se ha vuelto necia [1 Cor. 1, 20], pretenden confirmar su propia herejía. Así, pues, este santo y universal Concilio, apresurándose a arrancar esta opinión como una mala cizaña que ahora germina, es más, llevando en la mano el bieldo [Mt. 3, 12; Lc. 3, 17] de la verdad y queriendo destinar al fuego inextinguible toda la paja y dejar limpia la era de Cristo, a grandes voces anatematiza a los inventores y perpetradores de tal impiedad y a los que sienten cosas por el estilo, y define y promulga que nadie absolutamente tenga o guarde en modo alguno los estatutos de los autores de esta impiedad. Y si alguno osare obrar contra este grande y universal Concilio, sea anatema y ajeno a la fe y cultura de los cristianos.”
Aquí no es cuestión de Santo Tomás, sino de la fe católica.
Esa distinción real que Ud. pone entre el alma y el espíritu en el hombre lo lleva a tener una visión negativa del cuerpo humano y de la naturaleza humana, y de la ley natural, por tanto, posteriormente al pecado original, que es propia del dualismo gnóstico y maniqueo y contraria a la fe de la Iglesia.
Le aviso que en adelante no publicaré comentarios que contengan esta clase de delirios.
Saludos cordiales.
El libro de vuestro Maestro el estimado Padre Bojorge, a quién tuve la enorme dicha de conocer, es muy pero muy bueno, con gran bibliografia, pienso que tiene una enorme importancia,para ahora y por su influencia en la Iglesia latinoamericana, en fin para toda la Iglesia.
En fin el primer comentario me parce que me fui de tema.
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Ningún problema y saludos cordiales.
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Si no me equivoco, el Sr. Paz no cita ningún documento.
Saludos cordiales.
Me quedo pues con un concepto que creo que es una clave en este artículo:
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"Por eso lo que contienen los Diez Mandamientos, dados después de la Caída, es la ley natural,..."
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Eso echa por tierra tantos dislates que confunden la Ley Natural con los Instintos Básicos. Que eso sea en los animales no se discute, pero que tal definición pretenda extrapolarse a los hombres es un error como de aquí a la luna.
Error que puede ser por ignorancia o también por mala fe, porque hay actualmente una corriente muy fuerte que parte de las usinas de poder mundial, que tiende a convertir a la Humanidad en un Gran Rodeo, manejable con criterios y métodos veterinarios.
Más o menos como en el Antiguo Egipto, civilización admirable por sus increíbles logros tecnológicos pero que basaba buena parte de su prosperidad en la explotación bestial de infinidad de seres humanos reducidos a su mera animalidad.
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Es que la ley moral, o es natural, o es artificial. Y en el segundo caso, así como la hacemos, la deshacemos, o sea, el relativismo.
A no ser que sostengamos una "artificialidad divina" de la ley natural, es decir, que no es natural, pero es hecha por Dios.
En ese caso la ley moral no sería la expresión de nuestro ser más profundo, sino algo totalmente extrínseco a nosotros, y valdrían los argumentos de Kant contra la "heteronomía" moral.
Pero además, por lo dicho en el "post", Dios es Creador, no sólo fabricador, y por eso no conduce desde fuera a lo que ha creado hacia el fin último de la Creación, sino poniendo en el mismo ser de las creaturas la orientación al fin último, dada con la misma naturaleza creada.
Lo que nosotros hacemos a nivel accidental, pues en el ser de una computadora hay inscrita una ordenación al fin para el que la hemos fabricado, mucho más, sin comparación posible, Dios lo hace a nivel sustancial, pues mientras que los entes artificiales no tienen esencia, los naturales sí la tienen.
Es claro que cuando Dios ordena a lo creado a un fin sobrenatural, por definición ese fin no puede estar inscrito en la naturaleza de la creatura, y ése es el error de De Lubac.
Pero incluso en ese caso el fin sobrenatural guarda cierta relación con el fin natural, pues sólo la creatura racional puede ser ordenada a la visión de Dios, que se realiza mediante el intelecto que el ser humano tiene por naturaleza, elevado por la luz de la gloria.
Más aún, Santo Tomás enseña que en toda creatura racional hay un deseo natural de la visión beatífica.
Saludos cordiales.
Yo pensaba que tal vez modernamente las palabras "alma" y "espíritu" habían devenido en sinónimos producto de una pérdida de riqueza del vocabulario o de un desinterés por esta cuestión; también parece ser que a esta pregunta (si alma y espíritu son la misma cosa o no)san Agustín, por ejemplo, no da una respuesta concluyente.
He leído algún artículo de un colaborador habitual de Infocatólica, defendiendo la postura tricotomita, por ejemplo. Las objeciones del IV Concilio de Constantinopla, tal como aparecen, parecen referirse a los que sostendrían que el hombre tiene dos almas (una mala y otra buena), que es de donde resultaría una visión maniquea. Para los defensores de la existencia de alma, cuerpo y espíritu, el alma es racional e intelectiva (en el ser humano), pero no el espíritu, que tendría otras características (conciencia, intuición y comunión). A través de estas características del espíritu es como el hombre puede aprehender la Ley Natural, que no es otra cosa que la conciencia o intuición que todo hombre que busca la verdad tiene de lo que es bueno, bello o justo y que nacería de la comunicación entre Dios y el espíritu (aquí no entiendo la interpretación de don Constantino, porque me parece que se ciñe mucho al significado literal de la palabra "natural" y no al que se le pretende dar, constreñidos como estamos a usar palabras).
Néstor, que quede claro que simplemente estaba reflexionando por mi cuenta sobre este asunto, sin pretender llegar a una conclusión, que estaría fuera de mis posibilidades, y ni siquiera a una opinión, y que la cuestión queda zanjada si la Iglesia considera que la postura dicotomita es verdad de fe.
Por otro lado, con todos los errores en los que el discurso de don Constantino pueda incurrir, éstos son muy habituales en muchos que escriben (escribimos) en Infocatólica, e incluso usted es muy correcto y paciente con notorios ateos, por lo que yo rompería una lanza porque tenga la misma paciencia en este caso. Don Constantino hace reflexiones interesantes; sin que sirva de comparación, todos leemos a escritores marxistas, materialistas, paganos (el propio Platón), etc por lo que podamos aprender, o simplemente para mejor poder rebatirlos. Alguna vez he comentado que mi suegra, por ejemplo, que es una mujer muy devota, no creía en la resurrección de la carne (hasta que se lo señalé y lo consultó con el sacerdote) a pesar de haber recitado el Credo calculo que unas 9.000 veces en su vida; influencia "platónica" en personas humildes, como se ve. No creo que esta falla en su formación tenga ninguna influencia en la cuestión, única importante, de su salvación.
Para terminar, don Constantino, no acabo de entender qué importancia pueda tener cuál haya sido el pecado concreto que supuso la caída de Adán y Eva. Un acto de desobediencia voluntaria a Dios, el mismo pecado que la Serpiente Antigua, la soberbia ¿no es lo bastante concreto?
Un saludo.
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Es que, si como dicen las definiciones dogmáticas ya citadas, el alma intelectiva es espiritual e inmortal, y es sujeto de la visión beatífica, no se ve qué lugar queda para otro principio más en el hombre, pues lo que es capaz de la visión beatífica sin duda que también es capaz de conciencia, intuición y comunión, sean ellas lo que sean.
Porque si el espíritu en el hombre es vida, entonces el principio espiritual es también principio vital, y eso es lo que es un alma, justamente, el principio vital de un cuerpo.
¿Y puede haber un espíritu que no sea vida, se puede tener espíritu sin tener vida espiritual?
Así que el asunto de las dos almas no está tan lejos de este tema.
¿O puede tener el hombre un "espíritu" que no sea forma del cuerpo y que exista en forma paralela a éste, como en el dualismo platónico y gnóstico?
¿Porqué sería "humano" un "espíritu" que no fuese principio vital del cuerpo humano? ¿El cuerpo es algo accesorio a la humanidad como tal?
Sin duda que tal visión no es cristiana, porque la Iglesia cree que el hombre es una realidad "compuesta de espiritu y cuerpo" ("ex spiritu et corpore constitutam", IV Concilio de Letrán, 1215).
Esto, suponiendo que el espíritu del que hablamos sea parte de la naturaleza humana y no un añadido sobrenatural. En cuyo caso, es claro que ya no estamos hablando de la naturaleza humana como tal, y tampoco podemos pensar en añadidos sustanciales a la naturaleza humana, porque entonces habría dejado de ser humana.
Y si no son sustanciales, sino accidentales, esos añadidos "espirituales", entonces no alteran la dualidad sustancial fundamental de alma y cuerpo.
Y si la ley natural se capta con el "espíritu" y no con el alma intelectiva ¿entonces no se conoce con la razón? Porque ésta es parte del alma intelectiva. ¿ Y qué ley natural es ésa que no puede conocerse con la razón?
Por otra parte, no son mejores las herejías espiritualistas que las materialistas. En realidad, las primeras son las que han hecho estragos más grandes en la historia de la Iglesia, como que hoy día estamos sufriendo todavía las consecuencias de una, la de Lutero, que hablaba de la fe, Dios y el espíritu cada vez que abría la boca.
En cuanto al caso de los errores en la fe de los sencillos, la herejía material es cuando se contradice la doctrina de la fe sin saber que es doctrina de la fe, propuesta como tal por la Iglesia; la herejía formal es cuando se la contradice sabiéndolo. Lo primero no se imputa a pecado, lo segundo sí.
Lo que es claro es que en un "blog" católico no se puede dar por buena la herejía ni dejar de denunciarla como tal por más espiritualista que sea.
Es más, yo diría especialmente en ese caso.
Y en cuanto a paciencia, teniendo en cuenta el tono del mensaje en cuestión, que finalmente fue publicado, la mía ha sido cuasi-infinita.
Saludos cordiales.
Dios da poder a los gobernantes para que legislen siguiendo tal Orden Natural.
Merced a la Redención y a la Iglesia inmediatamente fundada, Dios abre las puertas del Cielo (fin sobrenatural) a los justos (o santos) y mantiene abiertas las del Infierno para quienes se han rebelado contra el Orden Natural.
Siguiendo el hilo, cuando los gobernantes legislan despreciando el Orden Natural reciben su poder no de Dios sino del demonio. Son déspotas que no gobiernan a hombre libres sino a esclavos. Los cuales esclavos no dejarán de ser tales por más que se la pasen recitando todo el día: "Soy libre y vivimos en democracia".
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Claro, porque en este mundo concreto creado por Dios en orden a la glorificación de los elegidos, el que se rebela contra el orden natural se rebela también contra el orden sobrenatural.
Porque en un mundo ordenado a un fin sobrenatural, el cumplimiento de la ley natural es parte de lo que Dios pide de aquellos a los que ordena a ese fin sobrenatural.
Por eso el Verbo se hizo carne y asumió en su Persona divina una naturaleza humana, alma y cuerpo. En Cristo Nuestro Señor los procesos naturales están en función de la realidad sobrenatural de la Redención, y por eso mismo no están anulados ni absorbidos, sino elevados, sin ser desnaturalizados.
Y por eso mismo, en el cristianismo, espiritualismo, sí, pero encarnado y respetuoso de la naturaleza creada y humana que asumió el mismo Verbo de Dios.
Saludos cordiales.
Desde una posición totalmente in-erudita como la mía, yo me animaría entonces a responderle a quien te hizo la pregunta que dio motivo a esta entrada, lo siguiente:
Adán y Eva no destruyeron el Orden Natural (no eran capaces obviamente) sino que lo desobedecieron, con lo cual se ganaron el merecido castigo. El "quiebre profundo" sucedió en la naturaleza humana, pero no en el Orden Natural que ha instituido Dios como finalidad inmanente de toda la Creación.
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Y tampoco en la naturaleza humana a nivel sustancial, sino accidental, pues de lo contrario el hombre habría dejado de ser hombre, al ser modificada su esencia como tal.
Y entonces, es claro que ahí sí habría dejado de estar sujeto al orden natural que se funda en la naturaleza humana.
Saludos cordiales.
Pero es esencialmente diferente a la de los animales, quienes no están ordenados al ejercicio de las virtudes.
Por eso la promoción de los vicios que se hace abiertamente y con amparo legal en la mayoría de los países democráticos, contraría el Orden Natural.
Nuestros obispos reaccionan ahora indignados contra la "Ideología de Género" y los "Talleres de Sexualidad", pero parecen no caer en cuenta que no es de ayer que se viene violando de manera sistemática, pública y hasta oficial el Orden Natural.
Han perdido demasiado tiempo, me parece.
Y si encaran esta tardía reacción sólo contra esas pestes extremas, pero sin llegar a cuestionar a fondo toda la promoción de inmoralidades que se hace desde los Medios, la Educación y la Cultura, van a hacer un tristísimo papel.
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Esa educación sexual basada en la ideología de género se viene haciendo en colegios "católicos" hace ya bastante tiempo, incluso en algunos de esos colegios "católicos" funcionan ya los baños "unisex". Urge que los Obispos se pongan a la altura de su misión.
Saludos cordiales.
Esto es muy sencillo. Si usted lee la Sagrada Escritura observará que Dios creó al hombre binario, tierra a la que le insufló un espíritu.
En otras partes de la escritura dice que el hombre es cuerpo, alma y espíritu. Lo dice San Pablo y la Virgen, por ejemplo. Lo dice la Sagrada Escritura cuando dice que la espada de dos filos separa el alma del espíritu. Es que lo dice en muchos sitios.
Ahora tiene usted que romper esa contradicción. La rompe en el tiempo.
Adán fue primero cuerpo y espíritu. Y tras el pecado original, cuando come el fruto, que es un símbolo del alma animal, integra el alma entre el cuerpo y el espíritu, y pasamos a ser trinos.
Por eso dice Dios en el Génesis, " ahora que el hombres es uno como nosotros ...etc etc". Como uno de nosotros porque Dios es trino.
Como la Iglesia Católica todavía no ha definido que fue concretamente el pecado original, pues solo ha hablado de la categoría, todavía no se ha resuelto el misterio si el hombre es binario o trino.
Por eso en el catecismo hay un teologúmeno cuando se explica que el hombre es cuerpo y alma espiritual.
Es decir, no se resuelve la contradición y se inventa un concepto que amalgama dos hechos sustanciales como son el alma y espíritu. Es decir, es una buena solución de compromiso temporal. La Iglesia no ha dicho que sea definitiva pues no puede decirlo, pues no ha definido que fue el pecado original.
Cuando usted cita a B12 usted está cayendo en un error semántico pues toda su argumentación se viene abajo si cae en la cuenta que lo que B12 llama alma es lo que la Sagrada Escritura llama espíritu.
¿Qué mas da cómo semánticamente quiera llamarlo?
Yo, en el texto de B16, donde pone alma pongo espíritu, y lo firmo al 100%.
Lo que le digo es que el hombre además es trinitario. Además de cuerpo y espíritu, tiene otro componente, que la escritura, San Pablo, llama ALMA, pero si usted quiere puede llamarle FRUTO del árbol de la Ciencia del Bien y del Mal.
Esto no es ninguna herejía. En ningún sitio encontrará que la Iglesia ha definido dogmáticamente lo que es el hombre, pues no ha definido todavía específicamente qué consistió el pecado original.
Yo hago una hipótesis teológica que por supuesto está en la Patrística.
Que el hombres es sustancialmente trino por causa del pecado original, pero que fue creado binario.
Para que sea herejía esto, lógicamente el Papa tiene que declararlo herético. Mientras tanto es una hipótesis teológica.
No se asuste. La ciencia teológica avanza a partir de hipótesis. Ahora tiene usted que desafiarla.
Y el catecismo evidentemente no es infalible. Tienes partes que sí, pero otras no.
Usted tiene que traerme el anatema concreto que dice que esta hipótesis es herética.
Si usted cree es herética dígame un solo texto donde así se afirme como tal.
Todo el resto de textos que usted indica yo no los niego.
Yo no digo que el alma intelectiva sea mortal. Ya le he dicho que el espíritu que es inmortal comunica al alma su inmortalidad, por lo tanto el alma humana no puede morir.
Lo que digo es que por sí misma es mortal, pues todas las almas de los animales son mortales. La diferencia radica en que los animales no tienen espíritu. Y ese espíritu comunica la inmortalidad al alma humana, que no muere.
Es decir, yo le doy una explicación teológica a un hecho dogmático. No estoy desafiando el dogma. Piénselo.
Claro que el espíritu es creado directamente por Dios y es inmortal ¿quien lo niega? Lo que afirmo es que tu alma y tu cuerpo no los creó Dios directamente, como el resto de las almas y cuerpos de los animales.
¿Qué problema hay? Ninguno.
Es normal que si uno amalgama alma y espíritu en un concepto que no está en la Biblia que es alma espiritual, pues evidentemente se haga un pequeño lío al principio y tenga que pensarlo.
Es muy parecido al lío que se hacen los materialistas cuando se les dice que el animal en realidad es binario porque tienen cuerpo y alma.
¿Por qué no podemos ser trinos?
¿No se ha dado cuenta que Dios crea a los animales de 2 en 2 en el Génesis pero no lo hace así con Adán y la Mujer?
Según el capítulo 2 del Genesis Adán es creado antes que los animales. Luego crea a los animales de 2 en 2. Luego Dios llama a Adán para que les ponga nombre a los animales. Luego crea a la mujer.
Es decir, el hombre y la mujer no son creados a la par para quien suerte se de cuenta que es la primera pista para saber que no son animales.
La segunda pista es que a la Mujer solo le da Adán el nombre de Eva tras el pecado original. Es decir, una vez que la Mujer, por el pecado original ha caído al estado animal, pues ya tiene un alma animal, es entonces cuando Adán le da un nombre, porque la Mujer ahora ya es un animal.
La tercera pista es que Adán le da a la mujer el nombre de Eva, que significa útero en hebreo. Es decir, Adán identifica a la Mujer con lo que la define una vez que ha caído al estado animal, que va a ser el hecho de parir.
Por eso Cristo nació en parto virginal. Porque el parto animal es una consecuencia del pecado original, como dijo San Basilio, San Gregorio, San Atanasio, San Ambrosio, San Máximo, Santa Hidelgarda, San Juan Damasceno, San Juan Crisóstomo, ...... y San Agustín de Hipona, hasta el año 410, en el que cambió de opinión, si bien en las Retractaciones dejó abierta la cuestión.
Por cierto, la prueba de ello, es que la Iglesia ortodoxa afirma que el parto animal es una consecuencia del pecado original.
Cristo ,que es verdadero hombre, tendría que haber nacido por un parto animal, si es que es verdadero hombre.
La única manera de romper esa contradicción es decir que el sexo y el parto son o causa del pecado original o consecuencia.
El sexo y el parto no puede ser causa del pecado original, es decir, el pecado original no fue un pecado sexual, que era la postura de los gnósticos, que decían que la materia era mala.
Los padres de la Iglesia les decían a los gnósticos que el parto animal y el sexo era consecuencia del pecado original. Esa es la tesis patrística de la que San Agustín se desvía en el año 410.
De ahí que la Virgen tuviera que ser pura.
Las virtudes de María vienen directamente del pecado original. Ella es obediente y humilde frente a los desobedientes y orgullos Adán y Eva.
Pero faltaba el argumento de necesidad de por qué tenía que ser Virgen.
Ese argumento de necesidad que los católicos no tenemos para explicárselo a los protestantes ahora ya lo tenemos. Santo Tomas solo pudo dar argumentos de conveniencia para defender la Virginidad de María.
Es más, explicando todo esto se debería entender por qué es tan importante el celibato, para el que tampoco había argumentos de necesidad.
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Rompiendo mi propia regla, publico por última vez un comentario suyo sobre este tema.
El Concilio de Letrán condena la afirmación que dice que el alma es mortal, que es la que Ud. hace. No haría eso si su intención fuese decir que el alma es de suyo mortal.
24 años antes de la definición de Benedicto XII, el Concilio de Vienne definió lo siguiente:
"D-481 [Del alma como forma del cuerpo.] Además, con aprobación del predicho sagrado Concilio, reprobamos como errónea y enemiga de la verdad de la fe católica toda doctrina o proposición que temerariamente afirme o ponga en duda que la sustancia del alma racional o intelectiva no es verdaderamente y por sí forma del cuerpo humano; definiendo, para que a todos sea conocida la verdad de la fe sincera y se cierre la entrada a todos los errores, no sea que se infiltren, que quienquiera en adelante pretendiere afirmar, defender o mantener pertinazmente que el alma racional o intelectiva no es por sí misma y esencialmente forma del cuerpo humano, ha de ser considerado como hereje."
Por tanto, cuando Benedicto XII dice "alma", sabe muy bien que este término significa en el Magisterio la forma sustancial y principio vital del cuerpo humano, y por tanto, si hubiese querido hablar de un "espíritu" que no es alma y por tanto no es forma del cuerpo ni principio vital del mismo, no habría usado la palabra "alma".
En cuanto a la creación inmediata del alma por Dios, dice Pio XII en la "Humani Generis":
"D-2327 Por eso el magisterio de la Iglesia no prohibe que, según el estado actual de las ciencias humanas y de la sagrada teología, se trate en las investigaciones y disputas de los entendidos en uno y otro campo, de la doctrina del «evolucionismo», en cuanto busca el origen del cuerpo humano en una materia viva y preexistente - pues las almas nos manda la fe católica sostener que son creadas inmediatamente por Dios --"
Y dice el Credo de San León IX, del año 1053:
"D-348 Creo también que el Dios y Señor omnipotente es el único autor del Nuevo y del Antiguo Testamento, de la Ley y de los Profetas y de los Apóstoles; que Dios predestinó solo los bienes, aunque previó los bienes y los males; creo y profeso que la gracia de Dios previene y sigue al hombre, de tal modo, sin embargo, que no niego el libre albedrío a la criatura racional. Creo y predico que el alma no es parte de Dios, sino que fué creada de la nada y que sin el bautismo está sujeta al pecado original."
El único que crea "de la nada" es Dios y lo hace inmediatamente, no puede utilizar en ello la mediación de una creatura.
Además, el Magisterio ha enseñado repetidas veces que en Cristo hay alma y cuerpo, sin agregar nigún "espíritu". Ver por ejemplo la "fides Damasi", del año 500:
"El Hijo, en el último tiempo, descendió del Padre para salvarnos y
cumplir las Escrituras, a pesar de que nunca dejó de estar con el Padre, y fué concebido por obra del Espíritu Santo y nació de María Virgen, tomó carne, alma o inteligencia, esto es, al hombre perfecto, y no perdió lo que era, sino que empezó a ser lo que no era (...)"
"Carne y alma o inteligencia" (es decir, el alma intelectiva), constituyen para la "fides Damasi" el "hombre perfecto". ¿Y el espíritu, dónde está, sino es el alma misma?
Dice el Símbolo de Epifanio:
"D-14 Creemos en una sola Iglesia Católica y Apostólica y en un solo bautismo de penitencia, en la resurrección de los muertos y en el justo juicio de las almas y de los cuerpos, en el reino de los cielos, y en la vida eterna."
¿Dónde está el justo juicio de los espíritus, si éstos no son las mismas almas?
El Concilio de Toledo del año 400:
"Creemos la resurrección [futura] de la carne humana [para la carne humana]. El alma del hombre [decimos] no ser sustancia divina o parte de Dios, sino una criatura no caída (?) [creada] por voluntad de Dios."
¿Porqué nombran al alma, que en la hipótesis tripartita es inferior, y no al "espíritu", que en esa hipótesis es superior?
El símbolo "Quicumque":
"Es, pues, la fe recta que creemos y confesamos que nuestro Señor Jesucristo, hijo de Dios, es Dios y hombre. Es Dios engendrado de la sustancia del Padre antes de los siglos, y es hombre nacido de la madre en el siglo: perfecto Dios, perfecto hombre, subsistente de alma racional y de carne humana , igual al Padre según la divinidad, menor que el Padre según la humanidad."
¿Y el "espíritu"? ¿No es necesario para ser "perfecto hombre"?
El Concilio de Éfeso:
"D-111a Pues, no decimos que la naturaleza del Verbo, transformada, se hizo carne; pero tampoco que se trasmutó en el hombre entero, compuesto de alma y cuerpo; sino, más bien, que habiendo unido consigo el Verbo, según hipóstasis o persona, la carne animada de alma racional, se hizo hombre de modo inefable e incomprensible y fué llamado hijo del hombre (...)"
Y dale con el alma ¿dónde está el "espíritu"? ¿El "hombre entero" es solamente el alma y el cuerpo?
El Símbolo del XIº Sínodo de Toledo, del 675:
Dz 284: "Igualmente el mismo Cristo, en estas dos naturalezas, existe en tres sustancias: del Verbo, que hay que referir a la esencia de solo Dios, del cuerpo y del alma, que pertenecen al verdadero hombre."
¿No debería haber dicho "cuatro sustancias: el cuerpo, el alma, el "espíritu" y la Divinidad"?
Y lo mismo, pero más fuerte, el XVº Concilio de Toledo, del 687:
"D-295 Pasemos también a tratar nuevamente el segundo capítulo en que el mismo Papa pensó que hablamos incautamente dicho profesar tres sustancias en Cristo, Hijo de Dios. Como nosotros no hemos de avergonzarnos de defender lo que es verdad, así tal vez algunos se avergüencen de ignorarlo. Porque ¿quién no sabe que el hombre consta de dos sustancias, la del alma y la del cuerpo?... Por lo cual, la naturaleza divina y la humana, a ella asociada, lo mismo pueden llamarse dos que tres sustancias propias..."
Aquí lo dice claro: el hombre consta de dos sustancias, alma y cuerpo. ¿Y el "espíritu"?
¿Dónde está el "espíritu" en todas estas enseñanzas del Magisterio, si no se lo identifica con el alma intelectiva?
¿No son de la época patrística todos estos Concilios?
Porque además, si Adán antes del pecado era espíritu y cuerpo, entonces el espíritu era el principio vital del cuerpo, de lo contrario, sin principio vital, el cuerpo no tendría vida. Pero el principio vital del cuerpo y el alma es lo mismo. Entonces, ya antes del pecado tenía Adán alma, y ciertamente que era alma espiritual, porque era espíritu.
Además, el alma es parte de la naturaleza humana, porque no es un accidente, sino que es el principio de vida del cuerpo. Por tanto, si antes del pecado Adán no tenía alma, no era hombre, lo cual es contrario a la fe.
El Génesis no dice que el hombre es "uno como nosotros", sino "como uno de nosotros".
El Catecismo es la exposición oficial de la fe católica, no de los "teologúmenos", y en la fe la Iglesia no hace "compromisos temporales".
Las almas de los animales irracionales son mortales. Las almas de los animales racionales, que son los hombres, no son mortales, porque estos animales son racionales precisamente porque tienen el alma racional o intelectiva, que es el alma espiritual e inmortal, como ya vimos que enseña la Iglesia.
La ordenación natural al parto es anterior al pecado original, pues antes del mismo Dios les dice "crezcan y multiplíquense" y para eso los hizo varón y mujer, cosa que no se puede ser sin tener los correspondientes órganos reproductivos.
Por eso, decir como Ud. dice que el sexo y el parto son consecuencia del pecado original es contrario a la fe y a la recta razón.
Lo que es producto del pecado original no es el parto, sino el dolor del mismo, como dice el Génesis.
El parto virginal de María fue sin cooperación alguna de varón, mientras que el parto de Eva, incluso si no hubiesen pecado, sería tras unirse a Adán. Así que sería un parto plenamente humano e independiente del pecado sin ser virginal.
Saludos cordiales y despedida.
Ya le digo que simplemente reflexionaba sobre este asunto, sin atreverme a adoptar ni siquiera una opinión, que siempre estará en todo de acuerdo con la opinión católica irrefutable.
Evidentemente el cuerpo no es accesorio, sino parte imprescindible del hombre. Sin cuerpo, no hay hombre. No se planteaba que el espíritu fuese una "añadido" sobrenatural. Se planteaba que mientras los animales tendrían cuerpo y alma animal, el hombre tendría cuerpo, alma racional y espíritu inmortal insuflado por Dios.
También dice usted (y yo no niego, hago de abogado del diablo):
"Y si la ley natural se capta con el "espíritu" y no con el alma intelectiva ¿entonces no se conoce con la razón? Porque ésta es parte del alma intelectiva. ¿ Y qué ley natural es ésa que no puede conocerse con la razón?"
La tesis tricotomita sostiene que el espíritu informa al alma racional, con lo cual soslaya o pretende hacerlo, esta dificultad.
Sigo teniendo dudas, no en cuanto a este asunto en sí , que ya digo que acepto sin reservas la opinión irrebatiblemente católica, sino en la perfecta equivalencia semántica entre las palabras "alma" y "espíritu".
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"Alma" y "espíritu" no son equivalentes. "Espíritu" quiere decir "realidad capaz de existir sin materia", pues ya Santo Tomás muestra que la intelectualidad se sigue de la inmaterialidad, y de la intelectualidad se sigue todo lo que tiene que ver con el ser persona.
"Alma" quiere decir "forma sustancial del cuerpo orgánico", que es lo mismo que "principio vital del cuerpo viviente."
Hay almas, entonces, que no son espíritus, que son todas las almas de los vivientes irracionales. Y hay espíritus que no son almas, que son Dios y los ángeles.
Además, repito el argumento: ¿El espíritu humano es una forma de vida? Si lo es ¿no tiene nada que ver con la vida del cuerpo humano?
Ya Aristóteles enseña que la inteligencia es una forma de vida, cosa muy olvidada hoy día. Y la inteligencia humana depende en su ejercicio del cuerpo, porque depende de los sentidos para abstraer de ellos los conceptos.
Además, si se dice que el espíritu informa al alma para que ésta conozca la ley natural con la razón ¿la razón es una capacidad natural del alma o no, sino que es una capacidad natural del espíritu?
En el segundo caso, no estaríamos hablando de un "alma racional". En el primer caso, el alma no necesita de ninguna información superior para ejercer su natural capacidad de conocer racionalmente.
A no ser que se diga que el conocimiento de la ley natural por la razón humana es sobrenatural, dependiendo de una iluminación superior a la razón misma. Cosa que sólo tendría sentido si se hablase de un conocimiento basado en la fe en una revelación sobrenatural, que obviamente no es el caso en el conocimiento que todo ser humano tiene de la ley natural.
Porque sería absurdo decir que la razón necesita una iluminación sobrenatural para conocer racionalmente, ya que ello es parte de su misma naturaleza de "razón".
Santo Tomás enseña que la forma superior es capaz de aquello de lo que es capaz la forma inferior. Según eso, si tenemos un espíritu que es principio vital, no necesitamos ninguna otra alma. El alma espiritual, en el hombre, es el único principio de las operaciones vegetativas, sensitivas y racionales, como el alma sensitiva, en el animal, es el único principio de las operaciones vegetativas y sensitivas, mientras que el alma del vegetal sólo es principio de operaciones vegetativas.
Más profundamente, Santo Tomás enseña que en una sustancia corpórea sólo puede haber una forma sustancial, porque la pluralidad de formas sustanciales implica pluralidad de sustancias, o sea, de individuos. El alma es la forma sustancial del viviente, por tanto, en cada ser vivo hay una sola alma.
Pero un espíritu que informe al alma, o bien es una forma sustancial, o accidental. Si es accidental, no cambia el hecho de que la sustancia humana se compone solamente de alma y cuerpo. Si es sustancial, entonces tendríamos dos almas en el hombre. Porque es claro que lo que informa sustancialmente a un principio vital debe ser principio vital él mismo, ya que lo inferior no informa sustancialmente a lo superior.
Saludos cordiales.
La devoción por la simplificación es patrimonio del simple. Lo complejo no se puede reducir a lo simple, por ello, el ignorante- que no lo entiende- sencillamente dice que todo eso son invenciones. La zorra y las uvas.
La herejía no sólo es el error, también es el triunfo constante de la irracionalidad, de la separación radical entre Dios y su obra, como si al crear el mundo Dios hubiese hecho cosas torcidas, y hasta la Revelación nada tuviese valor.
Alma quiere decir: principio de vida, así el vegetal, el animal y el hombre tienen alma, pues son seres vivos; pero el hombre posee un alma de características espirituales.
La naturaleza del hombre, es, en primer lugar, la de una unidad compleja. Una unidad substancial, no simple, compuesta por dos co-principios. Uno material, físico, corpóreo, que es el cuerpo. Y otro anímico, que es el alma racional o espiritual y cuya realidad es inmaterial, no física, no corpórea.
La naturaleza del hombre es la de un animal racional, un ser que comparte con el resto de los animales el poseer vida instintiva y sensitiva. Pero, que se distingue por estar dotado de un alma racional o espiritual. Es decir, por tener razón.
Que el hombre tenga un alma espiritual, o sea racional, significa que posee inteligencia y voluntad. Estas dos "facultades" son, a su vez, las que fundamentan su libertad. Precisamente, la Inteligencia permite conocer, entender y deliberar acerca de la conveniencia de una decisión y la acción consiguiente. La voluntad por su parte, es la facultad imperativa, del querer, que decide y mueve al hombre hacia el fin o el bien querido.
Todo esto pertenece a la naturaleza del hombre, es decir que cuando Dios decide libremente crear al hombre, imprime en la esencia humana su modo de ser que es lo que conocido, llamamos ley natural.
Pero aparte, Dios decide, darle un regalo, es decir graciarlo, darle gratuitamente la posibilidad de un trato personal, pero para ello debe agregarle algo a lo natural, y por ello se llama sobrenatural.
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Muy cierto. Aclaremos que en rigor, el ser humano se compone de alma espiritual y materia, porque "cuerpo", en Aristóteles, es la sustancia corpórea, compuesta de materia y forma, en este caso, el hombre mismo.
Saludos cordiales.
Cuerpo es la materia organizada por la forma, que es el alma espiritual, este es el modo de ser, que está en la mente de Dios hasta que el decide por su Santa Voluntad que exista a través del actus essendi.
Me encanta recordar estas cosas pero quizás se vuelva aburrido para los lectores.
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Más aburridas son las interminables peroraciones del error a las que estamos cotidianamente sometidos :)
Saludos cordiales.
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