El arrepentimiento del hijo pródigo
En estos tiempos en que hay Cardenales y Obispos que proponen que se pueda dar la comunión a los adúlteros que no renuncian a serlo y que siguen cometiendo, sin arrepentirse, porque sin formar propósito de enmienda, el pecado de adulterio, hay quienes han querido interpretar la parábola del Hijo Pródigo como si dijese que Dios da el perdón al pecador sin que éste se haya arrepentido previamente.
Para analizar esta interpretación nos valemos entre otras cosas de textos patrísticos extraídos de la “Catena Aurea” de Santo Tomás de Aquino, Sobre San Lucas, cap. 15. Por eso, la referencia la ponemos cuando en dicha obra aparece.
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Son obstáculo para esta interpretación de la parábola, entre otras muchas cosas, los versículos 18 y 19 de ese capítulo 15 de San Lucas:
“18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.”
Donde parece claro que el hijo pródigo experimenta el arrepentimiento antes de ir a pedir perdón a su padre.
Algunos argumentan contra esto diciendo que en realidad el hijo menor no está arrepentido de lo que ha hecho, sino que solamente prepara una estrategia para poder ser recibido por su padre y así saciar el hambre.
Se apoyan en que el texto dice:
“¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré:” etc.
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Pero entonces ¿qué nos estaría enseñando aquí Jesús? ¿Que no hace falta el arrepentimiento para ser perdonados por Dios?
Es claro que eso es absurdo.
Y no es eso, obviamente, lo que dice la parábola en cuestión.
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En primer lugar, porque la parábola integra un grupo de tres parábolas que tienen el mismo tema: el perdón de Dios al pecador arrepentido.
En efecto, las parábola de la oveja perdida y de la moneda perdida terminan de mismo modo:
“7 Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.”
“10 Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.”
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Ahora bien, la parábola del Hijo pródigo termina así:
“32 Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.”
¿De qué muerte había revivido el hijo menor? Obviamente, no de la muerte corporal, sino de la espiritual, o sea, el pecado.
¿Se revive del pecado por diseñar una estrategia para saciar el hambre? No, ni el Señor puede haber querido enseñarnos eso. ¿Cómo se revive del pecado? Ante todo, por el arrepentimiento, que es, recordemos, el tema común a estas tres parábolas.
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En cuanto a “se había perdido y ha sido hallado”, hace eco también a las dos parábolas anteriores:
“5 Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; 6y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido.”
“9 Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido.”
Las cuales, como ya sabemos, hablan del arrepentimiento.
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El verbo griego para “encontrar, hallar, ser encontrado, ser hallado” es el mismo en los tres casos:
εὑρίσκω. (imperf. εὕρισκον; fut. εὑρήσω; 2 aor. εὗρον; perf. εὕρηκα; 1 aor. pas. εὑρέηθν; fut. pas. εὑρεθήσοµαι). Encontrar, hallar, descubrir, obtener, lograr, recibir, reconocer.
“5 Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; 6y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido.”
5 καὶ εὑρὼν ἐπιτίθησιν ἐπὶ τοὺς ὤμους αὐτοῦ χαίρων, 6 καὶ ἐλθὼν εἰς τὸν οἶκον συγκαλεῖ τοὺς φίλους καὶ τοὺς γείτονας λέγων αὐτοῖς, Συγχάρητέ μοι, ὅτι εὗρον τὸ πρόβατόν μου τὸ ἀπολωλός
“9 Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido.”
9 καὶ εὑροῦσα συγκαλεῖ τὰς φίλας καὶ γείτονας λέγουσα, Συγχάρητέ μοι, ὅτι εὗρον τὴν δραχμὴν ἣν ἀπώλεσα
“32 Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.”
32 εὐφρανθῆναι δὲ καὶ χαρῆναι ἔδει, ὅτι ὁ ἀδελφός σου οὗτος νεκρὸς ἦν καὶ ἔζησεν, καὶ ἀπολωλὼς καὶ εὑρέθη.
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Es este contexto el que obliga a tomar en serio las palabras del hijo menor cuando decide volver a la casa paterna:
“18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.”
como expresivas de arrepentimiento por sus pecados.
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Por eso, y no solamente por aplicar piadosamente una doctrina espiritual a un texto bíblico, dice San Juan Crisóstomo, en una homilía titulada “Sobre el padre y sus dos hijos”:
“…iunior filius ad poenitentiam venit sua sponte, recordatus praeteritae abundantiae patris sui; (…) Deinde senior filius in reditu et salute fratris sui tristatur; cum dominus dicat laetitiam esse apud Angelos super uno peccatore poenitentiam agente.”
“…el hijo menor vino a su penitencia espontáneamente, recordando la pasada abundancia junto a su padre, (…) El hijo mayor se entristeció del retorno y la salvación de su hermano, pues el Señor dice que hay más alegría entre los ángeles por un pecador que hace penitencia.”
Y San Gregorio de Nisa, en “De Virginitate”, cap. 12:
“Hunc autem filium prodigum spiritus sanctus nobis descripsit, ut instruamur nos qualiter debeamus cordis deplorare peccamina.”
“El Espíritu Santo nos ha descrito a este hijo pródigo para que seamos instruidos de cómo debemos deplorar de corazón los pecados.”
Y San Cirilo, en su comentario a Isaías, 3,3:
“Est ergo hic sensus parabolae. Arguentibus eum Pharisaeis et Scribis quod reciperet peccatores, proponit praesentem parabolam, in qua hominem vocat Deum, qui pater est duorum fratrum, iustorum scilicet et peccatorum; quorum primus gradus est iustorum ab initio iustitiam sequentium, secundus gradus est hominum per poenitentiam ad iustitiam reductorum.”
“Éste es el sentido de la parábola: Arguyendo los fariseos y los escribas a Cristo porque recibía a los pecadores, les propone esta parábola, en la cual compara a Dios con un hombre que es padre de dos hermanos, uno justo y el otro pecador; de los que el primero representa a los justos, que desde el principio han obrado con justicia, el segundo a los que por la penitencia vuelven a la justicia.”
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Dice el R. P. Juan Leal, S.J., en el Comentario a la Sagrada Escritura de los Profesores la Compañía de Jesús editado por la B.A.C. en 1964 (t. I, p. 694):
“El proceso de la conversión fue: a) entrar dentro de sí, hacerse reflexivo por la desgracia; b) recordar a su padre, comparando el trato que allí tenían los jornaleros con el que ahora él experimentaba. Se acuerda del padre por interés y egoísmo, más que por amor filial; c) voluntad de volverse al padre, d) con humilde y sincera confesión de su pecado, e) dispuesto a aceptar lo que se le dé, viviendo como un jornalero más, porque no merece ser tratado como hijo. El conjunto de la descripción nos da el retrato, pretendido por el parabolista, del pecador arrepentido, que contrasta con la soberbia e hipocresía de los escribas y fariseos, acusadores de “publicanos y pecadores”.”
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Oigamos además a un protestante, Matthew Henry, en su “Comentario bíblico”, en la parte destinada al cap. 15 del Evangelio de San Lucas:
“La parábola del hijo pródigo muestra la naturaleza del arrepentimiento y la prontitud del Señor para acoger bien y bendecir a todos los que vuelven a Él. Expone plenamente las riquezas de la gracia del evangelio; y ha sido y será, mientras dure el mundo, de utilidad indecible para los pobres pecadores, para guiarlos y alentarlos a arrepentirse y a regresar a Dios.”
“Habiendo visto el hijo pródigo en su abyecto estado de miseria, tenemos que considerar en seguida su recuperación. Esto empieza cuando vuelve en sí. Ese es un punto de retorno en la conversión del pecador. El Señor abre sus ojos y le convence de pecado; entonces, se ve a sí mismo, y a todo objeto bajo una luz diferente de la de antes. Así, el pecador convicto percibe que el siervo más pobre de Dios es más dichoso que él. Mirar a Dios como Padre, y nuestro Padre, será muy útil para nuestro arrepentimiento y regreso a Él. El hijo pródigo se levantó y no se detuvo hasta que llegó a su casa. Así, el pecador arrepentido deja resueltamente la atadura de Satanás y sus lujurias, y regresa a Dios por medio de la oración, a pesar de sus temores y desalientos.”
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Además, el texto dice que el hijo menor “volvió en sí” antes de diseñar su “estrategia”.
“17 Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!”
Pero si sólo buscaba saciar su hambre, seguía “fuera de sí mismo”, no había vuelto en sí para nada.
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Así lo interpreta San Agustín, en “Cuestiones sobre los Evangelios”, libro 2, cap. 33:
“In se autem reversus est cum ab eis quae forinsecus frustra illiciunt et seducunt, in conscientiae suae interiora suam intentionem reduxit.”
“”Vuelto en sí” es cuando reduce su intención de las cosas que desde fuera agradan y seducen, a las que están dentro de su conciencia.”
Y San Gregorio de Nisa, “De Virginitate”, cap. 12:
“Non prius autem rediit ad pristinam felicitatem, quam in se rediens sentiret opprimentis aerumnae praesentiam, et meditaretur poenitentiae verba, quae subduntur: surgam.”
“No volvió a la felicidad anterior sin que antes, entrando en sí, sintiese la oprimente presencia de la aflicción…, y meditase las palabras de la penitencia que siguen: “Me levantaré…””
Y san Ambrosio:
“Bene in se revertitur, quia a se recessit: etenim qui ad Deum regreditur, se sibi reddit; et qui recedit a Christo, se sibi abdicat.”
“Bien vuelve a sí, porque se había apartado de sí, pues quien a Dios regresa, vuelve a sí, y el que se aleja de Cristo, se aparta de sí mismo.”
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San Agustín no detecta en ello solamente una estrategia egoísta. Dice en “Cuestiones sobre los Evangelios”, libro 2, cap. 33:
“Cetera vero sunt poenitentiam meditantis in confessione peccati, nondum tamen agentis…”
“Las demás palabras [del joven] son propias de quien piensa arrepentirse y confesar su pecado, pero que aún no lo ha llevado a cabo…”
Tampoco San Ambrosio:
“Deiectus autem se exaltare non debet; unde subdit iam non sum dignus vocari filius tuus. Et ut merito suae humilitatis possit attolli, subdit fac me sicut unum de mercenariis tuis.”
“El caído no debe exaltarse a sí mismo, por lo que agrega: “ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo”. Y para merecer ser exaltado por su humildad, agrega: “trátame como a uno de tus jornaleros”.”
Tampoco San Beda el Venerable:
“Ad filii affectum, qui omnia quae patris sunt, sua esse non ambigit, aspirare nequaquam praesumit; sed mercenarii statum iam pro mercede serviturus desiderat; verum nec hunc quidem nisi paterna dignatione se mereri posse testatur.”
“No presume aspirar al afecto de hijo aquel que no duda de que todo lo que es de su padre sea suyo, y así desea servirle como mercenario por una retribución. Pero declara que ni aún eso merece ya sino por la bondad de su padre.”
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En cuanto a la reacción del padre, San Juan Crisóstomo la ve basada en la percepción del arrepentimiento del hijo:
“Sensit autem pater poenitentiam; non expectavit recipere confessionis verba, sed praevenit petitionem, misericorditer agens: unde subditur et misericordia motus est.”
“El padre percibió el arrepentimiento; no esperó a recibir la confesión verbal, sino que previno la petición del hijo, actuando misericordiosamente, por lo que agrega: “fue movido por la misericordia”.”
Según Crisóstomo, entonces, el padre abraza al hijo antes de que éste diga nada, pero porque ha percibido de algún modo el arrepentimiento ya preexistente del hijo, de modo que, en la aplicación de la parábola, el perdón divino, si bien pudiese adelantarse a la confesión verbal de los pecados, no se adelanta al arrepentimiento interior de la persona.
En efecto, un padre humano podría tal vez abrazar al hijo antes de tener conocimiento alguno de su arrepentimiento, pero eso no se aplica a Dios, que conoce todas las cosas.
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Agrega Crisóstomo, en una homilía “Sobre el padre y sus dos hijos”:
“Quid enim est aliud quod occurrit, nisi quia nos, peccatis impedientibus, nostra virtute ad Deum pervenire non poteramus? Ipse autem potens ad invalidos pervenire descendit. Osculatur autem os, per quod emissa de corde confessio poenitentis exierat, quam pater laetus excepit.”
“¿Qué otra cosa es lo que ocurrió, sino que nosotros, impedidos por los pecados, no podíamos llegar a Dios por nuestro poder? Por tanto, el mismo Poderoso descendió para llegar a los inválidos. Se besa por tanto la boca por la que la confesión emitida por el corazón saliera, a la que el Padre dio alegre bienvenida.”
Es evidente, en nuestra fe, que el Padre se nos adelanta absolutamente en cuanto a darnos la gracia para que nos arrepintamos y pidamos perdón por nuestros pecados. No en el sentido de que nos perdone antes de nuestro arrepentimiento.
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En todo caso, la afirmación que dice que no es necesario el arrepentimiento del pecador para que Dios perdone su pecado contradice la fe católica tal como la define el Canon 4 de la sesión XIV del Concilio de Trento, dedicada al Sacramento de la Penitencia:
“Can. 4. Si alguno negare que para la entera y perfecta remisión de los pecados se requieren tres actos en el penitente, a manera de materia del sacramento de la penitencia, a saber: contrición, confesión y satisfacción, que se llaman las tres partes de la penitencia; o dijere que sólo hay dos partes de la penitencia, a saber, los terrores que agitan la conciencia, conocido el pecado, y la fe concebida del Evangelio o de la absolución, por la que uno cree que sus pecados le son perdonados por causa de Cristo, sea anatema.”
25 comentarios
Pero para mí lo realmente escandaloso es que el Libro "Misericordiosos como el Padre. Subsidios para el Jubileo de la Misericordia 2015-2016", del Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización, BAC Popular, diga exactamente que ¡¡¡el Hijo pródigo no volvió por arrepentimiento sino por hambre!!!, en sus págs. 102 y 106. Es decir, desde el mismo Vaticano se propone la herejía de un Dios que bendice el pecado de su Hijo y que le permite entrar a su casa sin arrepentimiento, por pura conveniencia, de manera que la Misericordia del Padre, como diría Lutero, cubre los pecados del hombre sin arrepentimiento, bendiciendo sus pecados. Me parece escalofriante lo que está pasando en la Iglesia. ¡Cuánta confusión, promovida desde las más altas instancias!
Y es que, además, la Tradición de la Iglesia enseñó secularmente que ese hambre era hambre de la gracia de Dios perdida con el pecado. De hecho, lo primero que hace el Padre cuando su hijo vuelve es prepararle un banquete (es decir, restituirle en la gracia perdida). Y es por eso que esa "hambre" le hace decir a continuación: "Padre, he pecado contra el Cielo y contra ti". ¿Cabe mayor declaración de arrepentimiento que ésta, por Dios?
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Gracias. Espero conseguir el texto de ese subsidio y leerlo.
Saludos cordiales.
2. La parábola del hijo pródigo enseña primero las consecuencias del pecado
Sería interesante hacer una trazabilidad de esta herejía del perdón sin arrepentimiento, que sospecho procede de la Teología del Rin alemana
Porque si Dios perdona sin exigir arrepentimiento, no existe razón alguna para impedir la comunión de los adúlteros impenitentes.
O sea que si se logra imponer la idea (herética, recalco) de una falsa misericordia, el camino de la comunión de los concubinos y los recasados quedará expedito.
Con consecuencias más que catastróficas, porque acto seguido caerá el mismísimo fundamento del sacramento de la reconciliación.
Realmente, de verdad, si hay sacerdotes que predican que el hijo que se extravia y cae en la fosa mortal y el fango cenagoso, no solo no es movido primeramente por Dios al profundisimo arrepentimiento que re-genera el corazon, sino que ni siquiera le necesita para que el Padre le perdone y le done SU Presencia y amistad nuevamente, es algo muy gordo, es un engaño diabolico, indudablemente.
El articulo es magistral. Las citas maravillosas, como no podian ser de otra manera en santazos.
La Paz de Cristo.
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Muchas gracias.
Saludos cordiales.
Pobres infelices que no recibieron la luz de los grandiosos exegetas de nuestro siglo.
(modo sarcástico off)
Muchas gracias, Néstor, por la magnífica colección de citas.
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Es bueno consultarlos para oír voces cuerdas y católicas.
Saludos cordiales.
Si hubiera seguido teniendo crédito, gastando sus bienes y haciendo lo que sus vicios le pedían nunca se hubiera arrepentido.
Esa es la tragedia de la condición humana, que sólo nos acordamos de Dios cuando la vida nos muestra su cara de perro.
Y lo maravilloso es que Dios -que conoce perfectamente que si volvemos a Él raramente es por un amor absolutamente limpio- sigue corriendo hacia nosotros, sigue abrazándonos y sigue haciendo una fiesta en el Cielo, pese a saber cuán mezquinos e interesados son a veces nuestros arrepentimientos.
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Basta la contrición imperfecta, por miedo al infierno o repugnancia por el pecado, para acercarse válidamente a la Penitencia. Pero tiene que haber contrición. Pasar de la exigencia de la contrición perfecta a que no hace falta contrición alguna es un salto demasiado grande.
Saludos cordiales.
Asi, sin mas, sin pensar nada, se da cuenta de que cualquiera que pretenda que Cristo defiende un perdón sin arrepentimiento miente, y además muy burdamente con sofismas de baja estofa.
Y si nos metemos en honduras, Cristo ante todo en la interpretación cabal de sus dichos y hechos, la de la IGLESIA, y la del sentido común, es absolutamente coherente porque entre otras cosas también es Dios. Y predica los diez mandamientos, y la sinceridad, que vuestro si sea si, y la conversión a todos y a todas, y el arrepentimiento.
¿Qué Sentido tiene que Cristo pida el arrepentimiento sincero, a todos menos al hijo pródigo y nos ponga un ejemplo en el que este se arrepiente en falso y solo vuelve por incomodidad? Se estaría contradiciendo. Y se convertiría en un Cristo Protestante, es decir una caricatura del real.
Estos sofistillos de mala muerte es lo que pretenden que la IGLESIA se convierta en una caricatura protestante.
Además, si el caso del hijo menor fuera el de un caradura sin escrúpulos, mofandose de la debilidad y bondad de su padre, la postura del mayor podría estar justificada.
Me ha gustado mucho el estudio del tema y el consecuente artículo, gracias.
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Gracias a Ud. y saludos cordiales.
"(ZENIT – Ciudad del Vaticano). – Jesús no es moralista, somos nosotros los que hemos moralizado el Evangelio. Así lo advirtió el padre Ermes Ronchi, en la quinta meditación de los ejercicios espirituales del papa Francisco y la Curia Romana, que se están celebrando en la Casa Divin Maestro de Ariccia.
(...)
“Adán es pobre antes que pecador, somos frágiles y custodios de lágrimas, prisioneros de mil límites, antes que culpables”. Somos nosotros –advirtió– los que hemos moralizado el Evangelio.
Al respecto aseveró que al principio no era así. El padre Vanucci lo explica muy bien: el Evangelio no es una moral, sino una impactante liberación. Y nos lleva fuera del paradigma del pecado para conducirnos dentro del paradigma de la plenitud, de la vida en plenitud."
Tiene una interpretación ortodoxa, pero agregando muchas cosas que ahí no están dichas.
Saludos cordiales.
Hace poco tiempo tomé un curso de Biblia dictado por un teólogo formado en la Universidad Javeriana de Bogotá ( de Jesuitas) y él enseñaba ese error y otros tantos. Decía que no era necesario el arrepentimiento para ser recibido de nuevo por el Padre.
¿Quién podrá intervenir en esas universidades para que no se sigan difundiendo esta torcidas enseñanzas y mal-formando a tantos seminaristas y laicos?
"4:17 A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar: "Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca"
5:17 No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. 5:18 Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. Lucas 16, 17 5:19 El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.
5:21 Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, será condenado por el tribunal. 5:22 Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, será condenado por el tribunal. Y todo aquel que lo insulta, será castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, será condenado a la Gehena de fuego.
5:27 Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. 5:28 Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
5:29 Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. 5:30 Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
5:31 También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. 5:32 Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.
15:15 Pedro, tomando la palabra, le dijo: "Explícanos esta parábola". 15:16 Jesús le respondió: "¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender? 15:17 ¿No saben que lo que entra por la boca pasa al vientre y se elimina en lugares retirados? 15:18 En cambio, lo que sale de la boca procede del corazón, y eso es lo que mancha al hombre. 15:19 Del corazón proceden las malas intenciones, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las difamaciones.15:20 Estas son las cosas que hacen impuro al hombre, no el comer sin haberse lavado las manos".
18:8 Si tu mano o tu pie son para ti ocasión de pecado, córtalos y arrójalos lejos de ti, porque más te vale entrar en la Vida manco o lisiado, que ser arrojado con tus dos manos o tus dos pies en el fuego eterno. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo y tíralo lejos, porque más te vale entrar con un solo ojo en la Vida, que ser arrojado con tus dos ojos en la Gehena del fuego.
18:15 Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. 18:16 Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. 18:17 Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano.
19:9 Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio".
19:17 Jesús le dijo: "¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos"."
Es claro que esto no es "moralismo" de parte de Jesús.
Saludos cordiales.
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Si el evangelio no es una moral todo el y no hecha por nosotros sino por CRISTO que venga Dios y lo vea. ¿Es que de repente nos hemos vuelto idiotas?
Además cual sería esa plenitud de la habla el tal Ronchi? La comunión estrecha con Cristo.
Anda y que curioso que el mismo Cristo no lo explica, yo soy la vid.... y luego dice quereis saber quienes son mi madre y mi padre y mis hermanos, ergo mis mas cercanos, los que cumplen mis mandamientos. Si esto no es moral entonces ¿Qué es?.
Y eso de que somos débiles ya lo sabe Cristo, que por eso perdona siempre. Pero eso no disminuye la culpa de nuestro pecado salvo circunstancias muy concretas.
Y una pregunta: ¿A la mujer adúltera hay que lapidarla? No consta que se arrepintiera y la ley era muy clara.
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Esa era una ley positiva que tampoco miraba a si la persona se arrepentía o no. Aquí estamos hablando de la ley natural y de la ley evangélica.
Saludos cordiales.
la educación cristiana nos decía hace lustros que aunque sólo sea por el temor de merecer el infierno, el perdón de los pecados se establece correctamente EN EL SACRAMENTO DE LA CONFESIÓN.
“La contrición llamada ‘imperfecta’ (o ‘atrición’) es [...] un don de Dios, un impulso del Espíritu Santo. Nace de la consideración de la fealdad del pecado o del temor de la condenación eterna y de las demás penas con que es amenazado el pecador. Tal conmoción de la conciencia puede ser el comienzo de una evolución interior que culmina, bajo la acción de la gracia, en la absolución sacramental. Sin embargo, por sí misma la contrición imperfecta no alcanza el perdón de los pecados graves, pero dispone a obtenerlo en el sacramento de la Penitencia (cf. Concilio de Trento: DS 1678, 1705)” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1453)."
Yo entiendo que el Padre, con que el hijo vuelva a casa el hecho habla por sí sólo; si además el hijo manifiesta la conciencia de no ser digno de tal amoroso Padre, pues Éste hace una fiesta por el desborde de humillación del hijo, que se manifiesta vivo y cuerdo.
Saludos cordiales.
Gracias.
Saludos.
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En efecto, si aceptamos que el hijo no fue movido inicialmente por el amor al padre a dolerse de su pecado, todavía queda que tuvo dolor, viendo cómo por su propia culpa había llegado a ese estado, y reconociendo lo injusto y pecaminoso de su proceder y avergonzándose de ello delante del padre, lo que explica su petición de ser tratado como jornalero.
Saludos cordiales.
Le agradezco que la saque a colación. Hay tema para una buena apologética al respecto.
Da la impresión, y digo da la impresión, no lo afirmo de que te gusta retorcer las cosas.
Vale no consta que se arrepintiera con sus palabras, pero suponemos que lo hizo.
¿Qué puede que no se arrepintiera? Yo creo que es muy improbable, porque Cristo al decirla vete y no peques mas, de alguna manera la esta absolviendo no solo de la ley civil, sino de su pecado, y aunque ella no lo confesase, Cristo que es Dios veía en su interior y tuvo que ver que estaba arrepentida.
Ademas una mujer a la que iban a matar de manera horrible, de repente es salvada por Cristo, y se queda sola frente a su salvador en todos los sentidos. Me parece harto improbable que no se sintiese agradecida y arrepentida, y eso sin contar el carisma irresistible del Señor en el regate corto que nos muestran los evangelios.
Y no se entiende muy bien la pregunta que haces. La ley mosaica, mas allá de los 10 mandamientos son mandamientos civiles para asegurar la cohesión social a un pueblo minoritario rodeado de enemigos, nada mas que eso. Y muchas de esas normas las importaría después mahoma en una situación parecida. Pero son normas civiles no religiosas, aunque en ese momento se superpusiesen.
¿Acaso nos retas a que te contestemos si hay que lapidar hoy en dia a una mujer adultera, después de haber leído en el evangelio que el mismo Cristo lo impide? Y aunque no lo hubiera impedido, ¿Qué quieres que algún desnortado de diga que si?
La predicación a la curia me parece absolutamente maravillosa y muy reveladora. Me ha llegado especialmente la que se refiere a la mujer adúltera. Os dejo unas palabras entresacadas de la misma. Un acierto rotundo del papa escogiendo al predicador. Muy necesaria la predicación:
"El nombre de la mujer adúltera no es revelado. “Representa a todos”, es aplastada por los poderes de muerte que expresan la opresión de los hombres sobre las mujeres. Los fariseos de cada época ponen el pecado “en el centro de la relación con Dios” pero “la Biblia no es un fetiche o un tótem”: exige “inteligencia y corazón”.
Los poderes que no dudan en utilizar la vida humana y la religión “ponen a Dios contra el hombre”. Esta es “la tragedia del fundamentalismo religioso”.
el Señor no soporta a los hipócritas, los de las máscaras, del corazón doble, los comediantes de la fe y no soporta a los acusadores y jueces”.
el genio del cristianismo es sin embargo el abrazo entre Dios y el hombre
la enfermedad que más teme y combate Jesús es “el corazón de piedra” de los hipócritas: “violar un cuerpo, culpable o inocente, con las piedra o con el poder, es la negación de Dios que vive en esa persona”. El juicio contra la adúltera se ha convertido en “un boomerang contra la hipocresía de los jueces”. “Nadie puede lanzar la piedra, la tiraría contra sí mismo.
Jesús se levanta para estar cerca de ella, en la proximidad, y le habla. Nadie le había hablado antes. “Su historia, su tormento íntimo no interesaban”. Sin embargo Jesús acoge la intimidad de esta alma. “La fragilidad es maestra de humanidad”,
es el cuidado de los frágiles, es el cuidado de los últimos, de los portadores de discapacidades y la atención a las piedras descartadas que indica el grado de civilización de un pueblo, no a los hechos de los fuertes y los poderosos”.
Jesús se pone a sí mismo en el lugar de todos los condenados, de todos los pecadores. Rompe la “cadena maléfica” unida a la idea de “un Dios que condena y se venga, justificando la violencia”.
El corazón del pasaje no es el pecado a condenar o perdonar. En el centro no está el mal sino “un Dios más grande que nuestro corazón” que no banaliza la culpa sino que hace salir de nuevo al hombre de donde se ha detenido. Abre senderos, lo pone de nuevo sobre el camino justo, hace dar un paso adelante, “abre el futuro”. Jesús hace una “revolución radical"
Un Dios desnudo, en la cruz, que perdona, será el gesto conmovedor y necesario para desactivar el fusible de las bombas infinitas sobre las que está sentada la humanidad.
Dios perdona “no como un olvidadizo, sino como un liberador”. El perdón no es buenismo, “sino poner de nuevo en camino una vida”.
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Una cosa no quita la otra. Ahí se dio a entender que en realidad el pecado no existe, y eso es contrario a la fe. Jesús le dice a la adúltera en este pasaje: "No peques más".
Además, los poderosos y opresores no son siempre los que se escudan en la ortodoxia. Por el contrario, esa enfermedad es más frecuente, me parece, sobre todo hoy día, entre los que quieren pasarse por el arco de triunfo la doctrina católica. El relativismo es esencialmente tiránico, porque es una expansión desmedida del "yo".
Saludos cordiales.
Me extraño como el "hijo prodigo " de la parábola fuese ejemplo de conversión, si actuaba por estos motivos.
Gracias por su articulo que nos confirma el magisterio de la Iglesia.
Pero, esto me hace preguntar:¿que ha de hacer un laico de a pie, poco piadoso y bastante pecador, cuando oye cosas en las homilías cosas como estas?. A parte de rezar desde luego.
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