El sujeto es relativo
En su reciente carta al director del diario “La Reppublica”, Eugenio Scalfari, publicada por la agencia “Zenit”, el Papa Francisco dice entre otras cosas:
“En segundo lugar, Ud. me pregunta si el pensamiento según el cual no existe ningún absoluto, y por lo tanto ninguna verdad absoluta, sino solo una serie de verdades relativas y subjetivas, se trate de un error o de un pecado. Para empezar, yo no hablaría, ni siquiera para quien cree, de una verdad «absoluta», en el sentido de que absoluto es aquello que está desatado, es decir, que sin ningún tipo de relación.
Ahora, la verdad, según la fe cristiana, es el amor de Dios hacia nosotros en Cristo Jesús. Por lo tanto, ¡la verdad es una relación! A tal punto que cada uno de nosotros la toma, la verdad, y la expresa a partir de sí mismo: de su historia y cultura, de la situación en la que vive, etc. Esto no quiere decir que la verdad es subjetiva y variable, ni mucho menos. Pero sí significa que se nos da siempre y únicamente como un camino y una vida. ¿No lo dijo acaso el mismo Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida»? En otras palabras, la verdad es en definitiva todo un uno con el amor, requiere la humildad y la apertura para ser encontrada, acogida y expresada. Por lo tanto, hay que entender bien las condiciones y, quizás, para salir de los confines de una contraposición… absoluta, replantear en profundidad el tema. Creo que esto es hoy una necesidad imperiosa para entablar aquel diálogo pacífico y constructivo que deseaba desde el comienzo de esta mi opinión.”
La invitación del Papa a “entender bien las condiciones” y “replantear en profundidad” el tema nos anima a hacer un aporte, teniendo en cuenta que efectivamente se trata de algo que está en la base misma de nuestra fe cristiana y católica y de cuya recta comprensión depende la misma autenticidad de la fe eclesial.
El Papa rechaza la concepción de la verdad como algo que carece de todo tipo de relación, y en ese sentido, “absoluto”. Obviamente, en ese sentido, su observación es correcta. La verdad es una adecuación entre la inteligencia y la realidad, y como tal, implica una relación entre esos dos términos.
Ahora bien, entendemos que la expresión “verdad absoluta” puede y debe decirse, hablando de la verdad humana, en otro sentido: como verdad carente de algún tipo especial de relación, “desatada” bajo algún aspecto particular.
Se puede decir que se trata solamente de una cuestión de terminología, pero entendemos que el término “absoluto” puede recibir muchos sentidos y por eso nos parece importante aportar algunas precisiones.
En concreto, la verdad, toda verdad, hasta la más pobre y humilde, es “absoluta” en el sentido de que no tiene una relación de dependencia respecto del sujeto creado que la conoce. Es decir, es independiente de quien la conoce y de quien la dice. Es un punto muy importante, según esperamos hacer ver.
Por eso el Papa aclara que la verdad no es subjetiva ni variable.
Efectivamente, si la verdad no es variable y subjetiva, si no cambia de sujeto a sujeto, es decir, si vale igualmente para todo sujeto cognoscente real o posible, es precisamente porque en lo decisivo de su ser “verdadera”, como tal, no depende de ninguno de esos sujetos y es por tanto respecto de todos ellos “desatada”, es decir, “absoluta”.
En efecto, en esa relación que está implicada en la “adecuación” que es la verdad, cuando hablamos de la verdad conocida por las creaturas como somos nosotros, uno de los términos, lo conocido, la realidad, es el determinante, y el otro, el cognoscente, su inteligencia, el determinado.
Es decir, si veo (no si “alucino”) un árbol, es porque en la realidad hay un árbol, y no que si lo hay, es porque yo lo veo. Soy yo el que me enriquezco con el conocimiento del árbol, el árbol por su parte ni se entera ni es afectado en modo alguno por mi conocimiento.
De modo que la verdad, en lo decisivo de su concepto, lleva el sello de la realidad conocida, no del sujeto cognoscente. Es éste, precisamente, el sujeto que conoce, si es un sujeto creado, el que no es “absoluto” bajo ese aspecto, sino determinado por la realidad conocida y por tanto dependiente de ella, relativo a ella.
Las relaciones, en efecto, tienen un sujeto y un término. Por ejemplo, Juan es hijo de Pablo, la relación de filiación tiene a Juan por sujeto, y a Pablo por término. Pablo es padre de Juan. La relación de paternidad tiene a Pablo por sujeto, y a Juan por término.
En el conocimiento de la verdad, la relación fundamental es aquella que tiene al sujeto cognoscente como sujeto, y a la cosa conocida, como término, porque el conocimiento, en las creaturas, implica una determinación del sujeto cognoscente por parte de la cosa conocida, por la cual este sujeto, así afectado y determinado, se vuelve dependiente de la cosa conocida y relativo a ella.
Así se explica que la verdad, al mismo tiempo que implica una relación, pueda ser “absoluta” en el sentido dicho. Porque lo que queda condicionado por esa relación es el sujeto cognoscente, no la cosa conocida, en tanto es conocida, que es más bien lo condicionante y determinante de la verdad.
Y es por esa razón, y no por otra, que la verdad no es subjetiva y variable. Si la verdad, en lo decisivo de su concepto como “verdadera”, llevara la impronta del sujeto cognoscente, entonces habría tantas verdades distintas como sujetos distintos, y estaríamos en la postura relativista que con mucha claridad Scálfari presenta al Papa según se reporta en esta carta: “el pensamiento según el cual no existe ningún absoluto, y por lo tanto ninguna verdad absoluta, sino solo una serie de verdades relativas y subjetivas”.
No hay alternativa a este dilema: o la verdad conocida por nosotros depende de nosotros precisamente en aquello que tiene de decisivo el concepto de “verdadero”, o no.
En el primer caso, estamos en el relativismo. La verdad como tal es relativa al sujeto que la conoce. La verdad no es entonces adecuación de la inteligencia a la realidad, sino adecuación de la inteligencia a sí misma, en todo caso, porque obviamente no vamos a ser tan desmesurados de pretender que la realidad misma se adecue a nosotros. En todo caso, no hay verdad, porque no hay adecuación de la inteligencia a la realidad objetiva de las cosas.
En el segundo caso, esa verdad que en lo decisivo de su ser “verdadero” no depende de nosotros, es precisamente en esa medida “desatada” y absoluta. Si no lo es, no es verdad. A los delirios de un psicópata o a lo que visualizamos en los sueños, lo que los condena decisivamente a no ser “verdad” es precisamente el no ser independientes, ab-solutos, desatados, de nuestra actividad intelectiva o imaginativa.
La más humilde, parcial, pobre y menesterosa verdad es absoluta en ese sentido, o no es verdad.
De nada sirve que digamos que es “verdad” que tenemos la lapicera sobre el escritorio si al mismo tiempo reconocemos que algún sujeto cognoscente podría con verdad negarlo, al mismo tiempo y en el mismo sentido.
Pero si negamos, como debemos si entendemos lo que significa “verdad”, esa posibilidad, entonces estamos reconociendo que la verdad es “absoluta”, separada o desatada, en el sentido de que al valer para todo sujeto cognoscente posible, no depende, en lo decisivo de su ser verdadero, de ninguno de ellos.
El principio de no contradicción es la pared contra la que se estrella todo relativismo. El relativismo afirma que dos sujetos que se contradicen pueden tener ambos razón, pueden estar ambos afirmando la verdad. Eso y no otra cosa es lo que se quiere decir cuando se dice que la verdad es relativa a cada sujeto cognoscente, individual o colectivo. Para mí es verdad lo que para otro es falso, yo afirmo lo que el otro niega, y ambos tenemos igualmente razón, porque la única verdad que hay es lo que a cada uno le parece verdadero.
Entonces, dos proposiciones contradictorias podrían ser ser ambas verdaderas, pues para Pablo Dios existe, y para Juan Dios no existe, y para ambos, lo que cada uno sostiene es verdad.
Pero aquí se está yendo contra el principio de no contradicción. Dos proposiciones contradictorias no pueden ser ambas verdaderas. Claro, para que no puedan ser ambas verdaderas tienen que ser contradictorias, es decir, una afirmar y otra negar lo mismo, del mismo sujeto, al mismo tiempo, y en el mismo sentido.
Si falta alguna de esas condiciones, no son proposiciones contradictorias, y entonces sí, ambas pueden ser verdaderas. Pero si falta alguna de esas dos condiciones, tampoco tiene porqué haber relativismo, porque nada impide que ambas afirmaciones sean verdaderas y por tanto, “absolutas” en el sentido ya dicho. Simplemente sería el caso de dos sujetos que se están refiriendo a aspectos distintos de la única realidad que es independiente de todos los sujetos.
Ahora bien, cuando las proposiciones afirman y niegan lo mismo, respecto del mismo sujeto (hablamos aquí del sujeto gramatical o lógico de la proposición), al mismo tiempo y en el mismo sentido, decir que ambas pueden ser verdaderas, una para Pablo y la otra para Juan, es relativismo.
No se puede decir que al afirmarlo “respecto de distintos sujetos cognoscentes” ya se está evitando ir en contra del principio de no contradicción, pues no sería “en el mismo sentido” que ambas serían verdaderas.
Porque la relación al sujeto cognoscente no forma parte del sentido de una proposición. Si Juan dice “dos más dos son cuatro” y Pedro también lo dice, la frase significa lo mismo, no cambia su sentido porque en un caso la diga Juan y en el otro Pedro.
Ahora bien, una vez negado el principio de no contradicción, todo es verdadero y todo es falso a la vez. Todo se puede afirmar, y todo se puede negar, porque lo que es, en esa hipótesis, puede al mismo tiempo, y en el mismo sentido, no ser. “El perro es blanco” puede significar precisa y exactamente que no es blanco. No tiene sentido por tanto afirmar ni negar, ni hablar, ni pensar. Es claro que en un contexto intelectual así tampoco es posible la fe cristiana.
Obviamente, en la verdad conocida por nosotros hay muchos elementos relativos, que sí dependen de nosotros. Por ejemplo, la expresamos en un idioma particular. Contemplamos muchas veces solamente un aspecto de la realidad.
Pero ninguno de esos aspectos, precisamente por su ser relativo y subjetivo, pertenece a lo verdadero de la verdad como tal. Una proposición verdadera no deja de serlo porque se la traduzca a otro idioma, y todo conocimiento parcial de una realidad es verdadero, lo que no sería verdadera sería la afirmación de que esa realidad no consta de otra parte o de otros aspectos que los conocidos. Esta afirmación, obviamente, no forma parte de la verdad en cuestión.
Sin duda que conocemos siempre en forma parcial las cosas, al menos en el sentido de que no agotamos nunca la totalidad de lo que se podría saber de una cosa determinada. Eso no va contra el sentido de “absoluto” que estamos defendiendo aquí para la verdad humana.
En el sentido en que lo proponemos aquí, “absoluto” no quiere decir que conocemos todo lo que hay en la cosa para conocer, sino que todo lo que realmente conocemos de la cosa, por poco que sea, está en ella independientemente, “desatadamente”, de que la conozcamos o no. Y si no es así, y en la medida en que no lo es, no se trata de verdadero conocimiento, ni estamos conociendo la verdad.
Si leo una página blanca con lentes de cristales azulados, lo que hay de verdadero en el conocimiento que tengo de esa página no incluye, ciertamente, el color azulado con que la veo. Pero todo lo que hay de verdadero en la percepción que tengo de esa página, es independiente de que la perciba o no.
Ni siquiera alcanzaría con que las verdades fuesen “absolutas” respecto de las particularidades individuales del sujeto, pero no respecto de las características comunes de la especie humana. Porque la verdad humana es adecuación de la inteligencia a la realidad, es decir, a lo que las cosas son en sí mismas, no a lo que le parece a la inteligencia humana como tal.
Dios no existe solamente “para los seres humanos”, en el sentido de que exista solamente en la visión que los humanos tienen de las cosas, y no en Sí mismo, independiente del pensamiento o conocimiento de cualquier otro ente.
El relativismo es la negación misma de la fe cristiana. Un Dios que sólo existe “para nosotros” y no “en Sí mismo” no es simplemente Dios, eso es solamente una forma “cortés” de presentar el ateísmo. No es nuestra mente la que crea a Dios, es Dios el que nos ha creado a nosotros, como profesamos en el Credo.
Tampoco sirve que digamos que Dios sí existe en Sí mismo, pero que lo que nos ha manifestado en su Revelación es verdadero solamente en la comprensión que nosotros tenemos de ello, y no independientemente de ella.
Eso sería lo mismo que decir que Dios no se ha revelado en realidad, pues habría un foso insalvable entre la realidad de Dios, que es en sí, y el contenido de la Revelación, que sería solamente desde nuestro punto de vista. Más que de “Revelación”, ahí habría que hablar de una fantasía subjetiva de la humanidad. Como decíamos arriba, la verdad implica que todo lo conocido está en la cosa en sí misma considerada, aunque no todo lo que la cosa es sea conocido o pueda ser conocido por nosotros.
Esto es fundamental. Antes de todas las matizaciones y observaciones que se puedan hacer sobre la verdad humana, hay que dejar claro en lo decisivo de su ser “verdad” es absoluta y no relativa en el sentido ya explicado. Porque ésa, por lo que se ha visto ya, es la cuestión central, y si se la resuelve mal, de nada sirve lo acertadas que sean las otras matizaciones u observaciones.
El relativismo implica tal vez el mayor pecado de soberbia de la inteligencia humana. Achicar a la verdad es agrandarnos a nosotros mismos. Si la verdad no es absoluta, entonces el “yo” (individual o colectivo) sí lo es. Si no es la inteligencia humana la que se adecua a la realidad, entonces, al menos todo lo que nosotros conocemos como “realidad” es lo que ha de adecuarse a nuestra inteligencia. Somos el centro alrededor del cual todo gira, al menos, de lo que conocemos, incluido lo que conocemos de Dios.
Y a la larga, esa “moderación kantiana” no se puede sostener. De nada sirve afirmar una “realidad en sí” de la que nada puedo saber por principio. En eso Fichte tenía razón. Al final, lo lógico en una postura relativista es afirmar, no solamente que la realidad conocida por nosotros gira alrededor de nosotros y depende esencialmente de nosotros, sino que eso es lo que sucede con la realidad “tout court”, con la realidad sin más.
Y eso sí, dicho por una creatura, como al parecer lo dijeron Fichte y Hegel, es una forma de soberbia que habría que calificar con toda seguridad de “satánica”, salvo que se sospeche que pertenece en realidad a la locura y que no está claro que el ángel caído esté loco.
El tema es efectivamente fundamental, porque es ni más ni menos que la línea de separación entre la fe católica y el pensamiento moderno, al menos si nos referimos a la grande y principal corriente del mismo y siendo en realidad muy difícil encontrar auténticas excepciones a esa norma. Todo lo que sea clarificar, por tanto, el sentido de las expresiones y los conceptos, con el máximo rigor y objetividad, como hemos intentado hacer aquí, entendemos que es necesario y oportuno.
93 comentarios
Lo que me parece absoluta es tu categorización de la verdad y el conocimiento, pero no la verdad y el conocimiento en sí mismos.
Tal vez no te he entendido bien, pero siguiendo con tu exposición si Juan afirma:
"Los cacahuetes son sanos"
y Pablo dice por su parte:
"Los cacahuetes son tóxicos"
Tendríamos una contradicción, salvo en el caso de que Pablo sufra de alergia a la leguminosa. En ese supuesto ambos estarían diciendo la verdad y en cambio sus verdades serían contradictorias entre sí.
¿Estaríamos ante verdades relativas o absolutas?.
Saludos.
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Vamos a ponerlo en forma más rigurosa: Juan dice que los cacahuetes son sanos, y Pablo dice que no son son sanos. En tu ejemplo, Pablo entiende que no son sanos para él, por su alergia. Mientras que Juan dice que son sanos en general, en principio para cualquier persona, y supongamos que deja abierta la puerta a que no sean sanos para alguien que tiene alergia como Pablo.
En ese caso, suponiendo que efectivamente los cacahuetes son sanos de ese modo, los dos dicen dos verdades absolutas, es decir, dicen verdad, simplemente. En esa hipótesis, nadie tendría derecho epistemológico a decir que los cacahuates no afectan a Pablo o que afectan negativamente a las personas en general.
Lo que pasa es que no hay contradicción, como tú mismo señalas. El principio de no contradicción dice que "una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido". Aquí los cacahuetes serían sanos y no sanos al mismo tiempo, pero no en el mismo sentido: sanos para el común de los mortales, no sanos para Pablo.
En efecto, es absolutamente que los cacahuetes afectan a Pablo, y no porque él lo diga o lo crea así. "Para él" aquí no significa que sean tóxicos para él porque él así lo sostiene, o que sólo para él sea verdad que son tóxicos para su organismo, sino que efectivamente son tóxicos para él de tal modo que aunque él no lo supiera, lo enfermarían.
Y por eso, es "para todos" que son tóxicos para Pablo, porque todos tienen que aceptar que efectivamente es así, y si no lo hacen, están equivocados.
Saludos cordiales.
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Es cierto, es ante todo la Verdad, es decir ,Cristo, la que nos encuentra a nosotros. Pero nosotros, que somos creados a imagen y semejanza de Dios, también la encontramos. De lo contrario no tendría sentido buscar, que es "buscar encontrar", precisamente.
Saludos cordiales.
Si yo creo que existe la verdad objetiva, inmutable, absoluta y/o eterna pero a la vez creo que los hombres, con nuestras limitaciones, con un nuestro grado mayor o menor de ignorancia, de condicionamiento cultural, educativo, etc., no somos capaces de alcanzar y comprender toda esa verdad, si creo que solo somos capaces de llegar parcialmente a esa veradd, de forma imperfecta, como una foto movida, borrosa... ¿estoy incurriendo en algún tipo de relativismo que deba corregir?
Gracias, saludos.
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El test para saber si uno es relativista es muy sencillo: si uno acepta que dos proposiciones contradictorias pueden ser ambas verdaderas, entendiendo bien lo que significa "contradictorias", entonces, uno es relativista. Si no lo acepta, no lo es.
El principio de no contradicción puede glosarse así: "Todo es posible, salvo lo que implica contradicción". "Todas las proposiciones pueden ser verdaderas, salvo que sus contradictorias lo sean", o: "todos los puntos de vista pueden ser verdaderos, siempre y cuando no se contradigan entre sí".
Y sin duda, de nada podemos saberlo todo, ni en esta vida, ni, si Dios quiere, en el Cielo.
Yo no diría que nuestra verdad es "borrosa", sino que es siempre incompleta, salvando, claro, el principio de no contradicción. Porque el principio de no contradicción, a su modo, es muy preciso: el ser es y el no ser no es. No hay tercera posibilidad, como enseña el principio de tercero excluido, cuya negación es contradictoria.
Saludos cordiales
La afirmación de que la verdad es la "adecuación de la inteligencia con la cosa". Es de las menos conocida y entendida hoy por hoy.
Es decir, las afirmaciones satánicas -o productos de la locura, como irónicamente dices- no quedaron solo en las cátedras de filosofía, ni en los libros de esos señores. Sino que tienen eco en gran parte de los ciudadanos. Y dentro de ellos no pocos católicos.
Como para complementar lo que dices respecto a la diabólica afirmación que hacen los filósofos Fitche y Hegel, es que tan o más diabólico es la propagación tan sobre abundante de estas mentiras en la mente de tantas personas, incluso no filósofas. Y más sorprendente aún, la propagación en la mente de tantos católicos, no solo teólogos y filósofos, sino también los laicos comunes y corrientes.
Saludos.
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Es que por ahí van los tiros.
Porque el "problema" del realismo moderado (tomismo) es que lleva indefectiblemente a aceptar la existencia de Dios.
Pero si lo que se quiere es negar la existencia de Dios (como Dogma jamás confesado, obvio) -y en particular la existencia del Dios cristiano - no queda más remedio que contradecir al realismo moderado con el relativismo.
Pero el hecho de que el relativismo se aplique con exclusividad a las cuestiones metafísicas Y JAMÁS A LAS CUSTIONES FÍSICAS debería ponernos en guardia contra lo que en definitiva es un colosal embuste.
Porque, ¿acaso el Heliocentrismo, la Ley de Gravedad y todas las demás teorías que se aceptan como válidas, no tienen todas ellas la impronta de los dogmas que sólo se atreverían a discutir los necios y lo locos?
Además, todo el avance científico y técnico repugna del relativismo: los conocimientos en cualquiera de las ramas de la ciencia son universales y una vez probados suficientemente por la experimentación, son indiscutibles.
Este modo de aplicar criterios diametralmente opuestos para las cuestiones FISICAS que para las METAFÍSICAS, en cuyo ámbito se pretende imponer el "todo vale" de forma que cualquiera disparatado pueda imponer cualquier disparate como verdadero, busca evidentemente detener todo progreso y consideración en cuestiones que van más allá de la crasa materialidad. Las cuales son las que dignifican al hombre, le permiten ser Señor de la Creación y sobre todo, le permiten salvar su alma.
Por todo lo cual no resulta difícil descubrir que la espantosa ignorancia metafísica que ha provocado el relativismo esté en la raíz del embrutecimiento del hombre de la "civilización salvaje" que padecemos.
Embrutecimiento que tiene infinidad de síntomas: violencia, droga, suicidios, destrucción de las familias, desenfreno sexual, pérdida del sentido de la propia existencia, individualismo feroz, egoísmo desatado, etc., etc.
Al relativista que afirma que no existe ninguna verdad absoluta habría que preguntarle , ¿por qué habría que hacerle caso? ¿qué valor tendría esa afirmación? Si pretende decir la verdad, entonces intenta que nosotros adaptemos nuestro comportamiento a la misma, pero esa verdad impediría radicalmente lo que se pretende con ella, y de ese modo sería pragmáticamente inconsistente. Pero si no pretende decir la verdad, ¿para qué habla? ¿qué puede pretender su afirmación? ¿cuál podría ser su valor? Su única intención podría ser una irrazonable renuncia mutua al deseo de infinito (absoluto) que está encerrado en el corazón del hombre, la decisión de limitarse al ámbito de lo finito (relativo). Pero esa decisión y esa renuncia sólo son posibles si existe previamente la apertura humana, y es, en consecuencia, mera impostura arbitraria.
Desde el momento en que es verdad que el naranjo de mi finca (en este momento) es verde, parece claro que la verdad existe... y seguirá siendo verdad aunque pierda sus hojas, desaparezca o muera.
: )
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Pues yo creo que Dios vale infinitamente, con independencia de que alguien más lo ame o no.
Cierto, si desaparece el naranjo, seguirá siendo verdad que fue verde, y que la verdad existe.
Saludos cordiales.
Pero entonces, la afirmación de Juan, ¿ no sería una verdad relativa para Pablo ?, y vicerversa. ¿ No supondría una contradicción, en su propia naturaleza, que lo que resulta absoluto para uno sea relativo para el otro ?.
Entiendo que lo absoluto no viene dal por el número de personas que lo perciban como tal, en el ejemplo que te proponía, ¿ variaría en algo que la singularidad no fuera la alergia si no justo al contrario ?.
El tema que propones en el artículo es muy interesante, pero esconde más complejidad que la que aparenta a primera vista, o al menos para mi no está tan clara la rígida distinción que presentas y veo en todo ello bastantes claroscuros y gradaciones.
Saludos.
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Es decir, si las dos proposiciones no son contradictorias, por ejemplo, del modo arriba dicho, cada una puede ser verdadera para todo el mundo, de modo que para Pablo no será menos verdadero que para Juan que los cacahuetes son sanos para la mayoría de las personas, y para Juan no será menos verdadero que para Pablo que los cacahuetes son malos para Pablo.
Y en el ejemplo inverso, si fuese verdad que los cacahuetes son malos para todos los que no padecen alergia, por ejemplo, entonces Pablo estaría epistemológicamente obligado a reconocer que los cacahuetes son malos para la mayoría de las personas, tanto como a reconocer que son buenos para él, y Juan debería, en pura honestidad intelectual, reconocer que los cacahuetes no le hacen mal al alérgico Pablo, con la misma convicción con que sostiene que son malos para la mayoría.
Saludos cordiales.
Ex 3, 14: Dijo Dios a Moisés: «Yo Soy el que Yo Soy.» («Ehyeh Asher Ehyeh») Y añadió: «Así dirás a los israelitas: "Yo soy" ("Ehyeh") me ha enviado a vosotros.»
Por este nombre, traducido providencialmente en la version de los Setenta como «Yo Soy el que Es» («Ego Eimi Ho On»), Dios se revela como el Ser Subsistente, que es por si mismo la absoluta plenitud del ser y por tanto de toda perfeccion. Asi, Dios en si mismo es el Ser Absoluto, y por eso es el Bien Absoluto, pues el Bien es Ser. Notese que la forma corta "Yo Soy", que podriamos llamar "el nombre de Dios en primera persona", fue usada repetidamente por Jesús en el Evangelio de Juan.
Si este versículo revela a Dios como el Ser Absoluto, el siguiente lo muestra en relacion.
Ex 3, 15: Siguió Dios diciendo a Moisés: «Así dirás a los israelitas: Yahveh, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros...»
El ser en relacion de Dios es revelado no solo porque Dios se define a sí mismo como "el Dios de los padres", sino por el mismo nombre YHWH, que podriamos llamar "el nombre de Dios en tercera persona". Esto es asi porque, de acuerdo a la etimologia que mas consenso tiene entre los eruditos, YWHW pronunciado Yahweh es la forma causativa del verbo ser, significando "el que hace ser", "el que causa que sea".
Por supuesto que no hay ninguna oposicion entre "el que Es", Dios en sí mismo, y "el que hace ser", Dios en relacion, sino todo lo contrario. Porque sólo "el que Es" puede "hacer ser", sólo el Ser Subsistente puede crear y sostener en el ser a los seres contingentes.
Asi, Dios que en si mismo es "el que Es" es para nosotros "el que causa que seamos" (nosotros y todo lo que nos rodea), el que nos sostiene en el ser y en el actuar. Y porque es "el que Es", es el unico que puede decir y cumplir siempre, indefectiblemente, lo que leemos inmediatamente antes de los versiculos citados:
Ex 3, 12: «Yo estaré contigo.»
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Muy cierto, con la salvedad de que hay una relación real de nosotros a Dios, pero no la hay de Dios a nosotros. Ésa es solamente una relación de razón, debida a nuestro modo de conocer. La razón de ello es que es contradictorio que el Absoluto sea relativo del modo que sea a alguna otra cosa. Nuestras relaciones reales con Dios son todas las que nos tienen a nosotros como sujetos, y a Dios como término.
Saludos cordiales.
1. Si bien la realidad objetiva es una, el conocimiento que cada sujeto puede tener de esa realidad depende de las capacidades y condiciones del sujeto. O sea el conocimiento es relacional.
2. El ejemplo de que "el árbol por su parte ni se entera ni es afectado en modo alguno por mi conocimiento" no es válido en la mecánica cuantica, que es la descripcion exacta de la realidad fisica microscopica. Un observador O, para realizar una medicion sobre un sistema observado S, debe interactuar físicamente con S, lo cual va a afectar a S.
El ejemplo tampoco es válido usualmente en las relaciones interpersonales, excepto, notablemente, cuando el conocido es Dios, porque Dios es inmutable.
3. Aun en el ambito macroscopico, la afirmacion "lo que queda condicionado por esa relación es el sujeto cognoscente, no la cosa conocida" se limita estrictamente al acto de conocimiento y no a sus consecuencias. Cuando Rambo, listo arriba del arbol con su lanza, vio acercarse al jabalí, que a él no lo veia, el jabali paso a tener su destino sellado.
4. Examinemos a partir del ejemplo anterior la afirmacion "Si la verdad, en lo decisivo de su concepto como “verdadera”, llevara la impronta del sujeto cognoscente, entonces habría tantas verdades distintas como sujetos distintos."
Supongamos que el mismo jabalí es visto por Rambo o por un niño pequeño que se perdio en el bosque.
Para Rambo el jabali es una fuente de alimento, una presa facil, apenas mas dificil de matar que una oveja.
Para el niño el jabali es un peligro mortal, un animal feroz que lo puede destripar con sus colmillos.
Ambos han visto al mismo jabali, pero el significado para cada uno decididamente "lleva la impronta del sujeto cognoscente". Uno vio una presa facil, el otro vio un animal feroz.
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Si la realidad medida es la realidad en tanto afectada por el sujeto, entonces lo que se mide objetivamente es eso. Digamos, si al mirar una pared yo le hiciese dos agujeros, sería una verdad objetiva y absoluta que esa pared tiene dos agujeros. Como verdad no depende de mi conocimiento, aunque la cosa conocida dependa de mi acción.
De hecho, una de las cosas que se dice en la mecánica cuántica es que no podemos medir al mismo tiempo la posición y la velocidad de una partícula, porque si determinamos con mayor exactitud su posición, alteramos su velocidad, e inversamente. Eso quiere decir que lo que medimos es justamente lo que no alteramos.
Cuando se hace ese comentario, entonces, se está diciendo que se querría conocer la pared sin agujeros.
Lo mismo sucede en las relaciones interpersonales. Si esta persona cambia por el hecho de que entro en relación con ella para conocerla, es en sí misma y objetivamente que cambia, y todo otro sujeto cognoscente deberá reconocer su nueva realidad objetiva.
Otra cosa que a mí me parezca, solamente, que la persona ha cambiado. Eso sí es subjetivo, pero no es parte de la verdad sobre esa persona, salvo que ella haya efectivamente cambiado de ese modo, en la realidad única y objetiva de las cosas.
Obviamente, al discutir si la verdad es o no absoluta en algún sentido, nos estamos limitado al ámbito del conocimiento, que es donde se discute ese tema, y no entramos en el plano de las consecuencias del conocimiento, que es ajeno al mismo.
No hay impronta del sujeto cognoscente en la verdad como tal, tampoco en el ejemplo del jabalí. Para Rambo, y para cualquier sujeto cognoscente en general, también es verdad que comparado con el niño el jabalí es una amenaza temible, así como para el niño, y para cualquier sujeto cognoscente en general, también es verdad que en relación a Rambo el jabalí es apenas más difícil de matar que una oveja.
Se trata por tanto de dos verdades absolutas.
No hay contradicción en decir “el jabalí es una amenaza terrible para un niño”, y “el jabalí no es una amenaza terrible para Rambo”, porque el predicado “amenaza terrible” se afirma y se niega, sí, al mismo tiempo del mismo sujeto, el “jabalí”, pero no en el mismo sentido: en un caso es en relación a un niño pequeño, en el otro caso, es en relación a Rambo.
El relativismo sólo existiría si en una contradicción ambas proposiciones fuesen verdaderas, una para un sujeto cognoscente, la otra para el otro.
Sólo en ese caso habría impronta del sujeto cognoscente en la verdad, porque quién fuese ese sujeto determinaría cuál de las contradictorias sería verdadera, y cuál falsa.
Es decir, el relativista admite que para Juan es verdad que Dios existe, y para Pedro es verdad que Dios no existe, así que ser Juan o ser Pedro determina cuál de las contradictorias “Dios existe”, “Dios no existe”, es verdadera, y cuál falsa.
Saludos cordiales
Te agradezco la claridad de tu razonamiento. Aunque, si lo he seguido correctamente, me da la impresión de que nos queda una verdad absoluta algo descafeinada, o diría que de una cierta relatividad.
Si trasladamos el ejemplo a la creencia en Dios, tendríamos, si interpreto adecuadamente tu explicación que para quien cree se trata de una verdad absoluta y para quien no cree, es una verdad absoluta que todo el cree en Dios cree en Él, amén de una tautología, y lo mismo sería valido en sentido contrario, lo que nos llevaría a una situación de cierto vacío de contenido del término "absoluto", que pasaría a ser "relativo" tal y como yo lo veo.
Mientras no haya una prueba incontestable de que existe realmente una contradicción, que Dios existe o que Dios no existe, deberemos aceptar prudentemente ambas posibilidades y la coexistencia de dos absolutos contradictorios, ¿ o quizás deberíamos directamente llamarles relativos ?.
Obviamente, el caso de los cacahuetes es mucho más simple y directamente verificable, y en otros la contradicción es patente, círculo/cuadrado, etc..., pero fuera de eso no veo mayores diferencias en uno u otro caso.
Saludos.
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Veamos:
Si Juan cree que Dios existe, es verdad absoluta, es decir, es verdad para él y para todo cognoscente, lo acepte o no, que Juan cree que Dios existe. Y lo mismo si cree que no existe, eso, que él cree que Dios no existe, será verdad absoluta, es decir, verdad para todo cognoscente, lo reconozca o no.
Y lo mismo si Dios existe, entonces será verdad para todo el mundo que Dios existe, se lo reconozca o no, e igualmente si Dios no existe.
En breve: lo que es verdad, es verdad para todo el mundo, se lo acepte o no.
Y lo que nunca puede ser verdad, es la afirmación de dos proposiciones contradictorias entre sí. Por ejemplo, no puede ser verdad que "Juan cree que Dios existe y Juan no cree que Dios existe"; así como no puede ser verdad que "Dios existe y Dios no existe".
Mientras no sepamos si dos proposiciones se contradicen o no, no podemos pronunciarnos sobre si pueden ser ambas verdaderas, o no pueden.
Pero si comprendemos que una afirma precisamente lo que la otra niega, entonces vemos que son contradictorias, y entonces, no pueden ser ambas verdaderas, por el principio de no contradicción, ni ambas falsas, por el principio de tercero excluido.
La contradicción es un asunto formal, es independiente del tema del que estemos hablando. Se trata de la afirmación y negación del mismo predicado respecto del mismo sujeto, al mismo tiempo y en el mismo sentido. No importa, por tanto, si el objeto designado por el sujeto o el predicado es material o espiritual, finito o Infinito, etc. Nunca dos proposiciones contradictorias de ese modo podrán ser ambas verdaderas.
A los efectos de la contradicción y de la imposibilidad de que ambas proposiciones sean verdaderas, es indiferente si se trata de "Dios existe - Dios no existe"; "El alma humana es inmortal - El alma humana no es inmortal"; "Hay un árbol en el jardín - No hay un árbol en el jardín", "Los electrones son redondos - Los electrones no son redondos", etc.
En buena medida, aprender a pensar es aprender a formular los pares de contradictorias relevantes en un tema dado, y a elegir con razones aquella que es verdadera.
Lo que pasa es que la verdad humana tiene dos relatividades: una, al sujeto que la conoce, y otra, a la cosa conocida. El asunto es que la principal y determinante es la segunda. La relatividad al sujeto determina solamente los límites de la verdad, no su contenido, en tanto que verdadera.
Es decir, si me paro frente a la iglesia de San Pedro voy a ver una parte del edificio y no las otras, distinto de si me paro dentro del edificio, o al costado, etc. Pero lo que veo del edificio, en tanto distinto de los límites con que lo veo, depende del edificio, no de mí.
Y hago espontáneamente esa distinción. No pienso que el edificio tenga sólo fachada, o sólo interior, o sólo costado. Me doy cuenta de que esa limitación viene de mí, no del edificio, y por eso mismo, la excluyo de mi conocimiento verdadero del edificio.
Saludos cordiales.
Por otro lado, si todo es relativo, las propias teorías relativistas también deberían serlo, es decir, la misma afirmación "todo es relativo" sería relativa. Para unos todo será relativo, pero para otros no.
Los cacahuetes en sí están sanos, suponiendo que estén en su estado natural normal y que no estén afectados de ningún veneno u enfermedad, tanto para Pedro como para Pablo como para todos. El que no está sano, en este caso, es Pablo al que por su alergía no le resulta sano algo, los cacahuetes, que en sí mismos los son.
Es decir, sería verdad absoluta que los cacahuetes en sí mismos considerados en cuanto a su ser serían sanos objetivamente para todo el mundo, incluso para Pablo, y que Pablo no los hace insanos en sí mismos por tener él alergia, sino que ésta le hace a él ser insano respecto a los cacahuetes que son sanos en sí.
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En rigor habría que decir que los cacahuetes son sanos "per se", y nocivos "per accidens", pues por sí mismos son sanos, pero por la circunstancia accidental de la enfermedad de Pablo, son nocivos de hecho para su salud.
Saludos cordiales.
La verdad revelada por Dios a los hombres, en lo que tiene que ver con fe y moral, es custodiada por la Santa Iglesia Católica, por encargo divino, y existe "desatadamente", con independencia de lo que sintamos, opinemos o acordemos sobre esto o aquello.
Que Dios nos conceda la gracia de acoger confiadamente a la Verdad, de amarla y de vivir según sus designios.
Como decimos por aquí, el asunto tiene miga, y no siempre es directamente obvia la diferencia entre lo que es relativo y lo que es absoluto.
Gracias por tus respuestas.
Saludos.
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Bien, alcanza con que entre las cosas absolutas, en el sentido dicho en el "post", pongamos a la verdad humana.
Saludos cordiales.
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Precisamente Néstor, me atrae este blog porque aquí se enseña a pensar y eso es valiosísimo, impagable. Y tiene consecuencias prácticas inmensas. Por ejemplo Alejandro Magno, el mayor conquistador que los siglos han visto, el hombre-éxito por antonomasia, que en pocos años sometió a un continente, ¿hubiera sido tal cual de no haber recibido su formación de Aristóteles, quien atesoraba lo mejor del pensar helénico, vigente incluso en muchos aspectos hasta nuestros días? Yo creo que no, yo creo que que Aristóteles comparte el mérito de esa hazaña.
Y ese gran imperio que Alejandro conquistó a sablazo limpio antes de morir en una orgía, ¿hubiese perdurado como perduró si los sometidos no hubiesen recibido más que mandoblazos? ¿O más bien subsistió porque los griegos invasores transmitieron el tesoro de su cultura?
Para ello voy a seguir con el ejemplo del jabalí. El punto es que, tanto para Rambo como para el niño, es crucial captar que el jabalí es EN RELACION A ÉL.
Si Rambo no capta que el jabalí, EN RELACION A ÉL, es una fuente de nutrientes, y no lo caza y se lo come, es posible que no encuentre otro animal para comer por mucho tiempo, y muera de hambre.
Si el niño no capta que el jabalí, EN RELACION A ÉL, es un peligro mortal, y no se pone fuera de su alcance trepandose a un arbol, es posible que sea atacado por el jabalí y muera por las heridas.
En definitiva, captar lo que el jabalí es EN RELACION A UNO es esencial para la supervivencia, o en terminos filosoficos, para la continuidad en el ser (obviando el tema de la inmortalidad del alma).
Por supuesto que el conocimiento de lo que el jabalí es en relacion a uno presupone dos cosas:
- primero conocer que el jabalí es en sí mismo, y no un producto de mi mente. Usando las palabras del Papa, que la esencia y existencia del jabali no son subjetivas y variables, y por lo tanto que no va a convertirse en oveja o a esfumarse si yo me concentro lo suficiente. Pero esto es puro sentido comun, que cualquier persona en sus cabales ni siquiera se plantea.
- segundo un conocimiento de lo que el jabalí es en sí mismo. Así, Rambo tiene que saber que su carne es comestible, qué grado de resistencia puede ofrecer, y dónde clavar su lanza para matarlo rápido. El niño, por su parte, tiene que saber que es omnivoro (de donde surge que puede querer atacarlo), que tiene colmillos afilados (de donde surge que puede herirlo), y que corre rápido (de donde surge que no tiene sentido escapar corriendo sino que hay que treparse a un arbol).
El punto es que si cualquiera de ellos fuese un experto en la anatomia y fisiologia del jabali, y no capta lo que el jabali es en relacion a él, peligra su supervivencia, su continuidad en el ser.
"Sin fe, en efecto, es imposible agradarle, porque el que se acerca a Dios debe creer que existe y que premia a quienes le buscan."
Sin la dimension de relacion, creer solamente en un Ser Subsistente y Absoluto para el cual nosotros no somos importantes (importancia entendida como amor gratuito, no como que Dios dependa de nosotros) no haria diferencia alguna en nuestra vida con respecto a si fuesemos ateos. Seria pensar que nosotros somos para el Ser Subsistente, o sea en realidad, tan solo unos monitos bipedos parlanchines que se han creido que tienen un alma inmortal pero que no se dan cuenta de que son basicamente chimpances inteligentes.
Y aprovecho para dejar planteada la inquietud para el futuro de que, ya que te ocupas de temas filosoficos, alguna vez trates el tema de la ley natural. Que se relaciona con lo que dije antes porque, a mi juicio, la fe "filosofica" basica de (Heb 11, 6) es un presupuesto esencial para la ley natural.
Dejando expandido el concepto, por si alguna vez decidis tratar el tema, a mi juicio la existencia de una ley natural con fuerza de tal depende de los siguientes postulados:
1. Dios, esto es el Ser Subsistente del teísmo clásico, existe.
2. Los seres humanos somos importantes para Dios (en el sentido de amor gratuito). Especificamente, Él creó el universo para nosotros.
3. La relación con Dios es la dimension mas importante de nuestra vida. Específicamente, nuestra alma espiritual subsiste después de la muerte, y su estado después de la muerte dependerá de la calidad de nuestra relacion con Dios en la tierra.
4. Nuestro comportamiento es importante para la calidad de nuestra relacion con Dios. Especificamente, para una buena relacion con Dios debemos hacer su voluntad.
5. La voluntad de Dios es esencialmente el mayor bien de todos y cada uno igualmente. Dado que cada persona es un agente libre e inteligente de su propio bien y del de su projimo, y definiendo "amar una persona humana" como "desear y procurar el bien de una persona humana", entonces la voluntad de Dios es esencialmente que cada persona se ame a si mísmo y a su prójimo como a sí mismo.
Notese que el punto 5 no quita el amor a Dios ni la glorificacion de Dios sino que los implican. Porque el amor a Dios es lo mejor que uno puede hacer por uno mismo. Con la diferencia de que nuestro amor a Dios no es "desearle y procurarle el bien", lo cual no tiene sentido, sino mas bien como el amor de un bebé que se aferra a su madre, sabiendo que para él es la fuente de todo bien, y sólo de bien.
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Bien, sólo que si nos fijamos bien, la relación que va implicada en la noción de "verdad" es otra distinta que la relación que nosotros reconocemos con Dios por la cual podemos hablar de "fe" salvífica nuestra en Dios.
También en la verdad humana acerca de Dios como Ser Absoluto en Sí mismo, hay una relación, como dijimos, por un lado, al sujeto humano cognoscente, al cual se deben los límites de esa verdad, y por otro, a Dios, que es lo conocido en este caso, a lo que se debe todo lo que en esa verdad hay de propiamente verdadero.
Nuestra relación "salvífica" con Dios es otra cosa, y no es exclusivamente ni ante todo del orden del conocimiento, como sí lo es la verdad.
No es que haya, entonces, dos clases de verdades, unas absolutas y otras "relacionales". Toda verdad humana es a la vez relacional y absoluta en los sentidos dichos.
Porque en efecto, también si digo "tengo una relación de fe con Dios por la cual puedo esperar la salvación", según lo que dice Hebreos, y efectivamente la tengo, esa es otra verdad a la vez relacional y absoluta en los sentidos dichos.
Queda pendiente el tema de la ley natural. Digamos por ahora solamente que es la norma de conducta que deriva de nuestra naturaleza humana, y que se basa en la Ley Eterna divina, porque es por voluntad del Creador que existimos y que tenemos la naturaleza que tenemos.
Saludos cordiales
es crucial captar que el jabalí es EN RELACION A ÉL.
despues de "captar" falta "lo", tal que debe quedar:
es crucial captar lo que el jabalí es EN RELACION A ÉL.
Esto es, toda perfeccion, toda bondad de cualquier criatura, es participacion finita de la absoluta plenitud del ser, y por tanto de toda perfeccion, que es Dios.
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Por eso aclaré que sólo si el término se entendía en el sentido de "no humano" se podía y debía aplicar a Dios en tanto que Dios.
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Sería bueno aportar alguna cita a ver qué es lo que dice el entonces Card. Ratzinger.
Saludos cordiales.
Nuestra relación "salvífica" con Dios es otra cosa, y no es exclusivamente ni ante todo del orden del conocimiento, como sí lo es la verdad.
Es correcto que esta relacion salvifica es "vital" y no meramente cognitiva, pero decididamente tiene un fundamento cognitivo. O sea, cada persona debe conocer, via la reflexion filosofica en el caso de aquellos a quienes no ha llegado la Revelacion, via la escucha de la Palabra de Dios, que:
- Dios, como Ser Absoluto en Sí mismo, existe, y
- Dios ha dispuesto que la relacion con El sea importante para nosotros, y nos da la posibilidad de relacionarnos con El.
Por supuesto que ambas verdades, la de que existe el Ser Absoluto, y la de que el Ser Absoluto nos hizo para relacionarnos con El y nos da la posibilidad de hacerlo, son verdades a la vez relacionales y absolutas, como cualquier otra verdad.
El punto es que las palabras del Papa apuntaban al concepto de estas dos verdades en sí, no al hecho de que toda verdad es a la vez relacional y absoluta.
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Cierto. La fe es, como dice Santo Tomás, un acto de la inteligencia, movida por la voluntad, ayudada por la gracia. En ese sentido, la verdad de la fe también es a la vez relacional y absoluta, como toda verdad. Nuestra relación salvífica con Dios va más allá del conocimiento, porque depende fundamentalmente de la gracia, que nos transforma ontológicamente, es decir, no solamente en el conocimiento que tenemos de nosotros mismos, sino en nuestra misma realidad.
Esas dos verdades que tú nombras son obviamente ambas integrantes de la fe cristiana.
Saludos cordiales.
Poniendo el dedo en la llaga sobre la esencia de nuestra fe y lo realmente importante.
La verdad de Dios es una verdad amor y relacional (a veces muchos problemas vienen por sobreestimar la aproximación de la cosmovisión mundana aristotélica, tan poco cristiana, de un dios impasible, inhumano e incapaz de amar).
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Sin duda, Dios en Sí mismo es Amor y las Tres Personas divinas son relaciones subistentes y mutuas. Pero Dios no es sujeto de una relación real a nosotros, sí es término de una relación real nuestra a Él.
El principio de no contradicción no tiene nada de "aristotélico", como la circulación de la sangre no le pertenece a Harvey.
Tampoco es una verdad "aristotélica" la incompatibilidad del relativismo con la fe cristiana y con la cordura humana en general.
"Impasible" es Dios también en la fe cristiana, porque es incapaz de sufrir. Tan es así que para poder sufrir se tuvo que hacer hombre, y sufrió y murió en su naturaleza humana, no en su naturaleza divina.
"Inhumano", si quiere decir "no humano", efectivamente así es Dios en tanto que Dios. De lo contrario no habría tenido necesidad de hacerse hombre.
Y el ser "impasible" e "inhumano" en ese sentido no incapacita a Dios para amar, eso sí, lo hace divina y no humanamente.
Para esto último, repetimos, debió hacerse hombre.
Saludos cordiales.
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Entiendo que ahí se usa impropiamente el término "evidente" para designar lo "aparente", que es otra cosa. La evidencia es la "clara manifestación de la cosa misma al sujeto cognoscente", y por eso mismo no puede dejar de ser verdadera, porque es la cosa misma la que se manifiesta al sujeto. Por el mismo hecho tenemos la adecuación de la inteligencia a la realidad, en lo que consiste la verdad.
Saludos cordiales.
Dejo unas interesantes reflexiones del sacerdote Juan García Inza, extraido de su blog de Religion en libertad:
"Actualizado 15 julio 2009
¿Sufre Dios?
Un internauta me plantea una cuestión curiosa y teológicamente difícil de contestar. Pregunta lo siguiente: Sufre Dios? ¿El Jesús histórico sufre de hecho, pero y el Cristo de la fe? Intentamos responder: Planteas un tema muy interesante y nada fácil. Hay opiniones teológicas para todos los gustos. Yo te respondo lo siguiente, pues es un tema que he tratado y he hablado mucho de el: Por supuesto el sufrimiento físico no se puede dar en Dios por ser ESPIRITU PURO. Cristo sufrió físicamente y moralmente como hombre. Pero una vez resucitado ¿es capaz de sufrir?. Yo he leído a teólogos y autores espirituales que hablan del sufrimiento de Dios. Yo lo enfoco del modo siguiente. Sufre moralmente el que ama de verdad. Sufre un padre o una madre por sus hijos, o un amigo por el mal de su amigo, o la persona que es sensible al mal ajeno. Dios es Padre, Amigo, y Todo para nosotros. A Dios LE DUELEN NUESTROS SUFRIMIENTOS Y NUESTROS PECADOS. NO SERIA AMOR SI FUERA IMPASIBLE. Los deístas, los que piensan en un Dios lejano y desentendido del hombre pueden pensar que Dios no sufre, porque le da igual todo. Pero A DIOS NO LE DA IGUAL TODO. EL ES CERCANO A NOSOTROS. ES COMO EL PADRE DEL HIJO PRODIGO QUE SUFRE POR SU HIJO PERDIDO. O EL BUEN PASTOR QUE SUFRE PORQUE SE LE HA PERDIDO UNA OVEJA, ETC. Creo que no es ningún error teológico afirmar que Dios sufre - naturalmente según su naturaleza- por nosotros. Por eso debemos desagraviar a Dios, y alabar a Dios, y pedirle perdón. Todo lo bueno y heroico que se hace por Dios y por los demás alegra a Dios y, permíteme la expresión, LE HACE SONREIR. Habría que hablar mucho también de la SONRISA DE DIOS. Dios es un SER, ES EL SER, Y COMO TAL VIVE, Y AMA, Y SUFRE, Y SE ALEGRA, Y SI PUDIERA TAMBIEN LLORARÍA DE DOLOR O DE ALEGRÍA. Así pienso yo. ¿Por qué no intentamos hacer sonreír a Dios? Sería hermoso. Un saludo. Juan García Inza
Por ejemplo, que la Tierra existe ahora es verdad absoluta porque excluye totalmente que aquí y ahora la Tierra no exista, pero no excluye que en algún momento anterior o posterior al presente la Tierra no haya existido o pueda dejar de existir, y en este segundo aspecto la verdad absoluta de que la Tierra existe es una verdad no absoluta sino relativa y contingente.
Por tanto, se pueden distinguir dos aspectos en los que una verdad es absoluta:
1.-En cuanto que meramente aquí y ahora excluye su contrario pero no siempre.
2.-En cuanto que su contrario lo excluye siempre y no sólo aquí y ahora.
Por tanto, una misma verdad puede ser absoluta en tanto que aquí y ahora excluye su contrario, y a la vez puede no serlo en cuanto que el hecho o suceso que enuncia dicha verdad, aunque se dé ahora, puede no haber existido siempre o dejar de existir en el futuro.
Por tanto una verdad que fuese absolutamente absoluta debería reunir las dos condiciones: que excluyese aquí y ahora su contraria y que dicha exclusión se diese desde siempre y para siempre, que no pudiese fallar nunca.
Y es este tipo de verdad absolutamente absoluta el que suelen negar algunos que niegan que haya un ser que exista desde siempre y para siempre, Dios, mientras que nadie niega que haya verdad absoluta en el sentido de negar que lo que ahora es no puede ser al mismo tiempo lo contrario.
Es respecto a la verdad absolutamente absoluta que algunos son escépticos, mientras que nadie es escéptico respecto a que lo que ahora es no puede a la vez no ser o ser lo contrario.
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El relativismo, si es coherente, debería negar toda verdad absoluta, también que sean absolutas las verdades contingentes y cambiantes como que "La tierra existe". Si la verdad como tal es relativa al sujeto, entonces lo es toda verdad. Si hay una sola verdad que no sea relativa al sujeto, entonces no es cierto que la verdad como tal sea relativa al sujeto. Y eso es la destrucción del relativismo.
De hecho, los escépticos históricos han llegado a sostener que se debe dudar de toda verdad, sin distinción. El juicio "La Tierra existe" se debería reducir, según muchos de ellos, a "tengo tales y tales experiencias que se coordinan bajo el rótulo "el planeta tierra", reduciendo todo al "fenómeno" y negando que se pueda afirmar la realidad del planeta como una "cosa en sí".
Saludos cordiales.
CIUDAD DEL VATICANO, 22 dic 2000. El año jubilar es una ocasión para proclamar al mundo que Dios sufre con el hombre, pero que al mismo tiempo es garante de su felicidad, aseguró el padre Raniero Cantalamessa en la segunda predicación de adviento pronunciada en presencia de Juan Pablo II.
...
Después del drama de Auschwitz, añadió, hemos comprendido que Dios también sufre en los lugares de dolor. «Misteriosamente sufre. No es impasible. Sufre una pasión de amor», añadió.
O sea, que para tí Dios no nos llama por nuestro nombre, no sale a nuestro encuentro, no nos pide nada en los momentos de oración, no nos dirige su amorosa mirada.
Qué raro cristianismo el tuyo.
Gracias por recordar lo obvio, que Dios no es us ser humano. Pero evidentemente me refiero a que Dios se compadece de los humanos, que han sido creadas por Él a su imagen y semejanza (algo impensable para Aristóteles). Dios se compadece de sus criaturas, padece-con ellas.
Saludos y gracias por la respuesta.
'La verdad'
Y ven conmigo a buscarla.
'La tuya' guárdatela"
ANTONIO MACHADO
Dios es Simple, es decir, no tiene partes, no tiene componentes, no hay en Dios distinciones reales en el plano de la Esencia, las únicas distinciones reales son las que hay entre las Personas divinas.
Esto es así, por ejemplo, porque Dios es Infinito, y en un compuesto real, con partes realmente distintas entre sí, las partes se limitan unas a otras, pues para distinguirse, a cada una le ha de faltar algo que tenga la otra.
También porque todo compuesto es causado. Ya que las partes, al ser realmente distintas entre sí, no son por sí mismas una sola cosa, de modo que si forman una sola cosa es por obra de un tercero, es decir, de una causa. Pero Dios, Causa Primera, es por eso mismo Incausado.
De aquí se sigue que, como dice San Agustín, Dios “es todo lo que tiene”. Todo lo que hay en Dios es realmente idéntico a Dios mismo. Dios no tiene poder, es su Poder, no tiene inteligencia, es su Inteligencia, no tiene voluntad, es su Voluntad, y no tiene amor, sino que es Amor.
Todos los atributos divinos se identifican realmente con Dios y por tanto entre sí, y la distinción que hacemos entre ellos es por la debilidad de nuestra inteligencia creada, que sólo puede conocer esa perfección simplicísima e inefable que es Dios descomponiéndola en una pluralidad de atributos distintos y uniendo esos atributos entre sí, pues partimos de las creaturas, en las cuales están como desparramadas, al ser participadas, las perfecciones divinas que en Dios son una sola Perfección simple e inefable.
Y lo mismo sucede con todas las acciones divinas.
Tanto el hecho de que Dios “salga” a nuestro encuentro, como que nos pida algo, como que nos dirija su amorosa mirada, como el hecho de que Dios cree el mundo o produzca en nuestra alma la gracia santificante, todo eso, en Dios, es idéntico a Dios mismo, y por tanto, Necesario, Infinito, y Eterno como él. Lo contingente, finito y temporal, lo que comienza y termina, está siempre en el término creado de los actos divinos, no en esos actos mismos, que se identifican eternamente con el único e infinito Acto Puro de Ser que es Dios.
No puede haber relación real de Dios a nosotros, porque todo lo que hay en Dios es Dios mismo. Al Ser y Bien Infinito no se le puede agregar nada, tampoco algún accidente, cualidad o relación. Ese accidente o relación no podría ser realmente distinto de Dios, por la Simplicidad divina. Si tuviera relación real a nosotros, no podría simplemente tenerla, debería ser Él mismo esa relación, y con eso, Dios mismo sería esencialmente relativo a nosotros y nosotros seríamos el Absoluto, absurdo sin par. Seríamos al menos tan necesarios como Él, porque seríamos el término constitutivo de esa relación que sería Dios.
Siendo Simple, Dios es Inmutable, no puede cambiar. El cambio implica que algo deja de ser de cierto modo y pasa a ser de otro modo distinto, y por tanto, implica una composición real entre el sujeto que pierde un modo de ser y adquiere otro, y esos modos de ser mismos.
Además, a lo que cambia le falta siempre algo. O le falta lo que ya no tiene, porque cambió, o lo que aún no tiene, y por eso puede cambiar para conseguirlo. Pero al Ser Infinito no puede faltarle nada. Dios es el Ser Puro, lo único que le “falta” es el no ser, que no es.
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En el tema del sufrimiento en Dios, hay que distinguir la naturaleza divina y la naturaleza humana de Nuestro Señor Jesucristo. Según nuestra fe, Jesucristo es una Persona divina, el Hijo, la Segunda Persona de la Trinidad, que ha asumido la naturaleza humana siendo concebido en María, y por tanto, esa única Persona divina tiene las dos naturalezas, la divina, que recibe del Padre desde la Eternidad, y la humana, que ha asumido de María en el tiempo.
Respecto de la naturaleza humana del Señor, hay que distinguir su estado anterior y posterior a la Resurrección.
Dios, en su naturaleza divina, es absolutamente incapaz de sufrimiento. El sufrimiento es un mal, pero en el Bien Absoluto que es Dios no puede haber mal alguno.
Si Dios sufre, se podría pensar un ser más feliz que Dios, que careciese de ese sufrimiento. Pero eso es absurdo.
El sufrimiento es un mal, y el mal implica imperfección. Pero Dios es sumamente Perfecto. Luego, no puede sufrir.
El sufrimiento es por la presencia de un mal, pero el mal es carencia de bien. En el Bien Infinito que es Dios no puede haber carencia de bien alguna, ni mal alguno, ni sufrimiento alguno.
El mal, o sería connatural a Dios, lo que es blasfemo, o no, y entonces, vendría de alguna causa, e implicaría un cambio en Dios. Pero Dios no puede cambiar, porque siendo sumamente Perfecto, nada puede adquirir que antes no tuviese, pues en ese caso habría sido antes limitadamente perfecto, y no habría sido Dios, y nada puede perder de lo que tiene, porque entonces sería menos perfecto que un ser que no pudiese perder esos mismos bienes.
Lo que hay de no metafórico en la naturaleza divina tocante al “dolor” de Dios es la oposición de la voluntad divina al pecado del hombre, esa oposición de la voluntad produce en nosotros dolor cuando no podemos librarnos de aquello que se opone a nuestra voluntad, y así metafóricamente aplicamos el dolor a la voluntad divina en una situación análoga.
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En cuanto a la naturaleza humana de Nuestro Señor Jesucristo, en su vida terrena, antes de su muerte y Resurrección, es claro que sufrió y padeció, hasta la Pasión y la Cruz. Esos dolores se pueden y deben atribuir a Dios, en cuanto que la Persona que los sufre es divina, pero no a la naturaleza divina, pues esa Persona los sufre en su naturaleza humana.
En cuanto a la naturaleza humana de Nuestro Señor después de la Resurrección, es una cuestión difícil. Ese Cuerpo y esa Alma están totalmente atravesados por la Gloria divina y viven la Bienaventuranza en el más alto grado posible a una naturaleza creada. ¿Es compatible con ello el dolor y el sufrimiento?
Hay expresiones en los Padres, en el Magisterio y en las revelaciones privadas y devociones que apuntan a una respuesta afirmativa. En todo caso, es algo estrictamente circunscrito a la naturaleza humana del Señor y que no toca a su naturaleza divina en cuanto tal.
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Ya en la Escritura se nos habla de la mano de Dios, de sus dedos, de su brazo, sus ojos, sus oídos, sus narices, su boca, etc.
Santo Tomás nos enseña que todas estas expresiones son metafóricas, así como las que hablan del dolor o el arrepentimiento divino.
Lo que hay de no metafórico allí es, en un caso, la oposición frontal entre el pecado del hombre y el querer de Dios, y en el otro, que la voluntad definitiva de Dios no había sido, desde la Eternidad, la de hacer aquello que había anunciado que iba a hacer.
Tampoco son metafóricos en Dios el amor, la felicidad, la alegría y el gozo.
Porque a diferencia del dolor, el arrepentimiento, la tristeza, etc., no encierran en su concepto nada de imperfecto ni de negativo, sino pura positividad. Dios es Amor y Alegría Subsistentes, identificados su mismo Ser Necesario y eterno. Es la Alegría pura, infinita, sin mezcla de sufrimiento ni pena alguna.
Siendo Dios el Bien Infinito y Supremo, no puede recibir nada de la creatura. Por eso el Amor divino es el único pura y simplemente generoso. Dios no busca nada para Sí mismo en nosotros, porque nada podemos darle, porque por ser Dios lo tiene y lo es todo. Todo su actuar “ad extra” se ordena exclusivamente a nuestro bien.
Dios nos crea para su gloria, pero se trata, no de la gloria intrínseca que tiene en Sí mismo por ser Dios, que no puede aumentar ni disminuir, como tampoco Él puede hacerlo, sino de la gloria divina extrínseca, que brilla en nosotros, sus creaturas, en la medida en que reflejamos algo de su Bondad , de su Sabiduría y de su Poder.
Dios nos ama, pero no porque seamos buenos, sino que somos buenos porque nos ama.
El amor de Dios no es causado por la bondad de las cosas creadas, como si tuviéramos algo que Él no tiene y desea, sino que es causa de la bondad de las creaturas, que tanto tienen de bien cuando Dios ha querido libremente darles, movido por ese Amor que sólo puede beneficiar al amado.
Hay alegría en Dios por cada pecador que se arrepiente, y más que la que hay por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse, pero no porque el arrepentimiento del pecador cause la Alegría divina, que es idéntica a Dios mismo, que es Incausado, sino porque Dios produce un mayor bien, una mayor participación en su Alegría eterna, en el pecador arrepentido que en el justo que no necesita arrepentirse. A éste lo conserva en el bien, sin pecar, al otro le da la gracia del arrepentimiento, le perdona su pecado gratuitamente y lo restituye a su amistad.
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En resumen, Dios no es un ser finito, no es una creatura. Cuando pensamos en Dios tenemos que dejar atrás todo lo que es propio de lo creado como tal. Eso implica un trabajo sobre nuestros conceptos, porque están tomados todos de las creaturas, y no se pueden aplicar por tanto sin más a Dios.
Antes se los debe despojar de todo aquello que implique imperfección, y como en algunos conceptos esa imperfección es constitutiva del concepto mismo, simplemente no se pueden aplicar a Dios en sentido propio, sino sólo metafórico.
Esa es por ejemplo la diferencia entre “dolor” y “amor”: el primero implica esencialmente algo del orden de lo imperfecto y del mal, no el segundo.
Por eso, la “compasión” divina es metafórica, si nos fijamos en la naturaleza divina como tal, en la medida en que implica un “padecer con” la creatura. Claro, en su naturaleza humana Cristo sí pudo compadecerse de nosotros, y esa compasión es de Dios, porque la Persona que subsiste en la naturaleza humana del Señor es divina, pero no porque afecte a la naturaleza divina como tal. Del lado de la naturaleza divina, lo que hay es el amor, y la voluntad de asumir en su naturaleza humana los sufrimientos de la creatura para salvarla.
Pensar a Dios de otra manera no es superar la razón, sino pasar de la idea de Dios a la idea de una creatura. El “dios” que sufre en su misma divinidad no es Dios, es una creatura. Y por tanto, un ídolo.
En efecto, sólo en un ente finito caben el sufrimiento, el mal y el cambio, porque todos ellos implican limitación e imperfección (cambiar implica ya no ser algo y todavía no ser algo), y no pueden darse por tanto en el Ser Perfectísimo.
Y es absurdo pensar que pueda pensarse un ser más perfecto que el Perfectísimo.
Ir del Dios Inmutable al “dios” cambiante no es trascender nuestra inteligencia, es quedar presos de la imaginación, por debajo del intelecto. La imaginación se alimenta de los sentidos y por eso no sirve para ir más allá de lo empírico, como debe hacerlo cualquiera que quiera hablar de lo trascendente, que no es imaginable, sino sólo inteligible.
Necesitamos la imaginación, porque somos humanos, pero por eso mismo, debemos controlar la imaginación con la inteligencia, para no atribuir a la realidad lo que pertenece sólo al símbolo sensible.
El racionalismo consiste también en rechazar la singularidad de Dios cuando no se ajusta a nuestros esquemas basados, no solamente en la razón, sino también en nuestros hábitos imaginativos, es decir, cuando Dios aparece en algo distinto de los seres dados en nuestra experiencia.
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Nuestro Señor, por su parte, apeló continuamente, implícitamente, al principio de no contradicción. Por ejemplo, razonó una vez así: “El hijo está sometido al padre, pero el Señor no está sometido al súbdito. David llama al Mesías Señor. Luego, el Mesías no es hijo de David”.
«¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? David mismo dijo, movido por el Espíritu Santo: =Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies. El mismo David le llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?» (Mc 12,35 – 37).
Y sin embargo sí es descendiente de David, e Hijo de María. Por eso ahí el Señor nos está hablando implícitamente de sus dos naturalezas: la divina y la humana.
Como Dios es Señor, y no Hijo, de David y de María, como hombre es descendiente de David e Hijo de María. No hay contradicción, porque se trata de la misma Persona, al mismo tiempo, pero no en el mismo sentido: en un caso según su naturaleza divina, en el otro, según su naturaleza humana.
María es Madre de Dios, no porque sea madre de Cristo según su naturaleza divina, sino porque es Madre de la Persona que es Dios, según su naturaleza humana asumida en el tiempo.
En otras ocasiones el Señor desbarata los argumentos de sus adversarios negando el falso supuesto en que se apoyaban: en el cielo no habrá matrimonio, ni reproducción, porque no habrá muerte, ni tampoco por tanto necesidad de renovar la especie; por eso será algo semejante a la vida de los ángeles, que ni nacen ni mueren. Por eso es falso el dilema que le presentan: ¿de cuál de los siete hermanos será la mujer que lo fue sucesivamente de todos a medida que fue enviudando?
Se pueden mostrar muchos casos que muestran la soberana claridad del razonamiento de Jesucristo, pero ninguno en el cual Él pase por arriba del principio de no contradicción.
Saludos cordiales.
Sobre la inmutabilidad divina, este solo ejemplo:
Concilio Vaticano I, 1869 – 1870. Constitución dogmática “Dei Filius” sobre la fe católica.
“La santa Iglesia católica, apostólica y romana, cree y confiesa que hay un solo Dios verdadero y vivo, creador y señor del cielo y de la tierra, omnipotente, eterno, inmenso, incomprensible, infinito en su entendimiento y voluntad y en toda perfección; el cual, siendo una sola sustancia espiritual, singular, absolutamente simple e inmutable, debe ser predicado como distinto del mundo, real y esencialmente, felicísimo en sí y de sí, e inefablemente excelso por encima de todo lo que fuera de Él mismo existe o puede ser concebido.” (3001).
Sobre la impasibilidad divina:
Sínodo de Roma, “Tomus Damasi”, año 382.
“Si alguno dijere que en la pasión de la cruz, Dios sentía el dolor y no lo sentía la carne junto con el alma, de que se había vestido Cristo, Hijo de Dios – la forma de siervo que para sí había tomado, como dice la Escritura – no siente rectamente.” (173)
Sínodo I de Toledo, año 400.
“Si alguno cree que el Hijo de Dios sufrió en cuanto a Dios, sea anatema”. (196a)
Sínodo de Toledo del año 447.
“Si alguno cree que la divinidad de Cristo fue convertible o capaz de sufrimiento, sea anatema”. (197b)
Carta del Papa San León Magno a Flaviano, Patriarca de Constantinopla, 449.
“Quedando pues a salvo la propiedad de una y otra naturaleza y uniéndose ambas en una sola persona, la humildad fue recibida por la majestad, la flaqueza , por la fuerza, la mortalidad, por la eternidad, y para pagar la deuda de nuestra raza, la naturaleza inviolable se unió a la naturaleza pasible. Y así – cosa que convenía para nuestro remedio – uno solo y el mismo “mediador de Dios y de los hombres, el hombre Cristo Jesús”, por una parte pudiera morir y no pudiera por otra. En naturaleza pues íntegra y perfecta de verdadero hombre, nació Dios verdadero, entero en lo suyo, entero en lo nuestro (…) Asumió la forma de siervo sin la mancha de pecado, elevando las realidades humanas, no disminuyendo las divinas, ya que aquel despojamiento, por el cual el invisible se ofreció a sí mismo visible…, fue un inclinarse de la misericordia, no una falta de poder”. (293)
Proemio al Concilio de Calcedonia del 451.
“…otros introducen confusión y mescolanza imaginando insípidamente que sea única la naturaleza de la carne y de la divinidad y sosteniendo absurdamente que, a causa de esta confusión, la naturaleza divina del Unigénito puede sufrir.” (300).
Concilio de Calcedonia, 451.
“[Este Concilio] (…) excluye del orden clerical a los que se atreven a afirmar sujeta a sufrimiento la divinidad del Unigénito (….)” (300).
“(…) que se ha de reconocer a un solo y mismo Cristo Señor, Hijo Unigénito en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación. La diferencia de naturalezas de ningún modo queda suprimida por su unión, sino que quedan a salvo las propiedades de cada una de las naturalezas y confluyen en una sola Persona y en una sola hipóstasis, no partido o dividido en dos personas, sino uno solo y el mismo Hijo unigénito, Dios Verbo Señor Jesucristo (…)” (301).
“Aún siendo, pues, único el Señor Jesucristo y en Él verdaderamente única e idéntica la persona de la verdadera divinidad y la verdadera humanidad, sin embargo, comprendemos que en la exaltación, con la cual, como dice el doctor de las gentes, Dios lo ensalzó y le dio un nombre que supera cualquier nombre (Fil 2,9s), se refiere a aquella forma que debía ser enriquecida con el aumento de una glorificación tan grande. En efecto, en la forma de Dios el Hijo era igual al Padre, y entre el genitor y el unigénito no había ninguna distinción en la esencia, ninguna diversidad en la majestad; ni mediante el misterio de la encarnación le había sucedido al Verbo nada que le debiera ser restablecido por el favor del Padre. La forma de siervo, en cambio, a través de la cual la divinidad impasible llevó a cabo el sacramento de gran piedad, es la pequeñez humana, que fue ensalzada en la gloria de la potencia divina, habiendo llegado divinidad y humanidad desde la misma concepción de la Virgen a una unidad tan grande que no se hubieran realizado ni sin el hombre las acciones divinas, ni sin Dios las acciones humanas.” (318).
Carta del Papa Anastasio II al Obispo Laurencia de Lígnido, año 497. Profesión de fe.
“Después de la resurrección de nuestra naturaleza [ a Él] unida, no se ha separado nunca del propio templo, ni puede separarse por razón de su inefable bondad, sino que es el mismo Señor Jesucristo pasible e impasible, pasible según la humanidad, impasible según la divinidad. (…) Por ello mostró igualmente las señales de los clavos y la herida de la lanza y comió con sus discípulos, para enseñar a través de todas estas cosas la resurrección en él renovada de nuestra naturaleza, y ya que según la bienaventurada divinidad es inmutable, invariable, impasible, inmortal, no necesitado de nada, mientras padeció todos los sufrimientos, por una parte permitió que fueran infligidos a su templo, que resucitó por la propia fuerza, por otra parte obró mediante la perfección propia de su templo, la renovación de nuestra naturaleza. (358)
En cambio, los que dicen que Cristo es un simple hombre, o que es Dios sujeto al sufrimiento (…) o bien que, afirmando que Dios el Verbo es mortal, tuviera necesidad de ser resucitado por el Padre, (…) éstos son anatematizados por la Iglesia Católica.” (359).
Carta “Inter ea quae” del Papa Hormisdas al emperador Justino, año 521.
“En efecto, si la Trinidad, es decir, el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, es Dios, pero Dios es uno solo, según lo que especialmente dice el Legislador: “Escucha, Israel, el Señor tu Dios es uno solo” (Dt. 6,4): quien tiene una opinión diferente, necesariamente o divide la divinidad en muchas [partes] o impone particularmente el sufrir a la misma esencia de la Trinidad y…eso significa o introducir muchos dioses según la costumbre de los profanos gentiles o asignar una pena sensible a aquella naturaleza que es ajena a todo sufrimiento.” (367).
Sínodo de Letrán, año 649.
“Si alguno no confiesa, de acuerdo con los Santos Padres, propiamente y según verdad, dos nacimientos del mismo y único Señor nuestro y Dios Jesucristo, uno incorporal y sempiternamente, antes de los siglos, del Dios y Padre, y otro, corporalmente en los últimos tiempos, de la santa siempre Virgen madre de Dios María, y que el mismo único Señor nuestro y Dios, Jesucristo, es consustancial a Dios Padre según la divinidad y consustancial al hombre y a la madre según la humanidad, y que el mismo es pasible en la carne e impasible en la divinidad, circunscrito por el cuerpo e incircunscrito por la divinidad, el mismo creado e increado, terreno y celesta, visible e inteligible, abarcable e inabarcable, a fin de que quien era todo hombre y juntamente Dios, reformara a todo el hombre que cayó bajo el pecado, sea condenado.” (504).
Sínodo de Roma del año 862.
“Hay que creer verdaderamente y confesar por todos los modos que nuestro Señor Jesucristo, Dios e Hijo de Dios, sólo sufrió la pasión de la cruz según la carne, pero según la divinidad permaneció impasible, como lo enseña la autoridad apostólica, y con toda claridad lo demuestra la doctrina de los Santos Padres.” (635)
“Mas aquellos que dicen que Jesucristo redentor nuestro e Hijo de Dios sufrió la pasión de la cruz según la divinidad, por ser ello execrable para las mentes católicas, sean anatema.” (636).
Carta “Congratulamur vehementer” del Papa León IX a Pedro, patriarca de Antioquía, año 1053. Profesión de fe.
“Creo también que el mismo Hijo de Dios Padre, Verbo de Dios (…) impasible e inmortal por la divinidad, pero que padeció en la humanidad (…)”. (681).
Concilio de Letrán, año 1215. Profesión de fe.
“Y, finalmente, Jesucristo, unigénito Hijo de Dios (…). Él, que según la divinidad es inmortal e impasible, Él mismo se hizo según la humanidad, pasible y mortal (…) (801).
Concilio II de Lyon. XIV ecuménico. Año 1274. Profesión de fe.
“Creemos que el mismo Hijo de Dios, Verbo de Dios, eternamente nacido del Padre, consustancial, coomnipotente e igual en todo al Padre en la divinidad, nació temporalmente del Espíritu Santo y de María siempre Virgen con alma racional (…) impasible e inmortal por la divinidad, pero que en la humanidad padeció por nosotros y por nuestra salvación con verdadero sufrimiento de su carne (…) (852).
Constitución “Nuper ad nos” del Papa Benedicto XIV de 1743. Profesión de fe.
“Igualmente que la divinidad del mismo Señor nuestro Jesucristo, según la cual es consustancial con el Padre y el Espíritu Santo, es impasible e inmortal, y que Él fue crucificado y murió sólo según la carne (…)”. (2529).
Saludos.
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En efecto, la Voluntad divina que se identifica con el Bien mismo sólo puede querer ese Bien infinito y las participaciones del bien que son las creaturas. El mal es una carencia de bien y de ser, es un no ser, que puede ser físico, como el dolor, la enfermedad, la muerte, o moral, es decir, el pecado. Al primero Dios lo quiere indirectamente, en la medida en que quiere un bien que lo implica necesariamente, por ejemplo, la subsistencia del león implica la muerte de la gacela. Al segundo no lo quiere de ningún modo, sino que sólo lo permite según sus ocultos y santos designios.
Saludos cordiales.
PD: ¿Quien diria que un blog de filosofia me iba a interesar tanto? :)
Saludos.
Me resulta muy difícil compatibilizar la omnipotencia y la omnisciencia de Dios con sentimientos tan humanos y que, por lo que podemos experimentar, afectan decisivamente en el comportamiento, toma de decisiones, etc... de quienes los tienen.
Cualquiera de nosotros ( salvo patologías ), si pudiera, elegiría no tener que sufrir y eliminar el sufrimiento del Mundo, por eso no entiendo que Dios que sí puede evitar al menos su propio sufrimiento, aceptaré que no evite el nuestro por la cuestión de la libertad que nos concede, elija sufrir. Sobre todo por que no entiendo para qué lo hace; ¿por solidaridad?,no creo que necesite sentirse solidario si ya nos ama. ¿Por amor?, eso aún se me hace más complicado de entender; que alguien sufra por amor viendo el sufrimiento de quien ama, sabiendo que puede evitar dicho sufrimiento, pero no haciéndolo por amor a la libertad del amado, uf, esto es para ir al psiquiatra.
¿ No sería más lógico pensar que Dios nos ama y ya está ?, sin necesidad de plantearse si sufre o no, si puede sentir odio o no ( se me ocurre que al Diablo Dios no debe amarle, o igual sí ).
Creo que intentando dar una imagen más próxima a nosotros de Dios, se acaba consiguiendo justo lo contrario, por las contradicciones e incompatibilidades que se crean.
Saludos.
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Lo que enseña Santo Tomás es que no se pueden afirmar propiamente de Dios conceptos que impliquen esencialmente límite, imperfección, mal. Eso se aplica claramente al dolor y el sufrimiento.
Por lo que toca al amor, lo definen los tomistas y otros filósofos como la tendencia del apetito a un bien. Y distinguen entre el amor de concupiscencia, que busca el bien para el sujeto mismo, y el amor de benevolencia, que busca el bien para el ser amado.
Por ejemplo, el que ayuda a un necesitado puede estar movido por amor de benevolencia, si realmente lo que busca es que el otro esté mejor, o de concupiscencia, si busca por ejemplo que la gente hable bien de él.
Hay un amor sensible, que ya se encuentra en los irracionales, y un amor espiritual, que depende de la inteligencia y la voluntad. En el ser humano se dan ambos.
Un perro siente cariño por su amo, pero un amigo de esa misma persona lo considera una buena persona, justa, atenta, etc. Aparte de que también pueden ser factores las cualidades sensibles del amigo, ahí evidentemente interviene la inteligencia, y se experimenta una atracción por los valores morales de la otra persona, que no pertenece al apetito sensible, sino al “apetito racional” que es la voluntad.
Evidentemente, en el ser humano el amor sensible y el amor espiritual van por lo general unidos, aunque también pueden separarse más o menos.
También distingue Santo Tomás dos manifestaciones del amor: buscar el bien cuando no se lo posee, gozar de él cuando se lo posee.
Dado que Dios, en su naturaleza divina quiero decir, es un Ser Personal (en realidad, Tripersonal) dotado de inteligencia y voluntad, y que es inmaterial, no tiene cuerpo, el amor en Dios es puramente espiritual. Hay que distinguir el amor que Dios tiene por Sí mismo, y el amor que tiene por las creaturas.
El primero no puede consistir en buscar el bien, que es Él mismo, sino sólo en gozar de su posesión, es decir, de su identidad con ese Bien sumo. Por eso Dios es suma y eternamente Feliz. Ese amor de Dios por Sí mismo se concreta en el plano trinitario como amor mutuo de las tres Personas divinas.
El segundo no puede ser de concupiscencia, porque como se dijo, Dios es el Sumo Bien y el Ser Infinito, no puede recibir nada de la creatura, que al contrario lo recibe todo de Él. Es por tanto un amor de benevolencia.
El sufrimiento como tal no es digno de ser amado, porque es un mal. Pero el amor puede llevar a asumir el sufrimiento con tal de hacer el bien al ser amado.
En nosotros los humanos, eso sólo ocurre cuando no hay otra forma de ayudar a quien queremos. Eso no se da en Dios, que es Omnipotente.
Pero podemos oscuramente concebir un amor sobrehumano, tan grande que quiera libre y soberanamente sufrir por aquellos que ama. No por patología, sino por todo lo contrario, por la misma sublimidad de ese amor.
Es lo que dice San Juan: “Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su único Hijo, para que todo el crea en Él no muera, sino que tenga vida eterna”.
Como que Dios no ha querido vencer al mal, que en el fondo es siempre la negación del amor, simplemente desde fuera, en virtud de su “sola” infinita Bondad, sino asumiéndolo y venciéndolo desde dentro por el poder de su Amor.
No hablamos aquí de una “pasión”, como suele decirse hoy día. Dios en cuanto Dios no es sujeto de ninguna pasión, la cual siempre implica el ser afectado por algo y estar por tanto en potencia respecto de esa afección, cosa imposible en el Acto Puro.
Es cierto que "el bien es difusivo", tiende a comunicarse. Pero nada puede determinar o necesitar a la libre Voluntad divina respecto de lo que no es Dios.
El amor divino brota en forma límpida y transparente del infinito conocimiento y de la soberana libertad divinos. Todo estriba en una decisión soberanamente libre, contingente en cuanto a su término creado, de la Voluntad divina que en sí misma, en cuanto idéntica al mismo Dios, es necesaria y eterna.
El último porqué se encuentra sólo en la libre Voluntad divina, como dice San Agustín: “Quia voluit”, porque quiso.
Claro, para eso el Hijo tenía que hacerse hombre, porque sólo así podía sufrir y morir por todos y cada uno de nosotros.
En Cristo, por tanto, como tenemos la dos naturalezas, la divina y la humana, unidas en la única Persona divina del Hijo de Dios, tenemos también los dos amores, el divino y el humano, y dentro de éste, el espiritual y el sensible.
Cada palabra, cada gesto del Señor tal como lo retratan los Evangelios, es expresión de ese amor divino-humano.
Cuando llora ante la tumba de su amigo Lázaro, es Dios el que llora lágrimas humanas, movido de amor humano y sensible, y esas lágrimas a su vez son la expresión sensible y humana del amor divino, que es espiritual y eterno.
Hay que leerlo y contemplarlo. No hay nada semejante ni de lejos en toda la literatura. Ni Homero, ni Dante, ni Shakespeare, que comparados con los Evangelios resultan algo artificiosos y pomposos, podrían haber inventado al Jesús de los Evangelios. ¿Lo habrán inventado unos pescadores judíos?
Saludos cordiales.
Por supuesto nadie pretende que de esta teoría se pueda inferir lo anterior; lo que quiero decir es que entre muchas personas, algunas incluso cultas, pudo arraigar este mensaje.
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Estimado Jaime:
Efectivamente, entiendo que la teoría de la relatividad de Einstein ha tenido ese efecto cultural, lo cual no quiere decir, claro está, que haya sido la única o principal causa del ambiente relativista actual.
Siempre se dice, y es cierto, que Einstein buscaba en su teoría lo absoluto, o sea, una formulación de las leyes de la física que valiese para cualquier observador. Pero también es verdad que eso lo obtuvo a partir de relativizar el tiempo y el espacio, y en particular, la noción de “simultaneidad”.
Distintos observadores, moviéndose a distintas velocidades, medirán en forma diferente la simultaneidad o no de dos sucesos alejados entre sí, y todos ellos tendrán razón, pues así son las cosas para el sistema de coordenadas que cada uno lleva consigo, y no tiene sentido preguntarse, diría Einstein, cómo son las cosas independientemente de cualquier sistema de coordenadas particular.
No veo forma de evitar pensar que esto sí es relativismo, y que además, es absurdo desde el punto de vista filosófico.
Dado un evento A, otro evento B ocurre al mismo tiempo que A, (y entonces A y B son simultáneos) o no (y entonces, A y B no son simultáneos), no hay otra posibilidad, y si decimos que puede ser que en la hipótesis de que A ocurre, para un observador B ocurra, y para otro, B no ocurra, entonces, estamos diciendo que la realidad física es relativa a los observadores, lo cual sin duda que es relativismo.
Y es contradictorio, porque el mismo evento no puede ocurrir y no ocurrir a la vez.
Y si no fuese así, si se dice que en la hipótesis de Einstein, dado A, no es el caso que B, que ocurre para Juan y no ocurre para Pablo, ocurra y no ocurra a la vez, eso sólo podría ser si dado A, B ocurre en un instante t1, y entonces, mirando a eso, Juan dice que A y B son simultáneos, y luego B no ocurre en el instante t2, y entonces, mirando a eso, Pablo dice que A y B no son simultáneos.
Pero entonces es claro que no habría relatividad de la simultaneidad, porque en el instante t1, A y B han sido simultáneos tanto para Juan como para Pablo, y en el instante t2, no lo han sido para ninguno de los dos.
Es decir, si es el mismo instante t1 que, dado A, B existe (porque existe para Juan) y no existe (porque no existe para Pablo), entonces B existe y no existe a la vez, lo que es contradictorio. Y si es en instantes diferentes de la existencia de A, que B existe y no existe, entonces no hay relatividad de la simultaneidad.
Se puede responder que a pesar de darse todo en el instante t1, no es el mismo instante, porque B existe en el instante t1J, es decir, del tiempo de Juan, y no existe en el instante t1P, es decir, del tiempo de Pablo.
Pero el tiempo es la medida del cambio, y el cambio, es el cambio de las cosas. Así que si cada observador lleva su propio tiempo, lleva su propio cambio de las cosas, y por tanto, sus propias cosas, es decir, su propio mundo. Y eso sin duda que es relativismo.
Y en definitiva no habría relatividad de la simultaneidad, porque al no tratarse del mismo mundo, tampoco se trataría de los mismos pares o grupos de eventos.
Y también es contradictorio, pues al mismo tiempo se supone, obviamente, que ambos observadores están en el mismo mundo.
Por otro lado, la teoría de la relatividad ha sido confirmada experimentalmente, oímos decir nosotros los legos y no tenemos motivo concreto para no creerlo.
La explicación entiendo que es la que dio Maritain en su penetrante estudio sobre Einstein en “Reflexiones sobre la inteligencia y su vida propia”. Einstein no está hablando en realidad de la simultaneidad, sino de nuestra medición de la simultaneidad, respecto de lo cual no hay en principio dificultad en aceptar su teoría.
Pero entiende estar hablando de la misma realidad de la simultaneidad, porque para él, positivista en esto, influido por Mach, las magnitudes físicas no tienen otra realidad que las mediciones que se efectúan sobre ellas.
Saludos cordiales.
Y como un puro ser humano no podía ofrecer tal satisfacción, dada la gravedad en cierto modo infinita del pecado, como ofensa que es a Dios, Bien Infinito, entonces el Hijo de Dios se hizo hombre para ofrecer al Padre ese sacrificio expiatorio condigno, que nosotros solos no podíamos ofrecer.
De hecho, si por un lado el enviar al Hijo encarnado a morir por nuestros pecados es la forma de satisfacer a la justicia divina, por otro lado, es por eso mismo la forma de mostrar un amor extremo, sublime, por la humanidad pecadora.
Nótese, en relación con el tema, que la "ofensa a Dios" no consiste esencialmente en el (imposible) dolor que Dios pueda experimentar por el pecado del hombre. La ofensa es algo objetivo, no subjetivo. Es de orden moral, no psicológico. Si alguien me insulta, la ofensa no está en el mal rato que me ha hecho pasar, sino en el atentado objetivo a mi honor o dignidad.
De hecho se puede ofender a alguien sin que la persona se entere, difamándolo por ejemplo ante otras personas.
Se entiende entonces que tal atentado a la suma Bondad divina pueda darse en el pecado de la creatura racional sin que ello implique una afección ni física ni "psicológica" en Dios.
Basta que afecte la gloria extrínseca de Dios impidiendo voluntariamente, pues se sabe que se obra contra la ley de Dios, algo del bien que Dios quiso que hubiese en su Creación.
Vincular la Teoría de la Relatividad a pensar que "todo es relativo" lo único que demuestra es el ínfimo nivel de cultura científica que tiene la sociedad en general.
Néstor
Por muy absurdo que pueda ser filosóficamente, lo cierto es que las pruebas se empeñan en demostrarnos una y otra vez que lo que afirma la Teoría de la Relatividad General y la de la Relatividad Especial, se cumple estrictamente y ante pruebas, y eso sí son evidencias, tan férreas e incustionables, si aparecen contradicciones filosóficas...,pues lo siento por la Filosofía.
La parte más complicada, dejando al margen las formulaciones matemáticas, que tiene para el lego la comprensión de muchos de los conceptos y fenómenos que nos encontramos al adentrarnos en el terreno de la Física Cuántica,es que debemos dejar de lado las herramientas de la intuición y el sentido común, que nos suelen funcionar razonablemente bien en el día a día de nuestro mundo macroscópico.
Conceptos como el entrelazamiento, la superposición de estados, las particulas virtuales, la energía de vacío y muchos otros, desmoronan lo que nosotros teníamos por el sólido edificio de nuestra percepción de lo que es y cómo es el Mundo.
De nuevo, si buscamos avanzar el el conocimiento y la comprensión de la realidad, tenemos que dejar atrás los conceptos filosóficos que entran en conflicto con las evidencias inapelables que encontramos. O se camina hacia una "nueva" filosofía adaptada al nuevo conocimiento de la realidad que aportan las ciencias experimentales ( con perdón de los físicos teóricos que estarían en ocasiones en zona fronteriza ), y se abandona la actual por obsoleta, por mucha respetabilidad secular que la acompañe, o simplemente se renuncia a la Filosofía cuando resulta evidente que esta se queda corta, en lugar de buscar hacer malabarismos para encontrar como encajarla, lo que suele llevar a mutilaciones o reinterpretaciones de lo que dice la Ciencia, con tal de dejar algún resquicio por donde meter a la Filosofía.
Es algo parecido a lo que comentabamos a proposito de lo sobrenatural. Al igual que la Ciencia, que estudia la Naturaleza y sus fenómenos, no estaría en diposición de explicar los hechos sobrenaturales, la Filosofía "clásica" carece de herramientas para abordar la visión del Universo que nos muestran los avances en la investigación científica.
Saludos.
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Pues no. Si cae el principio de no contradicción, cae también la teoría de la relatividad y todo pensamiento en general, científico o no científico. Si las contradictorias pueden ser ambas verdaderas, entonces la verdad de la proposición "la teoría de la relatividad ha sido probada" no quita la verdad de la proposición "la teoría de la relatividad no ha sido probada".
Si se dice que la primera debe ser aceptada, porque la prueban los enunciados "A" y "B", se podrá siempre responder que también pueden ser verdaderos, al mismo tiempo, "No A" y "No B".
Más aún. Si no vale el principio de no contradicción, "probada" puede ser lo mismo que "no probada", pues una cosa podría ser y no ser a la vez, al mismo tiempo y en el mismo sentido.
Lo "probado" podría ser entonces al mismo tiempo "no probado", y entonces de nada serviría decir que algo ha sido "probado", pues con ello no se excluiría a su contrario.
Sería algo así como querer escribir con el dedo en el agua.
Es más, la misma teoría de la relatividad ha surgido, como todas las teorías, de la necesidad de evitar la contradicción en nuestra visión del mundo.
Einstein dice que el principio de relatividad de Galileo, por el cual las leyes de la naturaleza son las mismas para todos los sistemas de referencia que mueven unos respecto de otros con movimiento rectilíneo uniforme, implica la constancia de la velocidad de la luz (en el vacío) con independencia del estado de movimiento del observador (pues ésta es una ley de la naturaleza), lo cual contradice la ley de composición de velocidades.
Y continúa:
"Aquí es donde entró la teoría de la relatividad. Mediante un análisis de los conceptos de espacio y tiempo se vio que en realidad no existía ninguna incompatibilidad entre el principio de la relatividad y la ley de propagación de la luz, sino que, ateniéndose uno sistemáticamente a estas dos leyes, se llegaba a una teoría lógicamente impecable."
Es decir, Einstein evita la contradicción entre el principio y la ley en cuestión, introduciendo la relatividad del espacio y el tiempo.
El que no acepta la validez del principio de no contradicción no discute con nadie, porque es lo mismo, según esa postura, sostener la propia opinión, o la contradictoria. Si ambas pueden ser verdaderas al mismo tiempo ¿qué sentido tiene insistir en una en desmedro de la otra?
Si la teoría de la relatividad es confirmada por la experiencia, entonces lo que hay que hacer es buscar una explicación no contradictoria de ese hecho, que es lo que he intentado hacer en el mensaje anterior.
Saludos cordiales.
Cardenal Bergoglio. "Sobre el cielo y la tierra"
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Lo que dice aquí el Cardenal es perfectamente interpretable dentro de la filosofía y teología tomista. Santo Tomás dice: “No sabemos qué cosa es Dios”. En la obra de Santo Tomás el teólogo más citado, después de San Agustín, es el Pseudo Dionisio Areopagita, padre de la “teología negativa”. Al mismo tiempo, el Aquinate polemiza con Maimónides, el pensador judío, porque éste decía que de Dios sólo conocemos cómo es en relación a nosotros y no cómo es en sí mismo.
¿Cómo se entiende eso? Santo Tomás distingue entre las perfecciones divinas y el modo divino de esas perfecciones. Cuando decimos que Dios es bueno, viene a decir, la bondad es algo que realmente se da en Dios, en Sí mismo considerado, pero el modo propiamente divino de ser bueno no podemos conocerlo en esta vida.
Por eso dicen a la vez Santo Tomás y el Cardenal: No podemos conocer en esta vida la Esencia divina como tal, es decir, en lo que tiene de propiamente divino, y por eso no podemos saber qué es Dios.
Y sin embargo, podemos hacer afirmaciones verdaderas sobre eso que Dios es y sobre la Esencia divina en sí misma considerada. Porque las perfecciones divinas sí podemos conocerlas desde su reflejo participado en las creaturas, por más que no alcance eso para conocer su modo propiamente divino.
Es a ese modo divino que Santo Tomás refiere la “teología negativa”. En efecto, dicho modo divino sólo puede ser conocido en esta vida por nosotros en forma por así decir indirecta: por negación, causalidad y eminencia.
Negación: Dios no es bueno al modo en que nosotros acostumbramos a concebir la bondad. Nótese que no está hablando aquí de la bondad como bondad, sino de nuestro modo de concebirla.
Causalidad: El modo divino que Dios tiene de ser Bueno es el que corresponde a la Causa Primera de toda bondad finita y participada.
Eminencia: Por eso mismo, la Bondad divina realiza eminentemente en sí misma todo lo que hay de positivo y de perfección en nuestro concepto de la “bondad”.
Es claro que ninguna de estas vías nos lleva a intuir directamente el modo propiamente divino de la bondad.
Pero ¿quién podría sostener sin absurdo que cuando decimos que Dios es bueno, que es Amor, que es justo, que es sabio, que es inteligente, que es todopoderoso, no estamos hablando de lo que Dios es en Sí mismo y no solamente en relación a nosotros?
De hecho, cuando decimos que “Dios es Amor” estamos hablando ante todo, no del amor de Dios por nosotros, sino del amor mutuo de las Tres Personas divinas, que es algo que permanece “ad intra” de Dios.
Y efectivamente, la Revelación nos dice que Dios en Sí mismo es Padre, Hijo y Espíritu Santo. ¿Cómo podríamos afirmar esa verdad de fe si sostuviésemos que nuestro conocimiento no puede alcanzar de ningún modo a la realidad divina en sí misma considerada?
Ninguna corriente es más consciente que el tomismo de la trascendencia divina y de la imposibilidad de “controlar” teológicamente a Dios.
Es mucho más consciente de ello que las formas ingenuas y primitivas de pensamiento teológico que pretenden igualar a Dios a lo creado, eliminando así de raíz toda trascendencia y todo misterio.
¿De qué sirve tanto supuesto “agnosticismo” si después vamos a terminar hablando de las narices de Dios o de sus dolores, y tras negar valor a la inteligencia en teología se lo vamos a terminar dando a la imaginación, nada menos?
Saludos cordiales.
No me extenderé con el tema del principio de no contradicción, que creo que has dejado suficientemente claro, ya que nos estamos alejando del tema de tu artículo y, probablemente, al resto de lectores no les despierte excesivo interés que abramos un debate paralelo.
Sí que te recordaré, muy brevemente, por ser ampliamente conocida, la paradoja de Schrödinger. Como sabes, se trata de un ejercicio mental y no de un experimento real, por lo que está rayando la Filosofía, aunque se apoya en datos reales que proporciona nuestro conocimiento de la mecánica cuántica.
Por incomodo que resulte y por mucho que disguste a nuestro sentido común y a nuestra lógica cotidiana, lo cierto es que, hasta que abramos la caja o inspeccionemos su contenido con algún tipo de sensor, el gato se encuentra en una superposición de estados "vivo" y "muerto" ( A y B )que se describe por su función de onda,esto es así, guste o no.
Ahora bien,lo que no se dará es que esté "no vivo" y "no muerto" ( no A y no B ), entre otras cosas porque "no vivo" no es equivalente a muerto.
Saludos.
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Venimos justamente de una maratónica discusión acerca del felino de Schrödinger en el "post" anterior, sería bueno que le dieses una ojeada.
Sin duda que todo lo que está "muerto" está "no vivo", y entonces, volvemos a lo mismo: no es posible que el gato esté "vivo" y "no vivo" al mismo tiempo, porque eso va contra el principio de no contradicción.
Además, no existen las "contradicciones filosóficas". Las contradicciones son simplemente eso, contradicciones, y son por eso imposibles, en filosofía, en física, en química, en historia, literatura, etc.
Saludos cordiales.
Y el tuyo en particular.
Porque la Filosofía es una Ciencia.
Es más, es la Madre de las Ciencias, las experimentales incluidas.
Sin Filosofía no hay Ciencia. Y si la Filosofía es pésima, la Ciencia no será mejor.
Los logros técnicos impresionantes que vemos no autorizan a los que los han obtenido a darnos clases de Filosofía. A lo sumo podrán enseñar Tecnología.
Si abandonamos la según tú obsoleta filosofía, sería imposible, por ejemplo, dialogar como lo estamos haciendo en este blog.
Lo que para ti son "evidencias científicas irrefutables" siempre serán, en última instancia, interpretaciones humanas de la realidad que nos llegan desde las usinas de divulgación, pasibles todas ellas de errores y hasta de intereses no manifestados. Cuanto más compleja es la realidad, más fácil será engañar con interpretaciones retorcidas y sesgadas.
Te doy una pista de por dónde pueden ir los tiros: la cantidad (creciente) de ateos que hay en el mundo no responde a que se haya descubierto que Dios no existe, que va, sino a la imposición del ateísmo desde determinadas usinas. Pero el ateísmo choca frontalmente con la Filosofía tradicional, la cual lleva lógicamente a reconocer la existencia de Dios. Por lo tanto, esa Filosofía (que es la que recomienda la Iglesia y tanto, que la llama "perenne") es bombardeada un día sí y otro también utilizando todo tipo de estratagemas. En primer lugar, la pretendida refutación "científica" de esa Filosofía, lo cual es un solemne disparate.
Espero pues, que puedas comprender lo que Néstor te ha explicado tan estupendamente.
Preguntamos: ¿qué significa “vivo”? Pues, digamos que nos dicen que el gato está vivo porque respira, le late el corazón, le funciona el metabolismo, tiene percepciones sensibles salvo que esté dormido, en cuyo caso de todos modos puede imaginar, es decir, soñar, etc.
Bien. Preguntamos: ¿el gato de Schrödinger posee todas esas características? Sí, se nos dirá, porque está vivo. Excelente.
Ahora preguntamos qué significa “muerto”. Y nos dicen: no respira, no le late el corazón, no le funciona el metabolismo, no tiene percepciones sensibles, no imagina, no sueña, no duerme, etc.
Bien. ¿El gato de Schrödinger posee todas esas características? En efecto, se nos dirá, porque está muerto. Excelente.
Pero entonces no es verdad que esté “vivo”. Sí lo está, nos dicen. ¿Porque tiene todas esas características que no tiene?
Entonces nosotros negamos que dicho gato exista o pueda existir. Y si nos dicen que sí puede existir, respondemos que tienen razón: es absolutamente imposible que exista.
Y atención: no tenemos objeción de principio para cualquier interpretación de dicho gato que logre evitar la contradicción.
Saludos cordiales.
Saludos.
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Bueno, sí, es claro que el metro por ejemplo podría haber sido más largo o más corto. Eso es ciertamente relativo.
Pero si una jirafa mide 5 metros "viejos" de alto, entonces todos deberán medir eso, si miden correctamente.
Y si pasamos al metro "nuevo", que supongamos que es más grande, la jirafa medirá, digamos, 3 metros de alto.
Y de nuevo, todos deberán medir eso, si la miden correctamente.
Además es una ley absoluta que si los metros se vuelven más grandes la jirafa va a medir menos metros, y va a medir más metros, si los metros se vuelven más cortos.
Saludos cordiales.
Por si no leíste bien mi frase, te la pongo de nuevo:
"Vincular la Teoría de la Relatividad a pensar que "todo es relativo" lo único que demuestra es el ínfimo nivel de cultura científica que tiene la sociedad en general."
No sé que tiene que ver eso con que la Filosofía sea una ciencia o no, sinceramente. Ni veo que haya entrado a valorar en algún momento el valor que históricamente haya tenido la Filosofía en el nacimiento y crecimiento de la Ciencia.
Insisto, quien saca la conclusión de que de la Teoría de la Relatividad se desprende que todo es relativa, ni sabe que es la Teoría de la Relatividad, ni de qué está hablando.
Néstor
Leeré el artículo que comentas.
Para que algo pueda decirse que está muerto, debe haber estado en algún momento anterior vivo.
Una piedra no está muerta, ya que nunca ha estado viva. Podemos decir que esta "no viva", es decir, que no tiene vida, pero no que está muerta.
Te respondo al resto cuando haya leído el anterior debate.
Saludos.
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Bien, pero un gato no es una piedra. Suponemos que alguien lo puso en la caja, y entonces, estuvo vivo al menos hasta ese momento. En adelante, sólo le queda estar vivo, o estar "no vivo", que en este caso significa estar muerto.
Además, la situación del gato tal como la planteaste era "vivo" y "muerto".
"No vivo" no quiere decir necesariamente (siempre y en todos los casos, quiero decir) "muerto", pero "muerto" sin duda que implica "no vivo".
Y entonces, el gato estaría vivo y no vivo a la vez. Con lo cual no hemos dicho nada en realidad acerca del gato, pues la segunda afirmación se ha limitado a eliminar la primera, que a su vez la elimina a ella.
Saludos cordiales.
"Einstein no está hablando en realidad de la simultaneidad, sino de nuestra medición de la simultaneidad, respecto de lo cual no hay en principio dificultad en aceptar su teoría.
Pero entiende estar hablando de la misma realidad de la simultaneidad, porque para él, positivista en esto, influido por Mach, las magnitudes físicas no tienen otra realidad que las mediciones que se efectúan sobre ellas."
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En efecto, si nos ceñimos a nuestra medición de los signos vitales del animalito, como no la tenemos sólo podemos conjeturar. Pero a la realidad de la vitalidad del gato le ha de importar un soberano comino todas nuestras conjeturas. Seguirá viviendo o se decidirá a morir de una buena vez de manera independiente a lo que pase en nuestras cabecitas.
Ahora bien, si somos capaces de ser tan necios como para confundir nuestras mediciones con la realidad de lo que miden, entonces todo es posible. Hasta el delirio de un gato vivo y muerto a la vez.
Se suele invocar, equivocadamente, el éxito de una verificación experimental para deducir la realidad de la hipótesis en que se basa el ensayo. Un poco eso ha hecho Renzo: como los resultados experimentales confirman tal hipótesis, ergo la tesis derivada es válida. Pero eso es un error. Por ejemplo, es sabido que la NASA se maneja con una hipótesis de Tierra inmóvil para hacer los cálculos de todos los lanzamientos satelitales, los cuales son exitosos. Pero de ahí no puede deducirse la correspondiente tesis: la Tierra está realmente inmóvil. Del mismo modo, en Física Cuántica puede manejarse una determinada hipótesis que sea muy útil para la predicción de las trayectorias de las partículas, eso puede "funcionar" de maravillas. Pero eso no autoriza a elevar la hipótesis a tesis. Ni en el caso de la Tierra inmóvil, ni menos que menos cuando la tesis es ostensiblemente contradictoria.
Esto me hace recordar a una frase de JPII que cito de memoria: "Uno de los síntomas del pensamiento moderno es la corrupción de la inteligencia".
De lo cual, como se ve, hay ejemplos a montones.
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Tengo entendido además que en el antiguo modelo geocéntrico de Tolomeo se podían predecir los eclipses.
Y es que el razonamiento que subyace a la predicción de las consecuencias eventualmente verificables de una hipótesis es lógicamente incorrecto. Es la famosa "falacia de afirmación del consecuente":
"Si se da A, entonces se tiene que dar B. Pero B ocurre. Luego, se da A".
Donde "A" es la hipótesis que se quiere verificar, y "B" la consecuencia empíricamente contrastable.
No es lógicamente correcto. Lo correcto en estos casos es el Modus Ponens:
"Si se da A, entonces se tiene que dar B. Pero A ocurre. Luego, se da B".
o el Modus Tollens:
"Si se da A, entonces se tiene que dar B. Pero B no se da. Luego, no se da A".
Para lo que sirve el método de la verificación de hipótesis, entonces, es para comprobar que la hipótesis en cuestión, en el mejor de los casos, no contradice ningún hecho empírico y explica todos los hechos conocidos.
Pero otra hipótesis distinta también podría explicarlos. "B" podría haberse dado como consecuencia de "C", no porque esté dada "A".
No hay razón, por tanto, para creer por ello que lo que esa hipótesis afirma se da en la realidad de las cosas.
Saludos cordiales.
"Comentario de Jaime Fernández de Córdoba
Me gustaría saber su opinión sobre si cree que la formulación de la "Teoría de la Relatividad" por Einstein a principios del siglo XX, pudo tener como consecuencia el que mucha gente pensase: "todo es relativo".
Por supuesto nadie pretende que de esta teoría se pueda inferir lo anterior; lo que quiero decir es que entre muchas personas, algunas incluso cultas, pudo arraigar este mensaje."
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Creo que esto contesta tu planteo.
Ahora bien, mi crítica hacia tus expresiones anteriores se funda en tu pretensión de archivar la Filosofía porque los éxitos experimentales habrían demostrado la conveniencia de utilizar determinadas hipótesis. Hipótesis que, indebidamente elevadas a la categoría de tesis, confrontarían con los presupuestos de la Filosofía.
El error está en considerar tesis a cualquier hipótesis que "funcione".
Igualmente es un error tomar la medida de lo real como la realidad misma, como hizo Einstein.
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Como digo en un mensaje anterior, en parte pienso que sí mucha gente derivó su mentalidad relativista de la interpretación de la teoría de la relatividad que hacían los principales defensores de la misma, y que al parecer es la que Renzo propone también.
Y efectivamente, si partimos de esa forma de entender la teoría de la relatividad, como afirmando la relatividad de la simultaneidad en la realidad de las cosas y por tanto la relatividad misma de los eventos físicos, entonces al mismo tiempo se debe concluir en el relativismo y en la negación del principio de no contradicción.
Saludos cordiales.
El único aspecto en que la inteligencia humana se asemeja a la Inteligencia divina en este punto es la inteligencia artística, que es inteligencia práctica, no teórica, porque ahí también la verdad de la obra de arte consiste en su adecuación a la idea del artista.
El estado cuántico psi, expresado usando ya sea la matriz de Heisenberg o la función de onda de Schrödinger, representa el estado físico real ("óntico") de un sistema físico observado S en la medida en que puede ser conocido por un sistema observador O (el cual puede ser un observador consciente). Esto es, el estado cuántico psi de S es a la vez óntico y epistémicamente relativo a O. Representa el estado físico real de S en la medida en que O puede conocerlo.
Específicamente, psi describe la probabilidad del resultado de interacciones futuras de O con S ("mediciones"). Hasta que O lleve a cabo una medición sobre S, el estado cuantico, por ejemplo la funcion de onda, es todo lo que O puede conocer acerca de S.
Para los que les interese el tema de las interpretaciones de la mecánica cuántica, a mi juicio la mejor es la interpretacion relacional, propuesta por Carlo Rovelli en 1994. Lo que escribí antes está de acuerdo a esa interpretacion.
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En efecto, todo nuestro conocimiento de la realidad se hace en la medida en que la podemos conocer. Y en tanto es verdadero, depende de la realidad, no de nosotros. Y en esa misma medida, no puede ser contradictorio.
Saludos cordiales.
Lo que cambia de la mecánica clásica a la relativista no es que en esta última "todo es relativo", sino qué magnitudes son absolutas..
En la mecánica clásica el intervalo de tiempo dt entre dos eventos era absoluto, o sea el mismo para todos los observadores. Pero no lo era la velocidad de la luz.
En la mecánica relativista dt es relativo, pero en contrapartida, dos magnitudes que no eran absolutas en la mecánica clásica ahora lo son, o sea son las mismas para todos los observadores:
1. La velocidad de la luz c.
2. El intervalo invariante entre dos eventos ds.
En el siguiente comentario me voy a explayar sobre el segundo, para mostrar que es un concepto mucho mas representativo que dt.
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El problema es que la relatividad de la simultaneidad (que entiendo que eso es la relatividad de "dt") es contradictoria, como mostré en uno de los mensajes anteriores. Independientemente de que haya o no entre los eventos en cuestión relaciones de causalidad.
ds^2 = -c^2 dt^2 + dL^2
donde dL es la distancia entre los dos eventos, tal que en un sistema cartesiano (x, y, z):
dL^2 = dx^2 + dy^2 + dz^2
(En la relatividad general cambia la formula de ds segun el caso, pero el concepto basico sigue siendo valido.)
Examinemos los tres posibles casos:
a. ds^2 menor que 0. Implica (c^2 dt^2) mayor que dL^2.
En este caso, la distancia que recorre la luz en el intervalo de tiempo dt es MAYOR que la distancia dL. Por lo tanto, PUEDE haber una relacion de causalidad entre los dos eventos.
b. ds^2 = 0. Implica c^2 dt^2 = dL^2
En este caso, la distancia que recorre la luz en el intervalo de tiempo dt es exactamente dL. Por lo tanto, los dos eventos son simplemente distintos puntos del viaje de un foton.
c. ds^2 mayor que 0. Implica (c^2 dt^2) menor que dL^2
En este caso, la distancia que recorre la luz en el intervalo de tiempo dt es MENOR que la distancia dL. Por lo tanto, NO puede haber una relacion de causalidad entre los dos eventos.
Del hecho de que ds es el mismo para todos los observadores (por eso se lo llama "intervalo invariante"), se desprende que la posibilidad o imposibilidad de que haya una relacion de causalidad entre dos eventos es la misma para todos los observadores.
Junto con la velocidad de la luz, ese es el nuevo absoluto: si para un observador puede haber una relacion de causalidad entre dos eventos, entonces tambien puede haberla para cualquier otro observador. Y si para un observador no puede haber una relacion de causalidad entre dos eventos, entonces tampoco puede haberla para cualquier otro observador.
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Por eso mismo, si esto implica, como parece, que la simultaneidad entre dos eventos puede ser relativa, entonces va contra el principio de no contradicción, como expliqué en un mensaje anterior dando un argumento que me gustaría ver que se analizase.
Saludos cordiales.
El experimento es muy simple: Wigner sale del laboratorio, quedando en el laboratorio su amigo con la caja con el gato. Luego de que Wigner salió, su amigo abre la caja y observa si el gato está vivo o muerto.
Desde el punto de vista de Wigner, el estado cuantico del sistema (gato, amigo) es una superposicion de (gato vivo, amigo feliz) y (gato muerto, amigo triste). Hasta que Wigner entre en el laboratorio (o llame por telefono a su amigo), eso es todo lo que él puede conocer sobre el sistema (gato, amigo).
Está muy claro que, inmediatamente de abrir la caja y ver al gato, el amigo estuvo ya sea feliz, ya sea triste, pero nunca ambas cosas a la vez. Así, este ejemplo ilustra lo que dije en el post anterior sobre el estado cuantico.
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Esto, según se lo mire, es una obviedad en la filosofía realista, o es relativismo y contrario al principio de no contradicción.
Si lo único que se quiere decir es que Wigner no sabe, hasta que entra al laboratorio, si su amigo encontró al gato vivo o muerto y experimentó los correspondientes sentimientos de alegría o pena, entonces capaz que no hacía falta para ello la mecánica cuántica, es más bien la persuasión firme que tenemos todos.
Si lo que dice es que hasta que Wigner entra al laboratorio, "para Wigner", en el cosmos wigneriano, que es una realidad objetiva y no solamente los pensamientos subjetivos del tal Wigner, que obviamente también podría pensar en la conversación entre Alicia y el Centauro, el amigo ni abrió ni no abrió la caja, entonces es relativismo, porque tanto Wigner como su amigo tendrán su propio Cosmos de uso privado (recordemos que desde punto de vista del amigo este sí abrió o no abrió la caja), y va contra el principio de tercero excluido y por tanto contra el de no contradicción, porque de ahí se sigue que es verdad que no abrió la caja y que no es verdad que no la abrió.
Si finalmente lo que dice es que para Wigner, es decir, en su Cosmos privado, mientras no entra al laboratorio, su amigo al mismo tiempo abrió y no abrió la caja, es claro que eso es relativismo y va contra el principio de no contradicción.
Saludos cordiales.
Internet es aquí y ahora fuente de verdades. Cierto. De internet fluye con abundancia gran cantidad de verdades.
Ejemplo de algo que puede ser una cosa y al mismo tiempo su contraria. Sin excluirse una a la otra.
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Bueno, claro, no? Internet no es fuente de verdades y de mentiras al mismo tiempo y en el mismo sentido,que solamente eso sería una contradicción. Una parte de Internet es fuente de verdades, y otra parte de Internet es fuente de mentiras, no hay contradicción.
Algunos "blogs", por ejemplo, son fuente de verdades, y otros, fuentes de mentiras. O algunos "posts" en un blog, son fuente de verdades, y otros, fuentes de mentiras. O algunos párrafos de un "post" son fuente de verdades, y otros, fuente de mentiras. O alguna frase de un párrafo es verdadera, y otra falsa. O la misma frase, tomada en un sentido, es verdadera, y en otro, falsa. En nada de esto hay contradicción.
Porque el principio de no contradicción dice que "una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido".
Saludos cordiales.
Perdona que deba editar el comentario, pero es necesario dado el tema que estamos tratando.
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Las palabras del Papa, cuando además son las de él y no las de algún periodista, son susceptibles de una interpretación ortodoxa y hay que tener cuidado de dejarse llevar por las interpretaciones tendenciosas que hacen los medios interesados ideológicamente.
Es claro que la cultura influye en la forma que tenemos de recibir la fe. Ante todo, en el idioma en que la recibimos. Todo eso tiene que ver, como decía en un mensaje anterior, no lo que conocemos, sino con el modo en que lo conocemos. Un criterio infaltable es el principio de no contradicción, precisamente: entre dos verdades jamás puede haber contradicción, por más influencia cultural que haya.
Sólo si se lleva la tesis de la "influencia cultural" hasta el punto de decir que lo que fue verdad en el pasado ya no lo es ahora (si no se está hablando de frases como "Hoy llueve", que obviamente son verdaderas o falsas según el momento en que se dicen) hay entonces efectivamente relativismo.
Dicho esto, tengo que decir que como católico y pro-vida me entristece mucho el uso negativo que harán de las palabras del Papa acerca del aborto en la entrevista mencionada los que quieren hacer avanzar más aún la cultura de la muerte en nuestra sociedad. Me parece que los que luchamos en todo el mundo contra las leyes de aborto deberíamos recibir unas palabras de aliento de la Jerarquía eclesiástica que nos ayuden a redoblar el compromiso por la "civilización del amor", sin aborto legal.
Sobre este tema particular no voy a publicar más comentarios en este blog.
Saludos cordiales.
Cuando la persona adopta una filosofía que le dice que no existe ni puede existir nada sobrenatural, que los milagros son imposibles, y cree que eso es "la realidad", terminará pidiendo disculpas por creer, o adoptará la visión de que lo único rescatable de la Iglesia es la lucha por la liberación (...) y una comida de compañeros de comunidades de base que se llama Eucaristía, donde se recuerda al Señor que quiso liberarnos. Cuando el que adopta esa filosofía se dice además teólogo, "estamos fritos".
Dices:
"Lo que decimos Ricardo y yo acerca de la Nasa, el sistema geocéntrico de Tolomeo y la verificación de las hipótesis científicas en general es muy claro y me extraña que parezcas no haberlo captado."
Pues a lo mejor es que no lo capto, pero cuando habláis de hipótesis entiendo una cosa distinta de cuando yo hablo de Teorías.
Tu ejemplo del agua muestra que dada una información se puede lanzar una hipótesis que sea errónea, bien.
Pero es que yo no hablo de eso, ni de consecuencias lógicas, repito, hablo de resultados empíricos coherentes con las predicciones, que se obtienen invariablemente siempre que se reproduce la experiencia que los genera.
Si me disculpas la torpeza en la exposición, sería, siguiendo con el ejemplo del agua, algo parecido a:
"si llueve y no me resguardo me mojaré, está lloviendo y no me resguardo, luego, me mojaré".
No se trata de limitarse a hipotetizar, ni a jugar a ser Sherlock Holmes, se trata de analizar y estudiar, hasta poder explicar con la mayor fiabilidad que nos sea posible, cómo, dadas unas condiciones definidas, se darán unos resultados determinados que podemos predecir con éxito y exactitud o, en casos menos favorables, con una elevada aproximación.
Perdona mi torpeza pero sigo sin entender lo de la batalla naval. Cuando dices "verdadera o falsa" entiendo que te refieres que lo es HOY, no mañana, y que quieres decir que HOY no podemos asignarle el valor de "verdadera" ni el de "falsa". Si hasta ahí te he entendido bien, eso espero, entonces la realidad es que no sabemos nada sobre la verdad o la falsedad de la frase salvo que será o una cosa o la otra. Bueno si pudiéramos trasladarlo al mundo de la mecánica cuántica y describir su función de onda, HOY, veríamos que la "verdad" y la "falsedad" de la frase se superponen y no habría ninguna diferencia entre ellas ( tu "verdadero o falso" se convertiría en "verdadero y falso )hasta que llegase mañana y la hiciese colapsar en uno y sólo uno de los dos estados posibles.
Dices más adelante:
"Lo que no existe es un acercamiento a la realidad que prescinda de toda filosofía."
No te lo discutiré, pero sí te digo que, a veces, da la impresión de que quieres acercarte a la realidad, prescindiendo de ella y aferrándote exclusivamente al lenguaje, la lógica y la filosofía.
No sé exactamente cuál es el objetivo de los dos últimos mensajes de Juan Argento, no me queda qué es lo que quiere demostrar, pero, si me permites una pequeña licencia en la seriedad del debate, te diría que tu frase de respuesta a Juan:
"Esto, según se lo mire, es una obviedad en la filosofía realista, o es relativismo y contrario al principio de no contradicción."
Suena bastante relativista ;-)
Saludos.
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Obviamente, el Modus Ponens: "Si se da A, se da B. Es así que se da A. Por tanto, se da B", es una de las formas correctas de razonar, como dije en el mensaje anterior, y eso es lo que ahora pones como ejemplo. Se trata de un razonamiento deductivo.
El problema es que el razonamiento que se emplea cuando se verifica una hipótesis científica no es ése. Lo que se hace, según la versión que todos conocemos, es deducir de la hipótesis que se quiere verificar una consecuencia lógica que sea posible controlar mediante la experiencia, por sí o por no, y luego, hacer el experimento.
Por ejemplo, si el modelo del átomo de Bohr es correcto, entonces debe haber una tabla periódica de los elementos que tenga la disposición que tiene la de Mendeleiev. (Si se da A, entonces se tiene que dar B)
Es así que efectivamente la tabla periódica tiene tal y tal distribución de los elementos. (Se da B) Por tanto, el átomo sigue el modelo de Bohr. (Se da A)
El razonamiento usado aquí no es un Modus Ponens, sino una falacia de afirmación del consecuente: "Si se da A, se tiene que dar B. Es así que se da B. Por tanto, se da A."
Eso quiere decir que no nos permite decir que el átonmo tiene en realidad esa estructura, sino solamente que esa forma de entender el átomo explica la tabla periódica. Pero otra teoría distinta podría explicarla también.
Efectivamente, en el caso de "mañana habrá una batalla naval", la afirmación sólo es "verdadera o falsa", disyuntivamente, pero no determinadamente verdadera, ni determinadamente falsa. Y eso porque es una afirmación sobre el futuro, el cual todavía no existe.
Sin embargo, no se puede decir lo mismo de un ente en potencia ubicado en el presente. Por ejemplo, la proposición "este bloque de mármol todavía sin esculpir es Hércules u Odiseo o Aquiles...etc.", no es verdadera, así nomás dicha, porque en acto no es ninguna de esas cosas.
Otra cosa sería se dijera que "en potencia es Hércules...", pero ahí no debería ser una disyunción, sino una conjunción : "en potencia es Hércules, y Odiseo, y Aquiles, etc.", no en el sentido de que pueda serlos todos a la vez, sino en el sentido de está en potencia para cualquiera de ellos.
Aplicado al gato, el problema es que el gato, a diferencia de la estatua, que sólo está en potencia en el mármol, ya existe antes de entrar a la caja, y entonces, sólo puede estar en acto vivo, o en acto muerto.
Es obvio que para discutir este problema hay que empezar por deslindar lo que es la incertidumbre de nuestro conocimiento de la indeterminación de la realidad, y todavía hay que distinguir, además, entre la incertidumbre de nuestro conocimiento basada en la una interacción nuestra física con el objeto observado, por ejemplo, mediante los fotones de luz necesarios para la observación, que es encuadrable en el realismo filosófico, y la incertidumbre de nuestro conocimiento que vendría de una imposible y absurda dependencia de la realidad conocida respecto de nuestros procesos mentales como tales.
Respecto de la filosofía, alcanza con que se admita que una recta comprensión filosófica, en lo tocante a los primeros principios necesarios para cualquier discurso, científico o no, es una condición necesaria de cualquier teoría científica.
"Según se lo mire" quiere decir "según se lo entienda", es obvio que una misma frase puede ser verdadera o falsa según el sentido en que se la pueda considerar. Eso no tiene nada de relativismo, porque no va contra el principio de no contradicción: "una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido". Sí en sentidos diferentes.
Por ejemplo, "el gato es de metal" es verdadera o falsa según el sentido en que se la entienda.
Saludos cordiales.
Los seguidores de estas posturas llegan a afirmar también que ellos no hacen filosofía, sino física, cuando en realidad lo que hacen es renunciar a pensar.
HEISENBERG, Werner, “Física y Filosofía”, 1958.
“Pero el artículo de Bohr, Kramers y Slater puso en evidencia un rasgo esencial de la interpretación correcta de la teoría cuántica. Este concepto de onda de probabilidad era algo enteramente nuevo en la física teórica desde Newton. Probabilidad, en matemáticas o en mecánica estadística, significa una afirmación acerca de nuestro grado de conocimiento de la situación real. Al arrojar los dados, no conocemos los detalles del movimiento de las manos que determinan la caída de aquéllos, y decimos, por lo tanto, que la probabilidad de obtener un número determinado es de uno en seis. La onda de probabilidad de Bohr, Kramers y Slater, sin embargo, significaba más que esto; significaba una tendencia hacia algo. Era una versión cuantitativa del viejo concepto de potentia de la filosofía de Aristóteles. Introducía algo situado a mitad de camino entre la idea de un acontecimiento y el acontecimiento real, una rara clase de realidad física a igual distancia de la posibilidad y la realidad.”
“Por lo tanto, la interpretación teórica de un experimento requiere tres etapas distintas: 1) la traducción de la situación experimental inicial en una función de probabilidad; 2) seguir esta función en el curso del tiempo; 3) el establecimiento de una nueva medición que habrá de hacerse, cuyo resultado puede ser calculado mediante aquella función. Para el primer paso, es condición necesaria el cumplimiento de las relaciones de incertidumbre. El segundo paso no puede ser descripto mediante conceptos clásicos; no existe descripción de lo que le sucede al sistema entre la observación inicial y la medición siguiente. Sólo en el tercer paso volvemos de lo que está "en potencia" a lo que está "en acto".”
“Gradualmente, en los años que siguieron a 1920, los físicos se fueron acostumbrando a estas dificultades; adquirieron un vago sentido de dónde se habrían de producir las dificultades, y aprendieron a evitar las contradicciones Un primer paso, muy interesante, hacia el entendimiento total de la teoría cuántica fue dado en 1924 por Bohr, Kramers y Slater. Estos autores trataron de resolver la aparente contradicción entre la imagen ondulatoria y la corpuscular, mediante el concepto de onda de probabilidad Las ondas electromagnéticas se interpretaban no como ondas reales sino como ondas de probabilidad, cuya intensidad determina, en cada punto, la probabilidad de absorción (o emisión inducida) de un cuanto de luz por parte de un átomo en ese punto “
“El otro camino de acceso fue el concepto de complementaridad, de Bohr. Schrödinger había descripto el átomo como un sistema formado no por un núcleo y electrones, sino por el núcleo y ondas de materia. Esta imagen de ondas de materia contenía también, por cierto, algún elemento de verdad. Bohr consideraba que las dos imágenes —ondulatoria y corpuscular— eran dos descripciones complementarias de la misma realidad. Cualquiera de esas descripciones sólo podía ser parcialmente verdad; debía haber limitaciones en el empleo del concepto de partícula, tanto como en el del concepto de onda; de otro modo era imposible evitar contradicciones. Tomando en cuenta estas limitaciones que pueden expresarse con las relaciones de incertidumbre, las contradicciones desaparecen.”
“En realidad, no necesitamos hablar de partículas. Para muchas experiencias es más conveniente hablar de ondas de materia, por ejemplo de ondas estacionarias alrededor del núcleo atómico. Tal descripción sería una contradicción directa de la otra descripción, si no se prestara atención a las limitaciones dadas por las relaciones de incertidumbre. Mediante las limitaciones se evita la contradicción. “
En un laboratorio tenemos un experimentador y, en una cámara de acero, un gato, una fuente radiactiva, un detector, una ampolla de veneno y un mecanismo para romper ésta si el detector capta una desintegración; ¿cuándo colapsa la función de onda?, ¿cuando el experimentador abre la cámara o cuando yo vuelvo al laboratorio que es mi ente cuántico?.
Según él la función de onda colapsa cuando la primera consciencia humana mide. Esto no es más que decir que es la consciencia humana la que constituye realmente una medida (a diferencia de cualquier otra realidad natural).
No sólo eso sino que, además, la realidad del mundo se convierte en algo subjetivo, dependiente del individuo.
Lo cual no puede dejar de causarnos, como mínimo, extrañeza. Pues de facto, para que el gato de Schrödinger se convierta en una paradoja a efectos prácticos, hay que asignar a la consciencia humana ese papel.
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He visto algunas explicaciones, incluida la del mismo Heisenberg, según entiendo, que atribuye el "colapso de la función de onda" a la acción de la luz que es necesaria para la observación. En ese caso, no se trata de nuestra conciencia, sino de un agente físico, lo cual es encuadrable en el realismo filosófico. Lo cual no quiere decir obviamente que con eso ya tengamos
Obviamente que una tesis que hace depender la realidad física de nuestra conciencia es idealista filosóficamente hablando. Además: ¿la función de onda colapsa cuando la primer conciencia mide, y lo hace para todas las conciencias en general, midan o no con posterioridad, o sólo colapsa para la que lo midió, mientras que para las otras sigue sin colapsar? En este segundo caso, la tesis también será relativista, y contradictoria: la misma cosa existe para Juan y no existe para Pablo, y ambos tienen razón.
Saludos cordiales
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Es lo mismo, la misma relación que hay entre “abrir o no abrir la caja” es la que hay entre “el gato está vivo o muerto”.
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En ese experimento, "para Wigner" significa "lo que Wigner está en condiciones de conocer cientificamente". En general, la mecanica cuantica dice que, para un cierto observador, el estado cuantico de un sistema puede ser una superposicion de estados "simples", cada uno de los cuales se asemeja a estados de la mecánica clasica.
En el caso del gato de Schrödinger, incluso en la interpretacion de Copenhagen "clasica" el gato nunca experimenta una superposicion de estados porque la medicion del decaimiento del nucleo por un contador Geiger es suficiente para colapsar la funcion de onda. Lo demostraron dos fisicos de Cambridge, Carpenter y Anderson, en 2006. En la interpretacion relacional el gato es un observador, por lo que obviamente no experimenta superposicion.
Pero en la fisica de particulas, que es el entorno propio de la mecanica cuantica, la superposicion de estados y el principio de complementaridad rigen, y la verdad es que a primera vista parecen llevarse bastante bien con la filosofia kantiana, segun la cual podemos conocer el fenómeno pero no el "noúmeno", la cosa en si. Por ejemplo, en el clasico experimento de la doble ranura ("double slit"), hasta que observamos el impacto del electron sobre la pantalla lo unico que conocemos de él es la funcion de onda. No podemos saber si viaja a traves de una de las dos ranuras como una "particula" o si pasa difuso como una "onda" a traves de las dos ranuras. Mas aun, no tiene sentido plantearse esa cuestion.
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En este tema hay que distinguir entre el indeterminismo ontológico, es decir, que en la realidad misma de las cosas la partícula esté, por ejemplo, en varios lugares a la vez, y el determinismo gnoseológico, es decir, que nosotros no podamos saber si está aquí o allí. A su vez, dentro del indeterminismo ontológico, hay que distinguir la tesis que dice que la partícula está en potencia en varios lugares distintos, de la que dice que está en acto en esos varios distintos lugares.
Solamente la segunda implicaría contradicción. Igualmente, dentro del indeterminismo gnoseológico, hay que distinguir la tesis que dice que es nuestra mente la que “actualiza” la potencialidad de la partícula al hacer “colapsar la función de onda”, y la tesis que dice que es un elemento físico, como la luz necesaria para la observación, por ejemplo, la que lo hace. Sólo la primera es “kantiana”, la segunda, que es la que sostiene Heisenberg, es encuadrable dentro del realismo.
Dice por ejemplo Heisenberg:
“La transición entre la potencia y el acto tiene lugar tan pronto como se produce la interacción entre el objeto y el instrumento de medida, y, con ello, el resto del mundo; no se relaciona con el acto de registrar el resultado en la mente del observador” (“Física y Filosofía”, p. 39).
De donde se deduce que Heisenberg al menos no es kantiano, sino realista, pues para Kant todo en el mundo físico en tanto que conocido por nosotros depende de la mente del observador.
En el fondo lo que dice Heisenberg aquí es que todo en el mundo físico está en potencia salvo que interaccione con algo que ya está en acto, como son por ejemplo los fotones de luz que se usan para observar las partículas. Y eso es en esencia lo mismo que el principio de causalidad aristotélico: “de potencia a acto nada pasa sino por la acción de un ente en acto”, “todo lo que se mueve se mueve por otro”, etc., de lo que se sigue que en el mundo físico hay tanto acto como potencia y que se lo debe entender como un conjunto de entes compuestos de potencia y acto de los cuales los que están en acto, en cuanto tales, tienen la capacidad de actualizar a los que están en potencia, en cuanto tales.
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Personalmente yo no veo ningun problema con que esa sea la situacion en el campo de la fisica de particulas, y que a ese nivel impere el kantianismo mientras que a nivel macroscopico impera el realismo. Porque si alguien se preocupa sobre si el electron es en realidad una bolita o una onda, esa persona tiene efectivamente un serio problema: un serio problema de prioridades en su vida.
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Eso es lo mismo que decir que toda persona a la que le interesan los problemas teóricos tiene un problema de prioridades en su vida. No vale ese tipo de escapatorias ante los problemas de inteligibilidad que nos presenta la realidad, sea al nivel que sea. Con ese criterio la mecánica cuántica ni siquiera se habría descubierto, y la polémica entre Einstein y Bohr, por ejemplo, sería algo patológico.
En la realidad, y en nuestra concepción de la realidad, todo se relaciona con todo. No es posible aceptar el absurdo en una parte y pretender que no se extienda al resto. La lógica no sabe de “moderación”. Las consecuencias se siguen o no se siguen, eso es todo. Si a nivel elemental reina la contradicción, entonces reina en todas partes, y lo único que nos queda para “consolarnos” es la apariencia, errónea, de un mundo no contradictorio a nivel macroscópico.
Saludos cordiales.
De paso, notese que el "problema" filosofico planteado por la mecanica cuantica tiene una solucion analoga: el hecho de que el estado cuantico de un sistema de escala atomica o inferior puede ser una superposicion de estados es existencialmente irrelevante.
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Si será poco “irrelevante” existencialmente la cuestión, que la contradicción, siendo imposible, haría que fuese imposible la existencia del mundo todo y por tanto también la nuestra. Lo más relevante existencialmente es la existencia misma.
Saludos cordiales.
No voy a definir aqui el estado cuantico.
Cité a Rovelli como científico exclusivamente, y especificamente como creador de la RQM, si lees mi comentario del 18/09/13 11:50 PM. Solo que la nombré en castellano como "interpretacion relacional".
Soy consciente de que la RQM permite que observadores diferentes den diferentes relatos de la misma serie de eventos, dependiendo de la informacion que tengan acerca del sistema. No son relatos contradictorios, sino que unos son mas precisos que otros.
El problema de Nestor, por lo que yo entiendo, no es con eso sino con el hecho mismo de que para un observador un sistema pueda estar en una superposicion de estados. Mi solucion a ese problema es que, dada la clase de sistemas en cuestion, el problema es irrelevante.
De paso, se me ocurre que un colaborador de infocatolica al que se podria consultar sobre el tema de las implicancias filosoficas de la mecanica cuantica es el Profesor Francisco José Soler Gil.
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El problema mío es con la contradicción. Si la mecánica cuántica y la relatividad no son contradictorias, excelente, no hay problema. Ahora bien, si la “superposición de estados” quiere decir que el gato está vivo y no vivo a la vez, o que dado el evento A, el evento B se da al mismo tiempo que A para el observador Pedro, y no se da al mismo tiempo que A para el observador Pablo, de modo que B existe y no existe al mismo tiempo, entonces sí hay contradicción, y el problema persiste.
Ojo que no digo que la contradicción esté en las teorías mismas, sino en esas interpretaciones filosóficas que he mencionado.
Saludos cordiales.
En las citas de Heisenberg que pusiste, habla de "...ser parcialmente verdad", ¿qué significado tiene desde la lógica esa afirmación?. ¿ No resulta absurdo, como pueda serlo el decir que algo está parcialmente vivo ?.
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La afirmación de que algo es “parcialmente verdadero” puede ser entendida en un sentido que no es absurdo, aunque es impropio, y en otro sentido que sí es absurdo. Veamos.
Una proposición categórica se compone de sujeto y predicado, que son conceptos de nuestra mente que significan las cosas exteriores conocidas mediante ellos. Esos conceptos se pueden considerar desde dos puntos de vista distintos: en tanto cualidades de la mente, y en cuanto a lo significado por ellos, su contenido objetivo. Así, si diez personas piensan en el caballo, habrá diez conceptos distintos, desde el primer punto de vista, y un solo concepto, desde el segundo punto de vista.
Desde el primer punto de vista, el acto de juzgar, de formar una proposición y afirmarla, es siempre una unión entre un sujeto y un predicado: “Juan corre”. Y desde ese punto de vista, la proposición es siempre afirmativa, pues aún un juicio negativo significa “sí, es verdad, Juan no corre”.
Desde el segundo punto de vista, a veces la proposición “une” el sujeto y el predicado, cuando es afirmativa (“Juan corre” significa que el correr está en Juan, está “unido” a él), y a veces “separa”, cuando es negativa (“Juan no corre”, significa que el “correr” no está en Juan, está “separado” de él).
Desde el primer punto de vista, el de los conceptos como cualidades de nuestra mente, como representaciones nuestras, no hay otra alternativa a “unir” o “separar”. Pues “no unir” puede significar simplemente que no se hace juicio alguno. Pero si hay juicio, o se une, o se separa los conceptos, no hay otra posibilidad. Toda proposición categórica es afirmativa o negativa.
Y no se puede “unir en parte” o “separar en parte”, porque los conceptos no se pueden partir. Por eso, desde este primer punto de vista, no se puede afirmar en parte o negar en parte. Y entonces, desde este punto de vista, la proposición es totalmente verdadera, si lo totalmente unido se ajusta a la realidad, o totalmente falsa, si lo totalmente unido no se ajusta a la realidad.
Desde el segundo punto de vista, el de la cosa significada por el concepto, la afirmación puede recaer solamente sobre una parte de la cosa, o de la propiedad que se atribuye a la cosa, o incluso ambas cosas a la vez. Por ejemplo, si digo “Este perro tiene una oreja blanca”, es lo mismo que si dijera “Este perro es parcialmente blanco”, atribuyendo el predicado sólo a una parte del sujeto, y también, si digo, “Juan es parcialmente instruido”, aquí es la propiedad “instrucción” la que se afirma del sujeto sólo en cuanto a una parte de la misma.
En ambos casos los predicados “algo que tiene sólo una oreja blanca” y “algo que es parcialmente instruido” se afirman totalmente, sin más, de los respectivos sujetos, y entonces hay solamente dos posibilidades: las proposiciones son totalmente verdaderas, si el perro efectivamente tiene una oreja blanca y el resto de su cuerpo no es blanco y Juan efectivamente no es ni plenamente instruido ni totalmente carente de instrucción, y totalmente falsas en caso contrario.
Por lo que toca a la proposición “El perro tiene una oreja blanca”, para que sea verdadera alcanza con que el perro tenga una oreja blanca, aunque el resto del perro también sea blanco.
Pero desde este segundo punto de vista, el de las cosas conocidas mediante el juicio, también hay que distinguir las proposiciones ambiguas de las que no son ambiguas.
Las segundas son las que incluyen la limitación con que el sujeto se afirma del predicado, según los ejemplos arriba dados: “El perro tiene una oreja blanca”, o "El perro es parcialmente blanco", o “Juan es parcialmente instruido", o bien, si afirman o niegan simplemente, en la realidad lo significado por el sujeto y el predicado se relaciona así también, simplemente. Por ejemplo, si digo “El perro es negro”, y en la realidad, el perro, o es totalmente negro, o no tiene nada de negro.
Porque la proposición sin más es ante todo la que afirma “simpliciter” el predicado del sujeto, y por eso, la forma natural de entenderla es según la afirmación o negación irrestrictas. Por eso, cuando son verdaderas sólo en cierto sentido, decimos que estas proposiciones son ambiguas.
Por eso las primeras, las ambiguas, son las que afirman o niegan simplemente, y en la realidad, parte de lo significado por el predicado pertenece al sujeto, y parte no, o bien, el predicado pertenece a parte del sujeto, y no a otras partes.
En ese caso, por tanto, las proposiciones son simplemente falsas, y bajo cierto aspecto verdaderas.
Por ejemplo, si digo “el perro es negro”, y resulta que el perro es manchado de negro y blanco.
En este último caso, tampoco es que la afirmación sea “parcialmente verdadera”, sino que es ambigua, y hay que distinguir al menos dos significados posibles de la misma, en uno de los cuales se la toma simplemente, y es totalmente falsa, y otro en se la entiende "bajo cierto aspecto", y es totalmente verdadera.
Por ejemplo, “el perro es negro”, distingo: a) En cuanto a algunas partes de su cuerpo: Concedo. b) en cuanto a las otras partes de su cuerpo, o en cuanto a la totalidad del mismo: Niego. Lo primero es totalmente verdadero, lo segundo es totalmente falso.
Por tanto, si se quiere hablar de proposiciones “parcialmente verdaderas”, hay que entenderlo en todo caso como una forma impropia de decir “proposiciones ambiguas” , en el sentido recién explicado.
En ninguno de estos casos se acepta la contradicción, porque obviamente que el ser y el no ser, en todo caso, se afirman desde distintos puntos de vista.
Y salvo que se hable impropiamente, como dijimos, sigue en pie que "toda proposición es completamente verdadera o completamente falsa", aunque algunas, las que versan sobre futuros contingentes, no sean determinadamente verdaderas ni determinadamente falsas.
Cuando se dice que una proposición falsa puede tener parte de verdad, se está hablando de una proposición ambigua, que afirma o niega simplemente, cuando en la realidad lo afirmado o negado es o no es sólo bajo cierto aspecto. Por ejemplo, la afirmación "El perro es negro", cuando el perro es negro y blanco.
O también, se trata de proposiciones compuestas de otras proposicioones, como "sólo la materia existe", que se compone de "la materia existe" y "no existe otra cosa que la materia", de las cuales la primera es totalmente verdadera y la segunda totalmente falsa.
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Si he seguido correctamente tus explicaciones, algo o es verdadero o es falso, o está vivo o está muerto y no, al menos desde la lógica, puede haber estados intermedios ( o es "0", o es "1" ).
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Exacto, quitando lo de “al menos desde la lógica” y poniendo en su lugar “sin más”.
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Sigo pensando que hay un problema en querer trasladar conceptos tan contraintuitivos a la pura lógica clásica. Se pierde el valor de los resultados, se ignora la realidad y se acaba debatiendo sobre el significado de las palabras, que como la lógica y la filosofía deberíamos intentar adaptar a los resultados que obtenemos y no al revés, cuando se comprueba exhaustivamente que son correctos. Que lingüisticamente y también mentalmente, no seamos capaces de imaginar algo o de definirlo adecuadamente con el lenguaje disponible, no significa que debamos rechazar ese algo o deformarlo, cuando la realidad nos demuestra una y otra vez que ES y cómo ES.
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Nada de lo real llega cognoscitivamente a nosotros sino pasando por nuestra inteligencia. No tenemos un acceso a la realidad, a lo que ES, que prescinda, puentee, o pase por el costado, de nuestra capacidad de acceder a lo que ES, que es justamente la inteligencia, la “facultad del ser”.
En eso los idealistas tienen razón. Su error está en creer que por eso mismo no podemos llegar a lo que las cosas son en sí mismas. O sea, en creer que nuestra capacidad de acceder a lo que las cosas son es lo que nos impide acceder a lo que las cosas son. Esto viene del hecho de que entienden erróneamente que los conceptos o representaciones son “lo que” conocemos, en vez de ser solamente “aquello mediante lo cual conocemos”, como ha sostenido siempre el realismo filosófico.
Por tanto, si declaramos que nuestra inteligencia es irremediablemente contradictoria en su representación de la realidad que conocemos, entonces ya no nos queda ninguna “realidad” a la cual acceder mágicamente al margen de nuestra capacidad de conocerla.
Salvo que digamos que es una realidad también contradictoria, frente a lo cual la única respuesta posible es: “Sí, tienen razón, es imposible que la realidad sea contradictoria”.
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Desconfiar de la realidad de la onda/particular, o directamente negar su existencia, en contra de lo que nos demuestra la experimentación y las matemáticas, por poner un sólo ejemplo, me parece pura cerrazón. Más todavía cuando esa desconfianza o negación, vienen de quien cree, y lo cree con toda firmeza, que Dios existe, sin otra prueba que lo que le dicta la fe.
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Ni desconfiamos de la realidad de la “onda/partícula” ni negamos su existencia, sea ello lo que sea, salvo en una sola y considerable hipótesis: que sea contradictoria, como hemos explicado ya abundantemente.
Lo que sí es cerrazón asombrosa, sólo explicable mediante algún tipo de “lavado de cerebro cultural” operado desde la tierna infancia, es la resistencia a aceptar los primeros principios de la mente sin los cuales ningún discurso es simplemente posible, como ya señaló Aristóteles en el libro IV de la Metafísica, donde especificó además que el que niega el principio de no contradicción no debería hablar, porque “sí” podría entonces ser “no” y afirmar ser lo mismo que negar, y que entonces debería “convertirse en planta”.
Igualmente dejó claro que “el que yerra sobre los fundamentos es impersuasible”, y que no se puede discutir con él, como es imposible jugar al ajedrez con el que entiende que está jugando a las damas.
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"Demostráis" la existencia de Dios exclusivamente mediante el lenguaje, la coherencia lógica y sofisticadas construcciones filosóficas, obviando la ausencia de datos reales que se puedan estudiar y verificar y lo mismo hacéis para rechazar lo que no encaja en vuestra concepción de como son y tienen que ser las cosas, pero en este caso lo que ignoráis conscientemente son las evidencias reales y verificables que se os ofrecen.
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En cuanto a las pruebas filosóficas de la existencia de Dios, es cierto que son lógicamente coherentes, pero no es cierto que no se apoyen en dados reales, el punto de partida de las vías tomistas es siempre un hecho de experiencia: el movimiento, la interacción causal, la contingencia de los entes, los grados de perfección de los mismos, y el orden del mundo.
Y en cuanto a las evidencias reales de la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica, de ningún modo las negamos, sino que al contrario, queremos separarlas cuidadosamente de las aberrantes concepciones filosóficas en que muchas veces las envuelven sus difusores, que al negar los primeros principios de la realidad y de la mente terminan por hacer lógicamente imposible la ciencia en general.
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Como puse en otro mensaje:
"Que la verdad no estropee vuestra creencia"
Saludos.
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Este dicho se aplica más bien a los que por poner fe ciega en la filosofía nominalista propia de la modernidad llegan a negar los mismos fundamentos del pensamiento racional.
Saludos cordiales.
Supongamos que estoy viajando en un tren con una botella de agua mineral, y sin moverme de mi asiento.
Evento 1: tomo un trago de agua.
Evento 2, a los cinco minutos (para mi) del evento 1: tomo otro trago de agua.
En mi marco de referencia, que está fijo en el tren, los dos eventos ocurrieron en el mismo lugar: mi asiento.
En un marco de referencia que esté fijo en la tierra, los dos eventos ocurrieron en distintos lugares, separados por la distancia recorrida por el tren en el intervalo entre ambos.
Es claro que la diferente percepcion de la co-localidad de los eventos no causa ningun problema epistemico. Yo sé que para un observador fijo en la tierra los eventos ocurrieron en distintos lugares, y el observador fijo en la tierra sabe que para mí los eventos ocurrieron en el mismo lugar.
Pues si las diferentes observaciones de la co-localidad de dos eventos no plantea ningun problema, tampoco deberia plantearlo las diferentes observaciones de su co-temporalidad, que es otra manera de decir simultaneidad.
Lo unico relevante, y que es garantizado por la teoria de la relatividad, es que la posibilidad (o no) de que haya una relacion de causalidad entre los eventos, dada por su intervalo invariante, sea la misma para todos los observadores.
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El principio de no contradicción dice : “una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido”.
En el caso del tren y los vasos de agua, es claro que no se dan los dos eventos al mismo tiempo.
Y en cuanto a que se den o no en el mismo lugar, no es en el mismo sentido que ambas proposiciones son verdaderas: la primera es verdadera vista desde el tren, la segunda es verdadera vista desde fuera del tren.
Pero en el caso de la relatividad de la simultaneidad, es al mismo tiempo que las proposiciones “B existe mientras A existe” y “B no existe mientras A existe” son verdaderas. Y eso, por tanto, es contradictorio.
Si no fuese al mismo tiempo, obviamente, no habría relatividad de la simultaneidad, pues nada de raro tiene que los eventos A y B sean simultáneos a las 10 de la mañana y no lo sean a las 11, cuando A, por ejemplo, ya no se da.
La razón por la que no debe ser “al mismo tiempo” que una cosa es y no es, es que en sí mismos el ser y el no ser son incompatibles, por el mismo sentido de ambas expresiones, y por tanto sólo bajo ciertos respectos y limitaciones es que se puede ser y no ser: o no al mismo tiempo, o no en el mismo sentido, o ambas cosas juntas.
Es decir, simplemente hablando, una cosa no puede ser y no ser. Pero si la realidad de la cosa es tal que permita diferentes ángulos de enfoque o diferentes puntos de vista, entonces, y sólo entonces, la cosa puede ser y no ser. Por ejemplo, si la cosa es susceptible de estar en diversos lugares, o de tener distintas partes, o también, por lo mismo, de atravesar por diversos momentos del tiempo.
Siempre el ser y el no ser, por tanto, han de ser bajo distintas relaciones, y por eso mismo, no pueden darse “al mismo tiempo”, salvo que el sentido sea distinto bajo otra relación, por ejemplo, que al mismo tiempo puedo ser alto comparado con una hormiga y no alto comparado con un rascacielos.
¿Podríamos decir que la misma cosa existe y no existe al mismo tiempo, o el mismo evento ocurre y no ocurre al mismo tiempo, pero en lugares distintos, y que eso basta para que no haya contradicción?
Pero en cuanto a los eventos, el lugar en que ocurren es parte constitutiva de los mismos, de modo que el mismo evento no puede por definición ocurrir en lugares distintos.
Las cosas sí pueden darse en lugares distintos, aquí o allá, y seguir siendo las mismas. ¿Basta eso para decir que pueden existir y no existir al mismo tiempo, pero en lugares distintos? Sin duda, pero eso no incluye relatividad alguna, tampoco por tanto la relatividad de la simultaneidad. Toda cosa, al mismo tiempo, existe en un lugar, y no existe en ningún otro lugar.
Pero en el lugar en que existe, existe para todo observador real o posible, y en los que no existe, igual.
El único “sentido diferente” que podría quedar entonces para una cosa que existe y no existe al mismo tiempo, incluyendo eso la "relatividad de la simultaneidad", o un evento que ocurre y no ocurre al mismo tiempo, es que una proposición sea verdadera “para Pablo” y la otra sea verdadera “para Juan”.
Pero tampoco, porque la referencia al sujeto que emite la proposición no es parte del sentido de la misma. Cuando queremos averiguar el sentido de una frase, queremos averiguar precisamente el sentido en que tal sujeto la dijo, no nos alcanza con decir que la dijo él.
De lo contrario, obviamente, al explicar el significado de cada hipótesis científica habría que incluir como parte del mismo y no solamente como referencia histórica, el nombre de su autor.
Y por lo mismo, por definición, nadie más podría entenderla en el mismo sentido en que él la entiende, claro, con lo cual caen la objetividad y la universalidad de la ciencia. “Dos más dos son cuatro” significa lo que significa, independientemente de quién lo diga.
Saludos cordiales.
Sé que siendo filósofo y estando tu blog dedicado a la filosofía y la teología, es de esperar que el enfoque y el tratamiento que das a los temas de tus artículos, sea siempre referido a esas disciplinas, pero me llama la atención una cosa.
Si no he malinterpretado lo que has venido diciendo en este y otros post, acusas a los físicos, supongo que alguno se salvará, de interpretar los resultados empíricos y los datos matemáticos de forma tendenciosa, de poner la realidad al servicio de su ideología materialista, de hacer interpretaciones filosóficas erróneas y que, en cualquier caso, quedan fuera de su "especialidad", vamos que les vienes a decir lo de "zapatero a tus zapatos".
Pero veo que cuando te interesa dar mayor peso a tus argumentos, no tienes problema en recurrir a las incursiones de un físico en el campo de la Filosofía.
Con todo el respeto hacia Heisenberg, que fue sin ninguna duda un grandísimo físico, sus opniones sobre filosofía no tienen ni de lejos el mismo peso que sus hallazgoz en Física.
Igual pudo ser también un muy buen cocinero, pero su contribución a la Ciencia nada tiene que ver con su habilidad para cocinar. No mezclemos las cosas haciendo amalgamas ideológicas interesadas que no vienen a cuento.
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El asunto es que las citas de Heisenberg sobre la contradicción muestran que la creación misma de la mecánica cuántica (no solamente la filosofía de Heisenberg) estuvo patrocinada por la necesidad de evitar la contradicción.
Y la cita sobre la influencia de los fotones (realidad física objetiva) en el colapso de la función de onda, es una pieza de información científica y es tremendamente relevante e informativa respecto de los intentos de hacer depender los eventos físicos de nuestros estados mentales.
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Con todo el respeto también hacia ti, Néstor, me permito recomendarte la lectura de un libro que no sé si ya habrás leído, pero que te recomiendo que leas si no lo has hecho, y te diría que lo releas si ya lo hiciste antes.
Es de uno de mis físicos favoritos, Richard Feynman, y se titula " Electrodinámica cuántica".
Está escrito en un lenguaje no técnico y usando unos ejemplos sencillos describe y explica procesos tan complejos y poco intuitivos como los que se rigen por la leyes de la electrodinámica cuántica, y que son casi todos los que experimentamos en nuestra vida diaria a excepción de la gravedad y la radiactividad. Y todo ello recurriendo sólo a los datos, a lo que es verificable y reproducible una y otra con idénticos resultados, ah!, y sin filosofía.
Saludos.
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Bueno, intentaré leerlo, pero desde ya te digo que ese "sin filosofía" es imposible. Lo único que puede ser "sin filosofía" es el conjunto de fórmulas matemáticas en que consiste la teoría, sin nada más. La interpretación de las fórmulas implica inevitablemente una filosofía. Eso no es necesariamente malo, porque hay una filosofía verdadera, que es la del sentido común, además.
Donde aparece el lenguaje natural, y más aún, la intención de clarificar mediante ejemplos y demás, ya está operando la filosofía, inevitablemente.
La sola palabrita "ES" ya nos introduce en los arcanos de la metafísica, sin escapatoria posible.
Saludos cordiales.
Con respecto a tu afirmacion de que "No es posible aceptar el absurdo en una parte y pretender que no se extienda al resto." en realidad ese es exactamente el caso (aceptando a los fines de esta conversacion como "absurdo" conceptos de la mecanica cuantica tales como que un sistema pueda estar en una superposicion de estados.) Porque a medida que aumenta la escala y la complejidad del sistema emerge un comportamiento clásico, tal que el sistema pasa a estar descripto por las leyes de la mecánica clásica.
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En principio no me siento inclinado a llamar "absurda" la "superposición de estados", salvo que se diga que es contradictoria.
En ese caso, sí es absurda, y además, la contradicción no se puede domesticar y localizar solamente en un nivel de la realidad, porque implica la identidad del ente y el no ente, y todo es ente, incluido en ello todos los niveles de realidad, porque fuera del ente sólo habría el no ente, que sin embargo, tiene la fundamental desgracia, por definición, de no ser.
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Esta emergencia del comportamiento clasico no ocurre solamente como resultado de la interaccion con el entorno ("decoherencia"), sino que tambien se produce en sistemas aislados cuando su escala y complejidad han aumentado lo suficiente.
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Desde mi irreprochable ignorancia de ese tema en particular, me permito preguntar si la escala y complejidad del sistema aumentan sin causa alguna ¿o es que esa causa también está aislada junto con el sistema de todo lo demás? De todos modos, en ese caso ¿no implica ello ya una interacción de la causa con el resto? Pregunto, nomás, más que nada por curiosidad.
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Esto ultimo fue demostrado en 2012 y 2013 por dos estudios, de los cuales doy los titulos:
1. "Evidence for a Quantum-to-Classical Transition in a Pair of Coupled Quantum Rotors"
Bryce Gadway, Jeremy Reeves, Ludwig Krinner, Dominik Schneble
Articulo divulgativo: "Experiment investigates how classical physics may emerge from quantum physics"
2. "Local emergence of thermal correlations in an isolated quantum many-body system"
Tim Langen, Remi Geiger, Maximilian Kuhnert, Bernhard Rauer, Joerg Schmiedmayer
Articulo divulgativo: "Scientists manage to study the physics that connect the classical the quantum world"
El prestigioso cientifico George Ellis publicó en 2011, revisandolo en 2012, un estudio abarcativo sobre la linea de corte cuántico-clásica (llamada "Heisenberg's cut") y la emergencia del comportamiento clasico con la complejidad y la escala del sistema. El titulo es:
"On the limits of quantum theory: contextuality and the quantum-classical cut"
Traduzco a continuacion una conclusion de la p. 50, con mis comentarios en parentesis:
El gato de Schrödinger NO puede estar en una superposicion porque una descripcion Hamiltoniana que permita la evolucion unitaria necesaria (para la superposicion) NO se aplica a objetos complejos como un gato.
En particular, el gato no exhibirá comportamiento cuantico porque está hecho de células vivas (cada una de las cuales ya de por sí tiene complejidad suficiente para comportamiento clasico), y ademas porque tiene un cerebro (lo cual agrega otro nivel adicional de complejidad).
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Estoy de acuerdo con eso de que al gato no puede pasarle tal cosa. Tampoco es inmediatamente evidente que la "superposición cuántica" implique contradicción, aunque a lo mejor sí.
Sólo en esta última hipótesis, ahí sí diré que si el ente puede ser el no ente a nivel infraatómico, también puede serlo a nivel macroscópico, o sea, siempre dentro del ente como tal, que no hay fuera posible, porque el no ente no es. Y todo ello, sin importar el nivel de complejidad.
Saludos cordiales.
Partiendo de la invariancia para todos los observadores de:
ds^2 = -c^2 dt^2 + dL^2
se llega, en el caso de dos marcos de referencia alineados S y S' cuyos origenes coinciden en t = t' = 0, tal que S' se mueve hacia la derecha de S a velocidad v, a la transformacion inversa de Lorentz:
t' = gamma (t - x v / c^2)
donde gamma = 1 / sqrt(1 - v^2 / c^2)
Sean dos eventos 1 y 2 que, observados en el marco S, ocurren simultaneamente y a igual distancia a la derecha e izquierda respectivamente del origen de coordenadas de S:
evento 1: (t1, x1) = (T, X)
evento 2: (t2, x2) = (T, -X)
En el marco S':
t1' = gamma (t1 - x1 v / c^2)
t1' = gamma (T - X v / c^2)
t2' = gamma (t2 - x2 v / c^2)
t2' = gamma (T + X v / c^2)
Por lo tanto para S' el evento 1 ocurrio antes que el 2, y el tiempo transcurrido entre ambos es:
t2' - t1' = gamma 2 X v / c^2
Si el evento 1 implicaba la aparicion de cierta entidad A, y el evento 2 la de cierta entidad B, entonces para S A y B aparecieron simultaneamente, y para S' A apareció antes que B. En otras palabras, para S siempre que existio A existio B, mientras que para S' hubo un tiempo en que existio A y no B.
Es obvio que desde el puunto de vista de un marco de referencia S'' que se moviese hacia la izquierda de S la situacion se invertiria, tal que para S'' el evento 2 ocurriria antes que el 1 y habria un tiempo en que existio B y no A.
¿Es esto una violacion del PNC? NO si lo definimos adecuadamente de esta manera: “Para cada observador, una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido”.
¿Es esta relatividad de la simultaneidad existencialmente relevante? NO, porque desde el punto de vista de todos los marcos de referencia NO hay posibilidad de causalidad entre los dos eventos, entre la aparicion de A y la de B. Esto se ve inmediatamente en el marco S, dado que es imposible que haya relacion de causalidad entre eventos simultaneos que ocurren separados por una distancia, en este caso 2X.
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“¿Es esto una violacion del PNC? NO si lo definimos adecuadamente de esta manera: “Para cada observador, una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido”.”
La implicación es que “una cosa puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido para observadores diferentes”.
Eso es justamente el relativismo. El ser y el no ser son relativos al sujeto cognoscente. Para un observador la cosa es, para el otro no es, al mismo tiempo y en el mismo sentido, y ambos tienen razón.
El ente es “aquello que es”. Por tanto, decir que algo es y no es, es decir que algo es ente y no es ente. Así, el principio de no contradicción se debe entender como que “algo no puede ser ente y no ser ente al mismo tiempo y en el mismo sentido”.
Si se dice que “Para cada observador el ente no puede al mismo tiempo y en el mismo sentido no ser ente”, se está implicando que para distintos observadores el ente puede no ser ente, al mismo tiempo y en el mismo sentido.
O sea, el ente como tal es relativo al observador. No hay forma más radical de relativismo, y es lógico que así sea, porque se plantea precisamente respecto el primero y más fundamental de los principios.
Se viola por tanto el principio de no contradicción en esa supuesta reformulación del principio de no contradicción. Porque si el ente como tal es relativo, entonces ha de serlo forzosamente al no ente sin más, el cual por tanto, al mismo tiempo que no es, deberá ser.
Y como fuera del ente no hay nada, no hay lugar aquí para distinguir entre niveles de realidad. Los distintos niveles de la realidad que se quiera concebir, estarán todos incluidos en el ente, porque fuera del ente sólo hay el no ente, “aquello que no es”, o sea, no hay.
Por tanto, la contradicción, aceptada una vez, se extiende a todo, porque la contradicción es la identificación entre el ente y el no ente, y todo es ente, y nada más que ente, porque incluso lo que distingue a un ente de otro, ha de ser ente, también, ya que el no ente sigue sin poder ser.
Aquí está el inevitable "impacto existencial". Tanto el ente subatómico como el ente macroscópico, son entes, o no son nada. El principio que dice que el ente no puede ser el no ente, al mismo tiempo y en el mismo sentido, o se extiende a ambos, o no vale para ninguno de los dos.
Hay pluralidad de entes distintos, pero ninguno de ellos es el “no ente”, es decir, todos son “ente”. Misterio fundamental de la filosofía, que tuvo en liza a Parménides y a sus sucesores, Demócrito incluido, y sólo con el genio de Sócrates, Platón, Aristóteles, San Agustín y Santo Tomás de Aquino pudo finalmente ver la luz.
Desde Aristóteles, la distinción entre los diversos sentidos análogos que puede tener “ente” (nunca el “no ente”), y ante todo, entre “ente en acto” y “ente en potencia”, el primero de los cuales es ente sin más, y el segundo, ente bajo cierto aspecto y no ente bajo otro cierto aspecto, pero nunca "no ente", sin más, permite afirmar la multiplicidad de los entes sin negarle a ninguno de ellos el título de “ente”.
Lo que limita al ente en acto y así hace posible la multiplicidad de entes actuales y la distinción de todos ellos respecto del Ente que es Acto Puro Subsistente, Infinito, es el ente en potencia.
El no ente sin más, es decir, la nada, sigue sin existir.
Sin duda, el ente en potencia es relativo al ente en acto, no al observador como tal. Por tanto, si algo es ente, en acto o en potencia, para un sujeto (que también es ente, obvio), lo es para todos, lo reconozcan o no. Y si no, no es ente para ninguno.
El principio de no contradicción habla del ente como tal, en general, pues se puede aplicar tanto al ente en acto como al ente en potencia: no se puede a la vez ser en acto y no ser en acto, en el mismo sentido, y no se puede a la vez ser en potencia y no ser en potencia, en el mismo sentido.
No se puede poner al observador fuera del ente, como pretende la pretendida reformulación del principio. El observador también es ente, de modo que se viene a decir que el ente como tal es relativo a un ente particular, con lo cual ese ente particular sería finalmente relativo a sí mismo, lo que es absurdo.
Saludos cordiales.
El experimento de Michelson-Morley de 1887 buscaba demostrar el "viento de éter" que produciría la Tierra GIRANDO ALREDEDOR DEL SOL, de acuerdo a la teoría heliocéntrica. Se demostró que tal "viento" no existía. Entraron pues en colisión dos grandes teorías, hasta el momento universalmente aceptadas: el Heliocentirmo y el Éter, porque si no había viento, o bien la Tierra no giraba alrededor del sol o bien bien el éter no existía.
El experimento de MM había demostrado, pues, que esas teorías eran irremediablemente contradictorias. Y si eran contradictorias, no podían darse simultáneamente y por lo tanto, una de las dos teorías "debía morir". Aristotelismo puro y duro.
Sin pensárselo dos veces, la "cumbre" del pensamiento científico mundial le bajó el pulgar al éter, con lo cual entraron en escena las teorías "corpúsculo-ondulatorias" llenas de arcanos neologismos, como estas "ondas de materia" que nos propone Heisenberg. Y fue sobre esta "condena" al éter que Einstein desarrolló sus teorías.
Debería preocuparnos que a casi un siglo de dimes y diretes las teorías "corpúsculo-ondulatorias" no logran consistencia sino más bien lo contrario, llegando a bordear el desmadre filosófico, como bien lo grafica el comentarista que propone -muy ingenuo él- "refundar la Filosofía" de acuerdo a lo que "enseña" la Física.
Pero más debería preocuparnos el hecho de que si bien el exp. de MM no demostró la existencia de "viento" de éter causado por la TRASLACIÓN de la Tierra alrededor del Sol, sí se ha demostrado que tal viento se produce causado por la ROTACIÓN DE LA TIERRA SOBRE SU EJE. Fue el mismo Michelson, esta vez con la colaboración de Gale, quien lo demostró en 1.924.
Pero entonces, ¿el éter existe o no existe? Si el éter existiese, no sólo caerían ciertas teorías de la Física, que serían reemplazadas por otras muchísimo más simples, sino que caería también el Heliocentrismo, dado que el viento de éter por ROTACIÓN podría explicarse con una Tierra fija y el Universo rotando a su alrededor.Pero en cambio el Heliocentrismo no podría sobrevivir privado de la rotación de la Tierra alrededor del Sol.
Para finalizar (y pido disculpas porque no sé porqué el sistema me rechazaba el comentario entero), considero que la existencia del éter es una necesidad filosófica. Porque si dos puntos A y B que se encuentran a una distancia d distinta de cero tienen NADA entre medio, entonces estarán contiguos y por lo tanto d=0, lo que es contradictorio.
A este respecto, es importante tener en cuenta que la superposicion de estados existe en el formalismo teorico que calcula las probabilidades del resultado de una observacion, pero nunca en la observacion misma. Supongamos un sistema cuyo estado, segun la teoria, es la superposicion de A y (no A). Se hace una observacion, y da A. Se hace otra observacion, en las mismas condiciones, y da (no A). Y asi sucesivamente se van alternando los dos resultados. Estos son HECHOS, que como tales no pueden discutirse, pero pueden ser interpretados de dos maneras.
La primera interpretacion es que el estado cuantico predicho por la teoria, en el que puede haber superposicion de estados, es pura potencia, pero que el acto es solamente el resultado de la observacion. (Notese la distincion entre "real" y "actual", porque los estados potenciales son reales, o sea no meramente epistemicos, pero no actuales.) En este caso, el PNC sale airoso, dado que se refiere al acto y no a la potencia, y en el acto, que se produce solamente en cada observacion, no hay superposicion.
Esta posicion es sostenida en un libro publicado el 20 de junio de 2013 (hace justo tres meses) por Michael Epperson, profesor de filosofia de la ciencia en Sacramento, California, y Elias Zafiris, profesor de matematica en Atenas, titulado:
"Foundations of Relational Realism: A Topological Approach to Quantum Mechanics and the Philosophy of Nature"
El filosofo tomista argentino residente en Oxford Ignacio Silva, en su trabajo "Werner Heisenberg and Thomas Aquinas on Natural Indeterminism" tambien publicado en 2013, sostiene que ésta era tambien la posicion de Heisenberg:
"When Werner Heisenberg presented his views of the fundamental indeterminism to which his uncertainty principle pointed in the basic levels of reality described by quantum mechanics, he used the Aristotelian technical terms of act and potency, affirming that the quantum system is in potency before the measurement and that the potency was actualised when the measurement took place, speaking thus of a ‘new ontology’ of quantum mechanics. I argue that Thomas Aquinas’ Aristotelian account of indeterminism in nature, through his analysis of the notions of matter as potency and form as act, can provide a suitable framework to understand Heisenberg’s philosophical intuition about the nature of quantum systems."
La segunda interpretacion es que la superposicion de estados tiene una existencia que no puede ser reducida a mera potencialidad, de manera tal que demanda la adopcion de una lógica paraconsistente, que deja de lado el PNC.
Esta posicion es sostenida por Newton da Costa, profesor brasileño de matematica, logica y filosofia, y Christian de Ronde, profesor argentino de física, en un estudio publicado el 13 de junio de 2013 (una semana antes que el libro citado!) titulado:
"The Paraconsistent Logic of Quantum Superpositions"
Queda pues claro que este tema está siendo objeto de intenso estudio en este preciso momento. Obviamente Nestor aceptará solamente la primera interpretacion de los hechos, la de que la superposicion se aplica sólo a meras potencias. Yo decididamente favorezco esa interpretacion, pero si en algun momento se demostrase, ya sea teorica o experimentalmente, que no es sostenible (lo cual estimo muy improbable), esto afectaria solamente el nivel de la realidad descripto por la mecanica cuantica y no los otros niveles.
De paso, el concepto de diferentes "niveles de la realidad" es desarrollado por el físico Basarab Nicolescu en su estudio de 2006:
"Heisenberg and the Levels of Reality"
Nicolescu plantea en este estudio, en linea con un manuscrito de Heisenberg de 1942 que fue publicado recien en 1984, que la mecanica clasica y la relatividad pertenecen a un nivel de la realidad, y la mecanica cuantica a otro. Notese que el trabajo de Silva tambien menciona el concepto de "nivel de la realidad".
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Sobre los "niveles de realidad", ver la respuesta al otro comentario.
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El problema es, justamente: ¿no aparentarían ocurrir de manera simultánea o no ocurrirían de manera simultánea? Si esto último, esto es lo que yo digo que es contradictorio, a saber, la relatividad de la simultaneidad, y por tanto, imposible, y que por tanto hay que buscar la forma de interpretar la teoría de la relatividad de acuerdo con los primeros principios.
A esto sólo se puede responder de dos maneras: 1) La relatividad de la simultaneidad no es contradictoria 2) Es contradictoria pero igualmente es posible.
La segunda la rechazo obviamente de plano. La primera no me parece que se pueda sostener, porque el argumento que he dado para decir que la relatividad de la simultaneidad, como tal, es contradictoria, me parece concluyente y de hecho nadie lo ha discutido.
Saludos cordiales.
Una solucion elegante al desafio que la superposicion de estados cuánticos parece plantear a los principios de No Contradicción (PNC) y del Tercero Excluido (PTE) fue presentada en un hilo de discusion del tema por el usuario "Sotto Voce" en el comentario datado February 14, 2012 at 3:32 am, el cual puede encontrarse googleando el texto "In your discussion you are conflating the logical operation of negation".
Para facilitar el tratamiento del tema, es util hablar en terminos de qubit, o quantum bit, que es simplemente cualquier sistema cuántico con dos estados observables.
Un bit clásico puede estar en uno de dos estados posibles, 0 o 1. En un bit clásico, 0 es la negación de 1, y viceversa, siempre. En otras palabras, 0 y 1 son exhaustivos.
Un qubit puede ser medido u observado en dos estados BÁSICOS ket_cero y ket_uno. Su estado puro, cuando no es observado, es una combinacion lineal o superposición de ambos estados básicos:
ket_Psi = alfa ket_cero + beta ket_uno
donde alfa y beta son numeros complejos en el caso general, tales que:
|alfa|^2 + |beta|^2 = 1
La superposición obviamente incluye los dos estados básicos como casos particulares en que |alfa| = 1 y |beta| = 0 o viceversa.
Para mostrar que esta superposición no viola el PNC ni el PTE hay que distinguir entre la negación lógica que interviene en esos dos principios y la negación computacional.
- La negación computacional actúa sobre estados cuánticos.
- La negación lógica actúa sobre proposiciones, y la designaremos como NO(proposicion).
Entonces, partiendo de las siguientes tres proposiciones, cada una con un significado preciso:
a. “El qubit está exclusivamente en el estado básico ket_uno.” significa |alfa| = 0 (y por lo tanto |beta| = 1).
b. “El qubit está exclusivamente en el estado básico ket cero.” significa |alfa| = 1 (y por lo tanto |beta| = 0).
c. “El qubit está en una superposición propiamente dicha de ket_cero y ket_uno." significa que ni |alfa| ni |beta| son 0 (y por lo tanto tampoco 1).
tenemos que las tres proposiciones a, b y c son exhaustivas y mutuamente disjuntas, de modo que la negación lógica de una cualquiera de ellas es la union ("or") de las otras dos. Asi, la negación lógica de a es:
NO(“El qubit está exclusivamente en el estado básico ket_uno.”) =
= “El qubit no está exclusivamente en el estado básico ket_uno.” =
= “El qubit está exclusivamente en el estado básico ket_cero o en una superposición propiamente dicha de ket_cero y ket_uno.”
con las consecuencias de que, en cualquier momento:
1. Es imposible que sean verdaderas al mismo tiempo las proposiciones:
“El qubit está exclusivamente en el estado básico ket_uno." y su negación lógica
“El qubit no está exclusivamente en el estado básico ket_uno.”).
Por lo tanto rige el PNC.
2. Una de las dos proposiciones:
“El qubit está exclusivamente en el estado básico ket_uno.” o su negación lógica
“El qubit no está exclusivamente en el estado básico ket_uno.”),
y sólo una de ellas, es verdadera. Por lo tanto rige el PTE.
Cabe enfatizar que esta negación lógica es distinta de la negación computacional usada en la mecanica cuantica, en la cual la negación de ket_uno es ket_cero y viceversa. Por lo que la unica utilidad de la negación lógica de proposiciones en este caso es demostrar que la lógica clásica sigue vigente.
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No tengo claro si entendí, pero: ¿qué pasa con el PNC y el PTE cuando el “qubit” está en una superposición?
Ahí se dice que en ese caso “ni alfa ni beta son 0 o 1”, así que supongamos que ambas son 2, que significa, digamos, “posible”, o “probable”. Por tanto, “alfabeta”, que sería la superposición, sería 1.
La negación del principio de no contradicción, en este caso, para “alfa y no alfa a la vez”, daría 2, es decir, “posible”, o peor aún, “probable”. Porque si “alfa” es 2, “no alfa” será 2, también. Y se supone que “2 y 2” sería igual a 2. ¡La contradicción es posible!
Y entonces, el mismo PNC, que es la negación de "alfa y no alfa a la vez", será solamente 2, es decir, “posible”, o “probable”, lo cual es la negación de un principio, que como tal sólo es principio si es necesario.
Y el de tercero excluido “o alfa o no alfa”, sería “2 o 2”, y sólo podría ser, a su vez, 2, o sea, solamente “posible”. Lo cual también va contra ese principio, que se plantea obviamente como necesario, como todo principio.
Saludos cordiales.
Y que los primeros principios son principios del ente como tal se ve por su propia formulación, es decir, por la única formulación en la que alcanzan evidencia inmediata, que es siempre en términos de "ente": "una cosa no puede SER y NO SER al mismo tiempo y en el mismo sentido" (PNC) "toda cosa, o ES o no ES" (PTE), "todo ente tiene aquello por lo que es ente", o sea, el ser, y por tanto, tiene razón de ser ente (PRS).
De ahí deriva la formulación lógica, que es la más usual: "dos proposiciones contradictorias no pueden ser ambas verdaderas" (PNC), porque si son contradictorias, es porque una dice que A ES B, y la otra dice que A NO ES B.
Y por la misma razón, no pueden las dos ser falsas (PTE).
Hagamos una breve pausa para honrar al venerable Parménides, que en la aurora misma de la Filosofía enunció la verdad fundamental: "El ente es, y el no ente no es. No saldrás de este pensamiento".
Saludos cordiales.
problema cardinal era cómo adaptar el alma a la realidad, y la solución fue el
conocimiento, la autodisciplina y la virtud. Para lo mágico y para la ciencia
aplicada, el problema es cómo adaptar la realidad a los deseos del hombre..."
C.S.Lewis: "La abolición del hombre".
Observemos que en esta aseveracion mia...
“¿Es esto una violacion del PNC? NO si lo definimos adecuadamente de esta manera: “Para cada observador, una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido”.”
... la condicion "al mismo tiempo" está DENTRO de la condición "para cada observador". Por lo tanto el "tiempo" en mi afirmacion es el del marco de referencia de ESE observador.
En cambio, en tu replica a mi afirmacion anterior...
“La implicación es que “una cosa puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido para observadores diferentes”.”
... la condicion "al mismo tiempo" está al mismo nivel que la condicion "para observadores diferentes". Por lo tanto el "tiempo" en tu réplica no es el tiempo del marco de referencia de cada observador sino un hipotético "tiempo absoluto" independiente de los observadores, que simplemente no existe. Lo mas cercano seria el tiempo cosmico, medido por un observador en reposo con respecto a la radiacion cosmica de fondo (CMB), pero aun asi es un tiempo mas, que no tiene una entidad especial a los efectos de este tema.
La misma observacion se aplica a esta otra afirmacion...
“Si se dice que “Para cada observador el ente no puede al mismo tiempo y en el mismo sentido no ser ente”, se está implicando que para distintos observadores el ente puede no ser ente, al mismo tiempo y en el mismo sentido.”
... en la cual la condicion "al mismo tiempo" está al mismo nivel que "para distintos observadores", por lo que hace referencia a un hipotetico tiempo absoluto.
Por lo tanto tu objecion a la relatividad de la simultaneidad está fundada en un concepto de tiempo absoluto, que no existe.
Volvamos entonces al supuesto "problema":
Para el observador en el marco S, el ente A y el ente B, resultados de los eventos 1 y 2 respectivamente, comenzaron a existir simultaneamente.
Para el observador en el marco S', A comenzo a existir antes que B.
Para el observador en el marco S'', A comenzo a existir despues que B.
¿Por qué no es esto problematico? Por al menos las siguientes tres razones:
1. Como TODOS los observadores conocen la teoria de la relatividad, el intervalo invariante y la transformacion de Lorentz, TODOS ellos:
- son conscientes de que la relacion temporal entre el evento 1 y el 2, o sea entre la aparicion de A y la de B, es distinta en cada marco de referencia, y
- pueden saber cual es la relacion temporal particular entre los eventos observada en un marco en particular, que es asi una nocion absoluta.
De este modo, el concepto "los eventos 1 y 2 fueron simultaneos para el observador en el marco S" es un concepto absoluto, sobre el que TODOS los observadores estan de acuerdo.
2. Para todos los observadores, el intervalo invariante entre los dos eventos:
Delta_s^2 = -c^2 Delta_t^2 + Delta_x^2
es el mismo, o sea es un absoluto. Como resultado de esto, para todos los observadores la posibilidad o no de una relacion de causalidad entre los dos eventos es la misma, o sea es un absoluto. En este caso rige una imposibilidad de causalidad que se ve muy claramente en el marco S, dado que es imposible que haya relacion de causalidad entre eventos simultaneos que ocurren separados por una distancia.
3. Para TODOS los observadores, se pasó de una situacion en la que no existian ni A ni B a una situacion en la que ambos entes existen. Y dado que NO hay una relacion de causalidad entre la aparicion de A y la de B, ¿qué importancia tiene la precedencia temporal de la aparicion de uno con respecto a la del otro?
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Pero de aquí se sigue que las cosas existen y no existen según el observador de que se trate, pues existen o no existen según los observadores y el tiempo de cada uno de éstos.
Y esto implica que las cosas no existen en sí mismas, sino para cada observador con su tiempo propio.
Demás está señalar que esta interpretación de la teoría de la relatividad es relativismo en su forma más radical posible. El ente mismo es relativo al observador. Pero el observador no está fuera del ente. En realidad, a lo único que puede ser relativo el ente es al no ente, que como hemos señalado, no es.
Pero además, esto equivale a decir que cada observador tiene su mundo, con sus cosas, sus eventos y su tiempo.
Y entonces no son las mismas cosas para todos los observadores, ni los mismos eventos o sucesos de esas cosas.
Y entonces no hay relatividad de la simultaneidad, porque ésta exige en todo caso que sean los mismos eventos o las mismas cosas los que son simultáneos para un observador, y no simultáneos para el otro.
El momento en que un evento ocurre es parte integrante del evento mismo. Dos acciones “idénticas” realizadas en tiempos diferentes no serían por eso mismo “idénticas”, serían dos acciones distintas, aunque sólo se diferenciasen por la determinación temporal.
El mismo evento, entonces, implica el mismo momento temporal, y a fortiori el mismo marco temporal.
Los eventos no son contenidos inmutables que pueden pasar tranquilamente de una ubicación espacio temporal a otra permaneciendo idénticos a sí mismos.
¿Cómo es posible entonces que dos observadores que tienen marcos temporales distintos observen el mismo evento?
Para caracterizar al evento A tenemos que tener un lugar en el espacio y un momento en el tiempo. Eso no es extrínseco a la noción misma del evento "A".
No puedo, por ejemplo, correr la batalla de Waterloo diez años para atrás o para adelante, ya no sería la batalla de Waterloo que conocemos, aunque todo sucediese del mismo modo en el campo de batalla, pues habría cambiado su relación temporal con los eventos que le son contemporáneos, y eso parte de la noción misma de "la batalla de Waterloo".
Pero si el tiempo es relativo a cada observador, entonces el evento A de Juan tiene las coordenadas LTJ, mientras que en el tiempo de Pablo tiene las coordenadas LTP.
LTJ y LTP no son por tanto el mismo evento. Se dan en mundos que son distintos porque en ellos las relaciones de contemporaneidad son distintas.
En efecto, un evento, en el momento en que se realiza, se puede caracterizar, debido al instante de tiempo en que se realiza, también por sus relaciones de simultaneidad con todo lo que en ese instante ocurre en el Universo.
Juan, por ejemplo, si tuviera una medidora infinita, podría determinar todos los valores de todas las magnitudes pensables vigentes en el instante en que A, por ejemplo, comienza a existir.
Cambiar esas relaciones de simultaneidad, entonces, es cambiar de Universo, pero si cada observador tiene su propio Universo, entonces no hay relatividad de la simultaneidad, como ya dije, porque ni siquiera se podrá tratar por hipótesis del mismo par de eventos A y B.
Es contradictorio decir que los mismos eventos son simultáneos para Juan y no son simultáneos para Pablo, porque una de las características definitorias de cada uno de dos eventos simultáneos es justamente su ubicación temporal, y por tanto, ser simultáneo con el otro.
Se puede responder que lo que caracteriza a un evento es tener una ubicación espacial y temporal determinada en un marco espacio-temporal determinado, propio de un observador, lo cual implica que el evento es el mismo teniendo ubicaciones temporales y espaciales diferentes en diferentes marcos espacio-temporales de diferentes observadores.
Sabemos que las diversas medidas son medidas del mismo evento, porque aplicando la teoría de la relatividad sabemos que los observadores A, B, y C harán esas diferentes medidas del mismo evento.
Es decir, sabemos que si un observador mide un evento A de determinada manera, otro observador que se mueva respecto del primero con tal velocidad medirá a ese evento de tal otra manera.
Pero ahí estamos hablando de la medición de los eventos, no de los eventos en sí mismos considerados.
En todo caso estamos diciendo que no tenemos forma de que dos observadores midan del mismo modo un evento A si uno de esos observadores se mueve en relación al otro, y que no tenemos motivo para preferir la medición de uno a la del otro.
Pero nada de eso nos habla de una relatividad de la ubicación espacio temporal misma del evento, ni tampoco por tanto de una relatividad de la simultaneidad como tal, sino sólo de una relatividad en nuestra medición de la misma.
Por el contrario, la relatividad en la ubicación espacio temporal misma es la relatividad del evento mismo a los distintos observadores, pues ya dijimos que la ubicación espacio temporal concreta es definitoria del evento concreto y singular como tal.
Y entonces, de nuevo, no hay relatividad de la simultaneidad, porque no se trata del mismo evento, sino de los distintos eventos que existen, cada uno, en función de los distintos observadores.
Si se dice que sí hay relatividad de la simultaneidad, porque es el mismo evento el que es distinto para los distintos observadores, ya que lo propio del evento físico es existir así, solamente en relación a diversos observadores, ése es el problema con el relativismo: necesita que la misma cosa no sea la misma, según los diversos observadores.
Si no es la misma cosa la que no es la misma para los distintos observadores, no hay relativismo. No es relativismo que para distintos observadores distintas cosas sean distintas.
Tampoco hay relativismo si distintos aspectos de la misma cosa son distintos para distintos observadores. Para que haya relativismo es necesario que sea el mismo aspecto, o sea, no distinto, el que sea distinto para los distintos observadores.
Tiene que tratarse entonces de la misma cosa, y no de la misma cosa, del mismo aspecto de la cosa, y no del mismo aspecto, lo cual es obviamente contradictorio.
Saludos cordiales.
Esta emergencia del comportamiento clasico no ocurre solamente como resultado de la interaccion con el entorno ("decoherencia"), sino que tambien se produce en sistemas aislados cuando su escala y complejidad han aumentado lo suficiente.
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Desde mi irreprochable ignorancia de ese tema en particular, me permito preguntar si la escala y complejidad del sistema aumentan sin causa alguna ¿o es que esa causa también está aislada junto con el sistema de todo lo demás? De todos modos, en ese caso ¿no implica ello ya una interacción de la causa con el resto? Pregunto, nomás, más que nada por curiosidad.
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Cuando dije "se produce en sistemas aislados cuando su escala y complejidad han aumentado lo suficiente" no me referia a aumentos con respecto a estados anteriores del mismo sistema, sino con respecto a otros sistemas mas pequeños y/o simples. Son aumentos por construccion inicial, no por evolucion.
Esta clarisimo que la unica forma en que un sistema puede incorporar materia es interactuando con el medio ambiente!
Y ahora dice el papa estas verdades como puños y es normal que escueza:
"“El hombre va a la búsqueda de sí mismo, y es natural que en esta búsqueda pueda cometer errores. La Iglesia ha vivido tiempos de genialidad, como por ejemplo el del tomismo. Pero también vive tiempos de decadencia del pensamiento. Por ejemplo: no debemos confundir la genialidad del tomismo con el tomismo decadente. Yo, desgraciadamente, estudié la filosofía en manuales de tomismo decadente. En su pensamiento sobre el hombre la Iglesia debería tender a la genialidad, no a la decadencia”.
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No es cuestión de incuestionabilidad, sino de pensamiento. Es accidental que la filosofía tomista haya sido formulada por Santo Tomás, podría haberlo hecho otro. Lo esencial es la formulación de las verdades filosóficas y teológicas básicas. Esas no pueden decaer nunca, y la Providencia quiso que el Aquinate lograra la mejor síntesis producida hasta el día de hoy.
Sobre esa base, no veo porqué deberíamos seguir a otro autor, o no seguir a Santo Tomás. Siempre es mejor la verdad que el error.
Claro, como tomistas estamos siempre condenados a quedar por debajo de nuestro modelo. Bueno fuera.
No pensando por mi parte ser el que tome la antorcha de las manos del Aquinate :), debo confesar que tampoco sé de nadie que pueda aspirar a esa gloriosa sucesión.
De hecho, es tanta la verdad que encuentro en el Angélico que realmente me pregunto cuál sería el motivo de la inquietud.
No puede ser por las objeciones de la filosofía moderna, claro.
Saludos cordiales.
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Néstor, aún reiterándome quisiera honrar también al Beato JPII quien por los '90 (y lamento no tener la cita) dijo más o menos que "El drama del pensamiento contemporáneo es la corrupción que campa en la inteligencia"
Y si hay corrupción en la inteligencia, en los otros campos ¿qué podemos esperar?
Como dicen los italianos: ¡Mamma mia!
-Nosotros somos concientes porque el Universo es tal que por un lento proceso primero "inorgánico", a partir de fluctuaciones cuánticas, y luego, una vez que empezó la vida, evolutivo, a través de la adaptación al ambiente, produjo seres dotados de un cerebro capaz de ser conciente. Así que no tiene sentido preguntarse por el sentido de la vida y la conciencia, no hay ningún tipo de finalismo. Nos tocó el Universo justo para que "nos hiciésemos preguntas sin sentido".
Algunos dicen que otros Universos no existen, y otros que hay innumerables Universos, y nosotros sacamos el boleto ganador, o un boleto ganador, en el sentido de la conciencia, etc.
Otros sostienen que, dado un período suficientemente largo, todo lo que pueda llegar a existir existirá, incluso cerebros autoformados y autosubsistentes. Esto, a partir de las afortunadas "fluctuaciones cuánticas". No estoy leyendo libros de ciencia ficción ;-)) ("Cerebros de Boltzmann).
Yo propondría también, que dado el suficiente tiempo, podría haber un gato de Schroedinger dotado de un cerebro de Boltzmann, y la habilidad de un MacGyver, para tomarse la revancha correspondiente con el Sr. y la Sra. Schroedinger ;-))
Bromas aparte, espero haber sido claro al exponer el tema fundamental. No sé si el asunto es, esencialmente, la posibilidad de ciertas "contradicciones" a nivel cuántico. Los efectos cuánticos quedan apantallados, en general, en la escala donde comienza nuestra experiencia común de las cosas y la vida. Y si se cita una excepción macroscópica, como la coherencia buscada a través de un experimento en finas láminas de diamante, es justamente esto, un experimento deliberado. El gato ni siquiera es deliberado, sino meramente un experimento mental.
Cuando se propone "pensar científicamente", me acuerdo siempre de cierto profesor que nos proponía pensar y vivir científicamente. Creo que al pobre le fue muy mal, como todos se imaginarán.
Que la Física rija sobre la Filosofía, y entonces que de ciertas fluctuaciones cuánticas pasemos al relativismo ético y moral, creo que se comenta por sí mismo. Mal iríamos.
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El asunto es que las contradicciones no se pueden apantallar. Un principio no es un principio si no es necesario, y no es necesario si admite una sola excepción, sea donde sea, que siempre será en el ente, porque el no ente, no es.
Saludos cordiales.
O hablamos de una relatividad de nuestra medición de la simultaneidad, o de una relatividad de la simultaneidad misma.
En el primer caso, no hay contradicción.
En el segundo caso, o decimos que el mismo evento existe al mismo tiempo que otro y no existe al mismo tiempo que otro para distintos observadores, o que se trata de eventos distintos.
En el primer caso, hay una contradicción, porque estamos diciendo a la vez que es el mismo evento, y que no es el mismo evento, ya que sus relaciones espacio-temporales son distintas.
En el segundo caso, no hay relatividad de la simultaneidad, porque no se trata de los mismos eventos.
Saludos cordiales.
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En el segundo caso, o decimos que el mismo evento existe al mismo tiempo que otro y no existe al mismo tiempo que otro para distintos observadores, o que se trata de eventos distintos.
En el primer caso, hay una contradicción, porque estamos diciendo a la vez que es el mismo evento, y que no es el mismo evento, ya que sus relaciones espacio-temporales son distintas.
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NO hay contradiccion porque decir que un evento existe al mismo tiempo que otro NO es decir que "es el mismo evento". Serian el mismo evento unicamente si ocurriesen EN EL MISMO LUGAR y al mismo tiempo, y en ese caso lo serian para todos los observadores, obviamente. Pero yo siempre me referi a dos eventos que ocurren en distintos lugares, como se ve claramente en esta auto-cita de mi comentario del 22/09/13 11:50 PM:
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Sean dos eventos 1 y 2 que, observados en el marco S, ocurren simultaneamente y a igual distancia a la derecha e izquierda respectivamente del origen de coordenadas de S:
evento 1: (t1, x1) = (T, X)
evento 2: (t2, x2) = (T, -X)
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Para todos los observadores los dos eventos ocurren en diferentes coordenadas del espacio-tiempo. Para S, las unicas coordenadas que difieren son las espaciales, y para S' y S'' difieren tanto las espaciales como las temporales.
Por lo tanto TODOS los observadores coinciden en que no son el mismo evento y en que ninguno de ellos puede ser la causa del otro.
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No, aclaro: lo que digo ahí es que dados dos eventos A y B, si para un observador B es simultáneo con A, y para otro no lo es, no es el mismo evento B para ambos observadores, porque el "primer B" tiene como una de sus notas definitorias, como evento, marcado esencialmente por sus coordenadas espacio-temporales, ser simultáneo con A, y el "segundo B", no.
No digo que hay contradicción en decir que A y B son el mismo evento, sino que digo que hay contradicción en decir que B es el mismo evento para Juan y para Pablo, si para Juan es simultáneo con A, y para Pablo no lo es.
No digo que un evento por existir al mismo tiempo que otro es el mismo evento, sino que se pretende, en la alternativa interpretativa de la TR que critico, que el mismo evento (B) sea distinto para distintos observadores, y digo que ser el mismo evento para todos los observadores y ser un evento distinto para todos los observadores es contradictorio.
Y digo que B es distinto para Juan y para Pablo, si para Juan es simultáneo con A, y para Pablo no lo es.
Y si no se trata de que sea el mismo evento para todos los observadores, digo que no hay relatividad de la simultaneidad, obviamente, porque entonces un observador dirá que A y B son simultáneos, y otro dirá que C y D (hay que cambiarles el nombre, porque son eventos distintos, en esta hipótesis) no lo son, lo cual no crea problema alguno.
Es un argumento dilemático, no digo que las cosas sean así o de otro modo, digo que las posibilidades son ésas, y que la única que no es contradictoria es la que habla de nuestra medición de la simultaneidad, y no de la simultaneidad misma.
Saludos cordiales.
Estas sacralizando la simultaneidad. Le estas dando una importancia que no le corresponde.
Simultaneidad entre dos eventos 1 y 2 es simplemente que (t2 - t1) = 0.
¡Pero 0 es simplemente un numero real mas! No hay una diferencia sustancial, "definitoria", entre 0 y 0,1, o 0,01, o -0,01, o cualquier otro numero real positivo o negativo.
Por lo tanto, el hecho de que:
- para S: t2 - t1 = 0
- para S': t2' - t1' = gamma 2 X v / c^2
- para S'': t2'' - t1'' = -gamma 2 X v / c^2
no tiene relevancia existencial mientras para todos los observadores el intervalo invariante entre los eventos sea el mismo.
En sintesis: la simultaneidad con otro evento, o sea la separacion temporal cero entre ellos, NO es una caracteristica definitoria de un evento. Cero es un numero real mas.
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En realidad, lo que me parece fundamental en este tema no es tanto la simultaneidad en sí, sino el principio de no contradicción.
La filosofía existe justamente por la necesidad de tener una visión coherente, es decir, no contradictoria, de la realidad.
En ese sentido, no hay contradicciones grandes y contradicciones chicas. Desde el punto de vista lógico todas son igualmente inaceptables.
En los sistemas axiomáticos, por ejemplo, se realizan pruebas de "consistencia", que consisten justamente en probar que en el sistema en cuestión es imposible demostrar una proposición y su contradictoria.
No importa qué proposición o acerca de qué. Si se pudiesen demostrar dos proposiciones contradictorias en un sistema, el sistema como tal quedaría invalidado.
Y es que de nada serviría demostrar una proposición si al mismo tiempo su contradictoria pudiese seguir siendo verdadera e incluso demostrable.
A los efectos teóricos, que son los de la filosofía, no importa si la contradicción mencionada tiene o no consecuencias en la práctica, por lo dicho.
En cuanto a que el valor de la diferencia temporal entre dos eventos sea 0, no quiere decir que el dato de su simultaneidad sea inexistente o "valga 0" como pieza de información acerca de los mismos (en el plano teórico propio de la filosofía, quiero decir).
Entre "0" y "no ser simultáneo con A" no hay contradicción, pero sí la hay, para B, entre "ser simultáneo con A" y "no ser simultáneo con A".
Claro, la contradicción desaparecería si no se tratase del mismo evento B, puesto que para Juan es B1 y para Pablo B2.
En ese caso tampoco habría relatividad de la simultaneidad.
Pero decir que es el mismo evento B para Juan y para Pablo, a la vez que no es el mismo para ambos, es contradictorio.
Eso sucede si decimos que para Juan la diferencia temporal que B tiene con A es 0, mientras que para Pablo la diferencia temporal que B tiene con A es, digamos, 1, o la que sea.
Porque los eventos, a diferencia de las cosas, están constituidos también por sus referencias espacio-temporales.
Saludos cordiales.
La separacion temporal de un evento con otro, considerada aisladamente, NO es una caracteristica definitoria del evento en sí, en un sentido absoluto. Es una magnitud que, considerada aisladamente, no tiene entidad absoluta, en contraste con el intervalo invariante entre los eventos, que sí tiene entidad absoluta y es el mismo para todos los observadores.
Y sigo sosteniendo lo que dije en los comentarios de 22/09/13 11:50 PM y 23/09/13 10:18 PM.
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¿La ubicación espacio temporal no es una característica definitoria, tampoco, del evento considerado desde el punto de vista de un observador determinado?
Más bien parece que para cada observador el evento queda caracterizado precisamente, entre otras cosas, por su ubicación espacio temporal, que por tanto es un constitutivo del evento mismo, considerado desde un observador determinado.
En efecto, alcanza con que desde el punto de vista de un observador dado, las mediciones de lugar y/o tiempo sean distintas, para que ya no se pueda hablar del mismo evento. La ejecución de la quinta sinfonía de Beethoveen por la misma orquesta y el mismo director no es el mismo evento si en una ocasión la fecha es Enero y en otra Febrero del mismo año.
Y por tanto, también es caracterizado el evento, para cada observador, por su simultaneidad o no con otros eventos. Porque eso va incluido en su ubicación espacio temporal y en la de los demás eventos.
Si en Enero al mismo tiempo que se ejecutaba la quinta sinfonía había un concierto de rock en el estadio de fútbol, el primer evento sinfónico es simultáneo con el concierto, y el segundo no.
Y eso pertenece a la descripción completa de los eventos, aún admitiendo que la descripción completa debería abarcar el estado del Universo entero en ese instante.
¿Hay que distinguir entonces entre un “evento en sí”, para el cual esas caracterizaciones y mediciones de simultaneidad son relativas y no constitutivas del mismo, y un “evento para cada observador”, para el cual sí son constitutivas?
Eso es lo mismo que decir que la simultaneidad propiamente hablando, de los eventos en sí mismos considerados, no es relativa, sino que lo es solamente nuestra medición u observación de la simultaneidad.
Porque si hay "eventos en sí", entonces es claro que también habrá simultaneidad o no de esos eventos en sí.
Saludos cordiales.
Ya lo habia dicho claramente en mi comentario del 23/09/13 10:18 PM, del cual cito:
el concepto "los eventos 1 y 2 fueron simultaneos para el observador en el marco S" es un concepto absoluto, sobre el que TODOS los observadores estan de acuerdo.
En cambio, cuando usé el termino "absoluto" en este parrafo de mi comentario anterior...
La separacion temporal de un evento con otro, considerada aisladamente, NO es una caracteristica definitoria del evento en sí, en un sentido absoluto. Es una magnitud que, considerada aisladamente, no tiene entidad absoluta, en contraste con el intervalo invariante entre los eventos, que sí tiene entidad absoluta y es el mismo para todos los observadores.
... lo usé en el sentido de "identico desde el punto de vista de todos los observadores", no en el sentido de "desde el punto de vista de UN observador determinado".
En resumen, cada observador mide su propia separacion temporal entre los eventos (positiva, cero, o negativa). Al mismo tiempo, TODOS los observadores saben que la separacion temporal de los eventos es cero medida en el marco S, positiva medida en S', y negativa medida en S''.
En contraste, en todos los marcos de referencia el valor medido del intervalo invariante es el mismo.
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Efectivamente, todo observador sabe que los valores de espacio y tiempo medidos desde otros observadores son diferentes a los que él mide, y cuáles serían.
Y sabe que, no la medida del evento, sino el evento, en sí mismo considerado y no en relación a un observador particular, no puede tener a la vez todos esos valores, porque sería contradictorio.
A partir de aquí, se abren dos posibilidades:
1) No existe el evento en sí mismo considerado, sino sólo en relación a cada observador.
2) Existe el evento en sí mismo considerado, independientemente de todo observador, además de la medición relativa que cada observador hace del mismo.
En el primer caso, más que a un relativismo, llegaríamos a un "pluricosmismo": cada observador tiene su mundo con sus eventos propios.
No hay lugar para hablar de la relatividad de la simultaneidad, porque ésta exige que los mismos eventos sean simultáneos y no lo sean para distintos observadores, y aquí no puede tratarse de los mismos eventos, desde que no se trata ni siquiera de los mismos mundos.
Si queremos introducir aquí la relatividad de la simultaneidad (no de la medida de la simultaneidad, en esta segunda alternativa hablamos de la simultaneidad en sí misma) tenemos que decir que esos distintos mundos son un mismo mundo y que esos distintos pares de eventos son el mismo par de eventos, es decir, tenemos que llegar a la contradicción propia del relativismo ontológico.
En el segundo caso, no hay contradicción: lo absoluto es el evento en sí, con su simultaneidad en sí; lo relativo es la medición del espacio y el tiempo de ese evento, y de su simultaneidad o no con otro evento, hecha por cada observador.
En realidad, esto parece estar apoyado por lo que el mismo Einstein dice con toda claridad en su obra divulgatoria de su teoría:
"Algo análogo ocurre en todas las proposiciones físicas en las que interviene el concepto de «simultáneo». Para el físico no existe el concepto mientras no se brinde la posibilidad de averiguar en un caso concreto si es verdadero o no. Hace falta, por tanto, una definición de simultaneidad que proporcione el método para decidir experimentalmente en el caso presente si los dos rayos han caído simultáneamente o no. Mientras no se cumpla este requisito, me estaré entregando como físico (¡y también como no físico!) a la ilusión de creer que puedo dar sentido a esa afirmación de la simultaneidad. (No sigas leyendo, querido lector, hasta concederme esto plenamente convencido.)"
Einstein pide una definición de la simultaneidad que le permita medir la simultaneidad o no de dos eventos, y agrega que como físico no le encontrará sentido al concepto de "simultáneo" mientras no tenga esa definición.
Maritain está de acuerdo con que el físico, como tal, se limite a esto. Se ve que en tanto físico, Einstein no habla de la simultaneidad en sí misma, sino de su medición por nosotros.
Pero plantea su lógico desacuerdo con lo que viene entre paréntesis: "(¡y también como no físico!), porque ahí es donde Einstein deja de hacer física y pasa a hacer mala filosofía, concretamente, filosofía positivista que reduce el ser de las cosas a su observación por parte nuestra.
Es verosímil, por tanto, que el relativismo en algunas interpretaciones de la teoría de la relatividad se deba a un exceso de absolutismo, es decir, a la absolutización indebida de las medidas de las cosas, que no es extraño que sean relativas, puestas en lugar de las cosas mismas, que no pueden ser sino absolutas.
Saludos cordiales.
“La filosofía existe justamente por la necesidad de tener una visión coherente, es decir, no contradictoria, de la realidad.” Criterio con el que moderamos o cuestionamos algunas hipótesis científicas.
Lo escrito para este artículo por Néstor Martínez merece ser conservado como fuente de consulta que resume fundamentos principales (algunos ya tratados anteriormente en el blog “No sin grave daño”) para la comprensión de la realidad. Como síntesis, no permite dudas su comentario de 23/09/13 9:27 PM.
Coincidiendo con los comentarios siempre oportunos de Ricardo de Argentina, me motiva a escribir este, uno suyo con un aporte sustancial que al parecer no fue percibido por varios lectores que con conocimiento opinaron sobre la teoría de la relatividad y mecánica cuántica procurando refutar o apoyar certezas filosóficas.
Ricardo en 23/09/13 1:04 AM hace un esclarecedor comentario sobre el éter cuya existencia afirmó Aristóteles y 20 siglos después confirmó Leibniz (algunos lo consideran su sucesor). No quiero resumir lo dicho en ese comentario porque es conveniente su lectura directa. Aristóteles justificó la existencia del éter explicando que la existencia de espacios vacíos supondría velocidad infinita, por ser ésta inversamente proporcional a la resistencia del medio. Y dentro del esquema aristotélico no resulta admisible la existencia de un móvil con esa propiedad. La "Física" de Aristóteles niega la posibilidad del vacío.
La existencia de un éter o sustancia del espacio es un concepto que tiene cierta analogía con el hipotético “Campo de Higgs”, donde bosones serían partículas tan fundamentales, como para determinar la existencia de masa (también la propia por su interacción) en cada una de las otras partículas en su movimiento generando la organización material (molecular) de las partículas de que resultan con masa y determinando la velocidad límite de la luz en ‘el espacio supuestamente vacío’.
El 4 de julio de 2012, la Organización Europea para Investigación Nuclear (CERN), publicó sin afirmarlo definitivamente que experimentos subatómicos realizados en su laboratorio de Ginebra, sugieren que han detectado la partícula "bosón de Higgs".
Efectivamente el éter sigue siendo tan verdadero como aristotélico y la materia permanece como un principio todavía indeterminado científicamente. Tanto Descartes como Newton se equivocaron al proponer el espacio absoluto. Un espacio vacío ocupado por la materia. Fue Leibniz quien insistió en la continuidad del espacio. El espacio continuo. Así Leibniz, contemporáneo de Newton, considera que, junto con la extensión, la fuerza (energía) es otra propiedad esencial de la materia. Sostiene que hay fuerza en todos los puntos de la materia y no solo en partículas de tamaño finito. Esta concepción del espacio, como un continuo de puntos materiales con fuerza asociada, encontró fuerte oposición por parte de los partidarios de la Física de Newton basada en corpúsculos, vacío y acción a distancia. No fueron los únicos errores de Descartes y Newton, quienes afirmaban que lo invariable en el universo es “la cantidad de movimiento” (el movimiento inicial) y no como acertadamente formulaba Leibniz “la cantidad de fuerza viva” (conservación de la energía). Leibniz en su “Discurso de Metafísica” (año 1686), describe un experimento sobre energía potencial y energía cinética del que surgen las definiciones hoy vigentes.
El espacio continuo (no existe un espacio absoluto ‘vacío’) en definitiva no deja lugar a contradicción a partir de ondas de materia que entregan partículas de energía como cuantos. Con el éter desaparece la ‘necesidad’ del propio campo electromagnético para que la luz se transporte en el ‘vacío’ y con esto estamos hablando de una diferencia enorme con algo sostenido hasta ahora científicamente. Estamos aceptando que ese campo electromagnético es una fantasía con la que se caen muchas certezas de la mecánica cuántica y podría corregirse la teoría de la relatividad.
Aristóteles tiene por enemigos a los partidarios del materialismo dialéctico y su ridícula actualización con teologías de la liberación. Pero El Filósofo dejó verdades para todos los científicos hasta hoy. De Leibniz, entre logros geniales en distintas disciplinas y actividades, recuerdo que es probablemente el primero en escribir sobre el tiempo y el espacio relacionándolos como una misma dimensión: “El tiempo es un orden de existencias o sucesiones en un espacio de coexistencias o simultaneidades”.
La relatividad desde Galileo ya fue mencionada por Néstor y una de sus consecuencias en la física clásica con la suma de velocidades. La relatividad según Einstein demuestra la permanencia de leyes universales con mediciones dentro del mismo marco de referencia y establece la velocidad límite de la luz (también la convertibilidad de masa y energía, la equivalencia entre gravedad y aceleración, etc.). Sobre la supuesta relatividad para la simultaneidad (y la relación de causalidad física entre eventos) hay una explicación precisa en 30/09/13 8:39 PM) limitándola a una cuestión de medición física (también en otras respuestas del titular del blog). Nada puede oponerse a la ‘simultaneidad en la existencia’ en eventos con distintos marcos físicos de referencia. El mismo Leibniz se preocupó por sincronizar su sistema de mónadas individuales sin comunicación posible entre sí. Por otra parte, valdría tanto a partir de la masa (inclusive de la energía) la teoría gravitatoria de Newton como la curvatura del espacio-tiempo de Einstein también a partir de la masa. Pero Einstein ‘reemplaza’ la gravedad proponiendo un espacio continuo sin relaciones de fuerza ‘instantáneas’.
La cuestión sobre lo que se dio en llamar dualidad onda partícula, con bastante anterioridad a los planteos de mecánica cuántica, se originó en el experimento de la luz a través de dos rendijas que permitió hipótesis científicas, pero también la invención de las más disparatadas con las que continúan entreteniéndose desde amantes de lo paranormal y de creencias pseudocientíficas, hasta enemigos de la Filosofía y de Dios. Hasta hoy se difunden como conclusiones,- de variantes de este experimento de Thomas Young -, afirmaciones sobre el ‘misterioso’ comportamiento de la materia y ‘su conciencia’ comenzando por las decisiones que toman las partículas. Se llama observador a las condiciones de medición, y retrocausalidad a una arbitraria conclusión en un experimento donde se confunde aleatoriedad con decisión demorada del observador y ‘su influencia en la mecánica cuántica’, ¿qué es esto? (‘no haga click’). En el experimento, fotones individuales son lanzados hacia una pantalla distante, parcialmente obstruida a medio camino por una pared que contiene dos ranuras. La experiencia demostraría que, si no se comprueba por cual de las ranuras pasa un fotón, éste parece interferir consigo mismo, lo que sugiere que se comporta como una onda, viajando a través de ambas ranuras como si fueran una sola, pero, si se controlan las ranuras cuidadosamente, dicha interferencia desaparece, y cada fotón viaja a través de una sola ranura, como una partícula. Ahora bien, lo importante para lo que nos ocupa es que en otros experimentos no se necesitan dos ranuras sino una para que suceda la interferencia (difracción de Fraunhofer).
Sobre la mentada retrocausalidad… Imagínense la retrocausalidad como una constante de la naturaleza y la consecuente caída de las verdades absolutas (las que Leibniz llamó de razón porque no pueden ser de otra manera). Sin embargo, es posible una retrocausalidad divina ya que Dios es eterno y creador del tiempo que conocemos con su única flecha o dirección en la realidad natural. Para Clive Staples Lewis (gran pensador cristiano que aquí fue mencionado por Jaime Fernández de Córdoba, y fue un prolífico escritor muy conocido por las “Crónicas de Narnia”), “la elección humana tiene consecuencias eternas y ya está hecha al entregar la vida a Dios. Los mortales hablan de un dolor temporal que ‘ninguna bendición futura podría equilibrar’ sin saber que el cielo, una vez que se lo ha obtenido, trabaja hacia atrás y convierte en gloria cada sufrimiento. El pasado del hombre bueno cambia y sus pecados adquieren cualidad de cielo. Por eso, al fin de los tiempos, cuando el sol se alce aquí- y allá el crepúsculo se vuelva negra oscuridad- los benditos dirán: ‘siempre hemos vivido en el cielo”.
Asombra la confusión entre tiempo y eternidad, espacio físico y espacio geométrico, espacio vacío con espacio continuo, realidad natural con realidad matemática, existencia con espacio- tiempo, naturaleza con sobrenaturaleza, inclusive vacío con nada absoluta… En física aceptamos como dimensión el espacio-tiempo (las tres dimensiones geométricas más el tiempo) y en geometría, superando las tres dimensiones, la creatividad matemática permite trabajar con sus objetos multidimensionales, con los que se otorga ‘verosimilitud’ a hipótesis de cuerdas y supercuerdas hechas de nada como origen de las partículas de materia y el universo. Vamos, que esto no es física sino metafísica.
No parece haber contradicción entre onda y partícula. La luz se propaga como onda con contracciones y expansiones (el concepto es deformaciones) del espacio continuo y la emisión y absorción de su energía sucede como paquetes o cuantos (‘corpúsculos’ llamados fotones). El fotón es la partícula puntual de la luz que como partícula corpuscular está asociada a una onda. El fotón está asociado con una onda porque es onda, que cuando llega como ‘cuanto’ es absorbido como paquete de energía. Al electrón en el átomo han llegado a definirlo difuminado alrededor del núcleo pero también se lo considera una onda estacionaria (Néstor expone un artículo de Heisenberg en 21/09/13 12:01 AM) y se lo sigue presentando como partícula corpuscular cambiando de órbita según su estado cuántico por emisión u absorción de fotones.
Adonde apunto es a que nada científicamente aceptable se opone a las verdades absolutas de las que se habla en este artículo y anteriores… Hay experimentos sobre observador y onda o partícula con conclusiones tan arbitrarias como los experimentos sobre libre albedrío… DIOS NOS CREA A SU IMAGEN Y SEMEJANZA Y NOS EMPODERA CON EL LIBRE ALBEDRÍO. No tiene sentido preguntarse ‘cómo Dios permite que suceda esto’… El azar como causa inmediata, la aleatoriedad y la posibilidad de elegir el bien o el mal son necesarios en el plan de Dios…Que la materia es creada por Dios para nuestra percepción sigue siendo la gran enseñanza de San Gregorio de Nisa, y 14 siglos después lo seguiría el ‘idealista material’ Berkeley.
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En cuanto al espacio, Aristóteles y los escolásticos niegan que sea algo real, independiente de nuestra mente: es un "ente de razón con fundamento en la realidad", y ese fundamento es la real extensión de los cuerpos. O sea que, propiamente, no es que los cuerpos estén en el espacio, sino que tenemos la noción del "espacio" porque los cuerpos son en sí mismos extensos.
Igualmente, el éter no es el espacio, sino, en todo caso, un cuerpo extenso, de esos que hacen surgir en nuestra mente la noción de "espacio".
Lo mismo dicen Aristóteles y los escolásticos respecto del tiempo. Es un "ente de razón con fundamento "in re". Lo real, independiente de nuestra mente, es el cambio y la sucesión de estados en las cosas. El tiempo es el "número o medida" del cambio según el antes y el después", y es por tanto algo que hace nuestra mente.
La "retrocausalidad", si se entiende como "acción sobre el pasado", es contradictoria, porque actuar y actuar en el presente es por definición lo mismo. Ésa es la misma razón que hace imposibles los viajes al pasado, porque donde yo vaya, lo seguro es que voy a estar allí cuando voy a estar, o sea, en el presente.
Para Dios no hay pasado ni futuro, todo está presente ante su Eternidad siempre presente, sin antes y sin después. Él sabe que para nosotros sí hay un antes y un después. Pero el pasado es absolutamente inmodificable, también para la Omnipotencia divina, porque implicaría contradicción el hacer que lo que fue no haya sido.
La única idea real que tenemos de una "onda" es la de una vibración en algún medio. Así entendida, no puede ser una partícula, y viceversa, porque una vibración de un medio es algo accidental, que ocurre en otra cosa, mientras que una partícula se piensa como algo sustancial, que existe en sí mismo. Si puede pensarse en partículas que vibran, pero no creo que vaya por ahí la expresión que se suele utilizar. También es pensable un medio que vibra y emite partículas de tanto en tanto. Y si al final la realidad nos obliga a disolver la partícula en una onda, lo que no puede suceder es que nos quedemos al mismo tiempo con la partícula.
En cuanto a que la materia es creada para nuestra percepción, yo diría que antes que eso fue creada para hacer posible nuestra existencia, y entre otras cosas, sí, que la percibiéramos.
Saludos cordiales.
PD. En mi anterior comentario donde dice "partículas de que resultan" corresponde "partículas que resultan".
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La postura de Berkeley equivale a un espiritualismo que no parece conciliable ni con el sentido común ni con la fe cristiana en la Creación del mundo material y la Encarnación del Verbo de Dios, que implican la realidad del mundo material como material, y no solamente como espiritual, es decir, como idea nuestra.
Berkeley parte en su filosofía de la confusión entre la idea como cualidad mental y lo representado por la idea, el objeto pensado mediante la idea. De la necesaria y exclusiva inmanencia de lo primero en la mente humana, deduce sin justificación la necesaria y exclusiva inmanencia de lo segundo, también en la mente humana.
La negación de los universales en Berkeley tiene que ver con su inmaterialismo, porque niega que exista una esencia o sustancia de las cosas materiales distinta de la percepción que tenemos de ellas, y como supone que a esa esencia o sustancia de las cosas materiales ya no la percibimos de ningún modo, sino que sólo la conocemos, en todo caso, por el concepto que nos formamos de "algo que existe en sí mismo y subyace a los accidentes", para negarla entonces debe negar que existan conceptos universales.
Lo cual es una auténtica contradicción, porque decir que "no tengo idea del triángulo en general" es mostrar que la tiene, de lo contrario no podría nombrarla; como aquel paciente que le decía al médico "no puedo decir "desayuno"".
Por el contrario, el argumento de Berkeley prueba que sí tenemos idea del triángulo en general, precisamente porque no es ni exclusivamente equilátero ni exclusivamente escaleno ni exclusivamente isósceles, o sea, no es sensible ni imaginable, y sin embargo, lo pensamos, porque es de ese triángulo en general, por ejemplo, que decimos que la suma de sus ángulos equivale a 180 grados, y no solamente del equilátero, el escaleno o el isósceles.
En realidad, al percibir sensiblemente los accidentes de las cosas percibimos sensiblemente, mediante ellos y no independientemente de ellos, la sustancia en la que esos accidentes inhieren. Así, nunca vemos un color, sino una superficie coloreada, y por tanto, vemos de ese modo "algo" que tiene superficie y que es coloreado.
Saludos cordiales.
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En cuanto a Berkeley, "esse est percipi", "ser es ser percibido", dice claramente que la realidad material no tiene otro ser que el de una percepción nuestra, una modificación, por así decir, de nuestra conciencia, y en ese sentido, sí la reduce a una "idea", recordando que "idea" aquí quiere decir cualquier representación, también sensible.
Sobre la reciente noticia del argumento de Göedel confirmado por las computadoras, se trata, parece, de una versión del argumento ontológico de San Anselmo, en el cual se pretende deducir la existencia actual de Dios a partir de la sola noción de "Dios". Precisamente respecto de eso, sostengo que el principio de causalidad es analítico, pero que no es analítica ninguna afirmación de existencia actual.
De acuerdo con Santo Tomás, en los entes finitos la esencia y el acto de ser se distinguen realmente, y por tanto, el acto de ser, actualmente poseído quiero decir, no puede salir nunca del análisis del concepto de la cosa, sino que debe ser dado por la experiencia, sea inmediatamente, sea como conclusión de un razonamiento basado en la experiencia inmediata.
Y por lo que toca a la Esencia infinita, divina, en esta vida sólo tenemos de ella un conocimiento analógico, imperfecto, derivado de las cosas creadas, que no nos permite tampoco deducir de la noción de "Ser Perfectísimo" la existencia actualmente ejercida.
Por su parte, el principio de causalidad sólo nos dice que "si un ente contingente existe, tiene causa", manteniéndose así en el plano de las puras esencias posibles y necesitando para aplicarse a lo actualmente existente de un dato empírico: "este ente contingente existe". A partir de ahí sí puede concluir la existencia de su causa.
Saludos cordiales.
Para mi primer comentario encuentro que cuando me referí a Descartes me dirigía a su mecanicismo y a su afirmación sobre el ‘movimiento inicial como cantidad de movimiento’. Descartes con la res extensa precisamente negaba el vacío.
Exacto. Luego internet es fuente de verdades y al mismo tiempo fuente de mentiras.
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Exacto. No hay problema ni contradicción alguna, mientras no lo sea en el mismo sentido o bajo el mismo aspecto.
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