La “epistemología evolutiva” es absurda.

Epistemología evolutiva

Presentamos esa tesis en forma de diálogo. Para ahorrar nombres, los que dialogan son simples guiones…

- ¿A qué te refieres con “epistemología evolutiva”?

- A la tesis que sostiene que el conocimiento humano es un resultado de la evolución, concretamente, de la selección natural.

- ¿Qué tiene eso de absurdo?

- Esa tesis supone que nuestro conocimiento ha sido seleccionado por su valor adaptativo, y eso quiere decir, que las creencias o teorías que el ser humano adopta, se imponen por la mayor capacidad que le otorgan de sobrevivir y reproducirse, no por su carácter de verdad objetiva.

- ¿No sería posible que fuese justamente la verdad objetiva de nuestros conocimientos lo que los hiciese aptos para fomentar la supervivencia y la reproducción?

- Es fácil mostrar que no es así. Es fácil imaginar que una creencia errónea ayuda al sujeto que la posee a sobrevivir y reproducirse. La selección natural no puede discernir, por tanto, entre las creencias verdaderas y las falsas.

- Bien, y si las cosas son así ¿porqué de ahí se sigue que la epistemología evolucionista es absurda?

- Porque no puede menos que pretender que es verdadera. El epistemólogo evolucionista nos está diciendo que es verdad objetiva que nuestras capacidades cognoscitivas son fruto de la selección natural, por lo cual no tenemos razones para pensar que son capaces de darnos a conocer la verdad objetiva. De ahí se sigue que no podemos afirmar la verdad objetiva de ninguna de nuestras creencias o teorías, y por tanto, no podemos afirmar la verdad objetiva de la teoría de la evolución.

- Ya veo. Tal como lo presentas, el epistemólogo evolucionista nos estaría diciendo que pensamos que hubo una evolución porque la evolución nos hizo de tal manera que lo pensemos. La evolución aparece a la vez como algo objetivo y no objetivo en la misma frase. Hay, por tanto, una contradicción.

- Algunos darwinistas que reconocen al menos en parte la importancia de la filosofía han tratado de lidiar con la dificultad. Por ejemplo Michael Ruse, en “Tomándose a Darwin en serio” (1986), dice:

- “¿Qué sucede con la circularidad que amenaza a cualquier discusión de las del tipo que hemos desarrollado? Hemos aceptado como punto de partida la teoría darwinista de la evolución – incluyendo su aplicación a los procesos humanos de pensamiento. Desde ella, hemos proporcionado argumentos a favor de una epistemología neodarwinista, pretendiendo que nuestra captación de nociones como la de causalidad es, en gran parte, dependiente de la naturaleza humana. Pero ¿no podemos – debemos – darle la vuelta al argumento? ¿No están las mismas nociones de Darwin sobre la evolución afectadas por esta misma subjetividad?” (p. 260).

- Continúa diciendo:

- “La objeción se dirige a los métodos utilizados para establecer y confirmar el darwinismo. Si tales métodos no tienen un fundamento último, distinto de su mera utilidad biológica, ¿qué debe detener al crítico que se niega a tomarlos en serio? No es posible contestar: “Si no lo haces, perecerás”. Aparte que es difícil creer que esta respuesta trata sobre verdad alguna, presupone exactamente lo que se está poniendo en cuestión” (ibid.)

- Bien, ¿y qué responde?

- Lo que sigue:

- “…en último término, el darwinista rechaza la teoría de la verdad como correspondencia. Es decir (…) rechaza la idea de que su pensamiento se corresponda con la realidad verdadera, donde “realidad” en este contexto es algún tipo de entidad absoluta como la “cosa en sí”. Por supuesto, trabajando dentro del nivel del sentido común, el darwinista acepta las “correspondencias” como cualquiera. (“¿Se corresponde la libido de Freud con los fluidos del cuerpo humano?”) Pero en el último estadio, en que se defiende la realidad del sentido común, el darwinista se apunta a una teoría de la verdad como coherencia.“ (p. 265).

- Al parecer, dice que la contradicción sería sí insalvable, si se acepta la idea de la verdad como “correspondencia”, pero se la logra evitar, si se acepta la idea de la verdad como “coherencia”.

- En efecto, la idea de fondo parece ser la siguiente: no podemos decir que la evolución haya ocurrido realmente, en el sentido de realidad objetiva independiente de nuestras necesidades de supervivencia y reproducción, pero sí que es una teoría coherente en sí misma y con nuestras experiencias.

- Es sintomático que la forma que encuentra de resolver la dificultad es reconociendo prácticamente que la teoría de la evolución no nos dice cómo ocurrieron las cosas realmente. Ahora bien, si no podemos decir que la evolución ocurrió realmente ¿sí podemos decir que nuestro conocimiento es realmente fruto de la selección natural?

- Probablemente Ruse diría que no hace falta que nuestro conocimiento sea fruto de la selección natural “realmente”, en el sentido de “realmente” que implica objetividad metafísica o verdad como “correspondencia” con la realidad.

- ¿Bastaría con el “realmente” del sentido común? Ruse puede decir que toda la realidad que afirma el darwinista es la realidad de “sentido común”, no la realidad en sentido metafísico, que es la que se relaciona con la verdad como “correspondencia”.

- Pero es que el “sentido común” es “metafísico”, y es del sentido común que procede la idea de la verdad como “correspondencia”…El sentido común es justamente el que piensa que los árboles siguen existiendo en el bosque cuando nadie los ve. Cuando se nos dice que la selección natural ha hecho que creamos que existen los árboles, el sentido común interpreta la selección natural como “cosa en sí”, y a los árboles, como “fenómenos”, y del mismo modo cuando se nos dice que el cerebro hace que veamos los colores, piensa el cerebro como “cosa en sí”, y los colores como “fenómenos”.

- En definitiva, ¿no podría decir Ruse que basta con un “realmente” en el sentido de “coherencia”?

- Sin duda, si aceptamos el darwinismo, podemos defender que es coherente, y que es coherente con ello decir que nuestro conocimiento es fruto de la selección natural. Pero ¿no es eso mismo lo que introduce una gran incoherencia?

- ¿Cuál?

- La que mencionamos arriba. Deberemos decir que es coherente pensar a la vez que sabemos que existió una evolución y que nuestro saber, evolución incluida, es fruto de la evolución. Y que por tanto, que es coherente afirmar que sabemos que la evolución es objetiva y que sabemos que no podemos afirmar que sea objetiva.

- El argumento de fondo de Ruse parece ser que no podemos razonablemente dudar de la evolución, aunque tampoco podamos establecerla como una verdad objetiva. Ahora bien, si hay una evolución, entonces nuestro conocimiento también es fruto de la evolución. Dice, en efecto:

- “(…) dentro de tales términos de coherencia, el darwinista no puede en absoluto afectado por la objeción de su crítico. En la medida en que estamos implicados, diferentes formas de pensamiento son (literalmente) imposibles de imaginar. Y lo inimaginable no es amenaza alguna a lo que de hecho creemos. Dentro de nuestro mundo, vemos que el conocimiento científico progresa hacia perspectivas más amplias; que el darwinismo parece estar bien instalado en este desarrollo, y que, por tanto, es legítimo concebir que la selección natural proporciona una buena base para la epistemología” (p. 265).

- Pero justamente, eso nos lleva, prosiguiendo con la “coherencia”, a decir que es la evolución la que nos ha hecho pensar que hay una evolución. No hay forma de escapar a esto. Es justamente dentro de nuestro mundo, y cuando estamos “implicados”, que la forma de pensar de los darwinistas nos lleva inevitablemente a hacer esta doble afirmación: realmente hay una evolución, realmente es la evolución la que ha hecho que pensemos que hay una evolución. Y es entonces precisamente en nuestro mundo y en nuestra forma de pensar que se produce la contradicción: “luego, la evolución a la vez es algo objetivo, y no lo es”.

- Tampoco la verdad como “coherencia”, entonces, sirve de escapatoria a los darwinistas. Al contrario, se les reprocha justamente la incoherencia implícita en decir que la evolución nos ha hecho pensar que hay una evolución.

- A no ser que se reconozca que la teoría de la evolución no es una metafísica, ni una filosofía, ni una teoría del conocimiento, ni una epistemología, sino, más humildemente, una teoría biológica. Que es posible que funcione bien a nivel de los seres irracionales, e incluso, respecto de los aspectos meramente biológicos del ser humano. Pero que existen también en el hombre fenómenos “transbiológicos”, como es por ejemplo, el conocimiento, y que ahí ya no es la teoría de la evolución ni la biología en general la que es competente, sino la filosofía.

- En esa hipótesis, se podría sostener a la vez la teoría de la evolución (no, seguramente, el “evolucionismo” ni el “darwinismo”) y la objetividad de nuestro conocimiento, en particular, la objetividad de nuestro conocimiento de la evolución.

32 comentarios

  
Ricardo de Argentina
No satisfechos con haberla emprendido contra la religión, los evolucionistas ahora la emprenden contra la filosofía: "Todo es evolución", parecieran querer decir. Nuestro pensamiento incluido. Pensamiento que no tiene un fin útil inmediato, fuera. El fin justifica los medios.
Anonadado ante tanta desbordante verborragia, me voy a permitir decirles a los señores evolucionistas que me dan náuseas.
Y espero que se lo tomen muy "evolutivamente"...
21/11/12 12:21 AM
  
Jose
Hola Néstor,

Dices:

Esa tesis supone que nuestro conocimiento ha sido seleccionado por su valor adaptativo, y eso quiere decir, que las creencias o teorías que el ser humano adopta, se imponen por la mayor capacidad que le otorgan de sobrevivir y reproducirse, no por su carácter de verdad objetiva.

El que admitamos en biología que nuestra capacidad de pensar haya surgido por medio de selección natural y haya evolucionado no significa en absoluto que "las creencias o teorías que el ser humano adopta se "seleccionen" por el mismo método como ha surgido nuestra capacidad de razonar.

Son dos cosas distintas mezcladas en un sinsentido.

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Estimado José:

Alcanza con lo primero. Si los principios a partir de los que razonamos y la misma capacidad de razonar han sido seleccionadas por su utilidad para la supervivencia y la reproducción, entonces no podemos afirmar que tengan algo que ver con el conocimiento de la realidad objetiva. Y entonces, tampoco podemos afirmar que las teorías que formamos sobre la base de esos principios y esas capacidades tengan algo que ver con la realidad objetiva. Por más que para decidir entre diversas teorías usemos los principios, la experiencia, la lógica, el hecho es que todo eso ha sido seleccionado por su utilidad biológica, y por lo mismo, no sabemos si responde o no a la realidad ni si es capaz de proporcionar un conocimiento verdadero.
21/11/12 9:29 AM
  
Daniel Iglesias
¡Muy bueno! ¡Bienvenido de regreso!

Esta contradicción del evolucionismo materialista es insalvable.
21/11/12 10:24 AM
  
Jose
Si los principios a partir de los que razonamos y la misma capacidad de razonar han sido seleccionadas por su utilidad para la supervivencia y la reproducción, entonces no podemos afirmar que tengan algo que ver con el conocimiento de la realidad objetiva.

Pues no veo el por qué de esa afirmación. Los principios morfológicos implicados en el desarrollo de estructuras como los ojos han sido seleccionados por su utilidad para la supervivencia y el objeto de su función sí tiene mucho que ver con la realidad objetiva que es la existencia de fotones que pueden ser captados por receptores visuales. En el caso del conocimiento está claro que no podría evolucionar si no fuera a base de "pensar" la realidad. La realidad objetiva es el objeto del pensamiento como los fotones son el objeto del aparato visual y la evolución ha proporcionado ventajas a aquellos organismos que podrían "ver" mejor o "pensar" mejor la realidad que les rodeaba.

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Estimado José:

Sin duda que el conocimiento objetivo de la realidad puede jugar un rol favorable de cara a la selección natural, pero el caso es que el error también puede hacerlo. Cito al darwinista Ruse:

“¿De qué modo podría un epistemólogo como yo afrontar el siguiente argumento? “Sabemos que la selección natural puede “engañar” a los organismos por su propio bien (biológico)”. (…) Obviamente, el Sol no tiene alma. Sin embargo, hay quienes creen que la tiene, y la razón por la que lo creen es, precisamente, el que tales creencias tienen un valor adaptativo. Por tanto, es obvio que tales creencias son ilusiones que se nos han impuesto por razones de poder reproductivo. (…) Es posible, quizá, que el engaño de la selección natural se extienda mucho más allá de lo que podemos imaginar. Es posible que muchos de nuestros principios metodológicos básicos sean ilusorios.” (p. 261-262)

La respuesta de Ruse es la que citamos en el "post".

Por lo tanto, como decimos arriba, la selección natural no distingue entre lo que es bueno adaptativamente porque es conocimiento objetivo, y lo que es bueno adaptativamente porque es un error ventajoso. Y por eso mismo, si nuestras capacidades cognoscitivas dependen de la selección natural, no tenemos forma de saber si sus productos corresponden a la realidad objetiva o no.

Es claro que personalmente sostengo que podemos conocer la realidad objetiva, por ejemplo, que el ojo nos permite ver la realidad exterior, pero es que al mismo tiempo niego que nuestra capacidad de conocer se explique por la selección natural.
21/11/12 12:17 PM
  
Paco
Otras paradojas que yo observo en esta tesis:

- Pensamientos erróneos (como el que cita Ruse del alma del Sol) conviven en el mismo nivel evolutivo con sus contrarios. Es decir, que igualmente evolucionan los que llegan a un razonamiento como los que llegan a su contrario.

- ¿Cómo puede el pensamiento involucionar? Es decir, si uno o varios individuos llegan a la conclusión de que Dios no existe, por su "valor adaptativo", ¿cómo la siguiente generación puede llegar a otras conclusiones? Es más, ¿cómo puede ese propio individuo mutar su pensamiento a contrarios con el mismo "valor adaptativo"?


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Estimado Paco:

Tal como lo veo, en la hipótesis darwinista lo adaptado o inadaptado es siempre por relación a un medio ambiente particular, de modo que cambiando el medio ambiente, cambiaría también la cualificación de "adaptado" o de "inadaptado" de ciertas conductas o capacidades.

El punto central de la epistemología darwinista, tal como la entiendo, es que las capacidades cognoscitivas, los principios lógicos, lo que se entiende por "razonamiento válido", las metodologías cognoscitivas acertadas, que poseemos, son algo contingente, fruto de la evolución, que podría haber sido distinto de haber tenido otra historia evolutiva.

El que sostiene esto, puede sostener también que ciertas doctrinas son acordes con esos principios, y otras no. Es decir, puede manejar un criterio de "verdad" y "error" relativo a nuestra estructura cognoscitiva.

Lo que no puede hacer es darles a esos criterios un valor absoluto. Para otras entidades con otra historia evolutiva, los principios, los criterios de validez, etc., habrían sido otros.

Y ahí está justamente la contradicción. Por un lado, la evolución aparece como algo absoluto, que se aplica tanto a nosotros como a cualquier otra entidad pensante posible, simplemente porque se entiende que es una verdad objetiva, y que por tanto, no es relativa a ningún sujeto cognoscente.

Por otro lado, la teoría de la evolución ha sido formulada por nosotros, con nuestros principios, con esta estructura cognoscitiva que la misma teoría declara contingente, particular, relativa. Y entonces, nada obligaría a otras entidades que hayan evolucionado de manera diferente, a admitir que hay una evolución...
21/11/12 1:32 PM
  
Jose
Por lo tanto, como decimos arriba, la selección natural no distingue entre lo que es bueno adaptativamente porque es conocimiento objetivo, y lo que es bueno adaptativamente porque es un error ventajoso. Y por eso mismo, si nuestras capacidades cognoscitivas dependen de la selección natural, no tenemos forma de saber si sus productos corresponden a la realidad objetiva o no.

Primero habrá que definir lo que es un error ventajoso. Incluir una palabra con connotaciones negativas como “error” (que en su definición filosófica es lo contrario a la verdad, es decir: la no adecuación de la razón con la realidad) y de este modo atribuir cualidades antropomórficas a una ley de la naturaleza me parece que es viciar el argumento desde su principio.
En evolución no se habla de errores sino de variaciones. Según la teoría de la selección natural en la naturaleza se producen variaciones en la carga genética. Algunas de estas mutaciones (que no son errores en sí mismas) podrán ser seleccionadas si existe una presión selectiva que premie a los organismos portadores de esta variación genética y el cambio de la morfología de un órgano, por ejemplo, puede devenir en una ventaja adaptativa para el animal.
No voy a insistir, pero veo un poco forzado el argumento que parte, desde mi punto de vista de unas premisas falsas.
Un saludo y no se preocupe que no le voy a monopolizar el blog como en el pasado. ;-)

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Estimado José:

En todo caso, estamos de acuerdo, parece, en que la selección natural no distingue entre lo que es capaz de un conocimiento verdadero, y lo que no lo es. Sobre esa base, es claro que no hay razón para pensar que las capacidades cognoscitivas de que nos habría dotado sean capaces de lo verdadero como adecuación con la realidad, ni tampoco, por tanto, para pensar que la teoría de la evolución, hija de esas capacidades, es adecuada a la realidad. Ahí se produce la contradicción, porque en todo ese discurso estamos suponiendo que la teoría de la evolución sí es adecuada a la realidad.

21/11/12 2:31 PM
  
Ricardo de Argentina
Néstor, si me permites este último deshaogo diré que esa cháchara infame llamada "epistemología evolutiva" es una versión cientificoide y academistosa de postulados liberales archiconocidísimos: Dios no existe, la Verdad tampoco y la religión ha sido un invento del hombre con fines utilitarios.
Estos tres juicios están antes y detrás de todo ese armazón sofístico.
Las contradicciones que presenta, insalvables como bien dice Daniel, me temo que no obstarán a los fines ideológicos que con toda probabilidad persigue esta teoría.
22/11/12 12:28 AM
  
Juan Carlos
La "epistemología evolutiva" no es capaz de proporcionar ninguna explicación convincente de la normatividad que es imprescindible para la existencia del conocimiento, por lo que sostener su verdad significa a la vez negar su verdad;es autorefutante.
22/11/12 1:18 AM
  
Néstor
El argumento acerca de la contradicción interna de la epistemología evolucionista se puede exponer también de este modo: según esa teoría, nuestras capacidades de conocimiento, sus principios, sus leyes, su estructura, son un resultado de nuestra historia evolutiva y por tanto, tienen un carácter contingente: podrían haber sido de otro modo.

Si esas facultades nuestras son las que son hoy día, es porque han sido seleccionadas al cabo de miles o millones de años por su mayor capacidad adaptativa a un medio ambiente cambiante y contingente él también.

Otro medio ambiente habría exigido otras capacidades, las cuales habrían sido seleccionadas en lugar de éstas que tenemos ahora.

Por tanto, si hoy sostenemos que hubo una evolución, es porque así nos lo hacen ver esas facultades cognoscitivas nuestras que sin embargo habrían podido ser muy otras y en ese caso nada impide que nos hubiesen mostrado una pintura totalmente distinta de la realidad, un universo no evolutivo.

Es más, no podemos negar la posibilidad de que en otros mundos hayan evolucionado otros seres cuya historia evolutiva, muy distinta de la nuestra, los hubiese dotado de capacidades cognoscitivas tan diferentes de las que tenemos nosotros, que la ciencia de esos organismos inteligentes los lleve, válidamente según sus principios, a la conclusión de que no hubo evolución.

Pero ¿porqué nuestras estructuras cognoscitivas serían mejores que o preferibles a las de ellos?

Por supuesto, al llegar aquí ya navegamos en pleno absurdo, y con las velas desplegadas. Resulta que es la evolución la que nos incapacita para poder afirmar que hubo una evolución. Pero ese absurdo se sigue inevitablemente de la hipótesis de que nuestra capacidad de conocer se explica por la evolución y la selección natural, es decir, de la epistemología evolutiva. Por tanto, dicha hipótesis es falsa.

En general, nuestro conocimiento no puede ser explicado “desde fuera”, porque eso arruina la explicación misma. Si mi conocimiento no es más que un segregado accidental de las neuronas, entonces no puedo afirmar que haya neuronas, ni segregados accidentales, ni conocimiento, ni nada.

Porque todo eso lo puedo afirmar precisamente gracias a mis facultades cognoscitivas. El conocimiento no puede ser explicado por factores no – cognoscitivos, sin que esa misma explicación deje por eso mismo de tener valor.

La única forma, por tanto, de afirmar algo con coherencia acerca de la realidad de las cosas, y de dar una explicación del conocimiento y de cualquier cosa en general que no sea autoinvalidante, es partir de base de que los principios que gobiernan nuestra capacidad de conocer son necesarios, universales, absolutos e inmutables. Por ejemplo, el primero de todos ellos, el principio de no contradicción.

De lo cual se sigue que esas facultades cognoscitivas nuestras no pueden explicarse en última instancia por la selección natural.

25/11/12 2:33 AM
  
gambino
Me estaba gustando mucho tu post hasta que he llegado hasta aquí:
"Que es posible que funcione bien a nivel de los seres irracionales, e incluso, respecto de los aspectos meramente biológicos del ser humano"

Si haces una afirmación gratuita como esa tendrás que ser capaz de probarla.

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Bueno, se trataría de probar una posibilidad, porque eso es lo que afirmo en esa frase. En estos casos, lo más práctico es que la parte objetante pruebe la imposibilidad. Por ejemplo, que el concepto de eso que declaro posible es contradictorio.

Desde un punto de vista de fe, la posibilidad la veo por el lado de que alcanza con que el alma de cada hombre, que es espiritual y por tanto no puede proceder de la evolución de la materia, sea creada inmediatamente por Dios.

No me parece imposible que Dios haga eso con un cuerpo que es preparado por la evolución biológica. En todo caso, esa imposibilidad también habría que demostrarla.

25/11/12 5:30 PM
  
aprendiz
Buenos días profesor; en primer lugar gracias por retomar sus publicaciones.

Profesor, no entendí bien este apartado suyo:

"Si mi conocimiento no es más que un segregado accidental de las neuronas, entonces no puedo afirmar que haya neuronas, ni segregados accidentales, ni conocimiento, ni nada."

La pregunta sería, ¿por qué no?

gracias

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Estimado:

Toda afirmación nuestra supone ciertos principios que son necesarios, no pueden no ser verdaderos, mientras que lo que es accidental es contingente, puede no ser como es. Si nuestro conocimiento es algo accidental, surgido históricamente al vaivén de las contingencias del medio ambiente y la adaptación al mismo, entonces no hay principios necesarios, y entonces, no hay conocimiento.

Por ejemplo, como decimos en otra respuesta, la evolución a la vez podría haber ocurrido y no ocurrido, porque el mismo principio de no contradicción sería contingente, no necesario, podría ser, por tanto, falso.

Y entonces sería falso, porque lo que afirma, justamente, es una necesidad, es decir, la imposibilidad de que las cosas sean de otro modo, concretamente, de que algo sea y no sea al mismo tiempo y en el mismo sentido.

25/11/12 5:46 PM
  
Ricardo de Argentina
Es interesante y pertinenta acotar que las contradicciones internas suelen encontrarse a menudo en el pensamiento moderno idoelogizado.
Un ejemplo:
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"Yo soy muy libre porque hago sólo lo que yo quiero"
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En esto hay una contradicción en los términos, porque si yo hago sólo lo que yo quiero, estoy limitando mis posibilidades de hacer, ergo, estoy limitando mi libertad, me estoy autocensurando.

ACOTACIÓN: En una de esas el ejemplo elegido no es muy bueno, porque podría argüirse: "En la terminología moderna ideologizada, LIBERTAD=CAPRICHO." Concedido. Cuando libertad se interpreta en este sentido y no como mayor cantidad de opciones disponibles, entonces la frase no es contradictoria. No obstante insisto en que en el lenguaje corriente hay muchas contradicciones que se venden como moneda de buena ley.
26/11/12 3:29 PM
  
Jose
Estimado José:

3) Otro medio ambiente habría exigido otras capacidades, las cuales habrían sido seleccionadas en lugar de éstas que tenemos ahora.

O no. No podemos saber si la evolución de estas capacidades podría haberse dado de otra manera. Es como decir que en otro ambiente los hombres podrían haber desarrollado alas. Pues no tiene por qué. La evolución actúa paso a paso y en muchos casos la adquisición de unas capacidades no permite la de otras o está fijada por las condiciones ambientales.

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No se trata de que tenga porqué, sino de que es posible. No podemos poner límites al conjunto de circunstancias ambientales posibles, puntos de partida posibles, etc.

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4) Por tanto, si hoy sostenemos que hubo una evolución, es porque así nos lo hacen ver esas facultades cognoscitivas nuestras que sin embargo habrían podido ser muy otras y en ese caso nada impide que nos hubiesen mostrado una pintura totalmente distinta de la realidad, un universo no evolutivo.

El que haya o no evolución es independiente de que nosotros la “podamos pensar”. Podría haberse dado un mundo evolutivo sin la presencia de humanos y no por ello la evolución sería menos verdadera. Puestos a imaginar…

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Obviamente, ése no es el punto. El que podamos afirmar que en la realidad de las cosas hubo o no hubo una evolución depende de que nuestro conocimiento pueda alcanzar la realidad objetiva.

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5) Es más, no podemos negar la posibilidad de que en otros mundos hayan evolucionado otros seres cuya historia evolutiva, muy distinta de la nuestra, los hubiese dotado de capacidades cognoscitivas tan diferentes de las que tenemos nosotros, que la ciencia de esos organismos inteligentes los lleve, válidamente según sus principios, a la conclusión de que no hubo evolución.

Esto, con todos mis respetos no tiene sentido alguno. Es como decir que si existieran otros seres en otros planetas con unas capacidades mermadas o, por falta de datos empíricos concluyeran que en la tierra no hubo una deriva de las placas tectónicas no quiere decir que la teoría de la deriva de placas sea falsa.

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Esto tampoco tiene que ver. Esos otros seres no tendrían porqué ser "mermados" o carentes de datos, simplemente tendrían una estructura mental distinta de la nuestra que les haría llegar a conclusiones distintas, por ejemplo, a que no hubo evolución. ¿Porqué nuestra estructura mental, evolucionada en base a la selección natural como la de ellos, sólo que en respuesta a otro medio ambiente y a otras necesidades adaptativas, y por tanto, con una historia diferente, sería necesariamente más objetiva que la de ellos?

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6) Pero ¿porqué nuestras estructuras cognoscitivas serían mejores que o preferibles a las de ellos?

Por la misma razón que nuestras estructuras cognoscitivas son mejores que las de otros animales.

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En mi hipótesis no se trataba de animales irracionales, sino de seres inteligentes, capaces de desarrollar una teoría científica, la cual les dice, correctamente desde su estructura mental así evolucionada, que no hubo evolución.

Ud parece olvidar que todo lo que conocemos lo conocemos a través de nuestra mente.

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7) Resulta que es la evolución la que nos incapacita para poder afirmar que hubo una evolución. Pero ese absurdo se sigue inevitablemente de la hipótesis de que nuestra capacidad de conocer se explica por la evolución y la selección natural, es decir, de la epistemología evolutiva. Por tanto, dicha hipótesis es falsa.

En absoluto. Nuestra capacidad de conocer no se explica por la evolución, EXISTE debido a la evolución. El que se pueda explicar o no es harina de otro costal.

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"Existir debido a" y "explicarse por" es lo mismo. ¿O ahora resulta que la teoría de la evolución por selección natural no tiene ningún poder explicativo?


27/11/12 6:34 PM
  
Pepito
En la actividad de nuestra inteligencia hay unos elementos fundamentales, sin los cuales la actividad intelectual sería imposible. Son los primeros principios o verdades del conocimiento.

Principios tales como que todo ser es, todo ser es igual a sí mismo, entre ser y no ser no hay término medio, un ser no puede ser algo y su contrario, dos seres iguales a un tercero son iguales entre sí, todo ser es imposible que sea y no sea al mismo tiempo, etc.

Sin estos principios no podríamos pensar y si se modificasen, transformasen o evolucionasen, dejando de ser tal como son, nuestra actividad intelectual sería imposible. Para pensar debemos tener siempre estos principios en el fondo de nuestra mente, sin que puedan transformarse ni evolucionar.

Por tanto hay en nuestro pensamiento algo que permanece invariable y constante, no sujeto a cambio, transformación ni evolución, que son precisamente tales actos o principios intelectuales básicos.

Por ello, no puede decirse que nuestro pensamiento sea algo sujeto a evolución en cuanto a su actividad más esencial. Hay un núcleo de verdades o principios que permanece siempre invariable. Podrán ser muy distintas las verdades segundas a las que accedemos por medio de tales principios, pero los primeros principios, mientras el pensamiento exista, siempre serán los mismos e invariables.

Por tanto no se puede decir que nuestro pensamiento sea una facultad que se origine por evolución a partir de novaciones o modificaciones de seres anteriores menos perfectos que él.

Si tal sucediese, y nuestra facultad pensante estuviese sometida a evolución, también evolucionarían, cambiarían o se tranformarían tales principios. Pero la historía de la humanidad nos demuestra que tales principios no han cambiado ni evolucionado nunca, y si se cambiasen o evolucionasen el mismo pensamiento sería un caos.

¿Que sería por ejemplo si cambiase o evolucionase el principio de identidad o que todo ser es identico a sí mismo, o el principio de no contradicción o de que un ser no puede ser y no ser al mismo tiempo?

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Estimado José:

En efecto, así es. Nuestra inteligencia capta que esos principios son necesarios, es decir, no pueden no ser verdaderos. Por tanto, no pueden depender de ninguna historia evolutiva, que por definición será siempre contingente y podría haber sido de otro modo, dando lugar a resultados distintos. Todo conocimiento verdadero lo tenemos en dependencia de esos principios, y de la experiencia, obviamente. Si decimos que esa evidencia de la necesidad de estos principios es una ilusión procedente de la evolución misma, con eso mismo invalidamos todo conocimiento nuestro basado en esos principios, como ser, el de la evolución. Por ejemplo, podría ser verdad que hubo evolución, y que no la hubo, al mismo tiempo y en el mismo sentido.
28/11/12 10:39 AM
  
Jordi
Me parece que el artículo hace referencia a las dificultades de la evolución neodarwinista.

En mi opinión, hay tres niveles de dificultad no solucionadas por el neodarwinismo: simulación [informática], experimentación [de laboratorio] y estadística.

Además, existe una falta de explicación coherente en diversos aspectos de la evolución: origen de la vida, vida simple, vida compleja y vida inteligente.

Para un neodarwinista, la evolución se explica por cinco motores sencillos: mutación aleatoria, selección natural y sexual, recombinación de genes y aislamiento geográfico.

En definitiva, la vida sería un "afortunado" paseo aleatorio que ha dado por casualidad con la secuencia de genes necesarios y que la selección al medio se encarga de proteger, revisar, reparar y hacer progresar.

Este fenómeno del "afortunado" paseo aleatorio se repitiría en todos los exoplanetas que tuvieran las condiciones adecuadas para hacer evolucionar la vida.

La evolución sería, por tanto, como las secuencias de los lanzamientos de moneda a cara y cruz.

Los cambios del ADN y ARN, por ejemplo, se explican como una moneda que tiene cara y cruz (simplificando las complejidades): en el ADN (GATACA), la cara es la purina G-T (guanina y timina) y la cruz la pirimidina C-A (citosina y adenina); en el ARN (GAUCA), la cara es la purina G-T y la cruz la pirimidina U-C (uracilo y citosina).

El paseo aleatorio "afortunado" continuaría en el proceso de descubrimiento de los 22 aminoácidos esenciales, y seguiría en el proteoma, donde aquí ya nos encontramos con miles de proteínas con más retos de complejidad.

Todo ello, al final, desembocaría en el paseo aleatorio más "afortunado" del mundo, la invención de la célula eucariota, donde se ordenan unos veinte billones de átomos en diferentes estructuras funcionales.

Naturalmente, los organismos serían también una continuación del susodicho paseo aleatorio "afortunado", hasta acabar con el hombre, donde encontramos ordenados unos siete mil cuatrillones de átomos.

Es evidente que la evolución neodarwinista tiene fallos clamorosos en estadística matemática, verificación por experimentación y simulación informática para conseguir autentificar la veracidad de su hipótesis fundamental: la vida se crea por azar.

Por lógica, es o son necesarios otras variables ocultas o motores evolutivos adicionales actualmente desconocidos, que deberían de sumarse a los cinco simples motores anteriores, y que por lógica, has de ser de una extrema complejidad, dado que los genes transportan datos no sólo físicos y químicos, sino también matemáticos (grosor de arterias, relación entre masa y pulsaciones), todos los cuales están finamente ajustados.

Lo que conduce al diseño inteligente: tal nivel de ajuste y complejidad remiten a un Creador.


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Estimado:

Entiendo que ese argumento muestra que el evolucionismo ateo es inmensamente menos probable que la explicación basada en un diseño inteligente. Sobre ese tema me gustaría abrir un "post" futuro.
28/11/12 6:21 PM
  
Jordi
Mi comentario sobre la irracionalidad del paseo aleatorio afortunado que propone el neodarwinismo para explicar la evolución, provino de diferentes fuentes (una de ellas el articulista DIG), y últimamente del proyecto ENCODE y el libro sobre la célula eucariota, el Alberts, "Biología molecular de la célula" (Molecular Biology of the Cell - Alberts - 5th ed), que demuestran la más que extraordinaria complejidada nivel atómico y molecular de las mínimas unidades de la vida: el ADN y la célula.

El proyecto ENCODE, por ejemplo, ha descubierto que el ‘ADN basura’ del genoma humano es un gran panel de control con millones de 'interruptores' que regulan la actividad de nuestros genes, y sin estos interruptores, los genes no funcionarían normalmente y se podrían originar mutaciones que podrían desencadenar enfermedades o malformaciones.

De hecho, el neodarwinismo no está aún en condiciones de reproducir su supuesto paseo aleatorio afortunado en simulaciones informáticas, en experimentos de laboratorio ni en fórmulas estadísticas.


Unos datos y enlaces de interés:

Desarrollo fetal humano:
www.youtube.com/watch_popup?v=fKyljukBE70

Dinámica de la célula eucariota:
www.youtube.com/watch?v=2N7BNHKSVC8

Proyecto ENCODE:
www.unav.es/ocw/genetica/tema-1-4.html

Cuerpo humano:
células: 50 billones
átomos: 7 mil cuatrillones

Célula humana:
átomos= 20 billones
tamaño= 20 micras= 0,02mmm

Sistema nervioso humano:
Neuronas= 100.000.000.000

Neurona humana:
1.000 conexiones con otras neuronas
Adultos= 100 billones de conexiones

29/11/12 12:36 AM
  
Juan Carlos
La teoría darwinista de la evolución por selección natural es capaz de proporcionar un marco de una explicación de la evolución de los cuerpos humanos y animales, aunque no una explicación última o total. ¿No podría el darwinismo decirnos algo sobre cómo los cuerpos llegaron a estar conectados con la conciencia?. La selección natural es una teoría de la eliminación; explica por qué tantas de las variantes producidas por la evolución fueron eliminadas- no estaban adaptadas para la supervivencia-. Pero no explica por qué fueron producidas en primer lugar. En el caso de las variantes físicas (tales como la longitud del cuello de la jirafa), una explicación adecuada es en términos de una mutación (un cambio químico aleatorio) que produce un nuevo gen con propiedades que provocan que aparezca la nueva variante de acuerdo con las leyes básicas de la química. Pero nuestro problema aquí es explicar por qué un estado físico causa y sustenta la existencia de conciencias con propiedades mentales tales como las creencias, deseos, propósitos, pensamientos y sensaciones, conectadas causalmente de un modo regular con estados cerebrales. El darwinismo no es de ninguna utilidad para resolver este problema.

No confundir con su utilidad para resolver, al menos como posibilidad, problemas diferentes al problema original que se plantea. Por ejemplo, puede ser útil para explicar posiblemente por qué, habiendo aparecido una vez en la historia evolutiva, los seres conscientes sobrevivieron.O bien, por qué (dado que las intenciones causan sucesos cerebrales) el cerebro está conectado por nervios al resto del cuerpo del modo en que lo está; lo cual no explica por qué tenemos intenciones de mover nuestros cuerpos y por qué ellas causan sucesos cerebrales, lo que es un problema bastante diferente. La existencia de los rasgos más originales y llamativos de los humanos (su vida consciente de sentimiento, elección y razón, que causa en conexión con sus cuerpos) parece estar por completo más allá del alcance de la explicación científica.
29/11/12 4:44 AM
  
Ricardo de Argentina
Estimado Pepito:
Pues justamente a ese nihilismo creo que apuntan estos engendros sofísticos.
Y creo también que quienes los fogonean conocen bien su falsedad. Son demasiado coherentes y coincidentes en lo esencial las ideolologías que le hacen consumir al hombre masa occidental, como para poder creer razonablemente que proceden de una planificación bien organizada.
01/12/12 2:50 AM
  
Pepito
Estimado Ricardo:

Estoy de acuerdo contigo. Algunos tratan de convencernos de que todo fluye, nada permanece invariable, como diría Heráclito, incluso nuestros primeros y fundamentales principios del conocimiento, que estarían también sujetos a un perpetuo cambio y evolución.

El principio de no contradicción, por ejemplo, sería válido hoy pero podría no serlo mañana, o podría ser válido para algunas cosas pero no para todas, y así los demás principios.

Admitida esa evolución total, que afecta incluso a los fundamentos de nuestro pensar, y que nos lleva al relativismo y al nihilismo, no tiene nada que extrañar que no se considere, según esta cultura evolucionista integral, nada permanente, como la misma naturaleza humana, la sexualidad, el matrimonio, las normas morales, etc.

Todo es admisible e igualmente válido, puesto que todo es producto de la inevitable evolución y la evolución es progreso.
11/12/12 12:39 PM
  
Alberto G. C.
Estimado Nestor:

Me encuentro en un apuro aqui, porque soy católico, seguidor de Santo Tomás y muy interesado en la evolución y en particular en la epistemología evolucionista.

Como siempre, es ustéd muy certero y desmonta cualquier pretensión de verdad absoluta en el evolucionismo. Pero como dice, la EE tiene mucho que ver con el sentido común e intrínsecamente lo defiende. Podríamos decir, que gracias a la evolución multinivel, que considera las sociedades como el ultimo grado de organizacion sometida a evolución, defiende las tradiciones y la religion. En particular, la mas exitosa.

Eso no es poco servicio a favor de nuestro punto de vista y no está muy lejos de apoyar el método aristotélico-tomista, ya que la introspección y el sentido común no generan conocimiento arbitrario, sino que extraen conocimiento almacenado en nosotros(nuestra mente, nuestro alma) a través de la evolución acerca de las cosas, acerca de la sociedad y de sus fundamentos morales).

Las categorías filosoficas, las intuiciones morales, la misma noción de Dios no serían conceptos culturales arbitrarios, sino universales y permanentes en la naturaleza humana. Eso no es poco para el mundo en que vivimos, donde todo se considera relativo. El mayor enemigo ahora mismo es el nihilismo y el relativismo y la EE puede ser el puente que permita a muchos descreidos a retornar a la fe y al conocimiento.

Yo considero la epistemologia evolucionista como una apología o un exegética del sentido común y en particular, del escolasticismo y el cristianismo para ateos.

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De acuerdo con la epistemología evolutiva, el “apoyo” que podrían recibir los conceptos filosóficos, las categorías morales y la noción de Dios, sería el que hubiesen sido “seleccionados” como más aptos para favorecer la supervivencia de la especie humana.

Eso sin duda es muy elogioso, pero no implica para nada que dichas creencias sean verdaderas.

Ahora bien, la fe cristiana no puede ser aceptada si no se la acepta como verdadera, precisamente.

Y obviamente no tiene sentido decir “voy a creer que el cristianismo es verdadero porque eso me ayudará a sobrevivir”.

Sobre esa base no se puede creer que algo es verdadero, porque de entrada se está reconociendo que el motivo para creerlo en todo caso no es la verdad de lo creído.

En todo caso se está diciendo: "No sé si es verdadero o no, pero me resulta conveniente creerlo a fin de avanzar en la vida". Pero no se puede a la vez sostener que algo es verdadero y que no se tiene motivos objetivos y válidos para sostenerlo.

Concretamente, el cristiano cree sobre la base de la Palabra de Dios, que no puede ser falsa.

Ni siquiera sirve ese argumento pragmatista como medio para una adhesión pragmatista al cristianismo, porque para que el pragmatismo funcione hay que estar convencido de lo que se cree, y nadie puede estar convencido de algo que sabe que lo ha adoptado no porque sea verdadero sino porque es conveniente.

Otra forma de argumentar sería decir que el sentido común no es de despreciar, porque es fruto de toda una historia evolutiva.

Pero aquí también caemos en lo mismo. Que esa evolución nos garantice la verdad del sentido común, y no solamente su conveniencia adaptativa, depende de que los conocimientos pasados de algún modo “atesorados” hayan sido verdaderos, y eso depende simplemente de que el sentido común o las facultades humanas en general sean capaces de conocer la verdad.

Es decir, no es la evolución en última instancia la que fundamenta al sentido común, sino que éste depende simplemente de sí mismo, de su capacidad natural de ser verdadero, si es que, repito, estamos hablando de nuestra capacidad de conocer la verdad y no solamente de la de ser engañados por ilusiones útiles para la supervivencia.

Es claro además que el cristianismo para ateos no existe.

Saludos cordiales.
30/01/13 9:32 AM
  
Alberto G. C.
Estimado Nestor:

Desde luego, ya dije en el primer parrafo que usted desmonta toda pretensión epistemológica en la evolución. Pero ésta puede no ser contemplada como causa, sino como efecto de un diseño creador que utiliza causas naturales para llevarse a cabo. Asumiendo eso, no habría problema en estudiar esas causas como parte de la Revelación Natural. La gran ventaja es que esa revelación es legible por aquellos que rechazan no ya la fe, sino el sentido común y lo que su alma le dice. Una vez aceptan su error y escuchan a su conciencia, es una cuestión de ellos mismos y de los pastores el que recuperen la fe. Porque la necesidad de encontrar la Verdad está inscrito en el alma. Solo hay que reconducirles hacia su conciencia.

La "verdad" obtenida de esa manera seria una verdad pragmática, que como todo tipo de verdad necesita la causación última, a Dios, para adquirir el valor absoluto. La persuasión acerca de ese último paso, como ya digo depende de cada uno y de la guía de la Iglesia. Yo soy partidario de seguir el ejemplo de Santo Tomas y usar toda la ciencia disponible en nuestra época para conocer la voluntad divina y acercar a las personas a la Verdad.

Puede parecer que estoy loco (y quizá lo esté), pero estoy hablando de mi propia experiencia. Yo he recuperado la fe porque mi busqueda de la verdad me llevó al estudio de la evolución, la evolución me llevó a conocer la no arbitrariedad de las mormas morales, a la evidente diferencia entre hombres y mujeres, a la la evidencia de que las instituciones tradicionales son naturales no imposiciones ni construcciones y que el Bien y el Mal no son arbitrarios sino universales.

Menudas perogrulladas, eso en el fondo ya lo sabía, pero me negaba a admitirlo. Así comprendí la admirable coherencia racional del mensaje cristiano, la liberación y la llamada a la fe que el sacrificio del hijo de Dios por los hombres provoca en un hombre de las cavernas temeroso de entidades amenazantes a las que era el mismo el que se sacrificaba colectivamente para renovar los votos de odio al extraño y fidelidad al propio por encima de la verdad. Y yo era ese hombre de las cavernas.

La teoría de la evolución, y eso se lo digo a los demás amigos que comentan, es como una muñeca rusa. Los que se quedan en lo tópico solo ven el egoismo, la lucha por la existencia y la maleabilidad pero eso son falsedades que desaparecen con solo pensar que la mejor forma de luchar contra la adversidad es hacer el bien al prójimo y por eso el impulso (o el "instinto") natural en el hombre por hacer el bien es coherente con la teoria de la selección natural (lo mismo que es coherente con el egoismo ciego). Por otro lado cualquier cambio exige millones de años y presiones en el medio ambiente para que haya modificaciones. Es igual de fácil que un animal cambie que una montaña se derrumbe.

Además, una creación a través de causas naturales reforzaría el realismo Tomista ante los ateos materialistas: Se verían forzados a admitir que las categorías manejadas por la mente no son culturales ni relativas, sino parte de la naturaleza humana con las cuales el alma contempla y analiza la realidad en todo momento y lugar. Para ellos, esas causas serian causas. Para los que tenemos la fe, serían efectos de una causa primera transcendente.

Perdón por mis imprecisiones terminológicas y todo este batiburrillo, pero creo haberme hecho entender. Por supuesto esto no es ninguna panacea. La fe o se tiene o no se tiene. Pero la "epistemologia"(entre comillas) evolucionista es un arma del realismo, la tradición, el sentido común y la autoridad de las enseñanzas heredadas en el cuartel de los relativistas, los abortistas, los feministas etc. ¿Por que no usarlo?

Y en fin. Espero no haber ofendido a nadie. Que Dios os bendiga.

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Estimado Alberto:

Ninguna ofensa. Ante todo, Dios es dueño y Señor de los caminos que utiliza para traer a cada uno a la fe y es cierto que escribe derecho con renglones torcidos. A mí me contaron la anécdota del joven que se hizo novicio jesuita para robar los cubiertos de plata del seminario y terminó siendo un ejemplar sacerdote.

En segundo lugar, no tengo una oposición cerrada a la “descendencia” de las especies, para usar el término de Darwin. Pienso que Dios es también libre de crear todas las especies independientemente unas de otras, o de hacerlas descender unas de otras.

Lo que sí me parece rechazable es la selección natural como explicación de la “descendencia” de las especies. Porque es un proceso azaroso, y lo natural no puede estar fundado en lo azaroso. En efecto, lo azaroso es accidental, lo natural no lo es.

Dios puede, sin duda, en su Omnipotencia, dirigir hacia un fin un proceso que es azaroso visto desde las causas segundas. Pero lo que no puede ocurrir es que eso sea un proceso natural, porque lo que es accidental no puede ser sustancial. Lo natural no es accidental, ni tampoco artificial, sino sustancial.

Es decir, un ser vivo no es un conjunto de piezas, como una máquina. Todavía una máquina tiene una finalidad, es un ente artificial, no azaroso. Pero es igualmente accidental. Todo lo artificial es accidental, no tiene esencia ni naturaleza, enseña Aristóteles. Mucho más, obviamente, lo azaroso.

Un ente artificial no es una sustancia, sino un conjunto accidental de sustancias. Las que tienen esencia o naturaleza son las sustancias naturales que lo componen (hierro, madera, piedra, etc.), no el conjunto artificial como tal.

En cambio, un ser vivo es una sustancia, no un conjunto de sustancias. Eso está claro en cada uno de nosotros, que usamos legítimamente el pronombre “yo” en vez del “nosotros”, como podría ser, por ejemplo, “nosotras las células” o “nosotros los átomos”. Un cuadro de fútbol, en efecto, no dice “yo”, sino “nosotros”.

Un tornillo fuera de la máquina sigue siendo un tornillo, pero un brazo separado del cuerpo no es más un brazo, porque no es más sustancia viviente. En el ser vivo el todo es anterior a las partes, a diferencia del ente artificial y mucho más del agregado azaroso.

La selección natural, por tanto, incluso si se la supone guiada trascendentemente por Dios, daría por resultado un mundo sin naturalezas, y agrego, sin seres vivos.

Sin duda que Dios podría, si quisiera, crear autómatas inanimados que fuesen muy difíciles, por lo menos, de distinguir de un ser vivo. Y a esos sí podría producirlos, pienso, guiando trascendentemente la selección natural.

Pero incluso aquí, el problema es que para que haya agregados artificiales (éste sería una especie de “artificio divino”) tiene que haber elementos naturales. Así que tampoco en este mundo hipotético la selección natural podría ser la explicación de todo.

Pero llevemos el tema de la selección natural al plano del conocimiento, que es el que estamos discutiendo.

Mi objeción era que si nuestra capacidad cognoscitiva es fruto de la selección natural, entonces ha sido seleccionada por su capacidad adaptativa, y no necesariamente por su capacidad de alcanzar la verdad objetiva.

Porque un error puede tener valor adaptativo. Una creencia errónea puede salvarle la vida a alguien y encauzarlo en un camino vital provechoso para él y para los suyos.

Por tanto, a partir de esas premisas no tendríamos ningún motivo para confiar en la objetividad de nuestra razón.

Ahora Ud. me dice que Dios puede ser la Causa Primera de todo ese proceso, y haberlo dirigido de tal modo que además de tener capacidad adaptativa en general, nuestra razón sea efectivamente capaz de conocer la verdad de las cosas.

Pero aquí, además de lo ya dicho acerca de las naturalezas y los seres vivos, está el hecho de que cómo conocemos, en esa hipótesis, la existencia de Dios.

Un camino posible es el fideísmo, que prescinde de todo préambulo racional a la fe y de todo apoyo filosófico (en sentido amplio) para la fe sobrenatural. Pero no es un camino católico.

La fe católica supone siempre unos “preambula fidei” de orden racional y, en sentido amplio, filosófico.

Digo “en sentido amplio” porque no se requiere necesariamente el estudio profesionalizado de la filosofía, ni el razonamiento filosófico riguroso, pero sí un funcionamiento válido de la inteligencia, basado en buena medida en el sentido común, que se realiza en el ámbito de los temas filosóficos, concretamente, la existencia de Dios.

Estos “preambula fidei” no tienen por qué ser solamente anteriores cronológicamente al acto de fe. El que ya es creyente puede comprender que la existencia de Dios se concluye válidamente a partir de la sola razón y la experiencia natural.

Pero si vamos a ver cómo se conoce racionalmente la existencia de Dios en la hipótesis que venimos considerando, vemos que no se puede, porque se cae en un círculo vicioso.

Se debería razonar así: Dios existe, porque lo demuestra mi razón.

Y mi razón, fruto de la selección natural, tiene capacidad de conocer la verdad objetiva, y no solamente de procurarme la supervivencia, porque Dios existe.

Seguramente en su caso, lo que le permitió el paso a la fe (además de la gracia de Dios) fue el funcionamiento natural y espontáneo de su inteligencia, a pesar y en contra de las exigencias lógicas de una “epistemología evolucionista”.

En cuanto a la universalidad de los principios morales basados en la evolución a base de selección natural, es cierto que sería un argumento válido contra los relativismos históricos, culturales, etc.

Pero con ese solo fundamento, la moral no dejaría de ser algo subjetivo y relativo, sólo que ahora el sujeto sería la humanidad toda, o mejor dicho, tampoco eso, sino solamente la humanidad en determinada etapa de su evolución.

La moral seguiría siendo relativa a un estado determinado de la evolución de la razón humana.

No habría, según esto, nada absoluto, por ejemplo, en el derecho a la vida del ser humano inocente. Nuestra razón podría haber evolucionado por otro camino en el cual el homicidio del inocente fuese sumamente justo y recomendable.

Sobre esa base, no veo que fuese ilógica la actitud del que dijese: a mí no me vengan con consensos basados en la evolución o en lo que sea, si todo es una mera contingencia histórica, soy libre de hacer lo que me dé la gana.

Y el recurso a Dios, nuevamente, sobre esta sola base, sólo escaparía al círculo vicioso mediante el fideísmo.

El punto central de todo esto es que la única forma de sostener la validez de la razón es considerándola en cierto modo como algo absoluto, es decir, no reducible a otra cosa ni explicable en función de otra cosa: ni la cultura, ni la época histórica, ni la raza, ni la clase social, ni el lenguaje, ni el idioma que se habla, ni el inconsciente, ni las neuronas, ni la geografía, ni el clima, ni la digestión, ni la selección natural, tampoco.

La razón no puede demostrar su propia validez, ni tampoco cuestionarla. Sólo puede aceptarla sobre la base de su evidencia, y partir de ella. No puede demostrarla, porque para eso hace falta la razón. Y no puede cuestionarla, porque para eso hace falta la razón. Toda teoría que quiera explicarnos la validez de la razón mediante otra cosa, es falsa ya por eso.

La razón humana, en cuanto humana, es creada y dependiente, pero en cuanto razón, es decir, en cuanto los principios que fundamentan su validez, la razón humana descansa en última instancia en la Inteligencia divina, de cual es una participación. Y la Inteligencia divina, idéntica a Dios mismo, no se reduce a ninguna otra cosa distinta de Ella misma.

Saludos cordiales
09/02/13 12:33 PM
  
Felipe de España
Néstor, en mi último comentario en uno de los recientes artículos de Daniel Iglesias en torno al darwinismo, hacía referencia a un trabajo tuyo, magnífico en mi opinión, que se titula "Acerca de la evolución" y que encontré en la revista E-Aquinas. Él me dice: "Lo que Néstor sostiene en el párrafo que citas no es que la evolución biológica sea imposible, sino que requiere una intervención de Dios."
A mi me parece por el contrario, que, de acuerdo a ese trabajo, rechazas el evolucionismo tanto estricto como mitigado, y te mantienes en un fijismo flexible que acepta cambios accidentales en las diversas especies dando origen a razas, etc. pero en ningún caso a una evolución biológica en la que el individuo se autotrasciende al engendrar a otro individuo de naturaleza distinta a la de su progenitor. Al ser el efecto superior a la causa, es necesaria una intervención divina que "cree" o forme aquello que la misma naturaleza no puede generar por sí misma. En este caso no creo que sirva la apelación a causas segundas, pues estas tampoco pueden producir lo más desde lo menos. La creación de cada especie requiere de una acción directa por parte de Dios de modo semejante, aunque no idéntico, a la creación de cada alma humana. Lo mismo cabría decir del origen de la vida.

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En efecto, la palabra "evolución" ahí capaz que está un poco fuera de lugar. El caso es que lo que sí se puede afirmar sin problemas, en mi opinión, es la "descendencia" de una especies a partir de otras ("descendencia" fue la primer palabra que usó Darwin), pero claro que no en un sentido darwiniano, pues se trata de una "descendencia" sólo en el sentido de que una especie se origina a partir de otra por una transformación sobrenatural operada por Dios en algún individuo de la especie anterior o en sus genes. En efecto, lo más no sale de lo menos y no se da lo que no se tiene. Sin embargo, un instrumento puede producir un efecto que lo supera, porque la virtud que opera a través de él no es suya, sino de la causa principal. Ese lugar sí podría quedar reservado para las causas segundas.

Saludos cordiales.
28/10/13 3:46 PM
  
Felipe de España
En todo caso y aun aceptando que tal tipo de "evolución sobrenatural" pudiera haber ocurrido se dejan muchas dificultades sin resolver. ¿Cómo sería posible que un individuo de especie distinta a la de sus progenitores pudiera subsistir en un ambiente impropio al de su naturaleza? Especialmente en sus primeros días de vida cuando es tan vulnerable y necesita de unos padres de su misma especie para poder alimentarse. Una vuelta al antiguo dilema ¿qué fue primero, el huevo o la gallina?.

Y planteo el problema en estos términos pues doy por sentado que el único proceso admitido por los que defienden la teoría evolutiva es el de la mutación genética durante la gestación, no el de la creación completa del animal por parte de Dios ni tampoco el de la transformación de éste en otro. La cual no podría calificarse propiamente de cambio de especie en un individuo sino de extinción de este y surgimiento de otro en la que solo quedaría del primero su materialidad.

Para mi lo lógico, lo sensato es pensar que Dios ha creado o formado cada especie (en su forma adulta) en diversos momentos históricos y que esas naturalezas han permanecido invariables desde su origen. Luego han surgido razas, variedades, etc. La hipótesis que afirma la descendencia de una especie a partir de otra se tropieza con dificultades insolubles desde cualquier punto de vista mínimamente razonable.

Por ello para mantener a flote la "racionalidad" de ese tinglado teórico evolucionista hace falta hacer malabarismos filosóficos, teológicos y científicos que exigen un acto de fe mayor que el que se requiere para la solución fijista.

Saludos cordiales

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En primer lugar, Dios sí podría transformar un individuo adulto o grupo de individuos adultos, y ahí no cabría la dificultad tomada de la infancia de los seres vivos.

Recordemos que de lo único que se trata es de ver si es posible el origen de unas especies a partir de otras, y no de justificar algún detalle más de la visión evolucionista.

Efectivamente, lo único que quedaría del individuo anterior sería su materialidad. Eso haría la continuidad que se puede afirmar en este esquema entre la nueva especie y la anterior.

La dificultad relativa a la infancia sí es para tener en cuenta. Es cierto que a veces se dan casos en el reino animal en que individuos de una especie son criados por individuos de otra especie. Recordemos que alguna semejanza siempre habría entre progenitores y engendrados por más que éstos resulten de otra especie, pues por hipótesis nos estamos preguntando por la posibilidad de justificar algún tipo de parentesco, por vía de origen, entre las diversas especies.

En efecto, el panorama resultante es complejo y motiva a preguntarse seriamente cuáles son las razones para sostener el origen de las especies unas a partir de otras en primer lugar.

La única finalidad de estas reflexiones es mostrar cómo se puede entender de acuerdo con la sana filosofía realista una eventual confirmación de ese modo de originarse las especies, y que, en todo caso, dicho modo de origen es metafísicamente posible y no choca necesariamente ni con la afirmación de las esencias inmutables de las cosas ni con la fe en Dios Creador.

Saludos cordiales.
28/10/13 8:27 PM
  
Felipe de España
Néstor, claro que Dios puede transformar a un adulto o grupo de adultos, no dije que eso no fuera posible sino que desde el punto de vista científico esa hipótesis queda descartada. No creo que de acuerdo a la metodología científica se pueda admitar un cambio de naturaleza en un individuo que ya ha sido configurado genética y específicamente. Todos los experimentos en este sentido han sido un fracaso. Equivaldría a aceptar un milagro por cada cambio de especie. Además, en ese caso no podría hablarse propiamente de cambio de especie en un individuo, ya que no hay más cambios reales en un individuo que los accidentales. El individuo no puede cambiar de especie pues después del cambio poseería dos naturalezas distintas, lo cual comporta contradicción intrinseca. Para que ese cambio se produzca primero ha de perder su forma sustancial y adquirir otra nueva. Pero eso, en sentido filosófico, no es un cambio de especie en el individuo, sino extinción de éste y surgimiento de otro permaneciendo únicamente como sustrato común la materia prima.

Lo que quiero subrayar es que aunque una teoría no caiga en contradicción metafísica no se convierte por ello en razonable. ¿Es posible que existan unicornios?. En principio no repugna a la inteligencia pues no implica contradicción. Ahora bien, ¿es razonable pensar que de hecho existen o hayan existido?. No significa lo mismo "ser posible" que "ser razonable".

Para que una teoría científica presente vestigios de credibilidad habrá de reunir un número de pruebas suficiente para que se la considere digna de crédito.
Si analizamos la teoría de la evolución y sus postulados, la primera y mayor dificltad que hallamos consiste en la infactibilidad de reproducción experimental, principio esencial sobre el que se fundamenta el método científico. Entonces a partir de ahí lo máximo que se va a conseguir son pruebas indirectas, indicios, etc. Nunca una verificación en laboratorio.

Comparando entonces el fijismo con el evolucionismo, encuentro muchas más objeciones racionales en el segundo que en el primero. Supongo que tu también.

Saludos cordiales

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Efectivamente, se trataría de una intervención divina sobrenatural, y efectivamente, la única continuidad que habría entre el individuo de la nueva especie y el antiguo sería la materia. Eso alcanza para pensar teóricamente la posibilidad del origen histórico de una especie a partir de otra distinta.

Por la misma razón, también hay que ser prudentes a la hora de marcar los límites de lo que la Omnipotencia divina puede hacer en el caso de las mutaciones genéticas con nacimiento y ulterior supervivencia de un individuo de especie diferente.

Sin duda que la ciencia tiene que dar sólo explicaciones naturales, pero de ahí no se sigue que la ciencia tenga que dar explicaciones sobre todos los temas. En el caso del origen de la vida en el Universo, por ejemplo, me parece evidente que hay que afirmar sí o sí una intervención divina sobrenatural, si no se quiere dar en el materialismo. En ese caso, la ciencia tendrá que resignarse a que haya un punto en la naturaleza en el cual ella no tiene jurisdicción. Así es la vida, justamente.

Eso no quiere decir que la ciencia no pueda eventualmente explicar, en su nivel, el origen de la materia viviente a partir de la materia inanimada. Quiere decir simplemente que esa explicación nunca podrá ser absolutamente suficiente y que requerirá siempre el recurso filosófico, no de ciencia experimental, al Creador y su intervención especial.

Para usar una imagen a la que suelo acudir, es verdad que el techo de la Sixtina fue pintado por los pinceles de Miguel Ángel, pero sigue siendo necesario recurrir a Miguel Ángel para lograr la explicación completa del asunto.

En cuanto a la razonabilidad de la teoría, en el plano metafísico en que se ubica, depende de lo que la Sabiduría divina haya entendido como más "razonable" a la hora de producir las especies vivientes. Desde que es algo posible y no necesario, sino contingente, depende de la libertad del Creador.

Lo que sí tiene de interesante es que le quita filo a la objeción que procede del lado darwinista, que consiste en alinear al creacionismo con la tesis de las especies independientes entre sí, y luego vocear que la ciencia ha demostrado la dependencia de las especies unas de otras.

Esa objeción se puede atacar por cualquiera de las dos premisas, y me parece bien, obviamente, que se analice la premisa científica. Por mi parte, entiendo que es útil también mostrar de entrada que la objeción se apoya en una premisa filosófica falsa.

Otra utilidad que le veo a estas reflexiones es que evitan que se diga en forma demasiado fácil que Dios podría haber utilizado el método de la "descendencia" para crear las especies. Por "en forma demasiado fácil" me refiero a que se diga sin tener en cuenta el aspecto metafísico del asunto, la inmutabilidad de las esencias naturales, la necesidad de respetar el principio de causalidad, etc.

Saludos cordiales.
29/10/13 8:06 PM
  
Felipe de España
Con lo de razonable me refería a la coherencia interna que debe tener una teoría científica respecto al conocimiento humano, independientemente de su verdad o falsedad objetivas. Si esta teoría carece de pruebas suficientes que la avalen, lo "sensato", lo lógico es no aceptarla como verdadera sino como hipotética o errónea según el caso.

Como veo que coincido en todo lo que has expuesto prefiero no molestarte más con el tema.

Saludos y muchas gracias por la atención
30/10/13 5:58 PM
  
Diego Tentor
Desde lo teológico es correcto y no se puede obviar que el blog es católico, sin embargo desde lo filosófico es falaz la introduccion misma del concepto de VERDAD OBJETIVA (si por ello se entiende a una verdad que es verdad independientemente de ser verificada) en un asunto científico. El concepto mismo es paradójico y no puede ser verdadero.

O dicho de otra forma que sea igual lo verificado y lo presumiblemente verdadero.

Si una verdad objetiva es algo que se presume verdadero independientemente de su verificación, serían verdaderas afirmaciones por la fe o la confianza, lo que la hace relativa a quien o quienes la aceptan por fe o por confianza. Por tanto no es objetiva, sino subjetiva.

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La verdad es la adecuación entre la inteligencia y la realidad, o como decía Aristóteles: "decir de lo que es, que es, y de lo que no es, que no es".

Así entendida, la verdad es siempre objetiva, pues es nuestra inteligencia la que tiene que adecuarse a la cosa conocida, no al revés.

Esa adecuación se da independientemente de que la afirmación que alguien hace sea verificada o no. Porque hay sólo dos posibilidades, independientemente de toda verificación: que lo que digo que es, sea, o que no sea. En el primer caso eso que digo es verdad, en el segundo, es una falsedad.

Es cierto que en esa hipótesis todavía queda la posibilidad de que yo no sepa si lo que digo es verdad o no. Para eso es necesario algún tipo de evidencia o demostración que me haga ver que lo que digo se adecua a la realidad.

Pero aún sin saber, en sentido estricto, que esa adecuación existe, puedo creerlo, si la afirmación en cuestión me la comunica alguien a quien entiendo que es más razonable creerle que no creerle, porque entiendo que tiene suficiente conocimiento del asunto y buena intención de instruirme en vez de engañarme.

En ese caso, estoy conociendo la verdad por fe. Obviamente que la objetividad sigue siendo la misma, pues se trata siempre de la adecuación entre la inteligencia y la realidad.

En cuanto a la verificación, tal como se la suele entender hoy, consiste en ver que se cumplen las predicciones hechas a partir de una hipótesis.

Eso no alcanza para que la hipótesis sea verdadera, pues se puede predecir correctamente a partir de una falsedad.

Así en el sistema geocéntrico de Tolomeo se podía predecir los eclipses.

Saludos cordiales.
12/11/16 2:12 PM
  
Diego Tentor
Si la realidad fuera siempre objetiva no habría necesidad de distinguirla, sería suficiente con hablar de 'verdad'. SI existe una 'verdad objetiva' es porque en si misma no lo es necesariamente.

Por eso la verificación hace a la verdad, del mismo modo que lo funcional hace a la funcion, el martillar al martillo o el rodar a la rueda.

En este parrafo hay otra falacia.
"Porque hay sólo dos posibilidades, independientemente de toda verificación: que lo que digo que es, sea, o que no sea. En el primer caso eso que digo es verdad, en el segundo, es una falsedad. "
Si no puede ser verificado no puede decirse verdadero.

Que algo sea verdadero y que no pueda verificarse es un sinsentido, como que una rueda no pueda rodar o una luz que no pueda iluminar.

"Así en el sistema geocéntrico de Tolomeo se podía predecir los eclipses. " Los eclipses se verificaban, el geocentrismo no, no habría porque pensar que las verdades vienen en combo.

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Pues no. Lo que pasa es que la expresión "verdad objetiva" es redundante.

Y martillar no es la mejor forma de fabricar martillos, en realidad, dudo que por ese procedimiento tan circular hubiese podido haber un solo martillo en el mundo.

Si la verificación hiciese a la verdad, todo sería verificable, pues no habría una verdad independiente de la verificación a la cual ésta tuviese que ajustarse.

No hay ninguna falacia en la disyuntiva que dice que lo que digo se adecua o no se adecua a la realidad, porque efectivamente no hay otra posibilidad. Y la verdad consiste en la primera de esas dos posibilidades.

Es cierto que la verdad es adecuación entre la inteligencia y la realidad, y por tanto, sin inteligencia no hay verdad. Pero eso no quiere decir que esa inteligencia deba ser la humana. Toda verdad, por tanto, tiene que poder ser conocida, pero eso no quiere decir que deba poder ser conocida por nosotros.

No tiene nada que ver el hecho de que el sistema geocéntrico mismo no se verificase. El argumento es que la verificación propia de las ciencias experimentales no hace necesariamente verdadera a la hipótesis verificada. Y la hipótesis en el caso de la predicción de los eclipses antes de Copérnico era el geocentrismo. De él dependía todo el sistema sobre el cual se hacían las predicciones.

Saludos cordiales.
12/11/16 4:34 PM
  
Diego Tentor
Si "verdad objetiva" es redundante se implica que todo lo objetivo es verdadero, y nada objetivo puede ser falso.
En tal caso "creencia erronea" es un sinsentido porque nada podría demostrarse falso, en tanto no hay falsedad objetiva.

Si existe una verdad que no se puede verificar, entonces no puede decirse verdadera sin falsedad, Entonces por cada una de ellas se estaría diciendo una falsa verdad (una contradiccion)

Used dice: "Pero eso no quiere decir que esa inteligencia deba ser la humana. Toda verdad, por tanto, tiene que poder ser conocida, pero eso no quiere decir que deba poder ser conocida por nosotros. " lo que dice es cierto en sentido teologico, no lógico ni folosófico. Que es lo primero que dije en mi comentario.

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No veo la necesidad de crearse dificultades. Una cosa es que lo objetivo sea falso y otra que sea objetivo que algo es falso.

Como una cosa es que una afirmación sea verdadera y otra que sea verdad que es falsa.

Lógica y filosóficamente lo que no se sigue de la definición de "verdad" como "adecuación entre la inteligencia y la realidad" es que esa inteligencia tenga que ser humana.

Saludos cordiales.
13/11/16 1:21 PM
  
Diego Tentor
Usted dice:"Una cosa es que lo objetivo sea falso y otra que sea objetivo que algo es falso. ". Si todo lo objetivo no es necesariamente verdadero, pero todo lo verdadero es objetivo (como usted dijo), entonces de ello se implica que toda presuncion de verdad es necesariamente falsa. Lo que me parecería absurdo.

Dice:"otra que sea verdad que es falsa. ", pero ello es una contradicción.

Tambien dijo:"no se sigue de la definición de "verdad" como "adecuación entre la inteligencia y la realidad" es que esa inteligencia tenga que ser humana. ", lo que es cierto, pero si esa inteligencia o esa realidad refieren a una entidad o entidades no humanas, lo dicho en el artículo no tiene ningun valor de verdad sobre asuntos de conocimiento humano. Y el articulo en si mismo sería falaz.

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Noto una cierta dificultad de comprensión bastante difícil de entender ella misma.

Nunca dije que lo objetivo puede no ser verdadero, sino que puede ser objetivo que algo no es verdadero, lo cual es otra cosa.

En efecto, no hay ninguna contradicción entre estos dos juicios: 1) "La proposición "p" es falsa" y 2) "Es verdad que la proposición "p" es falsa".

1) sería la proposición "q", así que 2) quiere decir que "La proposición "q" es verdadera", y es claro que entre 1) y 2) no hay contradicción.

Y que una inteligencia no tenga porqué ser humana tampoco quiere decir que no pueda serlo.

Hay que razonar con más rigor lógico.

Saludos cordiales.
14/11/16 12:35 PM
  
Diego Tentor
Usted dice: "Nunca dije que lo objetivo puede no ser verdadero, sino que puede ser objetivo que algo no es verdadero, lo cual es otra cosa. ". Entien que todo lo verdadero es objetivo, mas no todo lo objetivo es verdadero.
Pero de lo que Ud. dice (de identificar verdad con verdad objetiva) se desprendería que toda no objetividad (o subjetividad) es necesariamente falsa, y la creencia por el mero hecho de ser creencia de un sujeto debe presumirse falsa. Lo que no me parece cierto.

Dice:"En efecto, no hay ninguna contradicción entre estos dos juicios: 1) "La proposición "p" es falsa" y
2) "Es verdad que la proposición "p" es falsa".
No hay contradicción, ni implicación, porque refieren a cosas distintas.
Vea:
El sujeto de la P. 1 es "P",
El sujeto de la P. 2 es la P. Nº 1.,
Siendo sujetos distintos no hay implicacion, refieren a cosas distintas.

Sin embargo cuando usted dijo:"otra que sea verdad que es falsa. ", si sería una contradicción en tanto refiera a un mismo sujeto.

Luego dice: "Y que una inteligencia no tenga porqué ser humana tampoco quiere decir que no pueda serlo. " entonces aca (por ejemplo) incurriría en una contradiccion cuando dice: "- ¿No sería posible que fuese justamente la verdad objetiva de nuestros conocimientos lo que los hiciese aptos para fomentar la supervivencia y la reproducción?"
En tanto no podría decirse "una verdad [no-humana] de nuestros conocimientos", dado que los lectores si somos humanos. (creo)

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Le contesto por última vez, porque sinceramente no creo que sea tan difícil de entender lo que digo.

En ningún momento digo que lo objetivo puede no ser verdadero, sino que puede ser objetivo que algo no es verdadero, lo cual es otra cosa, como ya expliqué varias veces.

La creencia no tiene porqué ser falsa por ser de un sujeto, porque no por ello tiene porqué ser "subjetiva" en el sentido opuesto a "objetivo". Si nos vamos a guiar solamente por el sonido de las palabras, no estamos pensando.

También el conocimiento científico más objetivo es de un sujeto, porque hasta ahora no ha podido haber ciencia sin científicos. Lo falso no es subjetivo por ser de un sujeto, sino por no adecuarse a la realidad. Y lo objetivo y verdadero siempre es "subjetivo" en el sentido de que siempre es de algún sujeto que conoce.

La implicación no viene a cuento en el argumento que di. El punto es que no hay contradicción entre "la proposición "p" es falsa" y "la proposición que dice que "p" es falsa es verdadera".

Y cuando digo "otra cosa es que sea verdad que es falsa", sí ha cambiado el sujeto. Cuando digo "la proposición "p" es falsa", esa proposición es "q", y el sujeto de "q" es la proposición "p". Cuando digo "es verdad que la proposición "p" es falsa" es lo mismo que decir "La proposición "q" es verdadera", y el sujeto es la proposición "q".

La proposición "cuando se dice que no necesario que la verdad sea humana no se quiere decir que no pueda serlo", quiere decir que es posible que haya verdades humanas y verdades no humanas, así que cuando hablamos de la verdad de nuestros conocimientos no tenemos porqué estar hablando de una verdad no-humana.

Saludos cordiales.
15/11/16 12:21 AM
  
Diego Tentor
De lo expuesto antes.
Acá, por ejemplo, utilizaría un argumento falaz cuando dice "- Porque no puede menos que pretender que es verdadera. El epistemólogo evolucionista nos está diciendo que es verdad objetiva que nuestras capacidades cognoscitivas son fruto de la selección natura", ya que no se deduce que un 'epistemólogo evolucionista' pretenda establecer verdades extra humanas o para inteligencias no-humanas.

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Lo mismo de arriba. La verdad es adecuación entre la inteligencia y la realidad. Esa inteligencia no tiene porqué ser humana ni porqué no serlo. Así que es posible que haya verdades humanas y verdades no humanas. En todo caso, es claro que la verdad que pretende establecer un epistemólogo evolucionista pertenecerá a la clase de las verdades humanas.

Saludos cordiales.
15/11/16 12:29 AM
  
Diego Tentor
Bien, por ultima vez lo importuno, usted dice:"La creencia no tiene porqué ser falsa por ser de un sujeto, porque no por ello tiene porqué ser "subjetiva" en el sentido opuesto a "objetivo". Si nos vamos a guiar solamente por el sonido de las palabras, no estamos pensando. "

Por el sonido no, por el significado, y usted sabe que si violenta el significado esta siendo falaz.

A excepcion que intente decirme que lo "subjetivo" es de alguna sofisticada forma lo "objetivo", para todo lo que no sea "objetivo" (lo subjetivo entre ello) se aplicaría su afirmación "todo lo verdadero es objetivo", ergo, "todo lo no objetivo es falso". Lo que es falaz.

Ciertamente usted a esta altura sabe que para que su articulo tenga sentido es necesario concebir 'una verdad inverificable' es decir una contradiccion, para justificarlo necesita decir "toda verdad es objetiva" lo que es otra falacia.

Esta en todo su derecho de defender todas las falacias que quiera, intimamente asumo que ya lo sabe, luego, es una cuestion de cierta honestidad interior.

Gracias por su tiempo.

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Aquí el único que está propalando falacias es Ud.

Y la forma en que opone "subjetivo" y "objetivo" muestra efectivamente que en vez de pensar, se guía por el sonido de las palabras.

Si usamos "subjetivo", normalmente, para referirnos a lo que no es objetivo, es porque damos por supuesto, implícitamente, que se trata de lo subjetivo que no se adecua a la realidad de las cosas.

Porque para que haya adecuación entre la inteligencia y la realidad, tiene que haber una inteligencia, y para que haya un conocimiento verdadero, tiene que haber también un sujeto cognoscente y un acto de conocimiento propio de ese sujeto, y en ese sentido, sin duda, "subjetivo".

Sólo que ese acto subjetivo, porque es del sujeto, cuando es verdadero, es adecuado a la realidad de las cosas, o sea, la realidad objetiva.

Y es así como la subjetividad puede ser y es objetiva.

Y cuando no se adecua a la realidad de las cosas, ese acto de afirmar o negar de ese sujeto es falso, y "subjetivo" en el sentido corriente, peyorativo, del término, opuesto, ése sí, a "objetivo", y único que se tiene en cuenta cuando en vez de pensar se guía uno por el sonido de las palabras.

Y en esto, a diferencia de Ud., no hago juicio alguno de intenciones, sino que me limito a constatar las incomprensiones manifiestas que aparecen en su comentario.

Saludos cordiales y despedida.
17/11/16 10:08 AM

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