Tú eres Pedro, por monseñor Sanz Montes
Queridos Hermanos y amigos: Paz y Bien.
Coincide este domingo con la conmemoración de la cátedra de San Pedro. Jesús qui-so sentar en esa sede apostólica principal al viejo pescador galileo, poniéndole al frente de su incipiente comunidad eclesial. Pedro será capaz de lo más grande por amor cuando esté cerca del Maestro en el Tabor o en Getsemaní. Pero también será capaz de lo más lamentable por temor, cuando en aquella noche inolvidable llegue a negar a Jesús hasta tres veces, junto a una fogata común en un patio cualquiera.
Bien sabía Jesús que Pedro era bueno, pero que también era pecador, que sería capaz de cortar la oreja a quien amenazase al Maestro, y un momento después renegar hasta la porfía que le conocía. Así sucede con cada uno de nosotros. Por eso consuela saber que quien nos llama es fiel, aunque nosotros seamos lentos y torpes. Al final, sólo nos queda decir como Pedro: Tú, Señor lo sabes todo. Sabes que te amo.
Bien viene la alusión litúrgica de esta festividad para situarnos como hijos de la Iglesia junto a quien en estos momentos prolonga aquel encargo pastoral que Jesús confiara a Pedro. El Papa Benedicto XVI, está sentado en esa misma sede de Pedro presidiendo en la caridad a toda la Iglesia universal. La Conferencia Episcopal ha publicado una nota de adhesión filial al Papa ante los ataques que viene recibiendo últimamente.
Como bien ha dicho el periodista J.L. Restán, dentro de la zarabanda de comentarios, a caballo entre la ignorancia y la mala fe, que han suscitado en la prensa europea la decisión del Papa de revocar la excomunión a los cuatro obispos ordenados por Marcel Lefebvre y las deplorables afirmaciones sobre el Holocausto del obispo Williamson, brillan algunas voces que nos ayudan a desentrañar esta alocada madeja. Así, para el filósofo alemán Robert Spaemann se ha tratado, en primer lugar, de un auténtico ajuste de cuentas que se demoraba ya más de tres años. En efecto, la mayoría de los círculos intelectuales progresistas y medios de comunicación afines habían diseñado la caricatura del oscuro inquisidor que pretendía llevar a la Iglesia a la leyenda negra medieval. En ellos era palpable la frustración al no poder casar esa imagen con la de un Benedicto XVI caracterizado por la racionalidad y la mansedumbre en sus juicios, por la belleza y la profundidad en sus intervenciones.
Spaemann explica el significado del levantamiento de las excomuniones: “estos cuatro obispos pueden ahora confesarse, obtener la absolución de sus pecados, participar en la eucaristía y morir con los sacramentos”. No es poca cosa para quien se siente y se quiere católico, pero eso no significa que se les haya reconocido la capacidad de ejercer el ministerio episcopal en la Iglesia.
No estamos ante una calculada escenificación demagógica, ni se trata de una jugada romántica de un Papa intelectual y despistado. Igual que sucede con la interpretación del Vaticano II: los progresistas que quieren romper hacia adelante, y los conservadores que quieren romper hacia atrás, mientras que el Papa ve el Vaticano II como una continuidad de la gran Tradición de la Iglesia, sin rupturas ideológicas. Por eso el Papa ha sentido la necesidad de pedir al pueblo y a los pastores que le sostengan de modo especial en esta delicada y gravosa misión.
Lejos de cualquier oportunismo barato que esconde siempre una ideología nada inocente, nosotros queremos estar con Pedro, con el Papa que en cada tramo de la historia, sabe decirle a Cristo: Tú lo sabes todo, tú sabes que te amo. Y al que Cristo le dice: apacienta mis corderos. Nos sabemos apacentados por alguien que ama al Señor.
El Señor os bendiga y os guarde.
+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Obispo de Huesca y de Jaca
22.02.2009
2 comentarios
Los comentarios están cerrados para esta publicación.