Tristeza ante un proyecto de ley
Aquellos mismos días en que el Gobierno central del Estado anunció la creación de una subcomisión parlamentaria para estudiar la reforma de la Ley del Aborto, o –como ya se precisó entonces- para hacer una nueva Ley de plazos sobre esta delicada materia, visitaba nuestro país el cardenal Joseph Levada, prefecto de la Congregación romana para la doctrina de la fe. Interrogado por los informadores sobre qué impresión le producía tal noticia, el cardenal contestó que sentía tristeza.
Realmente, éste es también el sentimiento con el que escribo estas líneas: un sentimiento de mucha tristeza. Y la razón es que –como también afirmó el cardenal Levada- en este caso se toca el derecho a la vida y este derecho no es un tema meramente político, sino que alcanza las mismas raíces del género humano. Al afirmar que no es un tema meramente político, también debiéramos añadir que no es un tema meramente confesional. De todos es conocida la doctrina católica sobre el aborto. Se trata también de un tema de civilización, de ética social.
Sólo Dios es amo de la vida. La vida humana tiene un carácter sagrado e inviolable, en la que se refleja la inviolabilidad del mismo Creador. Precisamente por eso, Dios es juez severo de toda violación del mandamiento “No matarás”, que está en la base de la convivencia social. Dios es el defensor del inocente.
Se habla en España de una cifra que se sitúa en torno a los cien mil abortos al año. Y los observadores consideran que con la nueva ley –según las informaciones de que disponemos en este momento- esta cifra podría aumentar e incluso llegar a duplicarse. Ante tal consideración, hemos de recordar que el grado de humanización de una sociedad puede medirse sobretodo por el respeto que manifiesta en sus leyes a la vida humana y por la manera que tiene de acogerla.
Dirijo mi palabra sobre todo a los legisladores católicos. Pero no a ellos en exclusiva, porque –repito- este es un grave problema de humanización y de civilización, que ha de interesar a toda persona preocupada por la vida humana desde su inicio hasta la muerte natural, por la persona y por el reconocimiento de su dignidad y de sus derechos. Los legisladores católicos, siguiendo los dictados de su propia conciencia, tienen un amplio ámbito de autonomía en la aplicación prudencial de las normas de su fe en la práctica política cuando se trata de temas que no tienen la gravedad de la cuestión que ahora nos ocupa. Pero en el tema del aborto la conciencia queda gravemente comprometida en el sentido de hacer todo lo posible para que el derecho a la vida sea efectivamente reconocido en la legislación positiva de los Estados.
Como dijo Juan Pablo II, “la promoción de la dignidad humana implica sobre todo la afirmación del derecho inviolable a la vida, desde su concepción hasta la muerte natural, el primero de todos y la condición para todos los demás derechos de la persona”. Y la Constitución española de 1978 proclama que “todos tienen derecho a la vida”.
+ Lluís Martínez Sistach, cardenal arzobispo de Barcelona
8 comentarios
¿Memento Manel Pousa i Engronyat: "Yo he pagado abortos"?
http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=485046&idseccio_PK=1021
Así de simple. Así de claro. Entesos?
Es verdad que hay que orar pero no somos consagrados de clausura los laicos estamos en este mundo para algo y no podemos limitarnos a hacer lo mismo que las clarisas, algo tendremos que hacer
Tengo entendido que un sacerdote de su diócesis se pavonea de ser un colaborador eficaz de muchos abortos. En un caso así ¿qué piensa hacer V.E.? Porque algún día habrá que bajar de las musas al teatro...
Siempre he pensado y sigo pensando que la Iglesia catalana es muy melindrosa. Ya verán lo que hacen. Le recuerdo que el norte de África y Turquía eran cristianas en su tiempo. Hoy ni existe, solamente testimonial. Es así la iglesia catalana?
Salud
Como sabe, su diocésis está infestada de abortorios en cuyos quirófanos, al modo de sanguinolentos altares, se sacrifica, en un ritual tan aséptico como criminal, la vida de miles de inocentes.
¿Tiene usted pensado hacer algo para detener o mitigar conductas tan bestiales e inhumanas como la préctica del aborto?¿O todo quedará en elegantes y correctísimos discursos?
Si hemos llegado a esta situación ha sido porque en la jeraquía de la Iglesia hay más discípulos de Antonio Gramcsi que de S. Pablo. Y usted, es un centurión cualificado de este ejército de trepas, que no reunen cualidades ni para barrer las calles de Monserrat en compañía de todos los vividores que hay dentro del monaterio; pero que viven de puta madre con su "rollito". A Dios no se puede engañar.
¿Y que hay de los verdes? y laEcología del ser humano? Se está inviertiendo la pirámide y ya está empezando a haber más ancianos que niños. Eso e un desastre ecológico.
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