20.04.00

313 - USA: CLINTON EXIGIÓ FONDOS PARA LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR GLOBAL

A TODOS NUESTROS SUSCRIPTORES LES DESEAMOS UNAS MUY FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN

USA: CLINTON EXIGIÓ FONDOS PARA AMPLIAR LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR GLOBAL

Fuentes: White House Briefing, 7-4-00.

Por Elena Brañas

Para celebrar el día mundial de la salud, el 7 de abril, en la Casa Blanca, el Presidente Bill Clinton comenzó una campaña para urgir al Congreso de los Estados Unidos a que ponga fin al bloqueo de fondos federales para las organizaciones internacionales que defienden los supuestos derechos al aborto. El discurso de Clinton fue un compendio de todos los lugares comunes y falsedades que emplean los abortistas. Clinton incurrió hasta en las contradicciones que suelen encontrarse en este tipo de mensajes. El discurso leído con detenimiento, además, confirma que los planes y proyectos de control de natalidad son parte de una política de dominio global.

Clinton pidió la liberalización de fondos seis meses después del compromiso asumido por el presidente norteamericano con el partido republicano, que controla ambas Cámaras del Congreso. En noviembre pasado, Clinton accedió a que se impusieran restricciones a la financiación de proyectos de planificación familiar -que incluye el aborto por medios quirúrgicos o químicos- con la condición de que el Congreso autorizara el pago de la deuda que los Estados Unidos tienía con las Naciones Unidas. El acuerdo del presidente con el Congreso mereció duras críticas por parte de los defensores del supuesto derecho al aborto, entre ellos el mismo vicepresidente Gore.

El día 7 de abril, en la Casa Blanca acompañaban al presidente, defensores del aborto como la Secretaria de Estado Madeleine Albrigth, los representantes Carolyn Maloney, Jim Greewood, Nancy Peloso, Connie Morella, la Secretaria Shalala, y numerosos representantes de fundaciones y ONG´s abortistas.

El presidente dijo, "esta semana, el Congreso comenzó el debate para el nuevo presupuesto. Y nosotros tenemos una nueva chance para volver a lograr que América, vuelva a apoyar la planificación familiar en todo el mundo. (…) Propongo un incremento de 169 millones en la asistencia al USAID (AID) para la planificación familiar y 25 millones para apoyar el Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA)".

"Una persona que no está aquí hoy pero deseaba estar es Hillary, -continuó el presidente-, pero citaré sus palabras pronunciadas en el Foro de La Haya: "Sabemos que ninguna nación puede esperar éxito en la economía global del próximo siglo XXI, cuando sus mujeres y niños están atrapados en un círculo cerrado de pobreza, cuando ellos tienen un inadecuado cuidado de la salud, un acceso pobre a la planificación familiar, educación limitada o cuando están doblegados por las costumbres sociales y culturales que empobrecen sus espíritus y limitan sus sueños".

Además, dijo Clinton: "La planificación familiar es una parte vital del empoderamiento. Permite a las mujeres y sus familias hacer sus propias elecciones y planificar sus futuros. Si ustedes creen que Dios creó a las mujeres iguales, si creen que la sociedad necesita la contribución de las mujeres para el éxito, entonces ustedes deben estar a favor de devolver las decisiones sobre la vida familiar a las mujeres y sus familias".

"En todo el mundo, las complicaciones por el embarazo, matan cerca de 600.000 mujeres cada año. Nosotros acordamos luchar contra la mortalidad materno-infantil, de la misma forma que estamos trabajando para erradicar la polio y la tuberculosis, pero la mortalidad materna se ha mantenido en el mismo nivel por más de una década. Sabemos que la planificación familiar puede ayudar a que las mujeres tengan niños saludables y salve la vida de 150.000 mujeres por año. Si ustedes están a favor de madres saludables criando niños saludables, ustedes deben estar a favor de la planificación familiar".

"En el mundo 34 millones de personas están viviendo ahora con SIDA. Y en el mundo en desarrollo, más de la mitad son mujeres. El último año, el SIDA mató 1.1millones de mujeres, dejando comunidades rotas, economías destruídas y millones de niños huérfanos. Si queremos frenar la amenaza del SIDA, debemos lograr el empoderamiento de las mujeres para que ellas hagan elecciones seguras para ellas y para sus hijos".

"En el mundo, más de mil millones de jóvenes están entrando en sus años reproductivos, la mayor generación de la historia. Más de 150 millones mujeres en el mundo desean poner límites a su fecundidad o espaciar sus hijos, pero no tienen ningún acceso a la contracepción. La opción que pueden tener estas jóvenes y la elección que ellas hagan, tendrá consecuencias vitales para nosotros, y para el mundo del siglo XXI".

"Por lo tanto si ustedes están preocupados por la salud de nuestro planeta y por la salud de cada uno, deben apoyar nuestra asistencia mundial a la planificación familiar".

"América tienen un profundo interés en una planificación familiar voluntaria y segura, un interés moral en salvar vidas humanas, un interés práctico en construir un mundo de niños saludables y comunidades fuertes, y porque nosotros somos una nación que cree en las libertades individuales y la responsabilidad, tenemos mucho interés en apoyar a otros que pretenden los mismos derechos y responsabilidades que nosotros".

"Éste es el porqué nosotros apoyamos permanentemente la planificación familiar desde 1993. Nosotros no apoyamos el aborto, apoyamos la planificación familiar y sabemos que ésta reduce la demanda de abortos. Yo pido al Congreso que vuelva a dar su apoyo para la planificación familiar internacional, para volver al nivel conseguido en 1995, un nivel que sirva a nuestros intereses, guarde nuestras promesas y aumente el apoyo de otros donantes alrededor del mundo".

"Yo urjo al Congreso que nos de el dinero sin restricciones para no impedir el trabajo de las organizaciones de planificación familiar y que no les pongan trabas para que puedan discutir o debatir las elecciones en salud reproductiva" (…). FIN, 20-04-00.

16.04.00

312 - JUAN PABLO II: EL EMBRIÓN ES UNA PERSONA CON DERECHOS HUMANOS

JUAN PABLO II: EL EMBRIÓN ES UNA PERSONA CON DERECHOS HUMANOS

Fuente: VIS, 3-4-00 y propias. Traducción no-oficial

El 3 de abril, Santo Padre se encontró con los 2.500 participantes en el congreso internacional organizado por el Instituto de Ginecología y Obstetricia Médica de la Universidad La Sapienza de Roma sobre el tema "El feto como paciente".

Juan Pablo II, comenzó diciendo, "vuestro congreso considera al feto en toda su plena dignidad humana, una dignidad que el niño aún no nacido posee desde el momento de su concepción".

"En las últimas décadas, cuando el sentido de la humanidad del feto se vio minado o distorsionado por las ideas reductivas sobre la persona humana y por leyes que presentaban estados cualitativos científicamente infundados en el desarrollo de la vida concebida, la Iglesia ha afirmado y defendido repetidamente la dignidad humana del feto. Con esto queremos decir que 'el ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el momento de su concepción; y por lo tanto desde ese mismo momento deben ser reconocidos sus derechos de persona, entre ellos, en primer lugar, el derecho inviolable a la vida de todo ser humano inocente. (cfr. Instrucción Donum Vitae I, 1; Enc. Evangelium Vitae, n. 60)".

"Las terapias embrionales que emergen en los campos genético, quirúrgico y médico ofrecen nuevas esperanzas de salvar la vida del que sufre de patologías que, o son incurables o muy difíciles de curar después del nacimiento. Confirman la enseñanza que ha sostenido la Iglesia sobre la base de la filosofía o de la teología. La fe, en efecto, no disminuye el valor y la validez de la razón. Al contrario, la fe sostiene e ilumina la razón, en particular cuando la debilidad humana o las influencias psicosociales negativas disminuyen su lucidez".

"En vuestro trabajo, que debería basarse siempre sobre la verdad científica y ética, estáis llamados a reflexionar seriamente sobre algunas propuestas y prácticas que se derivan de la tecnología de la procreación artificial. En mi Encíclica Evangelium Vitae, he observado que las diversas técnicas de reproducción artificial, aparentemente al servicio de la vida, por el contrario abren la puerta a nuevos ataques a la vida. Aparte del hecho de que son moralmente inaceptables desde el momento en que disocian la procreación del contexto integramente humano del acto conyugal, esas técnicas tienen un índice muy alto de fracasos, que afecta no tanto a la fecundación sino al desarrollo del embrión, expuesto al riesgo de muerte (…) (cfr. Enc. Evangelium Vitae, n 14)".

"Un caso de especial gravedad moral a menudo derivado de esos procedimientos ilícitos es la llamada 'reducción de los embriones' o eliminación de los fetos cuando ha tenido lugar una concepción múltiple. Este procedimiento es gravemente ilícito cuando la concepción acontece en el curso de la relación conyugal normal, pero es doblemente reprobable cuando es el resultado de procreación artificial".

"Aquellos que recurren a métodos artificiales deben ser tenidos como responsables de esa concepción ilícita, pero cualquiera que sea el modo de la concepción -una vez que ésta ha tenido lugar-, el niño concebido debe ser respetado absolutamente. La vida del feto debe ser tutelada, defendida y sostenida en el seno materno por motivo de su intrínseca dignidad, una dignidad que pertenece al embrión y no es conferida por otros, no viene dada por los progenitores genéticos, ni por el personal médico ni por el Estado".

Juan Pablo II terminó su discurso diciendo, "sois expertos en el seguimiento de los inicios maravillosos y delicados de la vida humana en el seno materno. Por eso, sabéis mejor que nadie en que modo la doctrina moral de la Iglesia refuerza y sostiene una ética natural, basada sobre el respeto de la inviolabilidad de toda vida humana. La doctrina moral católica ilumina cuestiones relacionadas al delicado proceso del inicio de la vida, tan lleno de esperanza y rico de promesas para la vida futura, campo maduro para los descubrimientos maravillosos de la ciencia medica. Confío en el hecho que vuestro trabajo esté siempre inspirado en el reconocimiento de la dignidad de cada ser humano, cada uno de los cuales es un don incomparable del amor creador de Dios". FIN, 10-4-00

13.04.00

311 - LA CLONACIÓN HUMANA

LA CLONACIÓN HUMANA "TERAPÉUTICA"

Fuente: L´Osservatore Romano, ed. cast., 5-3-99

La semana pasada noticias con origen en el Reino Unido, se referían a supuestos éxitos curativos debidos a la llamada clonación terepéutica, por eso hoy enviamos a nuestros lectores un documento sobre ese tema del Centro de Bioética de la Universidad Católica de Roma. La autoridad de ese Centro en estas materias es de sobra conocida, pues tanto el Centro institucionalmente como sus investigadores y profesores individualmente, son consultados con frecuencia por organismos de la Santa Sede.

DOCUMENTO DEL CENTRO DE BIOÉTICA DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL SAGRADO CORAZÓN DE ROMA, 12-1-99, (texto íntegro).

El siglo que está a punto de concluir ha sido definido "el siglo biotecnológico". En efecto, las noticias de la invención de nuevas técnicas de intervención sobre la vida vegetal, animal y humana invaden casi a diario la opinión pública, suscitando reacciones a menudo apasionadas y valoraciones opuestas.

Se corre el riesgo de hacer juicios fragmentarios y emotivos, fundados a veces en noticias incompletas y no bien comprendidas, o de acostumbrarse a anuncios sensacionales, sin tratar de formarse una idea precisa del alcance humano y cultural de lo que acontece.

Así pues, es necesario hacer una reflexión documentada, serena y objetiva, y ofrecerla como una debida contribución para información sobre todo de los que no tienen familiaridad con el tema, con el fin de ayudarles a tomar mayor conciencia con respecto a los eventos científicos y biotecnológicos que caracterizan a nuestro tiempo.

Lo que se ha hecho

Después del anuncio de la clonación de la oveja Dolly, en los primeros meses de 1997 (como se recordará, se trató precisamente de la clonación por fusión de un ovocito desnucleado con una célula somática extraída de la ubre de una oveja adulta de seis años y cultivado en un laboratorio), la alarma se concentró inmediatamente en la posibilidad de transladar ese procedimiento al hombre. Las condenas morales de esta posibilidad fueron numerosas: desde diversas partes, remitiendo a una valoración prudente y competente el juicio sobre el empleo de este procedimiento sobre los animales, se solicitaron normas de ley claras y definitivas en lo referente a la clonación humana.

Ya desde el primer momento, en los diversos comunicados de los organismos internacionales (Unesco, Parlamento europeo, Consejo de Europa, Organización Mundial de la Salud…), se notaban expresiones y matices diversos, que en cualquier caso ponían el énfasis en una condena general de la clonación humana, condena que unas veces era fruto de un acuerdo entre diferentes concepciones antropológicas y éticas, y otras se basaba sólo en posibles consecuencias de dichos procedimientos.

A este respecto se difundían en la opinón pública hipótesis y expresiones que pretendían configurar procedimientos particulares encaminados a la producción de células y tejidos para sucesivos empleos de medicina experimental y clínica, sobre todo en la línea de los transplantes terapeúticos. Se habló de la producción de líneas celulares multipotentes a partir de células estaminales de origen embrional (prescisamente células de la masa celular interna del blastocito), procedentes de embriones humanos producidos mediante clonación.

La opinión pública, por motivos de comunicación y por el deseo de ganar fácilmente consenso, fue inducida a creer que se podían producir células y tejidos por clonación de otras células y tejidos, sin considerar por el contrario, que ese procedimiento implicaría necesariamente la generación de embriones humanos, aunque sólo sea en la fase de blastocitos, no destinados a ser transladados al cuerpo de una madre para su sucesivo desarrollo, sino solamente con la finalidad de usar sus células y así destruirlos. Este "malentendido" indujo a muchos a considerar que esos procedimientos debían considerarse lícitos, dado que tenían una finalidad terapeútica de gran valor para la curación de determinadas enfermedades y no dañarían la integridad del individuo humano.

Entre tanto, llegaba el anuncio de que el mismo centro de Escocia que había clonado a Dolly estaba dispuesto a colaborar con una industria estadounidense en la producción de células y tejidos humanos mediante procedimientos de clonación y la formación de bancos de este precioso material

En el caso se pidió la opinión de la Licensing Authority del Reino Unido, que respondió de forma afirmativa: en los primeros días del mes de diciembre de 1998 dio el visto bueno para ese procedimiento, es decir, se mostró favorable a una clonación con finalidad terapéutica considerada una especie de fruto de la biotecnología "de rostro humano".

Así, como a menudo acontece en estas situaciones, se planteó un dilema: o dar el visto bueno a esa producción, "benéfica", o impedir el avance de la ciencia hacia la victoria sobre enfermedades degenerativas (como la de Parkinson), metabólicas (como la diabetes mellitus con dependencia de la insulina) u oncológicas (como la leucemia).

En esta situación resulta urgente aclarar los términos de la cuestión y examinar de cerca la pertinencia de ese dilema.

Lo que se quisiera hacer

En realidad, lo que la industria biotecnológica pretende realizar mediante ese tipo de tecnología con fines terapéuticos es una auténtica clonación de individuos humanos. En efecto, no se trata de reproducir células idénticas entre si partiendo de una única célula progenitora, como acontece actualmente en el campo de los cultivos celulares; ni se trata simplemente de producir, con la técnica de la proliferación celular in vitro, tejidos destinados a la implantación (por ejemplo, tejido cutáneo, óseo y cartilaginoso), según los procedimientos de la "ingeniería de tejidos". Con esta técnica se toman del cuerpo humano o animal células capaces de proliferar y generar tejidos en laboratorio, con el fin de sustituir tejidos dañados del cuerpo de un paciente, por ejemplo, a causa de una quemadura grave. En efecto, si se tratara de la reproducción de células o de intervenciones de ingeniería de tejidos, no habría propiamente ninguna dificultad ética para admitir la licitud de esas técnicas.

Sin embargo, como saben muy bien los investigadores, aquí de lo que se trata es de la producción de células y tejidos a partir de embriones humanos clonados, es decir, de seres humanos a los que se les va a interrumpir su desarrollo para poderlos utilizar como fuente de "precioso" material biológico, a fin de "reparar" tejidos u órganos degenerados en un individuo adulto.

Es bien conocido que las células del embrión antes de la implantación en el útero y los células estaminales multipotenciales que se encuentran en el organismo humano también en fases sucesivas del desarrollo, tienen capacidad extendida de autorrenovación y de diferenciación, y se quisiera aprovechar esa potencialidad para las múltiples finalidades terapéuticas antes recordadas.

Por lo que se refiere a las células estaminales multipotenciales ya se sabe que pueden encontrarse también en otros tejidos, y no sólo en el embrión precoz. En efecto, se hallan, entre otros lugares, tanto en el saco vitelino, en el hígado y en la médula ósea del feto, como en la sangre del cordón umbilical, en el momento del parto. Cuando se recocojan células estaminales de embriones o fetos abortados espontáneamente o del cordón umbical, en el momento del parto, no existen particulares problemas éticos. Sin embargo, estas células no serían capaces de dar lugar a la variedad de diferenciaciones celulares que, por el contrario, se pueden lograr en las células estaminales obtenidas de embriones y, por consiguiente, al parecer no satisfacen las exigencias del biotecnólogo, el cual busca células numerosas, vitales y seleccionadas en relación con las solicitudes clínicas. Por eso, la producción de un organismo humano en fase embrional de desarrollo mediante clonación sería considerado una fuente preferencial y una reserva de la que se puede disponer en el tiempo, aprovechando la crio-conservación de ese mismo embrión. Además, los tejidos así obtenidos resultarían histocompatibles con los del donante del núcleo, el paciente mismo; este hecho permitiría superar el problema del rechazo propio de los trasplantes con tejidos "ajenos" al paciente.

El uso de la clonación en ese sentido permitiría, por tanto, tener un producto específico y "abundante", capaz de alimentar las esperanzas de una floreciente actividad bioindustrial. Y, si reflexionamos; un momento, podremos caer en la cuenta de que, en efecto, la invitación a emprender el camino de la investigación sobre la "clonación terapéutica", vino precisamente de la industria biolecnológica. Por ejemplo, precisamente una industria estadounidense se mostró muy interesada, anunciándolo por Internet, en la posibilidad de patentar productos para la terapia de enfermededes degenerativas vinculadas a la edad, por lo que se mostró dispuesta a financiar esas investigaciones que lleven a la producción de células estaminales, así como o la identificación de los factores de diferenciación celular tanto para preparar intervenciones de ingeniería genética como para utilizarlos en los transplantes.

El juicio ético

Las implicaciones bioéticas de esos procedimientos, a pesar de los propósitos "humanísticos" de quien anuncia curaciones espectaculares por este camino que pasa por la industria de la clonación, son enormes y requieren un juicio sereno pero firme, que muestre la gravedad moral de ese proyecto y motive su condena inequívoca.

Ante todo, es preciso decir que la finalidad "humanística" a la que se remite no es moralmente coherente con el medio usado; manipular a un ser humano en sus primeras fases vitales a fin de obtener material biológico necesario para experimentación de nuevas terapias, llegando así a matar a ese ser humano, contradice abiertamente el fin que se busca: salvar una vida (o curar enfermedades) de otros seres humanos. El valor de la vida humana, fuente de igualdad entre los hombres, hace ilegítimo un uso meramente instrumental de la existencia de uno de nuestros semejantes, llamado a la vida para ser usado solamente como material biológico.

En segundo lugar, esta manera de actuar cambia totalmente el significado humano de la generación, que ya no se piensa y realiza en orden a la reproducción, sino que se programa con fines médico-experimentales (y por eso también comerciales).

Este proyecto se alimenta con la progresiva despersonalización del acto generativo (introducida con las prácticas de la fecundación extracorpórea), el cual se convierte en un proceso tecnológico que transforma al ser humano en propiedad para uso de quien, en un laboratorio, es capaz de engendrarlo.

En la clonación humana con fines terapéutico-comerciales, se altera la figura misma del "progenitor", reducido al rango de prestador de un material biológico con el que se engendra un hijo-gemelo destinado a ser usado como suministrador de órganos y tejidos de recambio.

Esta manera de actuar es contraria incluso a la Convención europea sobre los "derechos del hombre y la biomedicina", la cual, a pesar de permitir -y se trata de una opción que consideramos lamentable y moralmente ilícita- la utilización de embriones supernumerarios obtenidos con los métodos de fecundación artificial, sin embargo prohibe su producción con fines experimentales (art. 18 b). El hecho de que el Reino Unido no haya firmado aún esa Convención no es motivo suficiente para subestimar el principio expresado por la Convención europea, que sanciona el derecho de todo ser humano a no ser engendrado para fines diferentes de la reproducción misma.

En el caso que aquí estamos examinando, además, no se utilizan los criterios de la experimentación, arriesgada o no arriesgada, sino que se avala el principio según el cual sería legítima una utilización del ser humano que implique su destrucción.

Pero esa manera de actuar está en flagrante oposición con los derechos del hombre, dado que permitiría utilizar a un ser humano vivo para obtener de él células o tejidos, aunque sea para el bienestar de otro individuo, incluso cuando eso implica la muerte del ser humano utilizado.

El principio que de hecho se introduce, en nombre de la salud y del bienestar, sanciona una auténtica discriminación entre los seres humanos según la medida de los tiempos de su desarrollo (así un embrión vale menos que un feto, un feto menos que un niño y un niño menos que un adulto), trastocando el imperativo moral que, por el contrario, precisamente impone defender y respetar con el máximo empeño a los que no son capaces de defender y manifestar su intrínseca dignidad.

La civilización occidental, que ha sabido emanciparse de las discriminaciones raciales y ha sancionado el derecho de todo ser humano a ser tratado como miembro de la familia humana, independientemente de sus condiciones de salud, edad y estado social, ahora corre el peligro de permitir, con la mediación de la tecnología, la llegada de una nueva barbarie.

El proyecto de la clonación humana con fines terapéutico-comerciales manifiesta el regreso del darwinismo social en el que se fundó el racismo poeudocientífico de fines del siglo XIX.

La práctica de la clonación no puede encontrar ninguna legitimación ni siquiera en las discusiones referentes a la identidad individual y personal del embrión obtenido en forma programada en un laboratorio: se trata de un nuevo ser humano, intrínsecamente orientado a su desarrollo y a su plena maduración individual, que se actuaría si no se lo impidieran a sabiendas. Tampoco tiene consistencia la referencia al hecho de que estos seres humanos en fase embrional, destinados a proporcionar células y tejidos, no sean capaces de sentir dolor: la ausencia de dolor no justifica la supresión de un ser humano; matar a un hombre bajo anestesia seguiría siendo un homicidio.

Es demasiado evidente que aquí, apelando al criterio de la salud, se cuenta con la complicidad del egoísmo colectivo: la estrategia lingüística con la que se quiere anular el significado moral de la clonación humana (por lo que hoy se ha introducido el término "cuerpo embrioide" para referirse al embrión construido in vitro mediante la clonación y destinado a ser destruido deliberadamente) manifiesta el disgusto originario frente a la convicción de que se está proyectando engendrar, usar y eliminar a uno de nosotros.

En cambio, es preciso tener la valentía de mirar a través del microscopio electrónico y reconocer que allí no hay una célula cualquiera, no hay un material genético amorfo, sino que hay un ser humano que inicia su camino vital. Los fines terapéuticos, aunque fueran verdaderos y no sólo hipotéticos y sustitutos de delitos reales, no justifican jamás el asesinato programado de un semejante o su producción en serie.

La lógica que domina en este proyecto está vinculada al mercado biotecnológico, y no tiene nada que ver con el momento cognoscitivo propio de la ciencia. No podemos olvidar que a este resultado se ha llegado con la puesta en marcha de la procreación artificial, cuando se procedió a separar el momento y el hecho procreativo de la expresión del amor conyugal y personal: este hecho ha entregado el embrión a la explotación biotecnológica y comercial.

La ciencia ha sabido encontrar, y pensamos que puede encontrar, formas de terapia para las enfermedades de base genética o degenerativa a través de otros procedimientos, como la utilización de células estaminales tomadas de la sangre materna o de abortos espontáneos, prosiguiendo las investigaciones en el campo de las terapias génicas y recurriendo de nuevo al estudio sobre los animales: si, por hipótesis, la única vía posible fuera, por el contrario, la de la clonación humana, entonces sería preciso tener la valentía intelectual y moral de renunciar a este camino, dado que imponer el origen y la muerte de uno de nuestros semejantes para garantizar la salud es un acto de injusticia que lesiona en sus fundamentos nuestra dignidad y nuestra civilización.

Roma, 12 de enero de 1999

FIN, 13-4-00

12.04.00

310 - SANTA SEDE: OBSERVACIONES A LA DECLARACIÓN SOBRE EL GENOMA (25-5-98)

SANTA SEDE: OBSERVACIONES A LA DECLARACIÓN SOBRE EL GENOMA (25-5-98)

Fuente: Página web de la Pontificia Academia para la Vida

En noviembre de 1997, la UNESCO, dio a conocer la Declaración Universal sobre el Genoma Humano, a la que la Santa Sede hizo una serie de observaciones. Como es un tema de actualidad, pensamos que conocer ese documento de la Santa Sede no está demás.

Observaciones de la Santa Sede sobre la "Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos", (París, 11 de noviembre de 1997).

La Santa Sede considera importante este instrumento internacional sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos. Ante los rápidos progresos de la ciencia y de la técnica, con sus promesas y sus riesgos, la UNESCO ha querido afirmar que este sector requiere normas, proclamando, por vez primera, con una Declaración solemne, la exigencia de proteger el genoma humano inclusive para el bien de las futuras generaciones, juntamente con los derechos y la dignidad de los seres humanos, la libertad de la investigación y las exigencias de la solidaridad.

Muchos son los elementos claramente dignos de aprecio, como, entre otros, el rechazo de todo reduccionismo genético (art. 2b y 3), la afirmación de la preeminencia del respeto a la persona humana respecto a la investigación (art. 10), el rechazo de las discriminaciones (art. 6), el carácter confidencial de los datos (art. 7), la promoción de comités éticos independientes (art. 16), el compromiso de los Estados de promover la educación a la bioética en un debate abierto también a las corrientes religiosas (art. 20 y 21). Es interesante, en fin, que se haya previsto un procedimiento para seguir la aplicación de la Declaración (art. 24).

Precisamente por la importancia de este documento, la Santa Sede considera un deber el hacer presente algunas observaciones referentes a elementos fundamentales de esta Declaración, que pide a los Estados que apliquen los principios enunciados en la misma (art. 22).

Relación entre dignidad humana y genoma humano

En el art. 1 se afirma que el "genoma humano es la base de la unidad fundamental de todos los miembros de la familia humana y del reconocimiento de su dignidad y diversidad intrínsecas". Tal como está formulado, el texto parece dar a entender que el ser humano tiene en el genoma el fundamento de su propia dignidad. En realidad, son la dignidad del hombre y la unidad de la familia humana los que confieren su valor al genoma humano y exigen que éste sea protegido de manera especial.

Aplicación de la noción del "patrimonio de la humanidad" al genoma humano.

La segunda parte del art. 1 afirma: "en sentido simbólico, el genoma humano es el patrimonio de la humanidad". Según la "Nota explicativa" (Nº 20), esta fórmula quiere expresar la responsabilidad de toda la humanidad, excluyendo en todo caso una inaceptable apropiación colectiva. No obstante, la frase sigue siendo vaga y poco clara; sería mejor, evitando nociones como "patrimonio de la humanidad", afirmar que "toda la humanidad tiene la responsabilidad particular de proteger el genoma humano".

Además, el genoma tiene dos dimensiones: una general, en cuanto es una característica de todos aquellos que pertenecen a la especie humana, y otra individual, en cuanto es diferente para cada ser humano, que lo recibe de sus padres en el momento de la concepción. Cuando se habla comúnmente de "patrimonio genético" se refiere a esta segunda dimensión. Parece evidente que es a este "patrimonio" al que se debe aplicar una protección jurídica fundamental, puesto que tal "patrimonio" pertenece concreta e individualmente a cada ser humano.

Consentimiento libre e informado

El art. 5 a) trata de los derechos de quien está sometido a "una investigación, un tratamiento o un diagnóstico" sobre el propio genoma. En la elaboración de normas concretas, podría ser conveniente distinguir entre investigación, tratamiento o diagnosis, en cuanto requieren intervenciones de diferente naturaleza.

El art. 5 e) da indicaciones para una investigación sobre el genoma de una persona que no sea capaz de expresar su propio consentimiento. Por lo que se refiere al caso de que tal investigación se haga sin beneficio directo para la salud del sujeto, sino por el interés de terceras personas, se prevé que dicha investigación "sólo podrá efectuarse a título excepcional, con la mayor prudencia". Considerando que se trata de una investigación, y por tanto de una intervención muy limitada sobre el paciente, se puede consentir, a condición de que "no sea posible hacerla de otro modo" y, si el sujeto no es capaz de dar su consentimiento, se prevean ulteriores condiciones: mínimo riesgo, consentimiento de quienes tienen derecho, ventajas seguras para la salud de los sujetos de la misma categoría, falta de otros recursos y posibilidades de investigación.

Conocimiento de los resultados de un examen genético

El art. 5 c) afirma el respeto del derecho de cada uno de decidir conocer o no los resultados de un examen genético. Se ha de tener presente que el derecho del individuo interesado a este respecto no puede ser absoluto: es preciso tener en cuenta los casos en que dicho conocimiento comporta consecuencias para la salud de otras personas (p. ej. los familiares).

Además, sería oportuno afirmar la exigencia de que la información sobre los resultados sea acompañada de una "consulta genética" profesional.

Objeción de conciencia para los investigadores y agentes sanitarios

El art. 10, "ninguna investigación relativa al genoma humano ni sus aplicaciones, en particular en las esferas de la biología, la genética y la medicina, podrán prevalecer sobre el respeto de los derechos humanos, de las libertades fundamentales y de la dignidad humana de los individuos o, si procede, de los grupos humanos", es muy oportuno. Sería deseable añadir el respeto de eventuales objeciones de conciencia de los investigadores y del personal sanitario, de modo que se reconozca a las personas que trabajan en estos sectores el derecho a negarse, por motivos de conciencia, a realizar intervenciones sobre el genoma humano.

Rechazo de la clonación humana

El art. 11 afirma que la clonación con fines de reproducción de seres humanos es una práctica contraria a la dignidad humana y no debe ser permitida. Esta formulación, por desgracia, no excluye la clonación humana, igualmente inaceptable, para otros fines, como p. ej. la investigación o a fines terapéuticos.

Libertad de investigación

El art. 12 b) reconoce justamente que "la libertad de investigación […] procede de la libertad de pensamiento". Esta es una condición necesaria, pero no suficiente, puesto que para llevar a cabo una investigación de manera verdaderamente libre, es preciso garantizar del mismo modo también la libertad de conciencia y de religión. Por otra parte, la Declaración Universal de los Derechos del Hombre (art. 18) y el Pacto internacional sobre los derechos civiles y políticos (art. 18) ponen en el mismo plano la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. Sería deseable, pues, que allí donde se hable de libertad de pensamiento a propósito de la libertad de investigación, se añadan también las palabras "libertad de conciencia y de religión".

Investigaciones para la prevención de enfermedades genéticas

El art. 17 anima a los Estados a desarrollar aquellas investigaciones encaminadas, entre otras cosas, a "prevenir" las enfermedades genéticas. Es preciso tener presente que la "prevención" puede ser entendida de modos diversos. La Santa Sede es contraria a estrategias de individuación de anomalías fetales orientadas a una selección de los nascituros basada en criterios genéticos.

Ausencia de referencias al embrión y al feto

La Declaración se limita, intencionadamente, al genoma humano. De este modo no define los titulares de los derechos que proclama; no afirma que éstos son de cada ser humano desde el momento en el que el patrimonio genético propio lo convierte en individuo. Faltan también referencias al embrión y al feto. La cuestión es delicada, especialmente a propósito del embrión en los primeros 6-7 días de vida. El hecho de que los seres humanos no nacidos y los embriones humanos no sean explícitamente protegidos abre la puerta, especialmente en el campo de las intervenciones genéticas, a las discriminaciones y violaciones de la dignidad humana, que por otro lado, la Declaración desea evitar.

24 de mayo de 1998

(Este Documento fue redactado por el "Grupo no-formal de Trabajo sobre la Bioética", formado en la Secretaría de Estado Vaticano, en la Sección de Relaciones con los Estados. De este Grupo es miembro S.E.R. Mons. Elio Sgreccia, Vicepresidente de la Pontificia Academia para la Vida).

10.04.00

309 - CHILE: DURAS CRITICAS AL CEDAW

CHILE: DURAS CRITICAS AL CEDAW

Fuente: Popias; El Mercurio, Santiago de Chile, 9-4-00; Noticias Globales 283, 284, 289, 290, 302 y 305, entre otras.

Por Juan Bacigaluppi

Uno de los objetivos de la sesión especial de la Asamblea General de la ONU, Beijing+5, es el reconocimiento universal de la Convención sobre la Eliminación deToda Forma de Discriminación en Contra de las Mujeres (CEDAW), y sobre todo, la firma y ratificación de su Protocolo Opcional (Adicional).

En Noticias de la ONU 306, recogimos las declaraciones del senador Helms, presidente del poderoso Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos, acerca de que no sólo el Protocolo sino la misma Convención es un instrumento del feminismo radical para la imposición global del aborto como derecho.

En Argentina el CEDAW es parte de la Constitución Nacional y el Protocolo fue firmado por los representantes del pais en New York, el 29 de febrero pasado, durante la reunión preparatoria para Beijing+5. Su ratificación depende del Senado.

Trenscribimos unos párrafos de un artículo aparecido en El Mercurio de Santigo de Chile, acerca del CEDAW y su Protocolo.

El Mercurio, Santiago de Chile, 9-4-00

Tiempos de un nuevo feminismo. Beijing+5, la Reacción de los Grupos Pro-Vida

Por Martita Fresno, desde Nueva York

"Cuestiones de soberanía

Según Jorge Reyes, abogado asesor de la bancada de senadores UDI y que también estuvo en esta Pre-com (Beijing+5), llamó mucho la atención sobre que la delegación chilena presentara como un logro la suscripción del Protocolo Adicional de la Convención sobre la Eliminación de toda forma de Discriminación en Contra de la Mujer (CEDAW), firmado por nuestro país el pasado 10 de diciembre.

Este protocolo establece mecanismos para efectuar denuncias y tomar conocimiento de las mismas y le otorga al Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (entidad informante y vigilante de la ONU) facultades reconocidas por los Estados suscriptores, permitiendo que sus resoluciones tengan un carácter vinculante. Esto, a juicio de Reyes, es preocupante, porque fue este Comité el que en junio del año pasado exigió a Chile aprobar leyes que garantizaran el aborto seguro, tomando en cuenta la salud mental de las mujeres. También recomendó aprobar la esterilización de las mujeres sin la opinión ni el consentimiento de sus compañeros y, por último, sugirió al gobierno de Frei aprobar leyes en favor del aborto respetando la libre voluntad de la mujer.

Según el senador Carlos Bombal, las recomendaciones textuales al Gobierno de Chile fueron las siguientes: "El Comité recomienda que el Gobierno contemple la posibilidad de llevar a cabo una revisión de la legislación relacionada con el aborto con miras a enmendarla, en particular con objeto de proporcionar abortos en condiciones de seguridad y permitir la interrupción del embarazo por razones terapéuticas o relacionadas con la salud de la mujer, incluida la salud mental. El Comité insta también al Gobierno a revisar leyes en que se exige que los profesionales del sector de la salud informen sobre las mujeres que se someten a aborto a los organismos encargados de hacer cumplir las leyes, los cuales imponen sanciones penales a esas mujeres. También pide al Gobierno que refuerce las medidas encaminadas a la prevención de embarazos no deseados, incluso ampliando la disponibilidad sin restricciones de medios anticonceptivos de toda índole. El Comité recomienda que se reconozca el derecho de las mujeres a obtener la esterilización sin requerir el previo consentimiento del marido o de ninguna otra persona".

Tal como dijo recientemente Bombal en una intervención en el Senado: "el Gobierno chileno de la época ni se opuso a este paquete de sugerencias ni presentó ningún reparo; es más, seis meses después de recibir estas sugerencias firmó el protocolo argumentando que dicho Comité constituía un avance en la condición jurídica y social de la mujer".

Nada hacía suponer las recomendaciones que haría ese Comité, cuando la exposición que realizó ante la ONU en esas mismas fechas la entonces Ministra del Sernam, Josefina Bilbao, no consideraba para nada esos asuntos. Pero lo que pasó, según el senador de la UDI, fue que, después de la exposición oficial de Chile, las ONG's nacionales que acompañaban a la delegación presentaron un informe - llamado Informe en la Sombra- en el cual protestaron por la inexistencia del aborto en nuestro país.

"La representación chilena plantea un determinado tema - que no incluye el aborto- , incorpora en la delegación a estas ONG's y, a los pocos días, viene la recomendación de Naciones Unidas", enfatiza el senador y afirma que la transferencia de potestades a organismos internacionales no se encuentra autorizada por nuestra Constitución, por lo que debe denunciarse y, definitivamente, proscribirse. A su juicio, lo más grave es que "el Comité de la CEDAW, bajo una competencia conferida irregularmente, puede urgir a Chile a cumplir sus recomendaciones bajo la sanción de poner a nuestro país en una suerte de incumplidor, lo que en materias de esta especie le seguirán las condenas por parte del Comité Permanente de Derechos Humanos, esta vez por no tener en Chile una legislación con disposiciones que garanticen el aborto".

Este asunto del protocolo del CEDAW, según explica Carlos Frontaura, confirma el doble discurso que ha venido usando Chile desde la Conferencia de Beijing, en gran parte por la fuerte influencia que ejercen las ONG's "pro-choice" al interior de las delegaciones que representan a nuestro país en estos foros mundiales". FIN, 10-4-00