Padre Julio Meinvielle, aspectos de su vida
In memoriam, a 50 años de su partida a la casa del Padre
P. Javier Olivera Ravasi, SE
Artículo original aparecido en la Revista Diálogo 63 (2011), 19-32.
“Un lejano día de marzo de 1933, apareció en Versailles, un joven sacerdote con su negra valija en mano, caminando por la calle de tierra de este alejado barrio del oeste, preguntando a los vecinos por la calle Marcos Sastre y Bruselas. Alguien lo acompañó hasta allí, pero no hay nadie, todo está cerrado. Ροr fin, un feligrés se acerca, abre la puerta de una muy pequeña piecita, le muestra la humilde capilla vacía y le dice: ¡esto es todo! (…). Agranda la capilla que ya es demasiado pequeña para la cantidad de gente que viene a la Santa Misa, atraída por su convincente palabra. Construye el primer salón para reuniones, conferencias, enseñanza del catecismo de la doctrina cristiana a los chicos y cine festivo los domingos, que costará 5 centavos y será gratis para los que tengan al día la planilla de asistencia a los oficios religiosos”[1].
Julio Ramón Meinvielle[2] nació en Buenos Aires el 31 de agosto de 1905; poco sabemos hasta ahora de su infancia (su biografía está recién por escribirse). Terminados los estudios secundarios, suponemos, ingresó en el Seminario Pontificio de Villa Devoto, donde – luego de doctorarse en Filosofía y Teología – se ordenó sacerdote el 20 de diciembre de 1930[3].
Era una época de gloria la del seminario, por aquellos tiempos se formaba tanto Meinvielle como “Castellani, Derisi, Sepich, Lavagnino, Garay y tantos otros”[4]. Sabemos por testimonios y relatos que se han transmitido, que, durante las clases del Seminario, Julio Meinvielle estudiaba ya las materias del año siguiente, estando, así, un año adelantado.