Hacia una cultura superior. Cursos de latín QNTLC (nivel I y II) según el método natural
- “¡Pero padre!¿qué hace la gente con el latín?”.
- Pues a mí no me interesa qué hace la gente con el latín, sino qué hace el latín con la gente…
La cultura, ese conjunto de hábitos humanos que expresan su racionalidad, puede encontrar momentos de decadencia o de esplendor, de mesetas o de llanos, de más y de menos.
Así, en la historia podemos apreciar la majestuosidad de la arquitectura gótica o la elementalidad de la choza guaranítica, la sutileza de la escultura griega o la estupidez del arte abstracto, la majestuosidad del gregoriano o el ruido animalesco del reguetón. Es que la cultura es una muestra, una muestra heredada del pasado que persiste y perdura en la sociedad que recibimos sin saberlo.
Y de entre los modos de expresar esos hábitos que le dan el rostro a una sociedad, uno de ellos, fundamental, es la lengua, pues una sociedad habla según piensa, según cree, según es.
La lengua latina, esa lengua que se encuentra al origen de las romances (español, francés, italiano, portugués y rumano, por citar sólo algunas), ha forjado nuestra civilización logrando una unidad de pensamiento, de expresión y hasta de Fe. Pues el latín -mal que les pese a algunos- sigue siendo la lengua oficial de la Iglesia, que, por ser universal y por vivir el semper in eodem (siempre en lo mismo), ha pretrificado ciertas ideas en términos inmutables por medio de un idioma que no cambia con los siglos.
Estas son algunas de las razones por las cuales, aún en ciertos ambientes progresistas (pero no completamente irracionales) se sabe que, para poder acceder a una cultura superior, pensar con más fineza y hasta comprender mejor la propia lengua, es necesario conocer el latín.