"Pueblos imaginarios". Entrevista a Cristian Rodrigo Iturralde sobre su nuevo libro

Felices Fiestas P. Olivera. Siga con su evangelización que tanto necesita el mundo y parece no ser el objetivo principal para muchos. Tenacidad y Fe ....y adelante.

Pueblos imaginarios. Son pueblos imaginarios en España los illergetes, los arévacos, los cántabros y muchos más, pero no se ha construido ningún relato. Ya hubiera querido Tenochtitlán o Cuzco resistir la tercera parte de los años que resistió la pequeña ciudad de Numancia. Tres generales romanos se estrellaron contra la ciudad hasta que, por puro amor propio, enviaron a Escipión el Africano, que había vencido a los cartagineses. Y aún así le costó. Seguro que entre las legiones romanas iban íberos de la costa aliados de los romanos, los que empleaban la falcata, y muchas más tribus peninsulares. Numancia no recibió asistencia alguna que no fuera dada por los de su misma tribu.
Pues la misma situación se produjo en América, con la diferencia que la geografía americana era mucho más hostil que la de la Hispania peninsular porque Numancia está situada en la llanura de Soria, sin lagunas, montes o accidentes geográficos que le fueran propicios y, aún así, resistió ¡Veinte años!.

Quiero decir con esto que en España también se podría tomar el estandarte de Retógenes el Caraunio, en vez de Caupolicán, o el de Viriato en vez de la Cuauathemoc y formar partidos indigenistas como la de los illergetes, los arévacos, los cántabros o los lusitanos. El hecho de que estos señores fueran mucho más antiguos no quiere decir nada. ¿Eran o no indígenas? ¡Y tanto que lo eran!
Luego dicen que España no es una nación, menos naciones son aquellas que vuelven la vista atrás y hablán de pueblos indígenas cuando aquí eso ya está superado.

Según los historiadores romanos, que pusieron en la Historia a los habitantes de la Península Ibérica, lo mismo que los españoles a los nativos americanos, yo soy autrigona. Los autrigones se dedicaban a la fundición del hierro, que no se le enseñaron ni los romanos, ni los visigodos ni los árabes, lo cual dio pie a que el historiador de Felipe II, Esteban de Garibay y Zamalloa, dijera que lo habíamos aprendido de Tubalcaín, que en la Biblia aparece como el primer fundidor. Y, curiosamente, de eso hemos estado viviendo hasta ahora en que se han desmontado los altos hornos y la industria del hierro se ha ido a pique.
Teniendo en cuenta que los romanos hicieron calzadas solo por la costa y que los visigodos y los árabes jamás pasaron el Alto de Arlabán, es de suponer que, genéticamente, sea más autrigona que otra cosa. ¿Y qué? Yo soy española en la misma medida que un araucano es chileno.
Que se dejen ya de pensar que ellos son los únicos pueblos autóctonos porque no es verdad. Nunca existió el Arauco feliz en la misma medida que tampoco existió la Autrigonia feliz.