El descendiente del apache Gerónimo: «¿Pedir perdón? Pide tú gracias por todo lo que los españoles nos dejaron»
Reproducimos el artículo aparecido hoy en ABC de España donde Alfonso Borrego, bisnieto del líder apache Gerónimo, desmonta el mito de la leyenda negra antiespañola para,
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE
El descendiente del apache Gerónimo: «¿Pedir perdón? Pide tú gracias por todo lo que los españoles nos dejaron»
Fuente: ABC
Por César Cervera
Alfonso Borrego, descendiente directo del líder apache Gerónimo, aprendió desde pequeño en la escuela y en su familia, asentada en la región de El Paso (Texas, EE.UU.), que los españoles habían venido un día y habían arrasado con todo y matado a todos los hombres, mujeres y niños de su tierra. «Las tribus te dicen que los españoles cometieron muchas atrocidades y lo robaron todo, pero no tienen nada escrito, nada consistente, simplemente es una historia que está en la tradición oral y así se cuenta generación tras generación. Y la gente no piensa, no se hace preguntas, solo repite lo que ha oído», afirma en una entrevista con ABC.
Que su famoso ancestro Gerónimo hablara perfectamente en español o el descubrir que las reservas indias, último reducto de los nativos americanos en EE.UU., siguen estando ubicadas hoy en estados con nombre de origen español le dio las primeras pistas a Borrego para descubrir una historia diferente a la que le habían contado. «Los estadounidenses llegaron barriendo a todos los indios desde el Este. Igual que Custer, que tiene un montón de películas y homenajes. Los indios se fueron moviendo, mientras los iban persiguiendo hasta que quedaron en reservas. Esa es la realidad, pero la gente no cambia el foco, porque desde pequeño les han contado que los españoles mataron a todos sus antepasados», recuerda.
Estadounidense, mexicano, apache, hispano, hombre de frontera, mestizo… Escuchar la voz de Alfonso Borrego, presidente de la Asociación Cultural Heritage Society del Camino Real de Tierra Adentro, resulta muy necesario en medio de la ofensiva total iniciada en Norteamérica contra las estatuas, los símbolos y el legado español. «Ahora hay gente aquí hablando de que los españoles deben pedir perdón. ¿Pero de qué estás hablando? Pide tú gracias porque te dejaron todos los edificios, la lengua, la tecnología, alimentos y animales que en América no se conocían, todo hecho», considera el portavoz de una asociación, presente en una veintena de municipios del sur de EE.UU., que se dedica a reivindicar la importancia cultural de la ruta que unió durante más de tres siglos Ciudad de México con Santa Fe.
El guerrero apache Gerónimo a finales del siglo XIX.
Los españoles quedaron como los villanos de la historia para los indígenas, los mexicanos y los estadounidenses por la sencilla razón de que fueron los únicos que abandonaron el continente. «Terminó Nueva España y empezó México. Y México tenía que subir el orgullo del país y el nacionalismo. ¿A quién echar la culpa? Pues a los españoles, que ya no estaban aquí y no les importaba defender su legado», apunta. En su opinión, fueron los ingleses quienes actuaron contra los nativos con el rigor y la violencia que se le atribuye a los españoles: «La diferencia entre un inglés y un español es que los ingleses mataron a todos».
Honrar la sangre
La cinematográfica figura de Gerónimo, un caudillo que a finales del siglo XIX provocó estragos en la frontera entre México y EE.UU., quedó vinculada a la del último apache en rendirse. Un grito de guerra, de los paracaidistas americanos, «¡Gerónimooo!», para recordar con romanticismo al alma libre que luchó contra el ejército americano hasta que no le quedó aliento, ni escondite en México. Su descendiente ya no combate con rifles ni hachas, sino más bien con la pluma de escribir y contra un enemigo muy distinto, la tergiversación de la historia, pero ambos tienen en común las raíces mestizas que corren por sus venas. «Cuando los españoles llegaron aquí se mestizaron con los indígenas. Son dos culturas combinándose y creando cosas. Eso para mí es una cosa maravillosa y bonita», proclama.
Borrego, cuya vida se mueve entre Texas y el norte de México, considera que la actual guerra contra la historia española en América va más allá de los antiguos esfuerzos nacionalistas o de los ancestrales mecanismos anglosajones para escurrir el bulto. «Desde los años ochenta ha ido cambiando el pensamiento, que pide ser más inclusivo y tumba estatuas porque tal personaje tenía esclavos o mató a fulano. Pero no van a ganar nada tirándolas. Piensan que si borran estatuas ya no se va a ver la historia que teníamos, pero la realidad es que no se puede volver atrás. La historia justamente sirve para recordar lo que pasó y los problemas que se han de evitar», apostilla con su particular castellano de frontera.
Precisamente como reacción a los recientes ataques al pasado hispánico, son muchos los nativos americanos que se han empezado a hacer ciertas preguntas sobre su pasado: «Cada vez son más los nativos que estamos hartos y cansados de ser víctimas, de estar metidos en ese grupo. La de España también es nuestra herencia».
El mestizaje como arma
El descendiente de Gerónimo no pertenece a ninguna tribu activa, pero se muestra hastiado de que los políticos hablen en nombre de las poblaciones indígenas. Hace solo dos días, Andrés Manuel López Obrador,presidente de México, rompió las relaciones, al menos de palabra, con España invocando un batiburrillo de razones políticas, económicas y, una vez más, identitarias relacionadas con el periodo virreinal y el trato a los indígenas. El político tabasqueño, cuyo abuelo José Obrador nació en Ampuero (Cantabria), declaró este miércoles que «no somos tierra de conquista» y volvió a la carga con su campaña de revisionismo histórico.
El Camino Real de Tierra Adentro.
-¿Qué opina de las declaraciones de López Obrador sobre la historia compartida de España y México?
-Él es el presidente de una nación y yo el de una asociación cultural (ríe). No sé qué decir. Desde luego me cae muy mal que diga esas cosas, y ya van varias veces. Trabajo muy duro para borrar fronteras y esa idea de que somos diferentes. Aquí podemos tener un muro físico, pero a mí eso no me afecta. Somos la misma cultura, la misma historia y la misma herencia. Para unirnos y tener una relación conjunta hay que trabajar y dejar de decir esas cosas. La esposa del presidente es historiadora, o eso me dicen, pero no ayuda nada en la batalla y no sé si responde a piquetes políticos. Yo no sé.
-¿Ayudaría en algo que España pida perdón a los indígenas?
-No van a ganar nada. Aparte, ¿quién va a pedir perdón a quién? Yo todo el tiempo en México digo: «Mira, lo que tienen ustedes que hacer es quedarse con el beneficio que dejaron los españoles». Por donde yo vivo es donde entró toda la mercancía durante 400 años desde el sur al norte. Esa es la historia de la que debemos estar hablando. No de que tú me pidas perdón o yo te pida perdón a ti.
-¿Cómo se convence a quien cree que los españoles fueron los destructores de su mundo?
-No tengo que convencer a nadie. Es historia. Son hechos absolutos. Cuando doy mis conferencias, la gente no me responde ni me replica. Digo cosas de sentido común que la gente puede tocar, creer y ver. Si miras el mundo en el que estamos hoy, las cosas son así. Si digo que los españoles no metieron a los indios en reservas, como muchos piensan, es porque eso lo hicieron los ingleses. Es un hecho.
-¿Qué diferenciaba a la forma de poblar de los españoles de lo que luego hicieron los ingleses?
-Cuando los ingleses llegaron aquí, al sur, se preguntaron: ¿quién les ha dado rifles y caballos a los indios? ¡Pues los españoles! Porque los nativos no es que tuviéramos tratos con los españoles, como luego los tuvimos con los ingleses, es que directamente vivíamos con ellos. Éramos parte de la frontera española. La historia es así y no se puede borrar o tirar estatuas para negarlo. Tampoco se puede someter a juicio esa historia desde ojos actuales.
-¿La clave está en la fusión?
-Mira, la cultura es mestiza y España ya venía con su mestizaje desde Europa. Todos, todos somos parte de esa cultura. No se tiene que elevar a una parte más que a la otra. Los mestizos hispanos somos el grupo más grande del mundo. Pero tenemos que reconocer esa cultura, lo que somos, en Perú, en Argentina, en Venezuela, en Costa Rica, en México o en Filipinas. Pero, cuando nos dicen desde pequeños que los peores de los peores fueron los españoles, pues nadie quiere ser parte de ese grupo.
-¿Y cómo se revierte esta leyenda negra sobre España?
-El problema está en que el sistema educativo en los Estados Unidos crea este pensamiento y cuesta mucho cambiarlo. Yo doy clases en universidades, institutos y colegios contando lo que era el Camino Real y los que hacían los españoles, pero no está en los planes. A nosotros aquí en la frontera nos interesa esta historia, sea buena, mala o regular. Si todos caminamos por el camino de la verdad habrá más paz. Cuando lo he contado en México al final de la charla ha venido gente a darme las gracias. «Ya sé de dónde vienen mis raíces. Gracias», me dicen. Porque la realidad es que nadie quiere ser descendiente de los españoles, porque son los peores.
-¿Entonces hay que tirar las estatuas de los gringos?
-No quiere decir con esto que haya que atacar a los ingleses. No, porque también ellos construyeron muchas cosas y leyes de los Estados Unidos en las que vivimos. Yo digo nomás, es historia, no se puede usar para odiarnos unos a los otros. ¡Aprendan! Aprendan la verdad y todos vivamos en paz. Aceptemos lo bueno y lo malo. Hay que propagar la palabra.
Por César Cervera
24 comentarios
Eso hizo que, más que un intercambio, hubiese un flujo unidireccional de México hacia esas regiones por lo que podríamos decir que los indios de esas zonas pasaron del neolítico a la historia de un plumazo.
Todavía hoy las reservas indias viven fundamentalmente de lo que los españoles llevaron: el regadío, las ovejas, los caballos y los oficios y artesanías. Como es natural uno se puede olvidar de dónde viene el chocolate, lo mismo que se puede olvidar que las ovejas "navajo churro", que se dan como raza autóctona, son las churras castellanas.
Pero si yo, en el colmo de la estupidez, dijera que el café es de aquí "de toda la vida" o que la papaya no vino de ninguna parte, me considerarían una ignorante; pues eso no pasa entre los indios que, por lo visto, no se preguntan nada y los norteamericanos explotan esa ignorancia haciéndoles ver que los españoles fueron solamente a matar indios y fueron tan malos en aquel intento que ni siquiera lo consiguieron. En cambio los ingleses que desembarcaron en las 13 Colonias no fueron a matar indios pero, milagrosamente, todos los indios de la zona desaparecieron: "El último mohicano" mismamente. Pero, gracias a Dios, no ha llegado, ni espero que llegue, la hora del último apache, el último navajo, el último anasazi, el último yaqui....Todas las reservas indias están en territorios que fueron españoles en su momento.
Para los anglos el mestizaje no cuenta o es desagradable, no están por la labor de "La raza cósmica" de la que hablaba José de Vasconcelos, que, además, se crio justo en el territorio donde vive D. Alfonso Borrego.
En 1950 el estado de California quiso hacer un censo de la población india que tenían y se encontró con que la identificación de las tribus era imposible, quitando a los chumash que sí se identificaron como tales, cuando les preguntaba por su origen contestaban: obispeño (Misión de San Luis Obispo), luiseño (Misión de San Luis Rey de Francia), barbareño (Misión de Santa Bárbara), diegueño (Misión de San Diego de Alcalá), etc...
Pero en cada una de las misiones convivían varias tribus de manera que identificarse por la misión de dónde procedían no daba pistas sobre raza o tribu, pero ¿qué otra cosa podían decir si antes de eso vagaban por los campos recogiendo semillas o por las playas cogiendo conchas?
Ya no recordaban lo que fueron porque no había nada que recordar, habían pegado un salto tan grande, que en otros lugares llevaba miles de años, que quedaron totalmente desconectado de su paupérrima vida anterior. Pasar de recolector a granjero y ganadero en 20 años es muy fuerte porque la vida anterior era tan primitiva que ni jefes tenían, ni costumbres dignas de tal nombre, ni nada de nada.
Que no nos roben la Redención. Que no nos roben la posibilidad de pedir perdón, perdonar y ser perdonados...por cosas reales (y una vez, no hace falta estar pidiendo perdón ochocientas veces, sin que nos den nunca la absolución, como dijo un filósofo actual)
Pero no entrar en el juego sucio de quienes intentan demonizar nuestra historia falsamente.
lingüisticos de los misioneros es proverbial, pero resulta que la misma orden, la de los franciscanos, llegó a México-Tenochtitlán hacia 1526 y a San Diego (California) en 1769, es decir 250 años, aproximadamente, más tarde, y se encontraron con dos realidades tan distintas como el agua y el vino. Para los 12 Apóstoles de México el asunto no consistió en enseñar nada pragmático a los indios, o muy poco, porque éstos estaban en condiciones de enseñar a los españoles tanto agricultura intensiva (chinampas) como botánica, tenían oficios y estaban en una fase de civilización avanzada. Así que ¿qué hicieron? Se dedicaron a aprender su lengua, capaz de expresar contenidos abstractos y precisos, y a fundar escuelas y universidades. Es decir el Trivium y el Quadrivium en la escuela de Santa Cruz de Tlatelolco.
En cambio, los que les tocó evangelizar en California dos siglos después, no tuvieron tanta suerte porque se encontraron con tribus dispersas, sin ningún conocimiento valioso, con lenguas primitivas e incapaces de asentarse por encontrarse en una fase que estaba en la prehistoria. Por lo tanto tuvieron que adaptarse y adoptar otra metodología, de ahí los asentamientos alrededor de las misiones, el hecho de que tuvieran que aprender español porque sus lenguas, muy variadas y primitivas, no servían para la predicación y fundar escuelas profesionales desde las de agricultura a la de los oficios más básicos.
Ningún indio de la Meseta del Anahuac se definía por el nombre dado por los misioneros: eran tlaxcaltecas, mexicas, purépechas o cholultecas, mientras que los indios californianos no eran nada antes de la llegada de los religiosos, de ahí que adoptaron como identidad el nombre de la misión.
Los que se encontraron en el sudoeste, en cambio, eran cazadores y esto significa algún tipo de organización, por eso tenían jefes y conservaron sus nombres, relativamente, porque las tribus apaches, quitando a los chiricahuas y los lipman, se llaman jicarillas, mescaleros, coyoteros y montaña blanca.
Pero, claro, como para los anglos todo esto no importa hacemos historia con la ignorancia y la mala fe.
Un saludo
Independientemente de esto, lo de los indígenas que mataron los ingleses y que respetaron los españoles también lo dice Jareid Diamond en sus libros "Colapso" y "Armas, Gérmenes y Acero", y este señor no es indio ni hispano, es estadounidense. Bueno, llega a afirmar que Hernán Cortes tuvo un aliado en los gérmenes para vencer a los aztecas.
isso é lógico e ululante . Voltar no tempo e contar a história de quem perdeu é só para escritores de ficção.
A pesar del mestizaje, que ya supone disminución de razas para formar otras, en los territorios que fueron españoles quedan millones de indios puros.
La jefa del Departamento de Arte Latinoamericano del Museo de Arte de Los Ángeles (LACMA) reflejaba su desconcierto ante este fenómeno en una artículo publicado por el periódico mexicano El Universal;
"Varón, caucásico, de 20 a 25 años y 1,78 de estatura". Cierto día mi madre observó: "¡Cuánta gente del Cáucaso hay en América! ¿Y cómo saben de una mirada dónde han nacido?". Tuve que explicarle que era un eufemismo para no decir blanco porque era demasiado bien intencionada para entender el chiste. Aún así replicó: "no entiendo por qué han elegido esa palabra tan rebuscada, la posibilidad de que un hombre blanco sea caucásico y no mediterráneo o anglosajón es escasa. ¿Por qué no dicen blanco y se dejan de tonterías? Lo único que se puede apreciar en un cadáver son los rasgos físicos y el color de la piel, pero el Cáucaso es un lugar, no una raza".
La mujer sí es 'historiadora' de profesión, pero comparte y refuerza los prejuicios del marido. De hecho se ha rodeado de 'historiadores' (cuentistas) de izquierda, que repiten como loros los lugares comunes de la caricatura llamada 'historia oficial', mejor conocida como la versión masónico-comunista, antihispanista y anticatólica de la historia.
Solía ser, pero ahora el globalismo intenta desarraigar a las personas de su cultura y tradiciones, mezclando y haciendo 'tabula rasa' de raza, cultura, religión, tradiciones, nacionalidad e incluso de la verdad objetiva y el sentido común, implantando su ideología e intentando reducir a la humanidad a una especie de ganado de raza homogénea manipulable por medio de estímulos alimenticios y choques eléctricos.
"Las palabras de Lopez Obrador son una declaración de resentimiento para no decir odio, cree que es novedad desde hace mas de cien años escuchamos historias sobre el horror español olvidando que somos españoles americanos."
López Obrador es un maniático y megalómano, mentiroso y calumniador empedernido, que se vale de su poder para pisotear a sus 'enemigos' (todo aquel que le critique o complique la vida o sus planes). Que asimiló de manera pasiva y acrítica la 'historia oficial' masónica y anticatólica ('liberal') que aprendió en la escuela primaria, es un ignorante orgulloso de sí, que alimenta sus propios prejuicios y se resiste a reconocer los hechos si estos contradicen su obtusa voluntad.
Saludos cordiales.
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