El verdadero San Francisco de Asís
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La cita está tomada del libro en italiano, "San Francesco antimoderno", de Guido Vignelli, disponible aquí: https://www.amazon.com/-/es/dp/8864090282). A su vez, reseñado en este artículo de Jorge Soley, aquí: https://www.infocatolica.com/blog/archipielago.php/1901311020-desvelando-al-verdadero-san-f
Cita completa: "Altrettanto pretestuoso voler giustificare l’obiezione di coscienza al servizio militare appellandosi al divieto di portare armi stabilito nel 1228 per il Terz’Ordine secolare francescano. In realtà, il precetto in questione suona così: «I fratelli non portino con sé armi offensive, se non per difendere la Romana Chiesa, la fede cristiana o anche la propria patria, o col permesso dei loro ministri»46 (cfr. S. Francesco d’Assisi, Prima Regola del Terz’Ordine Secolare, VI, 4).
Vignelli, Guido. San Francesco antimoderno (Biblioteca Rosmini Vol. 13) (Italian Edition) . Fede & Cultura. Edición de Kindle.
Hay una anécdota, que no sé si es cierta, que narra que cuando San Francisco fue a ver al Papa para que aceptara la orden que pensaba fundar hubo cardenales y obispos que desaconsejaron tal cosa por los antecedentes, bastante recientes entonces, de aquellos que habían basado también en la pobreza una agresividad contra los ricos. Digamos que no se fiaban. Pero el Papa viéndole dijo: "Este fraile es humilde y no conozco a ningún hereje que lo sea". Digamos que descartó que la pobreza en el caso de San Francisco tuviera ningún componente revolucionario.
Realmente ni los comunistas, ni los veganos, ni los ecologistas pueden basar sus ideas en San Francisco sin falsear la realidad.
No aconsejo a nadie que vaya a Portugal y se le ocurra decir San Antonio de Padua porque los portugueses se lo toman a mal, es discutible si uno es de dónde nace o de dónde muere.
no; pero no me gustó el tenor de los comentarios y no tenía tiempo para andar moderando
Se dedicó al ejercicio de la hospitalidad.
Al final unos bandidos acabaron con su vida.
1. Ortodoxo con cada detalle de la Liturgia. En 1921 el Papa Benedicto XV advirtió: «Ese personaje de Asís, invención puramente modernista, que algunos nos presentan recientemente como poco respetuoso con la Sede apostólica y como defensor de un ascetismo vago y vacío, no puede ser identificado con Francisco ni considerado como un santo».
2. Anti-teología del pueblo y de la liberación: anti-marxista. Humanistas, protestantes, libertinos e ilustrados se burlaban de San Francisco, denigrándole como idiota, masoquista, alucinado, asocial, zumbado.
3. Antimoderno: no-buenista, no-pacifista, no-ecumenista.filomusulmán(otra religión falsa), no-ecologista, no-vegetariano y no-revolucionario.
* No-buenista: no predicaba un Dios abuelo donde todo el mundo se salva y el infierno está vacío. Al contrario, predica el Evangelio del Señor. En la Segunda carta a los fieles escribe: «Los que aman las tinieblas más que la luz, negándose a observar los Mandamientos de Dios, son maldecidos por Él […]. En cualquier lugar, tiempo y manera en que el hombre muere en pecado mortal, el diablo […] le arranca el alma del cuerpo, causándole tal angustia y tribulación que nadie puede entenderlo si no lo ha sufrido […]. Así, el pecador pierde su alma y su cuerpo en su breve vida y termina en el infierno donde es atormentado eternamente». El apostolado de San Francisco de Asís entra en coche frontal con el contrario a Cristo, condena al impenitente, impone y prohíbe a los que llamándose hermanos actúan como los del mundo. Francisco solía estimular el santo temor de Dios amenazando con el castigo del infierno. El predicado de Francisco era suave y duro según contexto. Al adúltero le mostraba su culpa. Al ladrón su culpa. Etcétera; porque tenía el celo por el alma del prójimo. Tal era ese celo que solía entregar a los frailes ingobernables en manos del boxeador florentino. Fray Giovanni era conocido por su capacidad para dar un buen puñetazo y parece ser que el remedio era bastante eficaz. La caridad en Cristo de Francisco era excelsa.
* No-pacifista: De guerrero de armas mundanas por cosas mundanas a guerrero de Dios con el Evangelio y las armas mundanas en defensa de Dios y de Su Iglesia. La Paz del predicado de Francisco no tiene nada que ver con el predicado pacifista del espíritu del mundo. La Paz del predicado de Francisco es cuando se da la metanoia de la criatura al Creador. La paz franciscana no es la paz que el hombre encuentra en sí mismo, sino la paz que el hombre encuentra en Dios cuando se convierte y vive en la humildad de un abandono perfecto, y se confía solo a Dios. La propia conversión de Francisco fue de su espiritualidad de misión guerrera mundana a su nueva misión religiosa de conquista. La conversión de Francisco transfiere y adapta la batalla de lo natural a lo sobrenatural. Así, como un “soldado de Cristo” y un “heraldo del gran Rey" se presentaba. Al contemplar a su Orden reunida en el primer Capítulo general, el Santo la describió en términos militares como “el ejército de los caballeros de Dios” y solía llamar a sus primeros compañeros “mis caballeros de la mesa redonda". Y en su Primera Regla escribe que “los hermanos no lleven armas ofensivas, si no para defender a la Iglesia Romana, a la fe cristiana o a su tierra natal, o con el permiso de sus ministros“. San Francisco justificaba la legítima defensa con el empleo de las armas mundanas. San Francisco no estuvo en contra de las Cruzadas, pues mostró un sincero entusiasmo y admiración por aquella empresa; pues quiso participar personalmente en la Quinta Cruzada, proclamada en 1213 por el Papa Inocencio III, para poder predicar a los musulmanes y ayudar a los cruzados ante los peligros físicos y especialmente espirituales a los que se enfrentaban. Fray Illuminato de Rieti acompañó a San Francisco y describe como un milagro el salir vivos cuando ante el Sultán le dijo Francisco: “Cuando invaden las tierras que has usurpado, los cristianos actúan con justicia, porque blasfemas del Nombre de Cristo y te esfuerzas por alejar de la verdadera Religión a tantas personas como puedes. Si, por el contrario, quisieras conocer, confesar y adorar al Creador y Redentor del mundo, los cristianos te amarían como a ellos mismos”.
* No-ecumenista.filomusulmán: San Francisco no fue ecumenista si ese ecumenismo se entendía como un sincretismo relativista de todas las religiones. Su combate contra la herejía cátara, negaba la bondad de la creción material; la prohibición de aceptar a personas sopechosas de herejía en su Orden regular como en la Tercera Orden: «Si alguien, de palabra o con hechos, se aleja de la fe y de la vida católica, y si no se enmienda, sea expulsado totalmente de nuestra fraternidad», se recoge en la Primera Regla. Y en su Testamento exige que los frailes sospechosos de herejía o cisma sean encarcelados y entregados al cardenal protector de la Orden para ser investigados; en la Quinta Cruzada su objetivo era el de “predicar la Fe de Cristo a los Sarracenos para favorecer su conversión“. Y en su Regla recoge la obligación de “Anunciad la palabra de Dios, para que [los incrédulos] puedan creer en Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, creador de todas las cosas, y en su Hijo Redentor y Salvador, a fin de que sean bautizados y convertidos en cristianos, porque quien no nazca de nuevo por el agua y el Espíritu Santo no podrá entrar en el Reino de Dios”. Al enviar a los primeros frailes franciscanos a Marruecos, San Francisco les dio este mandato: “Jesucristo me ha ordenado que os envíe al país de los sarracenos, como ovejas en medio de lobos, para predicar y confesar su fe y combatir la ley de Mahoma. ¡Disponeos pues a cumplir la voluntad del Señor!“. Los frailes llevaron a cabo de forma heróica, radical y admirable las órdenes de su Fundador. Predicaron la fe de Cristo y las enseñanzas de Su Evangelio. Además, les decían a los musulmanes que sólo existe un único y verdadero Dios: “Mahoma os guía por un camino falso y mentiroso que os llevará al infierno, donde ahora sufre ya tormento junto con sus seguidores”. Cinco de aquellos hermanos fueron torturados y decapitados por el califa de Marrakech en enero de 1220 y exaltados por San Francisco como los primeros verdaderos frailes menores, algo confirmado por la Iglesia cuando los beatificó como mártires.
* No-ecologista: Francisco amaba a la Creación por venir de Dios. Así, en su Regla, escribe: «No debemos desear nada más, ni querer nada más, ni en nada más encontrar placer y deleite, si no en nuestro Creador, Redentor y Salvador, el único Dios verdadero, que es el sumo bien, y todo bien, y el único que es bueno». Pío XI escribió en Rite expiatis: «El que fue heraldo de tan gran Rey, quiere a los hombres conformes con la vida evangélica y con el amor a la Cruz, y no sólo amantes y enamorados de las flores, las aves, los corderos, los peces, y las liebres. Y si él mismo pareció dejarse llevar por el más tierno amor hacia las creaturas, y «por más pequeñas que fueran» las llamaba «con el nombre de hermano y hermana» -amor que, por lo demás, si no se sale del debido orden no está prohibido por ninguna ley-, era movido a amarlas tan sólo por el amor de Dios, porque «sabía que todas ellas tenían con él un mismo principio», y porque veía en ellas la bondad de Dios.» Tal era el amor a la naturaleza de Francisco que B. Tomasso de Celano escribiera: «alabar en todo al Artífice divino, refiriendo al Creador todo aquello que admiraba en las criaturas […]. En la belleza de la Creación veía un reflejo de la suma Belleza celestial». Y en su Cántico de las criaturas no encontramos ni rastro de veneración idolátrica a la “madre naturaleza", sino que Francisco reafirma la bondad intrínseca de las realidades terrenales en tanto obras de Dios; “teofanías” que manifiestan la bondad divina y permiten al hombre contemplar, en la belleza creada, la Belleza increada.
* No-vegetariano: en la vida de San Francisco se testimonian numerosos espisodios en los que exclamaba con alegría: “¡Como dice el Evangelio, comamos libremente la comida que recibimos!“. Como cuando invitó a sus discípulos a que comieran la carne que habían recibido como limosna. El Santo gustaba de celebrar las Navidades con un almuerzo a base de carne y decía: «Cuando es Navidad, ¡no hay abstinencia que valga! Y si las paredes pudieran comer carne, ¡habría que dársela también a ellas!»
* No-revolucionario: la misión de Francisco es la de restaurar, no revolucionar, a la Iglesia. Éste es el encargo del mismo Señor Jesucristo: “restaura mi casa”. Francisco nunca animó a los pobres a rebelarse (teología de la liberación). A diferencia de los pauperistas, no estaba obsesionado con el problema de la pobreza económica, sino con el de la pobreza espiritual, tanto que a menudo repetía que hay que preocuparse no por las condiciones terrenas (coronavirus antes que la salvación eterna), sino por el destino en el otro mundo: “Hay que desear no tanto la salvación del cuerpo como la de las almas“. Francisco no predicó marxismo, ni ningún tipo de lucha de clases, ni dialéctica de materialismo histórico, sino que siempre trató de promover la concordia y armonía entre señores y súbditos. En su Asís natal se recuerda aún al Santo con gratitud también porque reconcilió las clases superiores e inferiores de la ciudad en el acto que tuvo lugar en noviembre de 1210 en el gran salón del Ayuntamiento. En cuanto a un presunto compromiso político de San Francisco, hay que recordar que prohibió a sus frailes cualquier injerencia en asuntos estrictamente sociales o económicos: “¡Que los frailes no se inmiscuyan en cuestiones temporales!“. Éste era el carácter anti-revolucionario de Francisco: “No es lícito tomar las cosas de otros o distribuir a los necesitados la propiedad de otros“. (a lo Robin Hood o del Estado).
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